Koujo Denka (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: Tal Vez?

Parte 6

“Escuché que el príncipe era un caballero de la guardia real, pero es solo un hombre. ¿No debería ser un asunto simple arrestarlo?”

Su duda era comprensible. Gerard había sido un luchador capaz, el octavo mejor de la guardia, pero se había lesionado el brazo derecho dominante en nuestra batalla en la Royal Academy. Esa herida había puesto fin a su carrera como caballero, o eso había oído.

El rostro de Gregory-sama cayó.

“La fuerza principal de nuestra casa, bajo el mando de mi hermano mayor, está actualmente ocupada con nuestra respuesta a las maniobras que los Caballeros del Espíritu Santo están realizando. Mi siguiente hermano mayor está en las afueras de la capital real con la Orden Violeta, una de los nuestras Dos Alas. Yo, para mi vergüenza, soy frágil y no soy un guerrero, mientras que mi hermano menor todavía es un estudiante. No hemos mantenido tropas de élite en la ciudad, nunca soñamos que las necesitaríamos. Y así, esperábamos pedir la ayuda de la gente bestia para que nos ayude a superar esta situación inesperada. En cuanto a requisar el Gran             Árbol…    Lo  siento, pero    estoy  tan desconcertado como tú. Una precaución de último recurso. Y…” Dudo.

“Nuestro padre, Guido Algren, está gravemente enfermo. Llamamos a Gil a la capital oriental porque tememos lo peor y porque el deber a menudo nos lleva a mis hermanos y a mí fuera de casa. Por eso nuestro padre no puede estar aquí con nosotros”.

Una atmósfera pesada invadió la habitación. Gil parecía al borde de las lágrimas.

“Se rumorea que la guardia real ha tomado medidas”, dijo Ogi-san en voz baja, buscando más información.

“La guardia fue… derrotada. Richard Leinster, quien dirigía la fuerza, está hospitalizado en esta ciudad”

Gregory-sama solo tenía malas noticias, al parecer.

“¿Está solo el príncipe? Pregunté, continuando donde lo dejó Ogi-san.

“No”, respondió Gregory-sama, sacudiendo la cabeza.

“Parece estar reuniendo un pequeño ejército, aunque no puedo imaginar cómo lo financia. La situación es tan grave que el propio comandante de la guardia real se apresura a salir de la capital real. Hemos identificado el escondite del príncipe, y planeamos  atacarla    esta  noche. Incluso    he comprometido a mis propias tropas en la operación, por lo poco que vale. Creo que Grant simplemente… no deseaba admitir las fallas de nuestra casa”.

“Ya veo”, dije después de una larga pausa. La situación era más grave de lo que parecía.

El pueblo bestia dio gran importancia a sus Antiguos Compromisos con las Casas Ducales de Algren y Lebufera. En la batalla final de la Guerra del Señor Oscuro, las dos casas casi condenaron a todo nuestro ejército con su temerario avance. Los batallones de gente bestia habían redimido el fracaso con su propia sangre, llevando la batalla a un final inconducente pero sufriendo una virtual aniquilación en el proceso. En reparación, cada casa ducal había prometido a la gente bestia: los Algren reconocer el Gran Árbol como tierra sagrada y otorgar a la gente bestia amplios derechos de autogobierno en la capital del este; los Lebuferas concediendo a las bestias un solo deseo usando todo el poder a su disposición.

Las promesas eran inviolables excepto en las calamidades nacionales más graves, y ni siquiera la rebelión de Gerard calificaría: fue “simplemente” un incidente importante. Dada la información a nuestra disposición, dudaba que Ogi-san pudiera emitir una decisión sin consultar al consejo de jefes. Sin embargo, la exigencia de Grant-sama de controlar el Gran Árbol me preocupaba: era el origen de la barrera estratégica que protegería a la ciudad en caso de emergencia. Por supuesto, que yo sepa, solo un gran hechizo es capaz de arrasar una ciudad entera de un solo golpe.

Supongo que no tengo opciones

Me encogí de hombros.

“Ogi-san, el consejo nunca llegará a una decisión a tiempo. Yo iré. El comandante de la guardia real es un viejo conocido mío, así que creo que puedo ser de alguna utilidad”.

“¡Allen!” rugió el jefe, pero un grito de Gregory-sama ahogó sus siguientes palabras.

“¡Qué alentador sería tenerlo de nuestro lado, Allen-san! Pocos hechiceros en el reino pueden igualarlo, y mucho menos vencerlo. En nuestra situación actual, ¡usted es tan bueno como una gran cantidad de refuerzos! Además de eso. …Eres libre de actuar por tu propia iniciativa…Jefe Ogi”

“¿Sí?” Ogi-san respondió con cautela.

El noble entrecerró aún más sus ojos entrecerrados.

“Sobre el papel, al menos, los títulos de jefe del clan y presidente del consejo están abiertos a cualquier pueblo bestia en el registro proporcionado a la Casa Algren, independientemente de su ascendencia. ¿Tengo ese derecho? Y ese registro contiene el nombre de cada pueblo bestia en la capital oriental, con la excepción de los delincuentes”

“¿Registros?” espetó el cacique.

“No tengo tiempo para—”

“El nombre de Allen-san no se encuentra en el registro que nos proporcionó. En otras palabras, considera que este caballero no es de las bestias. Por lo tanto, no tiene autoridad para prohibirle unirse a nuestra batalla”

El siempre sereno Ogi-san se estremeció.

“Nosotros… pensamos en Allen como una familia”.

“Pero su nombre no está en el registro”

Ogi-san se quedó en silencio.

Gregory-sama me miró y continuó.

“Y cuando Allen-san se le negó un lugar en la corte de hechiceros por razones indefendibles, decidiste quedarte sin una palabra de protesta. Difícilmente estás en condiciones de contenerlo ahora”

“¡¿D-Dónde escuchaste eso?! ¡Solo el consejo podría saberlo!”

El gran cuerpo del cacique tembló.

El registro era una cosa, pero esto también era una novedad para mí. Gil estaba estupefacto.

“Su Excelencia, creo que ya ha dicho suficiente”, interrumpí, ofreciéndole a Ogi-san un indulto.

Gregory-sama se inclinó profundamente.

“Perdón por mi impertinencia”

El lobo anciano tranquilo y gentil estaba haciendo una mueca.

“No te preocupes. Lo entiendo”, le aseguré.

“No soy un niño”

“¡Allen!” Gritó.

“¡N-No podemos enviarte, de todas las personas…!”

“Lo sé”

Nosotros fuimos familia, pero no todos podían aceptar ni siquiera la posibilidad de que algún día me convirtiera en jefe. Más de una década después, la gente de New Town todavía recordaba a Atra.

“¿Me dirías dónde se esconde el príncipe y dónde está hospitalizado Richard?”

Le pregunté a Gregory-sama.

“Un momento.”

El noble sacó una pluma y un cuaderno y comenzó a escribir. Por un instante, vislumbré una cadena de oro alrededor de su cuello.

¿Coincide con el de su hermano mayor? Algo acerca de esto no está del todo bien Y ese maná que sentí de Konoha antes…

Presioné una mano en mi cabeza.

¿De qué me estoy perdiendo?

Gregory-sama me ofreció una hoja de papel.

“Muchas gracias”, le dije.

“Hasta más tarde esta noche”

Mi mirada se encontró con la de Gil mientras me giraba hacia la puerta. Sus ojos delataban angustia y consternación, el resultado, supuse, de sus lealtades conflictivas hacia su casa y hacia mí. Le guiñé un ojo que significaba “No dejes que te moleste”.

“¡Allen!” Ogi grito con tristeza.

“¡Eres uno de nosotros! ¡Una de las bestias y del clan de los lobos!”

Lo sé. Por eso voy a defender esta ciudad.

Asentí con la cabeza a la sirvienta en ropa de caballero que esperaba fuera de la habitación.

“Konoha-san… Cuida bien de Gil”

“Por supuesto”

Por primera vez ese día, escuché una emoción genuina en su voz.

Toneri no estaba a la vista.

***

El pequeño pájaro mágico que conjuré para llevar un mensaje al comandante de la guardia real provocó una respuesta inmediata:

“Te lo agradezco. Lo siento. Te estoy esperando”. Podía sentir su entusiasmo.

El problema era cuánto decirles a las niñas, y todavía lo estaba pensando cuando llegué a casa. Escuché pasos que corrían, y luego Tina y Lynne corrieron a saludarme con su ropa de todos los días.

“¡Date prisa, sensei! ¡Por aquí!” Gritó la joven noble de cabello platino.

“¡Onii-sama, estamos asando a la parrilla en el patio interior!” agregó su compañera pelirroja.

Ellie y Karen no se quedaron atrás, vestidas con uniforme   de  sirvienta

“¡A-Ayudé a cocinar, Allen-sensei! ¡Tenemos sandía fría!” Anunció la doncella.

“No puedo esperar para probar algunos”.

Asentí  levemente  a   mi  hermana,  quien aparentemente había hecho un excelente trabajo al explicar  mi ausencia.  Aun  así,  vislumbré preocupación y frustración en sus ojos.

“Karen, ¿dónde está Lydia?” Yo pregunté.

“Recibió una citación de la Casa Ducal de Algren. Estoy segura de que volverá pronto”.

“No lo digas”

La pequeña mentira piadosa de Karen debería tranquilizar a las chicas. La Lydia que yo conocía entraría en acción en cuanto supiera que me habían escoltado hasta el Gran Árbol. Probablemente estaba enviando sus propios pajaritos para recopilar información.

“Ahora, regresen adentro”, les dije a las chicas, imitando mi tono habitual.

“Me uniré a ustedes una vez que me haya cambiado de ropa”

El trío asintió alegremente y le di otro asentimiento a Karen.

Cuida de las niñas por mí.

Estábamos en el Ducado de Algren; las hijas de otros duques que se enzarzaban aquí, sin permiso ni autoridad, no podían dejar de causar problemas en el futuro. Sobre todo, la casa de mis padres estaba lo suficientemente cerca del Gran Árbol para que pudieran refugiarse si llegaba el caso.

En mi habitación, me cambié a mi ropa normal. En cuanto al bastón, pediría prestado uno de repuesto a los caballeros de la guardia real. Pasos se entrometieron en mis preparativos.

“Allen…”

Era mi mamá Echó un vistazo a mi atuendo y se le llenaron los ojos de lágrimas.

“No te preocupes”, le dije.

“Me acaban de llamar para unirme a Lydia”

“Mentiroso”

Su tono no admitía discusión. Se acercó y me miró, su rostro era una máscara de preocupación.

“¿Te das cuenta de cuántos años he sido tu madre? No puedes engañarme”.

“Mamá…”

“¿Sí?”

Yo dudé. Había hecho todo lo posible para evitar pensar en este tema.

“¿Soy… humano? ¿O soy una bestia?”

“¿Quién fue? ¿Quién te ha estado diciendo cosas tan horribles?”

Mis ojos se abrieron cuando mi mamá me abrazó fuerte. Las lágrimas rodaron por sus mejillas cuando declaró:

“¡Eres mi precioso…Precioso niño de Nathan y mío! ¡Nuestro único hijo!”

Estaba demasiado abrumado por la gratitud para responder al principio.

“Gracias, mamá. ¿Me guardarías algo de cenar? Comeré cuando llegue a casa”.

Esta última petición recordó mi infancia.

“Ten cuidado. No te lastimes. Y… Y…”

“Lo sé. Estaré bien. Voy a salir ahora, Papá”

Agregué, notando su rostro ansioso en la puerta. Debía de haber llegado recién de su taller, porque aún llevaba puesto el delantal.

“Allen…” Dijo.

Me liberé del agarre de mamá y la empujé hacia él.

“Allen…” Ella sollozó.

“¡Nathan!”

“Ellyn, estoy seguro de que estará bien. Creo en ti, Allen, pero… Debes tener cuidado. ¿Está claro?”

“Sí. No se preocupen”

Mi papá sacó una pequeña placa de metal de su bolsillo y la puso en mis manos. Su agarre era dolorosamente  fuerte, aunque   sus  manos encallecidas, que yo había amado cuando era niño, estaban temblando.

“Hice esto para protegerme de los hechizos. Todavía es un prototipo, pero puede evitar una herida fatal”

“Gracias,” dije.

“Lo cuidaré bien”

“¡No es necesario!” En un tono más tranquilo, agregó:

“Las baratijas rotas se pueden arreglar”.

“¿Papá?”

“¿Sí?”

“¿Puedo pasar mañana en tu taller?”

Pregunté, avergonzado por mi petición egoísta.

“De la mañana a la noche, como cuando era pequeño”

Las lágrimas brotaron detrás de sus gafas.

“Por supuesto. Por supuesto que puedes”

No tengo nada de qué preocuparme. Ellos me aman con todo su corazón.

“Gracias. Y no digan una palabra de esto a las chicas, no me gustaría estropear sus vacaciones de verano”

Tina, Ellie y Lynne se estaban divirtiendo en el patio interior.

Debería poner fin a esto pronto para que—

Un objeto largo envuelto en tela aterrizó en mis manos.

“Hagamos esto rápido”, dijo el albatros.

“Haz tiempo para el vino después”.

“Lydia…”

Estaba de pie con los brazos cruzados junto a la puerta principal, vestida con su uniforme de caballero escarlata.

“Me refiero a nuestro paseo, obviamente”, agregó bruscamente.

“No perderemos el tiempo. ¿Es eso un problema?”

“No. Lydia—”

“Si te disculpas, te incineraré y luego cortaré lo que quede”

Sonreí a pesar de mí mismo. Yo no era rival para ella.

“Supongo que te lo agradeceré, entonces. Gracias”

“Tonto”

Se aferró a mi brazo izquierdo y tomó mi mano. Mi mano derecha sostenía el objeto largo: El bastón de un hechicero de la corte. Juntos, no teníamos nada que temer.

Empecemos con una visita rápida. Tengo curiosidad por saber qué tiene que decir Richard.