Koujo Denka (NL)

Volumen 4

Capitulo 4: Lydia Y Yo

Parte 1

Lydia y yo nos quedamos estupefactos en una habitación privada del hospital más grande de la capital   oriental. ¿Y  quién   podría culparnos? Atendiendo al galán pelirrojo que teníamos delante estaba una joven dama elegantemente vestida con cabello escarlata pálido que le llegaba hasta los hombros. Debía tener alrededor de la edad de Stella y Karen, y no nos prestó atención mientras ensartaba una pequeña rebanada de fruta con un tenedor y se la ofrecía al caballero.

“Aquí tienes, Richard-sama. Di ‘Aaah’”

“Sasha, puedo alimentarme solo”, protestó.

“¡No debes! ¡Estás gravemente herido!” la joven gritó.

“¿Cómo sabe esto?”

“Delicioso”

Respondió Richard después de aceptar el bocado.

“Gracias”

“Es lo menos que puedo hacer por mi prometido”, dijo tímidamente.

“Cuando escuché que habías resultado herido, yo… yo…”

Richard se inclinó hacia ella.

“Nunca soñé que llegarías hasta aquí sin decir una palabra a tu padre” Dijo.

“Ni que vayas a entrometerte en documentos clasificados. ¡Has sido una niña traviesa, mi querida Sasha Sykes!”

“¿Te molestan mis travesuras, Richard-sama?”

“De ninguna manera”

El vicecomandante de la guardia real y su noble prometida juntaron sus rostros. Estaban a punto de tocarse… cuando el albatros se aclaró la garganta ruidosamente. Richard sonrió y levantó la mano izquierda a modo de saludo, así que le devolví el gesto.

La joven, mientras tanto, giró lentamente la cabeza. Cuando nos vio, dejó escapar un grito silencioso, se sonrojó y salió corriendo de la habitación del enfermo como un disparo. Incluso se olvidó de saludar a Lydia.

“Hola, Lydia, Allen”, dijo Richard, sonriendo.

“Estaba pensando que ya era hora de que llegaras aquí”.

“Eres un espectáculo lamentable”, respondió Lydia.

“Deberías avergonzarte de ti mismo”.

“Tienes razón”, admitió su hermano con una risa.

“Richard”, le dije.

“Espero que hagas algo para consolar a esa pobre chica”

“¿Por quién me tomas? Sus reproches furiosos pero serios son parte de su encanto”.

“Eres un idiota”, dijo Lydia, mirando a Richard con sincero desdén.

Tenía una manera inescrutable de demostrar su afecto, aunque yo ya lo conocía bien. Esperaba que Lynne creciera y fuera más franca.

El ceño fruncido de la joven noble sugería que había percibido mis pensamientos, así que decidí ir al grano.

“Richard, ¿Qué pasó?” Yo pregunté.

“Trata de ser breve”.

“Hemos estado persiguiendo a Gerard en secreto durante más  de   un   mes”,   respondió  el vicecomandante con tristeza.

“Por sospecha de rebelión”

“Puedes ser un tonto, pero sé que eres más fuerte que ese idiota. Me niego a creer que te ganó”, intervino Lydia.

Se preocupaba por su hermano, incluso si tenía una forma divertida de demostrarlo.

“No podría estar más de acuerdo”, respondió Richard.

“Entonces por qué—”

“Supongo que el estado de tu brazo derecho tiene algo que ver con eso”, le dije, interrumpiendo a Lydia.

“¿Me lo desvendarías?”

Preguntó el vicecomandante, sonriendo suavemente.

“Me cuesta mucho hacerlo yo mismo”

Los vendajes de Richard incorporaron barreras resistentes al fuego y, cuando los desenvolví, el hedor a carne quemada llenó la habitación. Solo una vez que su lesión quedó al descubierto me di cuenta de lo extraño que era realmente. Su brazo derecho no estaba simplemente quemado, las llamas negras todavía lo consumían lentamente.

“Ya ves cómo es”, dijo con tristeza.

“¿Qué clase de Leinster se quema? Soy una desgracia para el nombre de la familia”

“Un  antiguo  hechizo  de fuego,  fuertemente encriptado”, murmuré.

“Richard, ¿cómo es que—?”

“Nos enfrentamos cara a cara con Gerard tres veces”

Dijo el vicecomandante, ignorando mi pregunta inconclusa. Lydia se cruzó de brazos y empezó a tamborilear con los dedos.

“La primera vez fue en una casa antigua cerca del Mar de los Cuatro Héroes. Fracasamos… Debido a William Marshal”

“¡¿El Caballero Negro?!” exclamé.

“Pero escuché que desapareció después de las heridas que recibió de ese dragón negro hace cuatro años”

“No era tan duro como solía ser cuando ganó el Royal Tournament”.

“Entonces, incluso contra el ex campeón del reino, no veo cómo—”

“No podía estar a la altura de la Dama de la Espada o de nuestro comandante”

Estuvo de acuerdo Richard, interrumpiéndome de nuevo.

“De hecho, nos las arreglamos para lidiar con él. O lo habríamos hecho, si hubiera estado solo”

“¿Gerard tenía otros soldados?”

“Para la segunda vez que lo localizamos, sus filas habían aumentado a varias docenas de hombres armados, formados alrededor de un núcleo de luchadores expertos. No eran jubilados y usaban los hechizos y el manejo de la espada de los Caballeros Reales”.

“¿Quieres decir que los miembros de la Orden de los Caballeros Reales están ayudando a una rebelión?” Dije sorprendido.

Richard me ignoró y continuó.

“Luego vino nuestro tercer encuentro. Cargamos contra unas ruinas en las afueras de la capital del este, decididos a tener éxito por fin. Y parecía que íbamos a hacerlo, hasta que Gerard sacó un pedazo de papel viejo y andrajoso y lanzó un hechizo. Nunca lo había visto antes. Sea lo que sea, es demasiado peligroso como para ignorarlo. Esta ciudad es probablemente su primer objetivo. Y luego… ¡La capital real!”

Al escuchar esto, Lydia dio media vuelta y salió de la habitación. Podía ser tan reticente con sus sentimientos. Lancé un hechizo en el brazo derecho de Richard.

“¿Uhm? ¿Qué acabas de hacer?” preguntó.

“El dolor se está desvaneciendo”

“Ese es un hechizo anti-fuego que he estado investigando en privado. Debería darte algo de tiempo”.

Volví a atar los vendajes de mi amigo, luego bajé la voz y dije:

“Tres redadas fallidas seguidas… ¿Podría estar filtrándose información de alguna manera?”

Un matiz de angustia entró en la expresión de Richard.

“Después del primer fracaso, pedí refuerzos a Algren más veces de las que puedo contar. Pero el viejo duque debe estar muy mal, porque no lo he visto desde que llegué por primera vez al este. Grant, que ha estado llenando sus zapatos , me dio excusas sobre las maniobras que está realizando en la frontera y la Orden Violeta está lejos en la capital real. Al final, no me daría un miserable soldado. Luego, nuestras próximas incursiones se encontraron con una gran cantidad de trampas y mercenarios. Escuché que Gregory finalmente involucró a sus guardias ahora que Gerard está tan cerca de la capital, pero todavía huelo a rata. Cuida tu espalda, Allen”.

Por un momento, estaba demasiado aturdido para responder.

“Muy bien”, dije al fin.

Entonces, hay un traidor en la Casa Ducal de Algren. ¿Podrían estar detrás de la convocatoria que me trajo  hacia   el  Gran árbol? ¿Ellos quieren involucrarme? ¿O Lydia, tal vez?

“Lydia debe estar disgustada por el lamentable estado en el que me encuentro”

Murmuró el vicecomandante de la guardia real, abatido. Al igual que su hermana, se desanimó por las razones más extrañas.

En silencio, articulé un secreto:

“¡Por supuesto que no! No te preocupes, Lydia te ama”

✽

El comandante Owain Albright de la guardia real nos saludó a Lydia y a mí en su campamento en las afueras de la capital oriental. El corpulento hombre parecía pequeño por alguna razón. Conocía a Richard desde que eran niños, y había oído que los dos amigos, junto con el personal del vice comandante, que se habían quedado en la capital real, habían convertido a los caballeros de la guardia real en la fuerza de élite que ahora eran.

Nos hicieron pasar a la tienda del comandante y, tan pronto como los otros caballeros se retiraron, Owain nos hizo una profunda reverencia.

“Lo siento”, dijo.

“Odio tener que hacer que limpies nuestro desastre”.

El albatros se cruzó de brazos y le lanzó una mirada. ‘¿Para qué son buenos ustedes, los caballeros?’, escupió. ‘No hagan que mi idiota hermano haga todo el trabajo.’

“Sé que estás preocupada, Lydia, pero no hay necesidad de entrar en pánico” le dije.

“Richard no estará en peligro pronto”.

“No estoy preocupada”, espetó ella, girando la cabeza hacia otro lado.

“Owain, ¿cuál es la situación?” Yo pregunté.

El comandante tocó un mapa con uno de sus gruesos dedos.

“Estamos en posición de atacar en cualquier momento”, dijo.

“Los Algren también enviaron a sus guardias, pero no podemos contar con ellos en una pelea”.

“¿Y la evaluación de la fuerza enemiga?”

“Apenas cincuenta como máximo. En cuanto a dónde obtienen su equipo y financiación…”

La mirada de Owain se endureció. También sospechaba de los Algren, lo que explicaba la ausencia de Gregory-sama de esta reunión.

A mí también me costaba creer que los Algren, una de las cuatro únicas casas ducales de todo el reino, permitieran   simples      ejercicios  militares        para mantener a sus mejores tropas alejadas del frente de una situación tan volátil. Aun así, el pánico del hermano mayor parecía genuino. Incluso si estaba aliado en secreto con Gerard, probablemente no había planeado este resultado.

“¿No podemos simplemente quemar la casa con ellos dentro?” preguntó Lydia.

“Esa parece la solución más rápida”

“No”, respondí.

“Necesitamos identificar esas llamas negras que quemaron el brazo de Richard, y eso significa capturar al príncipe Gerard. De lo contrario, el hechizo puede permanecer activo incluso después de la derrota del lanzador”.

Todo el tiempo que pasé con Lydia desde que nos inscribimos en la Royal Academy me había dado una idea de su carácter, y me di cuenta de que estaba ansiosa. Tomé suavemente su mano y ella apretó la mía con fuerza.

Owain se aclaró la garganta en voz alta y teatralmente.

“Quiero que ustedes dos se encarguen de Gerard” Anunció el renombrado comandante de la guardia real.

“Supongo que pueden adivinar por qué”

“¿Esas llamas negras?” Yo dije.

“Correcto. Si… Si ni siquiera la dama y tú pueden detenerlo, entonces… Lo mataré”

Sentí su determinación, pero dudé que tuviera que actuar en consecuencia. Pensé que sabía qué eran esas llamas negras.

La luna y las estrellas brillaban en lo alto cuando salimos de nuestra reunión con Owain. Desde allí, nos mudamos rápidamente a un edificio cerca de la vieja mansión donde se suponía que Gerard se escondía. El lugar ya estaba dentro de los límites de la ciudad, no lejos del distrito de gente bestia de New Town.

Nuestro objetivo era un complejo en expansión rodeado por un alto y grueso muro de piedra. El edificio en sí también era de piedra, con capiteles que reflejaban la luz de la luna, una vista inusual en la capital del este. Para mi consternación, vi que estaba construido como una pequeña fortaleza; solo las entradas delantera y trasera ofrecían vías de ataque, y cada habitación interior aparentemente era lo suficientemente grande como para acomodar a numerosos soldados. El dueño original de la finca, Earl Rupert, debe haber temido un asalto de los hombres bestia: era el noble que había huido a la Caballería del Espíritu Santo después de atropellar a una niña del clan zorro con su carruaje. Había oído que su mansión estaba vacía por falta de un comprador, pero no esperaba encontrarla así.

Las tropas de Algren estaban tan desmoralizadas que ni siquiera podrían ser un muro adecuado contra los fugitivos. La fuerza personal de hechiceros de Gregory-sama fue la única excepción. Tanto su líder como el ayudante de Su Excelencia vestían túnicas grises con capucha. También eran los únicos luchadores competentes, a juzgar por su maná.

Owain, cuatro comandantes de compañía de la guardia real, Lydia y yo comenzamos nuestra revisión final de la próxima operación.

“Tomaré el frente”, dijo el comandante de la guardia real, tocando un plano del edificio extendido sobre una mesa.

“¿Alguna objeción, Señorita?”

“Como quieras”, respondió Lydia.

“Bueno, dirígete a la parte de atrás. Allen y yo seremos toda la fuerza de ataque que necesitamos”.

“Entendido. Te asignaré un mensajero en caso de que encuentres una seria resistencia”.

Los comandantes de compañía asintieron con la cabeza en silencio. Todo el reino conocía a la Dama de la Espada por su reputación. Nuestros enemigos ocultos contaban con varias docenas de soldados anónimos y un puñado de veteranos conocidos. En comparación,  teníamos     aproximadamente  cien caballeros de la guardia real, la elección de cuatro compañías, junto con su comandante y la Dama de la Espada. Nuestra victoria estaba asegurada, pero estaríamos en apuros si Gerard desatara esas llamas oscuras, un hechizo que se parecía a Radiant Shield en su estado descontrolado. Tendría que hacer planes para lo peor si…

Una mirada de Lydia interrumpió mis dudas.

“No dejaré que arriesgues tu vida bajo mi vigilancia”, dijo.

La conocía lo suficiente como para darme cuenta de que lo decía en serio, así que cerré los ojos y levanté las manos en señal de rendición.

“Si sus estimaciones son correctas, administré bien”, le dije.

“¿Confío en que no te opongas, Owain?”

“¡No me escucharás quejarme! Si alguien va a arriesgar su vida, seré yo”. El comandante se rio entre dientes y agregó:

“¡Esa es una de las ventajas de estar a cargo!”.

La declaración de Owain provocó un estallido de quejas de los comandantes de su compañía.

“¡Eso es un abuso de autoridad, señor!”

“Por favor, permita que la Segunda Compañía—”

“¡Tampoco te dejaré acaparar la gloria, Bertrand! ¡La Tercera Compañía vengará al vicecomandante!”

“Simon, la Cuarta Compañía merece la oportunidad de brillar. Hemos estado en espera todo el tiempo últimamente”.

Al final, los cuatro se ofrecieron como voluntarios. Su moral no podría haber sido más alta.

Owain resumió nuestra misión:

“Vamos a llevarlo aquí, ¡Así que denlo todo! Tan pronto como todos estén en posición, atacaremos”

“¡Discúlpeme señor!”

Gritó un joven caballero, corriendo hacia la habitación. Él estaba actuando como un mensajero.

“¡Un emisario de la capital real está aquí!”

“¿Un emisario?” repitió Owain.