Jaku-chara Tomozaki-kun

Volumen 8.5

Capitulo 2: Una Flor Sin Nombre

Parte 1

 

 

—¡Kaboom!

—¡Nooo! ¡Me engañaste, Aoi!


—¡No lo hice!

Voces inocentes iban y venían en una pequeña habitación de niños. Tres niñas de primaria estaban sentadas frente a un televisor enganchadas a una vieja consola. En la pantalla, dos cerditos con gafas de sol en pixel-art corrían alrededor disparándose uno al otro con pistolas láser. Aoi y Nagisa estaban jugando mientras Haruka, la más pequeña de las tres, observaba.

—¡Ha!; dijo Aoi mientras hábilmente movía sus dedos en el mando. Oinko, su personaje, ágilmente esquivaba una bomba y apuntaba una carga explosiva en Nagisa, golpeando en su blanco limpiamente.

—¡¡Ahhhhh!! ¡Nagisa fue golpeada!; su hermana menor Haruka gritó.

—¡Hehe, eres tan fácil de vencer!; Aoi dejó su control y se regodeó.

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—Maldición, perdí…; Nagisa hizo un puchero y se quedó viendo su control por un segundo, luego se giró hacia Aoi y dijo alegremente, —¡Juguemos de nuevo!

—¿En serio? Solo vas a perder de nuevo.

—¡No lo haré! ¡Ganaré esta vez!, Nagisa anunció con confianza, a pesar de que no tenía razones para ello. Sujetó firme su control y fijó la mirada en la pantalla.

—Ugh. Si tengo que hacerlo…; Dijo Aoi, intencionalmente estimulando la competitividad de su hermana. Ella tomó su control con una expresión relajada mientras Haruka miraba emocionada.

—¡Dale fuerte, Nagisa! ¡Derrota a Aoi, la Emperatriz del Mal!

—¡Hey¡ ¡¿Por qué soy la Emperatriz del Mal?!; Aoi preguntó, riendo.

El juego empezó, y sus dedos bailaron sobre el mando.

—Oh… ella es buena.

Los dos cerditos en la pantalla se chocaron, dispararon, esquivaron y alejaron. Nagisa arrojó una bomba. Aoi la esquivó y disparó a Nagisa durante el lag.

—He he, ¿eso es todo lo que tienes?

Esta vez, Nagisa se sonrió.

—Nop… ¡Te tengo!

—¡Oh no!

Justo antes de que el disparo de Aoi golpeara, Nagisa lanzó una segunda bomba. Canceló el disparo de Aoi, luego encañonó directo a Oinko.

—¡Ahhhh!

La bomba explotó sobre Oinko, quien se desvaneció al instante. Un momento después, los resultados aparecieron en la pantalla.

—¡¡Es correcto, creo que he estado Hexed1!!; Dijo el Oinko de Nagisa (de un color diferente al de Aoi), en una pose victoriosa.

—¡Sí! ¿Viste eso? ¡Gané!

—¡Wow, eres súper buena!; Dijo Haruka.

—¡Gracias por alegrarte por mí, Haruka!

—Sniff, sniff…

Aoi arrugó el ceño dramáticamente, gimiendo como un bebé. Nagica saltó sobre ella, con una gran sonrisa.

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—¡Uff!

—¡¡Hey, Nagisa, ten cuidado!! Dijo Aoi, envolviendo sus brazos sobre su hermana menor y dándole palmaditas en la espalda con una sonrisa torcida.

—¡Aoi!

—¿Qué?

Nagisa sonrió de oreja a oreja, todavía en los brazos de Aoi, y clamó, —¡Esto es divertido!

Sus palabras fueron tan honestas y directas que Aoi le devolvió la sonrisa y contestó, —¡Sí, lo sé!;

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Y a pesar de que había perdido, lo decía con sinceridad.

***

 

 

—Ahg.

El festival escolar de la preparatoria Sekitomo y la fiesta de Navidad habían terminado, y Aoi Hinami estaba de camino a casa. Su mente estaba llena de viejos recuerdos. Pensó en cuando Nagisa y Haruka estaban todavía allí, cuando su pequeña habitación todavía se sentía enorme. Mientras el tren se mecía atravesando la noche, sus pensamientos, por una vez, estaban clavados en el pasado.

Por supuesto, ella sabía por qué pasaba. Por un lado, la obra que Kikuchi Fuuka había escrito, por el otro, la conversación que habían tenido en la fiesta más temprano. Más específicamente, las emociones retratadas en la obra y las palabras que Fuuka le había dicho. Inquieta, recuerdos enterrados hace tiempo fueron suavemente subiendo a la superficie.

Fuera de las ventanas del tren, la nieve caía pesadamente. Despacio, estaba cubriendo la faz desnuda de la ciudad con una capa hermosa, pura y blanca, como una máscara. Aoi contempló a la ciudad apagada. O tal vez estaba buscando su propio reflejo tenue en la ventana…

—No importa; Murmuró para sí misma, sosteniendo la respiración. Sonó como si estuviera anunciando el hecho al mundo. Fuera lo que fuera, lanzó sus palabras afuera violentamente, con una inusual voluntad de acero.

1 En inglés Hexed significa “Hechizado, maldito, bajo un hechizo”, en español la frase se podría traducir como: “es correcto, he estado Hechizado/Embrujado/Maldito”. Lo que lleva a la frase” Hexactly” a una aproximación de “mágicamente exacto”, “malditamente exacto”, “malvadamente exacto”, etc.

Otro recuerdo había subido a la superficie.

Un recuerdo de victoria y determinación.

***

 

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Era a principios de verano. Aoi estaba en su tercer año de secundaria, y su trabajo duro empezaba a rendir resultados satisfactorios. Pero aún estaba insegura de cómo seguir adelante.

—¡Bien hecho! Primer lugar de nuevo; Dijo su profesor, un hombre de mediados de cuarenta, mientras sostenía una plantilla de tamaño A4 con sus calificaciones. Sonreía orgulloso, casi como si el logro fuera el suyo propio.

—Ajaja. Gracias. Espero poder hacerlo igual de bien la próxima vez.

Aoi se aseguraba de que su sonrisa fuera suave mientras tomaba el papel. Sus notas en cada asignatura estaban escritas en una columna, con un “1/154” al final. Concurría a una secundaria pública en las afueras de Omiya. El número significaba que había logrado el primer puesto en la puntuación final de los exámenes de su grado. Este era un objetivo, una afirmación directa de su camino.

—Estarás llena de rivales. No te relajes.

—Lo sé. Voy a seguir estudiando duro.

Ella volvió a cambiar su expresión, para mostrar un compromiso renovado. Pero la verdad era que estaba casi segura de que podría alcanzar la puntuación máxima de nuevo. Ya lo había logrado tres veces consecutivas. Sabía cómo hacerlo…… mientras se mantuviera constante, sabía la forma de repetir su éxito.

—Después de todo, ya he establecido un patrón.

Hasta el primer año de secundaria, sus calificaciones habían estado en la media…… en realidad, habían fluctuado entre el promedio y menos que el promedio. Con el paso del tiempo, gradualmente las empujó hacia arriba, hasta que finalmente alcanzó la cima con sus calificaciones de “primer puesto”. Sus esfuerzos puede que no hayan sido visibles, pero se arraigaron firmemente al punto de ser algo que podía repetir.

—Daré lo mejor por mantenerlas alto.


—Bien. Espero que llegues lejos; su profesor dijo.

El problema era que ahora que sabía que podría seguir manteniendo los mismos resultados, gradualmente estaba perdiendo el interés en hacerlo.

—Mantenerse alto…; murmuró.

—¿Qué decías, Hinami?

—Oh, nada. Muchas gracias.

Después de todo, no tendría que probarse a sí misma nada más allá en esta arena en particular.

***

 

 

Las seis y media de esa tarde. Aoi estaba en la cancha de baloncesto en el gimnasio. Se paró con confianza en frente a dos líneas de jugadoras, con una intensa expresión en su cara.

—Muy bien, eso es todo por hoy. El torneo se acerca, así que tengan cuidado de no lesionarse.

Ella sonrió, luego pasó su mirada sobre las jugadoras una por una, mirando a cada una a la cara. Era el capitán de su equipo. Las más o menos treinta miembros le devolvió la mirada con solemnidad, y un ligero escalofrío de tensión les recorrió cuando sus ojos se encontraron con los de ella. Ella misma había creado este ambiente.

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—…Gracias, chicas, por acompañarme en este viaje.

—¿Aoi…?

Chinami Yokoyama, la segunda capitana, estaba en el medio de la línea de jugadoras. Miró a Aoi con sorpresa, derribada por su súbito cambio de actitud fría a cálida.

—Sí, bien… Sé que falta todavía un mes para el torneo, pero quería decirles algo ahora.

Aoi miró hacia abajo, las ojeó tímidamente, luego volvió a levantar la cabeza.

—Sé que he sido dura con ustedes el pasado año o dos, y tal vez un poco egoísta. Las he hecho trabajar duro durante la práctica, y he puesto metas imposibles.

—Eso no es…

—No; Dijo Aoi interrumpiendo a Yokoyama, pero en un tono amable, —Estoy verdaderamente agradecida con todas.

Ella lentamente se agachó, levantó la pelota a sus pies y dribleó frente a ellas. El sonido rítmico hacía ecos a lo largo de la cancha. Luego sostuvo la pelota con afecto en sus brazos, y el silencio regresó. Todos los ojos estaban sobre ella. Sabía que el movimiento y sonido repetitivo era una buena forma de llamar su atención.

—Al principio, no estaba segura.

—¿…No lo estabas?

Esta poco característica muestra de debilidad aumentó el interés de sus compañeras de equipo.

—Para ser sincera, pensé que la gente diría que estaba loca por pensar que nuestro equipo podría llegar a las nacionales, cuando antes habíamos apenas llegado a las finales de la prefectura.

Aoi hablaba vacilante a propósito, para que la revelación se sintiera menos intencional y más real.

—¿Pero saben qué? Ustedes creyeron en mí. Creyeron en que sería confiable.

Puso su cara tímida nuevamente, pero esta vez, la infundió de un poco de emoción y gratitud.

—Podría haberlo dejado todo hace tiempo de no ser por todas ustedes.

Su expresión parecía frágil, lo suficiente como para quebrarse en cualquier momento, y sus gestos eran cálidos y afectuosos. Las dos líneas de jugadoras se quedaron sin aliento ante estas palabras, y pronto se atropellaban para replicarle.

—Pero… ¡Eso es solo porque tu trabajaste más duro que cualquiera de nosotras!

—¡Sí! Si no fuera por ti, nunca hubiésemos llegado tan lejos.

—¡Claro! ¡Estoy tan… feliz de estar en el… e-e-equipo de baloncesto contigo, Hinami!

Las emociones se desbordaban, y algunas de las chicas habían empezado a llorar. Aoi miró a su equipo con una sonrisa en la cara y lentamente asintió. Se giró un segundo y secó sus ojos. Cuando las miró de nuevo, todo rastro de lágrimas se había ido.

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Hizo contacto visual con Yokoyama y suavemente le pasó la pelota. Yokoyama la atrapó firme.

—Dije que no podría haber llegado tan lejos sin ustedes… pero eso no era el final. Las necesito en el futuro también.

Miró a los ojos a Yokoyama de nuevo y mantuvo sus brazos a la altura del pecho. Yokoyama le devolvió la pelota, la cual atrapó con ambas manos. Luego, se la pasó a una estudiante de segundo año llamada Kagami.

—No podremos llegar al primer lugar a menos que todas trabajemos juntas.

—… ¿Primer lugar?

Ella dejó caer las palabras casualmente, ¿pero a cuál primer lugar ella se refería? Sus compañeras de equipo conocían las palabras, pero no aún su verdadero sentido.

Aoi extendió sus brazos, y Kamami le devolvió la pelota. Sus acciones eran casi ceremoniales. Después de todo, Aoi había planeado cada momento de su actuación.

—Hablo en serio; Puso su mano en el bolsillo de derecho de su camiseta, —¿Saben qué es esto?

Sacó una hoja con una lista. Todas se inclinaron para ver que era, luego intercambiaron miradas.

—Um…

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Cuando sintió que nadie iba a responder, Aoi continuó hablando en un tono casual.

—Es mi libreta de calificaciones. ¿Todas recibimos nuestras calificaciones finales hoy, cierto?; Miró a Yokoyama. —Yoko-chan, yo no era una muy buena estudiante en nuestro primer año, ¿es así?

—Um… no, no lo eras; Dijo Yokoyama. Ella no sabía los detalles de las calificaciones de Aoi, pero la imagen de la Aoi de aquel tiempo atrás no era la de una estudiante estrella.

—Pero trabajé poco a poco para mejorar… y ahora estoy en primer lugar.

Miraba con confianza a sus compañeras de equipo. Yokoyama ya sabía que había logrado el primer lugar de nuevo, así que estaba sorprendida, pero se llenó de renovada admiración.

—Es tu tercera vez consecutiva, ¿no es así?

Se quedaron sin aliento. Aoi asintió, satisfecha con su respuesta, y devolvió el papel a su bolsillo sin desdoblarlo.

—No estoy tratando de presumir… Solo quiero que crean en mí.

Ella no creía que activamente dudarían de ella, pero sí que su confianza era un poco corta sobre lo que se necesitaba como para que apostaran todo por ella, así que continuó hablando despacio, encendiendo un fuego en sus corazones.

—Soy la primera en nuestra escuela, pero solo en nuestra escuela. Llegué allí enfrentando mis debilidades… Y creo que nuestro equipo puede hacer lo mismo.

Tal vez porque ellas adivinaban lo que iba a decir a continuación, su atención se centraba cada vez más en sus palabras y su expresión.

—Siempre fueron buenas jugadoras, y han trabajado duro los dos años anteriores. Vinimos juntas como equipo para lograr nuestra meta común.

Todos los ojos estaban pegados a ella.

—Es por ello que sé que podemos alcanzarla sin importar lo arriba que apuntemos.

Se aseguró que su tono fuera poderoso y serio.

—¡Así que hagámoslo! ¡Apuntemos a las estrellas!

En unísono, sus compañeras respondieron con un “¡Sííí!”

Algunas lloraban, otras lucían determinadas. Cada expresión era ligeramente diferente, pero todas creían completamente en ella.

Viendo que todas estaban alineadas detrás del mismo objetivo ahora, asintió solo una vez, firmemente. En parte, estaba satisfecha porque el discurso que había practicado una y otra vez había surtido efecto.

Lo que podía haber estado esperando tal vez era esto, la oportunidad de probarse a sí misma en esta nueva arena.

***

 

 

Aoi caminó hasta la estación con el resto del equipo, luego se separaron y continuó a casa sola. En el recibidor, se quitó los zapatos y se detuvo en frente a la puerta cerrada de la sala. Podía escuchar a su madre moviéndose de aquí para allá en el otro lado. El aceite hervía en la cocina, aparentemente estaba fritando algo. La presencia de su madre la inquietó un poco.

Ella apoyó su mano en el pecho, luego alcanzó su bolsillo y sacó su libreta de calificaciones. Cuando tomo el pomo la puerta, visualizó a la respuesta feliz de su madre y a su propia respuesta.

—¡Estoy en casa!; Llamó inocentemente y abrió la puerta. Como había adivinado, su madre estaba en la cocina preparando la cena. Ella sonrió brillantemente a su hija.

—¡Hola, Aoi! Buena sincronización.

—¿Por qué?

—La cena ya está casi lista. Hice hamburguesas con queso, tus favoritas.

—¡Sí! ¡Gracias!

Su conducta era ahora intencionalmente un poco más aniñada que en la escuela. Ocupó su lugar habitual en la mesa. Su madre puso la tapa a la sartén y se sentó frente a Aoi.

—¿Está bien la comida?; Preguntó Aoi.

—Sí, está bien. Siempre pongo la tapa al final para dejar las hamburguesas cocinándose después de que apagué el fuego. Es un pequeño truco para hacer la carne más tierna.

—¡Wow!; Dijo Aoi, sobreactuando solo un poco.

Su madre sonrió. —¿Cómo va la escuela?; Preguntó casualmente.

—… Bueno, hoy recibimos nuestras calificaciones; Contestó, pretendiendo que recién lo había recordado.

—¿Cómo te fue?

Era una pregunta ordinaria, pero antes de responder, Aoi se aseguró que su expresión fuera juguetona y su tono relajado.

—¿Puedes creerlo? Conseguí el primer lugar de nuevo.

—¿En serio? ¡Es maravilloso!; Su madre festejó. Asintió con satisfacción, luego sonrió amablemente. —Tú eres realmente mi pequeña flor de aoi, siempre abriéndote y buscando por el sol.

Aoi estaba un poco sorprendida por la reacción de su madre, y por un segundo, no supo que decir. Pero rápidamente devolvió la sonrisa a su cara.

—… ¿Lo soy?

—Seguro que sí. Siempre estoy fanfarroneando con las otras madres sobre ti.

—Ajajaja. Ahora me estás adulando.

La felicidad de su madre y aprobación incondicional no eran una sorpresa. Ellas hablaron por unos minutos más, luego su madre fue a ver la cena. Aoi dejó salir un largo suspiro y se mordió el labio por su propia debilidad. Su madre puso las hamburguesas en los platos.

—¿Puedes decirle a Haruka que la cena está lista?

—Seguro.

Aoi subió las escaleras hasta la habitación de su hermana. Ella tenía tres años menos, estaba en sexto de primaria.

—¿Haruka?; Llamó, golpeando la puerta.

—¡Espera un segundo!; Ella devolvió una respuesta con emoción. Aoi podía distinguir el débil sonido de música de fondo de un videojuego al otro lado de la puerta.

—La cena está lista.

—Okey, ¡bajaré tan pronto termine esta partida!

—Muy bien; Dijo Aoi, sonriendo con ironía mientras bajaba las escaleras y se sentaba en la mesa nuevamente. Su madre estaba en la cocina dándole los últimos toques a los tres platos.

—¿Dónde está tu hermana?

—Jugando un videojuego. Dijo que bajará cuando termine.

—Está realmente obsesionada con ese juego; Dijo su madre con una pequeña risa mientras llevaba los platos a la mesa.

—Lo sé. ¿Creo que se llama, Attack Families?

—Síp.

—Es súper popular ahora. Todos los chicos de mi clase están en eso.

—¿Tú no estás interesada?

—No estoy segura de que tenga tiempo para jugar video juegos.

—Ja ja, cierto, ya tienes tu tarea y el baloncesto, así que añadir juegos podría ser demasiado.

—Sí.

La respuesta de su madre la hizo sentir un poco incómoda, pero se mantuvo hablando. Unos pocos minutos después, Haruka bajó las escaleras.

—Ooh, ¡hamburguesas!

—¡Con queso!; Dijo su madre orgullosa.

—¡Ñam! ¿Tus favoritas, cierto Aoi?

Aoi sonrió por la reacción aniñada de su hermana, como si la calmara.

—Yup. Apúrate y siéntate, ¿okey?

Una vez que todas estuvieron sentadas, empezaron a comer. Era una escena familiar pacífica y ordinaria. Pero había algo ansioso e inquieto en la expresión de Aoi, como si ella todavía no se hubiera terminado de definir.

***

 

 

Después de la cena, Aoi fue a su cuarto y abrió el archivo de Excel que rellenaba cada día en su computadora. Un gráfico mostrar sus calificaciones a lo largo del tiempo en la pantalla. La línea empezaba casi plana antes de curvarse cada vez más angulada, y eventualmente yendo hasta la cima. La forma no reflejaba solo su estatus de primer nivel sino también el retorno de la inversión del esfuerzo que estaba dando. Esencialmente, estaba aprendiendo a aplicarse al “tipo correcto de esfuerzo”.

—Bien… Bien.

Se inspiró largamente, lo dejó salir, mirando al gráfico al borde de la emoción. ¿Miraba al presente, al camino que tomó para llegar allí, o al futuro? Cualquiera fuera la respuesta, la incertidumbre de antes se esfumó de su cara.

—…Veamos.

Abrió un archivo de Word y empezó a editarlo. El título decía “Metas a mediano plazo”, con una lista de frases debajo, “Mantenerme en primer lugar en los finales e intermedios”, “Volverme el as del equipo de baloncesto y llevar al equipo hacia las nacionales”, “Llegar a ser un miembro central en el grupo más popular”.

Sus dedos alcanzaron el mouse pad bajo el teclado. Mientras movía los dedos sobre él, el cursor en la pantalla seleccionaba el texto, pintándolo en negro. Aoi se quedó mirando la pantalla un instante, luego suavemente presionó una tecla. Instantáneamente, las tres líneas del texto desaparecieron. Solo quedaba el título, con la extensión blanca debajo. Cada visión y meta que lograba dejaba un espacio vacío a su paso. Una fila sin sentido.

—Bien.

Tomó otra bocanada de aire, pensando para controlar su ansiedad. Mientras iba corriendo, todo era fácil. Pero al momento en que se detenía, quedaba empapada de sudor. Ya se estaba acostumbrando a correr indefinidamente.

Había alcanzado el primer lugar en su escuela en varias áreas, en los intermedios y finales, el área académica; entre sus compañeros de clase, el área comunicativa; en el equipo de baloncesto, el área de habilidad física. ¿Así que cuál sería su siguiente objetivo?

Afirmó con la cabeza y empezó a escribir, recordando la escena en la práctica más temprano ese día. Quería saber que podría repetir esos resultados. En tal caso, necesitaría una nueva arena. Algo que no haya alcanzado aún.

“Ganar el primer lugar en las nacionales de baloncesto.”

Contempló a esta nueva promesa para ella misma, luego cerró el archivo de Word, satisfecha.

***

 

 

Pasó un mes.

—¡Podemos hacerlo! ¡Hemos llegado hasta aquí, podemos terminarlo!

Aoi y su equipo ganaron el torneo de la prefectura sin incidentes y ahora estaba en las nacionales. Su escuela había estado bajo el radar siempre, y ahora estaba enfrentando a los mejores del país. Eso debería haber sido más que suficiente para satisfacer a cualquiera, aunque era el resultado inevitable de la cantidad y la calidad del esfuerzo que habían realizado. Al menos en el ámbito de los deportes de secundaria, Aoi había pulido su método hasta convertirlo en un arte.

—¡Seguro! ¡No se dejen caer ahora, chicas! ¡Hagan su magia!

—Ajaja. Vamos, Yokoyama, esa es la línea de Aoi.

—¡Hey, déjame pasar esa!

Todas en el equipo habían trabajado duro para alcanzar este momento. Se apoyaban entre sí mientras calentaban para el siguiente juego.

—¡Vamos!

Su batalla por el título nacional estaba a punto de empezar.

Dos días más tarde, Aoi estaba en la cancha llorando.

Podía haber llegado al torneo nacional, donde los mejores equipos de todo Japón peleaban en la escena principal. Pero su equipo consiguió el segundo lugar.

No es necesario decirlo, Aoi no lloraba lágrimas de alegría. Estaba frustrada de estar solo en el segundo mejor equipo del país entero.

Bajo otros estándares, los resultados del equipo podrían haber sido demasiado buenos para ser verdad. Hasta un año antes, habían tenido suerte de lograrlo en el torneo de la prefectura, y ahora de repente eran el segundo mejor equipo de Japón. No se las arreglaron para lograr la medalla de oro, pero cualquiera se hubiera asombrado por su logro. Y Aoi era la única que las había llevado allí. Nadie podría ni soñar en criticarla.

Pero aun así…

—El primer lugar va para la Secundaria Yatsuyanagi.

En la ceremonia de cierre, Aoi apretó sus dientes al escuchar las palabras “primer lugar” junto al nombre de una escuela que no era la suya. Su frustración con los resultados, por increíble que fuera, le pesaban tanto que parecía que se rompería en pedazos. Tal vez las lágrimas salían por toda la determinación y esfuerzo que había puesto, o tal vez de la sensación de estar bajo un hechizo del que podría escapar.

—…

A su lado, Yokoyama silenciosamente apoyaba una mano en el hombro de Aoi. Pero no se atrevía a pronunciar su nombre. Se había dado cuenta de algo mientras miraba llorar a la capitana de su equipo. Como las otras, Yokoyama trabajó duro, tan duro en el pasado año como nunca hubiera pensado que lo haría. Siguió el liderazgo de Aoi, caminando en su sombra, puede que para complacer el deseo de Aoi.

Jaku-chara Tomozaki-kun Volumen 8.5 Capítulo 2 Parte 1

 

Pero Aoi siempre trabajó mucho más duro.

Un pensamiento acechaba en la mente de Yokoyama, y la de todas las chicas en el equipo.

Si hubiera cinco Aoi en el equipo, hubiéramos ganado.

Ese es el porqué de que ella y las otras permanecían en silencio. Ellas la siguieron, pero el sueño de ser el mejor equipo de Japón era un sueño que Aoi les había dado, nada más. Era algo que por ellas mismas nunca se hubieran determinado a lograr.

—¡…!

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Yokoyama mordió su labio, frustrada por su propia dependencia e impotencia. Pero dándose cuenta que no ayudaría ahora en esta situación. No podía volver en el tiempo, y no podía revertir los resultados del torneo.

Siempre dependieron de Aoi cuando estaban en problema, incluso en baloncesto. Se convirtió en un “a quién recurrir” en situaciones difíciles. Eventualmente, empezaron a pensar que no podrían lograr su sueño a través de sus propios esfuerzos, pero que Aoi las llevaría hasta allí.

—… Estoy bien, Yoko-chan…

Es por eso que Yokoyama y las otras jugadoras nunca le dieron consuelo o se felicitaron una a la otra por su trabajo duro.

En realidad, ni siquiera podían sentir verdaderos remordimientos dado los resultados.

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