Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 7

Capítulo 3: Oscuridad Tenebrosa

Parte 3

Recogí leña para encenderun fuego, procesé la carne de ciervo para que durara mucho tiempo y luego preparé la cena. El sol se puso en un abrir y cerrar de ojos.

El menú de hoy era pescado al vapor, pescado a la parrilla con sal y, como añadido, cangrejo frito en grasa de ciervo. También terminaríamos la parte de la carne de venado que se estropearía pronto.

“Hermano mayor.” Dijo Lily. “Mi madre dijo que el hígado de un ciervo… uhm… Dijo que su hígado sabe bien si se come crudo.”

Evitaba la carne cruda en general, así que se la di a Lily entera.

Como cocinero, no cocino lo que no cómo.

Durante un rato, Lily se preguntó cómo preparar la parte de color rojo oscuro. Entonces la lavó rápidamente, cortó una rodaja fina, le echó un poco de sal y se la metió en la boca.

Me miró con los ojos muy abiertos y la cola tiesa, temblando por la excitación del sabor. Yo sabía cómo se sentía. Yo solía comerlos antes de que me dieran los impulsos caníbales.

Puede que ahora esté bien, pero era increíblemente difícil volver a hacer algo a lo que antes tenías aversión.

A continuación, Lily cortó con cuidado el resto y lo acercó a la gente que estaba alrededor del fuego.

Esperaba un grito de horror, pero sorprendentemente —o no realmente— Zero y la princesa sonaron extasiadas.

“Hígado, ¿eh?” Dijo Zero. “No está mal para un aperitivo antes de la cena.”

“El órgano interno fresco es el mejor alimento gourmet que se puede comer sólo el día de una cacería exitosa.” Añadió la princesa.

“Eres muy considerada, chiquilla.”

“¡No soy una chiquilla!” Lily chilló.

Ignorando su protesta, la princesa tomó un poco más y se lo comió.

Zero también devoró felizmente el bocadillo. El sacerdote, en cambio, se puso pálido y se alejó del plato.

Así que no le gustan los órganos. Haciendo caso omiso de su aparente aversión, Lily acercó el plato al sacerdote.

“Está delicioso, padre.”

El sacerdote dejó escapar un grito. “Uh, yo no…”

Antes de que pudiera terminar, Zero habló. “El hígado espesa la sangre, sacerdote. Come un poco. Lo necesitas.”

“Seguramente un seguidor de Dios no puede ser exigente como un niño.” Añadió la princesa.

Una gota de sudor recorrió la mejilla del sacerdote. Decidiendo que rechazar el hígado de ciervo sería una deshonra para el nombre de Dea Ignis, se llevó el hígado a la boca con cautela y lo tragó sin morderlo.

“Es muy… delicioso.” Dijo con la cara pálida.

Lily, sin mala intención, le instó a comer un poco más, haciendo que su rostro se volviera aún más pálido.

“Ya está bien, chiquilla.” Dije. “Las Bestias Caídas y las brujas pueden estar bien, pero comer carne cruda es un poco peligroso para los humanos normales.”

“¿Peligroso?”

“Se enferman.Sabe bien a la parrilla, así que cocínalo ligeramente.”

No quería ayudarle, pero había conocido a muchas personas que enfermaron después de comer carne cruda. Teniendo en cuenta que algunos de ellos murieron, no era un alimento que recomendaría a un sacerdote en recuperación.

Y así terminó la sesión de degustación de carne cruda y pasamos a la cena propiamente dicha.

Comimos pescado al vapor mientras mordisqueábamos cangrejo, y esperamos a que el resto del pescado se asara mientras picoteábamos el hígado de ciervo a la parrilla. En general, fue una cena bastante lujosa para un campamento.

Parece que nos estamos emocionando demasiado, pero supongo que hoy hemos sellado a Sanare, así que es un motivo de celebración.

No esperaba que Raúl fuera más que un herbívoro. Le gustaban las frutas y las verduras, pero también comía carne y pescado.

“¿En serio?” Lily estaba sorprendida.

“Sí.” Contestó Raúl, sonriendo a modo de disculpa mientras terminaba el pescado a la parrilla.

“Yo también pensaba que Raúl sólo comía verduras.” Frunciendo el ceño, la princesa lanzó a Raúl una mirada de desaprobación.

“Entonces, un día, se desplomó. Cuando un médico lo revisó, dijo que era desnutrición.”

“No esperaba derrumbarme.”

“¿Así que no comiste carne o pescado en el bosque?” Pregunté.

“Lo hice. Pájaros, ratas y similares.”

Lily se escondió rápidamente detrás de mí, con todo el vello de su cuerpo erizado.

“Nadie quiere comerte.” Dije.

“No me gusta Caballo.”

“Vaya, ella realmente te odia.”

“Supongo que es comprensible.” Dijo Raúl. “Cenar juntos así es realmente extraño en sí mismo.”

Las cejas de Raúl bajaron torpemente, pero no se excusó ni trató de quedar bien con nadie. Después de todo, intentó matar a Lily y al sacerdote.

La princesa era lo único que le importaba a Raúl. Todo lo demás era sólo un extra.

“El sacerdote que nos acompaña ya es extraño de por sí.” Dije. “De todos modos, no estoy muy seguro de cómo llevar a la princesa a Plasta. Espero que, por lo menos, la chica nos retire la condición de buscados.”

“Aunque lo hiciera, el memo tardaría en llegar a todo el reino.

Dicho esto, sería imposible llegar a la capital real sin ser visto.”

Zero gimió y tomó un pescado a la parrilla pegado a la hoguera. La sal que brillaba en la crujiente piel del pescado le daba un aspecto delicioso incluso desde la distancia.

“Supongo que lo más fácil sería ir al cuartel de la ciudad más cercana y dejarse atrapar a propósito.” Dijo Zero.

“No seas absurda. Si tres Bestia Caídas, dos brujas y un miembro de Dea Ignis se presentaran en el cuartel, sólo parecería que estamos allí para atacar.”

Empezaríamos a matarnos antes de tener una charla.

“Mercenario. ¿Qué tal si te pones en contacto con la muchacha usando la Carta de Bruja?”

Por primera vez en mucho tiempo, recordé que teníamoseso. Saqué un viejo trozo de pergamino de mi equipaje y me quedé helado.

Una línea en la escritura desordenada.

Voy a por ti. Espera ahí.

“¿Qué?”

“¿Qué dice?” Zero se inclinó hacia delante, mirando la carta mientras masticaba el pescado.

“Dice que va a venir.”

“¿Venir a dónde?”

“Aquí, creo.”

El relincho de un caballo resonó bajo el cielo del atardecer.

Sobresaltado, Raúl levantó la cabeza y dirigió su atención hacia el bosque, en dirección al campus.

“¿Un caballo?” Dijo. “Eso es extraño. No había oído ningún casco hasta ahora.”

“Vienen hacia aquí muy rápido.” Agarré mi espada y me puse de pie.

“¡El Paso de Bruja!” Exclamó la princesa con una mirada sombría.

“Hay caminos mágicos que llevan a varias partes del reino. Nunca han sido utilizados por nadie más que Sanare, pero es posible que alguien de Cestum haya percibido algo malo.”

“No parece ser el caso.” A diferencia de nosotros, Zero se levantó de forma relajada.

Espera un segundo… Mis ojos se posaron en la carta.

“¿Te refieres a esto?” Pregunté.

“Es lo más probable.”

Unos segundos después, un caballo negro salió del bosque. Se detuvo bruscamente ante nuestros ojos, se encabritó y se posó sobre sus cascos.

Se hizo el silencio por un momento.

“¡Eso fue aterrador!” La chica rubia que se aferraba al cuello del caballo rompió el silencio, medio llorando. “Cuando pedí el caballo

más rápido, no pensé que sería tan rápido. Pensé que me iba a tirar.”

Nos quedamos allí, boquiabiertos y sin palabras. Cuando Albus por fin se dio cuenta de que estábamos cerca, se enderezó rápidamente y se deslizó por el enorme caballo.

No podía confundirla con nadie más. Era la jefa de los magos de Wenias, rubia y de ojos dorados, Albus la Bruja que Llama a la Luna, descendiente directa de la Gran Solena.

Estaba claro que era ella, pero por un momento pensé que había aparecido Decimotercero. Lo que sentí al oír la voz de Albus y cuando ella bajó del caballo no fue nostalgia ni asombro, sino una sensación de incomodidad.

Albus, por su parte, esperaba algún tipo de respuesta por nuestra parte. Teniendo en cuenta lo mal que fuimos por caminos separados, probablemente nosotros, como adultos, deberíamos ser los primeros en hablar con ella.

¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Qué estaba pasando con el reino?

¿Cómo se atreve a ponernos en una lista de búsqueda?

Había muchas cosas que decir. Tantas, de hecho, que mientras me costaba elegir, habló Zero.

“Ya veo. Decimotercero está muerto.”

Miré a Zero con incredulidad.

Entonces me di cuenta.

Albus sostenía el bastón de Decimotercero. Exudaba un extraño aire intimidatorio que nunca había sentido en ella.

“Me estás tomando el pelo.” Forzando una sonrisa, miré a Albus.

Albus bajó la cabeza, con los labios fruncidos. Me dirigió una mirada de dolor y luego se volvió hacia Zero.

“Murió protegiéndome.” Dijo claramente.