Honzuki no Gekokujō (NL)

Volumen 21: La Autoproclamada Bibliotecaria de la Academia Real IX

Extra 7: La Partida De Mi Hijo

 

 

—Madre, soy Justus. Tengo noticias urgentes y debo pedirte que vuelvas hoy a la finca.

Un ordonnanz había llegado para mí mientras yo estaba en el castillo, clasificando los regalos con Lady Elvira y Lady Florencia. Me sorprendí por un momento, pero ambas parecían mucho más perturbadas.


—Oh, Dios. Noticias urgentes… ¿Qué puede ser? —dijo Lady Elvira.

—Rihyarda, Rozemyne aún no ha regresado del templo —añadió Lady Florencia—. Te pido que vayas a casa de inmediato. También puedes tener el día de mañana libre”.

Comprendí su extrema preocupación —Justus rara vez enviaba tales ordonnanzes mientras yo estaba ocupada con el trabajo—, pero Lord Ferdinand me había pedido personalmente que evaluara los regalos que se enviaban a Ahrensbach. No podía simplemente abandonar este deber.

—Aceptaré amablemente su oferta y regresaré a casa por hoy, pero volveré para continuar este trabajo mañana —dije—. Estamos hablando de Justus, no puedo imaginar que sea algo importante.

—Eso no servirá, Rihyarda —dijo Lady Elvira, con una repentina agudeza en sus ojos—. Te lo ordeno como madre de tu señora, Rozemyne: atesora el tiempo que te queda con Lord Justus. No sabes cuánto tiempo más podrás ayudarlo como su madre.

Publicidad M-M2

Era raro que se mostrara tan emocionada, y la mirada que me dirigía me atravesó el corazón. Lady Elvira también enviaba a su hijo a Ahrensbach, y debido al repentino cambio de planes, sólo nos quedaba una semana con Lord Ferdinand y nuestros hijos.

—Rihyarda —dijo Lady Florencia—, Al tratarse de regalos de un ducado a otro, esta labor debería ser llevada a cabo con mayor propiedad por miembros de la familia archiducal, como yo misma y Carlota. Desgraciadamente, Lord Ferdinand no ha solicitado mi ayuda directamente, pero sugiero que no se le dé excesiva importancia a este hecho. Ve y ayuda a Justus.

Incluso entonces, dudé en abandonar el deber que se me había encomendado. Hasta ahora había pasado toda mi vida dedicada a mi trabajo.

Habiendo percibido mis sentimientos contradictorios, Lady Florencia me dedicó una suave sonrisa. —¿No sería problemático que este asunto de Justus no se resolviera y que la agenda de Lord Ferdinand se viera interrumpida por ello? Rihyarda, Elvira—deberían tomarse ambas el día libre mañana. Pueden ayudar a sus hijos con su equipaje, limpiar sus habitaciones, o lo que sea, siempre y cuando se aseguren de pasar algún tiempo con ellos como sus madres antes de que se vayan. Es una orden. ¿Entendido?

En efecto, su expresión parecía cálida a primera vista, pero sus ojos añiles llevaban una fuerza que uno no podía rechazar. Y si a ello se suma el hecho de que no podía rechazar una orden de la familia archiducal, tenía las manos atadas. Tanto Lady Elvira como yo nos arrodillamos ante ella.

—Estamos agradecidas.





A menudo veíamos y trabajábamos con nuestros hijos como retenedores, pero rara vez teníamos la oportunidad de reunirnos con ellos como padres. Hoy sería quizás la última vez que nos reunimos con nuestros hijos como familia.

Publicidad G-M3



—Mis disculpas, madre. Parece que he vuelto tarde —dijo Justus cuando llegó a casa, con una sonrisa que indicaba que no había ningún peligro. La preocupación de Lady Elvira y de Lady Florencia me había llenado de inquietud, y sin embargo, aquí estaba él con una sonrisa de oreja a oreja.

Suspiré y levanté las cejas hacia él. —Puede que seamos familia, Justus, pero como dos adultos que trabajan, ¡esto ha sido demasiado repentino! Y nada menos que a la cuarta campana. ¿Cuántas veces te he dicho que te pongas en contacto conmigo a la tercera campana, como muy tarde? Más tarde que eso no me deja tiempo suficiente para preparar la comida.

—Milady está fuera en el templo por asuntos de traspaso, y, a diferencia del año pasado, no hay que bordar. ¿No estabas completamente sin trabajo?

—Estaba clasificando los regalos para Ahrensbach, según una orden de Lord Ferdinand. Y en cualquier caso, el hecho de que tenga o no tiempo libre no excusa tu descortesía. No pongas tal carga en nuestros asistentes y cocineros.

Normalmente cenábamos en nuestro lugar de trabajo, así que un cambio repentino de planes sólo sirvió para incomodar a los que trabajaban en nuestra finca. Como asistente, Justus sabía que era nuestro deber crear un ambiente de trabajo razonable para nuestro personal. ¿Por qué, entonces, era tan incapaz de gestionar eso?

Justus me miró con curiosidad. —Madre, no tenía ni idea de que pudieras seguir hablando durante tanto tiempo. ¿Cómo aguantas la respiración?

¡El tonto de mi hijo!

Sentía una mezcla de resignación por el hecho de que no cambiara nunca y de indignación por el hecho de que aún no hubiera aprendido la lección, pero lo máximo que podía hacer era poner la cabeza entre las manos. ¿Era sólo yo, o no había crecido en absoluto desde su juventud?

Sin importarle el hecho de que acababa de provocar un dolor de cabeza a su propia madre, Justus me entregó una herramienta mágica para bloquear el sonido y dijo: —Dile a tu asistente que se vaya, lo que viene a continuación es secreto. —Luego giró sobre sus talones y se dirigió a su habitación—. ¿Cómo están las cosas en el castillo? Supongo que nuestra repentina partida ha causado cierto caos.

—Efectivamente. Tenemos toda una temporada menos para dedicar al traspaso. Lord Sylvester y los altos mandos de la Orden de los Caballeros están aterrados —respondí. Muchos planes de invierno se estaban viendo afectados por este repentino cambio de calendario—. ¿Cómo se encuentra milady en el templo? Ottilie me ha informado de que Hartmut está tremendamente ocupado…

—Milady está intranquila por la pérdida de su tutor, pero a pesar de ello se mantiene fuerte. Está preparando comidas para llevar a Ahrensbach, una horquilla para regalar a Lady Letizia… Parece que se mantiene ocupada como una forma de evitar sus penas. Me preocupa cómo le irá una vez que Lord Ferdinand se haya ido.

Pronto llegamos a la habitación de Justus y cerramos la puerta tras nosotros. Entonces me volví hacia él y le dije: —Entonces, ¿qué es este asunto urgente que me ha alejado de mi trabajo?

—Naturalmente, deseo tomar prestadas las habilidades de mi excelente madre asistente para ayudar a su adorable hijo a empacar. Hay muchas cosas que traigo conmigo que no quiero que vean los asistentes de nuestra finca.

Llamarse adorable era todo menos eso, aunque entendía que Justus necesitaba algo de ayuda. Su informe de hace un momento implicaba que tenía una montaña de trabajo por hacer antes de su partida: revisar la comida y los dulces que preparaba milady, limpiar las cámaras del Sumo Sacerdote, asistir a Lasfam en la finca de Lord Ferdinand, y pasar sus deberes en el castillo. Seguramente no tenía tiempo para dedicarse a sus propios preparativos y aposentos.

Publicidad M-M1

—Por no hablar de que, una vez que las habitaciones del Sumo Sacerdote hayan sido desalojadas y el equipaje de Lord Ferdinand haya sido llevado a su finca, Lady Rozemyne se quedará en el castillo para prepararse para el invierno —continuó Justus—. Como su asistente principal, no podrás venir aquí mientras dure su estancia, ¿no? De ahí mi convocatoria urgente.

Parecía que su agenda estaba aún más cargada de lo que yo creía.

—No sé qué pensar de utilizar a un miembro de la familia archiducal para transportar el equipaje… pero entiendo las circunstancias —reflexioné—. Dicho esto, hacer todo el equipaje de aquí a la séptima campana es casi imposible. Tienes suerte de que Lady Florencia me haya dado algo de tiempo libre.

—Es bueno escuchar eso. Pensaba utilizar métodos más contundentes para liberar tu agenda de otra manera.

Publicidad M-M5

—¡Justus! ¿Realmente no entiendes lo mucho que los cambios repentinos incomodan a los demás?

—Sí, pero ahora mismo es difícil determinar quién puede saber cuánto en el castillo.

Era imposible argumentar en contra de eso. Como era la criada de Lady Rozemyne, estaba al tanto de la información que sólo conocían las altas esferas de Ehrenfest, pero esos asuntos no eran para los oídos de los asistentes de nuestra finca.

—Puedo ayudarte a empacar —dije—, Pero me niego a ordenar tu montaña de desorden.

—Sí, soy consciente. De todos modos, no podría dejártelo a ti, madre, ya que lo tirarías todo. Aunque cada pieza es un tesoro para mí…


Desde muy joven, Justus había desarrollado la costumbre de reunir objetos extraños que sólo podían describirse como chatarra y nada más. Para colmo, se negaba a tirar ninguno de esos “tesoros”, una obstinación que nos había causado innumerables dolores de cabeza al encargado de la limpieza de su habitación y a mí. Recordé las reglas que habíamos impuesto como una especie de compromiso: guárdalo todo en tu habitación oculta, y no te quejes si todo lo que se encuentra descuidadamente esparcido por el suelo es inmediatamente desechado. Sólo entonces su habitación empezó a tener un aspecto más propio de un noble.

—Necesitaré tener la ropa de invierno y las necesidades diarias empacadas en los próximos días —dijo Justus—. ¿Puedo dejarte eso a ti, madre? Pienso desregistrar mi habitación oculta, así que necesito empaquetar todo lo que hay dentro y ponerlo en algún rincón.

Anular el registro de la habitación oculta indicaba la decisión de no volver nunca más a ella. Mi hija había hecho lo mismo al dejar nuestra finca tras su matrimonio. Yo también había tenido la misma sensación de pérdida entonces.

—No me digas que pretendes traer todo lo de tu habitación oculta a Ahrensbach… —dije.

—Por supuesto. Una vez que las cosas… se calmen allí, por supuesto.

Confío en que cuidarás de mis cosas hasta entonces.

Era su forma indirecta de decir que no sabía lo mal que iban a ir las cosas. Tuve una repentina sensación de ardor en la garganta y se me revolvió el estómago.

Observé a Justus mientras desaparecía en su habitación oculta con algunas cajas vacías, y luego empecé a empaquetar ropa y pequeños objetos de su escritorio. Sólo necesitaba lo mínimo para pasar el invierno, no como los preparativos de milady para la Real Academia. Todo lo que necesitara para la primavera y más allá se lo enviaría una vez que se derritiera la nieve.

—Pero esto no es lo mismo que prepararse para la Real Academia —me dije—. Tendrá que asistir a eventos de socialización de invierno, lo que significa que tendrá que llevar más ropa.

Reservé ropa normal para unos días y algo para que se pusiera el día de su partida, y luego empecé a empacar un traje de invierno tras otro. Luego empecé a llenar las cajas con los artículos que probablemente no utilizaría a diario. Los artículos de papelería, como sus utensilios de escritura y demás, debían colocarse naturalmente en la parte superior, ya que seguramente los necesitaría más a menudo. Precisamente porque no quería que los empleados de la finca tocaran sus documentos y demás, me había pedido que le ayudara.

 

 

Mantener el secreto es especialmente crucial ahora, cuando debemos ser tan cuidadosos con nuestras filtraciones de información.

La reciente irrupción en el templo y el robo de la biblia de nuestro ducado aún estaban frescos en nuestras mentes. La vizcondesa Dahldolf resultó ser la autora del delito, pero todos los altos cargos de Ehrenfest sospechaban que Lady Georgine había sido la autora de todo. También se creía que el hecho de que Lord Ferdinand interfiriera en sus planes la había puesto en una situación en la que no tenía más remedio que hacerlo ir a Ahrensbach lo antes posible.

¿Por qué, oh, por qué las cosas tenían que resultar así?

No pude evitar recordar los días en que había servido a una joven Lady Georgine, y la forma en que había jugado con mi Gudrun y Justus. Su madre había dado a luz a dos niñas consecutivamente, lo que ponía en peligro su futuro como primera esposa, y cada día era angustioso. Fue entonces cuando Lady Georgine había jurado convertirse en la próxima archiduquesa por el bien de su madre. Incluso ahora, lo consideraba una decisión respetable y de muy puro corazón.

Pero entonces, Lady Verónica dio a luz a otro hijo, un niño con el que se obsesionó inmediatamente. No hizo más que colmar de amor al pequeño Lord Sylvester, y cuando su mala salud salió a la luz, lo cuidó atentamente, asignando a otra persona para que se ocupara de la sala de juegos del archiduque en su lugar.

Lady Verónica era muy joven cuando perdió a su madre y a su hermano. Ella creía que los Leisegangs los habían envenenado, así que cuando su querido hijo finalmente había nacido, se había vuelto extremadamente ansiosa por perderlo también. Por eso me había elegido para atenderlo. Mi experiencia sirviendo a Lady Veronica, criando a Lord Karstedt y sirviendo como asistente principal de Lady Georgine me había dado, sin querer, experiencia en la crianza de futuros archiduques potenciales, y esto me convertía en una candidata muy apropiada para el papel.

No puedo imaginar cómo se sintió Lady Georgine cuando le arrebataron de repente a su ayudante principal.

Como miembro de una rama de la familia del archiduque, no tenía un señor o una señora establecidos, mi lealtad siempre había sido hacia el archiduque gobernante, ya fuera el actual aub, su padre o su padre anterior. Él me ordenaba que sirviera a quienquiera de la familia archiducal que tuviera dificultades para encontrar un asistente. Pero quizás, en aquella ocasión, debería haber expresado más resistencia.

—Madre, ¿pasa algo? —llegó la voz de Justus. Acababa de salir de su habitación oculta con una caja en los brazos.

Sacudí lentamente la cabeza. —Simplemente estoy pensando que no debería haberme ido del lado de Lady Georgine hace tantos años…

—¿Todavía te arrepientes? —preguntó Justus con rotundidad—. No fue tu culpa, madre, es tu deber servir a quien el aub elija. La culpa es de Lady Verónica, que quería tus servicios, y del anterior archiduque, que aceptó su petición.

No pude evitar dedicarle una sonrisa irónica. —Esa profesionalidad es precisamente la razón por la que pensé que eras tan adecuado para servir a Aub Ehrenfest… Ciertamente no seguiste mis enseñanzas mientras crecías.

Publicidad G-M3



Tras haberme visto obligada a abandonar el lado de Lady Georgine, había dado instrucciones a mis hijos para que la atendieran en mi lugar. Gudrun había aceptado y acabó convirtiéndose en el criado de Lady Georgine, pero Justus se había negado, llegando incluso a hacer el curso de asistente para evitar servirla.


Una segunda oportunidad se había presentado cuando el anterior archiduque ordenó a Justus que sirviera a Lord Silvestre. Me había alegrado al pensar que obedecía al aub, atendiendo a los que necesitaban sirvientes por el bien de nuestro ducado… pero entonces había dado su nombre a Lord Ferdinand.

—Si me hubiera negado como tú y hubiera seguido sirviendo a Lady Georgine, tal vez no estaríamos en esta situación —dije—. Lady Georgine y Lord Silvestre podrían haber trabajado juntos para gobernar Ehrenfest y guiarlo por un camino más brillante.

—¿Eh? Eso habría puesto a Lord Ferdinand en una posición aún peor de la que tiene ahora. Lady Verónica y Lady Georgine se parecen en la violencia con la que tratan a quienes se oponen a ellas. No quiero ni imaginar lo que podría haber pasado si las dos lo hubieran atacado a la vez —replicó Justus, destrozando mi fantasía optimista—. No es propio de ti dejarte llevar por esas fantasías, madre. Además, ¿a quién le importa lo que sienta Lady Georgine?

Lo fulminé con la mirada—. Justus, tienes que ser más…

—Por Dios… Ciertamente lo tienes difícil, madre, teniendo que cambiar a quién sirves tan a menudo. Sólo puedes trabajar para una persona a la vez, pero tienes que ser considerada con todos los señores y señoras a los que has servido. —Sacó otra caja de su habitación oculta y la apiló en un rincón

—. Incluso ahora, Lady Georgine tiene suficientes aliados para amenazar cómodamente a Aub Ehrenfest. Puedo verlo ahora: está tramando la caída de Lord Sylvester con un brillo excitado en sus ojos, como lo hacía cuando eran más jóvenes.

Una vez más, recordé que la perspectiva de Justus difería mucho de la mía. Ya no veía a Lady Georgine como su amiga de la infancia, ni recordaba los días perdidos que pasaron juntos con alguna apariencia de calidez.

—Para ti, Madre, Lady Georgine es una mujer a la que una vez serviste lealmente. Para mí, es una enemiga a la que debo derrotar y destruir. Eres libre de revolcarte en el sentimentalismo, pero te pregunto: ¿dónde están tus prioridades?

Volví a esbozar una sonrisa irónica cuando mi hijo me volvió a echar en cara la realidad, a pesar de sus palabras, me di cuenta de que no estaba dispuesto a permitirme ni el más mínimo momento de nostalgia.

—Sirvo a Aub Ehrenfest y a Lady Rozemyne —dije—. Eso no se me ha olvidado ni una vez.

—En efecto. Lord Ferdinand se va por el bien de nuestro ducado. A su vez, le dejamos a Lady Rozemyne.

Me sorprendió un poco ver a Justus tan preocupado por alguien que no fuera Lord Ferdinand, pero oculté esos sentimientos bajo una sonrisa tranquilizadora—. A diferencia de los que vais a Ahrensbach, milady tiene a sus criados, a su familia y a su prometido para preocuparse por ella. No estará sola por mucho tiempo.

—Rezaré para que eso sea cierto… —Justus respondió con un suspiro de duda.

Yo también suspiré. Mi hijo apreciaba a su señor lo suficiente como para haberle dado su nombre, así que era totalmente comprensible que siguiera resentido con Lord Silvestre y Lord Wilfried, a quienes Lady Verónica había mimado con tanto cariño. A veces, incluso les guardaba rencor por cosas que no eran culpa suya, y aunque yo era consciente de que así funcionaban simplemente las emociones, siempre lo consideré trágico.

Lord Ferdinand es más importante para Justus que cualquier otro, después de todo.

Cuando Justus había dado su nombre, había dejado de lado a su mujer, a su hijo, a todo y a todos menos a su señor. Tenía un lado frío y despiadado en su personalidad que no se desprendía de su apariencia y comportamiento relajados, y declaró abiertamente que renunciaría a cualquier cosa que pudiera incomodar a Lord Ferdinand.

En cierto sentido, era más parecido a mí que a cualquier otro. Yo también había jurado renunciar a toda mi vida cuando juré mi lealtad a Ehrenfest.

Al día siguiente, aproveché al máximo el tiempo libre que me había dado Lady Florencia y terminé de limpiar la habitación de Justus con la máxima eficiencia. Separé en pilas ordenadas el equipaje que se llevaría cuando partiera, su ropa para después del invierno, y el equipaje que se enviaría después de la unión estelar de Lord Ferdinand cuando ya no fuera huésped en Ahrensbach.

—Uf. Tienes mi agradecimiento. Esa es mi madre para ti.

—Alábame todo lo que quieras, pero esto es lo máximo que hago por ti. Por Dios…

Mi respuesta había salido casi instintivamente, pero ahora el silencio flotaba en el aire. Miré a Justus. Aunque era posible que nos viéramos en el futuro —después de todo, yo era la asistente de Lady Rozemyne y él el criado de Lord Ferdinand—era poco probable que volviéramos a hablar como familia.

Tengo que pensar en algo que decir…

A pesar de mis esfuerzos, no se me ocurrió nada que me pareciera apropiado para una última despedida. Un simple “ten cuidado” no cambiaría la disposición de mi hijo a precipitarse al peligro siempre que lo considerara necesario para sus objetivos. Desde que era un niño, no lo había visto ser precavido ni una sola vez.

En resumen, decir algo por preocupación no tiene sentido.

Toda mi vida estaba dedicada al archiduque, y Justus partía hacia Ahrensbach con el señor al que había dado su nombre, las palabras que normalmente se intercambian entre una madre y su hijo no se ajustaban a nuestra situación.

Publicidad M-AB

Después de pensarlo, enderezo la espalda y respiro profundamente. Justus debió de darse cuenta, porque su sonrisa bobalicona desapareció y también se enderezó.

—No olvides el voto que hiciste —le dije. —Haz todo lo que esté en tu mano para realizar la voluntad del hombre al que diste tu nombre.

—Entendido. Que nuestras vidas se gasten para aquellos a los que servimos”.

—…Efectivamente. Para los que servimos.

Una pequeña y orgullosa sonrisa surgió en el rostro de Justus. No tenía ninguna duda de que seguiría totalmente dedicado a su señor, viviendo exactamente como él quería. Era, sin lugar a dudas, mi hijo.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

0 Comentarios
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios