Bungo Stray Dogs (NL)

Volumen 5

Capitulo 2: Bestia Negra

Parte 2

 

 

Un solitario auto aceleró salvajemente por las calles de noche en la ciudad vacía congelada en el tiempo. Cada vez que doblaban una esquina, el coche soltaba un chillido ensordecedor y se sacudía violentamente. Tal vez era porque estaban llevando la velocidad del auto al límite. Sea como fuere, Kyouka no se detuvo ni por un segundo. Sentado en el asiento del pasajero estaba Kunikida, aplicando presión sobre la herida en su lado izquierdo.

—Kunikida —comenzó Atsushi desde el asiento trasero— dijiste que habías descubierto el misterio detrás de los suicidios en serie, ¿verdad?

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—Esos usuarios de habilidades no se suicidaron —respondió Kunikida con un tono reprimido— Fueron asesinados por sus propias habilidades.

«Asesinados por sus propias habilidades…» Era tan difícil de creer que dejó a Atsushi y Kyouka sin palabras, pero no podían negarlo. Después de todo, acababan de ver a [Demon Snow] hace unos momentos. No solo eso… la gran y feroz bestia que los atacó antes…

Atsushi decidió no pensar en eso, queriendo creer que no era posible. «…¿Ese era el tigre?» Se preguntó. «¿El tigre está tratando de matarme?»

Después de todo, Atsushi no había podido usar [Beast Beneath the Moonlight] antes. ¿El tigre de alguna manera se separó de Atsushi sin que él lo supiera? ¿Era eso siquiera posible?

En medio del profundo silencio, Kunikida ordenó:

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—Vayamos a la agencia por ahora.

***

 

 

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No había ni un alma dentro del edificio de ladrillo rojo envuelto por la niebla. La Agencia Armada de Detectives estaba en un estado terrible.

—¿Qué de…? ¿Qué pasó aquí?

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Los casilleros estaban deformados, los muebles y la iluminación fueron volteados, incluso un escritorio parecía como si alguien lo hubiera descuartizado. Había documentos y trozos de papel esparcidos, por lo que apenas había espacio para caminar. Incluso la sala de conferencias, donde todos se habían reunido hace solo unos días, no fue diferente. La larga mesa había sido derribada y destruida, las sillas estaban astilladas y el monitor se había caído de la pared. Era un desastre. Sería más difícil encontrar algo intacto.

Mientras las secuelas de la batalla dejaron a Atsushi en un estado de desconcierto…

—A la oficina del presidente —instó Kunikida. Atsushi y Kyouka asintieron, luego comenzaron a ayudar a su amigo que sangraba de agonía a su destino. Vieron la enfermería en el camino con las cortinas rasgadas y los estantes volcados «¿También hubo una pelea en la enfermería?» pensó Atsushi. Cuanto más miraban, más se daban cuenta de lo mal que estaban las cosas aquí.

El corazón de Atsushi se aceleró. El hecho de que todavía no se hubieran encontrado con nadie más de la agencia solo empeoraba las cosas aún más. Sin embargo, en el lado positivo, tampoco habían encontrado ningún cuerpo. Seguramente sus experimentados compañeros podrían cuidarse a sí mismos. Más importante aún, tenían que concentrarse en lo que podían hacer ahora.

Atsushi se tranquilizó a sí mismo mientras corrían hacia la oficina del presidente. Como era de esperar, los documentos y los muebles derrumbados estaban esparcidos al igual que en las otras habitaciones. Ni siquiera había una pizca de la tranquilidad habitual de la oficina. De repente, Kunikida se quitó de encima a Atsushi y Kyouka y corrió hacia la parte trasera de la habitación, donde sin descanso pateó el escritorio del presidente para que lo apartara del camino. La gruesa mesa de caoba se volcó.

—¡¿Kunikida ?! —gritó Atsushi con total asombro. Después, Kunikida sacó su tarjeta de identificación de detective del bolsillo del pecho y la clavó en el suelo. Tras una inspección más cercana, Atsushi notó una ranura disfrazada como una línea de pegazulejo entre dos baldosas. Cuando Kunikida deslizó su tarjeta por la ranura, se encendió y comenzó a hacer un ruido mecánico suave hasta que el azulejo se apartó por completo. Debajo del suelo había un equipo electrónico de aspecto complicado. Atsushi no tenía ni idea de que esto existiera. Kunikida no perdió tiempo en escanear su palma contra el dispositivo.

—¿Qué es eso? —preguntó Atsushi con curiosidad.

Pero antes de que Kunikida respondiera, un fuerte ruido resonó en la habitación y una pantalla oculta emergió de la pared. La estática en blanco y negro apareció en el mecanismo altamente sofisticado, y se pudo escuchar una voz en medio del ruido.

—…Parece que se va a conectar.

La estática en la pantalla luchaba por tomar la forma de una persona. Parecía que Kunikida estaba tratando de contactar a alguien. La voz venía del otro lado del monitor.

Trate de mantener la señal estable. Parece que no podrán interferir nuestra señal por el momento… ¿Puede oírme? —Sonaba como si la última frase estuviera dirigida hacia este lado de la pantalla— ¿Es usted, Sr. Fukuzawa?

—Soy yo, Kunikida —respondió Kunikida a la pantalla revuelta. Quizás la conexión era mala— Actualmente no sé el paradero del presidente. Estoy hablando con la División Especial para Poderes Inusuales, ¿cierto?

«¿División Especial para Poderes Inusuales?» Atsushi miró la pantalla, sorprendido por lo que escuchó decir a Kunikida. La conexión debió haberse estabilizado finalmente, ya que la estática desapareció para revelar a un joven de aspecto académico con gafas.

—Sí, soy Ango Sakaguchi de la División Especial para Poderes Inusuales —Sin siquiera detenerse, continuó— Kunikida, ¿podrías contarme tu situación actual?

—Estoy aquí con Atsushi Nakajima y Kyouka Izumi. El resto del personal de la agencia está desaparecido.

Ya veo… —respondió Ango en un tono algo lúgubre— Nuestra conexión no es estable, así que seré breve— La única luz en la oscura oficina del presidente provenía del brillo del monitor— El fenómeno de la niebla ha aparecido en Yokohama. Sin embargo, no existen registros de uno a gran escala.

La pantalla cambió de repente a lo que parecía ser una vista de satélite de Japón. El monitor amplió gradualmente la imagen hasta que quedó solo un primer plano de la prefectura de Kanagawa. Había una niebla blanca que envolvía el lado este de la prefectura: Yokohama.

La voz de Ango continuó de fondo:

La niebla ha dejado de extenderse, pero casi todo Yokohama está envuelto. Actualmente, la ciudad está desconectada del mundo exterior. Casi todos los habitantes de Yokohama están ausentes o han desaparecido. Parece que solo los usuarios de habilidades siguen presentes, pero ellos, incluido usted, están en grave peligro

La pantalla volvió a mostrar el rostro de Ango.

—Eso corrobora lo que hemos visto—confirmó Kunikida con expresión severa—Las habilidades se están separando de sus usuarios e intentan matarlos.

***

 

 

Mientras Atsushi observaba el intercambio de Kunikida y Ango, se estaban produciendo violentas batallas en todo Yokohama. Sobre un extraño puente peatonal de forma ovalada había dos adolescentes idénticos uno frente al otro. Una era una sombra que hacía girar una señal de tránsito con tal fuerza que produjo un pequeño vendaval. Era una señal roja de alto, pero actualmente estaba demostrando ser bastante ineficaz.

Sin medios para defenderse, el otro adolescente pecoso, Kenji Miyazawa, saltó del puente peatonal. Afortunadamente para él, el puente no estaba demasiado alto del suelo y todavía había muchos autos congelados en la intersección. Kenji aterrizó en la parte superior del techo de un automóvil y miró a la figura en sombras que se parecía a él mientras giraba fácilmente un cartel que pesaba varios cientos de kilos. Era la habilidad de Kenji, [Undefeated by the Rain], que se había separado de su cuerpo. La habilidad enfrentaba a su maestro con la intención de matar; un cristal rojo titilaba en su frente.

Mientras tanto, una niebla blanca bloqueaba la visión de Tanizaki Junichiro. Observó con cautela lo que le rodeaba, pero mientras estaba distraído por la ilusión, diez delicados dedos se envolvieron alrededor de su cuello. La ilusión desapareció, revelando una exuberante plaza verde con una fuente y un monumento. El rostro de Tanizaki se retorció de dolor mientras su cuerpo se levantaba lentamente del suelo. La figura sombría que lo estrangulaba por detrás compartía su rostro. Era su habilidad, [Light Snow], con un cristal rojo en la frente. [Light Snow] podía producir nevadas y proyectar ilusiones sobre dicha nieve, que el oponente de Tanizaki utilizaba a la perfección.

Cruzando espadas sobre el pavimento de piedra en la plaza estaban Yukichi Fukuzawa y su habilidad [All Men Are Equal], una habilidad peculiar que le permitía reprimir y controlar las habilidades de sus subordinados. Por lo tanto, no tenía poderes especiales como las de Kunikida, Kenji o Tanizaki. Sin embargo, la habilidad separada seguía siendo una imagen de su dueño. En otras palabras, poseía el mismo conjunto de habilidades que el hombre una vez conocido como el Lobo Plateado. Los dos se involucraron en un feroz choque bajo una columnata de granito bellamente simétrica como telón de fondo, sacudiendo la hilera de árboles gingko y raspando el pavimento de piedra con cada golpe que intercambiaban. La habilidad, que compartía la forma de Fukuzawa, se deslizó rápidamente sobre el suelo para crear cierta distancia entre ellos. Sin embargo, cuando se dio la vuelta, tenía un cristal rojo en la frente al igual que las otras habilidades. Fukuzawa volvió su espada hacia su oponente una vez más. La zona crujió y luego se hizo el silencio. La batalla entre los Lobos Plateados continuó a un ritmo más allá de lo que el ojo de una persona promedio podía seguir.

Akiko Yosano se enfrentaba a su propia habilidad, [Thou Shalt Not Die], que permitía al usuario curar heridas externas. Yosano blandió su hacha de confianza hacia la mujer que se parecía a ella y, con la ayuda de la fuerza centrífuga, la pesada hoja le cortó el brazo derecho. La extremidad voló en el aire antes de caer al suelo, pero la figura femenina con un cristal rojo brillante en la frente no entró en pánico. Rápidamente saltó hacia atrás, tomó su brazo y lo presionó contra su miembro amputado. Hubo un destello de luz brillante cuando su brazo derecho se reconectó a su cuerpo. La habilidad había logrado todo esto en unos pocos segundos. La figura sombría luego se burló de Yosano con su brazo recién unido, lo que provocó que los labios de Yosano se curvaran en una mueca de desprecio.

—Sip. Esto va a ser complicado —murmuró en voz baja. La batalla parecía que nunca terminaría. O derrotabas la habilidad y ganabas o simplemente morías— o esperabas hasta que se resolvieran las cosas.

***

 

 

Afortunadamente, hemos localizado al usuario de habilidades detrás de este fenómeno —Ango habló concisamente desde el otro lado de la pantalla en la pared de la Agencia Armada de Detectives. La pantalla luego cortó a la misma fotografía satelital de Yokohama de hace unos momentos. Un punto rojo brillaba en el centro de la niebla— Está en un edificio abandonado de gran altura conocido como Skull Fortress, ubicado en el medio del asentamiento de Yokohama.

Una extraña torre de color negro azabache apareció en la pantalla mientras Ango continuaba. Algo en sus numerosas agujas intrincadamente talladas era extremadamente siniestro. Sin otros edificios altos en su vecindad, estaba como si los hubiera asustado a todos.

Mirando la pantalla, Kunikida preguntó:

—Entonces, ¿es Tatsuhiko Shibusawa realmente quien está detrás de esto?

—…!

Tatsuhiko Shibusawa. Atsushi reaccionó sutilmente al nombre que recordaba haber escuchado durante su reunión anterior.

«¿Qué…?»

El nombre pesaba mucho en la mente de Atsushi por razones que ni siquiera él entendía. De repente, visualizó una puerta que había visto en algún lugar antes. Era una puerta blanca de aspecto robusto, majestuosa y divina.

«Pero esa puerta nunca debe abrirse. Nunca debo recordar lo que pasó»

Atsushi dejó de pensar en eso y se concentró en la voz de Ango, ajeno al hecho de que Kyouka lo miraba con preocupación.

—…tengo una tarea importante para su agencia —La pantalla ya no mostraba la fortaleza, sino el propio Ango— Necesito que elimines a Tatsuhiko Shibusawa, el hombre detrás de esto, por cualquier medio necesario.

Kyouka entrecerró los ojos, luego asintió con una mirada aguda como si acabara de descubrir algo.


Además… —continuó Ango con indiferencia— Dazai parece estar con él.

—¿Dazai está en la fortaleza? —dijo Kunikida. Su ceja se movió, tal vez por miedo a que algo malo hubiera sucedido. La luz del monitor destellaba en sus gafas.

Curioso por saber por qué Dazai estaba en la fortaleza, Atsushi de repente intervino:

—¿Quieres decir que fue capturado?

Hablábamos de Dazai, después de todo. Era difícil imaginar que el enemigo lo venciera, pero la situación seguía siendo preocupante. El pánico cruzó el rostro de Ango por primera vez cuando escuchó la pregunta de Atsushi. Su respuesta fue impaciente:

—¡Yokohama será destruida a este ritmo! Son nuestra única esperanza-

Bzzzzzz

La voz de Ango fue cortada y seguida por una fuerte estática. La pantalla había vuelto a una confusa tormenta de arena en blanco y negro. Justo cuando Atsushi comenzó a inclinarse hacia adelante, una explosión resonó repentinamente y el edificio se estremeció.

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—Está aquí… —Kunikida frunció el ceño. Lo que había experimentado en la última hora le dejó claro de inmediato lo que estaba sucediendo: el ruido y el temblor fueron causados por una granada que golpeó a la Agencia Armada de Detectives. Lo más probable es que el enemigo fuera un hombre alto con anteojos con un cristal rojo en la frente y sosteniendo un cuaderno que poseía el poder de materializar todo lo que estaba escrito en él. Era la habilidad de Kunikida: [The Matchless Poet].

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Era el mismo enemigo que había herido a Kunikida antes de encontrarse con Kyouka y Atsushi. Tenía una buena idea de cómo iba a atacar su habilidad, ya que una vez fue parte de él. También sabía que, a diferencia de su cuaderno, el cuaderno del fantasma tenía la palabra Compromiso escrita en la portada. Una copia de sí mismo que no seguía los ideales y dejaba concesiones era una abominación para Kunikida. Por eso sugirió:

—Ustedes dos sigan. Yo me ocuparé de él.

—Pero, Kunikida… —Atsushi siguió a Kunikida mientras se alejaba— No hay forma de que puedas ganar contra tu propia habilidad…

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—No se trata de ganar —Kunikida hizo una pausa— Se trata de que si debes pelear o no.

—…!

Atsushi se detuvo en seco y bajó la mirada. Kunikida luego declaró con firmeza:

—Voy a prevalecer contra mí mismo… como siempre lo he hecho.

Y con esa declaración, golpeó la pared con el pergamino colgante de Fukuzawa que tenía escrito El Cielo No Crea Un Hombre Sobre Otro. El pergamino luego se sacudió antes de que un estante oculto descendiera rápidamente del techo. En los estantes habían varias armas de fuego.

—¿Que son estos…? —murmuró Atsushi desconcertado mientras miraba las armas.

—Somos una Agencia Armada de Detectives, ¿sabes? —Respondió Kunikida con confianza. Después de tomar una pistola y una ametralladora, las cargó hábilmente. Hubo un fuerte tintineo metálico.

—Tomen estas —Le entregó a Atsushi y Kyouka un arma a cada uno, pero Kyouka insistió de inmediato en que no la necesitaba, dejando solo a Atsushi con un arma de fuego. No pudo ocultar su renuencia a sostener el arma fría y pesada. Mientras buscaba un arma propia, Kunikida reveló: —Mi habilidad no puede crear un arma más grande que su cuaderno —había agarrado el arma como si hubiera tomado una decisión— Usen la puerta trasera para escapar mientras lo distraigo.

Kunikida había elegido una escopeta de corredera Remington M870, que medía más de un metro de largo. La cargó y luego tiró del mango para estar listo para disparar en cualquier momento. La escopeta dio un CLIC imponente.

—¡Apúrense!

Atsushi y Kyouka salieron corriendo de la habitación, impulsados por el grito de Kunikida.

***

 

 


Mientras Atsushi y Kyouka escapaban de la Agencia Armada de Detectives, Ango Sakaguchi apretaba su puño. La habitación estaba a oscuras. Numerosas personas vestidas con traje se enfrentaban a los innumerables monitores en constante cambio y trabajaban en sus escritorios. Había voces apresuradas mezcladas con el sonido de teclados ocupados.

Esta era la División Especial para Poderes Inusuales.

Ango se levantó de la silla de mando. La señal acababa de cortarse durante su conversación con Doppo Kunikida en la Agencia Armada de Detectives. No había posibilidad de que pudieran volver a conectar la llamada, por lo que se rindió y le preguntó a uno de sus agentes:

—Ya han identificado la ubicación del usuario de habilidades A5158?

—La tenemos —respondieron.

—Entonces, ¿podrías darle un mensaje?

—¿Qué le gustaría que le dijera?

Ango miró en silencio la imagen de la niebla que cubría Yokohama. Estaban fuera de tiempo. Con un toque de desesperación en su voz, respondió:

—…Es hora de devolverle el favor al tipo de lentes.

***

 

 

Después de regresar al auto, Atsushi y Kyouka comenzaron a conducir cuando escucharon explosiones de fondo.

—¡Kunikida!

Atsushi miró hacia atrás desde el asiento del pasajero y vio humo saliendo del edificio de ladrillo. Venía del cuarto piso donde estaba ubicada la agencia. La oscuridad de la noche brillaba con llamas. ¿estará bien Kunikida? Independientemente de ello, no podían regresar a la agencia. Solo tenían que creer en él.

—…Espero que esté bien —murmuró Atsushi débilmente. Kyouka, por otro lado, ni siquiera se inmutó por las explosiones mientras conducía.

—En lo que debemos centrarnos ahora es en eliminar a Tatsuhiko Shibusawa —dijo.

—Tatsuhiko Shibusawa… —repitió Atsushi aturdido. Había algo en Shibusawa que lo había estado molestando extrañamente desde que escuchó su nombre por primera vez en la sala de conferencias— Me pregunto cómo es él…

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Kyouka le lanzó a Atsushi una mirada burlona antes de que Atsushi continuara,

—Dices que tenemos que eliminarlo, pero… no importa lo malvado que sea. No hay razón para matarlo. Solo tenemos que capturarlo.

Atsushi se devanó la mente en busca de una solución en un intento de escapar de sus propios miedos. Finalmente, la imagen de un abrigo color arena apareció en su cabeza, recordándole al hombre al que le debía todo.

—¡Eso es! —Atsushi miró a Kyouka— Apuesto a que Dazai sabrá qué hacer. Solo tenemos que salvarlo —Murmuró para sí mismo en un acto de desesperación, tratando de convencerse de esas palabras— Sí. Dazai tiene que saber qué hacer. Una vez que lo salvemos, él…

Pero Kyouka no respondió, y Atsushi ni siquiera notó la mirada fría en sus ojos.

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