Kumo Desu Ga Nani Ka?

Volumen 15

S2: El Valor de una Vida

 

 

Creo que nunca olvidaré la primera vez que maté a un monstruo; fue el momento en que acabé con aquel wyrm de tierra.

Este mundo tiene habilidades, estadísticas y puntos de experiencia, lo cual te permite subir de nivel si matas monstruos.


Al haber renacido en un mundo tan parecido a un RPG, pasé por la vida sintiendo que realmente era un juego.

Pero me di cuenta de lo equivocado que estaba cuando Natsume, ahora Hugo, casi me mata.

Y luego tomé la vida de un monstruo con mis propias manos.

Para ser sincero, fue justo después de eso.

Cuando Hugo casi me mata, radicalmente cambió mi visión de la vida.

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Hablando francamente, hasta ese momento, mi cabeza andaba en las nubes.

Yo era el cuarto príncipe, un miembro de la realeza a medias.

No ansiaba nada en la vida, pero fui ignorado en gran medida como príncipe, pero no lo suficiente como para vivir como hubiera querido.

Al igual que mi realeza, la libertad que me dieron también era parcial.

Pero no tenía ninguna queja sobre eso.

Llegué a ser relativamente despreocupado y no tenía por qué actuar como un estirado miembro de la realeza todo el tiempo.


Entrené y perfeccioné mis habilidades, escuché con entusiasmo las historias heroicas de mi hermano Julius, y soñé que algún día yo mismo podría ser ese héroe.

En mi posición, me podía permitir tener fantasías tan infantiles.

Pero ese ingenuo sueño empezó a resquebrajarse cuando Hugo trató de matarme, y finalmente se rompió en pedazos cuando maté a un wyrm de tierra poco después.

Experimenté el ser casi asesinado por alguien.

Luego experimenté matar a un monstruo con mis propias manos.

Ninguna de esas fueron experiencias que podría haber tenido en Japón.

Hasta entonces, había estado pensando en esta vida más como un juego que como una extensión de mi vida anterior.

Como una pantalla extra después de que ya hubiera muerto.

Pero la intención asesina de Hugo dirigida hacia mí fue real, y la sensación al derrotar al wyrm de tierra fue horriblemente vívida.

Cuando estaba luchando contra Hugo, estaba tan confundido y abrumado que no tuve tiempo de sentir miedo, pero después de que me salvaran, mi cuerpo empezó a temblar.

Y cuando luché contra el wyrm de tierra, estaba tan absorto en la batalla que no podía pensar en lo que significaba tomar una vida, hasta que vi el cadáver y vomité.

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Además de eso, más tarde supe que era el padre de Fei.

Ese wyrm de tierra podría haber estado buscando a Fei, su hija, durante años.

Una vez que ese pensamiento cruzó mi mente, no pude ver esta vida como un juego nunca más.

A partir de entonces, tenía miedo de luchar contra monstruos.

Pero la experiencia de casi ser asesinado por Hugo mantuvo ese miedo bajo control.

Tenía que hacerme más fuerte, o no sería capaz de protegerme.

Después de luchar con Hugo y luego contra el wyrm, supe con certeza que no podría convertirme en un héroe fuerte y noble que protegería a toda la humanidad como Julius.


Me di cuenta de que luchar al lado de mi hermano era un sueño mucho más lejano de lo que había imaginado.

Nunca podría llevar una carga tan pesada como el destino de la humanidad.

Pero quería al menos volverme lo suficientemente fuerte como para proteger a la gente a mi alrededor.

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Así que elegí enfrentarme a monstruos una vez más.

En la escuela, teníamos peleas de práctica uno contra uno contra monstruos.

Como estaban destinados a luchar con estudiantes sin experiencia, aquellos monstruos eran bastante débiles.

Eran prácticamente roedores, lo suficientemente pequeños como para que incluso un adulto sin mucha experiencia en batalla probablemente pudiera encargarse de ellos.

Pero aun así, los monstruos son monstruos.





Son alimañas que atacan agresivamente a los humanos; incluso los más débiles pueden causar daños si no se matan.

No importa lo débiles que sean, cualquier monstruo es capaz de ser peligroso.

El tipo de monstruo que podría ser derrotado por cualquier adulto sigue siendo peligroso para los niños, por ejemplo.

Y un adulto podría salir herido al lidiar con eso, o incluso morir si no tiene cuidado.

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Incluso esos monstruos débiles siguen matando o hiriendo a la gente cada año.

De hecho, las peleas prácticas con monstruos en la academia tenían en propósito tanto de sacrificar monstruos como conseguir que los estudiantes adquirieran experiencia.

Así que no tendría sentido dudar en matar un monstruo.

Y aun así…

Siempre que un monstruo trataba de matarme, podía sentir sus intenciones de vivir.

Pensaba y actuaba por cuenta propia como un ser vivo, no solo como un programa del juego.

Estaba siendo ingenuo en cuanto a lo de luchar contra monstruos, o en realidad contra cualquier ser vivo.

Y no quiero decir que los estuviera subestimando.

Mis estadísticas están por encima de la media para mi edad, y podría derrotar fácilmente a cualquier monstruo débil yo solo.

Pero no se trataba de eso.

Es difícil expresarlo con palabras.

Pero al enfrentarme a un monstruo de la forma que me enfrenté al wyrm de tierra, aprendí que luchar era una experiencia muy real y aterradora.

En resumen, tenía miedo.

Del monstruo acercándose a mí, intentándome matar… y de la idea de matarlo yo mismo.

Cada vez que intentaba sacar la espada contra un monstruo, recordaba el cadáver del wyrm de tierra.

Al final, no pude matar al monstruo en mi primer duelo y me conformé con esquivar sus ataques.

Entonces Parton, otro miembro de mi grupo se dio cuenta de mi problema y terminó con él.

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Así como así.

“¿Por qué…?” le pregunté.

Ni siquiera yo estoy seguro de por qué le estaba preguntando “por qué” exactamente.

Solté la única palabra que me vino a la mente.

“Oh, lo siento. Parecía que lo estabas pasando mal, así que intervine.”

Parton respondió con la suposición de que yo le estaba preguntando por qué me había robado la presa.

“Aunque supongo que me excedí. Debería haberme dado cuenta de que no lo ibas a pasar mal con un monstruo tan débil, Príncipe Schlain. ¡Oh, ya entiendo! ¡Estabas observando los movimientos del monstruo! Así que analizas a los monstruos más débiles sin bajar la guardia. Es bueno saberlo.”

No. Te equivocas.

Eso no es lo que preguntaba, o por qué no pude derrotar al monstruo.

Pero ahora lo entiendo.

Lo quiera o no.

Esta es la gran diferencia entre este mundo y Japón.

En este mundo, las vidas se toman a la ligera.

Demasiado a la ligera.

Es normal matar monstruos.

Tienes que matarlos, porque son enemigos.

Incluso los humanos pueden comenzar a matarse unos a otros en un abrir y cerrar de ojos.

Y la gente de este mundo no tiene ningún remordimiento por las vidas que ha quitado.

Arrebatan vidas como si fuera una tarea más.

Parton tampoco mostró ningún sentimiento ni nada al matar al monstruo.

Tampoco es que yo sea quién para hablar.

Comía carne cuando vivía en Japón, y también maté bichos a veces.

No puedo ir diciendo que las vidas de los insectos, animales y humanos deban ser valoradas por igual.

Y sé que los monstruos son criaturas dañinas que atacan a los humanos, y que o los matas o te matan.

Pero se sentía mal matar monstruos tan indiferentemente como matar insectos.

Al final, sin embargo, apreté los dientes y maté a un monstruo por mí mismo aquel día.

Tenía miedo de traicionar la admiración en los ojos de Parton.

Sobre todo, recordé la vez que Hugo me atacó y casi me mata.

Supe que tenía que volverme lo suficientemente fuerte como para poder al menos protegerme, y usé eso como motivación para tomar la vida de un monstruo y subir de nivel.

Asesiné a un ser vivo por mi propia conveniencia.

No lo olvidaré. No puedo.

La sensación de mi espada desgarrando la piel, cortando a través de la carne, cortando a través del hueso.

El hedor de la sangre esparcida.

El grito de muerte del monstruo.

Grabé el momento en que la criatura murió en mi mente.

Fue una muerte demasiado real, mucho más que cualquier cinemática en un juego.

En Japón, las alimañas a veces también son exterminadas.

No solo eso, sino que la carne que se vende en los estantes de las tiendas alguna vez perteneció a vacas vivas, cerdos, etc.

La gente tiene que quitar vidas para seguir viviendo.

Nosotros los humanos robamos incontables vidas a lo largo de la nuestra, aunque sea indirectamente.

Pero nunca me di cuenta de cuánto más costaría el arrebatar una vida a propósito.

Y no puedo evitar pensar… ¿si te sientes así de mal al matar a un monstruo, cómo será de peor el matar a un humano?

Es terrorífico.

Solo pensarlo me asusta.

¿Cómo fue Hugo capaz de tal cosa?

Si hubiera pasado por experiencias similares, seguramente no pensaría en esto como en un mundo de ensueño.

Este mundo puede parecer un juego, pero no lo es.

Incluso aunque las vidas no parecen tener mucho valor aquí, son tan valiosas como lo fueron en la Tierra.

Es solo que la gente no se da cuenta de eso aquí.

Ya lo entiendo.

En este mundo de guerra sin fin, no tienes elección más que ver las vidas de tus enemigos como insignificantes.

Matan monstruos y demonios por el bien de sus vidas.

No voy a exigir que dejen de hacerlo, por supuesto.

También he matado monstruos por mi propio bien.

Cada vida que arrebatas es una cruz que tienes que soportar.

Entiendo que se intente aliviar la carga viendo las vidas tan a la ligera.

Pero eso no significa que esté dispuesto a cambiar mis propios puntos de vista tan drásticamente solo para seguir la corriente de este mundo.

Porque una vez conocí a un héroe que persiguió sus ideales hasta el momento de su muerte, aun sabiendo que eran imposibles de conseguir.

“Sé que solo estoy soñando. No me importa si la gente se ríe de mi por no ser realista. Pero no hay nada malo en tener una meta por la que luchar. La mía es un mundo donde todo el mundo pueda vivir feliz y en paz. Y seguiré persiguiendo ese ideal hasta que muera.”

Julius dijo eso y siguió luchando.

Qué contradicción: luchar por el bien de la paz.

Luchó con eso pero nunca me mostró su sufrimiento mientras seguía luchando.

Decidí que quería seguir con los ideales de Julius.

Tengo miedo de luchar.

No puedo ser un héroe que lucha con resolución y determinación, como lo fue Julius.

Incluso mi objetivo es solo una imitación de lo que me dijo Julius.

Soy una farsa de héroe, poco entusiasta y cobarde.

Pero parte de mí piensa que tal vez hay cosas que pueda hacer debido a mi forma de ser.

Como si quizás conocer el valor de la vida fuera el primer paso.

Tal vez mis valores al haber nacido y criado en un país pacífico como Japón podrían ser de alguna utilidad en este mundo.

Incluso aunque no pueda poner fin a todas las guerras, al menos podré poner fin a algunas de las batallas.

No estoy cualificado para ser un héroe, pero aun así sigo queriendo encontrar una forma de ser útil.

Quiero hacer todo lo que pueda, con todo lo que tengo.

Creía eso antes de que Natsume me echara del reino y seguí aferrándome a ello incluso después de eso, asumiendo cualquier tarea que se me pusiera por delante.

Así que cuando escuché que me decían la verdad de este mundo como si se burlaran de mis creencias y de los sueños de Julius, me sentí excesivamente emocional.

Me di cuenta de que había expresado mal tan pronto como vi la cara de Kyouya.

Parecía que estaba reprimiendo algunos sentimientos dolorosos propios.

Cuando vi esa expresión y me di cuenta de que Kyouya en realidad tampoco habría querido matar a los elfos, una parte de mí se sintió aliviada.

Pero eso no fue suficiente como para calmar la tormenta de emociones en mi corazón, ni a atreverme a acusarle más allá. Así que tan solo seguí mirando a la cara de Kyouya.

“… Lo siento. Me emocioné y dije demasiado.”

Después de un rato, finalmente me calmé lo suficiente como para disculparme con mi viejo amigo.

Por alguna razón, tenía la sensación de que estaba mal culpar a Kyouya por todo esto.

“No, no necesitas disculparte. Tienes razón, Shun.” Kyouya negó con la cabeza suavemente. “Envidio tu habilidad para apegarte a lo que es correcto.”

De repente, me resultó difícil creer que su frágil y agotada expresión perteneciera a la misma persona que había masacrado sin piedad a los elfos.

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Esa cara me dijo que Kyouya había pasado por mucho y que también tenía sus propias razones.

Después de mostrarme tal debilidad por solo un momento, Kyouya cerró los ojos. Cuando los volvió a abrir, el fuego había vuelto a su mirada.

“Tienes razón. Pero no voy a cambiar mis formas ahora. Tampoco me voy a arrepentir de lo que he hecho.”

En esos ojos, vi la convicción de un hombre que nunca se retractaría de sus creencias.

Creencias que nunca podrían reconciliarse con las mías…

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