Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 7

Capítulo 3: Oscuridad Tenebrosa

Parte 4

Decimotercero estaba muerto. Era muy difícil de creer. Incluso yo, que lo despreciaba desde el fondo de mi corazón, estaba bastante sorprendido.

Zero escuchó lo sucedido, con una expresión completamente inmóvil.

“Ya veo.” Eso fue todo lo que dijo.

“¿Estás bien?” Pregunté.

“Por supuesto. Decimotercero protegió a la muchacha y le dio su poder. Murió como quería.” Su voz mantenía el tono práctico de siempre.

“¿Pero no es Decimotercero tu hermano?” Dijo el sacerdote en voz baja.

“Los lazos de sangre no importan a las brujas. Decimotercero fue quien mató a nuestros compañeros. No me importa lo más mínimo que sea…” Zero se tambaleó y miró sus pies.

Lily se aferraba a su pierna. “Debes sentirte triste.” Dijo, con los hombros temblando.

“Basta. No me siento triste en absoluto.Nisiquiera un poco…”Una lágrima corrió por la mejilla de Zero y se posó en la cabeza de Lily.

Sorprendida, Lily levantó la cabeza. Las lágrimas comenzaron a gotear en su rostro. Incluso Lily parecía estar a punto de llorar.

“¿Lágrimas…?” Zero se secó las lágrimas con la punta de los dedos. Las miró fijamente, aturdida por el hecho de que estaba llorando. Se apartó de Lily y tropezó unos pasos. “¿Por qué? ¿Y qué si la Decimotercero está muerto…?”

Incapaz de contener el estallido de lágrimas, Zero se cubrió los dos ojos con las palmas de las manos, se acurrucó y comenzó a sollozar.

“¿Qué es esto? Jaja. Esto es sorprendente. No puedo detener las lágrimas. Es como si estuviera rota.”

Las rodillas de Zero se doblaron y rápidamente la recogí. Se aferró a mi hombro, con las uñas clavadas en mi piel, y empezó a berrear.

Probablemente nunca había experimentado el torrente de emociones que se desencadenaba en su interior.

No se dio cuenta de que tenía el corazón roto hasta que rompió a llorar. Ni siquiera pude reírme de lo lenta que era.

La Zero de hace un año probablemente no habría llorado. Habría aceptado tranquilamente la muerte de Decimotercero, creyendo que era algo natural, y eso habría sido el final.

Pero Zero había aprendido el apego. Aprendió la emoción del amor, y que la muerte era una despedida dolorosa y penosa.

Zero exhaló. “Mercenario.” Dijo con voz temblorosa. “¿Te dolía tanto cuando murió Theo? Princesa. ¿Te dolió tanto cuando perdiste a Argentum? Muchacha, cuando la que Llama a la Luna murió…”

“Lo siento, Zero… ¡Lo siento! Se suponía que debía morir. Se suponía que yo iba a ser quien muriera.”

“Basta, chica. Fue decisión de Decimotercero protegerte. No tienes nada de qué disculparte.”

“Pero…”

“Llorar la calmará. ¿No es así, princesa?”

La princesa no conocía al hombre llamado Decimotercero.

Tampoco sabía que era el hermano de Zero. Sin embargo, era lo suficientemente inteligente como para adivinar que alguien importante para Zero había muerto. Conocía el dolor de la pérdida desde que su maestro, Argentum, fue asesinado.

“Las disculpas y los ánimos no tienen sentido ante la muerte.” Dijo.

“Quédate con ella, Blanquito. Te daremos algo de espacio, así que vete a un lugar tranquilo.”

“¿Es eso lo mejor que se puede hacer?” Forcé una sonrisa, imitando su frase hecha.

La princesa esbozó una leve sonrisa, se dio la vuelta y se alejó. Raúl la siguió, mientras el sacerdote espantaba a Lily y a Albus con su bastón.

Levanté a Zero y me dirigí hacia el río. Necesitaría agua fría para lavarse la cara manchada de lágrimas. Hasta una Bestia Caída que nunca había derramado una lágrima lo sabía.

Con Zero en brazos, me senté en la orilla del río. No la dejé en el suelo, y ella tampoco se apartó.

Incluso después de que se calmara, Zero no dijo nada. Yo tampoco le hablé.

Pero no me sentí incómodo. No era que quisiera que Zero dejara de llorar, y ella tampoco quería que la consolara. La sostuve en misbrazos mientras seguía llorando, esperando en silencio a que pasara el tiempo.

Lo único que podía oír era el murmullo del río y el ocasional resoplido de Zero. Si agudizaba el oído, probablemente podría escuchar al sacerdote hablando con Albus sobre asuntos, pero no estaba de humor para escuchar a escondidas en este momento.

El sol se había puesto antes de darme cuenta, la luz de la luna proyectaba mi sombra en el suelo.

Ya es de noche, ¿eh? Miré al cielo para encontrar una magnífica luna llena.

“Es tan brillante.” Murmuré.

No esperaba una respuesta. Era sólo una impresión.

Los hombros de Zero se crisparon y miró a la luna. “Cierto.” Sus ojos estaban rojos, sus párpados hinchados.

Le acerqué un trozo de tela a la nariz. “Toma, límpiate.”

Zero lo tomó y se sonó la nariz como un niño. “Ni siquiera ofreciste una sola palabra de consuelo.”

“¿Esperabas una?” Sorprendido, mi cola se levantó.

Ella soltó una débil carcajada y negó con la cabeza. “Ni siquiera un poco.”

“Es bueno saberlo.”

“Pero, ¿y si la esperaba?”

“¿Hmm?”

“¿Cómo me hubiese consolado?”

Con el ceño fruncido, la miré. Tenía la cara desencajada por el llanto. Sus ojos parecían expectantes, pero también resignados.

“Sabes que nunca me gustó Decimotercero.”

“Que dureza. Me costaría mucho evaluar ese tipo de consuelo.”

“Pensé que era un monstruo inmortal.”

“Yo también lo pensé.”

“¿Quién lo mató?”

Una llama brillante parpadeó en los ojos de Zero. Me soltó la ropa y se enderezó. “Eso no es un consuelo, sino una instigación. Si mis pensamientos se dirigen hacia allí, no tendré tiempo para afligirme. No tendré más remedio que hacer trabajar mi cerebro.”

“Realmente no conozco otra forma de hacerlo.”

“Hombre insensible.” Zero me dio un ligero golpe en el pecho.

“Mercenario. Por muy rencoroso, taimado, prejuicioso y molesto que fuera, Decimotercero era mi único hermano. Era mi otra mitad. No

tengo derecho a decir nada sobre la forma de muerte que eligió para sí mismo. Pero…”

“¿Sí?”

“Me siento triste. Increíblemente triste.”

“Comprensible.”

No podía ni imaginar lo especial que era Decimotercero para Zero.

Pero era consciente del afecto inconsciente que mostraba cada vez que hablaba de él. Definitivamente, había un fuerte vínculo entre Zero y Decimotercero que no podía ni siquiera empezar a comprender.

“Hey, bruja. ¿Te has dado cuenta de algo?”

“¿Hmm?”

“Ahora que hemos encarcelado a Sanare, ya no tengo ninguna razón para ir tras Cestum.”

Los ojos de Zero se abrieron de par en par. “¿Realmente es algo que deberías decirme ahora, cuando estoy afligida?”

“Sólo escúchame. No sé si esto es un consuelo, pero…”

De repente me sentí medio avergonzado. Sintiéndome incómodo bajo su mirada, la agarré por la nuca y la atraje hacia mi hombro.

“Lucharía por ti.”

Probablemente fue una entrada única en la vida para mí.

Me sentí avergonzado de que fuera lo único que pudiera decir por todo lo que había hecho por mí, pero, por desgracia, fue lo mejor que se me ocurrió.

Zero mantuvo su frente presionada contra mi hombro y permaneció en silencio durante un rato. De repente, sus hombros empezaron a temblar.

“¡No es gracioso!” Dije. “Sé que no soy realmente tan fuerte. No puedo reemplazar a Decimotercero.”

“No, no es eso. Te equivocas.”

“¿Cómo de equivocado? Está claro que te estás riendo.”

“¿Cómo no voy a reír? Hace un momento estaba triste. Pero ahora siento tanta alegría como tristeza. Porque finalmente me he convertido en alguien especial para ti. ¿No es así?” Era más una confirmación que una pregunta.

No importaba lo que dijera. Ella ya estaba convencida. No es que vaya a negarlo.

“Pensé que podría destruir el mundo por ti. Si estás dispuesto a luchar conmigo, salvar el mundo es un asunto fácil.”

Zero se levantó de mi regazo y metió la mano en el arroyo. Pensé que iba a lavarse la cara, pero en contra de mis expectativas, enterró la cabeza en el agua.

***

“H-Hey.” Me levanté a medias, temiendo que se cayera al río.

Zero volvió a levantar la cabeza, con su larga cabellera rociando agua por todas partes. “La muchacha debe saber quién mató a Decimotercero. Si es lo suficientemente fuerte como para venir a por su vida y matar a Decimotercero, entonces tenemos un poderoso enemigo entre manos. Tan poderoso que Sanare ni siquiera importa.”

Había recuperado completamente su actitud y dignidad habituales.

Sus ojos ya no estaban inyectados en sangre y sus párpados ya no estaban hinchados. La gran bruja extraordinaria había vuelto.

Con el habitual chasquido de dedos, su cabello mojado se secó en un instante. Las hebras plateadas de su cabello, arrastradas por el viento nocturno, brillaban bajo la luz de la luna. De pie, majestuosamente contra la luna llena, se veía aún más hermosa que cuando la conocí.

“Volvamos con los demás.” Dijo. “Ya me he afligido bastante, y la muerte de Decimotercero no es una tragedia.”

“Entendido.” Me puse de pie.

Entonces, de repente, la temperatura bajó.

Mi aliento se volvió blanco. No sólo eso: el río se congeló, la luna llena se reflejó claramente en su superficie helada.

“¡¿Qué demonios?! Hey, bruja, ¿qué pasa?”

“Ahora lo sé, Mercenario.” Dijo Zero.

“¿Saber qué?”

“Quien mató a Decimotercero.”

Todo fue demasiado repentino. Tenía muchas preguntas. ¿Cómo lo supo inmediatamente? ¿Por qué hacia tanto frío?

Pero al girar la mirada hacia la dirección en la que miraba Zero, todas mis preguntas se congelaron en mi garganta, y luego se derritieron.

“Esa tipa, ¿eh?”

“Sí. Mi maestro.”

El mentor de Zero, supuestamente muerto, y la anterior bruja de las Tinieblas.

No podía reírme de ello como una tontería. Se parecía demasiado a Zero. Y a Decimotercero.

Poseía una belleza impresionante, con un cabello plateado que casi le llegaba a los tobillos. Sus ojos rojos, que dominaban el mundo, parecían no tener límites, observando el vasto bosque.

Su mirada se desvió hacia Zero. “Una noche preciosa, ¿no crees, Zero? Una magnífica luna cuelga en el cielo, como si los demonios dieran sus bendiciones a las brujas.” Su tono era desenfadado, como si estuviera hablando con un amigo que encontró en el camino.

La bruja extendió los brazos hacia la luna. “En este día, en esta noche, el interminable debate terminará por fin. Todas las hipótesis serán probadas. ¿No te hace temblar el corazón?” Los ojos rojos me miraron. “Te unirás a mí en la celebración, ¿sí?” Su sonrisa podría destruir la cordura de uno.

Pero me las arreglé para controlarme. “¡Nunca!” Afortunadamente, ahora tenía cierta inmunidad contra la belleza extraordinaria.

La bruja enarcó una ceja, aparentemente disgustada por mi respuesta. “No estaba hablando contigo.”

“¡¿Qué?! Claramente estabas…”

“¡Zero! ¡Mercenario!”

La voz urgente de Albus y el sonido de los pasos de varias personas llegaron desde el bosque. Al sentirel repentino cambio de temperatura, vinieron a ver cómo estábamos.

Albus salió corriendo del bosque. Se le cortó la respiración en cuanto vio a la bruja frente a nosotros. “¡Zero! Ella es…”

“Lo sé.” Dijo Zero. “Ella está viva. Decimotercero está muerto. La ideología de Cestum, y sus acciones hasta ahora. En conjunto, la respuesta es obvia.”

“Incluso yo puedo juntar las piezas.” Dije. “¿Debo adivinar?”

Ya era obvio para todos los presentes. Esta bruja era el jefe al que se refería Sanare. Como líder de Cestum, incitó el conflicto entre la Iglesia y las brujas, utilizó a Sanare para engañar a Albus y mató a Decimotercero.

“Zero. Puedo luchar.” Albus dio un paso adelante.

Sin decir una palabra, el sacerdote transformó su bastón en una guadaña y pinchó a Lily con el pie, obligándola a retroceder cuando intentaba dar un paso adelante.

Raúl llevaba a la princesa a la espalda, lanza en mano, tratando de evaluar la situación.

Los ojos violetas de Zero observaron a la bruja con cautela, y yo apreté mi espada para poder desenvainarla en cualquier momento.

Incluso en una situación tan tensa, la bruja parecía no tener miedo.

“No hay necesidad de ser tan imprudente.” Dijo. “No estoy aquí para matarlos.Simplemente quería invitarles, miquerido público, a asientos de primera clase.”

La bruja levantó un brazo de forma ostentosa. Luego, como una narradora en el escenario, hizo una profunda reverencia.

“Gracias a todos por venir.” Comenzó. “Zero, mi querida aprendiz.

Has elegido al mejor guerrero bestia que una bruja podría tener. Como tú mentor, estoy muy orgullosa.” Habló en un tono extremadamente relajado.

Sus gestos eran lentos, pero sus ojos ardían de emoción.

Su mirada se fijó en Albus. “Joven que Llama a la Luna, cuya vida fue salvada por el sacrificio de Decimotercero. Tu existencia es como un milagro. Te comiste a Decimotercero, ¿sí? Qué repulsivo.

¡Absolutamente maravilloso!”

Se volvió hacia Lily. “Oh, pequeña guerrera rata. La que lleva la muerte en secreto. No puedo evitar estremecerme al verte. La más odiada y perseguida de todas por la Iglesia y las masas, todavía existe después de quinientos años.”

Los siguientes fueron la princesa y Raúl. “La única pupila del efímero Argentum, princesa de la Isla del Dragón Negro, bendecida con un don excepcional en la magia, y su asistente de aspecto extraño.

Podrías haber sido mía. Qué pena.”

Finalmente, se lamió los labios y miró al sacerdote. “Lo mejor eres tú, adjudicador de Dea Ignis. Tu presencia aquí me excita. Te he estado observando. ¿Cuándo traicionarás a Zero? ¿Cuándo morirás? Sin embargo, todavía estás aquí, de su lado.”

Su aura espantosa amenazaba con devorarme por completo. Incluso el sacerdote se puso pálido, con el cuerpo temblando por el frío.

“No sé cómo decir esto, Zero.” Dijo el sacerdote. “Tu mentor es un poco… No, bastante repugnante.” Su voz sonaba un poco chillona por el nerviosismo, su habitual serenidad no aparecía por ningún lado.

Zero esbozó una sonrisa amarga, comprendiendo la impresión del sacerdote. “Es una vieja bruja que sobrevivió a la guerra de hace quinientos años. Es un enigma, incluso para mí. Se apareó con un demonio, tuvo un hijo con él y luego se lo ofreció al demonio.”

Su historia era como un oscuro cuento de hadas. Era igual que esas horribles brujas malvadas de las que se habla en los sermones de la Iglesia. ¿Qué nos mostraría una bruja tan malvada invitándonos a asientos de primera clase?

La bruja cerró su mano extendida y la abrió. En la palma de la mano apareció un bulto de color rojo oscuro.

Un corazón humano, tan fresco que parecía que podía empezar a latir en cualquier momento.

“El corazón de Decimotercero…” Los labios de Albus temblaron.

La expresión de Zero cambió al instante. Sin tener en cuenta el hecho de que estaba frente a su maestro, disparó Steim sin canto hacia el corazón.

“¡Idiota!” Grité. “¡¿Qué estás haciendo?!”

Ignorándome, Zero desató a Lamant, Flagis y Kudra en rápida sucesión, destruyendo una parte del bosque.

Cuando la nube de polvo se asentó, la Bruja de las Tinieblas seguía allí.

“¡¿Qué demonios?! ¡Es demasiado dura!”

“¡No es su cuerpo real!” Dijo Zero. “Sabía que no sería tan tonta como para poner su vida en peligro. ¡Muchacha! ¡Refuerza la protección alrededor de Wenias! ¡Ahora deberías ser capaz de usar el más básico y mejor círculo de protección que las brujas usan para protegerse de los demonios!”

“¿Eh? ¿Qué? ¡¿Ahora?!”

“¡Sí, ahora!”

Zero fue la única que percibió el peligro. Mostraba una urgencia inusual. El resto no podía comprender la situación en absoluto.

“¡¿Por qué tienes pánico?! ¡Cálmate!”

“Un demonio.” Dijo Zero. Naturalmente, no tenía ni idea de lo que quería decir con eso. “¿Recuerdas la vez que invoqué a un demonio en tu cuerpo?”

“Por supuesto.”

“Entonces deberías entenderlo. El cuerpo de un guerrero bestia no sólo es útil como sacrificio para la hechicería y la magia, sino que también es extremadamente adecuado como receptáculo de un demonio. Esto se debe a que un guerrero bestia es extremadamente similar al de un demonio en su forma. Por eso sus cuerpos son útiles cuando se ejerce el poder demoníaco. Mi maestro, la Bruja de las Tinieblas, va a utilizar a todos los guerreros bestia del continente como recipientes para convocar a innumerables demonios.”

Bien. Finalmente me di cuenta de que el mundo estaba condenado.

La Bruja de las Tinieblas abrió la boca lentamente.

“Ahora destruiré el mundo.”