Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 7

Capítulo 1: La Guerra Santa Y Diabólica

Parte 1

De repente, empezó a moverse.

Tal vez fuera el destino, o simplemente el cambio de los tiempos.

Era como si un arroyo estancado, viciado y putrefacto durante mucho tiempo, hubiera empezado a fluir de nuevo tras arrojar un solo guijarro en él.

Había protegido y alimentado cuidadosamente esa corriente.

Así que no se detendría.

Para que no se desvíe hacia un lado.

Para que no se lo traguen entero.

Se habían sacrificado innumerables vidas, y sus gritos de odio llegaban a las profundidades más lejanas del infierno. Pero sólo con el vertido de sangre llena de resentimiento, la corriente obtuvo el poder de engullirlo todo.

Ah…

La gran Bruja que Llamaba a la Luna, Solena. Puedo sentir tu alma en el viento, la tierra, el mundo entero.

El Hechicero de las Estrellas, Argenthum, el observador efímero.

Probablemente sigas observando el mundo desde las fosas del infierno.

Pronto se producirá en este mundo un trastorno provocado por su sacrificio.

Ha llegado el momento. Ha llegado el momento de levantar el telón del gran escenario.

“Ahora me toca a mí.”

***

Cada guerra tiene un nombre. No sé quién va por ahí dándoles nombres, pero todas las guerras conocidas por el mundo tienen un gran —o muy apto— nombre.

Estoy seguro de que esta guerra también tendrá un nombre.

“Si se me permite dar mi opinión como sacerdote, creo que lo más probable es la ‘Segunda Guerra Santa-Diabólica’.”

No hace falta decirque laGuerraSanta-Diabólicafue la gran guerra entre las brujas y la Iglesia que tuvo lugar hace quinientos años.

Pero el hecho de que las brujas y la Iglesia estuvieran de nuevo en guerra, el llamarla Segunda Guerra Santa-Diabólica era demasiado simple y se sentía bastante exagerado.

Sin prestar atención a mi mueca, el sacerdote, con los dos ojos cubiertos por un parche, empezó a hablar del “futuro” como si fuera una revelación divina.

“Así que la historia es esta.” Comenzó. “El Reino de Wenias, el centro del continente, cayó en manos de la bruja Albus. Ella comenzó a suprimir la Iglesia. Alarmada por sus acciones, la Iglesia envió un total de 80.000 Caballeros Templarios para recuperar el reino.”

“Espere, sacerdote.” Protestó Zero, la bruja de las Tinieblas. Era una bruja dotada y mi empleadora. “Eso es sólo si la Iglesia gana la guerra.”

En estos momentos nos encontramos al noreste de Wenias, en una aldea desierta situada junto a la carretera del este. Abandonado hace cientos de años, el bosque había reclamado el lugar, sin dejar casi ningún rastro del antiguo asentamiento, pero las casas semienterradas en los troncos de los árboles proporcionaban, no obstante, el refugio perfecto contra los elementos.

En el bosque iluminado por la luna, Zero se apoyó en un gran árbol que se había convertido en uno con la casa, y miró al sacerdote mientras sostenía un viejo cuchillo a la luz de la luna.

“Si las brujas ganan, la historia cambiará.” Continuó. “Tal vez así:

‘Gracias a las acciones de los magos liderados por la valiente bruja Albus, el mundo ha sido finalmente liberado del dominio de la Iglesia’.

¿Y bien? Plausible, ¿no crees?”

El sacerdote frunció los labios.“¿Que la Iglesia pierda? Imposible.”

Se burló. “Wenias sólo está a salvo ahora gracias a las cordilleras que la rodean. El derrumbe de los túneles que conducen al exterior sólo sirvió para evitar por poco un choque frontal con la Iglesia. Una vez que se reabran los túneles, todas las brujas del reino serán aniquiladas.”

“¿Estás absolutamente seguro? Ha pasado exactamente un mes desde que Decimotercero colapsó el túnel para evitar la invasión de la Iglesia. Mientras la Iglesia está haciendo todo lo posible para desenterrar el túnel colapsado, Wenias se está preparando para interceptarla. ¿Y si vuelven a abrir el túnel y cargan contra él, sólo para descubrir que los magos han tendido una poderosa trampa?” Zero se volvió hacia mí. “¿Qué crees que pasará, Mercenario?”

“Ni idea. ¿Qué te parece, chiquilla?”

Lily, la rata Bestia Caída, movió su larga cola. “No me preguntes, imbécil.” Respondió alegremente en un tono familiar.

El cura le había enseñado una mala costumbre: responder a las preguntas estúpidascon un “No me preguntes, imbécil”,y últimamente lo decía con mucha más frecuencia. Por otra parte, era mejor que los días en que se tomaba demasiado en serio la más mínima broma y se ponía nerviosa.

“Ahí lo tienes, cura.” Dijo Zero, despreocupada por nuestra actitud indiferente. Intentaba continuar una conversación que claramente había terminado.

“Fue una estupidez por mi parte intentar siquiera una conversación seria.” Dijo el sacerdote, perdiendo rápidamente el interés y aceptando su derrota.

“No soy un historiador, sabes.” Dije. “No me importa el nombre de la guerra ni nada por el estilo. Lo único que me importa es nuestro objetivo y los pasos para lograrlo. Sabes que lo mejor es que esta guerra no tenga nombre, ¿verdad?”

“Por supuesto.” Respondió Zero. “Si lo hacemos lo mejor posible, el nombre de esta guerra será ‘La Guerra de los TresDías’o ‘La Guerra Decepcionante’. Para que sea una guerra insignificante que no sea recordada por nadie, primero debemos matar a Sanare, que ha engañado a la muchacha.” Mostró una sonrisa malvada, con un aura vil envolviéndola.

Momentos como éste me recuerdan claramente que ella y Decimotercero están realmente emparentadas.

Mientras el cura y yo nos estremecíamos en silencio, Lily levantó un pequeño puño en señal de acuerdo con Zero. “¡Ayudaré!” Dijo. “No la perdonaré por herir a mamá y a papá. La voy a asesinar.”

“Ahora también estás aprendiendo de ella.” Comenté. “No tienes que ser tan entusiasta para matar a alguien. Toma, prueba esto.”

Revolviendo nuestra olla de la cena, eché las verduras ablandadas en la boca de Lily.

Después de resoplar repetidamente, se tragó las verduras. “Que sea más dulce.” Señaló con brusquedad.

Esa es Lily para ti. Compartimos la misma opinión. También pensé que sería mejor si era más dulce.

“Mercenario, ¿no te olvidas de algo?” Preguntó Zero. “¿No deberías pedirme que pruebe la comida?”

“Tal vez si sólo lo probaras y no te lo comieras todo. Retrocede.”

“¡Esto no es justo! ¡Últimamente has mostrado favoritismo hacia Rata! ¡Es un claro caso de infidelidad!”

“No me ando con rodeos cuando se trata de cocinar.” Raspé algunas raíces de plantas dulces en la sopa, acercándola mucho más al sabor ideal. “Ojalá tuviéramos algunas especias.”

“Los mendigos no pueden elegir.” Dijo el sacerdote. “El suministro de bienes está cortado con los túneles caídos. Si alguien no hubiese golpeado a un lobo Bestia Caída hasta dejarlo medio muerto, no nos tratarían como criminales.”

“Efectivamente.” Asintió Zero. “No podemos alojarnos en posadas y nos vemos obligados a dormir al aire libre. A mí personalmente no me importa dormir a la intemperie, pero no tuve en cuenta la posibilidad de que nuestra situación alimentaria empeorara si no podíamos comprar más comida en la ciudad.”

Con los túneles colapsados, el Reino de Wenias se convirtió en un país cerrado, deteniendo toda la distribución de bienes. Esta interrupción tuvo un efecto tremendo.

Afortunadamente, había mucha comida en el reino. La pérdida de cosechas y la hambruna eran muy poco probables gracias al suelo fértil de Wenias. El reino contaba con abundantes minerales y las fuentes de agua no eran un problema.

Wenias era una nación que había prosperado en la cordillera durante cientos de años. Nadie moriría aunque el flujo de mercancías se detuviera.

Sin embargo, el pescado fresco que solía importarse de la República de Cleon desapareció del reino en un abrir y cerrar de ojos.

El pescado de río seguía estando disponible, pero su precio había aumentado rápidamente debido a una demanda relativamente alta, lo que lo hacía inasequible para elpueblo llano.Las especias que llegaban por mar no podían cultivarse en Wenias.

“Afortunadamente, el Mercenario esconocedor de los ingredientes, así que podemos tener una buena comida incluso en esta situación extrema.”

Zero guardó su cuchillo, preparó rápidamente su vajilla y se acercó lentamente a la olla. Me miró expectante. Tomé su cuenco, lo llené con una generosa cantidad de comida y se lo devolví. A continuación, comenzó a llenarse felizmente.

La siguiente fue Lily, y luego el sacerdote. Como cocinero —no, espera, ser mercenario era mi principal ocupación— me serví el último.

Cuando me serví mi comida, Zero ya se había terminado su cuenco, pidiendo una segunda ración.

“Nuestros problemas se resolverán una vez que matemos a Sanare.”

Dije. “Ya hemos descubierto dónde está la princesa. Ahora todo lo que tenemos que hacer es esperar a que Decimotercero haga un movimiento.”

“Me estoy cansando de esperar.” Dijo Lily, dejando escapar un miserable chillido mientras sus grandes orejas se agitaban.

Lo hacíamos parecer tan fácil, pero había un problema: ¿cómo podíamos matar a alguien que ya estaba muerto? Zero dijo que había una manera, pero primero teníamos que sacar a Sanare del cuerpo de la princesa.

Para ser precisos, había que aprovechar el momento en que Sanare volvía al cuerpo de la princesa.

Sanare podía cambiar de cuerpo a voluntad. Podía poseer una muñeca, un cadáver e incluso una persona viva. Tenía muchas opciones. Pero en este momento, estaba fijada en el cuerpo de la princesa.

La princesa tenía el don de la magia. Poseía un tremendo poder mágico en su cuerpo que la propia Zero calificó de prodigio. Zero había anulado su capacidad de utilizar hechizos del Grimorio de Zero, pero Sanare no podía lanzar ningún hechizo del libro en primer lugar. Sin embargo, había creado su propia magia. Lo importante para ella era el abundante poder mágico de la princesa, perfecto para usar la Nigromancia. Como no queríamos hacer daño a la princesa, quitársela a Sanare no sería fácil.

Era un gran problema para nosotros, pero también era una oportunidad para lograr la victoria. Suponiendo que Sanare volviera al cuerpo de la princesa, podríamos tender una trampa allí.

***

Ahora el plan. Primero, Decimotercero pincharía a Albus, creando una situación en la que Sanare tuviera que quedarse con la chica.

Mientras tanto, arrebatamos a la princesa y le damos a Sanare un disparo a su alma una vez que regrese sin saberlo.

Sin embargo, había otro problema: la propia voluntad de la princesa. Eché una mirada al sacerdote.

“¿Qué es?” Preguntó al notar mi mirada. Se llevaba la cuchara a la boca con un elegante movimiento.

“Nada. Sólo estaba pensando en que sería más fácil si te matamos y te entregamos a ellos.”

Si creemos las afirmaciones de Sanare, la princesa prestaba su cuerpo por voluntad propia. Juró vengarse del sacerdote y de la Iglesia después de que éste matara a su maestro, al que ella respetaba y admiraba.

Deseaba que fueran sólo tonterías, pero el hecho de que su ayudante Raúl siguiera acompañándola era prueba suficiente.

Significa que una vez que Sanare esté fuera del cuerpo de la princesa, ella misma seguirá siendo nuestro enemigo.

No me preocupaba especialmente su destreza en el combate, pero sí de alguna manera le decía a Sanare que íbamos a venir, nuestro plan se arruinaría.

“Si me preguntas, matar a la Bruja de la Luna Albus sería lo más fácil.” Espetó el sacerdote.

“Si me preguntas a mí.” Interrumpió Zero. “Que yo destruya el mundo lo resolvería todo.” Su broma ni siquiera parecía una broma.

“Por favor, no digas eso.” Dije. “No suena como una broma cuando viene de ti.”

“No estoy bromeando.Hace mucho tiempo, antes de que el Maestro fuera asesinado por Decimotercero, tuvimos una discusión como esta en el sótano. Cómo poner fin al conflicto entre las brujas y la Iglesia y traer la verdadera paz a este mundo.”

“¿Y su conclusión fue destruir el mundo?”

“Aunque era una teoría de sillón, ideamos un plan bastante meticuloso. ¿Quieres una explicación detallada?”

“No, gracias. Sólo me daría pesadillas.”

No quería escuchar un plan para destruir el mundo de la boca de una bruja que tenía el poder para hacerlo. Cuanto más oía hablar del maestro de Zero, más me parecía un personaje escandaloso. Una bruja que podía conjurar pensamientos tan perturbadores estaba mejor muerta.

“Bueno, matar al sacerdote al que la Iglesia le encargó vigilarnos causaría todo tipo de problemas. Eso lo entendemos, así que puedes estar tranquilo.”

En otras palabras, lo único que podíamos hacer era noquear a la princesa antes de que se diera cuenta de nuestra presencia, y dejarla dormir hasta que todo el calvario terminara.

Por eso nos escondimos en un rincón del bosque hasta que Decimotercero pudiese contactar con Albus y sacar a Sanare del cuerpo de la princesa.

El paradero y el estado de la princesa estaban constantemente vigilados por un enjambre de ratas, las “amigas” de Lily. A nadie le parecerían sospechosas las ratas.

Según la información recopilada por lasratas, cuando Sanare estaba lejos de su cuerpo, la princesa parecía estar leyendo libros de hechicería sin sentido. Se encontraba en un antiguo túnel subterráneo, el recinto que originalmente era la base del Aquelarre de Zero.

Tras el colapso del aquelarre, el líder, Decimotercero, destruyó la entrada al campus de Latette y lo reconectó a otro lugar. Como resultado, nadie había acudido al campus en el último año.

Las antiguas brujas que originalmente utilizaban el campus como fortaleza habían perecido hace tiempo en la caza de brujas. Se decía que había muchas guaridas de brujas abandonadas por todo el continente. Al parecer, las brujas y los hechiceros a veces se embarcaban en largos viajes para buscar los numerosos libros que las brujas dejaban atrás, libros que contenían su vasta sabiduría.

“Si Zero y yo no regresamos, la bodega del bosque Arco de Luna se convertirá también en una guarida abandonada.” Dijo Decimotercero. “Mucha sabiduría se ha perdido de esta manera. Si las brujas se unieran como la Iglesia, y compartieran su sabiduría y conocimiento, quizá no hubiéramos perdido la guerra.”

Las palabras de Decimotercero me recordaron una historia que me había contado Zero. Dijo que la razón por la que las brujas perdieron la guerra fue porque la Hechicería era demasiado tediosa. Llevaba tiempo aprenderla, y realizarla era una tarea enorme. Por eso la Hechicería no se propagó, y por eso perdieron la guerra hace quinientos años.

Pero la gente de la Iglesia no podía usar ni hechicería ni magia. Los explosivos no habrían estado disponibles hace cinco siglos. El suministro de alimentos era mucho peor entonces que ahora. Dea Ignis ni siquiera existía entonces.

Sin embargo, a pesar de todo esto, la Iglesia derrotó a las brujas. Su unidad allanó el camino de la victoria. Si las brujas trabajaran juntas de la misma manera, no sería tan descabellado pensar que las brujas hubieran ganado.

Si hubieran unido sus fuerzas y compartido sus conocimientos entre sí, podrían haber descubierto la magia mucho antes.

Con la fundación del Estado Mágico de Wenias y las acciones de Cestum, las brujas se unieron silenciosamente.

Los Caballeros Templarios, en número de unos ochenta mil, se habían reunido de todo el continente. Esa era la cifra oficial, al menos.

En realidad, probablemente eran muchos más. Los señores que eran fervientes seguidores de la Iglesia también enviaban sus propias tropas.

Era seguro suponer que en total sumaban hasta cien mil.

Incluso después de cinco largos siglos, la unidad de la Iglesia seguía siendo fuerte.

“¿Cree que puede ganar?” Murmuré para mis adentros.

“¿Quién sabe?” Dijo Zero. “Lobo dijo que la muchacha había decidido convertirse en la villana. Y por lo que sé, los villanos siempre caen ante los justos.”

La leña del fuego crepitó. Lily se levantó, sintiendo algo. Una pequeña y rechoncha rata nos miraba en silencio desde la distancia. La forma en que nos miraba, sin huir ni acercarse, le daba una sensación de majestuosidad que no esperaría de una rata.

Estaba claro que no era un roedor corriente. Eché una mirada a Zero.

“Es el familiar de Decimotercero.” Dijo.

El ambiente se volvió tenso de repente. Una vez que la rata confirmó que tenía toda nuestra atención, se levantó sobre sus patas traseras.

“Nos movemos mañana por la mañana.” Dijo con la voz de Decimotercero.

***

“¡¿Mañana por la mañana?! ¡Eso es demasiado pronto! ¡Necesito tiempo para prepararme mentalmente!”

“Por favor, deja de quejarte.” Dijo el sacerdote. “Estás haciendo un papel menor. Yo soy el que necesita la preparación.”

Pensé que estaba de mi lado, pero me derribó sin piedad.

Mientras me callaba, bastante herido, Zero me apretó un cuchillo en el pecho en señal de ánimo. Era el cuchillo de Theo, que dejé con ella durante un tiempo ya que me lo pidió.

“No te preocupes. Tienes un papel importante que desempeñar.”

Dijo. “Cuento contigo.”

“No me preocupa nada. De hecho, el sacerdote es la clave para capturar a la princesa.”

El primer paso del plan era utilizar el odio de la princesa hacia el sacerdote para atraerla fuera del campus. Zero, al acecho, lanzaría un Etrach para atraparla, y lanzaría un vallado para separarla de Sanare.

Entonces preparamos una falsa princesa para que Sanare regrese.

Por supuesto, si la princesa escapaba, el plan fracasaría. Además, el vallado requería un complicado círculo mágico que no se podía dibujar fácilmente. Teníamos que atraer a la princesa a un cerco que habíamos preparado de antemano.

Ayudaría en el plan como muro de carne en caso de emergencia, exactamente el tipo de trabajo que se le pediría a un mercenario. De hecho, esta vez sólo iba a desempeñar un papel menor.

Dado que Zero anuló la capacidad de la princesa de lanzar hechizos mágicos, probablemente no me haría falta, pero más vale prevenir que lamentar. Después de todo, ella tenía al caballo Bestia Caída Raúl como asistente.

“Un consejo, cura.” Dije. “Raúl es tranquilo e inteligente. Es un criado leal que hará cualquier cosa por la princesa. Incluso un miembro de Dea Ignis lucharía si se enfrentara a él de frente. Mantén la guardia alta.”

“Gracias por los consejos innecesarios. No te preocupes, sé lo que hay que hacer. Enfréntate un poco y luego encuentra una oportunidad para fingir una retirada. La caza de brujas es la especialidad de Dea Ignis.”

“Eso es exactamente lo contrario de mantener la guardia alta.”

“Y he dicho que tu consejo esinnecesario. ¿Nolo entiendes? ¿Debo deletrearlo para ti? Te preocupas demasiado para alguien de tu tamaño.”

Ya veo. Tuvo la suficiente confianza como para descartar mi consejo con una ocurrencia. Como un personaje secundario, mantuve

la boca cerrada.

Zero estaba dibujando un alucinante círculo mágico en un claro.

“¿Es este el patrón correcto?” Murmuró. “Espera. Creo que este símbolo de aquí no se supone que sea una serpiente. Por eso desprecio la Hechicería. Dibujar un círculo es demasiado problemático.”

Le pregunté si podía dibujarlos en un instante como lo hacía antes Decimotercero, a lo que respondió: “No me metas en esa aberración.”

Al parecer, Decimotercero tenía un don especial cuando se trataba de círculos mágicos.

Lily escuchó lo que las ratas tenían que decir y siguió vigilando a la princesa.

Mirando hacia arriba, pude ver cómo la noche negra como el azabache daba paso al cielo azul oscuro de la mañana. Pronto veríamos salir el sol entre los árboles.

“¡Está hecho!” Exclamó Zero mientras se ponía en pie. Vertió la sangre de un pájaro estrangulado en el círculo mágico que había dibujado en el suelo con una ramita de árbol. El círculo brilló débilmente durante un momento antes de desaparecer sin dejar rastro.

“Se ha ido.” Dije.

“Lo hice invisible.” Respondió Zero. “Es una trampa, después de todo.”

“Todo es posible, ¿eh?” Murmuré con incredulidad.

Zero levantó una ceja. “No es algo que pueda hacer cualquiera. Soy un genio… o eso me gustaría decir, pero mi experiencia en la infancia luchando contra Decimotercero con trampas me ha servido de mucho.

Aunque estoy dotada, cuando se trata de círculos mágicos, no soy rival para él. Podía trazar un círculo mágico con sólo un conjuro, ampliar su alcance, transferirlo a algún lugar lejano, combinar varios círculos, entre otras cosas. Podía hacer cosas inimaginables con facilidad. Las únicas dos personas que podían hacer eso en la bodega eran mi Maestro y Decimotercero. Para competir con él, pensé en hacer desaparecer los círculos mágicos.”

Ahora que lo pienso, sabía que Decimotercero y Zero eran hermanos, pero nunca había oído hablar de cómo crecieron. No, espera. En Latette, oí algo sobre cómo jugaban al escondite, pero eso fue todo.

Teniendo en cuenta lo mucho que Decimotercero adoraba a Zero, era evidente que estaban muy unidos cuando eran niños.

“Entonces, ¿cayó en alguna de tus trampas?”

Zero se rió. “Ni siquiera una vez.”

“En ese caso. ¿Para que sirvió todo tu esfuerzo?”

“Me robó el material de investigación y tomó medidas preventivas.

Estaba tan furiosa que me retiré a las profundidades del sótano durante unos años. Oh, sí, ahora lo recuerdo. Fue en esa época, creo, cuando el Maestro enseñó a Decimotercero la invocación forzada. Para poder sacarme de allí.”

“Hablando de una pelea de hermanos poco agradable.”

“Sin embargo, no la aprendió antes de que yo saliera por voluntad propia. En ese momento perdí el interés por los círculos mágicos, así que ni siquiera me molesté en aprenderlo.”

“¡Hermano mayor!” Lily llamó. No tuvo que decírmelo. Sabía por qué había llamado mi atención.

El sacerdote se levantó en silencio. No había ningún indicio de nerviosismo en su rostro.

“En fin.” Hizo sonar sus hombros. “Me voy a cazar una bruja.”