Bungo Stray Dogs (NL)

Volumen 6

Capitulo 3: Ese Sol Poniente.

Parte 3

 

 

—¡Kunikidaaa! ¿Puedo lanzar otro?

—¡Espera, Kenji! ¡Están demasiado alto! ¡Le darás a Akutagawa si lanzas uno desde aquí!


Kenji y Kunikida estaban gritando en uno de los pisos intermedios del edificio en construcción frente a la sede de la Mafia. Kunikida miraba a través de unos binoculares para comprobar dónde se encontraba exactamente Akutagawa, mientras Kenji esperaba su siguiente orden con una viga de acero al hombro.

—¡Maldita sea! ¡Akutagawa no se mueve! Pero no hay manera de que podamos respaldarlo desde esta distancia…

El presidente de la Agencia de detectives había ordenado a Kunikida y a Kenji que vinieran aquí y proporcionaran refuerzos a Akutagawa, pero Kenji no sería capaz de lanzar con precisión otra viga de acero hasta la azotea. Apretando los dientes, Kunikida gruñó.

—¿No hay… realmente nada que podamos hacer…?

***





 

 

Los ojos de Akutagawa estaban cerrados. No sentía ni dolor ni angustia. La lucha era algo muy, muy lejano, al otro lado de una gruesa membrana, y ni siquiera una sola partícula de luz era capaz de abrirse paso dentro del abismo de su conciencia.

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Pensaba en cómo iba a morir, pero no sentía nada, ni una sola emoción.

Akutagawa le dijo una vez a Oda que había dos personas a las que quería matar. Una era el hombre de negro, al que Akutagawa despreciaba por haber secuestrado a su hermana y haberlos separado durante años.

El otro… era un chico llamado Ryuunosuke Akutagawa.

Un chico que había perdido a su hermana menor por ser miope. Una basura humana que decía que iba a vengar a sus amigos mientras se entregaba a la matanza y desperdiciaba su vida. Era un enemigo cruel y malvado. Era una bestia nacida en aquella fatídica noche de hace cuatro años y medio, la noche en que el Perro Loco experimentó por primera vez las emociones.

Akutagawa pensó en que Oda tenía razón en que no debía perseguir a la bestia que llevaba dentro. Porque no podía ganar. Ningún humano podía vencer a su propio ser.

Pero uno podría forzar un empate.

Las garras del tigre seguramente le cortarían la cabeza mientras mantuviera los ojos cerrados. La lucha por la venganza terminaría por fin, y él podría por fin dormir, libre de preocupaciones.

Él, que creció en los barrios bajos sin nadie en quien confiar y sin nadie que se preocupara por él, él, que pasó toda su vida retorciéndose en la desesperación y el resentimiento, podría finalmente descansar. Por fin se salvaría. Por fin se reuniría con sus amigos.

«Entonces, ¿qué razón tengo para…?»

Akutagawa oyó de repente una voz.

—Los detectives no se rinden. De pie, Akutagawa.


Abrió los ojos y se encontró con un transceptor de mano justo delante de él. Era el que se había caído del bolsillo de Atsushi hacía unos momentos, y de él salía una voz.

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—He utilizado una pistola de gancho para entrar en la oficina de seguridad del edificio de la mafia. Te estoy llamando desde allí —La voz de Kenji, el sonido de las cosas rompiéndose y los disparos se escuchaban de fondo— Levántate, Akutagawa. Escucha: los detectives nos convertimos en las personas más fuertes de la tierra cuando alguien necesita ser salvado.

“No soy un detective” —Akutagawa trató de hablar, pero se le fue la voz. Pensó que alguien intrínsecamente malvado no tenía derecho a convertirse en detective.

—No eres malvado —objetó Kunikida como si pudiera leer su mente— Es que aún no sabes quién eres. Eso es todo. Ponte del lado del bien con nosotros. Te doy oficialmente la bienvenida a la Agencia. Has aprobado. A partir de este momento, eres un detective.

Los ojos de Akutagawa se abrieron de par en par justo cuando las garras del tigre se dirigían hacia él. Las afiladas y brillantes garras blancas parecían nieve cayendo lentamente del cielo.

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—El momento en que crees que eres un detective es el momento en que te conviertes en uno. Esa convicción te dará el poder que necesitas. Todo lo que tienes que hacer es creer.

—Mmm…mm…

Akutagawa abrió los ojos con un gemido.

—¡AAAAAAAAAAHHHH!

Cada fibra de tela de su cuerpo estalló y se enroscó alrededor de su brazo derecho. Inmediatamente se puso en pie, aprovechando el impulso para lanzar su brazo derecho hacia arriba. Mientras el puño de Atsushi descendía, el de Akutagawa ascendía.

—¡[Rashomon: Dragon Drill Spear8]!

  • Dragon Drill Spear: Lanza Taladro Dragón

Sus puños chocaron. El poderoso torrente resultante creó una tormenta que desgarró sus cuerpos. El hormigón comenzó a desprenderse violentamente del suelo mientras se desmoronaba.

¡Gwah…! —gimió Atsushi mientras desataba su poder al máximo— ¡¿No me digas que se están expandiendo?!

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El grupo de cuchillas de tela reunidas alrededor del puño de Akutagawa se hinchó aún más y se transformó.

[Rashomon…]

El puño de Akutagawa brilló de color blanco, y su habilidad de transición de fase comenzó a interferir con la constante física del espacio circundante mientras una colosal onda de choque se concentraba hacia un único punto.

—¡[…SILVER TORRENT9]!

Bungo Stray Dogs Volumen 6 Capitulo 3 Parte 3 Novela Ligera

 

  • Silver Torrent: Tormenta/Torrente de Plata

La ola plateada de tela que siguió al puño de Akutagawa devoró la mano de Atsushi y la barrió.

—¡¿Uwaaaaaahhhhhh?!

Incluso la gargantilla que rodeaba el cuello de Atsushi fue tragada por el torrente y se hizo añicos. Toda la azotea se vio envuelta por una luz plateada mientras las vibraciones se extendían por todo el edificio, sacudiendo los muebles del interior como un terremoto. El estallido sónico como el de un cañón, con el rayo de luz que lo acompañaba, fue tan tremendo que pudo sentirse en cualquier lugar de la ciudad de Yokohama.

Cuando el impacto se calmó y los escombros dispersos se asentaron, no había nada que se moviera en la azotea devastada.

Atsushi estaba tendido en el suelo. Una hoja de tela había destruido todo su cuerpo, empezando por su brazo derecho. Ya ni siquiera tenía fuerzas para mantenerse en pie. Su capacidad de regeneración se había visto drásticamente afectada por la pérdida de su gargantilla que controlaba al tigre. Le estaba costando todo lo que tenía sólo mantener el pulso.

Akutagawa se quedó completamente inmóvil. Había perdido demasiada sangre, y mantenerse en pie no era una tarea fácil después de usar repetidamente su habilidad hasta freírse los nervios. Sin embargo, no perdió el conocimiento.

Akutagawa se las arregló para arrastrar su cuerpo plagado de heridas hasta Atsushi.

—Mátame… —repitió Atsushi mientras jadeaba— No hay manera… de que pueda cumplir mi promesa… con el director ahora. Al menos… puedo expiarme… con mi vida.

Su expresión se torció con una emoción distinta al dolor. No le quedaban fuerzas para resistirse. Quitarle la vida sería una tarea sencilla. Akutagawa se puso al lado de Atsushi y lo miró con frialdad.

—Muy bien.

Akutagawa colocó su pie en la garganta de Atsushi, y luego comenzó a inclinarse lentamente hacia él.

—¡Gw-ah…!

La cara de Atsushi se retorcía de agonía mientras la presión apretaba sus vasos sanguíneos y sus vías respiratorias, pero ni siquiera tenía fuerzas para levantar la mano y resistirse. Si Akutagawa seguía desplazando su peso sobre el cuello de Atsushi, podría matarlo fácilmente al cortar su suministro de oxígeno e interrumpir el flujo de sangre.

—…ector… —Una pequeña lágrima rodó suavemente por el rabillo del ojo de Atsushi— Director… lo siento… no me convertí… en un estudiante… del que pudieras estar… orgulloso…

Akutagawa le miró en silencio, con la mirada débilmente vacilante.

—Olvídalo.

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Quitó el pie del cuello de su oponente. Atsushi empezó a toser inmediatamente y se quedó mirando a Akutagawa con evidente desconcierto.

—¿Por qué…?

—Mi trabajo en la agencia de detectives no incluye ayudar a los que tienen deseos de morir —explicó Akutagawa antes de empezar a tambalearse hacia la salida. Atsushi le siguió con la mirada— Huir de tu pasado y tener miedo de ti mismo es una batalla propia… Escupe tu sangre, Tigre. Escúpela y sigue adelante. Un día… si caes al suelo después de que tu miedo y tu huida te conquisten, pasaré por encima de tu cuerpo y me burlaré de ti.

De repente, se escuchó un aplauso hueco.

—Felicidades.

Los desiguales aplausos silbaron en el viento sobre la azotea. Akutagawa y Atsushi buscaron la voz… y enseguida encontraron la fuente.

—¡Felicidades! Enhorabuena a los dos. Ha sido brillante. Ha sido tan bueno como su combate en el barco, si no es que mejor.

Cerca de allí había una figura alta y sombría cuyo abrigo negro ondeaba al viento. Había algo extraño en esta persona, como si sólo el espacio que le rodeaba hubiera sido recortado de su entorno. Era el gobernante del submundo criminal.

—Dazai.

—¡El hombre de negro…!

El jefe de la Mafia Port, Osamu Dazai, se dirigió en silencio hacia ellos.

—Parece que el chico alimentado por la ira y la venganza durante los últimos cuatro años y medio ha ganado —Dazai se acercó con una débil e indescifrable sonrisa— He estado entrenando a Atsushi durante cuatro años y medio, y sin embargo le has ganado. Es difícil de creer. Tal vez éste sea el poder de la Agencia Armada de Detectives. Haaah… Esto sí que me pone en aprietos.

Dazai continuó acercándose hasta situarse justo al lado de Atsushi. Entonces dijo sin emoción alguna:

—Atsushi. Estás despedido.

Los ojos de Atsushi se abrieron brevemente en señal de asombro, pero los cerró casi inmediatamente.

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—…De acuerdo.

—A partir de ahora, quiero que vivas en el mundo exterior. He dispuesto que algunos conocidos se ocupen de ti. Ahora, ve a un mundo de luz. Junto a Kyouka.

—¡¿Eh…?! —Atsushi levantó la cabeza con incredulidad.

—¿Qué estás tramando, hombre de negro? —Aunque tambaleándose, Akutagawa se puso en posición de combate— Me has atraído hasta aquí hoy, ¿verdad? …usando esa carta y a Gin como cebo. Pero si querías simplemente matarme, había muchas formas más fáciles de hacerlo. ¿Qué es lo que buscas? ¿Qué ven esos ojos más allá de esta batalla?

—¿”Más allá de esta batalla”? Lo has entendido mal, Akutagawa —comenzó Dazai mientras seguía caminando— No se trata sólo de hoy. Todo esto empezó hace cuatro años y medio. Desde que te quité a tu hermana, cada factor fue cuidadosamente planeado para este momento. El entrenamiento de Atsushi, la expansión de la Mafia… todo.

—¿Qué…? —Akutagawa se quedó sorprendido.

—¿Estás familiarizado con el Libro? —preguntó Dazai de repente mientras los miraba— No estoy hablando de libros en general. Hablo de un libro que es único en su género. Es un libro de papel blanco y en blanco donde cualquier cosa que escribas se convierte en realidad.

—¿Lo que escribas… se convierte en realidad…?

Dazai contestó con viveza, como si recitara poesía. —Sí. Pero eso de que “lo que escribas se hace realidad” no es exactamente como suena. El Libro es más o menos el origen de este mundo. En ese Libro encontrarás un número infinito de mundos potenciales que pueden bifurcarse en un número infinito de caminos diferentes, dependiendo de las decisiones tomadas y las condiciones establecidas. Y en el momento en que se escribe algo en una página del Libro, se “convoca” un mundo adaptado a lo escrito. El mundo potencial dentro del Libro y el mundo real cambian de lugar.

Tanto Akutagawa como Atsushi se quedaron atónitos y sin palabras. La escala de este acontecimiento era demasiado grande para que cualquiera pudiera comprenderla. Sólo había una cosa que ambos comprendían: Dazai no mentiría ni bromearía en estas circunstancias.

—En pocas palabras, el término mundo se refiere tanto a la única realidad física que existe fuera del Libro como a los infinitos mundos posibles que se esconden dentro del Libro —explicó Dazai con despreocupación, como si fuera de sentido común— Este mundo es un mundo posible. En otras palabras, es simplemente uno de los infinitos mundos dentro del Libro.

Akutagawa y Atsushi se quedaron paralizados de asombro, pero los ojos de Dazai estaban rígidamente serios y brillaban con inteligencia. No estaba mintiendo. Esto no era algo que entendieran lógicamente, pero lo sabían en la cámara más profunda de sus mentes.

—Pero la realidad sigue siendo la realidad. Este mundo tiene tanto peso como el mundo exterior. El hecho de que el Libro —que es algo así como el origen del mundo— exista también en este mundo lo demuestra. Pero el Libro de este mundo es un desagüe, por así decirlo. Las órdenes del mundo exterior pueden reescribir este mundo o incluso destruirlo… Y muy pronto, varias poderosas organizaciones extranjeras comenzarán a invadir Yokohama para robar el Libro.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó instintivamente Akutagawa.

Porque soy un usuario de habilidades que puede anular todas las habilidades, y utilicé ese rasgo para crear un punto de singularidad, que obligó a los fragmentos de los mundos a conectarse. Después de eso, logré leer con éxito los recuerdos del yo que existe fuera del Libro, es decir, el yo original.

—…?!

«¿Leer los recuerdos? ¿Del otro, del Dazai original?» Era un concepto tan extraño que no podían seguirlo.

—El Gremio, las Ratas y otras numerosas y poderosas organizaciones van a venir en tropel para hacerse con el Libro. Ustedes dos deberán derrotar a cada uno de ellos y proteger este Libro a toda costa, porque si escriben algo, este mundo será sobrescrito y dejará de existir.

—No entiendo —afirmó Akutagawa con una nota de confusión en su voz— Supongamos que lo que dices es cierto… ¿qué tiene que ver eso con robarme a mi hermana? No tiene ningún sentido.

—Porque necesitaba la ayuda de ambos —declaró Dazai— Necesitaba la singularidad que se crea cuando vuestras habilidades se fusionan, y necesitaba ese algo que va más allá del poder, algo que sólo cobra vida cuando vuestras almas se encuentran. Pero para ello, necesitaba que lucharan. Necesitaba que se enfrentaran a muerte para que se entendieran.

Dazai se acercó al borde del tejado. No había ninguna valla ni muro que le impidiera caer. Todo lo que había ante él era el cielo. No habría nada que se interpusiera entre él y la superficie si caía.

—Dazai —suplicó Atsushi, con la voz temblorosa— Es peligroso. Por favor, vuelve.

—Sin embargo, tengo que advertirles de algo. No pueden contarle a nadie lo que les acabo de decir. Ustedes dos son los únicos que pueden saberlo. Si más de tres personas saben la verdad, este mundo se desestabilizará, y será más probable que desaparezca sin siquiera usar el Libro. Por eso… les dejo el resto a ustedes dos.

Dazai dio un paso atrás, colgando su talón sobre el borde y en el cielo.

—Más de tres personas… —Los ojos de Atsushi se abrieron de par en par tras contar el número en su cabeza— Dazai, espera. No me digas que…

—Por fin ha llegado el momento —Dazai sonrió lentamente mientras disfrutaba de la brisa que soplaba a su espalda— Por fin hemos llegado a la quinta fase, la fase final. Es una sensación extraña, realmente. Se siente como la noche antes de volver a tu ciudad natal.

—Hombre de negro —Akutagawa entornó los ojos y preguntó— Responde sólo una cosa por mí. ¿Por qué has llegado tan lejos? ¿Por qué estás tan obsesionado con salvar este mundo de la desaparición?

—Es cierto… Sinceramente, no tengo mucho interés en este mundo. No me importa lo que le ocurra. Al menos, estoy seguro de que el yo de otros mundos posibles diría eso. Sin embargo…

Dazai cerró los ojos y sonrió casi con nostalgia.

—Este es el único mundo en el que está vivo y escribe novelas. No puedo dejar que ese mundo desaparezca.

El viento se hizo más fuerte, haciéndole señas, y Dazai se inclinó lentamente hacia atrás.

—Sí… Sí… Sí… —Sus ojos estaban cerrados y su sonrisa soñadora mientras hablaba— Por fin ha llegado el momento. Este momento tan esperado. No puedo esperar. De verdad que no puedo esperar… Pero tengo un pesar: nunca podré leer esa novela que completarás algún día. Eso es lo último que me gustaría poder hacer.

El cuerpo de Dazai cayó más allá de la cornisa. La gravedad arrastró su cuerpo desde la azotea hacia el suelo, muy, muy lejos… tomándose su tiempo.

El sonido del impacto no se oyó desde la azotea.

Akutagawa se tambaleó hasta el borde y miró la superficie.

Una fuerte ráfaga de viento sopló.

El resplandor rojo del atardecer. El empedrado rojo.

El hombre que dominaba la oscuridad de Yokohama y comandaba la Mafia Port.

El hombre que desarrolló un plan a gran escala para controlar y manipular el destino de toda la gente y toda la naturaleza.

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Ese sol poniente.

Se fue a donde quería ir.

A un lugar muy, muy lejano. El punto más alejado de cualquier lugar al que el hombre pudiera ir.

Había llegado al otro lado tras atravesar el reino de los vivos. A algún lugar más allá del alcance de cualquiera. Si eso realmente tenía valor era algo que Akutagawa nunca sabría. El único que sabía toda la verdad era el viento cristalino que atravesaba los cielos de Yokohama y vigilaba la ciudad

Bungo Stray Dogs Volumen 6 Capitulo 3 Parte 3 Novela Ligera

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