Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 20

Interludio: Caja De Pandora

La mañana después de que Río apuñalara el corazón de Erica, en la capital de la Santa República Democrática de Erica, Ericaburg…

Se acababa de aprobar una votación unánime.

“Nuestra nación ahora invadirá el Reino de Galarc”, anunció Erica. Una declaración de guerra.

“¡Oooooh!”

La sala de congresos se llenó inmediatamente de entusiasmo. “¡Santa Erica!”

“¡Santa Erica!” “¡Santa Erica!” “¡Santa Erica!” “¡Santa Erica!”

Voces que adoraban a Santa Erica resonaron en la habitación. Estaban regocijados, o estaban enojados por la vil Liselotte la Bruja, quien soltó palabras convenientes para complacer a la gente mientras se negaba a renunciar a sus propios privilegios nobles.

Por el subordinado del Reino de Galarc, Rio, que había marchado a su ciudad capital para recuperar a Liselotte.

Estaban llenos de más rabia de la que podían soportar. Estaban hirviendo hasta el punto de hervirles la sangre. Era una ira que no se resolvería sin represalias.

Por eso se regocijaron con la decisión de invadir el Reino de Galarc. Esto les daría la oportunidad de vengarse.

Fue el Reino de Galarc el que había iniciado la lucha con la Santa República Democrática de Erica. Y la monarquía era un mal absoluto que tenía que ser erradicado de este mundo de todos modos.

Esa fue su justificación. No había lugar para la refutación. Eso es lo que creían sin una sola duda.

“¡No perdones a Liselotte la bruja!”

“¡Debemos demostrar nuestra ira a la despreciable monarquía real!” “¡Ejecutar el reino del mal que oprime a los débiles!”

“¡Dios se vengará! ¡Santa Erica les dará un castigo divino!” Los miembros del congreso gritaron apasionadamente.

“Por favor, cálmense, todos”. Erica levantó su mano derecha con una fina sonrisa y llamó al ruidoso grupo. Los congresistas inmediatamente guardaron silencio.

“La votación del congreso ha pasado. Ahora procederemos por el camino de la confrontación con el Reino de Galarc. ¿Alguien tiene alguna pregunta o comentario?” preguntó Erica, mirando a los miembros.

“Santa Erica”. Andrei, el primer ministro y presidente de la reunión, pidió permiso para hablar.

“¿Sí, Andrei?”

“¿Anunciaremos esta decisión a la gente de inmediato? La conmoción de ayer ha hecho que los rumores se extiendan por todo el país, y todos se sienten ansiosos y enfurecidos. Saber que estamos planeando un contraataque puede levantarles la moral”.

Otros miembros del congreso expresaron su acuerdo uno tras otro. Todos querían difundir la noticia para elevar el espíritu de lucha de la nación. Si pudieran parecer confiables para la gente, podrían obtener apoyo.

“Es exactamente como dices, Andrei. Como parte interesada de la nación, el pueblo tiene derecho a saber. Sin embargo, el problema radica en Liselotte la Bruja del Reino Galarc, que escapó. Erica reconoció la opinión de Andrei, luego suspiró dramáticamente.

“El problema…” El rostro de Andrei se torció ante la mención de Liselotte. Él había estado a cargo de cuidarla durante su arresto domiciliario, por lo que sus sentimientos hacia ella eran especialmente conflictivos.

“Como expliqué anteriormente, el joven que rescató a la bruja Liselotte resultó gravemente herido en la batalla con la bestia de la tierra que convoqué. Fue entonces cuando usó el método cobarde de tomar como rehenes a Natalia y a los demás que acudieron en mi ayuda”.

Esa fue la razón por la que Natalia y los demás habían muerto, o eso explicó Erica cuando Andrei y los refuerzos llegaron corriendo después de que terminó la batalla. Pero no tenían motivos para dudar de ella. No había forma de que supieran que sus camaradas habían sido realmente asesinados por el ataque de la bestia de la tierra.

“El joven huyó después de lanzar un ataque que nos envolvió a todos. Debe creer que me mató con ese ataque. Sin embargo, posiblemente regrese para controlar la situación después de curar sus heridas”.

“Y si se entera de nuestro plan para invadir Galarc, podría dar el primer paso contra nosotros. ¿Está bien?”

“Exactamente.” Erica sonrió como si estuviera elogiando a un excelente estudiante.

Cuando se trataba de la guerra, la información era clave. Conocer los movimientos del enemigo era una ventaja, mientras que el hecho de que el enemigo supiera los tuyos era exactamente lo contrario.

“En ese caso, debemos asegurarnos de que nadie aquí haga una mención descuidada de la guerra”, dijo Andrei. La conversación de ahora lo había hecho más consciente de la importancia de proteger la información de la nación.

“Por cierto. Aunque logramos atraparlo a medias, fue lo suficientemente hábil como para recuperar a Liselotte la Bruja desde un lugar altamente seguro. Como no tenemos idea de cuándo podría enviar a alguien para espiarnos, lo mejor sería imponer una orden de mordaza a todos los miembros del Congreso. La hora y el lugar de las discusiones deben controlarse estrictamente, y se deben usar palabras clave para evitar que alguien escuche el plan para invadir Galarc”.

“Ya veo…”

Erica miró al vacío para pensar por un momento, luego sugirió un nombre para el plan. “El nombre del plan puede ser… Hmm. ¿Qué tal el Plan Pandora?”

“¿Pandora?” Andrei inclinó la cabeza ante la palabra desconocida. Los demás congresistas mostraron reacciones similares.

“Es de una antigua leyenda de un tesoro sagrado llamado caja de Pandora. Tomé el nombre de allí”.

“Oh, ¿un tesoro sagrado? Eso suena maravilloso.”

Andrei y los demás miembros del congreso nacieron y se criaron en Strahl, donde la gente tenía una gran fe en los Seis Dioses Sabios. Ya fuera porque era el homónimo de un dios o porque era una sugerencia de Erica, estaban incondicionalmente a favor de la idea.

“Era una caja de esperanza que un dios otorgó a la humanidad para traerles la salvación. Pandora era el nombre de la mujer encargada de esa caja. Abrir la caja traería la salvación al mundo”.

La caja de Pandora de la que habló Erica proviene de la mitología griega en la Tierra, pero parecía haber algunos errores en su relato.

“¡Es exactamente como tú, Santa Erica!” “Oh, vaya, ¿realmente lo crees?”

“Sí. Santa Erica es a la vez una santa y una heroína. Un verdadero representante de los Seis Dioses Sabios. No hay nadie más adecuado para ser Pandora”, afirmó Andrei con orgullo.

“Es así”, dijo Erica con una sonrisa de santa.

“En ese caso, ¿vamos a buscar primero la llave de la caja de Pandora?” ella sugirió.

“¿Dónde sería eso…?” preguntó Andrei.

“El Reino Galarc, obviamente. También sé de un sitio potencial para comenzar las hostilidades”.

“Oh vaya. ¿Cuándo tuviste tiempo para encontrar eso?”

Liselotte recién había sido rescatada ayer por la tarde. Aunque habían votado oficialmente para tomar represalias como nación de la noche a la mañana, prácticamente no tenían ningún plan. Ese fue el caso de todos menos de Erica, al menos.

“Reuní toda la información que necesitaba sobre el estado político, la geografía y el clima de cada país mientras viajaba”.

Había secuestrado a Liselotte en el proceso de hacerlo, pero ese no había sido su principal objetivo mientras viajaba. Por supuesto, era normal que las naciones exploraran tanto antes de sopesar si debían ir a la guerra o no.

“Siempre podemos contar contigo, Santa Erica”, dijo Andrei.

“A partir de este momento, es una carrera contra el tiempo. Recuperaré la llave de la caja de Pandora y se la presentaré a todos”.

“¿Vas a Galarc sola…?”

“Hay numerosos países menores desde aquí hasta el Reino de Galarc. Si marchamos con un ejército a través de sus tierras, terminaremos en combate con ellos. Sería imprudente ir contra una gran potencia en una batalla de recursos. Es por eso que tengo la intención de llevar solo una pequeña fuerza conmigo por Griffin. Alcanzaré la victoria solo con eso.”

La fuerza de combate de Erica ya había sido probada. Ese historial hizo que su declaración fuera aún más persuasiva.

“Ya veo…”

“Y entonces, partiré hacia el Reino de Galarc hoy”. “¿H-Hoy?”

Andrei y los congresistas se agitaron ruidosamente ante la repentina noticia. Estaban muy animados por la decisión de tomar represalias, pero incluso ellos no esperaban poner el plan en acción de repente.

“Dije que era una carrera contra el tiempo, ¿no? No debe confiar demasiado en su capacidad para evitar fugas de información. Es posible que podamos fingir mi muerte mientras tanto, pero si el otro lado descubre mi supervivencia, se volverán más cautelosos. Debemos dar el primer paso antes de eso.”

“Entiendo. En ese caso, ¿deberíamos ocultar el hecho de que estás vivo en este momento? Ya difundimos la noticia de que ganaste la batalla de ayer en toda la capital…”

“No hay nada de malo en difundir la noticia de nuestra victoria, eso afecta la moral de la gente. Lo que debemos evitar es darle al otro lado la convicción de que estoy vivo. El peor de los casos sería que me quedara en la capital y me descubriera un espía. Debemos evitar que encuentren mi paradero”.

Si no supieran que Erica estaba viva y moviéndose, no prepararían ninguna contramedida contra ella por adelantado.

“Ya veo. Y es por eso que te irás hoy.”

“Exactamente. Es por eso que me gustaría que me dejaras a mí el comienzo de las hostilidades. Para reducir el riesgo de que un espía escuche nuestros planes, quiero irme sin explicar abiertamente los detalles de la invasión. ¿Es eso agradable para todos?” Erica preguntó a los miembros del congreso.

Su propuesta era tan buena como pedir carta blanca, pero… “¡No tenemos objeciones!”

Sólo el acuerdo llegó de alrededor de la habitación.

“Muchísimas gracias. Estimo que regresaré con éxito dentro de un mes. Por favor, espérenlo”.