Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 6

Capítulo 12: El Asesino Se Infiltra

Salí de la academia tan pronto como terminó la clase. No hubo un comportamiento inusual de Naoise. De hecho, me trató como a un amigo normal, como si las cosas no fueran diferentes de cómo eran antes del ataque del demonio orco.

Salí de los terrenos de la escuela, luego me disfracé y despegué hacia los cielos usando mi avión. Mi objetivo actual era asegurar la Alam Karla. Si me atraparan, ni siquiera el rango de Caballero Sagrado evitaría que toda mi familia fuera sentenciada a muerte. Tampoco se detendría con mi familia; todo el Reino de Alvanian caería bajo la amenaza de la iglesia. Por eso me disfracé.

Tuve que aceptar esta misión, sin importar el peligro, porque estaba frito si no lo hacía. Nuestras posibilidades de superar esta situación mejorarían drásticamente si pudiera asegurar la Alam Karla antes de que el enemigo actuara.

Trabajos como este serían mucho más fáciles si tuviera un doble. Me volvería demasiado famoso. Habían surgido circunstancias que hicieron que esa fama fuera necesaria, pero aun así me volví demasiado consumado y obtuve más atención de la que me hubiera gustado. Eso hizo que fuera un desafío realizar mi trabajo. Ante esto, sentí una fuerte necesidad de otro yo.

Si hubiera tenido un doble de cuerpo hoy, podría haberlo enviado a clase en mi lugar, permitiéndome partir anoche.

Desafortunadamente, encontrar a una persona adecuada ha sido difícil.

Podía usar maquillaje para cambiar su apariencia, pero sus rasgos faciales naturales y la constitución de su cuerpo tenían que ser lo suficientemente parecidos a los míos.

El mayor obstáculo era que la persona necesitaba ser un mago. A menos que lo escondieran intencionalmente, los magos siempre filtraban maná. No podía esperar que nadie tuviera mi capacidad de maná, pero si mi doble de cuerpo no poseía una cierta cantidad de poder mágico, la gente se daría cuenta de que algo andaba mal. Para empeorar las cosas, casi todos los magos eran nobles y no muchos estarían dispuestos a servir como mi doble.

Idealmente, me hubiera gustado una persona lo suficientemente talentosa para participar de manera convincente en la Clase S, pero me di por vencida de inmediato.

“Tendré que hacer que algo funcione”.

Dependiendo de cómo se desarrollen las cosas desde aquí, las cosas podrían ser inútiles sin un reemplazo para mí.

***

Recorrí una gran distancia con mi aeronave y llegué a Tierra Santa, donde vivía Alam Karla. El nombre de la tierra era Fomoire. Era simultáneamente una pequeña ciudad y un país, lo que la convertía en la nación más pequeña del mundo. La capital real tenía un Santuario ubicado debajo de ella, pero toda esta ciudad se consideraba sagrada.

Casi todos los pueblos tenían muros para mantener alejados a los monstruos, pero no este. En cambio, tenía una barrera de una escala absurda que cubría todo el asentamiento. Su escala y fuerza estaban más allá de lo que cualquier ser humano podría manejar y habían sido creadas por el poder de los dioses. Se decía que la barrera eliminaba toda impureza y supuestamente era inofensiva para los humanos, pero letal para los monstruos.

“… Hay más que eso”. Observé la barrera divina desde la distancia y rápidamente deduje la fórmula usando mis ojos Tuatha Dé.

Dia y yo habíamos pasado más de una década analizando las reglas de la magia y yo entendía la mayor parte del código utilizado para escribir fórmulas. A pesar de eso, solo pude leer alrededor del 60 por ciento de la fórmula de la barrera. La magia que entendíamos era un poder que los dioses habían simplificado para uso humano. Este fue un hechizo usado por los propios dioses. El peculiar código estaba en otro nivel de complejidad.

Sin embargo, no rehuí el desafío. Una barrera divina… Este es un buen estudio. Me gustaría mostrarle esto a Dia. Tomando las partes de la ecuación mágica que podía comprender, formulé una serie de hipótesis, elegí la que tenía el mayor nivel de consistencia y comencé a hacer algunas conjeturas.

“Entiendo la esencia de esto… Esa no es una barrera simple. Es un sistema de gestión de la información. Sin embargo, parece que hay un agujero.”

La barrera gestionaba la información. Me sorprendió ver que escaneaba longitudes de onda de maná e identificaba individuos. Su administrador podía rastrear a cada persona que entraba o salía de la ciudad.

Podría pasar porque estaba especializado para mantener alejados a los monstruos, pero el administrador de la barrera sabría que alguien entró sin permiso. No sabrían que fui yo, pero aun así los pondría en guardia. Nunca había estado en esta ciudad, por lo que no había forma de que pudieran conocer la longitud de onda de mi maná. No me identificarían.

Dicho esto, temía que el jerarca supusiera que cualquier intruso no identificado era yo. Si el jerarca fuera realmente un demonio, estaría buscándome porque había matado a tres de su especie. La mayoría de la gente no haría algo tan imprudente como escabullirse en Tierra Santa, lo que llevaría al demonio a asumir que yo era el intruso.

Consideré la opción de destruir la barrera. Modificarlo sería imposible, porque solo entendía el 60 por ciento de la fórmula, pero pensé que podía entrometerme con el código y romperlo. Hacerlo requeriría que use el tesoro divino del tercer brazo que traje. Era muy efectivo como arma, pero su verdadero valor era su naturaleza como la mano de un dios: me permitía tocar cosas que las manos humanas no podían.

Puedo destruirlo. Pero eso sería un mal movimiento. Si me preocupaba poner en guardia al jerarca simplemente pasando a través de la barrera sin permiso, no tenía sentido hacer algo tan descarado como eliminar la barrera. Rechacé la idea.

Sólo tenía una opción real. “Me tiraré por encima de la barrera”. El campo rodeaba la ciudad y se extendía unos diez kilómetros por encima y por debajo del suelo. No era una cúpula sino un muro alto. La cima estaba indefensa.

Era probable que se supusiera que los posibles intrusos con alas nunca ascenderían a la ridícula altura de diez kilómetros sobre la tierra. Un mago de élite que usa magia de viento no podría llegar tan alto.

Incluso para mí, fue imposible volar sobre la barrera con viento y fortalecimiento físico. Afortunadamente, tenía una tercera opción.

Empecé rodeándome de viento. No era para volar sino para protegerse. En cuanto a mi método de subir…

“¡Dios Lanza, Gungnir!”

El hechizo mortal que había creado disparó objetos a gran altura al invertir la gravedad a su alrededor. Originalmente había diseñado esta magia como un arma de destrucción masiva basada en la física. También podría usarlo para enviar a los enemigos por los aires.

Sin embargo, si usaba el hechizo en mí mismo, podía volar con gran eficiencia. Sin embargo, no podía permitirme un momento de descuido. Me estaba lanzando al cielo para volver a caer, y mi velocidad iba a aumentar en 9,8 metros por segundo. Esa velocidad tremendamente rápida supondría una carga enorme para mi cuerpo, y mantener el control de mi magia mientras me movía tan rápido sería un desafío. Si perdiera el conocimiento durante el hechizo, caería al suelo y moriría en el impacto.

No podía creer que el simple hecho de entrar en la ciudad sin ser detectado exigiera tanto esfuerzo. Tuve que reírme mientras completaba el hechizo.

Mi rostro se puso rígido cuando comencé a acelerar. Mi velocidad creció exponencialmente mientras me elevaba hacia el cielo para finalmente caer.

Terminé el hechizo según mis cálculos, pero seguí subiendo. Usé energía cinética para desacelerar mientras subía más y más alto en el cielo. Cuando crucé por completo la barrera de Tierra Santa, usé el resto de mi energía cinética para detenerme por completo y luego permití que la gravedad me arrastrara hacia abajo.

El aire era delgado y frío. La presión del aire y la temperatura cayeron a gran altura y el oxígeno escaseó. Además, cuanto más repentino sea el cambio de presión y temperatura, mayor será la carga para el cuerpo.

Incluso el Monte Everest tenía solo ocho kilómetros de altura. Cuando consideró cuántas personas se habían derrumbado por la disminución de la presión del aire mientras escalaban ese pico, lanzar su cuerpo diez kilómetros hacia el cielo a alta velocidad solo podía considerarse suicida.

Si no me hubiera cubierto con magia de viento para protegerme, habría perecido.

Reuní viento a través de un hechizo y lo usé para impulsarme directamente sobre Tierra Santa. Luego usé esa misma magia para invertir el empuje y evitar descender demasiado rápido. Una vez que llegué a una altura lo suficientemente baja, descarté el hechizo para protegerme y lo reemplacé con uno que creaba una fina capa de aire que refractaba la luz. Esta era una habilidad especial mía para hacerme invisible.

Fortalecí mi empuje inverso mientras me acercaba al suelo y me detuve casi por completo. Usando todo mi cuerpo para absorber el impacto, aterricé de manera segura y silenciosa. Inmediatamente corrí a un callejón y después de confirmar que no había nadie alrededor, disipé mi invisibilidad.

Me había infiltrado en la ciudad sin ser detectado.

“La primera fase es clara. A la misión principal. Observé la catedral ubicada en el centro de Tierra Santa. Allí esperaba la Alam Karla.”

Había mirado su horario de antemano. Lo que escuché de mi red de inteligencia coincidía con lo que me dijo Nevan, por lo que mi información era muy confiable.

Dentro de una hora, Alam Karla realizaría su ritual de purificación semanal en la casa de baños de la catedral. El agua bendita del baño realzaba su poder como oráculo. Nadie la acompañó a la casa de baños, ni un solo guardia o asistente. Prácticamente le estaba rogando a alguien que la secuestrara.

Si perdía esta oportunidad, no había garantía de que la encontraría sola de nuevo. Por eso no podía darme el lujo de alertar al demonio de mi presencia. Si aumentaba la seguridad, cualquier esperanza de encontrar la Alam Karla solo se desvanecería.

Me mezclé con la ciudad y me deslicé entre una multitud que se dirigía a la catedral. Yo era un asesino, no un secuestrador, pero no me iba a molestar que esta misión exigiera que operara de manera un poco diferente. Ser un asesino exigía versatilidad.