Koujo Denka (NL)

Volumen 4

Capitulo 2: Las Chicas

Parte 1

El paisaje que apareció al final del largo túnel era… una densa extensión de verde.

Las chicas, vestidas con su ropa de todos los días, exclamaron encantadas mientras el tren se abría paso a través de bosques verdes y numerosos desfiladeros. Todo este paisaje les resultaba fresco y sorprendente,  aunque  a  mí   me  resultaba reconfortantemente familiar.

Había pasado un año entero desde la última vez que estuve aquí, pero la sensación de déjà vu era inconfundible. Tal vez fue porque había viajado en otro tren solo unos meses antes. Estaba solo en ese momento y, en retrospectiva, desesperado a raíz de mi rechazo por parte de los hechiceros de la corte. Y ahora yo era un tutor privado. Uno nunca sabía lo que la vida traería; Esta última revelación incluido.

“Sensei”, dijo Tina.

“¿Todavía se siente deprimido?”

Ellie me sonrió alentadoramente.

“Creo que su nombre es encantador, Allen-sensei”

“Creo que fue una elección magnífica, Onii-sama”, intervino Lynne.

“Por favor, no lo digas”, supliqué.

“Podrías hacerme llorar”

Las chicas estaban sentadas frente a mí en un automóvil de lujo acorde con sus posiciones. Anna-san y la Sra. Walker se habían encargado de cambiar la reserva que había hecho para mí. No le diría a nadie sobre el sermón que ellas dos me habían dado antes de nuestra partida.

Cuando nos despedimos en la Estación Central de la capital real, Felicia me entregó un papel que ahora estaba sobre la mesa. El documento, que lleva las firmas del Duque Walter Howard, el Duque Liam Leinster y la Duquesa Lisa Leinster, nombró oficialmente la empresa comercial conjunta de las casas ducales:

Allen & Co.

¿Por qué? ¿Cómo pudo pasar esto?

Emma y Felicia se regodearon con mi triste reacción cuando me despidieron.

“Solo tienes que culparte a ti mismo”, había dicho la joven con anteojos.

“Gracias por el escritorio y la silla de la oficina. ¡Y el año que viene, iré a pasar el rato con tu familia también! ¡Que te vaya viento en popa!”

¡Era demasiado impulsiva, incluso cuando no necesitaba serlo!

“Tú te lo buscaste, Nii-sama”

Comentó Karen con calma desde el asiento a mi lado. Tenía los brazos cruzados y vestía los mismos pantalones cortos y la misma camisa que una vez vi a Stella, aunque en diferentes colores. Incluso sus boinas hacían juego.

“Karen”, le dije.

“Necesito amabilidad y consuelo de mi hermana en este momento”

“Es agua debajo del puente”, respondió ella.

“Supéralo”

“Ellie, mi malvada hermana pequeña está siendo una bravucona. ¿No me consolarás?”

“¡S-sí, sensei!” respondió la sirvienta.

“Estoy…Uhm, bueno…D-De tu lado”.

Escuchar sus palabras angelicales hizo que se me llenaran los ojos de lágrimas y, mientras la miraba, no pude evitar pensar que la larga falda verde brillante que llevaba en lugar del uniforme le sentaba maravillosamente.

“Onii-sama, la capital del este fue una vez el centro de un antiguo imperio, ¿no?”

Lynne intervino. Su atuendo rojo y blanco fue elegido por la libertad de movimiento.

“Así es”, respondí.

“¿Usarás un mapa para ilustrar? Sería una buena lección de historia y geografía”.

Evoqué un mapa del continente, recientemente mejorado para cambiar de color según el elemento, en el centro del auto, donde las chicas y Karen pudieran verlo.

“La historia del reino donde vivimos se remonta al pasado remoto, incluso antes de la Guerra Continental hace quinientos años. Dicho esto, la ciudad del agua, en el corazón de la Liga de los Principados al sur del Ducado de Leinster, es aún mayor. Tina, ¿puedes decirme cómo se llama la gran nación al norte del Ducado de Howard?”

“El imperio”

Respondió la joven noble frente a mí y a mi derecha.

“El Imperio Yustiniano, para ser precisos”.

“Así es. Ahora, Ellie, nos dirigimos al este del reino. ¿Puedes decirme qué país es?”

“¡S-sí señor!” respondió la sirvienta.

“Es…Uhm…La tierra que gobiernan los Caballeros del Espíritu Santo”

“Exactamente. Ahora, hemos mencionado el reino, la ciudad del agua, o más bien, la Liga, que consiste en la ciudad y once principados, el imperio y la Caballería del Espíritu Santo”

Cambié los colores del mapa mientras hablaba, usando negro para resaltar la mayor parte del este del reino, así como la Caballería del Espíritu Santo, el imperio al norte y la República de Lalannoy al noreste del imperio. Luego agregué un punto para marcar la capital del este.

“Un antiguo imperio una vez gobernó todos los vastos territorios en negro en este mapa”, continué.

“Su capital, que se encontraba donde ahora está nuestra capital oriental, se llamaba la Ciudad Divina de Alrion. Mientras que el antiguo imperio era grande”

El área negra se fracturó en más de diez pedazos, formando un mapa antiguo.

“Hace cinco siglos, durante la Guerra Continental. La ciudad divina de Alrion, la actual capital del este, supuestamente fue reducida casi por completo a cenizas por el gran hechizo Blazing Qilin. Los detalles se cuentan en La Historia Del Imperio Y La Condesa, que Tina una vez me dijo. Ahora, volvamos al presente.”

Los fragmentos negros se desvanecieron uno por uno mientras transformaba el mapa, hasta que solo quedó el actual imperio del norte. El repentino ascenso de la República Lalannoy, famosa por su ingeniería mágica avanzada, en el noreste del imperio fue un cambio llamativo. La unión de las pequeñas naciones insulares en el Mar Sagrado del Sur en el Pacto de las Islas del Sur fue otro. La Caballería del Espíritu Santo y el mosaico de pequeños países incluso más al este permanecieron sin cambios. El dominio del pontífice, el corazón de la Iglesia del Espíritu Santo, fue la única excepción; se expandió ligeramente, cortesía de donaciones.

La influencia del reino se expandió en todas direcciones a lo largo de los siglos. En un punto, su borde occidental incluso se extendía más allá del Río Sangriento, el río más grande del continente y nuestra frontera actual, para abarcar lo que la Iglesia del Espíritu Santo consideraba terreno sagrado.

“Y así es como nuestra patria llegó a tener su forma actual”

Dije, volviendo a un mapa ampliado del reino.

“Y los cuatro grandes ducados: Howard en el norte, Algren en el este, Leinster en el sur y Lebufera en el oeste, lo han defendido durante mucho tiempo”.

Justo antes de abordar el tren en la Estación Central, había visto a Gil Algren, el cuarto hijo de Duque Algren y mi antiguo estudiante de la universidad, junto con su sirvienta y guardaespaldas Konoha. Ninguno de los dos se había fijado en mí; habían estado  demasiado comprometidos  en   una conversación seria con un anciano alto de porte caballeresco, canoso y con barba gris. Supuse que Gil también regresaría a la capital del este, dado que se había vestido para viajar, pero presumiblemente estaría demasiado ocupado para verme allí.

“Ese fue un resumen básico”, le dije.

“¿Tuvieron algún problema para entenderlo?”

El trío respondió negativamente. Podía sentir la vista de sus rostros sonrientes curando mi corazón herido.

“¡Sensei! ¡Sensei!” Tina susurró.

Llevaba un traje de color blanco y azul celeste que acentuaba su pulcritud..

“¿Ocurre algo?” Yo pregunté.

“Bueno, verás…” dudó, luego se giró para mirar a Ellie.

“Uhm, bueno…”

Continuó     la    sirvienta,  también  susurrando  y jugueteando con sus dedos.

“Se trata de Lydia-sensei”

“¿Que hay con ella?” Pregunté, confundido.

Ellie desvió su mirada hacia Lynne, quien retomó la conversación susurrada.

“¿No te parece rara Onee-san?” preguntó la joven noble pelirroja, evidentemente perpleja.

“¿Ella?” Respondí.

“Ella me parece la misma de siempre. ¿No estás de acuerdo, Karen?”

“Está actuando”

Respondió mi hermana con una expresión amarga.

“Tendré que informar minuciosamente a mamá y papá para asegurarme de que no los acoja”

“Es sólo otro lado de ella”, argumenté.

“Déjala que se dé el gusto de vez en cuando. Es más tranquila, por un lado”

La belleza de cabello escarlata se sentó en un asiento aparte del resto de nosotros, luciendo remilgada y adecuada con su vestido blanco mientras leía una novela. Su sombrero de tela de ala ancha, adornado con una cinta roja, colgaba de una percha cercana. De vez en cuando echaba una mirada lánguida por la ventana, al estilo de una doncella en una rica reclusión.

Tina se llevó las manos a las mejillas y tembló.

“¡L-Lydia-sensei es una creyente fanática de la Iglesia de Acaparar a Allen-sensei!” Ella lloró.

“¿Cómo podría darnos los asientos junto a él y frente a él sin un escándalo y sentarnos allí a leer en silencio? ¡Mañana lloverán dragones en todo el reino!”

“T-Tal vez Lydia-sensei no se sienta bien…” murmuró Ellie.

“Me preocupa su salud”

“Nunca había visto ni oído que Onee-san se comportara así” Declaró Lynne, horrorizada.

“¿Estás seguro de que es realmente ella?”

“Estás exagerando” Dije con una risa, pero eso no impidió que mis alumnas se lanzaran a un debate serio.

“Nii-sama”, intervino mi hermana, fijándome con su mirada.

“¿Cuándo   recibió Lydia  ese vestido y  ese sombrero?”

“Mira, Karen”, le dije.

“Pueden verlo ahora chicas, miren por la ventana”

En mi ansiedad por evitar más preguntas, abrí una ventana, admitiendo la agradable fragancia de la vegetación cuando nuestra vista se amplió para revelar un árbol tan grande que parecía llegar al cielo. Estaba en casa.

“Bienvenidos a la capital del este”, les dije a mis alumnas con una sonrisa.

“Disfruten de sus vacaciones de verano”

***

La capital del bosque era el centro de las tierras orientales del reino y, como su apodo implicaba, estaba inundada de verdor. Elevándose sobre la ciudad estaba el Gran Árbol, del que se decía que tenía milenios. Los árboles menores salpicaban las calles, y vastos cinturones de vegetación intacta empequeñecían a cualquiera que se encontrara en la capital real o en otras ciudades importantes. Las góndolas y otros botes pequeños corrían de un lado a otro a lo largo de los innumerables arroyos y canales que atravesaban la verde metrópolis. Los edificios en gran parte de madera, intercalados con solo unas pocas estructuras de piedra, contribuyeron al ambiente cálido que se cernía sobre esta ciudad de agua y flora.

Según mi reloj de bolsillo, nuestro tren llegó a la estación central de la capital oriental poco después del mediodía, lo que significaba que íbamos a tiempo. Todos subimos a la plataforma de madera con nuestro equipaje, momento en el que las chicas miraron alrededor, maravillándose de los hechizos únicos de las bestias que se habían incorporado a los elementos de la construcción del edificio. La gente de bestia había vivido aquí junto al Gran Árbol desde la antigüedad y fueron responsables de sentar las bases de la ciudad.

“¿Cómo salimos de aquí, sensei?” preguntó Tina, llena de emoción.

“Eso depende de lo que quieras hacer”, respondí.

“Mis padres viven en Old Town, no muy lejos de aquí, pero aún podríamos tomar un carro”

“¡Si ya estamos cerca, vamos a caminar! ¡Esta es mi primera vez en la capital del este!”

Ella exclamo.

“¡Y me encantaría visitar el Gran Árbol también! ¡Leí que, a diferencia del de la academia, puedes entrar!”

“Siempre estás molestando a nuestro tutor, señorita primer lugar”, Dijo Lynne en tono de reprimenda.

“Veo que en las vacaciones no has cambiado eso”.

“Sé que tú también quieres caminar”, replicó Tina.

“Recuerda, esta es la ciudad natal de Allen-sensei”.

“B-Bueno… Onii-sama, yo también preferiría ir a pie”

“Prefiero que tomemos un carruaje”, les dije.

“¿Qué hay de ti, Ellie?”

“O-Ohh, me gustaría ver la ciudad también”, respondió la sirvienta.

Los ojos de las tres chicas brillaban positivamente. Tal vez la caminata sería una experiencia valiosa para ellas… pero decidí que nos desviaríamos por New Town, el distrito al este del Gran Árbol; el área no era exactamente acogedora para los humanos. Le lancé una mirada a Karen, quien respondió con un ligero asentimiento. Eso solo dejó el albatros.

“Vamos a pie” Asintió Su Excelencia, desplegando su inmaculada sombrilla blanca.

“Las chicas no se meterán en ningún problema mientras tú y yo estemos con ellas”

“Lydia”, respondí.

“Esperaba que siguieras adelante”.

“Gracias  por tu  preocupación. Lo  aprecio sinceramente. Ahora, vámonos”

Se alejó, llevando ella misma su maleta nueva.

Tina y Ellie la vieron irse en mudo asombro. Incluso Lynne compartió su asombro. Finalmente, se giraron hacia mí y me preguntaron al tiempo:

“¿Quién es esa mujer?”

Varios transeúntes se detuvieron para ver de qué se trataba el revuelo antes de continuar por sus respectivos caminos.

No pude ver lo que las chicas encontraron tan alarmante. ¿Nunca antes habían visto ese lado de Lydia?

“Ella me parece la misma de siempre”, le dije al trío.

No dijeron nada en respuesta, pero intercambiaron miradas conflictivas.

“Ahora, Tina…”

“¿S-Sí, sensei?”

Respondió la joven noble de cabello platino, con su equipaje en la mano.

“El Gran Árbol es un lugar sagrado para las bestias, lo que dificulta que los humanos se acerquen o entren. Incluso los duques deben avisar con anticipación”.

“Sagrado…” repitió Tina, mirando hacia el Gran Árbol en la distancia. Lynne estaba siguiendo su mirada, y fue durante esta apertura percibida que Ellie hizo su movimiento.

“Uhm, Allen-sensei, ¿podría sostener mi mano?”

Su cabello rubio se balanceaba mientras hablaba.

“Creo que podría perderme…”

“¡Ellie!”

Sus compañeros de clase sorprendidas exclamaron.

“¡Eso es hacer trampa!”

“A-Al que madruga, Dios le ayuda”

Las chicas estaban a la altura de sus payasadas habituales. Me alegré de que Ellie hubiera aprendido a imponerse.

“Cuando me escribiste que darías clases particulares a Tina y Ellie”, murmuró Karen mientras observaba a las niñas.

“Pensé que tal vez nunca volverías a casa conmigo” “Karen…”

“Entonces, me alegro de haberme equivocado”.

Levantó su bolso con ambas manos y apartó la mirada de mí, sonrojándose.

Yo también me preocupé

Pensé mientras le daba a mi hermana una palmadita en la cabeza.

“¡Ah!” Tina gritó; ella no se ha perdió nada.

“¡No me digas que también nos estás ganando terreno, Karen-san!”

“Tina, este es mi derecho natural de hermana”, respondió Karen.