Utsuro No Hako To Zero No Maria (NL)

Volumen 7

Capitulo 2: Estoy En Una Ciudad Desconocida

Parte 2

Titubeando ligeramente pero con una mirada inquebrantable, respondió:

– ¡Maria, cuando tenga 14, partiré de aquí!

De hecho, Aya-oneechan murió a la edad de 14. Murió en su cumpleaños en un accidente de tránsito, junto con padre y madre.

Dejándome, tal como había predicho.

Siempre desde entonces, he estado siguiendo su profecía viviendo como Otonashi Aya.

***

La primera vez que vi a Aya-oneechan no fue cuando nací, sino en la primavera cuando yo tenía 4 años de edad.

Todavía puedo recordar ese día vívidamente.

– Oye, ¿por qué todos están formados?

Mi madre sólo sonrió sin decir palabra alguna en respuesta a mi pregunta. Todos los miembros de la casa, incluyendo las sirvientas, estaban formados en frente de la entrada. Nunca los había visto hacer esto antes, así que estaba algo ansiosa, y por lo tanto, tenía tomada la mano de mi madre fuertemente.

Al final, padre cruzó el portón en su Merc y se detuvo justo en frente de nosotras. Entonces, una chica salió del asiento trasero del auto.

Al notarnos, la chica sonrió ligeramente e inclinó su cabeza en reverencia.

– Es un placer conocerlas.

Aunque no había nada especial en su comportamiento, yo estaba profundamente impresionada. Teníamos casi la misma edad y estatura, pero instintivamente sentó que ella era otra clase de persona. Su rostro tenía la forma perfecta, sus piernas eran esbeltas, y su piel lucía tan suave como la seda, pero lo que era incluso más destacable que su apariencia era su aura. A pesar de su corta edad, estaba rodeada un aire frágil y melancólico (no es como si hubiera sido capaz de describirla con estas palabras en ese entonces). Abrumada completamente por este encuentro con una chica enigmática, me oculté detrás de la espalda de mi madre.

– A partir de ahora, ella será tu hermana mayor –, me explicó mi madre.

¿Mi hermana mayor? ¿Ella? ¿Es eso posible siquiera?

Cuando miré alrededor, me di cuenta de que todos, incluyendo madre, le estaban dando la bienvenida. Parecía como si estuvieran agradablemente sorprendidos por su cortesía desproporcionada. ¿Tal vez sólo es obvio para niños de mi edad que ella no es normal?, pensé para mí misma.

Sin embargo, esa perfecta primera impresión que Aya-oneechan había dado a todos no duró mucho.

Cuando padre salió del auto, después de hacer que un chofer personal lo estacionara en el garaje, ella dijo algo que dejó a todos sin habla.

– ¿Podrías postrarte por favor? –, le ordenó en un tono que no se oía como la voz de una niña en lo absoluto.

Al principio mi padre pensó que ella estaba bromeando. La pequeña niña estaba haciendo bromas, pensó todo el mundo.

Aya-oneechan, sin embargo, continuó enfáticamente: – Es necesaria una disculpa. Una para mí, quien fue separada de su madre debido a tu promiscuidad; una para mi nueva madre, quien ahora está obligada a criarme; y una para mi hermana, quien ahora tiene una media-hermana. Así que póstrate ante nosotras.

Miró fijamente de cerca a padre, como para indicar que esta era la condición para que ella pusiera pie en su nuevo hogar. Pero, por otro lado, ella sólo era una niña de 4 años de edad; él podría haber evitado el tema.

– Póstrate.

Pero eso no era posible.

Tratar el asunto como si fuera nada estaba fuera de discusión frente a la seriedad de ella. Si él actuaba de forma incorrecta, ella nunca jamás volvería a creer en los lazos de familia. Yo—no, todos los presentes sintieron eso.

Y todos estuvieron de acuerdo en que—lo que en retrospectiva es realmente extraño—sólo había una sola solución.

El padre tuvo que postrarse.

Eventualmente, se puso de rodillas y bajó su cabeza.

– … Lo siento.

Era una escena increíble. Un ejecutivo de alto rango, que trabajaba para una gran firma financiera y habitualmente daba órdenes, se estaba postrando ante su hija de 4 años de edad en frente de su familia y sus sirvientes, distorsionando su rostro con humillación.

– Gracias. Ahora soy capaz de vivir aquí.

Ese incidente, sin embargo, no minó su autoridad como padre. Aya-oneechan generalmente se comportaba bien y escuchaba a sus padres. No realizó intentos para herir su dignidad.

En retrospectiva, no obstante, ella había sido el verdadero gobernante de la familia desde el día que llegó.

Nuestra familia había estado bailando a su ritmo todo el tiempo.

Otra razón de por qué mis padres eran suaves con ella eran sus circunstancias penosas.

Éramos una familia de cuatro miembros que consistía en un padre, Michishige, una madre, Yukari, una hermana mayor, Aya, y una hermana menor, Maria. Aya-oneechan y yo éramos medio-hermanas, pero ella sólo era 3 meses mayor que yo.

Cinco años después de que Michishige (yo solía llamarlo por su nombre porque mi madre y mi hermana lo hacían) hubiera perdido a su primera esposa, Yoriko-san, debido a una enfermedad, él se casó con la madre biológica de Aya-oneechan, Rinko-san. Ella era una ex-celebridad y debe haberlo atraído con su belleza excepcional, de la que se decía que cautivaba a cualquier hombre.

Pero su relación no duró demasiado. Rinko-san no era una persona de familia, y tampoco amaba a Michishige-san (según él, al menos). Buscando comodidad fuera de su familia, tuvo un amorío con Yukari, quien se acababa de graduar de preparatoria y había entrado a su firma financiera como recepcionista. Poco después, Yukari se embarazó; pero al mismo tiempo, Rinko-san estaba en el tercer mes de embarazo de Aya-oneechan.

Después de asegurarse de obtener una compensación y una pensión para su hija lo suficientemente altas como para sobrellevarlo sin problemas, Rinko-san aceptó rápidamente el divorcio. Se hizo cargo de Aya-oneechan, quien acababa de nacer, mientras Michishige-san se casó con mi madre, quien poco después me dio a luz.

Aparentemente, Michishige-san y Rinko-san se mantuvieron en contacto después de su divorcio. Él incluso iba a ver a Aya-oneechan de vez en cuando después de obtener permiso de mi madre (Yukari). Eventualmente, después de que Aya-oneechan cumpliera cuatro años, Rinko-san le pidió que tomara la custodia de su hija.

Michishige-san aceptó de inmediato. Los rumores dicen que había sido informado a través de una fuente de información diferente que Aya-oneechan estaba siendo desatendida.

Aya-oneechan en sí no hablaba mucho de Rinko-san. Sólo hay una cosa que me dijo una vez con un tono irónico:

– ¡Ella me dijo que yo nunca debería haber nacido!

Como no he visto muy seguido a Rinko-san, no puedo juzgar si ella estaba diciendo la verdad o no, pero en la superficie, Aya-oneechan era una “pobre niña”.

Supongo que mis padres trataron de compensarle siendo mucho más suaves con ella de lo que eran conmigo, aunque seguían siendo bastante estrictos con ambas. Le dieron una habitación lujosa, le compraron todos los juguetes que ella quería, y ella tenía el derecho a elegir sus dulces antes que yo. Para poder evitar los rumores, ella fue enviada a una escuela diferente a la mía.

Sería una mentira si dijera que no me amargaba esa clase de discriminación en aquel entonces. Por otro lado, podía vivir con ello.

Después de todo, mi madre siempre me había dicho esto:

– Estoy muy feliz de que hayas nacido. Me decía eso todo el tiempo.

– Nos mantuviste juntos a Michishige y a mí. Eres mi ángel. Yo estaba orgullosa cada vez que me decía eso.

Sin mí en su vientre, Michishige-san podría no haberse divorciado de Rinko-san, y su amorío habría acabado así sin más. Él solía decirnos que se había reformado a sí mismo gracias al profundo amor de mi madre. Para mí, lucían como una pareja realmente feliz, y en efecto, me hacían esperar que yo también pudiera casarme felizmente algún día.

Yo era los cimientos de nuestra familia.

Sí.

Quizás nada malo hubiera ocurrido si eso hubiera sido cierto.

***

El primer día de mis vacaciones de invierno en mi primer año de secundaria hacía tanto calor que mi ropa interior se mojaba con transpiración y se pegaba a mi piel sólo con caminar en el pasillo. Dado que yo odiaba esa sensación, decidí pasar todas mis vacaciones en un ambiente con aire acondicionado. No me podían sacar ni siendo arrastrada con caballos.

Finalmente había sido liberada de la escuela, y encima de eso, no tenía clases privadas ni lecciones de piano en mi agenda. Para disfrutar del sabor de aquella alegría, me acomodé en mi cama y encendí mi consola portátil. ¡Estaba decida a hacer nada en todo el día!

Debido a eso, no me importó cuando sonó el timbre de la puerta. No era para mí, de todos modos, ya que no tenía amigos que irían de visita sin un aviso previo.

Sin embargo, alguien tocó a mi puerta. Pude imaginar inmediatamente quién era.

– ¿Aya-oneechan?

Me puse de pie y abrí la puerta. Como esperaba, mi hermana estaba allí de pie vistiendo un hermoso vestido blanco.

Desde que ella había cumplido 13 años, ya no le decían “linda”. Se había convertido en una belleza cautivante que llamaba la atención de todos. Aunque su cuerpo y rostro seguían siendo inmaduros, su aura extraordinaria distraía a las miradas de eso.

– ¿Era para mí después de todo? ¿Recibí correo?

– No, era un huésped mío.

Viendo cómo yo ladeaba la cabeza, Aya-oneechan acarició suavemente mi cabello largo. Había dejado crecer mi cabello para emular el de ella, así que me alegraba si ella lo tocaba.

– Voy a invitar a ese huésped a mi habitación. Quiero que estés allí conmigo, Maria.

– ¿Eh? ¿También tengo que ver a esa persona?

Era la primera vez que me pedía algo como eso. Dado que íbamos a diferentes escuelas, no teníamos amigos en común… o más precisamente, yo no tenía amigos en lo absoluto.

– Sí. Tienes que ser testigo de lo que va a ocurrir ahora.

– … ¿A qué te refieres?

Sin decir palabra alguna—probablemente porque una explicación tomaría demasiado tiempo—tomó mi mano y me arrastró fuera de mi habitación. Su actitud mandona no era nada nuevo para mí, así que me rendí y la seguí.

– ¡Ah, cierto! Aquí tienes una de esas “profecías” que tanto amas –, dijo y se volvió hacia mí. – La soda será tomada.

Incliné mi cabeza otra vez. Ese día ella estaba siendo aún más críptica que lo habitual. Mis intentos de pedirle que fuera más clara fueron ignorados con una sonrisa silenciosa.

– Siempre haces lo que quieres conmig—¡Hya—!

– ¿Hm? ¿Qué ocurre? –, preguntó ella.

Con la mirada desviada, señalé al bicho de ocho patas que me estaba asustando.

Ella sonrió, – Es sólo una araña –, y la recogió con su mano desnuda, y luego la observó caminar en ella.

– ¿N-No tienes miedo?

– ¿Hm? No hay nada que pueda hacer contra nosotras, ¿o sí? Y de hecho, es una amiguita bastante linda. Me encanta cómo su cuerpo parece estar calculado perfectamente.

Con estas palabras, Aya-oneechan sonrió y—

– —Ah…

Aplastó a la araña cerrando su puño.

– … ¿Por qué hiciste eso? –, pregunté sorprendida, mientras la miraba a los ojos.

– Porque nunca le di permiso a esa araña para estar aquí.

Estaba algo preocupada respecto a qué clase de persona me iba a presentar, pero dentro de su habitación nos esperaba un chico completamente normal que no combinaba para nada con su habitación. No tenía un rostro feo, pero comparado con Aya-oneechan, él era simplemente una persona más del montón.

No obstante, había una mirada seria en su rostro, y unas marcas negras bajo sus ojos mostraban que no estaba durmiendo suficiente.

– Hola –, dijo mientras sacudía su rostro cansado con una sonrisa. Como la mayoría de los estudiantes en la escuela privada de Aya-oneechan, él debe haber disfrutado una buena crianza.

Yo, por otro lado, fui incapaz de saludarlo de vuelta y sólo miré hacia abajo. No quería ser grosera con él, pero simplemente todavía no sabía cómo tratar con los chicos de mi misma edad.

Sin ser ofendido en lo más mínimo, él se volvió hacia Aya-oneechan y dijo: – Aquí está lo que querías.

– Gracias –, dijo ella mientras recibía un cuaderno de él. Luego él comenzó a mirarme de reojo.

– Ehm, ¿Aya-san? ¿Por qué trajiste aquí a tu hermana?

– No te preocupes. No hará nada.

– … Entonces, ¿está bien si nos oye?

– Por supuesto.

Aunque ella podría haber dicho eso, él no dejó de lanzarme miradas de reojo de vez en cuando. Bueno, yo era ajena a ellos, después de todo.

Me siento incómoda. Quiero volver y jugar un poco más…, pensé para mí misma.

– De hecho, ¿te importaría explicar la situación a mi hermana? –, propuso Aya-oneechan.

– … ¿Cuánto sabe de la situación en nuestra escuela?

– ¡Nada!

– ¿Nada…? Entonces, ¿todo desde el inicio?

Ella asintió.

Aparentemente, ella no pretendía presentármelo. El chico tampoco parecía interesado en mí aparte del hecho de ser la hermana menor. Me comencé a preguntar seriamente por qué siquiera había sido traída aquí.

– Bien, ahora te explicaré lo que está ocurriendo en nuestra escuela –, me dijo tranquilamente el chico, cuyo nombre ni siquiera sabía, después de volverse hacia a mí. Al ser mirada por el chico, me puse tensa. – Tenemos un enemigo.

– … ¿Un enemigo? –, repetí sin querer la primera palabra que me salió.

– Así es. Entre las chicas en nuestra clase, hay un grupo que es liderado por Yamashita. Ellas son nuestro “enemigo”.

Levanté una ceja. “Enemigo” era una palabra muy fuerte para usar con una compañera de clase. Normalmente uno diría que “no se llevan bien” o que “no son capaces de soportarse el uno al otro”, especialmente cuando eran tan bien educados como él lo parecía ser.

– El grupo de Yamashita está tratando de echar a Aya-san de nuestra escuela, y no hablo de cosas inofensivas como ignorarla o difamarla. Están yendo con los profesores y padres, reuniendo firmas, boicoteando las clases de los profesores que defienden a Aya-san, y esparciendo rumores falsos sobre ella. Llegó a ser ridículo cuando se postuló para vice-presidenta del consejo estudiantil y prometió hacer que Aya-san se transfiriera a otra escuela. De todos modos, tienes que entender que esto no es una disputa a nivel de clase, sino a nivel de escuela.

Yo no tenía idea. Ella no me había hablado al respecto ni parecía estar preocupada.

Al contrario—

Miré el rostro de Aya-oneechan. Ella estaba sonriendo pacíficamente.

– …

Al contrario; ella había estado de buen humor últimamente.

– De acuerdo a ellas, nuestra clase se ha vuelto extraña por culpa de Aya-san. Dicen que Aya-san está perturbando el orden y que todo volvería a la normalidad si ella se fuera.

Aya-oneechan se encogió de hombros: – Tienen razón en que ninguna clase permanece en la normalidad cuando soy parte de ella. Al menos no en mi experiencia.

Ella decía la verdad; sus clases siempre acababan siendo problemáticas. Una vez, un admirador fanático de ella la acosaba e irrumpió en nuestra casa, armado con un cuchillo. Este es un buen ejemplo del problema que causaba su increíble encanto.

La naturaleza de ser “especial” es que su alrededor es influenciado.

– ¡Pero Aya-san no hizo nada malo! ¡Ellas son las que comenzaron, y tan pronto estuvieron por tener problemas, culparon de todo a Aya-san! ¡Es una farsa! ¡Están mal de la cabeza!

Capté lentamente la situación.

Probablemente comenzó de a poco con Yamashita y sus amigas enfadándose con Aya-oneechan porque los chicos en su clase sólo se preocupaban de ella, o porque algunos profesores tenían una preferencia por ella. Las chicas deben haberse unido contra ella. Normalmente, la historia acabaría justo allí porque ninguna persona tiene oportunidad contra un grupo.

Sin embargo, ellas estaban yendo en contra de Aya-oneechan, y ella no se doblega ante nadie.