Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 7

Capítulo 1: La Guerra Santa Y Diabólica

Parte 3

Todo esto es culpa de Lily.

Iba a abandonar al sacerdote, pero Lily me pidió a gritos que le ayudara, así que lo hice, derribando la lanza de Raúl con mi espada.

Yo, tanto objetiva como subjetivamente, parecía genialcon mientrada.

Raúl retrocedió unos pasos. Las espeluznantes marionetas de barro que habían estado acosando al sacerdote también se alejaron como una ola que retrocede y rodearon a la princesa.

“Eres… realmente… estúpido, ¿lo sabías?” Dijo el sacerdote.

Su respiración era entrecortada, tal vez por las heridas, por el cansancio de la carrera o por el asco que le producía mi absoluta estupidez.

De hecho, fui un completo idiota por salvar a este ingrato y arruinar nuestro plan.

“¡Hermano mayor! ¡Hermano mayor, hermano mayor, hermano mayor!” Lily llamó repetidamente, con los ojos brillantes.

“¿Ahora cuál es el plan?” Preguntó el sacerdote.

“Ya se nos ocurrirá algo.” Respondí.

“¿Cómo exactamente?”

“La bruja se encargará de ello.”

Era propio de mí moverme de forma improvisada. Obviamente, no hablé de esto con Zero de antemano. Pero cuando eché un vistazo a los arbustos, vi que Zero ya había terminado de recitar un hechizo.

Innumerables plantas brotaron del suelo, lanzándose hacia Raúl y la princesa. El caballo Bestia Caída, completamente anonadado, se quedó congelado en el sitio.

“¡Raúl!” Gritó la princesa. “¡¿Qué estás haciendo?! ¡Corre!”

Raúl finalmente levantó sus patas delanteras. Giró su cuerpo y empezó a correr, pero no había forma de que pudiera escapar de la magia de Zero. Las lianas se enroscaron alrededor de las piernas de Raúl y arrastraron su enorme cuerpo hacia abajo.

“Ese es un genio para ti. Sabía que podía contar con ella.”

Una vez que salí, no había forma de que Zero se quedara sentada sin hacer nada.

Sonriendo, me lancé hacia adelante, espada en mano. Aparté de una patada a las espeluznantes marionetas de barro que se apresuraban a cortar las lianas y salté a la espalda de Raúl.

“¡Blanquito!” La princesa me miró fijamente.

“Lo siento, princesa. El plan era ser un poco más suave, pero con el sacerdote fuera de servicio, esta es nuestra única opción.” Corté las lianas que enredaban a la princesa.

“¡Princesa!” Raúl llamó.

Ignorándolo, lancé a la princesa hacia el círculo mágico. Ella soltó un grito.

“¡Estamos bien, bruja! ¡Hazlo!”

Antes de que pudiera darle la señal, Zero ya había invocado su hechizo. Cuando la princesa cayó de espaldas, el suelo a su alrededor se levantó rápidamente, atrapando su cuerpo en una caja de tierra.

La caja era tan grande como una habitación de una posada. El plan original era atrapar a Raúl junto con ella, así que debería tener espacio más que suficiente.

Las marionetas de barro se arremolinaron en la caja de tierra para salvar a la princesa, pero un ligero chasquido de los dedos de Zero, y todas dejaron de moverse. El simple gesto demostró lo poderosa y experimentada que era la bruja. No pude evitar silbar de admiración.

Zero me frunció el ceño. “¿Estas bien, Mercenario?” Dijo. “Has cargado sin decirme nada.”

Levanté la cola y señalé al cura, que estaba desplomado en el suelo, sujetándose el hombro.

“Hey, si quieres presentar una queja, hazlo con él.” Le contesté. “Él es el que ha metido la pata.”

Zero levantó una ceja. “El sacerdote no metió la pata.”

El sacerdote levantó la cabeza con curiosidad.

“¿De verdad creías que si le pedía a un miembro de Dea Ignis que atrapara viva a una bruja, haría lo que le dijera? Supuse que trataría de matar a la princesa, y que Caballo haría todo lo posible para detenerlo.

Sobre todo, Sanare y la princesa no son estúpidos. Deberían estar preparados para un posible ataque. El sacerdote se vería obligado a retirarse de cualquier manera. Las posibilidades de sobrevivir eran mayores si iba con la intención de matar. Todo salió según mi plan. De hecho, diría que atraerlos hasta aquí es un gran logro.”

El sacerdote se quedó boquiabierto. “¿Pensaste… que no podía matar a la princesa?”

“Permítame responder a su pregunta con una pregunta. ¿Por qué crees que puedes derrotarlos solo? Tu oponente es una Bestia Caída y un par de brujas dotadas. Además, Sanare, astuta como es, seguro que habría preparado algo en su ausencia. No podrías haberlos manejado tú solo, aunque estuvieras entrenado para luchar contra una bruja y un

solo jinete. Muéstrame tu hombro.”

Zero curó su herida con Cordia. La herida se cerró de inmediato, y el sacerdote dejó escapar un profundo suspiro que parecía una mezcla de alivio y arrepentimiento.

“¿Qué ibas a hacer si el sacerdote no podía atraerlos aquí?” Pregunté.

“Si el sacerdote caía, Rata se movería, y luego tú, y entonces yo tomaría la medida apropiada. Como lo hice hace un momento.”

“¡Vaya!” Exclamó Lily. “¡Qué ingenioso!”

Son palabras mayores para ella. Si me preguntas, sin embargo, lo llamaría más una falta de plan que ser ingenioso.

Bueno, al final las cosas funcionaron, así que no importaba, en realidad.

“Parece que tienes algo que decir, Mercenario.”

“No, no, no, nada de nada. De todos modos, ¿qué vas a hacer con Raúl?” Hice un gesto con la barbilla hacia el caballo Bestia Caída enredado en las lianas. “Ahora no puedes encerrarlo con la princesa, ¿verdad?”

“¿Qué tal si lo matamos?” Dijo fríamente el sacerdote.

Zero le lanzó una mirada despectiva. “Tonterías. No podemos matar a quien hizo lo mejor entre nosotros. De hecho, deberíamos darle las gracias.”

Me reí. “Es cierto. Debería ser elogiado por herir al sacerdote.”

“No me refería a eso.” Dijo en el mismo tono despectivo.

Cerré la boca.

Raúl, inteligente como era, parecía haberse dado cuenta de que no tenía sentido luchar. Se quedó quieto en el suelo, con su suave rostro tenso, observándonos con ojos asustados. Estaba esperando a ver qué hacíamos.

“Si Sanare vuelve y se entera de esta situación.” Dijo Raúl. “Matará a la princesa.”

Zero se acercó a Raúl. “La puse dentro de un vallado para evitar que eso ocurriera.” Respondió. “Su mentor, el hechicero Argentum, me la confió. No dejaré que Sanare la mate.”

“Pero…”

“Raúl.” Por una vez, Zero llamó a alguien por su nombre.

Sorprendido, miré a Zero.

Se arrodilló en el lugar y acarició el cabello de Raúl como se haría con un niño. “Has hecho bien en traer a la princesa aquí. Nunca traicionaré tu confianza.”

“¿Qué?”

¿Raúl trajo a la princesa aquí?

Efectivamente, era Raúl el que llevaba a la princesa a la espalda, pero Zero dio a entender que lo sabía todo sobre nuestro plan. Le lancé a Zero una mirada interrogativa.

La bruja sonrió y me miró.“En algún momento, Caballo vio nuestro plan. Y él es el asistente de la princesa, no el sirviente de Sanare. ¿A quién debe seguir para salvar a la princesa, a Sanare o a nosotros? La respuesta es obvia. Por eso Caballo persiguió al sacerdote demasiado lejos y dudó un momento antes de retirarse de mi Caplata. Hizo todo

eso sin despertar sospechas, incluso cuando cometimos un error.”

“¡¿En serio?!”

Raúl me dedicó una sonrisa cansada y vaga. No me dio una respuesta definitiva.

“Tenías una rata Bestia Caída contigo en Latette.” Dijo. “Y yo también puedo entender a los animales.”

“¡¿Qué?!” Exclamó Lily sorprendida. “¡No puede ser! ¡Mis amigos no me han dicho nada de eso!”

“Estaba fingiendo no entender.”

Lily gimió. No parecía gustarle Raúl, lo cual era perfectamente comprensible.

“¿Así que dices que lo sabías todo?” Pregunté. “¿Que estábamos tratando de atraer a la princesa aquí?”

“No todo. No pude calibrar cómo iban a tratar a la princesa.

Además, el sacerdote iba a matarla. No estaba seguro de que estuvieran de nuestro lado. Así que pensé que si todos eran enemigos, al menos debía matar al sacerdote.”

Yo no culparía a Raúl por esto, ya que el sacerdote se lo buscó.

Mató al maestro de la princesa. Luego se unió a Sanare por su odio hacia el sacerdote y la Iglesia.

“Si antes hubiera logrado matar al sacerdote con mi lanza, me habría retirado. Pero una vez que salió el Mercenario, ya no tuve la oportunidad.”

Si se retiraba, la princesa volvería a ser la subordinada de Sanare.

Cuando Zero utilizó Caplata, se dio cuenta de que estábamos intentando capturarla viva, así que dudó.

“No quería que me pillaran a propósito, pero supongo que es lo mismo. Es cierto. Esperaba que alguien salvara a la princesa de Sanare.

Se enfadará, seguro, pero quiero protegerla, aunque acabe odiándome por ello.”

Este es el tipo de lealtad que quiero que tenga cierto lobo Bestia Caída.

Viendo que Raúl no iba a resistirse, Zero le liberó de las lianas que se retorcían. Raúlse levantó rápidamente y corrió hacia la caja de tierra en la que estaba atrapada la princesa.

“¿Hay un agujero de aire en alguna parte? No se asfixiará, ¿verdad?” Puso la oreja en la pared de tierra y escuchó atentamente la voz de la princesa.

“No hay agujeros de aire.” Dijo Zero. “Pero no te preocupes.

Acabaremos con esto antes de que se asfixie. Ahora vamos a comenzar los preparativos finales para atrapar a Sanare. Si coopera, tenemos muchas posibilidades de éxito.”

“Lo único que puedo hacer es ser un guía.” Dijo Raúl.

“Su presencia es todo lo que requiero. Crearé un sustituto de la princesa. Si te quedas a su lado, Sanare asumirá que es la verdadera princesa. Ahora, apresurémonos a ir al campus. Tú quédate aquí, sacerdote.”

El sacerdote levantó los brazos. “Con mucho gusto.” Contestó con gesto adusto.

Sus heridas podrían haber sanado, pero no podría recuperar la sangre que había perdido tan rápido. Por el momento sólo sería una carga.

“En cuanto a ti, Rata, vigila al sacerdote para que no mate a la princesa. Simplemente nos desharemos de una molesta plaga. Llevará un tiempo, pero…” Zero lo meditó por un momento. “Deberíamos estar de vuelta para el almuerzo, a más tardar.”

Su tono era desenfadado, como si sólo fuera a dar un paseo.