Koujo Denka (NL)

Volumen 4

Capitulo 4: Lydia Y Yo

Parte 6

Conjuré una diminuta llama pálida de mi bastón y la dejé caer a mis pies. La extraña blancura… Disminuida.

“¡Tina!”

Al tercer grito, dio un respingo y luego levantó lentamente la cabeza para mirarme. Sus ojos estaban rojos por el llanto, y las grandes lágrimas que caían de ellos se congelaron antes de tocar el suelo.

“S-Sensei, lo siento mucho”, dijo trémulamente.

“T-Te lastimaste por—”

Lancé mis brazos alrededor de ella.

“Tina, todos cometemos errores, incluso Lydia y yo. No te atormentes por uno solo. Además, esto no es tu culpa. Lo sabes, ¿no?”

La presión de la escalofriante blancura aumentaba, mientras más allá de sus límites, las llamas oscuras se retorcían. Me estaba quedando sin tiempo.

Supongo que no puedo permitirme más indecisión.

“Tina, ¿entiendes el ser dentro de ti?”, pregunté.

“¡N-No!” ella respondió, sus ojos ahora secos.

“¡Ella solo lanza hechizos por su cuenta!”

“Entonces déjame disculparme por adelantado. Lo siento”.

“¿Eh?”

Presioné mis labios contra los de Tina, uniendo profundamente nuestro maná. Una tremenda fuerza mágica y una emoción turbulenta me inundaron. No sabía cómo me las arreglé para evitar que la oleada llegara a Lydia, pero lo hice.

“¡S-Sensei!”

Tina exclamó, con los ojos muy abiertos. Ella también debe haber podido escuchar a la chica de blanco sollozar. Frigid Crane gemía una y otra vez, como una niña en extrema angustia.

Asentí y tomé la mano de Tina.

“Vamos a ayudarla, juntos”, dije.

“¡V-Vamos!”

“Mantendré tu maná bajo control. Solo concéntrate en llamar a Frigid Crane”.

“¡M-Muy bien!”

Cuidadosamente, gradualmente, comencé a domar el furioso torrente de maná. Mientras tanto, Tina se dedicó a orar.

“Por favor, fíjense en Allen-sensei y en mí”.

El    maná   comenzó   a concentrarse.  ¡Estaba funcionando! La furiosa ventisca estaba amainando, dando paso a una tranquilidad absoluta. Pronto, seríamos capaces de—

La mano pálida de una niña tocó mi costado y, para mi asombro, mi dolor se desvaneció en un destello azul.

“Gracias por salvarme, Allen”, su voz resonó en mi mente.

“Mi… Nuestra… llave”

Entonces, el mundo del blanco se desmoronó. Las llamas oscuras también se dispersaron, brindándome un mayor campo de visión. Lo primero que se encontró con mis ojos fue Lydia, cortando sin piedad una de las alas de Blazing Qilin.

Cielos. Eso es toda una hazaña contra un gran hechizo, o incluso una manifestación imperfecta de uno.

“¡¿Ya terminaste?!”

Lydia gritó sin darse la vuelta, True Scarlet colgada de su hombro.

¡Tiny! ¡¿No estás herida, verdad?!”

“¡N-No!” Tina respondió.

“Bien. En ese caso—”

Lydia cloqueó irritada mientras retrocedía a mi posición, esquivando un aluvión de cadenas oscuras y ardientes todo el tiempo.

Blazing Qilin dejó escapar un rugido que sacudió los escombros del techo maltratado y lo envió volando en nuestra dirección. Lancé un hechizo defensivo, o estaba a punto de hacerlo cuando los misiles se quemaron y se congelaron.

“¿Cuáles son tus impresiones?” Le pregunté al albatros.

“Puedo cortar su cuerpo principal, más o menos, pero probablemente lo haga estallar por accidente si lo corto sin un plan”

Respondió, apuntando con su espada de fuego a la bestia de llamas negras y cenicientas.

La carne de la criatura burbujeó y estalló en nubes de vapor, siempre pareciendo estar a punto de adoptar su forma adecuada. Tembló como si le doliera, y un brillo escarlata brillante ocasionalmente se asomaba a través del fuego funesto. Gerard estaba  usando  su   tosco Radiant  Shield  y Resurrection para vincular el gran hechizo a su voluntad.

“¿Te pareció maligno Blazing Qilin?” Pregunté, girándome hacia Lydia.

“Ese fuego me da escalofríos, pero nada más”, respondió ella.

“Supongo que lo que está debajo solo está sufriendo”.

“¡S-Sensei!        ¡L-Lydia-san!”        Tina        intervino, determinación en sus ojos.

“¡Déjenme ayudar también!”

El albatros pasó delante de nosotros sin decir una palabra. Planté mi bastón en el techo y le ofrecí mi mano derecha a la chica de cabello platino.

“Nuestro objetivo son esas llamas oscuras y nada más”, dije.

“¡S-Sí, sensei!”

Mis dedos se cerraron alrededor de la pequeña mano de mi estudiante. Estaba lamentando su falta de un arma cuando un charco de oscuridad se formó a nuestros pies. Un grito de sorpresa escapó de la joven noble cuando su vara enjoyada apareció a la vista.

“¡Muchas gracias, Anko!” Dije.

“Por favor, entréguele esto al profesor”.

Saqué la daga de Gerard de mi abrigo y la deposité en la sombra, que la recibió con un maullido de asentimiento. Hecho esto, volví mi atención a mi estudiante.

“¡Tina, toma tu bastón!”

“¡S-Sí, sensei!”

Cogió su arma favorita y puse mi mano izquierda sobre la suya. Juntos, nos esforzamos por canalizar el poder de Frigid Crane.

¡Te lo suplico, escucha las oraciones de esta chica!

Blazing Qilin se estabilizó y Lydia levantó a True Scarlet.

Si tan solo tuviéramos un poco más—

“¡La espera terminó!”

La voz de Owain rugió desde mi orbe de comunicación.

¡Prepárense para el impacto!”

Numerosos hechizos vinculantes tácticos militares brotaron de los terrenos de la mansión, apuntando directamente a Blazing Qilin. La bestia rugió de dolor cuando cadenas de luz reprimieron sus llamas negras y cenicientas. Los caballeros no podrían haber cronometrado mejor su intervención, aunque el ruido de las espadas y el ruido sordo de los golpes sugirieron que estaban en apuros.

“Lo siento, pero no cuentes con más respaldo en el corto plazo”, dijo Owain.

“¡Haz que esto cuente!”

Tina y yo asentimos con la cabeza, agarrando su bastón mientras formulamos nuestro hechizo. Y luego la chica de blanco agregó su mano a la nuestra.

Un diminuto pájaro de hielo blanco como la nieve tomó forma ante nosotros, el primer derivado de Frigid Crane que las voluntades humanas habían conjurado en siglos.

“Es hermoso…” Tina murmuró, extasiada.

¡Ahora estamos listos para terminar esto!

Lydia desenvainó su espada habitual con la mano izquierda y cambió de postura, sosteniendo dos hojas listas. Mientras tanto, Blazing Qilin había quemado sus ataduras y reanudó su avance por fin, sin lugar a dudas más poderoso que antes.

“¡Tina! ¡Ahora!” grité.

“¡Bien!”

Ella respondió mientras levantamos el bastón en alto y soltamos el pájaro de hielo.

El tiempo mismo pareció congelarse cuando el pajarito se elevó sobre el techo en llamas, convirtiéndolo todo en una nívea blancura a su paso. Blazing Qilin, o más bien, Gerard, debe haber sentido su peligro, porque conjuró su esfera de llama oscura más masiva hasta el momento. Pero incluso esa bola de fuego se congeló y se hizo añicos ante el pájaro cuando se acercó al cuerpo principal de la bestia.

El rostro deformado de Gerard apareció en parte del cuerpo de Blazing Qilin, contorsionándose con obsesión mientras aullaba.

“¡Alleeeeeeeeeeeeeen!”

Revitalizado, las llamas negras y cenicientas opusieron una feroz resistencia. Luché por controlar al pájaro de hielo, pero estaba decidido a poner fin a esta pelea, y me tranquilizó sentir que Tina sentía lo mismo.

Lydia levantó suavemente ambas espadas hacia arriba. Un colosal pájaro de fuego pálido comenzó a materializarse sobre su cabeza, sus seis alas prueban de que no estaba ocultando absolutamente nada. La vista provocó otro grito de Gerard.

“¡Lydia Leinsteeer!”

“¡Pensé que te dije que me mostraras más respeto!”

Espetó ella, luego balanceó sus espadas hacia abajo. Su pájaro de fuego se zambulló directamente en el gran hechizo, encontrando resistencia cuando una parte de las siniestras llamas se movió para interceptarlo, pero desviando la oposición de nuestro pájaro de hielo.

“¡Puedes hacerlo!” Tina gritó.

A pesar de todo el maná que estaba vertiendo en nuestro hechizo, no me dolía la cabeza en lo más mínimo.

¡Entonces, por fin, nos abrimos paso!

“Imposible…”

Gritó Gerard cuando el pájaro lo golpeó de frente, congelando su enorme cuerpo. Todo el techo se convirtió en un campo de nieve y la aguja detrás del príncipe en un carámbano imponente.

No pude reprimir un suspiro de alivio, y estaba a punto de sonreírles a Lydia y Tina cuando una voz infantil en mi cabeza me interrumpió.

“Todavía no, mi Allen”, dijo.

Gerard cayó al techo con un estrépito, su forma humana restaurada. Tampoco pude ver ninguna señal de llamas a su alrededor. Y sin embargo…

“Él nunca aprende”, dijo Lydia, chasqueando la lengua con irritación.

Tina, mientras tanto, señaló delante de nosotros y gritó:

“¡S-Sensei! ¡Mire eso!”

El fuego negro y ceniciento había dejado a Gerard y estaba asumiendo la forma de un cuadrúpedo alado, ¡o más bien, de tres! La palabra imitación pasó por mi mente mientras observaba las cosas. Eran grotescamente viles, apenas reconocibles como animales, y los tres estaban atados con cadenas de llamas oscuras.

Unas carcajadas ahogadas llamaron mi atención hacia Gerard. El príncipe todavía yacía tirado en el techo. Su rostro parecía el de un anciano, mientras que su brazo derecho estaba… ¿Ido?

“¡Mueran! ¡Mueran, hasta el último de ustedes!”

Gritó, lanzando su odio hacia nosotros.

“¡Quiero que todo se queme! ¡Que esa mujer y el reino sean cenizas si no van a ser míos!”

“¡No me digas que sacrificaste parte de tu fuerza vital para alimentarlo con maná!” Grité.

¿Es posible que su obsesión por Lydia y la corona sea tan profunda?

Cerré mis ojos. Era hora de que tomara una decisión.

“Lydia” Dije,

“Tu espada”

“Toma”

Casualmente me pasó su espada de confianza.

La tomé con mi mano izquierda e invoqué mi mejor aproximación a la Scarlet Sword. Luego, tirando del bastón de Lydia desde el techo con la derecha, dije:

“Lydia, Tina, agradecería su ayuda”.

La dama de fuego y hielo parecían sobresaltadas, pero  pronto estaban radiantes.   Innumerables penachos de llamas y flores de hielo bailaban en el aire.

Tina desató la cinta en su cabello y estaba a punto de atarlo a su vara cuando su mirada se posó en mi bastón. Corrió hacia mí, ató su cinta justo encima de la escarlata de Lydia y dijo:

“¡Eso está mejor!”

“Tenemos las mismas oportunidades y un campo de juego nivelado, aunque… puedo estar ganando”

Alardeó Tina, rozando suavemente sus dedos contra sus labios mientras incitaba a Lydia.

La invencible Dama de la Espada temblaba como una hoja mientras sus penachos de fuego rugían a su alrededor.

“Está bien”, dijo ella al fin.

“Te enseñaré cuál es tu lugar”

“¡Si eres mejor que yo, entonces te derrocaré!”

Tina levantó su bastón en alto y alas azules se desplegaron detrás de ella.

Lydia agarró su espada llameante con ambas manos y se hundió en una postura inclinada hacia adelante con la hoja apuntando hacia atrás. Tenía seis alas en la espalda.

Luego, una ráfaga de nieve anunció la llegada del Blizzard Wolf más grande de Tina hasta el momento. Inmediatamente comenzó su carga, y Lydia y yo le seguimos muy de cerca. Las imitaciones de la izquierda y la derecha se movieron para interceptar a la bestia congelada, y su choque envió lluvias de hielo y fuego oscuro.

Lydia salió disparada delante de mí, envuelta en sus alas   de   pálidas  llamas,   y  barrió  su hoja horizontalmente con una velocidad sobrehumana.

“¡Ahora!”

Me gritó cuando un destello escarlata cortó limpiamente solo las llamas negras y cenicientas de las dos criaturas.

Me deslicé entre las dos imitaciones, sosteniendo mi bastón giratorio delante de mí. Plumas heladas surgieron de su punta, formando un Azure Shield.

“¡Oye!”

Lydia jadeó, igualada por un atónito

“¡Ese es el hechizo de Onee-sama!” de Tina.

La imitación final reunió sus siniestras llamas y las desató sobre mí en una explosión concentrada.

¡Qué poco inspirador, he visto ese movimiento antes!

Cientos de plumas heladas revolotearon, rebotando salvajemente cuando las junté. Entonces, dejé de girar mi bastón y lo lancé con todas mis fuerzas. Las plumas heladas       formaron         una    punta  aguda, transformando el bastón en un Azure Spear. El arma perforó la pata delantera derecha de la imitación y se convirtió en un poderoso árbol de hielo, fijando la cosa en su lugar.

“¡No otra vez!” Gerard gimió en su agonía de muerte.

“¡¿Por qué siempre, siempre, siempre eres tú?!”

“Te sugiero que te vayas”

Respondí, teletransportándome entre el príncipe y la imitación.

“¡He tenido más que suficiente de ti para mi gusto!”

Un golpe de mi Scarlet Sword cortó por completo las cadenas de llamas negras y cenicientas. Golpeé una y otra vez, esparciendo una ráfaga de penachos de fuego que cortaron las tres imitaciones desde todas las direcciones y dejaron a Gerard inconsciente.

“¡Sensei, eso fue increíble!”

Tina exclamó, con los ojos muy abiertos.

“Uhm… No está mal”, añadió Lydia.

Aprecié sus elogios, pero la hazaña hubiera sido imposible sin su maná.

Me teletransporté de nuevo, apareciendo frente a Tina, y Lydia retrocedió para unirse a nosotros. Las tres imitaciones se derrumbaron en el suelo con un fuerte estruendo. Sin embargo, justo cuando pensaba que  todo había   terminado,  fuegos escarlatas brillantes brotaron de los cuerpos de las cosas. Los tres miramos conmocionados cómo las llamas se unían en el aire y comenzaban a tomar la forma de un cuadrúpedo alado. El mismo aire estaba temblando.

“¡S-Sensei!” Tina gritó, aferrándose a mí.

Me tomé un momento para evaluar la situación antes de decir:

“Parece que tenemos un problema”.

La chica exhausta de blanco murmuró:

“Gira la llave. Enciérrala en la caja”

¿Qué podría significar eso? Presumiblemente, era Blazing Qilin a quien deseaba confinar… pero ¿En quién? Alojar un gran hechizo dentro del cuerpo de uno requería un suministro extraordinario de maná, si la situación de Tina fuera algo para juzgar. En ese caso…

¡Vaya!

Lydia me miró. Luego, dio un paso hacia mí, sin hacer ningún esfuerzo por ocultar el deleite en sus ojos. Retrocedí un paso. De nuevo ella avanzó, y de nuevo yo retrocedí.

“¡Espera!” supliqué.

“¡N-No podemos hacer esto! ¡Sabes que se convertirá en un problema importante!”

“Pero no tan importante como perder la capital del este”, respondió.

“¡Sensei! ¡Lydia-san!” Tina gritó con urgencia.

Una onda de choque atravesó la vecindad cuando las llamas de Blazing Qilin se establecieron en su forma adecuada. Rápidamente levanté varios cientos de barreras contra el viento en su camino, permitiéndonos capear el ataque. Aun así, me costaba creer que el gran hechizo fuera capaz de tanto sin siquiera usar su fuego.

Lydia agarró mi mano izquierda y me atrajo hacia su poderoso abrazo.

¡Ella tiene un agarre como una prensa!

“Vamos”, dijo ella.

“Se supone que el hombre debe tomar la iniciativa en momentos como este”

“Ese no es realmente el asun—”

Su beso apasionado acortó mis protestas.

Nos unimos con una intensidad feroz, y luego… nos separamos. Lydia se llevó sus delicados dedos a los labios antes de sacar la lengua y hacer un espectáculo fascinante al lamerlos.

Tina se quedó sin palabras, aunque su boca se abrió en silencio. Ella se estaba sonrojando de un rojo brillante, y yo también, sin duda. Mientras tanto, la obstinada mujer estaba del mejor humor que jamás había visto mientras desplegaba ocho poderosas alas de su espalda.

“¿No tienes delicadeza?” Protesté débilmente.

“Es tu culpa por dudar”, respondió ella.

“¿No te gustó?”

“¿Es esa alguna forma de preguntar…?”

“Estaré bien. Te tengo conmigo”.

Apreté la mano del albatros y apuntamos a True Scarlet hacia Blazing Qilin. El gran hechizo rugió, pero solo estaba confuso. Un solo y rápido golpe de espada disipó la onda de choque resultante.

Tina dejó escapar un desconcertado.

“¿Eh?”

“Vamos”, le dije a Lydia.

“Vamos”

Y con eso, abrí la “caja”.

Todo el edificio crujió cuando ráfagas de llamas de color escarlata brillante lo cubrieron y luego comenzaron a concentrarse en Lydia. Entonces, a través del dolor punzante en mi cabeza, las vi: Dos mujeres que estaban de pie una frente a la otra y llorando, con el Gran Árbol detrás de ellas. Una era una hechicera, que llevaba un sombrero de bruja sobre su largo cabello azul oscuro, y la otra una espadachina que blandía hechizos con mechones de color escarlata brillante y un par de anteojos pequeños.

¿Estoy viendo el pasado?

A mi lado había dos chicas con vestidos blancos a juego, una con el cabello blanco y azul, la otra negro y escarlata.

“Mi…Nuestro…Allen, nuestra única llave”, suplicaron.

“Por favor, por favor… Enciérranos”.

Giré la “llave” y todos los rastros de Blazing Qilin desaparecieron.

Después de eso, recordé apoyar a Lydia, exhausta e inconsciente, y darle instrucciones a Tina. Pero justo cuando estaba a punto de dirigirme a Owain, quien finalmente había llegado al techo, el grito de mi estudiante:

“¡Sensei!”

Sonó en mis oídos, y yo también solté mi control sobre mi conciencia.