86 [Eighty Six]

Volumen 11: El Día De La Pasión

Capitulo 12: 10.12 DÍA D MÁS ONCE

Parte 4

El regreso del Grupo de Ataque a su base de origen era una misión de transporte que implicaba a miles de Feldreß y personal. Incluso la descarga de todo el equipo llevaría más de un día. A pesar de que todo se había adelantado un día, el equipo de transporte estaba listo y esperándolos, y los soldados se retiraron a sus alojamientos en la base temporal para descansar un poco antes.

Algunos estaban completamente agotados y se fueron directamente a la cama. Los que no lo estaban, en cambio, decidieron ir a las duchas o tomar una comida ligera. Los Carroñeros, que no conocían la fatiga, corrían de un lado a otro siguiendo las instrucciones del equipo de transporte, ayudando a descargar municiones y paquetes de energía. Mientras tanto, el personal de la base iba de un lado a otro con grandes bandejas cargadas de café en vasos de papel.

Pero, por supuesto, los comandantes no pudieron descansar inmediatamente. Lena incluida.

“Entendido. Creo que es suficiente por hoy. Buen trabajo, Shin.”

Una vez que terminó de transmitir los informes necesarios, Lena informó a Shin de que había concluido sus funciones. Se encontraban en su pequeño despacho personal, que le había sido asignado como oficial al mando.

“Sí, tú también, Lena… Es un poco tarde, pero ¿quieres comer algo? Si estás cansada, podría traerlo.”

“No, está bien. Prefiero ver las caras de todos.”

Sin embargo, es probable que todos hayan terminado de comer, pero seguramente se quedarán para tomar un café.

“Pero antes de eso… ¿Sólo un rato?”

“… Sí.” Shin se dio cuenta de lo que quería decir y asintió.

Probablemente, Lena había estado reprimiendo todo durante la operación. Podía soportarlo entonces, pero ahora estaba al límite. Se puso en pie y abrazó al hombre que tenía delante. Lo rodeó con sus brazos y enterró su cara contra su pecho. Las lágrimas brotaron de sus ojos.

“Lo siento.” Logró decir, todavía colgando la cabeza. “Sé que a ti también te duele, y todavía estoy tan…”

Los Pastores que eligieron la venganza. Los incontables civiles de la República que murieron. Alguien tan amable como tú debe estar…

“Sí… Pero me desahogué un poco antes, así que estoy bien.”

Al oír eso, las cejas de Lena se dispararon. Shin se dio cuenta de que acababa de meter la pata, pero ya era demasiado tarde. Lena levantó su hermosa ceja, hizo un mohín y frunció el ceño, su estado de ánimo cayó en picado de forma clara y rápida.

“¿Te desahogaste? ¿Con quién? ¿Raiden? ¿O fue con Fido?” Preguntó, con su voz plateada más aguda y punzante que de costumbre. Y aunque Shin sintió que se equivocó al soltar que había confiado en otra persona, no vio por qué ella debía estar celosa de Raiden, por no decir de Fido.

“… Con Marcel.”

“¿Eso es cierto? Bueno, supongo que tendré que interrogar a fondo a Marcel más tarde.”

“¿Tomaras el asunto en tus manos?”

Shin dijo esto, recordando lo que había dicho en el super transporte, lo que hizo que Lena recordara que habían tenido este intercambio una vez. Bajó la ceja levantada y soltó una risita.

“Sí, creo que lo haré.”

“Marcel es tu subordinado, Lena. No deberías atormentarlo demasiado.”

“Sí… Aunque no es que seas alguien para hablar.”

Se rieron brevemente. Pero entonces las lágrimas finalmente se derramaron de los ojos de Lena.

“… Tuvimos que dejar atrás a muchos.”

“—Sí.”

“No pudimos salvarlos. Todos ellos… murieron. Y el Mayor General Altner también murió, por nuestro bien.”

Los dejamos morir. No logramos salvarlos. Dejamos que la República cayera en la ruina. La patria en la que nací y crecí finalmente se ha arruinado. Todos ellos, todos… murieron.

“No pude salvarlos. No quería abandonarlos, dejarlos morir. Quería salvarlos, pero… no pude hacerlo. ¡Yo… simplemente…!”

“No es tu culpa, Lena. Pero…”

Sintió que sus brazos la rodeaban por la espalda. Manos duras y musculosas. Y a través de su gruesa chaqueta panzer, pudo sentir su calor corporal, ligeramente superior al suyo.

“No creo que nadie pueda culparte por querer llorar. Debes estar triste.”

La abrazó, diciéndole sin palabras que podía llorar.

Y así… Lena alzó la voz y sollozó abiertamente. Llorando la pérdida de su patria y de las innumerables personas que murieron.