Jaku-chara Tomozaki-kun

Volumen 8.5

Capitulo 2: Una Flor Sin Nombre

Parte 2

Unas pocas horas después, el equipo estaba en un salón de un restaurante japonés en Omiya que su entrenador rentó para la fiesta. La tensión del juego se había disipado, y todas las treinta miembros del equipo, incluida la reserva y las estudiantes de primer año, estaban reunidas en el gran salón con tatami.

—¡Gracias por tu trabajo duro, Aoi!

—¡Te viste asombrosa!

—¡Es increíble haber conseguido un segundo puesto…!

Las palabras de felicitaciones y alabanzas que los estudiantes más jóvenes dieron calmaron un poco a Aoi, pero por supuesto no la alcanzaron. Ni una sola persona en el salón había trabajado tan duro como ella, no podrían genuinamente aclamarla, ni ella podría genuinamente aclamarlas a ellas.

—Ah, gracias.

Lo mejor que podía hacer era asentir y sonreír superficialmente.

Mientras la fiesta iba terminando, las titulares dijeron cada una algunas palabras al grupo antes de que volvieran a casa. Las cinco chicas se pararon frente a todas, mientras el resto miraba con atención.

—¡Nunca había trabajado tan duro por nada en mi vida entera…! ¡Y es todo gracias a Aoi…!

Cada discurso estaba lleno de alabanza y gratitud hacia ella.

—¡Estoy tan feliz de haber podido estar en este equipo con… Aoi… y el resto!

Sus palabras eran emocionadas pero positivas. Tanta honestidad gradualmente comenzó a tener su efecto en Aoi, alcanzando sus partes suaves que aún no había moldeado a la perfección. Se contuvo en la cresta de la emoción, mirando hacia el frente. Naturalmente, ella hablaría al último, y su discurso sería el telón que cerraría todas las experiencias del equipo de baloncesto. Todas esperaban ansiosas sus palabras. Ella lentamente abrió su boca.

—Chicas, gracias por su trabajo este año.

Se estaba revolviendo para hacer este discurso, haciendo su mejor esfuerzo para vestir la máscara adecuada para la capitana de un equipo de baloncesto.

—Fue posible para mí trabajar tan duro porque todas estuvimos juntas.

Retorcida bajo sus propios remordimientos, ella buscó desesperadamente las palabras ideales.

—No creo que podría haber hecho nada con ningún otro equipo. Nadie más habría tenido la fe suficiente para hacer este cuento de hadas una realidad.

Tenía completar su papel a la perfección, —Solo caímos apenas un poco más debajo de nuestro objetivo, pero un segundo lugar es increíble, ¿cierto?

Tenía que probar su propia dignidad una vez más.

—Estar con todas ustedes en el equipo este año…

Pero mientras se preparaba para terminar el discurso, un extraño y oscuro tentáculo de emoción se deslizó en su cabeza.

—Estar en el equipo… ha sido…

Las palabras le estrangulaban la garganta mientras una sensación turbia subía desde el interior, amenazando desbordarse. Todo lo que tenía que hacer es decir aquellas palabras hermosas e ideales, como todas las demás. Todo lo que tenía que decir para poner una reverencia, ordenada y prolija, en el rol que había jugado como capitana del equipo de baloncesto de la secundaria Kusunorio.

Pero no podía terminar la oración.

—Ha sido…

No era capaz de compartir la misma emoción que las otras. Habían perdido. No habían alcanzado su meta. Honestamente, no podía decir que había disfrutado su tiempo en el equipo, no sin una definición.

Poco a poco, sintió que sus emociones y pensamientos empezaron a girar sin control.

—…

Se dio cuenta entonces. Sus ojos siempre habían estado en algo diferente a las otras. Sabía que no había vuelta atrás a la persona que alguna vez había sido. Era diferente de los demás en sus mismos fundamentos, no había nadie con quien compartir su visión del mundo.

Notó que largas lágrimas rodaban en sus mejillas. Ella misma no entendía por qué estaba llorando. Solo sabía que se sentía horrible, terriblemente sola en el mundo.

—¿Aoi…?

Las chicas más jóvenes empezaron a llorar, también. No es necesario aclarar que no tenían ni idea de lo que sucedía dentro de ella. Pero confiaban tan profundamente en ella que el mero hecho de que llorara era suficiente para llevarlas a ellas mismas a las lágrimas.

Sin embargo…

—… Aoi.

Las titulares empezaron a sentir algo un poco diferente. Aoi lloraba lágrimas de frustración durante su discurso, pero en sus ojos no había pista de debilidad. Se quedó mirando delante tan fijo que no podía hacer nada más. Asumió toda la responsabilidad por todo aquello de lo que se había hecho responsable. Existía en un plano diferente a las demás.

Su determinación era comprendida, pero completamente antinatural.

Por primera vez, las titulares tuvieron un pequeño miedo de ella. Fue la primera vez que se exponía así. Pero la parte que había expuesto, la parte detrás de la armadura de su rendimiento, era grotescamente fuerte.

—Entonces, a todas… ¡Gracias!

Al final, terminó su discurso sin decir las palabras que había preparado para la ocasión.

***

Más tarde esa noche, Aoi se sentó con una mirada perdida frente a la pantalla de su computadora. Bajo el título “Metas a mediano plazo” estaba la línea de texto “Ganar el primer lugar en las nacionales en baloncesto”. Ella seleccionó el texto, y suspendió su dedo sobre la tecla ELIMINAR.

—¡…!

Estaba tan acostumbra a cumplir y renovar sus metas que se había hecho casi una rutina. En ese momento, todavía se resistía a pulsar la tecla. Pulsarla sería lo más humillante que podía imaginar. Era su primera derrota decisiva.

¿Cómo era siquiera posible estar borrando una meta porque no la había cumplido?

Se mordió el labio y se las arregló para evitar que el pilar central de su corazón se desmoronara, y pulsó la tecla. El sonido parecía retumbar a través de la habitación como una explosión. Las articulaciones del dedo que usó para pulsar la tecla temblaron ligeramente. Las palabras finalmente se habían ido, dejando el espacio en blanco. Su propio vacío se materializó frente a sus ojos. ¿Con qué lo llenaría?

—¿Aoi? Repentinamente, escuchó una voz llamando atrás de la puerta. Tomo un respiro y respondió.

—¿Haruka, eres tú?

—Me estaba preguntando…

—¿Qué?

La respuesta de Haruka es algo que Aoi no podría haber nunca imaginado.

—… ¿Si quieres jugar un videojuego?

—¿Huh?

Estaba sorprendida. Haruka no le había pedido hacer algo así en un largo tiempo. Hasta unos años antes, las tres jugaban juntas a cada rato, pero desde aquel día, las hermanas casi nunca jugaban videojuegos. Aoi pensó que era a causa de que empezó a enfocarse con una intensa manía en sus metas. O tal vez porque revivir momentos similares podría llevarla a recordar el brillo de aquel día, así que instintivamente se abstuvo. De todas formas, era inusual de parte de Haruka invitarla así.

—¡Vamos, juega Atafami conmigo!

***

—N-no, no puede ser…

—¡Te aplasté!

El nombre real del juego era Attack Families, pero todos lo llamaban Atafami. Era el juego de acción PvP más popular en Japón.

Aoi y Haruka estaban sentadas en frente a la TV en la sala, cada una sosteniendo un mando. Aoi no estaba segura de por qué Haruka la había invitado repentinamente a jugar, pero creía que era un intento de animarla. Eso no significaba que Aoi se la iba a dejar fácil, por supuesto. En realidad, estaba intentando ganar como siempre lo hizo cuando las tres jugaban.

—Oof…

Aoi miró los resultados en la pantalla en shock. Antes cuando las tres estaban locas por los videojuegos sin una razón en particular, Aoi había sido siempre la mejor. Incluso cuando ella solo había jugado Atafami una o dos veces antes, nunca esperó que Haruka la venciera con tres vidas restantes de las cuatro.

—¡No puedo creer que perdí asói contra una de sexto grado!

—No has practicado lo suficiente.

—¡V-Vamos de nuevo!

—¡Seguro!

Pero los resultados no fueron diferentes al primer juego. Su falta de experiencia con Atafami tenía toda la culpa, pero aun así, Aoi no pudo dejar de sentirse malhumorada.

—¡Argh, maldita sea!

—¡Te lo merecías!

—¡¡¿¿Qué??!! ¿Por qué no puedo golpearte?

—Se llama spot dodge.

—Nunca había escuchado sobre eso…

La batalla era desigual, aunque acalorada. L La estudiante de tercer año de secundaria que estaba siendo derrotada por la estudiante de sexto año de primaria parecía de alguna manera más joven que ella y totalmente metida en el juego.

—P-perdí de nuevo.

—¡Eso fue fácil! Creo que te pasaste estudiando mucho y ahora eres mala en los juegos.

—Grrr…

Aoi miró a su hermanita. Por supuesto, aún eran niñas. Pero Aoi siempre había odiado perder. Ser derrotada era increíblemente frustrante para ella.

Tal vez porque estaban tan emocionadas y metidas en el juego que no se dieron cuenta de su madre parada detrás de ellas. Con una esponja jabonosa en una mano, ella miraba el juego en trance.

—¡Oh, mamá!; Dijo Aoi cuando finalmente se percató de ella. Se sintió extrañamente avergonzada, como si su madre la hubiera pescado haciendo algo malo. Pero su madre sonrió, sus ojos brillaban, y dijo algo que Aoi no esperaba.

—…Parece que realmente te estás divirtiendo, Aoi.

—¿Huh?

Aoi estaba realmente sorprendida por las palabras de su madre. Ella estaba perdiendo un juego tras otro contra su hermana menor, ¿pero se estaba divirtiendo? Para Aoi, quien había pasado varios años persiguiendo la victoria y eventualmente encontrándose incapaz de pronunciar la palabra “diversión”, el comentario de su madre se sintió poco natural.

Pero su madre no era la única con esa impresión. Haruka le sonreía inocentemente también.

—¡En verdad te estabas divirtiendo!

Aoi amó la sonrisa de Haruka, y se puso un poco tímida. Comenzó a sentirse insegura. ¿Cómo se sentía realmente, dentro de la máscara, en lo más profundo de su corazón? ¿Qué expresión estaba haciendo su “yo real”? ¿En serio había disfrutado su derrota reciente? Miró al control en sus manos, inquieta.

—… ¿Lo estaba?

La pregunta tan inusual e incierta estaba dirigida a ella misma.

***

Luego de eso, Aoi comenzó a jugar Atafami con Haruka de forma regular. ¿Solo trataba de volverse buena en el juego? ¿O estaba atraída a la emoción que sentía por breves momentos? Cualquiera fuera el caso, se obsesionaba más y más.

Tenía una especie de hábito. Cuando se enfrentaba a algo que tenía reglas y resultados, inconscientemente empezaba a analizar su estructura. Lo hizo con el trabajo escolar y las actividades del club, incluso con la estructura de relaciones de su clase. En el proceso de apuntar a la cima, se había vuelto mejor que nadie en analizar esos sistemas. Por supuesto, rápidamente superó a Haruka en Atafami.

—¡Eek! ¡Aoi, realmente eres la Emperatriz del Mal!

Lo extraño era que, sin importar cuantas veces jugara Atafami con Haruka, eran las únicas veces que sus emociones se desbordaban.

—¡Jejeje! ¡Gané!

—¡Eres demasiado buena! ¿Cómo te volviste tan buena?

—Creo que solo es talento natural.

Cierto, había vencido a Haruka. Pero esa sensación viva y cálida no había venido de ganar.

—¡¿Haruka?! Eso no es justo…

—¡Demasiado justo!

—Ooh, si corro de esta forma, te caerás por el borde y yo no.

—¡Hey! ¡Ahora te estás siendo injusta!

—Ajaja, para nada.

El estado de ánimo se parecía un montón a cuando las tres hermanas jugaban juntas años atrás.

—¿Aoi?

—¿Qué?

Terminado el juego, Haruka suavemente dejó el control.

—Solíamos jugar a juegos como este un montón… antes.

—Lo sé.

La expresión en la cara de Haruka era una mezcla de tristeza y soledad. Aoi no necesitó preguntar a qué se refería. Revolvió el pelo de su hermana con afecto. Si no lo hacía, estaba segura que la soledad la hubiera sobrepasado también.

Tal vez las dos estaban huyendo de la soledad, o quizá se entregaban a la nostalgia. Jugaron una vez y otra y otra y otra. Los controles estaban enchufados a la consola. Pero la hermana que solía usar el tercero ya no estaba allí.

***

Antes que se darse cuenta, Aoi estaba más obsesionada con Atafami que Haruka. Cuando Haruka estaba en casa, jugaba con ella, cuando no estaba, jugaba online. Era como si hubiera encontrado su lugar. Tal vez cualquier juego hubiera servido para el mismo propósito, mientras ella y Haruka pudieran reír juntas mientras jugaban. Mientras les devolviera los recuerdos enterrados y las emociones de aquellos tiempos, podría haber sido cualquiera, tal vez ni siquiera tendría que haber sido un videojuego.

Y por casualidad, Atafami también encajaba con el criterio de Hinami para los mejores juegos. El tipo correcto de esfuerzo cosechaba el tipo correcto de resultados, sin golpes de suerte ni desigualdades injustas. Reglas simples cruzadas de forma compleja para formar un juego profundamente atractivo. En otras palabras, un juego de nivel divino.

Cada vez que se metía en él, se convencía más en que era tan interesante como la vida misma. Además, era el juego PvP con más jugadores en Japón, así que en cualquier momento que jugara online, podía jugar contra otros jugadores de alto nivel de todo el país. Incluso podía saber cuan buenos eran por su tasa de victorias. Aoi solo creía en números y resultados, y aferrarse a ellos era todo. No podía haber una forma más perfecta de llenar el vacío de su corazón.

Luego de varios meses de estar metida en Atafami, su tasa de victorias se disparó al 0,5, volviéndola sin dudas en una de las mejores jugadoras en el país. Fue allí cuando se dio cuenta de algo.

Desde el día que decidió hacer las cosas bien, desde el momento que se dio cuenta de que necesitaba ganar más que nadie, pensó que había tomado siempre el mejor curso de acción. Pero había perdido el torneo de baloncesto. Ahora sabía por qué.

—…

No, probablemente lo sabía desde el momento que perdió. Tal vez lo había empezado a presentir incluso antes, cuando practicaba con el equipo. Sabía por qué no había ganado.

Porque no había perseguido una meta personal.

Por supuesto, arreglarse con la motivación a otras personas podía ser inherente al ganar, en algún sentido. Pero al final de todo, las demás personas eran otras personas. Controlarlas completamente era imposible. Sospechó que sus compañeras habían sentido lo mismo. Las empujaba hasta sus límites, pero no podían ser como ella. Les faltaba la misma motivación, el mismo vacío.

Ella no podía culparlas por ello.

Aoi se quedaba en su cuarto jugando como una poseída. Su nombre en línea era Aoi. No tenía una buena razón para aquel nombre, más allá de ser el nombre bajo el cual había registrado su consola. No había tenido la necesidad de elegir algún nombre especial, y un nombre común como “Aoi” parecía perfecto para sumergirse en las competencias.

Lo más importante era que jugar Atafami la ayudaba constantemente a alejar sus remordimientos un poco. La forma en que su esfuerzo instantáneamente se reflejaba en su tasa de victorias encajaba perfectamente con su personalidad. Era una forma de probar que estaba en lo correcto.

—…Wow, ¿en serio?

Un día, fue emparejada con un nuevo oponente y se sacudió por la sorpresa. Conocía ese nombre. Al principio, pensó que su oponente debía ser un impostor, pero cuando vio el número junto a su nombre, supo que era realmente él.

nanashi     Tasa de victorias: 2,569

El número era increíble. Por supuesto que conocía el nombre. Iba contra el mejor jugador en Japón, el que se conservaba consistentemente en el top de la tasa de victorias. Nanashi.

—… ¡Sí!

Una felicidad tranquila y burbujeante subía en ella. Quería jugar con él desde siempre. El género y la edad no importaban en este juego simple, justo e increíble. Era el jugador más fuerte de Japón, el que había construido un record increíble. En el mundo de los juegos, era un monstruo que hacía todo bien.

Incluso aunque jugarían online, era una oportunidad para enfrentarse a alguien que honestamente respetaba. ¿Cuánta pelea podría darle? ¿Cómo se vería el mundo a través de sus ojos?

La propia tasa de victorias de Aoi estaba sobre los 2,000. Pensó en que probablemente todavía había un abismo entre sus habilidades. Pero basada en su experiencia analizando, atendiendo y “conquistando” todo, desde lo escolar hasta el baloncesto y las relaciones personales, debería poder hacerle un poco de daño. Tal vez podría darle al famoso nanashi una sorpresa.

En el ámbito académico, había demostrado su valía en varios combates utilizando la metodología que había cultivado, perfeccionándola meticulosamente.

En el ámbito deportivo, había perfeccionado sus movimientos de precisión por ensayo y error, mejorando su juego al límite.

En el ámbito interpersonal, había ganado repetidamente los juegos mentales usando las tácticas que había desarrollado.

Su teoría favorita: Todo lo que tenía reglas y resultados era un juego, la vida y Atafami incluidos.

Así que intentó atacar a nanashi con todo lo que había aprendido en el juego de la vida.

Calmó su corazón palpitante y presionó el botón de confirmar.

Sabía que no era probable que ganara, pero tampoco iba a dejar que le ganara fácil.

Suspiró lento y concentró su atención en la punta de sus dedos.

Cuando el juego terminó, estaba aturdida, con el control todavía en sus manos, mirando fijamente a la pantalla.

—… Eso fue increíble.

No era rival para él. La aplastó. No esperaba ganar… asumió que la derrota era inevitable. Pero no había esperado fallar completamente en siquiera defenderse.

Cuando era sobre las técnicas de pelea, la precisión de los combos y el leerla (lo que ella consideraba su especialidad), él la había dominado por completo.

—… ¿Cómo lo había hecho?

Estaba completamente indefensa, puesta a bailar como una marioneta en su mano. Él predecía sus movimientos casi como si la guiara a ellos, y en el instante en que ella había elegido una movida, el desató el perfecto contraataque.

Nunca había experimentado algo así antes, pero no se sentía insatisfecha. Se dio cuenta de algo mientras jugaba: Si alguien trabajaba duro en ello, podía volverse así de bueno.

—Así que así era nanashi…

Estaba tan emocionada que casi le manda un mensaje de chat, pero rápido cambio de opinión. Después de todo, ella no era nadie en este mundo. Ni siquiera tenía el derecho de hablar con el cómo iguales aún. En vez de escribirle un mensaje, le mandó un pedido para otro juego.

Un segundo después, nanashi dejó la sala online. Sí, ella era insignificante para él en esta etapa.

—Entonces es aquí donde estoy.

Como nunca, ella estaba eufórica. Recuerdos sobre la fiesta luego de las nacionales de baloncesto y su discurso volvían. La soledad y aislamiento que había sentido en ese momento le habían dejado secuelas que aún dolían. Todo el mundo decía cuan divertido fue todo, excepto ella. Para ella, llegar al primer lugar era el objetivo, la única cosa que quería. La diversión no tenía nada que ver. Las únicas cosas que había estado persiguiendo eran la victoria, la exactitud, y algo para llenar el vacío. Tal vez ella era realmente un monstruo…… tal vez comprender y ser comprendida fuera imposible para ella.

Pero este momento se sintió completamente diferente.

Pensó que nadie podía poner tanto esfuerzo como ella, o analizar la estructura tan bien, o tratar con los demás de forma tan astuta. Pero para él, todo lo que ella consideraba “vida” era una mota de polvo. Para ella, eso era inimaginable, y era por eso que sentía a su corazón listo para explotar de dicha. Era el polo opuesto a su experiencia durante el discurso luego de las nacionales.

Esta vez, ella era quien miraba al show.

Un nuevo tipo de esperanza brotó en su corazón. Las alturas que escalaba tal vez no eran tan oscuras y desoladas después de todo. Tal vez alguien la esperaba allí, alguien que había puesto aún más esfuerzo que ella.

Sí. Esta persona podría tener lo necesario.

Tal vez el campeón del juego PvP más popular en Japón podría compartir su soledad.

No sabía nada.

Lo esperaba todo.

Tal vez si se encontrara corriendo hasta esa meta, sería capaz de alcanzarla esta vez.

—…Nanashi; murmuró mientras apagaba la consola y abría YouTube en su teléfono. Buscó videos de partidas jugadas contra él. Quien fuera que las había subido probablemente no tenía su permiso, pero tampoco le importaba. Agregó todas a su lista de reproducción.

Luego de todo eso, abrió el documento de Word que había estado editando. El vacío que saltó en la pantalla, el sector en blanco de sus “Metas a mediano plazo”.

Lentamente, escribió una nueva línea de texto.

“Ser mejor que nanashi”

Cerró el documento, y quemándose en esta nueva y feroz determinación, empezó a analizar el estilo de juego de nanashi.

Voy a empezar con copiarlo. Está bien fingir al principio, al menos hasta que eventualmente todo empezara a marchar bien.

Después de todo, la yo real murió aquel día, y la actual no es nadie.

Lo que significa…

Si ya no estoy aquí, este nombre no significa nada. No necesito crecer hacia el sol. Tengo mi propia fuerza.

Bien…

Dejándose llevar por la euforia, abrió la pantalla de configuración en la consola y fue al campo de “nombre”. Escribió las letras una a una, como si estuvieran tallándose en su alma. Sabía que estaba vacía, pero ese era exactamente el punto. Podría llenar el vacío con victorias logradas por sí misma. Desecharía todo lo que había de alguien más y probaría a través de su propia fuerza todo el significado que se le podía dar a un vacío.

Borró la palabra Aoi y escribió seis letras en inglés y un espacio.

Intentaba esconder su primera derrota. Sus movimientos tenían mucha más pasión que cuando borró el objetivo que falló en conseguir.

Golpeó fuerte en la tecla ENTER con el dedo del medio, como si estuviera clavando una bandera de decisión en su vida.

En aquel momento, NO NAME no tenía idea de que un año y medio después, ella, como Aoi Hinami, iba a encontrarse como el personaje de bajo nivel nanashi frente a frente.