Bungo Stray Dogs (NL)

Volumen 6

Capitulo 3: Ese Sol Poniente.

Parte 2

—”¿Hace tiempo que no nos vemos?” —Le repetí al hombre mientras me acercaba a él— ¿Nos conocemos?

El joven, que me esperaba en la barra, lucía una sonrisa melosa que parecía muy natural en él.

—No. Es la primera vez —contestó mientras tintineaba el hielo de su vaso— La primera vez que vengo a este bar, la primera vez que bebo aquí, y la primera vez que tú y yo nos encontramos aquí, Odasaku.

Miré alrededor del bar una vez más. Las paredes manchadas por el humo de los cigarrillos, los pilares que se habían vuelto casi completamente negros por la edad, el gabinete de licores y las luces: Nada podía escapar al largo, largo paso del tiempo. Era un bar pequeño. Estrecho. Un cliente apenas podía caminar por el lugar sin chocar con otro. Todas las piezas que contribuían al ambiente del bar eran silenciosas e íntimas. Era un espacio creado para pasar tiempo a solas con alguien en secreto.

El jazz sonaba suavemente de fondo. Era una canción sobre una despedida desgarradora. No es un mal lugar para tomar una copa, pero no es el tipo de sitio al que irías si estuvieras a punto de traicionar a la Mafia.

—Déjame hacerte una pregunta —Algo me preocupaba— ¿Es “Odasaku” mi nuevo apodo o algo así?

—Sí —El joven sonrió dubitativo— ¿Nadie te había llamado así antes?

—Nadie —respondí con sinceridad. La mayoría de la gente que conozco me llama Oda. Me acordaría si alguien me pusiera un apodo tan raro.

El hombre se apartó de mí, bajó la mirada y sonrió. No me estaba sonriendo a mí. Sonreía para sí mismo. Pero parecía forzada, como si no tuviera idea de qué tipo de expresión hacer. Qué tipo tan extraño.

—De todos modos, toma asiento, Odasaku —Señaló el asiento del mostrador junto a él— ¿Cuál es tu veneno?

—Tomaré un gimlet⁴. Sin amargos.

Me senté a un asiento de distancia de donde había señalado. Por si acaso. Después de mirar fijamente el lugar vacío a su lado como si estuviera reflexionando sobre algo, se dirigió al otro lado del mostrador y empezó a preparar una bebida. Luego se presentó como Dazai. Tras volver a su asiento, Dazai levantó su vaso en el aire como si dijera “Salud” pero no devolví el gesto. Ni siquiera tomé un sorbo de mi propia bebida. Al fin y al cabo, todavía tenía que ver si merecía la pena confiar en este hombre.

Dazai bebió solo durante algún tiempo después. Sólo el sonido del hielo tintineando en su vaso —un sustituto de las palabras— llenaba el aire.

—Odasaku, tengo una historia interesante. ¿Quieres oírla? —preguntó de repente, como si no pudiera soportar más el silencio.

—¿De qué se trata?

—El otro día desactivé una bomba. Finalmente, ¿no crees?

El joven me miró con seriedad. Sus ojos eran fuertes y miraban directamente a los míos.

—Mi deseo por fin se hizo realidad. Estaba tan emocionado que me puse a bailar con la bomba sin explotar en los brazos. He estado esperando tanto tiempo para decírtelo.

—Oh. huh —respondí.

Incluso yo pensaba que era una respuesta ridícula, pero no tenía ni idea de cuál era el sentido de su historia ni a dónde quería llegar contándomela.

—Una cosa más: por fin he perfeccionado esa receta de tofu duro que quería que comieras. Ahora es tres veces más dura y más sabrosa. Hice que uno de mis hombres probara un trozo y se rompió un diente con él. Deberás tener cuidado cuando lo pruebes por tu cuenta.

• Gimlet: cóctel generalmente compuesto de 2 partes de ginebra y 1 parte de jugo de lima
  

—¿Es realmente tan duro? —Pregunté— ¿Cómo se supone que se come, entonces?

—¡Ni siquiera lo sé, a decir verdad! —dijo con una sonrisa. Parecía realmente feliz. Mi impresión de este joven sonriente había cambiado por completo desde que lo conocí hace unos momentos. Puede que fuera un adulto, pero su voz infantil le hacía parecer mucho más joven. Sonreía como un niño perdido que por fin había financiado su casa.

—Ah, sí. Casi lo olvido. Hay algo importante que quería preguntarte, Odasaku… He oído que te han dado el premio al novato del año por tu novela.

Me quedé de piedra.

—¿Cómo lo sabes?

—No hay nada que no pueda encontrar con un poco de investigación.

Sus labios se curvaron en una sonrisa críptica. Después de rascarme la cabeza, respondí:

—Pero eso no es exactamente lo que pasó. Un tipo de una agencia editorial se topó por casualidad con una de las historias basura que estaba escribiendo para practicar. Me preguntó si quería escribir una novela y le dije que sí. Con toda honestidad, sin embargo, no estoy seguro de que sea buena.

—¿Y eso por qué?

—Porque sólo hay una historia que quiero escribir, y está aquí —Me golpeé la sien— Por desgracia, no tengo las herramientas ni las habilidades necesarias para dar vida a esta historia. Me siento como un montañero perdido ante la montaña más alta y sagrada del mundo con un único y diminuto piolet⁵.

—Ya tienes las herramientas —afirmó el joven con ojos cristalinos— Si tú no puedes escribirlo, entonces nadie en este mundo puede. Te lo garantizo. Eres mucho mejor de lo que crees.

—Gracias. Pero es difícil creer en la palabra de alguien cuando se acaba de conocer.

Simplemente dije lo primero que se me ocurrió. El vaso del joven tintineó, y miré para encontrarlo congelado con su bebida aún en la mano. El vaso, su expresión juvenil, incluso su respiración parecía estar congelados en el tiempo. Por un momento imaginé algo completamente ridículo: Sentí como si el joven sentado ante mí estuviera a punto de llorar. Pero eso no tendría ningún sentido. No era lógico. Y como esperaba, su expresión volvió al instante a la normalidad.

• Piolet: Básicamente una piqueta de montañista
  

—Tienes razón —aceptó— No sé qué me ha pasado. Por favor, olvida que he dicho algo.

Su expresión alegre y juvenil había desaparecido. Después de reflexionar un momento, decido sacar el tema principal.

—Uno de mis hombres está en peligro —dije— Estoy seguro de que has oído lo esencial de lo que está pasando, pero se ha metido en un pequeño lío en la sede de la Mafia. Sería un milagro que saliera de allí en una pieza. Incluso si saliera vivo, la Mafia lo perseguiría por el resto de su vida, así que vine aquí para asegurarme de que eso no sucediera. Espero que podamos llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambos.

El joven me observó en silencio. Era como si me mirara desde mil años en el futuro.

Entonces murmuró:

—Akutagawa tiene suerte de haberse encontrado con un buen amigo como tú.

—¿Qué?

—No tienes que preocuparte por Akutagawa. Después de hoy, la Mafia no volverá a ponerle un dedo encima. No hay trampa; podrá vivir el resto de su vida en paz…

Además, esto es lo que he planeado desde el principio… si sale vivo de la sede de la Mafia, claro.

Me quedé mirando en silencio al joven sin mover un músculo. Dijo que planeaba dejar ir a Akutagawa desde el principio, lo que dio lugar a una idea. Era una idea descabellada, pero todo encajaría si tenía razón. Decidí hacer una pregunta capciosa.

—¿Por qué atrajiste a Akutagawa al cuartel general de la Mafia, Dazai?

Unas débiles grietas aparecieron en la expresión del joven. Por un breve momento, pareció tan sorprendido como si le hubieran apuñalado en el corazón. Pero sólo por un instante. Su sonrisa de sabio, como la de un hombre que ha estado vivo durante miles de años, volvió inmediatamente.

—Parece que no puedo engañarte —bromeó.

—Sólo fue una suposición afortunada —Sacudí la cabeza— Pero mis sospechas estaban bien fundadas. En primer lugar, sabías el nombre de Akutagawa, aunque no mencioné ni una sola vez que el trato tuviera que ver con él. Además, dijiste que tu plan desde el principio era no ir a por él ni tomar represalias. En otras palabras, sabías de antemano que iba a colarse en el cuartel general de la Mafia. Sólo hay una persona que podría haber predicho eso: el hombre que envió la carta y la foto a la Agencia de detectives: el Jefe de la Mafia.

Puse mi vaso en la barra, luego saqué algo de mi bolsillo y lo puse junto a mi vaso.

Los ojos de Dazai se dirigieron naturalmente a él.

—…¿Qué es eso? —preguntó.

Era una pistola que apuntaba directamente a Dazai.

—Una señal de que esta negociación ha terminado —expliqué con rotundidad— Aunque no me siento completamente seguro ni siquiera con una pistola en la cabeza, desgraciadamente hoy no llevo nada más encima.

Era una pistola vieja y bien cuidada. Habíamos pasado tantas cosas juntos a lo largo de los años que básicamente la consideraba mi compañera. Podía dar en el blanco con esta pistola incluso con los ojos cerrados. Sin embargo, Dazai no parecía apreciar demasiado mi gesto. Miró la pistola como si tratara de contenerse.

—Guarda esa pistola.

—No puedo —le dije mientras ponía ligeramente el dedo en el gatillo— No cuando me enfrento al jefe de la Mafia Port —especialmente si esta reunión en sí es una de las trampas de la Mafia.

—No me convertí en el jefe porque quería —Su mirada penetrante me atravesó— Esa es la verdad.

Sus ojos eran tan genuinos que casi empecé a creerle, pero se trataba del legendario jefe de la Mafia Port. Mentir a un detective de poca monta como yo era probablemente más fácil que respirar para él. Apreté el mango de mi pistola.

—Parece que tengo que idear un nuevo plan para salvar a Akutagawa —observé— Si salgo vivo de este bar, claro.

—Esto no es una trampa. Nunca se me ocurriría hacerte algo así —insistió Dazai.

Seguía pareciendo que decía la verdad.

Maldita sea. Ya no podía confiar ni en mis propios ojos. Probablemente me iría mejor en la negociación y en salir de aquí con vida si me los arrancaba.

—Odasaku, me preguntaste por qué atraje a Akutagawa al cuartel general de la Mafia —empezó— Lo hice para proteger este mundo.

—¿Este mundo?

—Este no es más que uno de los innumerables mundos —respondió mientras me lanzaba una mirada suplicante— Y en otro… en el mundo original, tú y yo éramos amigos. Bebíamos en este bar y pasábamos el tiempo juntos hablando de las cosas más ridículas.

Pensé en la posibilidad.

—Aunque eso fuera cierto… —dije— …eso no cambia lo que le hiciste a Akutagawa.

El joven intentó decir algo, pero parecía incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Habló con un tono entrecortado

—Odasaku, escucha. Yo-

—No me llames así —Incluso yo me sorprendí con lo cortante de mi tono— Mis enemigos no tienen por qué llamarme así.

De repente parecía que le costaba respirar. Su rostro se torció y sus ojos vagaron sin sentido. Abrió la boca y luego la cerró. Era como si estuviera luchando contra algo que no podía ser visto.

—Fue difícil —murmuró el joven— Fue muy duro luchar contra Mimic sin ti en la organización. No tuve más remedio que sustituir a Mori y enemistarme con todos los que me rodeaban para ampliar el negocio. Todo lo que hice fue por el bien de este mundo.

Las palabras jadeantes de Dazai se desvanecieron en el aire con un suspiro. Las partículas restantes de sus emociones vagaban por el bar. Nadie dijo nada durante un rato después de eso. Sólo hubo silencio. Como una dulce despedida, una melancólica melodía de piano comenzó a sonar de fondo.

—La razón por la que te invité aquí fue para despedirme —dijo cuando pasaron unos minutos— Una vida con alguien a quien puedes decir adiós es una buena vida, especialmente cuando duele tanto decírselo. ¿O me equivoco?

Después de pensar unos instantes, le dije que tenía razón. Dazai parecía un poco aliviado mientras se levantaba de la silla.

—Me rindo —Miró tranquilamente el cañón de mi pistola y luego me miró a los ojos— Si quieres dispararme, hazlo. Pero si se me permite una petición, te pido que no me dispares aquí. No en este bar. Aunque no me importa si me disparas en cualquier otro lugar.

Miré a Dazai. No sabía por qué, pero quería cumplir su petición. Volví a meter la pistola en el bolsillo.

—Gracias —Dazai sonrió débilmente antes de darme la espalda y empezar a marcharse— Adiós, Odasaku.

Dazai ascendió por la escalera hasta perderse de vista, para no volver a mirar atrás.

Lo último que oí fue la puerta cerrándose suavemente tras él.

***

Akutagawa y el tigre estaban cayendo del cielo.

—¡Tsk…!

Akutagawa soltó la tela de [Rashomon] en el aire. Estaban a treinta pisos de altura. Un impacto directo contra el suelo sería demasiado para incluso el cuerpo más fuerte. La única opción de Akutagawa era atravesar el edificio con las cuchillas de [Rashomon] para soportar su peso. Sin embargo, salió despedido por la ventana con un impulso considerable, por lo que se encontraba a unos metros de la pared exterior. Akutagawa disparó todas las cuchillas que tenía hacia el exterior del edificio… pero seguía estando ligeramente fuera de su alcance. De repente, el tigre se desprendió de la pared y se estrelló contra él.

—¡Gwah…!

Akutagawa tosió sangre y sus huesos crujieron. El tigre blanco, que pesaba cerca de diez veces más que él, lo había alejado aún más de la pared. El edificio no era ahora más que un espejismo lejano para Akutagawa. Miró en todas direcciones, pero ya no había nada a lo que agarrarse. Lo único que quedaba era el aire.

Era de noche cuando Akutagawa caía bajo el ardiente cielo crepuscular. [Rashomon] era una habilidad poderosa, pero su alcance era limitado, ya que sólo podía cambiar la forma de la ropa que llevaba puesta. Poner todo en su habilidad y estirar su abrigo al máximo sería una apuesta, pero no tenía otra opción. Decidió intentarlo. Pero los colmillos del tigre se clavaron en su hombro, impidiéndole hacerlo.

—¡Gwaaaaaaaah!

Su enorme mandíbula mordió la carne de Akutagawa. La sangre salió disparada al aire mientras los huesos crujían en su boca. Vasos sanguíneos vitales se rompieron. El tigre podía arrancarle fácilmente el hombro si sacudía la cabeza con un poco de fuerza. Akutagawa deslizó la tela de su habilidad bajo su piel para crear una armadura improvisada. La extraordinaria fuerza de los maseteros del tigre y la habilidad de Akutagawa —que podía incluso cortar el propio espacio— se disputaban la victoria mientras los dos chicos seguían en caída libre hacia la superficie.

Les quedaban menos de veinte pisos hasta llegar al fondo.

—¡Maldita sea!

El Tigre probablemente sobreviviría si se estrellaba contra el suelo gracias a su cuerpo resistente y a sus capacidades de regeneración, pero Akutagawa moriría sin duda. [Rashomon] podía atravesar el espacio y evitar el impacto contra el suelo, pero eso no cambiaba la increíble velocidad a la que el cuerpo de Akutagawa se estrellaría contra el suelo. Un cambio de velocidad tan repentino sería demasiado para que su cerebro o sus órganos pudieran soportarlo. El resultado sería como dejar caer al suelo una caja robusta con un pastel dentro.

Parecía que su única opción era enganchar una hoja de tela en la pared antes de aterrizar… pero tampoco podía hacer eso. El tigre le arrancaría el hombro si Akutagawa le quitaba su única línea de defensa aunque fuera un solo instante. Estaría muerto incluso antes de tocar el suelo. En conclusión… la muerte era la única respuesta.

—Como si fuera… —gruñó Akutagawa con sangre en la garganta— ¡Como si fuera…! ¡Me niego a morir! ¡Me niego! Voy a vivir y salvar a mi-

“La razón por la que nunca fui a verte fue porque no eres capaz de tener seres queridos en tu vida”.

Akutagawa hizo una pausa en medio de la frase.

—Salvar a mi…

“Nunca serás una buena persona. Está más claro que el agua”.

—Te equivocas.

“Un hombre que tomó a una chica como rehén para amenazar a alguien y que sólo se preocupa por lo que le beneficia… Un hombre que ni siquiera se da cuenta de que su misión se ha transformado en nada más que su apetito de destrucción… Ése eres tú”.

—¡No, no, no! ¡Te equivocas!

“¿Sólo querías venganza? ¿Aunque eso te matara? ¿Ni siquiera pensaste en lo que le pasaría a tu hermanita si la dejabas sola en un lugar como este?”

—Yo-

“Porque has nacido para hacer el mal”.

Akutagawa susurró como si estuviera jadeando,

—Yo…

Oh.

«Finalmente todo tiene sentido»

«Así que eso era lo que Gin trataba de decirme»

«Esta era la razón por la que ya no podía estar conmigo»

La tensión desapareció de la expresión de Akutagawa. Sus dedos agarrando la piel del tigre se aflojaron. Un hombre y una bestia seguían cayendo, acercándose al abismo eterno.

Una rápida turbulencia en el aire rompió el silencio. Un rayo de acero pasó por el lado de Akutagawa y atravesó el cuartel general de la mafia.

—¿Qué…?

Akutagawa se quedó mirando el rayo con evidente desconcierto.

Era una viga de acero cualquiera, pero, a menos que estuviera viendo cosas, parecía venir de la dirección opuesta al edificio. ¿Pero cómo podía algo así…?

«Espera»

Había alguien de pie en uno de los pisos intermedios de un edificio de gran altura que se estaba construyendo unas calles más atrás, y sostenía una viga de acero bajo el brazo.

—¡Por favor…! ¡Agárrense… a…. esto…! —gritaron.

Era Kenji Miyazawa, de la agencia de detectives. Después de levantar la viga de acero en el aire, la apoyó en su hombro como un lanzador de jabalina, y luego echó a correr.

—No me digas que… —Los ojos de Akutagawa se salieron de sus órbitas— ¿Desde tan lejos?

—¡Haaaaaah!

Kenji lanzó la viga de acero. El trozo de metal, del tamaño de dos adultos, atravesó el aire y la calle. Voló como una bala a toda velocidad antes de pasar justo por debajo de las piernas de Akutagawa y atravesar el exterior del cuartel general de la Mafia. El impacto hizo volar el hormigón y todo el edificio tembló.

«Yo… debería ser capaz de alcanzarlo»

Akutagawa concentró su mente nebulosa y extendió su abrigo hacia la viga. Utilizando hasta la última fibra que tenía su ropa, consiguió llegar a duras penas a la punta. Doblando la tela como un juego de garras, se aferró a ella y se ancló, para luego balancear todo su cuerpo. Su habilidad empezó a tirar de él hacia la pared.

El tigre rugió. Abrió sus fauces y apuntó al cuello de Akutagawa para evitar que se alejara.

—[Rashomon: Ibara]

Inmediatamente surgieron numerosas espinas del abrigo de Akutagawa, que estaba usando como defensa, y se arrastraron hacia la boca del tigre. Se multiplicaron rápidamente hasta atravesar su cara desde el interior de la mandíbula. La bestia rugió de agonía. Después de que Akutagawa se agarrara a la viga de acero, se balanceó como un péndulo antes de aterrizar en la pared exterior. Utilizó su abrigo como amortiguador para absorber la mayor parte del impacto mientras atravesaba la pared con su espada para anclar su cuerpo.

Akutagawa soltó un pequeño suspiro tras haber escapado por los pelos de una muerte segura. Si el tigre seguía cayendo a este ritmo, podría tener tiempo suficiente para tomar a su hermana y escapar. Akutagawa se dio la vuelta para ver cómo estaba el tigre, pero ya no estaba. No estaba en ninguna parte.

—¡¿Qué?!

Al momento siguiente, algo empezó a arrastrar el cuerpo de Akutagawa en la dirección de la que acababa de salir. Mientras se aferraba a la hoja clavada en la pared para salvar su vida, miró en la dirección de la fuerza que tiraba de él, sólo para encontrar a alguien al otro lado de su abrigo.

—No te dejaré escapar.

Era Atsushi. Se había convertido de nuevo en humano y aprovechó el ataque de Akutagawa para agarrarse a la tela— No te dejaré escapar, Akutagawa. A ti no.

Tiró del abrigo. Atsushi tiraba de Akutagawa con todo el peso de su cuerpo, pero lo único que podía hacer Akutagawa era resistirse. Atsushi comenzó a balancearse como un péndulo hasta aterrizar también en la pared, clavando los dedos de los pies y de las manos en el hormigón para anclarse tras transformarlos en garras de tigre. Dos usuarios de habilidades estaban colgados cara a cara en el exterior del edificio de la sede de la Mafia: Atsushi, que se aferraba a la pared con sus cuatro garras de tigre, y Akutagawa, que colgaba en ángulo con las cuchillas de su abrigo atravesando la pared.

—No puedo… permitirte… vivir… ni un segundo más —El miedo vaciló en los ojos de Atsushi mientras miraba fijamente a Akutagawa— Porque tengo que… cumplir mi promesa… con el director.

Su brazo cortado ya se había regenerado gracias a los extraordinarios poderes curativos del tigre.

—¿Puedes… curar completamente tus heridas… incluso después de… ser apuñalado tantas veces? —jadeó Akutagawa mientras aplicaba presión a su hombro herido— Así que este es… la Parca Blanca de la Mafia Port…

Akutagawa había tomado medidas de emergencia para detener la hemorragia de su hombro utilizando la tela de su habilidad, pero eso no restablecería toda la sangre que había perdido, ni curaría sus huesos rotos. Su cuerpo era tan frágil como el de cualquier otra persona. No tenía una capacidad de regeneración ilimitada como Atsushi, así que si seguían luchando, acabaría muriendo cuando empezara a perder la concentración debido a la pérdida de sangre.

«Es fuerte»

La base de la fuerza de Atsushi era superior. Tenía una poderosa habilidad, había estado entrenando y ganando experiencia durante los últimos cuatro años y medio y, sobre todo, tenía un motivo. Era un recuerdo de su pasado, no diferente a una maldición. Era el estimulante cardíaco conocido como arrepentimiento.

¿Akutagawa tenía eso en él?

«Quería salvar a mi hermana. Pensé que lo había hecho. Mi voto de salvarla era justo y poderoso. Podría derribar hasta la más fuerte de las fortalezas sólo con el poder de ese voto»

Sin embargo…

—Tigre, eres mi enemigo. Quiero matarte —comenzó Akutagawa, con una expresión de dolor— Pero si mi verdadera naturaleza, que sólo me permite desear la muerte a mis enemigos, es el mal del que hablaba mi hermana… entonces, ¿qué debo hacer? ¿Qué debo hacer conmigo mismo?

“No persigas a la bestia que llevas dentro”.

«Oda me dijo eso. Él sabía que una bestia colosal vivía dentro de mí, que una bestia malvada había nacido en el momento en que el Perro sin corazón obtuvo emociones aquel día de hace cuatro años y medio. Esa bestia abandonó a mi hermana, me atrajo a las fauces de la muerte y lo destruyó todo»

«Por eso el hombre de negro no me eligió.»

—¡Ahhhhhh! —aulló Akutagawa mientras corría hacia delante. Atsushi dio una patada a la pared mientras Akutagawa cargaba, concentrando las cuchillas de su abrigo en las suelas de sus zapatos, hasta que él y Atsushi chocaron a una velocidad bestial. La manga de su abrigo se transformó.

—¡[Rashomon: Bite of the Silver Wolf⁶]!

Después de que su antebrazo se transformara en la cabeza de un lobo gigante, Akutagawa giró su brazo, lanzando a la bestia en dirección a su oponente. Atsushi levantó inmediatamente sus dos brazos para bloquear, pero la bestia simplemente los mordió y enterró sus colmillos de plata en su carne.

• Bite of the Silver Wolf: Mordida del Lobo Plateado
  

—¡Gwah! —Atsushi gimió dolorosamente.

El lobo plateado se retorcía mientras crecía gradualmente. Akutagawa sólo tenía una opción si quería ganar antes de desangrarse: lanzarse a propósito justo delante de su oponente, donde Atsushi estaría en su elemento, y utilizar hasta la última pizca del poder de su habilidad para terminar la batalla lo antes posible. No había otra manera.

—¡Grr…!

—¡Mn…!

Akutagawa llevó su habilidad más allá de sus limitaciones, aflojando la tela que envolvía sus heridas y haciendo que la sangre brotara de su cuerpo. Pero incluso entonces, su ferocidad no disminuyó. El lobo sólo creció en tamaño y produjo más colmillos. Las mandíbulas de la bestia crujieron.

—¡¿?!

Su boca se abrió de par en par cuando Atsushi empezó a hacer palanca con ambas manos desde el interior.

—Deja de meterte en mi camino —Los ojos de Atsushi brillaron con una penetrante luz ámbar— No podré… cumplir mi promesa… con el director… si sigues metiéndote en mi camino… ¡AAAAAAAHHH!

Los brazos de Atsushi atravesaron las fauces del lobo mientras las destruía en el proceso, haciendo que la habilidad se desvaneciera como la niebla.

—¡Imposible…!

—¡DEJA DE METERTE EN MI CAMINOOOOOOO!

El puño derecho de Atsushi voló directamente hacia Akutagawa a quemarropa.

«[Spatial Break-] ¡No! ¡No llegaré a tiempo!»

El puño de Atsushi atravesó las tres capas de abrigo que le servían de amortiguación antes de lanzar a su oponente hacia el cielo. El cuerpo de Akutagawa se estrelló contra el hormigón del edificio, ahuecándolo al tiempo que rompía los cristales mientras seguía elevándose.

El impacto lo dejó inconsciente antes de que el dolor insoportable del golpe contra la pared lo despertara de nuevo. Akutagawa iba y volvía en sí mientras su cuerpo seguía atravesando el exterior del edificio.

Cuando llegó cerca del décimo piso, lo vio por el rabillo del ojo mientras su visión empezaba a desvanecerse. Era Atsushi subiendo por la pared como un animal tras su presa.

La Parca Blanca rugió.

—¡Esto… termina… AHORAAAAAA! ¡AHHHHHH!

Atsushi lanzó su puño al aire… pero la tela de Akutagawa reaccionó un segundo antes de que conectara. Atravesó la pared con su hoja, utilizando el retroceso para empujar su cuerpo lejos de la pared. Incontables fragmentos de hormigón y escombros salieron disparados cuando el puño de Atsushi se estrelló contra la pared donde antes estaba su oponente.

—¡Debo… cumplir mi promesa! —gritó Atsushi— Ella nunca morirá…

mientras mantenga… ¡mi promesa!

Gritó a todo pulmón, haciendo temblar el aire a su alrededor. Incluso hizo que Akutagawa abriera débilmente los ojos mientras su abrigo lo suspendía en el aire.

—[Rashomon…] —murmuró casi en un susurro, levantando el brazo y cerrando los ojos casi por completo— […Misty Rain⁷]

Inmediatamente salieron disparadas de todo el cuerpo de Akutagawa innumerables cuchillas finas como hilos. Las finísimas agujas tenían el poder de cortar el propio espacio se agruparon y se dirigieron directamente hacia Atsushi, que rápidamente las esquivó con su extraordinaria velocidad de reacción. La lluvia de agujas atravesó el exterior del edificio bajo sus pies, y el hormigón estalló como una salpicadura de agua.

Mientras Atsushi seguía corriendo hacia arriba para escapar de las agujas, Akutagawa siguió utilizando el hilo de su habilidad para soportar su peso y suspenderlo en el aire como si estuviera volando. Sus ojos seguían casi completamente cerrados; parecía que estaba dormitando.

• Misty Rain: Lluvia Fina
  

Los dos corrieron hasta llegar a la cima del edificio. La azotea tenía un helipuerto, pero no había ningún helicóptero a la vista. Era completamente plana, con sólo luces de guía rojas y señales pintadas para el aterrizaje. Atsushi se agarró al borde del tejado antes de lanzarse hacia arriba y rodar hacia la azotea. Akutagawa apareció justo debajo de él en su persecución. Numerosos hilos perforaron el edificio, lo que le permitió flotar con gracia, sin ninguna expresión, como si estuviera dormido. Los hilos de su habilidad se retorcían a su alrededor como una inquietante melena. El cielo detrás de él se tiñó de carmesí cuando el ardiente sol poniente se fundió en el horizonte. Era un demonio, un presagio de la perdición del mundo.

—Akutagawa… —Atsushi miró fijamente al demonio— ¡Te… derrotaré…!

Atsushi saltó en el aire, dirigiéndose directamente hacia Akutagawa antes de lanzar un puñetazo de derecha a la cara de su enemigo con una velocidad impresionante. Akutagawa bloqueó el puñetazo con [Spatial Break], justo a tiempo para evitar que su cráneo se rompiera. La habilidad producía un desgarro en el propio espacio que podía bloquear cualquier cosa, por muy poderoso que fuera el ataque.

Sin embargo…

—¡UWOOOOOOH!

Una grieta apareció en el desgarro del espacio. Cada músculo del cuerpo de Atsushi se hinchó mientras concentraba todos los poderes de su habilidad en su puño en un intento de atravesar el extraño fenómeno.

—¡UWOAAAAAAH!

Tanto la ropa de Atsushi como la de Akutagawa se agitaron bajo la presión de sus poderes al chocar. Mientras el abrigo de Atsushi salía volando, su transmisor-receptor de mano cayó de su bolsillo y rebotó en el tejado. El crujido se extendió por todo el desgarro mientras se hacía añicos lentamente.

—UWOOAAAHHH… ¿Qu-qué…?

Atsushi no podía creer lo que estaba viendo. Akutagawa, que le había perseguido hasta el tejado, tenía los ojos completamente cerrados. Su respiración era extremadamente superficial, y todo su cuerpo estaba inerte. No tenía el más mínimo esfuerzo por la batalla.

Akutagawa ya estaba inconsciente.

No le quedaba ni un gramo de fuerza después de haber forzado su cuerpo mucho más allá de lo que era capaz. Era su deseo de luchar y nada más lo que impulsaba su habilidad.

—¿Has llegado… tan lejos…?

Totalmente asombrado, los ojos de Atsushi se abrieron de par en par, pero casi inmediatamente volvieron a brillar con una ferocidad lista para la batalla.

—Entonces… ¡acabemos con esto…! —Sus músculos se hincharon aún más— ¡Aaaaaaah!

Con un chasquido agudo y destellos de luz deslumbrante… [Spatial Break] fue destruido, y el puño de Atsushi finalmente alcanzó la cara de Akutagawa, enviándolo hacia atrás con una onda de choque similar a la de un meteorito. Akutagawa se estrelló inmediatamente contra el suelo. El hormigón salió disparado por el aire mientras su cuerpo patinaba hasta detenerse finalmente en el borde de la azotea. Fue un golpe perfecto, el más dañino que Akutagawa había recibido.

Atsushi se acercó lentamente a su enemigo inconsciente. Incluso las defensas autónomas de Akutagawa habían superado con creces lo que eran capaces de hacer, ya que se retorcían para formar cuchillas, sólo para desintegrarse debido a la falta de energía.

—Se acabó.

Los dedos de Atsushi se extendieron repentinamente hasta convertirse en garras de tigre. Justo al lado del cuerpo de Akutagawa estaba el cielo, que se extendía hasta la superficie muy por debajo. Ya no había angustia en el rostro inconsciente de Akutagawa. Lo único que podía oír era el suave sonido del viento.