Koujo Denka (NL)

Volumen 4

Capitulo 2: Las Chicas

Parte 3

Lydia parecía descontenta por alguna razón. Mis alumnas,  mientras    tanto,   todavía   estaban petrificadas.

“Mamá, trajimos regalos”

Le dije, señalando las bolsas de tela que flotaban detrás de mí.

“La gente seguía dándonoslos en nuestro camino por Old Town”.

“Dios mío”, respondió mi mamá.

“Hay tantos. Uhm… ¿Qué vamos a hacer con todos ellos?”

“¿Has comprado una nevera?”

Los electrodomésticos eran caros, pero pensé que mis padres podrían comprar uno con el dinero que les envié a casa.

“¡Si! Es muy útil. Eso es lo que yo llamo magia”.

Ella siguió ese comentario fijándome con una mirada intensa.

¿S-Sí?” Yo pregunté.

“Allen” Dijo.

“Estoy tan contenta de ver cuánta gente te ama”

“¿Lo siento?”

“No sé quién corrió la voz de que regresarías a casa, pero alguien debe haberlo hecho, ¡porque hemos recibido tantos regalos! Tendrás que comer mucho mientras estés aquí”.

Me di la vuelta, sintiéndome avergonzado, y vi a mi hermana y al albatros luciendo triunfantes.

Cielos.

Mi mamá aprovechó esa oportunidad para plantarse frente a las niñas y empezar a dar órdenes.

“Ahora, pongámonos a trabajar”, dijo.

“Lydia-chan, Karen, mantengan a Allen bajo control. Es tan tímido que siempre se interpone cuando trato de preguntar por él”.

“Por supuesto, madre. Por aquí, Allen”

Respondió el albatros, sin perder tiempo agarrando mi brazo derecho y presionando su cabeza contra él.

“Estoy en eso”, agregó mi hermana, dando vueltas a mi izquierda.

Extendió una mano, luego la bajó y comenzó a lanzar hechizos de rayos.

¿C-Cómo pudo mi propia madre ponerlas a las dos sobre mí? ¡N-No me digas que está enojada!

“¿Ellie-san?” mi mamá le preguntó a la sirvienta rubia.

“¡S-sí, soy yo!”

Ellie tartamudeó.

” Allen-sensei…Es…Uhm…Tan…Uhm…Increíble… y yo simplemente no tengo remedio. Pero estoy muy agradecida de que me haya ayudado a ingresar a la Royal Academy, y—”

“¡Eres adorable!”

Exclamó mi mamá, interrumpiendo a la sirvienta con un abrazo.

“¡No es de extrañar que Allen te describa como ‘un angelito adorable’ con tanta frecuencia! ¡Y hasta tenemos nombres similares!”

“¿Soy adorable? ¿Y un ángel?”

Ellie dejó escapar un pequeño chillido. Mientras tanto, un dolor abrasador me atravesó cuando los huesos de mi brazo derecho crujieron audiblemente.

Mi mamá soltó a Ellie y se giró hacia Tina y Lynne con una expresión ligeramente burlona.

“E-Ella es como él”, declararon ambas chicas al unísono, para mi consternación.

“¿Preferirían que me dirija formalmente a Sus Excelencias?” preguntó mi mamá.

“¡Piensa en mí como tu hija!” fue la respuesta unánime.

“Gracias. Ahora, tú debes ser Lynne”.

La chica pelirroja estaba rígida como una tabla, pero aun así logró hacer una reverencia adecuada.

“L-Lynne Leinster, a su servicio. Onii-sama ha sido extremadamente amable conmigo”

Mi mamá se rio.

“Eres igual que Lydia-chan en su primera visita. Me pregunto, ¿Qué fue lo que Allen escribió de ti? ‘A veces me sorprende lo adulta que actúa Lynne’”

“¡Onii-sama!”

Lynne, ¿Es eso realmente algo por lo que lucir tan emocionada? Y Lydia, diré esto tantas veces como sea necesario: No hay nada gracioso en un Fire Bird a esta distancia.

Normalmente, Karen se habría apresurado a reprender al albatros hirviente que me rodeaba el cuello, pero, para mi sorpresa, se estaba callando.

“Y supongo que eso te convierte en Tina”

Continuó mi madre, girándose hacia la joven noble de cabello platino.

Tina presionó su mano derecha contra el lado izquierdo de su pecho y miró a mi mamá directamente a los ojos.

“Sí, soy Tina Howard”, dijo.

“Allen-sensei me encontró cuando estaba perdida en la oscuridad y me dio magia. Estoy tan agradecida… No, las palabras ni siquiera empiezan a… ¡Ellyn-san! Muchas, muchas, muchas gracias por criarlo!”

Ella  se  inclinó   profundamente,  con lágrimas corriendo por su rostro.

Mi mamá puso una mano gentil sobre la cabeza de Tina y la abrazó.

”Dios mío. Eso debe haber sido muy difícil para ti. Pero no te preocupes. Todo está bien ahora”.

“¡S-Sí, lo es! Entonces, uhm…”

Tina se inquietó por un momento, luego se armó de valor y dijo:

“¿Te importaría si… también te llamara ‘madre’?”

“No me importa”

Respondió mi madre, riendo.

“Eres tal como dijo Allen: ‘Una chica agradable y alegre. También es seria y, lo que es más, simplemente brillante’“.

“¿Qué? ¿Allen-sensei dijo eso sobre mí?”

Los ojos de Tina se abrieron más que nunca e inmediatamente   bajó   la  vista con   evidente vergüenza.

Lydia se alejó abruptamente de mi lado, mientras que Karen instantáneamente agarró mi brazo izquierdo, sosteniéndome para que no pudiera moverme sin exponerme a numerosos rayos violetas.

“Madre”, dijo el albatros en voz baja,

“Yo…Uhm…Tengo una petición”.

“¿Sí?” Respondió mi mamá.

Lydia Leinster bajó la mirada con aire de pena, la imagen misma de una belleza trágica.

“¿Puedo leer las cartas de Allen?” ella preguntó.

“Tengo tan pocas oportunidades de escucharlo hablar bien de mí. Oh, si tan solo tuviera algo para tranquilizarme”

¡Ella está mintiendo! ¡Alguien detenga a esta farsante!

“Cállate, Nii-sama”, me regañó Karen.

“Esta es una discusión importante”.

¿En serio?

Pero incluso nuestra madre parecía reacia a conceder la absurda petición del albatros.

“Uhm… No estoy segura de poder mostrarte las cartas, ni siquiera a ti, Lydia-chan”

¡Gracias a dios! Estoy a salvo mientras—

En ese momento, el albatros colocó un pequeño orbe de video en la mano de mi mamá. Contenía una grabación mía en la capital real. Mi mamá se sorprendió, pero luego una mirada diabólica entró en sus ojos y comenzó a reír.

¡M-Mierda!

“¿Cómo están Lisa-san y Anna-san?” ella preguntó.

“Bastante bien”, respondió Lydia..

“¡Me alegro mucho! Muy bien, puedes leer sus cartas, pero no te las guardes para ti. ¡Leámoslas todos juntos! Ahora, ayúdenme. Necesitaremos una mesa y sillas, y yo… Prepararé un delicioso té”

“Muchas gracias. Te amo, madre”

“Yo también te amo, Lydia-chan. Es un placer volver a verte. Y estoy muy contenta de conocerte, Tina-chan, Ellie-chan, Lynne-chan”

Mi mamá se rio.

“Allen tiene tantas cosas hermosas que decir sobre todas ustedes”

“¡¿Mamá?!” Grite.

“Espera—”

Pero antes de que pudiera detenerla, desapareció dentro de la casa, seguida por mis estudiantes y Lydia. ¿Había habido alguna vez una sentencia tan tiránica?

Como mi mamá había insinuado, elogié a mis alumnas hasta el cielo en mis cartas. Lydia y Karen también.   Hacer  que  se   enteraran  sería… vergonzoso. Mi mamá debe haberlo sabido, así que por qué—

Oh, lo sabía

“Ya es hora de que te des cuenta de lo mucho que significas para la gente”

Dijo Karen; ella era la única que no se había apresurado a entrar en la casa.

“No puedo esperar a saber lo que escribiste sobre mí”

Aunque no había transeúntes para escuchar, el hecho de que sus súbditos leyeran mis cartas de elogio resultó ser una forma de tortura psicológica. Decidí no volver a enojar a mi mamá nunca más.

***

Habiendo superado de alguna manera mi dura prueba, me mecí en un sillón con vista al patio interior, un jardín que crecía de las semillas del Gran Árbol.

“S-Sensei”, aventuró Tina.

“Verás…”

Lynne se unió a ella con un igualmente vacilante

“O-Onii-sama, uhm…”

“¡A-Allen-sensei, eso me hizo tan feliz!”

Proclamó  Ellie,  mostrando  mucho  menos moderación que los otros dos. Tenía las manos entrelazadas en aparente reverencia.

“Ellie”, dije lánguidamente.

“A eso lo llaman ‘echar sal en la herida’“.

Su respuesta fue un gemido de consternación.

La humillación de que mis cartas fueran leídas en voz alta a las chicas me había agotado. Tenía la esperanza de que abrazar al ángel cercano aceleraría mi recuperación, pero antes de que pudiera alcanzarla, mi hermana apareció entre nosotros.

“Sé serio, Nii-san”, dijo Karen.

“No puede haberte quitado tanto”.

“Deberías intentarlo alguna vez”, respondí.

“Perderás una parte de tu alma, te lo aseguro”

“Preferiría no hacerlo. Ahora, ¿qué voy a hacer contigo?”

Hizo una pausa por un momento para pensar, dijo:

“No esperes esto todo el tiempo”, y luego me rodeó con sus brazos. El gesto provocó gritos de “¡¿Qué?!” “¡¿Eh?!” y “¡Yo… yo no lo creo!” de las chicas.

También me sobresaltó un poco.

“¿Eso ayudó?” Karen murmuró, su tono a partes iguales tímido y hosco.

“Estaba enojada porque no viniste a casa conmigo la última vez , ya sabes. Por favor, nunca vuelvas a hacer eso.”

Ella era la hermana mayor de todos en la escuela, pero tal vez volver a casa había traído un indicio de lo necesitado que estaba. Las chicas también parecieron apreciar eso, porque se habían quedado en silencio. Sus palabras flotaron en el aire por un momento.

“Lo hare,” dije por fin, frotando tiernamente su espalda.

“Lo siento. Y gracias”

En ese momento, Lydia regresó de ayudar a mi mamá a cargar los regalos perecederos en la nevera. Inmediatamente agarró la situación y me lanzó una mirada que decía: “Dime, ¿podrías decirme por qué escribiste menos sobre mí que sobre los demás?” ¿De verdad lo hice?

Mi mamá entró pisándole los talones a Lydia.

“Karen”, llamó.

“¿Podrías mostrarle a Lydia-chan y las chicas más jóvenes su… Oh, qué tenemos aquí?” Ella se rio.

“Veo que alguien está buscando afecto. Aun así, enséñales sus habitaciones por mí. Allen, trae a tu padre”.

“Está  bien”,  respondió  Karen,  alejándose rápidamente de mí.

Sus mejillas estaban un poco sonrojadas.

“Ejem. Síganme. Tina, Ellie, Lynne, las tres dormirán en una habitación. Lydia-san, compartirás la mía”.

“¡Gracias!” el trío gritó.

“Espero otro año de tu hospitalidad, Karen”

Bromeó Lydia, provocando una mirada indescriptible de mi hermana que me hizo reír.

“Mamá”, le dije.

“¿Está papá en su taller?”

“Lo está. Ha estado tan emocionado de verte de nuevo”.

“¿Lo ha hecho?” dije sin entusiasmo.

“Karen, cuida bien de todas”

“No te preocupes, están en buenas manos”, respondió mi hermana.

“Y, ehm, Nii-san…”

“Lo sé. Gracias.” Le di una palmadita en la cabeza.

El albatros apretó los puños y me animó en silencio. Parecía estar diciendo que todo iba a estar bien, que estaba aquí para mí en cada paso del camino. Haría lo mejor que pudiera, decidí. Había estado huyendo durante bastante tiempo, pero era hora de confesarlo.