Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 19

Capitulo 5: Desempeño Del Grupo II: Sus Caminos Divergentes

 

 

A veces me preguntaba, ¿qué era exactamente Asuta Tsurumi para mí?

Por lo menos, Asuta era definitivamente un amigo de la infancia con el que estaba atrapado en este momento. Con lo cual no me refiero a nada más que a que habíamos estado unidos desde que éramos jóvenes.


Para ampliar un poco eso, aparentemente es muy común llevarse bien a una edad temprana, pero luego volverse distante a medida que envejece. Sin embargo, Asuta y yo éramos tan cercanos ahora como lo habíamos sido cuando éramos niños.

Entonces, ¿cuál era exactamente nuestra relación? A veces, cuando conversábamos casualmente como solíamos hacer, no podía evitar reflexionar sobre esa pregunta. ¿Qué fue para mí Asuta Tsurumi, Reina Ubukata?

***

 

 

Había sido amigo de Asuta desde que éramos jóvenes. De hecho, éramos tan jóvenes que ni siquiera puedo recordar claramente nuestro primer encuentro. Sin embargo, supuestamente nos hicimos cercanos cuando ambos teníamos tres años.

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Aunque no tenía ningún recuerdo de ello, lo había aprendido de las personas que nos rodeaban. Entre los tres y los seis años, la familia Tsurumi me cuidaba parte del día. Así fue como funcionaron las cosas. Todos los preescolares de la zona estaban llenos, así que esa no era una opción. Mi madre también había sido reincorporada a su antiguo trabajo, por lo que un preescolar ordinario no habría sido suficiente de todos modos.

Siendo ese el caso, parecía que la única opción sería encontrar una guardería un poco más lejos e inscribirme allí, pero cuando la madre de Asuta escuchó a mi madre quejarse al respecto, se ofreció a acogerme a mí.

Aparentemente, los dos se habían conocido en la sala de maternidad del hospital. Mi madre era muy decisiva, con una personalidad que era casi masculina, mientras que la madre de Asuta era increíblemente amable, y tal vez encajaron tan extrañamente bien porque eran polos opuestos.

En cualquier caso, una vez que acordaron ese plan un tanto inusual, su amistad se había profundizado aún más. En años posteriores, mis amigos en la escuela siempre se sorprendían por lo irracional que había sido mi madre, pero personalmente, no tuve problemas con todo el asunto, ya que significaba que tenía una amistad increíblemente profunda con la familia Tsurumi.

Por otro lado, tenías la casa de Asuta. Estaba conectado con el restaurante que dirigían, un lugar llamado Restaurante Tsurumi, y parecía que, para empezar, no tenían intención de ponerlo en preescolar, por lo que su infancia también fue un poco fuera de lo común. Pero el preescolar más cercano todavía estaba a una buena distancia y era difícil llegar a él, además su madre quería pasar el mayor tiempo posible con su hijo, así que eso fue todo.

Aparentemente, la madre de Asuta había dicho que no había mucha diferencia en el manejo de uno o dos niños, pero más adelante mi madre comentaría: “No hay forma de que eso sea cierto. Usted y Asuta-chan podrían haber sido niños tranquilos y fáciles de manejar, pero duplicar la cantidad de niños que están cuidando haría las cosas absolutamente más difíciles. Era tan fuerte y amable que hacía que pareciera nada”.

En cualquier caso, terminé pasando la mayor parte de mi primera infancia con Asuta. Estuvimos solo Asuta, yo y su madre en la sala de estar de Tsurumi durante más de la mitad de la mayoría de los días. Esos fueron todos recuerdos felices para mí. Asuta tenía un rostro adorable como el de una niña, y su complexión no era tan diferente a la mía, por lo que siempre se sintió perfectamente natural jugar con él.

Mi recuerdo más claro son los juguetes de peluche de cierta serie de televisión protagonizada por un personaje con un anpan por cabeza. Tal vez debido a su negocio familiar, la casa Tsurumi estaba llena de mercadería para el personaje de comida. Aunque normalmente tendría sentido centrarse en las partes heroicas de los libros ilustrados y el anime originales, Asuta y yo siempre usamos esos peluches para dirigir un restaurante ficticio.

“¡Aquí está tu filete de hamburguesa!”

“¡Gracias! ¡Es súper rico!”

Los personajes con temas de katsudon, onigiri y bufé comerían felizmente filetes de hamburguesa y omurice. Mirando hacia atrás ahora, en realidad fue bastante surrealista. Pero de todos modos, Asuta y yo la pasaríamos bien haciendo esos pequeños espectáculos, y la madre de Asuta siempre nos cuidaba con una sonrisa.

“¡Esto es desagradable! ¡No es comestible! ¡Póngame con su jefe!” De vez en cuando, el padre de Asuta irrumpía cuando estaba de descanso y añadía algo de caos a ese pequeño mundo. Esas fueron las únicas veces que se desarrollaría una batalla heroica entre el bien y el mal, con los dos trabajando juntos para vencer al villano.

Aparte de eso, podía recordar haber ayudado a atrapar los insectos que colgaban alrededor del pequeño jardín de la cocina que tenía la madre de Asuta, a veces haciendo viajes al parque e yendo a la piscina durante el verano.

Cuando salíamos, la gente nos confundía mucho con gemelos, probablemente porque teníamos construcciones muy similares. No podía recordar cómo respondió la madre de Asuta a las preguntas sobre eso, pero en realidad nunca tomamos nota de ellas.

Esos tres años felices pasaron como un relámpago y los dos comenzamos a asistir a la escuela primaria local.

Puedo recordar sentirme perdido al principio, frente a este nuevo entorno con tantos otros niños, pero me adapté fácilmente en unos meses. Hice muchos amigos con los que me llevaba bien y comencé a pasarla bien en la escuela. Asuta y yo estábamos en clases separadas, pero él también parecía estar bien.

Aun así, no terminé alejándome de Asuta. Nuestras casas estaban en el mismo vecindario, así que íbamos y volvíamos juntos de la escuela, y yo jugaba con él más que nadie después de la escuela y en los días libres. Como habíamos pasado más de la mitad de cada día juntos hasta ese momento, él era con quien siempre quise divertirme.

Pero una vez que comenzamos la escuela primaria, Asuta comenzó a ayudar con la tienda porque la salud de su madre estaba fallando.

Era una especie de enfermedad con un nombre difícil, y pasaba mucho tiempo en el hospital o durmiendo en la casa. Al restaurante Tsurumi le estaba yendo muy bien, por lo que pudieron contratar trabajadores a tiempo parcial para ayudar todo el día, pero aun así quedaron cortos, lo que significaba que Asuta tuvo que ayudar.

Naturalmente, solo hacía cosas simples como limpiar platos y lavar platos, pero eso todavía era bastante trabajo. Los domingos, por ejemplo, solo podía jugar unas pocas horas al mediodía y por la noche. Aun así, cada vez que lo visitaba, Asuta se veía muy feliz. Y en los días en que a su madre le estaba yendo mejor, todos nos divertíamos juntos de forma agradable y relajada.

Sin embargo, eso solo duró alrededor de un año. A principios del verano de nuestro segundo año de escuela primaria, justo antes del octavo cumpleaños de Asuta, su madre falleció. Asuta lloró durante todo el funeral. Mi mamá y yo también lo hicimos.

Me sentí terrible por Asuta. Casi nunca lo había visto llorar, así que era difícil verlo gemir así. Su padre también. Sin embargo, no pude ver las lágrimas del hombre porque estuvo colgando la cabeza todo el tiempo. Solo el pensamiento de que ellos dos nunca más podrían hablar con la madre de Asuta… Cada vez que pensaba en ese día, era difícil recordar lo triste que estaba yo también.

Asuta casi nunca sonrió durante casi un año después de eso. E incluso en las raras ocasiones en que lo hizo, nunca fue tan brillante o despreocupado como antes. Pero en el verano de nuestro tercer año en la escuela primaria, nuestras familias fueron juntas a la playa y finalmente parecía estar divirtiéndose por primera vez en mucho tiempo. Realmente se había recuperado en el transcurso del año anterior. Puedo recordar incluso ahora que estaba tan abrumado de alegría cuando vi su brillante sonrisa nuevamente que comencé a llorar y luego salté al océano en un estado de nerviosismo.

Nuestros días pacíficos continuaron y, como era de esperar, ambos terminamos en la escuela secundaria local.

Fue entonces cuando nos golpeó el vergonzoso período conocido como pubertad y, naturalmente, se volvió difícil mantener el tipo de relación que habíamos tenido hasta ese momento. Incluso si no nos importara, las personas que nos rodeaban no eran tan casuales al respecto.

“Oye, caminaste a casa con Tsurumi-kun de la siguiente clase antes, ¿no? ¿Están saliendo ustedes dos?” Me preguntaron.

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“No, Asuta-chan es un amigo de la infancia”.

“¿Eh? Sin embargo, cuando solo son amigos de la infancia, no van a casa juntos en la escuela secundaria”.

Así fue.

Sin embargo, no lo llamé solo un amigo de la infancia, siempre pensé para mí.

Pero entonces, ¿cuál era exactamente mi relación con Asuta? ¿Amigos del sexo opuesto? De alguna manera, eso simplemente no se sentía bien. El sentimiento más cercano eran los hermanos que tenían la misma edad, pero no estábamos relacionados, así que eso tampoco encajaba. Independientemente, Asuta era tan importante para mí como mi familia real. Pero no encontraba las palabras adecuadas para expresarlo.

Y así, la distancia entre nosotros creció un poco.

Sin embargo, eso fue solo en la escuela. Mantuvimos nuestras conversaciones allí al mínimo, y viajamos de y hacia por separado. Y dado que llamarnos solo por nuestro nombre de pila parecía estar prohibido, empezamos a evitarlo conscientemente. Pero todo fue solo por las circunstancias inevitables a las que nos vimos obligados, y nada realmente cambió entre nosotros dos. La prueba era que ambos seguíamos actuando igual que siempre entre nosotros fuera de la escuela.

También comencé a ayudar en el restaurante Tsurumi en esa época, tal vez porque significaba que podíamos pasar un poco más de tiempo juntos. Asuta había despertado a la alegría de cocinar a la edad de diez años, por lo que ahora quería ayudar en la tienda, independientemente de los problemas de falta de personal. Siempre echaba una mano el sábado o el domingo y pasaba la mayor parte del día con Asuta. El padre de Asuta me aceptó sin problemas, como siempre.

Durante el verano, nuestras familias siempre iban juntas a la playa cada año.

Mi relación con Asuta continuó, como siempre, con la adición de un sentimiento compartido entre los dos de que la escuela secundaria fue un poco dolorosa.

Ocasionalmente, contraatacaba en secreto contra el mundo en general. Al final de nuestro primer invierno en la escuela secundaria, cuando llegó San Valentín, hice planes para darle hotcakes. No como cualquier tipo de gesto romántico. Solo quería dárselos, así que eso era lo que iba a hacer. Con mi mente tomada, me lancé temerariamente a la cocina de mi casa prácticamente por primera vez.

Sin embargo, no salieron bien. Confundido, le pregunté a mi madre y ella me respondió: “No te equivocaste con las cantidades, ¿verdad?”

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“Por supuesto que no. Los hice tal como decían las instrucciones”.

“En ese caso, simplemente no tienes sentido para eso”, dijo mi madre muy claramente. Y luego, acercó su rostro al mío con una mirada intensa en sus ojos. “Déjame decirte que naciste como mi hijo, así que hay algo que debes aceptar. Yo, mi madre, la madre de mi madre, todos éramos desastrosamente malos cocinando”.

“¡¿Qué, toda nuestra línea de sangre está maldita?!”

“Por eso me concentré en mi trabajo. Afortunadamente, conocí a alguien que puede cocinar. Tu padre… Bueno, como dicen, cuando una puerta se cierra, otra se abre, así que es importante saber cuándo rendirse”.

¡Como si me fuera a rendir! Pensé para mis adentros mientras me ponía una bufanda y salía de la casa.

En este punto, no tuve más remedio que pedir prestada la ayuda de Asuta. Empaqué todos los ingredientes que había comprado para este proyecto en una bolsa y luego me apresuré a ir a la casa de Tsurumi muy animada.

“¿Eh? ¿Qué es? No tienes programado ayudar hoy, ¿verdad?”

El restaurante Tsurumi acababa de terminar su turno de almuerzo. El día de San Valentín había caído en domingo ese año, por lo que pensé que tenía tiempo para poner en marcha todo este gran plan de hacer hotcakes.

“Bueno, tengo problemas para cocinar bien los hotcakes. ¿Podrías echar un vistazo y ver dónde me estoy equivocando?”

“¿Hotcakes? ¡¿En serio estás haciendo hotcakes?!” “¿Es así como realmente quieres responder?”

“Quiero decir, siempre insistes en que tu especialidad es comer la comida, ¿verdad?”

“Eso es porque entre tú y tu papá, nunca tengo la oportunidad de brillar”, repliqué, hinchando mis mejillas.

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“Está bien, ya lo entiendo”, respondió Asuta con una sonrisa forzada. En el pasado siempre lucía la misma sonrisa alegre y adorable, pero a medida que pasaban los años, mi amigo de la infancia se había vuelto un poco más descarado y tenía muchas más expresiones para presumir. “Aun así, nunca los he hecho yo mismo, así que no sé si seré de ayuda”.

“Estará bien. Mira, las instrucciones están escritas en el paquete.”

“Entonces, ¿cómo la cagaste, entonces?”

“¡No sé! ¡Eso es lo que vine a preguntarte!”

“Bien, bien. Estás bien usando la cocina de casa, ¿verdad?”

Asuta se limpió las manos en el delantal y juntos nos dirigimos a la parte trasera de la tienda. Después de pasar por una puerta corrediza escondida detrás de un gran perchero, entramos a la sala de estar de la casa Tsurumi.

El padre de Asuta estaba sentado allí mirando bastante desaliñado mientras miraba la televisión, pero cuando me vio sus ojos se abrieron de par en par. “¿Eh? ¿Qué haces aquí, Reina-chan? ¿Estabas programado para ayudar hoy?”

“No, vine a cocinar unos hotcakes”.

“Oh, ¿pasteles calientes? Han pasado décadas desde que los tuve”.

“¿Eh? Pero pensé que no te gustaban los dulces” dije.

“¡No hay tal cosa como un alimento que no comeré! ¡Incluso balut o casu marzu, lo probaré todo!” Infló su pecho con una gran sonrisa. No importaba la edad que tuviera, el padre de Asuta siempre tuvo un lado infantil.

“Está bien, entonces ¿qué tal si lo intento?” Asuta dijo.

No podría tener eso. “¡Ah, espera! ¡No tiene sentido si los haces tú, Asuta-chan! Yo cocinaré, tú solo dime dónde me estoy equivocando”.

“¿Eh? Bueno, no me importa si lo haces, pero no quemes la casa, ¿de acuerdo?”

Después de darle una bofetada en la cabeza a mi amigo de la infancia por molestarme, me puse manos a la obra.

“Entonces… primero agregas el huevo y la leche al tazón y mezclas bien”, leyó en la caja.

“Sí. Un huevo y 140 mililitros de leche, ¿no? Lo he leído tantas veces que lo tengo memorizado”.

“Oh, ¿incluso trajiste los huevos y la leche? Bien, entonces, a continuación, agregue la mezcla para hotcakes y mezcle bien hasta que desaparezcan los grumos. Después de eso, solo tienes que cocinarlos. Seguro que es una receta sencilla.”

“Sí… Entonces, ¿cómo terminan tan sabrosos? Debe haber algún tipo de secreto en la mezcla de hotcakes, ¿verdad?”

“No, es solo harina, azúcar, levadura en polvo y un poco de sal para darle sabor. Agregue un huevo y un poco de leche, y es natural que sepan bien”, intervino el padre de Asuta.

Asuta se volvió hacia la sala de estar con una mirada de sospecha. “Seguro que estás bien informado para alguien que no ha tenido ninguno en décadas”.

“¿Hmm? Nah, eso fue solo un tiro en la oscuridad. Hacer dulces no es mi campo de especialización, así que no te lo tomes tan en serio.”

Por curiosidad, revisamos los ingredientes enumerados en el paquete, y las únicas cosas que contenía, aparte de lo que había mencionado el padre de Asuta, eran condimentos y colorantes.

“Son cosas como esta las que realmente me afectan…” Asuta murmuró con una mirada malhumorada.

Riendo por su comentario, seguí adelante y agregué la masa a la sartén ahora calentada.

Después de que habían pasado tres minutos, las burbujas de aire comenzaron a subir a la superficie, así que volteé el pastel con cuidado. El borde que había estado contra la sartén ahora tenía un bonito color marrón.

“¿Eh? Parece que todo va bien…”

“No veo cómo podrías arruinarlo, honestamente”.

“Pero cuando los hice en casa, se quemaron y se pusieron negros”.

“¿Te quedaste dormido o algo así mientras los cocinabas?”

¿Había sido mi concentración el problema? O tal vez realmente arruiné la cantidad de leche o algo así. Cuando lo volteé en el plato después de tres minutos más, como decían las instrucciones, era un hotcake perfectamente fino, sin importar cómo lo mirara.

“Sin embargo, todavía existe la posibilidad de que esté a medio cocinar”, comenté, tomando prestado un tenedor y dando un mordisco. El simple sabor de un hotcake sin almíbar llenó mi boca.

Lo había logrado muy bien.

“Déjame ver…”, dijo Asuta mientras extendía la mano, solo para que yo le diera una palmada en el dorso de la mano.

“¡No puedes, Asuta-chan! Ahora estoy bien por mi cuenta, así que tómatelo con calma con tu papá”.

“¿Qué, no obtengo ninguna recompensa por ayudar?” se quejó mientras se dirigía de nuevo a la sala de estar.


¡Tch! Si así iban a salir las cosas, entonces desearía haberlas hecho en casa y sorprenderlo.

Necesitaba presentar los resultados finales antes de que el restaurante Tsurumi reabriera sus puertas. Con la mezcla restante hice suficientes hotcakes para dos personas, decorados con crema batida y salsa de chocolate. Pensé que podrían agregar el jarabe de arce según sus propias preferencias. Tomé prestados algunos platos y los llené con los hotcakes.

“¡Perdón por la espera! ¡Todos están listos!”

Coloqué los platos encima de la mesa de té en la sala de estar. El padre y el hijo, que no se parecían tanto, me miraron sorprendidos.

“Esto es increíble. Lo has clavado en serio. Entonces, ¿podemos comerlos?” preguntó Asuta.

“Sí, por eso los hice. Come.”

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“Ni siquiera es mi cumpleaños, así que me siento un poco culpable de alguna manera”.

Ni Asuta ni su padre pudieron ocultar su desconcierto. Parecían no tener idea de por qué un viejo amigo como yo de repente se detendría y les ofrecería hotcakes.

“Um, solo para ser claro, déjame decirte que hoy es el día de San Valentín”.

Al instante, una mirada de sorpresa cruzó sus rostros.

“Papá, parece que es el día de San Valentín”.

“Hmm… Soy budista, así que no sé nada sobre eso. ¿Tiene algo que ver con los cinturones de Van Allen?”

“Realmente no sé qué es eso, pero no lo creo”.

“Ya veo. Bueno, esos tienen más forma de dona que de pan caliente de todos modos”.

“Es suficiente de la rutina de comedia de padre e hijo… Adelante, cómelos mientras aún están calientes, por favor”.

“Gracias por la comida”, dijeron al unísono.

“¡Eso es sabroso! ¡Nunca supe que los hotcakes fueran tan buenos!”

“¡Sí! ¡Esto es delicioso! Todavía me quedan algunas horas de trabajo, pero me encantaría tener un poco de alcohol para acompañarlo”.

“¿Qué pasa con tu sentido del gusto…? Querrías té negro o café para acompañar esto, ¿verdad?”

“No tenemos ninguno aquí en la casa de todos modos. Aunque supongo que podríamos probar un poco de té verde tostado.”

Con Asuta y su padre alabando lo buenos que eran, los hotcakes desaparecieron en un instante. De alguna manera se sentía extraño, tener chefs tan hábiles luciendo tan felices con algo que había hecho. Agregué un poco de jarabe sobre el hotcake ahora enfriado que había hecho primero, y también estaba muy rico.

“¡Eso era bueno! Sabes, ahora que lo pienso, esta podría ser la primera vez que como hotcakes”.

“¡¿Eh?! ¿Hablas en serio, Asuta-chan?”

“Sí. A mi mamá le gustaban los dulces de estilo japonés y nunca me acostumbré a comer dulces que ella no hiciera”. Entonces, Asuta me miró directamente y con el tipo de sonrisa brillante que solía usar cuando era un niño pequeño. “Era tan sabroso como el dango de harina de arroz y el warabi mochi que solía hacer. Gracias Reina.”

No pude evitar pensar que si el Día de San Valentín me dejaba verlo sonreír así, tal vez no fuera tan malo.

A partir de ese día, comencé a hacer cosas como pasteles y galletas para cumpleaños y Navidad, y al menos cuando se trataba de dulces, logré superar la maldición del linaje Ubukata. Sin embargo, no tenía intención de contarles nada de eso a mis amigos de la escuela. Después de todo, no quería que me dieran miradas frías al respecto. Lo consideré un acto de rebelión contra el orden establecido, pero fue algo que finalmente mantuve en privado.

La escuela es divertida, pero esto puede ser un verdadero fastidio.

Solo había una cosa que sabía con certeza: los sentimientos que tenía por Asuta no podían ser románticos.

Los años siguieron pasando después de eso, y Asuta creció como una mala hierba. Aun así, en comparación con los otros niños de nuestra edad, no tenía una constitución especialmente fuerte. Por el contrario, mi propio crecimiento se había detenido por completo, y en algún momento terminó siendo una cabeza más alto que yo.

Cuando estábamos en el tercer año de la escuela secundaria y él tenía quince años, su apariencia se volvió cada vez más varonil. Tenía un rostro amable que heredó de su madre, y tampoco hacía deportes ni nada por el estilo, por lo que no era demasiado masculino. Pero efectivamente, él era un hombre y yo era una mujer.

Pero aun así, sabía que nunca podría tener sentimientos románticos hacia este precioso amigo mío de la infancia.

Asuta era tan importante para mí como mi familia. Quería que se convirtiera en un buen chef y viviera una vida feliz. Si tuviera que decirlo, se sentía más como afecto por un hermano, y todo lo que quería era seguir cuidándolo.

“Oh, Asuta-chan”.

Me encontré con Asuta un día de camino a casa en el invierno de nuestro tercer año en la escuela secundaria, en la entrada de la escuela.

Aunque cometí un desliz y lo llamé por su nombre de pila, afortunadamente nadie que yo conociera estaba presente en ese momento.

“Es raro verte aquí a esta hora del día. ¿Qué está pasando?”

“¿Hmm? Estaba hablando con algunas personas de la clase. La tienda está cerrada por el día, así que pensé que sería bueno usar el tiempo para socializar un poco”.

“¡Whoa, eso sonó todo profesional, de alguna manera!” “Sí, soy una persona de sangre fría por naturaleza”.

Solo éramos nosotros bromeando. Asuta prácticamente siempre trabajaba en la tienda después de la escuela y en los días libres, por lo que no tenía muchas oportunidades de conectarse con sus compañeros de clase. Sin embargo, era bastante sociable, por lo que su vida escolar era tan tranquila y pacífica como la mía.

Era más terco de lo que podría pensar al mirarlo, y podía irritarse o lastimarse al hablar con la gente, por lo que realmente no lo llamaría ningún tipo de experto social en el sentido más verdadero. Pero gracias a su natural positividad y amabilidad, se las arregló muy bien.

Asuta probablemente era más aficionado a la gente en general que a la mayoría. Sabía muy bien cuánta felicidad obtenía la gente del amor de los demás. Y también conocía el dolor y la tristeza de perder ese amor. Lo hizo increíblemente amable y, aunque era un tonto que no pensaba en nada más que en cocinar, valoraba sus conexiones con los demás.

“Oye, ¿qué tal si nos dirigimos a casa juntos de vez en cuando?” Sugerí.

“Si seguro. Vamos por el mismo camino, así que es natural”.

Y así, pasamos por la puerta de la escuela uno al lado del otro.

Más tarde, comenzaríamos a hacer esto un par de veces al mes. Dado que normalmente mantenemos una distancia adecuada para evitar que nos molesten, pensé que podríamos salirnos con la nuestra al menos en esto.

“Ugh, se ha estado poniendo más frío”, dijo Asuta.

“Verdadero. No podría arreglármelas sin calentadores de manos”.


“¿Eh? ¿Te has estado debilitando y usando esas cosas?”

“Claro que tengo. Las chicas somos más sensibles al frío, ¿sabes?” respondí, sacando una de mis manos de mi bolsillo con el calentador de manos desechable que había estado sosteniendo. “¿Quiero compartir?”

“Hmm… Nah, estoy bien. No soy tan sensible al frío.”

“De acuerdo.”

En secreto, pensé para mí mismo que si se tratara de un manga o drama de comedia romántica, habríamos terminado tomados de la mano en este punto.

“Quedan tres meses hasta la graduación, ¿verdad?” Yo dije. “Sí, pero hay exámenes de ingreso antes de eso”. “Ugh, odio escuchar ese término”. “Debería ser fácil para ti. Eres inteligente.”

“No tan inteligente. Solo trabajo muy duro todo el tiempo. Estuve estudiando todo el día de hoy en la biblioteca, ¿sabes?”

Asuta no tuvo respuesta a eso.

“Tú eres el inteligente aquí, ¿no es así, Asuta-chan? Estás tratando de tomar un examen de ingreso a una escuela pública sin ninguna preparación para el examen”.

“Eso es más lo que yo llamaría pelear con la espalda contra la pared…”

“Bueno, supongo que un chef puede no tener mucho uso para cosas como credenciales académicas. Pero tu padre dijo que podía contratar a un nuevo trabajador a tiempo parcial, así que, ¿por qué no lo aceptas al menos por ahora?”

“No tiene nada que ver con lo ocupada que está la tienda. Simplemente no quiero tener menos tiempo para pasar en la cocina”. Mientras miraba de reojo a la cara de Asuta, descubrí que parecía un poco enojado. “Además, mi viejo decidió por su cuenta que debía continuar con mis estudios. Ni siquiera quería ir a la escuela secundaria ya que planeaba hacerme cargo de la tienda de todos modos”.

“Él está pensando que sería bueno para ti tener muchas opciones para el futuro, ¿no es así? No puedo decir que esté equivocado en eso”, le dije, y luego agregué: “Aun así, no puedo imaginarte trabajando en ningún otro lugar que no sea el restaurante Tsurumi”.

“¿Cierto? No es que haya nada de malo en tener tu vida resuelta en tu tercer año en la escuela secundaria, ¿verdad?” Asuta tenía una mirada realmente infantil en su rostro en este punto. Aunque sus mejillas se habían adelgazado un poco y su nariz y mandíbula se estaban volviendo un poco más afiladas, haciéndolo parecer mucho más maduro, ahora parecía que era un niño otra vez.

“Parece que realmente no quieres ir. Pero si vas a terminar trabajando en el restaurante Tsurumi de todos modos, entonces pasar tres años en la escuela secundaria no debería ser tan importante, ¿verdad? No es como si la tienda se fuera a ir a alguna parte”.

“Pero una vez que pasas los veinte, tus células cerebrales comienzan a morir constantemente, ¿no es así? Así que quiero estudiar cocina tanto como sea posible mientras mi cerebro está en su mejor momento”, dijo Asuta con un profundo suspiro. “No tendría ningún problema si me dijeran que fuera a la escuela cuando tenga treinta o cuarenta”.

Su rostro estaba tan tenso y serio que no pude evitar reírme.

“Ya serías un gran chef en ese momento, ¿verdad? Entonces, ¿cuál sería el punto de ir a la escuela?”

“Tal vez, pero aun así…”

“A veces dices cosas bastante locas, Asuta-chan”, comenté, riéndome un rato, pero luego suspiré. “Aun así, supongo que finalmente nos separaremos después de graduarnos de la escuela secundaria”.

“¿Hmm? No es como si interactuáramos mucho en la escuela de todos modos, así que me imagino que no hará mucha diferencia”.

“¿Lo crees? Diría que es un gran problema ir a diferentes escuelas. Quiero decir, nos hemos criado en el mismo entorno durante doce años, desde que teníamos tres.”

Todavía no eran ni las cinco de la tarde, pero la luz ya empezaba a oscurecerse. El cielo de diciembre estaba nublado y sombrío, y parecía que iba a empezar a nevar. Tal vez porque este era un momento tan intermedio del día, solo había unas pocas personas en el camino a la escuela, y todos parecían nada más que siluetas gris oscuro desde donde caminábamos.

Sintiéndome extrañamente emocionado, miré el rostro de Asuta y pregunté: “Oye, ¿qué somos exactamente?”

“¿Eh? ¿Qué quieres decir?”

“Hemos estado juntos durante doce años y estamos tan cerca de las familias de los demás que somos prácticamente una familia nosotros mismos… Pero no lo somos, ¿verdad? Entonces, ¿cómo llamas exactamente a esta relación?”

“Bueno… eres mi amigo de la infancia, ¿verdad?”

“¿Solo amigos de la infancia?”

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“No diría que somos ‘solo’ amigos más de lo que diría que somos amigos ‘injustos'”, bromeó Asuta, rascándose la cabeza. “Pero quiero decir… tú eres Reina”.

“Esa no es realmente una respuesta, ¿verdad?”

“No puedo evitarlo. No puedo pensar en otra forma de explicar lo que quiero decir”, dijo Asuta, frunciendo el ceño. Sin embargo, justo cuando comenzaba a arrepentirme un poco y me preocupaba si no debería haber mencionado esto, continuó: “Además, no es como si pudiéramos quedarnos así para siempre. Incluso si entramos en la misma escuela secundaria, seguramente irás a la universidad mientras yo trabajo en el restaurante Tsurumi. Luego encontrarás un trabajo en alguna empresa y, si las cosas van bien, te casarás y tendrás hijos, y tendrás las manos ocupadas con tu propia vida”.

“Sí…”

“Y si usted y su esposo se mudan al extranjero, es posible que nunca nos volvamos a ver. Pero seguirás siendo mi amiga de la infancia, Reina. Después de todo, no es como si nuestros recuerdos de la infancia desaparecieran”.

“O-Oye, ¿no estás saltando demasiado lejos allí? No tengo planes de mudarme al extranjero en este momento”.

“Fui por el ejemplo más extremo para que fuera más fácil de entender. Tienes mucho trabajo duro por delante para encontrar un marido antes de llegar a ese punto”.

Le di un golpe en la nuca por ese comentario. Pero de alguna manera, sentí un calor llenándome por dentro.

“Cierto. No importa lo lejos que estemos, seguirás siendo Asuta-chan, ¿eh?”

“Sí, y esos recuerdos no desaparecerían incluso si yo también los quisiera”. “¡¿Quieres deshacerte de ellos?! ¡Estoy herido!”

“Por supuesto que no, tonto”. Parecía que Asuta estaba avergonzado por alguna razón. ¿Mi estado emocional lo había contagiado en algún momento?

Pensando en cómo si estuviéramos en una comedia romántica, entonces esta sería la parte en la que envolvería mi brazo alrededor del suyo, comencé a sonreír.

“Sería genial si pudieras tener suerte y encontrar a alguien con quien casarte también. ¿Verdad, Asuta-chan?”

“Hmm. Eso suena como que también será mucho trabajo duro”.

“Eso no es cierto en absoluto. Claro, tienes este equilibrio a medias entre hombría y ternura, pero si logras deshacerte de un lado o del otro, las chicas probablemente estarían sobre ti”.

“¡No me vayas a analizar! ¡Golpea mucho más fuerte cuando se trata de mi amigo de la infancia!”

“Heh heh. No me puedo imaginar que haya una chica que te conozca mejor que yo, al menos por ahora.”

Asuta volvió a rascarse la cabeza, pero tal vez porque hacía mucho frío, pronto volvió a meter la mano en el bolsillo. “Esta época del año apesta cuando odias usar guantes”.

Parecía que toda el agua que tenía en sus manos mientras hacía su trabajo era bastante dura para ellas, por lo que Asuta siempre las trataba con crema para la piel. Pero debido a eso, dijo que usar guantes se sentía asqueroso, y permaneció con las manos desnudas incluso en pleno invierno.

Empujé un calentador de manos muy caliente en el bolsillo del abrigo donde ahora residía su mano. “Permíteme compartir con mi querido amigo de la infancia”, dije.

“Tu amabilidad tiende a tener un alto precio, aunque…” “Sí. Creo que pediré un poco de filete tonkatsu”. “¡Ese es un precio realmente alto!”

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“Tengo antojo de una de tus comidas calientes. ¿Qué tal si me invitas a uno y, a cambio, te ayudaré a estudiar?”

“Si abandonas el pago desagradable, entonces supongo que podría alimentarte…”

“Está bien, ¡vamos a darnos prisa!”

Nuestros caminos seguramente se separarían algún día. Sin embargo, este recuerdo duraría para siempre.

Aferrándome a ese último pensamiento emocional, yo, Reina Ubukata, caminé junto a mi preciosa amiga de la infancia ese día de diciembre al atardecer.

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