Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 48: Hanass Vincent

En el Club de Adivinación situado en el segundo piso del 13 de la Calle Howes, Distrito norte de la ciudad de Tingen.

Klein vio a la hermosa dama que atendía a los visitantes una vez más.

Todavía lucía largo cabello castaño amarillento enrollado, haciéndola ver madura y elegante. Era difícil saber su edad.

“Hola, el Sr. Glacis no está aquí hoy. ¿Le gustaría cambiar de adivino hoy?” dijo la bella dama con una sonrisa.

Al escuchar eso, Klein, que acababa de quitarse el sombrero de seda para saludar, se sorprendió.

“¿Aún me recuerda?”

Hace ya cinco días que vine…

La mujer frunció los labios con una sonrisa.

“Usted es el primer cliente que buscó los servicios del Sr. Glacis. También es el único cliente que ha tenido hasta el día de hoy. Es difícil para mí no tener una profunda impresión de usted.”

¿Acaso pensaba que era la imagen viva de que ‘lo barato sale caro’? Klein se burló de sí mismo mientras respondía con una pregunta

“¿Cuándo fue la última vez que el Sr. Glacis vino al club?”

La dama lo miró y respondió aparentemente recordando: “Para ser honesta, no podemos entender cuándo se irán o vendrán nuestros miembros. Tienen completa libertad y asuntos personales que atender. Bueno, creo que el Sr. Glacis no ha venido al club desde que dijo su fortuna ese día.”

Le deseo la mejor de las suertes. Que la Diosa lo bendiga…  Klein oró por la salud del Sr Glacis. En cambio, preguntó con una sonrisa: “Esta vez no estoy aquí por los servicios de adivinación. Planeo unirme al club”.

“¿En verdad? Será un placer”. La señorita expresó una oportuna mirada de sorpresa y deleite. “Para el primer año como miembro, la cuota de membresía es de cinco libras. Será una libra al año a partir de entonces. ¿Creo que no hay necesidad de que describa los detalles de nuevo?”

Klein sacó uno de los billetes de cinco libras que recibió recientemente, mientras se lamentaba al ver alejarse el retrato de Enrique Augusto I.

Después de verificar seriamente la marca de agua anti falsificación, la mujer guardó el billete con seriedad y le entregó un formulario a Klein.

“Por favor, diligencie su información detallada aquí. Voy a preparar la factura”.

¿Hay un recibo? Debería facturarlo a la compañía de seguridad blackthorn…  Klein se divirtió con sus propios pensamientos mientras tomaba una pluma estilográfica del escritorio. Con la tinta azul negruzca, completó su nombre, edad, dirección e información de la empresa.

Sin embargo, había dejado deliberadamente en blanco su fecha de nacimiento. Para Vidente, esta información podría proporcionar datos sobre su cuerpo y sobre su vida.

Luego de recibir la factura y terminar su registro como socio, la señorita extendió su mano derecha.

“Felicitaciones por unirse al Club de Adivinación de  Ciudad Tingen. Soy Angélica Barrehart, su servidora. Estos son sus gemelos de miembro. Hay inscripciones en ellos que lo identificarán como miembro del club”.

“Un placer, señorita Angélica”. Klein le estrechó la mano y tomó los gemelos de oro oscuro.

Se dio cuenta de que la inscripción especial estaba escrita con la raíz de la palabra ‘Adivino’ en Hermes.

Angélica retrajo su mano izquierda y pensó por unos segundos. Luego preguntó

“¿Puedo preguntar con qué artes de adivinación está más familiarizado? ¿O preferiría aprender algunos métodos de adivinación del club? Consideraremos invitar a adivinos famosos del dominio correspondiente para dar clases. También le presentaremos miembros con experiencia similar para que pueda pasar un buen rato interactuando con ellos”.

“Sé un poco de cada arte de adivinación. No hay necesidad de darme ninguna consideración especial.” Klein respondió con algunos adornos. Además, preguntó: “¿Puedo comenzar a adivinar para los demás? No soy un novato total”.

Estaba aquí para actuar como vidente y no para aprender los métodos de adivinación que la gente común podía aprender.

Angélica mantuvo una sonrisa cortés cuando dijo: “Puede saber la suerte de las personas en cualquier momento en el club. Sin embargo, antes de que confirmemos sus habilidades, no lo promocionaremos cuando nuestros clientes soliciten un adivino. ¿Cuánto piensa cobrar por su adivinación?”

“Dos peniques”. Klein decidió ganar ventaja con el precio mientras aún era desconocido.

“Seguiremos el estándar de tomar un octavo, por lo que tomaremos un cuarto de penique por los honorarios…” Angélica repitió las diversas reglas primero antes de escribir la información de Klein en el álbum de adivinos entre el cual los clientes podían elegir.

Después de hacer todo esto, señaló la sala de reuniones en el otro extremo del pasillo con una sonrisa.

“El Señor Hanass Vincent está explicando actualmente la adivinación con astrolabios. Puede encontrar un lugar tranquilo para escuchar. También puede plantear sus preguntas si tiene alguna duda”.

“Está bien.” Klein caminó hacia la sala de reuniones con su interés despertado. Quería saber las diferencias entre lo que decían Hanass Vincent y el viejo Neil.

En ese momento, Angélica lo persiguió y susurró: “Sr. Moretti, ¿quiere café o té? Proporcionamos té negro Sibe, café Southville y café Desi”.

Klein, que había estado leyendo los periódicos con regularidad, sabía que estos cafés y té negro se consideraban como una de las variedades inferiores, pero también sabía que definitivamente eran de mejor calidad que los que tenía en casa. Después de pensarlo un poco, dijo: “Una taza de café de Southville. Tres cucharaditas de azúcar y leche por favor.”

Southville del Reino Loen era famoso por su cerveza y vino tinto; muchas figuras importantes les tenían cariño. Sin embargo, su café era relativamente desconocido.

“Está bien, se lo enviaré en un momento”. Angélica señaló hacia la sala de reuniones.

Klein caminó lentamente hacia la puerta medio cerrada y escuchó una voz con un fuerte acento awwa que explicaba: “La adivinación con astrolabio es una de las más complejas entre las artes de la adivinación…”

Pero eso es solo para la gente común… Dijo Klein en silencio. Vio unas cinco mesas colocadas en círculo dentro de la sala de reuniones. Rodeaba a un hombre de mediana edad con una túnica clásica negra, Hanass Vincent.

El caballero tenía ojeras evidentes. Su cabello castaño era espeso y duro. Cada hebra se mantenía firme como las púas de un puercoespín.

Aparte de eso, no había nada único en él.

Al ver entrar a Klein, Hanass Vincent asintió suavemente sin detener su clase. Solo ralentizó su discurso.

Klein tenía una mano en el bolsillo mientras que la otra sostenía su bastón. Encontró un asiento a los lados y se sentó, recostándose cómodamente en el proceso. Examinó el círculo de seis miembros. Eran cuatro hombres y dos mujeres.

Algunos de ellos tomaban notas atentamente, susurraban o devolvían a Klein una sonrisa triste.

Después de dejar su bastón, Klein ajustó su sombrero de copa a la mitad y golpeó su entrecejo dos veces en el proceso.

Miró a Hanass y vio los diferentes colores, el brillo y el grosor de su aura.

“Rojo oscuro. Está un poco preocupado… En realidad, todas las demás partes de su cuerpo están sanas excepto esa parte. Me pregunto qué pasa…” Klein escuchó a la clase mientras murmuraba para sí mismo.

En ese momento, se tapó la boca con su mano derecha para evitar que sonara su risa. De repente se sintió como si fuera un charlatán.

Estaba bastante satisfecho con su habilidad Visión Espiritual. Aunque solo podía hacer un juicio general y no indagar en detalles, era suficiente para obtener mucha información útil.

Después de inspeccionar su entorno, se golpeó el entrecejo dos veces como si estuviera reflexionando sobre lo que acababa de decir Hanass.

La adivinación del astrolabio era uno de los métodos de adivinación de la astromancia. Sin embargo, la gente común también podría intentar interpretar las cosas. Por ejemplo, el horóscopo de nacimiento más básico consistía en determinar el destino del investigador determinando las posiciones del sol, la luna, las estrellas azules y rojas en su nacimiento, las manchas correspondientes en el cielo, haciendo coincidir los símbolos representativos con el astrolabio y las correspondientes situaciones de las diferentes constelaciones.

Esto requería que el adivino pudiera calcular los estados de los planetas y las constelaciones, lo cual era bastante complicado. Por supuesto, hubo publicaciones que ayudaron a las personas a buscar los valores. Algunos incluso lo simplificaron haciendo una lectura vaga con solo las constelaciones.

Klein escuchó en silencio sin interrumpir ni hacer preguntas. De vez en cuando, acariciaba el topacio que colgaba de su manga o tomaba un sorbo del café de Southville que Angélica había traído.

Después de un tiempo, Hanass se frotó la frente y dijo: “Quizás deban intentar crear su propio astrolabio. Preguntenme si tienen alguna pregunta. Estaré en la habitación Piedra de luna.”

Después de que se fue, un joven con una camisa blanca y un chaleco negro se levantó con una sonrisa y caminó hacia el lado de Klein.

“Encantado de conocerlo. Soy Edward Steve.”

“Un placer. Soy Klein Moretti.” Klein se levantó y le devolvió el saludo formal.

“Los astrolabios son demasiado complicados. Cada vez que escucho sobre eso, no puedo evitar quedarme dormido”, dijo Edward con autodesprecio.

Klein sonrió y dijo: “Eso es porque el Sr. Vincent no puede evitar pasarnos el conocimiento que capta. Es como darnos un festín de Intis. Es simplemente indigerible”.

“Sería capaz de terminar el festín de Intis. Por lo general, usan un plato enorme para servir pequeños trozos de comida”. Edward rió y se sentó. Preguntó con curiosidad: “¿Es usted nuevo? No lo he visto en los dos años que llevo aquí.”

“Acabo de unirme al club hoy”, respondió Klein con franqueza.

“¿En qué es bueno? Soy mejor en el tarot y la adivinación del póquer”, preguntó Edward casualmente.

“Sé un poco de todo, pero solo un poco”. Klein dio la descripción que solía darse a sí mismo.

No estaba siendo modesto ya que había demasiado conocimiento misterioso que no había captado en el dominio de la adivinación.

Justo cuando los otros miembros estaban pensando en hablar sobre la adivinación del horóscopo, Angélica entró en la sala de reuniones.

“Señor Steve, alguien quiere que le diga su suerte.”

“Está bien.” Edward se puso de pie con una sonrisa.

“Puedo decir que es un excelente adivino”, dijo Klein mientras lo miraba.

“No, es porque mi precio es el más adecuado”, dijo Edward con una risa suave. “Cuando la gente común viene a que les digan su fortuna, no elegirán en absoluto las más caras. Y a menos que les patearan la cabeza, definitivamente no elegirían a los más baratos. Es más fácil ganar oportunidades estando en el medio”.

Soy uno de esos a los que les patearon la cabeza…  Cuando vio a Edward irse, Klein sacudió la cabeza con una sonrisa irónica.

Parece que el precio que puse es problemático…

Se puso de pie, recogió su bastón y salió de la sala de reuniones. Encontró a Angélica de nuevo.

“Deseo cambiar los precios de mi adivinación. Uh, ponlo en ocho peniques.”

Angélica lo miró seriamente y dijo: “Cumpliremos su solicitud, pero también le diremos a los clientes que recientemente se unió al club”.

“No hay problema.” A Klein no le importó mientras asentía.

A veces, el misterio también era un elemento importante para que un vidente atrajera clientes.

Después de cambiar sus datos, Klein regresó a la sala de reuniones.

En ese momento, vio a Hanass Vincent salir de la habitación Piedra de Luna. Sostenía un espejo revestido de plata.

Este conocido adivino les dijo a los cinco miembros en la sala de reuniones: “Recientemente aprendí un nuevo arte de adivinación. La Adivinación con espejo mágico. ¿Alguien quiere aprender?”

¿Adivinación con espejo mágico? Eso no es seguro…  Klein se detuvo fuera de la sala de reuniones y frunció el ceño.