Koujo Denka (NL)

Volumen 4

Capitulo 1: Onii-Sama

Parte 5

 

 

El director estuvo frente al profesor en un instante, y los dos académicos se enfrentaron, agarrándose por el cuello. Pensé para mí mismo que el viejo elfo usó sus hechizos de teletransportación con demasiada frecuencia cuando me moví para mediar.

“¿Lo harán?” Yo pregunté.





La pareja intercambió miradas, luego llegaron a un acuerdo tácito y se soltaron.

“Muy bien, Allen”, dijo el profesor.

“Presentaremos la situación a Su Excelencia y a los duques”

“Gracias”

“Dime, ¿has considerado el ennoblecimiento sobre la base de tus logros?”

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El director, que había regresado a su asiento mientras yo no estaba mirando, sonaba como si hubiera tirado la toalla.

“Digamos, ¿un condado por el momento?”

Negué con la cabeza.

“Los jefes de la gente bestia solo son iguales a los barones. Incluso el Jefe del Clan de los Lobos, que habitualmente también habla por la gente en su conjunto, solo es considerado como un vizconde. No considero apropiado superarlos”

El director chasqueo.

“¿Por qué tiene que surgir ese tema ahora? ¿Jovencito?”

“Debo hablar con Su Excelencia”, respondió el profesor.

“Las Lebufera también han sido más estridentes en sus llamados a expandir la autoridad del pueblo bestia desde ese incidente hace unos diez años”

“Arreglemos este asunto rápidamente”.

“Sí, vamos”

Sentí lástima por los conservadores ahora que ambos estaban en connivencia. Dicho esto, cualquier aumento de la autoridad del pueblo bestia sería más que bienvenido.

“Por cierto”

Dije, decidiendo verificar una solicitud en curso mientras estaba allí,

“¿Cómo va ese diario?”

“Dime, Jovencito, ¿Volverás con los Howard este año?”

Peguntó el director al profesor, su voz obviamente más alta de lo necesario.

“P-Por qué, sí”, respondió mi antiguo maestro.

“¿Y regresarás al oeste, Anciano?”

“Lo haré, aunque supongo que tendré que esperar hasta que la academia termine por el verano y los enviados de los principados y los Caballeros del Espíritu Santo se hayan ido. La religiosidad de los caballeros es tan autoritaria como siempre. Aun así, ¿No les parece extraño que la Liga de los Principados vuelva a hacer un tema de los términos de paz de la Guerra del Sur después de todo este tiempo? Y los enviados de ambas naciones están oficialmente aquí para anunciar ejercicios militares a lo largo de nuestras fronteras”

“Tanto Liam como el ex duque Leinster son buenos hombres de negocios. Los principados del norte deben estar sufriendo económicamente. En cuanto a los caballeros, tal vez temían despertar la ira del viejo duque Algren al realizar un ejercicio tan grande sin previo aviso”

“Hablando del viejo duque, escuché que está mal de salud. Creo que le informó encubiertamente a Su Excelencia que desea nombrar un sucesor pronto. ¿Y creerías que el príncipe idiota todavía no ha aprendido la lección? El chico Leinster dirigió una compañía de guardias al este, aunque desconozco los detalles”

“Los chicos Algren también son motivo de preocupación. ¿Cómo podrían dejar de ocuparse ellos mismos de un asunto tan insignificante? ¿Y quién heredará el título?”

El viejo duque espera que su cuarto hijo, Gil,…

“¿Disculpen, caballeros?”

Interrumpí la interminable conversación, pero los renombrados    hechiceros                        todavía  obviamente evitaban mirarme a los ojos.

“¿Aún no han terminado de descifrar el diario?”

El profesor se dejó caer en su silla con desánimo.

“Lo hemos logrado todo menos unas pocas páginas, el último obstáculo”, dijo.

“Para ser franco, Allen…El riesgo es demasiado grande. Espero encontrar un gran hechizo genuino registrado en él”

“¿Qué más has aprendido?” Yo pregunté.

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“Estalló una guerra, la Guerra Continental, y el amante de la autora cayó en la batalla. Su relato se vuelve loco después de eso. Garabateó lo que parece una fórmula de hechizo”

El profesor frunció el ceño.

“Pero fue indescifrable”

“Entiendo,” dije.

“Gracias por su continuo apoyo.”

Esperaba que lo hubieran terminado para las vacaciones de verano, pero bueno.

“¿Qué te pasa, Jovencito?” preguntó el viejo elfo con suspicacia.

“Usualmente eres más insistente”

“Usted mismo me dijo que el ser dentro de Tina es ‘el polo opuesto del mal’, Director. Eso me convenció de dejar de apresurar las cosas. Y una vez que la Royal Academy termine durante el verano… Planeo regresar a casa también”

“Es una buena idea”

El profesor asintió mientras sorbía su té, sereno una vez más.

“Tendré que informar a todas las  partes interesadas de tu… Ejem. Disfruta de tu viaje”

“¿Estaba a punto de decir algo más, profesor?”

“No, en absoluto. Debes haberlo imaginado”

Anko le lanzó al profesor sonriente una mirada de disgusto.

Sospechoso.

“Oh, eso me recuerda”, continuó el profesor, ignorando mis dudas.

“Lydia aparentemente está de mal humor. Me han dicho que ella ha sido todo sonrisas en el palacio”

¿Todo sonrisas? Eso significaba peligro, peligro extremo. Debo cerrar con llave mis puertas y ventanas con cuidado. Aun así, no estaba ansioso por irme sin verla.

“Además,  su  solicitud  ha  sido aprobada formalmente”.

Ese comentario del profesor alivió mi corazón considerablemente.

“Muchas gracias”, le dije con una reverencia.

“Está oficialmente a nombre de Su Excelencia. Ella también lo deseaba, por lo que hizo la tapadera perfecta. Por supuesto, habrá que pagar mucho si la verdad alguna vez sale a la luz”

“Que sea nuestro secreto”

“Estoy muy de acuerdo”

Me acerqué a mi antiguo maestro e intercambiamos un firme apretón de manos. ¡Estábamos juntos en esto!

“Su Excelencia no sabía qué pensar”

Comentó el director críticamente, comiendo dos galletas a la vez.

“Detuviste el Radiant Shield después de que Gerard lo enviara al ataque, ¿Y qué pides? Reasignar oficialmente a la Dama de la Espada de los Hechiceros de la Corte a la Guardia Personal De La Princesa. Toda la irregularidad, teniendo en cuenta que el cargo normalmente está reservado para miembros de las razas longevas. El Caballero Negro es el único ser humano que recuerdo haber sido asignado a un miembro de la familia real en décadas”

“Me gusta pensar que será por el bien del reino”, respondí.

“Yo también”, intervino el profesor.

“Haríamos bien en darle carta blanca a Lydia”

Manejar el albatros alrededor de mi cuello era casi imposible. Dudaba que sus talentos tuvieran un uso efectivo en los hechiceros de la corte a menos que ella se convirtiera en su líder, pero esperaba que nuestra antigua   compañera de  escuela, Su Excelencia, la Princesa Cheryl, estuviera a la altura.

“Veo que has olvidado algo…”

Murmuró el viejo elfo. Respondí con una mirada burlona:

“Incluso suponiendo que  la    transferencia     y reasignación de la Dama de la Espada sean tu recompensa por enseñarle Blizzard Wolf a la hija menor de Howard y por ese asunto con Gerard, eso aún deja sin explicación el nuevo hechizo supremo y el arte secreto”

“¿Esa pelea con el príncipe no lo cancela?” Yo pregunté.

“Las chicas y yo fuimos declarados libres de culpa por—”

“¡Hah!  No me hagas  reír. ¿Qué piensas, Jovencito?”

“Estoy totalmente de acuerdo”, respondió el profesor.

“¿Por qué no pedir ir a trabajar con Lydia? Un papel de subordinado sería más difícil de objetar”

“Profesor”, dije lentamente.

“Me han prohibido la entrada al palacio”

“Simplemente un recurso temporal. Se resolverá”

No me gustó la mirada torcida en su rostro, y el evidente acuerdo del director fue igualmente inquietante. Decidí no seguirlos nunca y no escatimar esfuerzos para convencer a mis alumnas de que lo siguieran.

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“Realmente no puedo pensar en nada que quiera para—”

Comencé y luego me detuve a mitad de la oración.

“Oh, pero hay una cosa”

El viejo elfo asintió sabiamente.

“¿Un puesto de profesor en la Royal Academy? Te asignaré a la clase más brillante de cada año, a partir del próximo semestre”.

“Basta de tonterías, anciano”, intervino el profesor.

“Allen, si deseas hacerte cargo de mi departamento, solo dilo. Me embarcaré en una vida sin preocupaciones, viajando entre el norte y el sur mientras—”

“Guarda tus fantasías para ti mismo, Jovencito. Deberías estar trabajando diez veces más duro de lo que estás. Esclavízate como un carruaje”

La pareja estaba literalmente agarrados del cuello otra vez.

“Sí, sí”, les dije.

“Ya basta de peleas, molestarás a Anko. Ahora bien…”

Tranquilicé al magnífico familiar gato negro que miraba molesto desde mi regazo mientras les decía lo que quería. Sería bastante costoso y, por lo tanto, debería equilibrar bien la balanza. Pero aunque consideré mi pedido bastante razonable, el director y el profesor se agarraron la cabeza cuando lo escucharon.

“Jovencito…”

“He estado tan ocupado estas últimas semanas que no he tenido tiempo de elegir uno”, le expliqué.

“Y no confío en mi ojo para la estética: Lydia y Karen eligen todos mis muebles. Me gustaría uno bueno para conmemorar el comienzo de la nueva vida de Felicia”

“¿No aprecias tu logro histórico?” exigió el director.

“No, no importa. ¡Haré que los wyverns más rápidos entreguen el espécimen más selecto del oeste!”

“Me decepcionas”, respondió el profesor.

“¿Por qué pedir desde el oeste cuando una selección de los mejores y más recientes modelos está disponible aquí mismo en la capital real? Allen, te elegiré lo mejor que el reino tiene para ofrecer”

Mis antiguos maestros se agarraron por el cuello por tercera vez. Este fue el punto en el que Tina y Lynne habría comenzaron a perder el control de su maná. Me debatía entre la admiración por la moderación de los hombres y la exasperación por su inmadurez.

Ahora que lo pienso, no he oído que el albatros haya recibido nada por detener a Gerard.

“Bueno, entonces”

Dije, con una última mirada a los eruditos que peleaban y una última caricia para Anko.

“El asunto está en sus manos. Por favor, háganmelo saber una vez que el diario esté completamente descifrado”

***

 

 

La tarde del Dia del Hielo marcó el comienzo del fin de semana y, por lo tanto, el comienzo de mis sesiones de tutoría, pero esta fue una ocasión especial. Después de reservar asientos en el tren, llegué al patio interior de la residencia Howard y encontré a seis chicas listas y esperándome. Todas estaban vestidas con sus uniformes escolares y enfrascadas en una conversación amistosa.

No había ni rastro del albatros desde el pajarito mágico que ella había enviado esa mañana, con el mensaje “No puedo ir” en un tono que bordeaba el odio. Esperaba que estuviera bien; ni siquiera había aprovechado mi oferta de pasar las noches de la semana en mi alojamiento para compensar mi vinculación de maná con Stella, aunque recordé haber escuchado algo sobre ella transfiriendo ese derecho a mi hermana. Aun así, a excepción de los tres meses que pasé en el norte enseñando a Tina y Ellie, este fue el tiempo más largo que habíamos pasado sin vernos.

“¡Oh, sensei!” Tina me llamó cuando me vio, saludándome desde su asiento.

“¡Estamos aquí!”

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Incliné la cabeza hacia la Jovencita de los Howard que me había guiado hasta el patio interior.

“¡La mejor de las suertes!” dijo ella al pasar.


“¡No  olvides  que Felicia-san  también  es encantadora!”

¿Le ruego me disculpe? ¿Se suponía que eso era alguna forma de aliento?

“¡Sensei! ¡Sensei!”

“¡A-Allen-sensei!”

“Onii-sama. Mira”

Cuando me acerqué, a las tres niñas más jóvenes, Tina, Ellie y Lynne, corrieron a mi encuentro. Cada una de ellas me entregó los resultados de sus exámenes en sobres marcados con el sello de la Royal Academy.

“Gracias,” dije.

“Repasemos esto mientras tomamos el té”

“¡Vamos!”

Respondieron al unísono antes de llevarme de la mano a una mesa techada. Hechizos de control de temperatura lo mantuvieron fresco a la sombra.

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Dos de las tres niñas mayores se pusieron de pie para saludarnos, mientras que su amiga con anteojos pareció ignorarme deliberadamente.

¿Uhm?

“¡Allen-sama!”

Una de las chicas que se había levantado llamó, aparentemente encantada de verme. Llevaba su largo cabello platinado en una trenza atada con una cinta azul cielo, y de su cintura colgaban una varita y un estoque.

“Buenas tardes, Stella”, le dije.

“Debes haber estado muy entusiasmada con tu examen. Me dijeron que incluso hiciste llorar al director”

“Y-Yo no diría eso”, tartamudeó.

“Creo que Karen merece la mayor parte del crédito”


“¿En serio?”

“¡Oh!”





Me dio un ligero golpe en el brazo derecho en un adorable ataque de resentimiento.

“¡E-Eres tan malo, Allen-sama!”

Esta era Stella Howard. Ella era la hermana mayor de Tina, la heredera de Duque Howard, la presidenta del consejo estudiantil de la Royal Academy… Y desde hace unos días, mi alumna.

“Soy inocente, Nii-sama”

Intervino la chica del clan de los lobos que estaba a su lado. Su tono era muy práctico, pero sus orejas y cola de color gris plateado estaban temblando.

“Tomé mi examen de una manera extremadamente normal”.

El broche plateado con el ala y el bastón que brillaba en su boina escolar la identificaba como vicepresidenta del consejo estudiantil de la Royal Academy. Ella era Karen, mi hermana pequeña.

“El director me dijo, con lágrimas en los ojos, que lo atacaste mientras estabas envuelta en un hechizo compuesto de tres elementos”, respondí.

“Escuché que tú mismo serviste como examinador”, respondió Karen.

“Siendo ese el caso, supervisar el examen de tu propia hermana es lo mínimo que podrías… Oh, pero supongo que no puedo culparte. Eres un hombre ocupado”

“Pero escuché que trabajaste tan duro como pudiste. Bien hecho”

Karen jadeó cuando le quité la boina y le froté suavemente la cabeza. Sus orejas se crisparon y su cola se movió con alegría. Sin embargo, se veía un poco triste por alguna razón.

“E-Eso es suficiente”, dijo, retirando la cabeza y volviendo a su asiento.

“Gracias.”

Luego entrecerró los ojos y miró a las tres chicas más jóvenes, que se quitaban con entusiasmo sus propias boinas. Tina, Ellie y Lynne también se sentaron, todas sobresaltadas.

“Felicia”

Dije, tratando de llamar la atención de la chica con anteojos y cabello castaño claro largo. Permaneció en silencio pero fingió apartar la mirada de mí.

Ya veo.

Ocupé un asiento vacío entre el presidente y el vicepresidente.

“Stella, Karen, ¿me mostrarían sus boletas de calificaciones también?”

“Aquí tienes”, respondieron ambas chicas.

“Eso fue rápido”

Comenté, sonriendo ante sus respuestas. Mientras aceptaba sus sobres, noté otra tierra en la mesa frente a mí. Felicia estaba robando miradas frecuentes en mi dirección desde su asiento al lado de Karen… y simplemente no pude contener la risa.

“¡Oye! ¡Allen-san!” exclamó Felicia.


“T-Tú solo me miraste y comenzaste a reír, ¡¿no es así?!”

“No, yo nunca—”

“¡Mentiroso!”

Gritó, poniéndose de pie de un salto y agitando los brazos con irritación.

“¡Karen, tu hermano es malo! ¡No juega limpio!”

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