Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 10

Capítulo 2: Favoritismo Obvio—Como Un Reclutador Cuando Un Talento Prometedor Viene A Recorrer La Empresa

Parte 2

Preguntándose qué les esperaba, atravesaron las puertas para encontrar el rostro severo del jefe de seguridad esperándolos.

“Los esperábamos a todos”, dijo.

Todos lo reconocieron como otro pez gordo del festival y se pusieron firmes. Había estado mucho más sereno que el director de relaciones públicas, tanto que era de mala educación compararlos.

“No hay necesidad de ser tan rígido”. Él sonrió, sacudiendo cada mano a su vez. Un saludo mucho más ordinario, pero que en realidad los hizo sudar más.

“¿Ahora qué? Parece legítimo.” Gulp.

“……Sí, el verdadero negocio.” Gulp.

Selen y Phyllo no estaban siendo especialmente educados, pero teniendo en cuenta con quién habían tenido que lidiar esa mañana, esto era comprensible.

El jefe suspiró, consciente de dónde venía esto.

“Vienes del departamento de relaciones públicas, ¿sí? Puedo imaginar por qué tus guardias están levantados. No te preocupes, somos mucho más normales”.

Cuanto más ordinarias parezcan las cosas en la superficie, más preocupado deberías estar por lo que se esconde debajo.

“El director tiende a… bueno, casi siempre se deja llevar. Pero estoy genuinamente agradecido por sus esfuerzos en el festival. Especialmente el tuyo, Lloyd. No te obligaremos a hacer nada demasiado loco.”

Al ver hacia dónde se dirigía la atención, Micona frunció el ceño. “¡Tch, trabajé duro yo mismo! Pero Lloyd Belladonna se roba todo el protagonismo”.

“Entonces, ¿qué implica esta pasantía? No más fotos, ¿verdad?”

Esa sesión de póster había dejado a Lloyd marcado de por vida, y esa fue la primera pregunta en sus labios.

“No te preocupes”, le aseguró el jefe. “La seguridad doméstica generalmente no hace nada ni te obliga a hacer nada raro. Simplemente le daremos una capacitación que no brindan en la academia, algo más cercano al trabajo en sí”.

“…… ¿Oh?” Phyllo se arremangó.

“¡Ha-ha-ha!” El jefe se rio. “Eso no significaba combate práctico. Más información sobre cómo actuar como guardaespaldas o cómo comenzar a interrogar a posibles sospechosos”.

“Me han interrogado innumerables veces. Sé cómo cuestionar, cómo ser cuestionado y cómo huir”.

Selen parecía inmensamente orgullosa de algo que realmente no debería haber provocado orgullo. Ella había estado durante mucho tiempo en la lista negra de la guardia por acoso, por lo que esto era básicamente como un hacker que se jactaba de atrapar a la policía al violar el firewall de su grupo de trabajo contra el ciberterrorismo en un intento de ser contratado.

El párpado del jefe se contrajo, pero perseveró. “Ciertamente nos encantaría que asistieras a una conferencia sobre eso, pero tú entrenamiento para hoy ya está escrito en piedra. Lo mismo para todos los internos”.

“Entonces, ¿qué estamos aprendiendo?” preguntó Lloyd.

“Cómo inspeccionar paquetes sospechosos y cómo tratar con personas sospechosas o sus pertenencias. Dadas las tensiones con el Imperio Jiou, existe una gran posibilidad de que tengan agentes que intenten infiltrarse entre nosotros. Todo el mundo necesita formación en estos temas. Ha habido demasiados incidentes extraños últimamente.”

El director de relaciones públicas había mencionado lo mismo.

“Escuchamos eso esta mañana”, dijo Riho. “¿De qué estamos hablando, específicamente?”

“No se lo digas a nadie más”, dijo el jefe, y una vez que asintieron, explicó. “Ha habido muchas peleas en el lado norte. En su mayoría turistas. Gritando insultos, emocionalmente inestables… y todos los culpables han tenido un leve patrón en la piel que parece espinas. Lo hemos estado llamando la maldición de las espinas.”

“Ominoso. Me pregunto si funciona como las maldiciones que el jefe de nuestra aldea le pone a Marie…”, murmuró Lloyd.

El jefe lo tomó como una broma y esbozó una sonrisa, sin saber que era la verdad.

“Ha-ha-ha… Bueno, todo podría ser solo una coincidencia. No queremos alarmar al público, así que mantén esto entre nosotros”.

Empezó a conducirlos más adentro del edificio de entrenamiento. A diferencia de las instalaciones de entrenamiento de cadetes, esto era más como un gimnasio, solo el mínimo de equipo.

En el interior, encontraron una gran cantidad de soldados alineados y charlando, pero en el momento en que entró el jefe, todos se quedaron en silencio al instante.

“Vaya, hay muchos de ellos”, observó Riho. “¿Son todos de seguridad?”

“Así es.” El jefe sonrió. “Solo una fracción de nuestras fuerzas domésticas. Si los trajimos a todos para el entrenamiento, no habría nadie en el trabajo y, de todos modos, nunca encajarían. Si incluyera seguridad naval o fronteriza, bueno, necesitaríamos varios edificios adicionales.”

“Wow, eso es… mucha gente a la que cuidar”.

Riho lo miró con simpatía.

“¡Ha-ha-ha! Así que siempre estamos buscando talentos prometedores. ¿Oh?”

Varios de los soldados miraban a Selen y murmuraban.

“¡De la lista negra!” “¡El acosador maldito, Selen!” “¡Ella trajo una caja de bombas incendiarias a la frontera y huyó de los guardias fronterizos de Rokujou!”

“Hmph”, resopló Selen. “Parece que nuestra reputación nos precede. Se ven adecuadamente impresionados.”

“No intentes hacerlo en plural, Princesa del Cinturón”.

Selen siempre había sido excelente para darle un giro positivo a las cosas y confundir los gritos de bienvenida con gritos de horror.

Algo desconcertado por esto, el jefe instó a los internos a formar fila.

“¡A sus puestos, todos! ¡Internos, hagan fila! Equipaje a sus pies, por favor.”

Todos los soldados presentes formaron filas.

El jefe de seguridad se adelantó y saludó.

La sala de entrenamiento parecía muy profesional.

“Escuchen. Como estoy seguro de que todos han escuchado, el entrenamiento de hoy consistirá en verificar objetos sospechosos, personas y sus posesiones. La mayoría de ustedes han hecho esto antes, pero presten toda su atención. Se rumorea que una extraña maldición corre y causa problemas. No podemos estar seguros de que esto no sea obra de Jiou, por lo que la diligencia está en orden”.

“””””¡Sí, señor!”””””

El jefe habló durante un rato sobre Jiou socavando el poder de la nación y cómo el desempeño de este departamento tranquilizó a los ciudadanos.

Fue menos un saludo que un discurso completo, y justo cuando Riho murmuró: “Es tan malo como Merthophan”, finalmente se pusieron a entrenar.

“—Y es por eso que te trajimos aquí para entrenar. En primer lugar, estamos haciendo registros y comprobaciones de equipaje”.

Un interno se abalanzó sobre la palabra “cacheo”.

“¡Yo, yo, yo! ¡Quiero cachear a Sir Lloyd!”

Selen Hemein pertenecía a esa lista negra. No dejó pasar la oportunidad de tocar a Lloyd.

Riho y Phyllo agarraron cada uno un brazo mientras ella se alejaba resoplando. El jefe estaba visiblemente sudando ahora, instando a la calma.

“Detén tus caballos, Selen. Tenemos un instructor especial aquí hoy. ¡Adelante!”

En respuesta a su llamada, entró Renge Audoc, jefe del clan Audoc del Dominio Ascórbico, vestido con un uniforme militar Azami.

“¡Gah, Renge!” Allan gritó, estremeciéndose al ver a su novia demonio.

Renge se inclinó con elegancia, dirigiéndose a la multitud.

“Renge Audoc, instructor especial. He asistido con su práctica diaria de combate antes, y hoy estaré asistiendo con este ejercicio de pasantía. Practiquemos todos los conceptos básicos de la inspección de personas y equipaje sospechosos. Gracias.”

Riho estaba teniendo la sensación de que las tropas de seguridad se veían cada vez más nerviosas.

“Entonces, ¿es una taladradora tan dura como dicen?” Ella susurró. “¿Malo como Chrome?”

“…Sus habilidades están a la altura de las del líder del Dominio Ascórbico, Anzu, así que…”

“Primero, permítanme dar una conferencia muy elegante”.

Los ojos de Renge se dirigieron hacia Allan.

Mientras tanto, Selen estaba siendo Selen.

“¡Basta de hablar! ¡Me emparejaré con Sir Lloyd! ¿Quién manoseará a quién? ¡La decisión es tuya!”

“No, eh… esto no se trata de…”, tartamudeó Lloyd.

“Selen,” intervino Renge, sonriendo agradablemente. “El ejército se trata de seguir las regulaciones apropiadas en estos días, y el cacheo de género mixto es una responsabilidad de acoso sexual. Contrólate.”

Esto era exactamente lo que debería decir un profesor, y Selen se echó atrás.

“Muy bien. Me limitaré… por ahora. Siempre podemos practicar más en casa, Sir Lloyd.”

“Demasiado optimista, Ama—¡gah!”

Selen en silencio ató su cinturón en un lazo.

“Nuestra política es que las inspecciones siempre deben ser realizadas por un guardia del mismo sexo, a menos que las circunstancias no le dejen otra opción”.

Micona parecía cada vez más alterada. “Oh, sí Marie estuviera aquí…”

“……Ella no es un soldado.”

Sólo una de las muchas cosas mal con ese pensamiento.

Renge les lanzó otra mirada, avanzando en su conferencia.

“Voy a demostrar el enfoque básico. Allan, da un paso adelante.”

“¿Por queeeeee? ¿Tengo que hacerlo?”

Allan parecía bastante enfermo, pero Renge no se inmutó.

“Difícilmente puedo demostrar técnicas apropiadas de cacheo sin un compañero. Hazlo elegante”.

Agarrando más rápido de lo que el ojo humano puede ver, arrastró su cuerpo hacia adelante, como si lo hubiera atrapado robando en una tienda.

Con las piernas temblando como un ciervo recién nacido, siguió farfullando.

“¡Renge! ¡Acabas de terminar de explicar la política! ¡Estas circunstancias te dejan con muchas opciones!”

“Sí, exactamente”, dijo ella.

“¿Eh?”

Allan ahora estaba completamente perdido.

“Este entrenamiento es para esas circunstancias únicas. Específicamente, casos en los que una mujer guardia se ve obligada a cachear a un hombre sospechoso. No es común, pero tampoco inaudito.

“¿Pero tiene que ser ahora?”

“Lo es. Tener a mi esposo aquí para hacer una demostración es una rara y exquisita oportunidad. ¿O estás escondiendo algo? ¿No? Entonces, todos, tomen notas”.

“Eh, eh… eh…”

Ignorando su tartamudeo, Renge comenzó a explicar el procedimiento con calma y profesionalmente.

“Comience por revisar la chaqueta en busca de bultos inusuales. Si fuman, revisa los cigarrillos. La billetera siempre merece una mirada. Si regularmente pagan la cuenta en tiendas de mala reputación, es probable que tengan la tarjeta de esa tienda en ellos, habiendo olvidado por completo ese detalle”.

Micona, Selen y Phyllo se estremecieron.

“¡Esto no es un registro corporal! ¡Es cómo atrapar a un tramposo!”

“Esa es una circunstancia inevitable. ¡Una necesidad particular!”

“…… Los cabarets cuentan como trampas”.

Renge ahora había abandonado toda pretensión de cacheo, buscando evidencia de infidelidad.

Muchas guardias estaban tomando notas furiosamente, y algunos de los hombres se veían muy astutos.

“Renge, no creo que esto sea…”, comenzó el jefe.

Pero Renge y las mujeres que tomaban notas (presumiblemente las que tenían esposos o novios) le lanzaron una mirada tan fulminante que rápidamente se rindió.

Con ese obstáculo superado, pasó a la siguiente fase.

“Inspeccione el cuello en busca de chupetones o un olor a perfume extraño. Los detergentes en estos días a menudo son perfumados, por lo que es posible que haya borrado la evidencia con una toalla perfumada. Cualquier fragancia diferente al detergente de tu hogar puede ser una señal de advertencia. Hmm, pero no hay tal cosa aquí. ¡Ese es mi Allan!”

Todo claro sobre perfumes y chupetones. La búsqueda de la billetera solo había descubierto un trébol de cuatro hojas digno de una sonrisa.

“Y así es como comprobar si tu marido te está engañando”.

“Ah-ha-ha, ni siquiera estás fingiendo ahora”.

“Con razón eligió a Allan. Nada como una inspección sorpresa.”

“… En público… sin dejarle escapatoria si lo atrapan… astuto”.

Renge se inclinó ante el vigoroso aplauso de algunas mujeres, dejando a todos los demás con una sonrisa bastante horrorizada.

Mientras tanto, varios hombres revisaban subrepticiamente sus carteras y olían sus cuellos.

Pero justo cuando todos pensaban que todo había terminado, Renge continuó con la fase dos.

“¡Aún no ha terminado!”

“¡¿No lo es?!”

Allan parecía algo desesperado, pero nada de lo que decía estaba funcionando. Esta mujer era una roca.

“Ahora tenemos que inspeccionar sus pertenencias. Nunca se puede saber dónde podría estar la evidencia de la infidelidad. Fortalece tu corazón y adéntrate”.

“Esto realmente no es lo que significa cachear, Renge…”, gimió el jefe.

Esto cayó en oídos sordos. Estaba agachada, mirando dentro de la bolsa de papel a los pies de Allan.

Era la bolsa que le había quitado a Lloyd, la que tenía el traje de enfermera y el juego de fotos.

“Ack, espera, Renge, eso es…”

Imagínenselo en sus corazones, todos. La bolsa que su amado esposo estaba acunando contiene fotos de un niño con uniforme de enfermera, y el uniforme en cuestión.

“…………………”

La fatalidad era inevitable.

“Ahora, déjame explicarte, Renge”.

“Ahem, y ese es el final de la elegante conferencia de inspección de infidelidad”.

“Escucha, Renge, todo lo que hay allí es…”

“Ahora pasaremos a lidiar con el descubrimiento de las predilecciones inusuales de su esposo. ¡A la arena de combate! ¡Donde le demostraremos cómo darle a su esposo la paliza de su maldita vida!”

Así, la corta vida de Allan llegó a un final repentino y terrible.

“¡Renge! ¡Tú acento! ¡Y hay una buena razón para esto!”

“¡Si no lo hubiera, sería peor! ¡Escúpelo! ¡¿Estás huyendo de mí a los brazos de un hombre?!”

“¡Para nada! ¡Son de una sesión de relaciones públicas militares! Esas fotos…”

“¡Los militares no tienen malditas enfermeras travestidas!” Este lo hizo.

“Sabía que esa era la respuesta normal…”, susurró Lloyd. Claramente nunca había estado completamente convencido.

“¡Las tripas de Mah estaban gritando señales de advertencia! ¡Pensé por un segundo que teníamos un entendimiento mutuo de la felicidad conyugal, de lo que significaba estar juntos! ¡Tengo que golpear el amor en tu columna vertebral de nuevo!”

“¡Eh, Renge! ¿Tierra a Renge? ¡Aghhhh!”

Renge le rodeó la nuca con la mano y arrastró a Allan fuera de la torre de entrenamiento.

“Una corazonada, una búsqueda sorpresa y el castigo… un amor tan feroz”.

“¿Finalmente te ha hecho temblar, Selen Hemein?”

Micona parecía genuinamente sorprendida. Renge bien podría estar superando a la acosadora.

“Bueno, es su problema. Deja que ellos lo arreglen.”

“……Mmm.”

Las otras chicas ya estaban abandonando a Allan a su suerte.

Una vez que Renge se fue, el jefe comenzó la lección prevista y el primer día de su pasantía llegó a su fin.

Una muerte (Allan) y una lesión psicológica (Lloyd), por lo que no son los mejores resultados.

Lloyd se sintió aún más alejado de sus objetivos. El uniforme de enfermera lo había dejado sintiéndose perdido en la oscuridad.

¿Qué podía hacer?

¿A qué debe aspirar?

Lloyd estaba más perdido por segundos.

Se había lanzado el primer día, dispuesto a probarlo todo.

El equipo de enfermera lo había tomado totalmente desprevenido.

Mientras Lloyd todavía se estaba recuperando de eso, Renge había ido tras Allan por infidelidad, y el día terminó.

Todo lo que Lloyd consiguió fue un uniforme de enfermera y fotografías para firmar más tarde.

Se separó de los demás y se dirigió a casa, luciendo triste.

De vez en cuando, murmuraba: “¡Es solo el primer día!” en un esfuerzo por animarse a sí mismo, pero eso pronto fue seguido por: “Pero ¿qué pasa si todos son así?” Su estado de ánimo oscilaba arriba y abajo, muy inestable. Era como un nuevo empleado que se había equivocado mucho en su primer día, a pesar de que no había hecho nada malo.

Un joven lo observaba desde una esquina, con cara de preocupación.

“¿Qué te pasó, Lloyd?” Shouma susurró.

Un aldeano de Kunlun cuyo bronceado saludable y pañuelo eran bastante distintivos.

Supuestamente era un mensajero y parecía un chico alegre del vecindario, pero en realidad estaba trabajando con Eug para desatar a los señores de los demonios y sumir al mundo en el caos.

Lloyd había dejado el pueblo más fuerte para convertirse en un soldado como el de su novela. Shouma solo estaba tratando de hacer que el mundo fuera lo suficientemente peligroso para que Lloyd pudiera encontrar satisfacción y realización fuera de Kunlun en lugar de escabullirse de regreso a casa, abatido por la debilidad de la gente común, como lo había hecho el propio Shouma. Eso podría sonar como algo bueno, pero como a él no le importaba lo que le pasara a nadie más que a Lloyd, era difícil llamarlo amor.

Shouma a menudo pasaba para cuidar a su “hermano pequeño”, y el comportamiento de Lloyd hoy era motivo de preocupación.

“¿Lloyd, deprimido? ¿Qué hicieron? ¡Gasp! ¡¿Insinuaciones no deseadas?! ¡Él es lindo! Puede que tenga que arrasar el reino.”

La parte aterradora era que él podía hacer eso totalmente. Sin mencionar el hecho de que esta fue su primera inclinación.

Shouma salió de su escondite, corriendo y golpeando a Lloyd en la espalda.

“¡Eh, que hay, Lloyd!”

“¡Augh—oh! Shouma?! ¿De dónde vienes?”

La última persona que esperaba ver, pero la alegre sonrisa de Shouma disipó su sorpresa.

“¡Niño, estás mirando hacia abajo en los vertederos! Solo tenía que venir corriendo”.

“Oh… oye, ¿cuándo vas a dejar de pelear con la jefa Alka? ¡Todos te quieren en casa!”

“¡Ah-ha-ha, qué pasión! Pero en serio, ¿qué pasa? No es como si te vieras tan triste.”

Una nube pasó por la expresión de Lloyd.

“¡¿Alguien te hizo una insinuación?! ¡Sabía que eras demasiado lindo para este mundo! ¿A quién prendo fuego?”

“¡¿Por qué pensarías eso?! ¡No prenda fuego a nadie! En serio, eso no es todo. Yo solo… estoy tratando de descubrir mi carrera”.

“Ohhhh,” dijo Shouma, asintiendo varias veces. “Bueno, vale la pena preocuparse por eso. Oye, ¿tienes tiempo ahora?”

“¿Mmm? Um, un poco.”

“Entonces ven a pasar el rato conmigo… ¡Oh, esa tienda se ve bien! Este tipo Satán me ha estado robando el protagonismo últimamente, así que tengo que ganarme algunos puntos de hermano mayor”.

¿Son estos puntos de relación una nueva moda, o…?

“¿Que son esos?”

“¡Nada! No importa. Vamos, ese café helado no se va a beber solo. ¡Trae el calor!”

“Ha-ha, el café helado no está caliente”.

Entraron en la cafetería.

“¡Barista! Dame un café con hielo. Lloyd, ¿qué quieres?”

“Lo mismo.”

“¡Entonces que sean dos!”

El café llegó a su mesa momentos después, y Shouma tomó un trago, sonriendo con cariño.

“¡Se siente como una eternidad!” él dijo. “¿Cuándo fue la última vez que nos sentamos y hablamos?”

“Estás tan ocupado todo el tiempo, Shouma. No es solo ese trabajo de mensajería, ¿verdad? ¿Qué has estado haciendo?”

“¡Ha-ha-ha, estoy ocupado, pero todo son cosas apasionantes! Ni siquiera me da tiempo para dormir.”

Lloyd estaba felizmente inconsciente de que Shouma estaba tratando de desatar a los señores demonios para su beneficio.

Trató de obtener detalles, pero Shouma solo fingió bostezar, cambiando rápidamente la conversación de regreso a la carrera de Lloyd.

“Entonces, ¿cuál es exactamente el problema con tu carrera aquí? Quieres ser como el soldado de la novela que te di, ¿verdad? Material de protagonista adecuado, todo heroico. ¡Me imagino que ese es un objetivo bastante claro!”

“Sí, pero… ese soldado se dedicaba a luchar por su patria. Estaba luchando con armas antiguas para salvar el reino o contra monstruos para ayudar a las aldeas por las que pasaba, y eso es realmente más lo que hacen los aventureros”.

“Ohhh,” dijo Shouma. “Supongo que era una especie de libro para niños de esa manera”.

“Y peleando por el país o la gente, estoy entrenando y estudiando para ser como ese héroe, pero cuando se trata de decidir una publicación específica, es… terriblemente nebuloso. ¿Seguridad? ¿Guardia Real? trabajo de rescate? Pienso y pienso y no llego a ninguna parte”.

“Bueno, me alegro de que no sea nadie quien te intente mover de todos modos. ¡No hay necesidad de pirotecnia!”

Shouma lo hizo sonar como una broma, pero, con las pupilas dilatadas, sus ojos estaban muy serios.

“Entonces, en este momento, estamos haciendo pasantías, y dije que quería hacerlas todas para encontrar el puesto adecuado para mí”.

“¡Wow! Muy tú, Lloyd. ¡Ejecuta todo el tablero! ¡Pasión!”

“Pero la pasantía de hoy de alguna manera me involucró vistiéndome como enfermera en una sesión de fotos de carteles. Un poco quitó el viento de mis velas “.

“¡Sabía que alguien se estaba aprovechando de ti!”

“Okay, más o menos, pero… no prendan fuego a nadie, por favor. Esas cosas realmente no son graciosas”.

Lloyd parecía muy cansado. Le mostró a Shouma el contenido de la bolsa de regalo, y los ojos de Shouma se volvieron sombríos nuevamente.

“Me aseguraré de que esto se solucione”, ofreció.

Pero por una razón diferente.

“Aquellos que puedes quemar por completo”, dijo Lloyd.

“Tienes mi palabra. El acto se hará”.

Tal vez no de la forma en que pensaba Lloyd. Shouma y el jefe tenían mucho en común, de verdad.

“Se suponía que el cartel ayudaría a las personas a evitar contraer la gripe… y luego de eso, fuimos a seguridad nacional y el entrenamiento allí fue un caos. Seguía pensando: ‘¿Es esto lo que quería hacer?’ Tal vez mis motivaciones son inmaduras”.

Parecía bastante cabizbajo.

Así que Shouma extendió la mano y apretó sus mejillas.

“¡Shouma! Ya no soy un niño pequeño”.

“Ha-ha-ha, solía hacerte eso todo el tiempo. Te encantaba en ese entonces. Ah, y cuando te lastimaste, hice todo eso de ‘¡Dolor, dolor, vete!’, y eso siempre hacía que no lloraras”.

“Lo hizo, pero—argh.”

Shouma sonrió y soltó las mejillas de Lloyd. Le dio una palmada firmemente en el hombro.

“¡No te rindas, Lloyd! No tiene nada de malo ser infantil. Tú eres quien devolvió el fuego a mi corazón, ¿recuerdas? No me vayas a decir que eso está mal.”

Shouma comenzó a hablar apasionadamente sobre los viejos tiempos.

Ser tratado como un niño nuevamente le recordó a Lloyd cómo se había sentido cuando leyó esa novela por primera vez, ayudándolo a recuperar una parte de su infancia.

“¡Bien, bien! Inmaduro o no, eso no importa. Sólo tengo que hacer lo que pueda. ¡Solo estoy comenzando! ¡Con estas prácticas y con mi tiempo de cadete!”.

Cuando el estado de ánimo nublado desapareció, la sonrisa de Shouma se amplió.

Pero luego, murmuró para sí mismo: “Un objetivo específico, ¿eh? Si hubiera tenido uno de esos, tal vez no hubiera terminado así”.

“¿Mmm? ¿Qué fue eso?”

“Oh nada. ¡Sé que puedo dormir en paz ahora! Me alegro de que hayas descubierto las cosas, Lloyd. Tienes un alma apasionada.”

“¿Cuándo empezaste a decir tanto esa palabra? No solías hacerlo.”

“Uh, bueno… Espera, ¿estás seguro de que todavía tienes tiempo?”

“¿Tiempo? ¡Ah! ¡Es muy tarde! Marie tendrá hambre. Shouma, ¡gracias por el café! ¡Tengo que correr!”

Lloyd se puso en pie de un salto y dio un paso hacia la puerta. Luego, se volvió una vez más.

“Fue divertido hablar como solíamos hacerlo”, dijo. “Deberías pasar más a menudo, Shouma”.

“Siempre me complace ayudar”, respondió su amigo, señalando a Lloyd hacia la puerta. “No importa lo mal que se ponga el mundo, si Lloyd todavía me admira…”

“¡Magnífico, Shouma! ¡Derribar a un monstruo así con tanta facilidad! ¡Los aventureros de rango S palidecieron al verlos!”

Para eso.

“¡Eres el mejor, Shouma! ¡Conoces toda esta magia ancestral! Debes unirte al gremio de hechiceros. ¡Tienes los ingredientes de un gran sabio!”

No. ¿Y eso que significa?

“Buen trabajo, Shouma. Toma la mano de mi hija y mi título es tuyo.”

¿Por qué dirías eso? ¡Acabo de ahuyentar a algunos bandidos! ¡Esto es tan tonto!

“De ninguna manera podrías completar una misión de rango S sin hacer trampa, ¡eso es Shouma para ti!”

¡Deja de hacer eso! ¡Nadie está engañando!

“¡Eres tan fuerte!” “¡El más OP!” “¡El mayor sabio de todos los tiempos!”

“ ¡Vete al infierno! ……?!”

Shouma se había quedado dormido en su asiento después de que Lloyd se fuera. Sus sueños lo habían despertado.

“Uf, pesadillas asquerosas. No me lleves de vuelta allí…”

Maldijo de nuevo, mirando a través de la ventana.

El sol se había puesto y las calles estaban iluminadas con piedras mágicas.

“Tantas cosas aburridas obstruyen los rincones de mi mente”.

El hielo de su café se había derretido. Sintiéndose como ese hielo, suspiró.

“Si hubiera tenido más que curiosidad y entusiasmo, tal vez me hubiera decepcionado menos. Si busco un objetivo como el de Lloyd, no”.

Se sorprendió a sí mismo frunciendo el ceño en el cristal de la ventana, como si su reflejo lo estuviera regañando por el pensamiento indulgente.

“Eso solo hará que me invadan más personas de mierda. Personas que no piensan por sí mismas, que solo intentan complacerte y sacar provecho de ello”.

Al ver a los insectos revolotear alrededor de las lámparas, rechinó los dientes lo suficientemente fuerte como para que las personas sentadas en la mesa de al lado lo escucharan.

“Um, señor… vamos a cerrar pronto”.

“…………”

“Si desea hacer un último pedido, ¡eep!”

El reflejo de la cara del cliente en la ventana. Su expresión hosca. Sus ojos se iluminaron con furia y enojo. El servidor jadeó y retrocedió.

Su grito devolvió a Shouma a sus sentidos. Volvió a aplicar su sonrisa.

“¡Oh, lo siento! ¿Últimas órdenes? ¡No, gracias! Voy a salir, así que solo traiga la cuenta”.

Incluso su sonrisa parecía desconcertante ahora. El mesero se apresuró a traer la cuenta.

Verla tan temerosa hizo que Shouma se enfadara consigo mismo, pero no por asustarla.

“¡Lo hice otra vez! No puedo dejar que se muestre. Una vez que alguien tiene la guardia alta, es difícil engañarlo”.

Francamente, a él no le importaba nadie más que Lloyd.

Mientras salía del café, murmuró: “Solo recordar esas cosas me hace esto. No puedo permitir que eso le pase a Lloyd. Tengo que mantenerlo ajeno…”

El aire frío refrescaba su cabeza, así que se tomó su tiempo para caminar.