Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 6

Capítulo 21: El Asesino Lucha Solo

Gritos y bramidos resonaron por todas partes. La gente común de repente estaba arrasando y atacando todo en su camino. Era un ambiente aterrador.

Ojalá pudiera correr como ellos…

A pesar de ser los que llevaron a cabo este excesivo juicio por brujería, los sumos sacerdotes huyeron tan rápido como pudieron. Sobresalieron en la autoconservación. No es que pudiera culparlos. Escapar era preferible a quedarse aquí.

“¡Dia, Tarte! ¡Patrón C-7!” Grité lo suficientemente fuerte para que me escucharan en medio de la multitud aterrorizada. El patrón C-7 significaba que iba a enfrentarme solo al demonio y que ellos se concentrarían en rescatar a las personas. Los vi ponerse a trabajar, luego salté alto y monté el viento para permanecer en el aire.

“Tengo una vista clara desde aquí arriba”.

La mayor debilidad del Titiritero era que no podía controlar a las personas sin los hilos de maná. Lo que hizo que el demonio fuera tan temible era que podía producir una cantidad infinita de soldados fácilmente reemplazables, todo mientras permanecía oculto. Sin embargo, esas cuerdas aún conducían directamente a él.

Enfoqué maná en mis ojos Tuatha Dé para fortalecer mi visión y habilidad para ver maná. Tuve que considerarme afortunado de que no estuviera usando las cuerdas invisibles que me tomaron por sorpresa antes… Eso habría hecho que esto fuera realmente difícil.

Estaré en problemas si no me doy prisa. Mis hombros estaban ardiendo. El dolor sacudió todo mi cuerpo, centrado en donde había colocado el Airgetlam. Puede haber sido un tesoro divino, pero la instalación de un objeto extraño en mi cuerpo, naturalmente, tuvo efectos adversos.

Sin embargo, no podía permitirme quitármelo. No pude defenderme de las cuerdas invisibles. Sin el brazo, estaría acabado la próxima vez que me atraparan.

“Ahí está.”

Aceleré usando propulsores de viento. Las cuerdas conducían a una casa totalmente sencilla, un escondite ideal que nunca despertaría sospechas.

Sentí que alguien me observaba a través de una ventana. Aceleré más y pateé el panel, solo para ser recibido por innumerables cuerdas que no tenía esperanza de evitar. Esquivarlos era imposible, así que cargué hacia adelante. Los hilos penetraron en mi cuerpo, robándome la libertad de movimiento, pero tan pronto como el brazo de dios dejó de recibir el código de cancelación, me golpeó y me liberó.

Una vez que recuperé el control, saqué un cuchillo grande de una nueva variedad que había desarrollado, y con el impulso que me llevó a estrellarme contra la ventana, usé la hoja para abrir a un hombre demasiado delgado y de piel gris. La capacidad de regeneración exclusiva de los demonios se activó de inmediato, pero la herida sanó lentamente y siguió sangrando.

“Esto es problemático. Veo que el brazo de dios no era tu única carta de triunfo”, comentó el demonio. Su forma de hablar sonaba intelectual, casi como la de un científico. Eso y su apariencia humana habrían hecho difícil reconocerlo como un demonio si no lo hubiera sabido.

“Así es. Tengo muchos otros listos también”, respondí.

Ya había luchado contra varios demonios, y una cosa siempre me dejaba incómoda. A menos que manifieste un Corazón Carmesí usando Demonkiller y lo destruya, el demonio se restaurará de inmediato, sin importar cómo lo hiera. Eso me colocó en una posición muy desventajosa y limitó enormemente mis opciones en la batalla. Si los demonios estuvieran compartiendo información, mi estrategia de batalla eventualmente dejaría de funcionar con ellos. Después de todo, Demonkiller era un hechizo defectuoso y complicado de usar.

“Hmm, esa espada fue hecha con los colmillos de uno de mis hermanos. Qué cruel de tu parte.”

“Si los demonios pueden matarse unos a otros, planteé la hipótesis de que una parte del cuerpo de un demonio podría herir a otro de su clase… Parece que tenía razón”.

Había fabricado este cuchillo usando uno de los colmillos del demonio león. Estaba hecho de un material extraño que era lo suficientemente duro y afilado como para atravesar una armadura de mithril, pero también resistente al impacto, así que decidí recogerlo del cadáver del demonio.

Al estar hecho de un demonio, le dio al cuchillo una capacidad más allá de la de una simple arma fuerte. Hubo numerosos relatos en la literatura de demonios luchando entre sí, e incluso algunos casos en los que se decía que uno de ellos había muerto. Eso significaba que los demonios podían matarse unos a otros. Anteriormente, solo había sido una teoría, pero acababa de demostrar que era correcta.

El Titiritero me mandó cuerdas. Los esquivé por un margen delgado como el papel, caí bajo, aceleré abruptamente para desaparecer de la vista del demonio, y di un paso silencioso para colocarme detrás de él en un ángulo diagonal. Al hacerlo, a mi oponente le pareció que me había desvanecido. Esta era la técnica de un asesino para atrapar a la gente con la guardia baja a corta distancia.

Apuñalé el cuchillo colmillo de demonio en el cuello del Titiritero y torcí mi muñeca para expandir la herida. Sangre púrpura brotó de su cuello en una fuente.

“Hahhh, eres bastante irritante, humano”, dijo el demonio con calma. Sostuvo su herida, luego saltó y atravesó la pared detrás de él. Los títeres cargaron a través del agujero. Evidentemente, había escondido a sus guardias en una habitación diferente.

A diferencia del jerarca, que era un cadáver manipulado, estas personas aún estaban vivas. Debido a que estaba decidido a evitar asesinatos innecesarios, los títeres vivos eran significativamente más problemáticos para mí. Dejarlos inconscientes no logró nada, e inmovilizarlos sin quitarles la vida fue extremadamente difícil.

Mientras soportaba un dolor intenso, tomé el control manual del brazo de dios, corté las cuerdas unidas a las marionetas y cargué hacia adelante. Esta era la oportunidad perfecta para probar un experimento más. Saqué un arma de mi funda. Era mi estándar, pero las balas eran especiales.

Apunté y disparé seis veces, vaciando el cargador al instante. Las balas brillaron en rojo mientras volaban por el aire, y todas conectaron y se clavaron en la carne del demonio. ¿Qué va a pasar aquí? Me preguntaba.

Si esta prueba tenía éxito, luchar contra los demonios sería mucho más fácil.

“Gah… Hahhhh, hahhhhh. Imposible… Estos son… ¡khhk!” el demonio jadeó entre toses.

Las balas surtieron efecto de inmediato. El resultado fue incluso mayor que el del cuchillo. No se produjo ninguna regeneración en absoluto. No se veía diferente a los miles de humanos a los que había disparado en mis dos vidas.

“Así es. Estos son proyectiles hechos del corazón de un demonio”, declaré.

Si los demonios pueden matarse unos a otros, eso me hizo preguntarme si la parte más integral del demonio, la colección de su poder, también podría funcionar como su mayor veneno. Guardé todos los Corazones Carmesí que habíamos destrozado hasta ahora y los analicé desde una variedad de ángulos.

Esta vez decidí usar Corazones Carmesí para crear balas. Los convertí en rondas de punta hueca, que penetraban menos que las balas ordinarias. Las balas de punta hueca se distinguían por sus puntas vacías. Cuando uno golpea un objetivo blando, la sección hueca explota y hace que la punta se expanda, infligiendo un daño interno masivo. No perforaban bien en comparación con otras balas, pero eran muy letales y poseían un excelente poder de frenado. Esto los hizo extremadamente útiles para esparcir veneno por todo el cuerpo, como estaba haciendo ahora.

“Hmm, esto es lo que hace que los humanos sean tan aterradores. De tu debilidad viene la astucia.”

El Titiritero estuvo al borde de la muerte por la pérdida de sangre. Sus órganos esenciales habían sido dañados por las balas de punta hueca expandida alojadas en su cuerpo, dejándolo inmovilizado. Podría haberlo dejado morir solo. Sin embargo, era un demonio, así que nada me habría sorprendido. Iba a asegurarme de matarlo.

“¿Por qué no hablamos de esto, humano? Si unes fuerzas conmigo, podrías convertirte en el rey de tu especie… Oh, vamos, no tienes de qué preocuparte. Los demonios nunca traicionan a otro. Somos mucho más confiables que los humanos”, dijo el Titiritero.

No lo escuché. Ni siquiera respondí. Su habilidad de manipulación era demasiado peligrosa. Si aceptaba esa oferta, todas las personas en mi vida podrían convertirse en sus títeres antes de darme cuenta. Su personalidad y confiabilidad eran irrelevantes; su misma existencia conllevaba un riesgo demasiado grande.

“Eres inteligente y cruel también. Más que cualquier monstruo, disculpe, héroe, que haya existido jamás.”

Cargué balas nuevas en el revólver y luego las disparé todas sin dudarlo.

El Titiritero se quedó completamente inmóvil.

“Lo maté con éxito sin usar Demonkiller… Pero necesito monitorearlo durante al menos veinticuatro horas para estar absolutamente seguro de que no se regenerará. Es probable que Tierra Santa tenga estatuas de demonios, así que haré que alguien les eche un vistazo también”.

Tenía que asegurarme de que las balas de Corazón Carmesí realmente deshabilitaran la regeneración del demonio. Después de tomar asiento en una silla, saqué mi dispositivo de comunicación por radio para informar que había matado al demonio y pedirle a Dia y Tarte que vieran si la estatua correspondiente estaba rota.

Muy bien, este caso está cerrado… En realidad, no del todo. Tuve una conversación realmente molesta con los sumos sacerdotes que me esperaban. Estaba seguro de que se habían despejado todas las sospechas sobre mí, pero el mero hecho de imaginar las cosas ridículas que dirían para salvar las apariencias me puso de mal humor.