Koujo Denka (NL)

Volumen 3

Capitulo 4: No Lo Menciones

Parte 1

Después de las clases del día siguiente, estaba esperando a Stella-Ojou ante la enorme puerta principal de la Royal Academy. Le sugerí que nos encontráramos en el café con el techo azul cielo, pero ella respondió que no conocía el lugar. Tendría que llevarla alguna vez. Parecía que había dedicado aún más de su tiempo a estudiar y entrenar en la academia de lo que había permitido el día anterior.

Miré mi reloj de bolsillo. Parecía llegar tarde; la presidenta  del  consejo  estudiantil era evidentemente una joven ocupada. Mientras tanto, varios alumnos de primer año se me habían acercado para decirme cosas como: “¿Vas a volver a enseñar?”. “Por favor, dime cuándo será tu próxima tutoría”, y “Mi padre te está muy agradecido, sensei. ¿Tienes algún interés en los negocios?” Fue un honor que me lo pidieran, pero no tenía planes de volver a la academia.

De repente, sentí una presencia. Sin embargo, antes de que pudiera comprobarlo, una mujer joven vino corriendo hacia mí con mucha prisa.

“G-Gracias por esperar”, dijo.

“Lo siento, estaba ocupado con asuntos del consejo estudiantil”.

“No lo menciones”, respondí.

“Acabo de llegar”

Stella-Ojou parecía un poco rígida. No le vendría mal relajarse un poco y…

Vi un mechón de cabello y una cola que sobresalía de detrás de un árbol, ambos balanceándose.

“Stella-sama…”

“Oh…”

“Nii-sama, Stella…Tontos…”

Tina, Ellie y Karen nos miraban con expresiones conflictivas. Sentí una punzada de conciencia, pero pude soportarlo. Creí que ellas necesitaban esto tanto como Stella-Ojou. Lynne y Felicia, que parecían haberse llevado bien, ya se habían ido a casa sin darse cuenta de mí.

“¿Dónde estaremos entrenando, Allen-sama?” preguntó Stella-Ojou.

“No me gustaría usar la propiedad de Howard, especialmente porque ya estoy tomando prestada la villa”

“Pedí un favor”, respondí.

“Sigamos nuestro camino. Pero primero…”

“¿Pero primero?”

Como si fuera una señal, el estómago de Su Excelencia gruñó adorablemente y su rostro se enrojeció. Luego comenzó a golpearme débilmente el brazo avergonzada. Los estudiantes cercanos se detuvieron para mirar. Tanto los niños como las niñas estaban fascinados por este lado poco común de la presidenta del consejo estudiantil, y un intenso mal humor irradiaba desde detrás del árbol.

“Vamos a comprar algo dulce en el camino”, dije.

“Eres tan rápido para burlarte de mí”

“Tú y Tina, sí.”

Stella-Ojou se enfureció, y en la distancia, pensé que podía escuchar a alguien gritar: “¿Por qué señalarnos a mi hermana y a mí?”

“Ahora, pongámonos en marcha”, dije.

Nuestro anfitrión está esperando.

La villa de Algren se encontraba cerca del palacio, pero no exactamente en el distrito más lujoso de la ciudad. Sus paredes y ventanas sucias hablaban del desuso. Antes de la puerta principal, que tenía las armas de Algren, mi antiguo estudiante de primer año nos esperaba junto a una joven desconocida vestida de hombre. Su cabello negro azabache, una rareza en la capital real, estaba recogido en un simple moño detrás de su cabeza, y su piel era un poco oscura. ¿Quizás procedía de la ciudad de agua del sur? Era alta y esbelta y llevaba una sencilla daga para defensa propia en la cintura.

“Allen-senpai”

“Gil. Gracias por esperar. Permítanme presentarles. Esta es Su Excelencia, Stella Howard. ¿Están familiarizados?”

Tanto Gil como Stella-Ojou asintieron. Era natural que los hijos de las casas ducales al menos se conocieran de vista.

“De acuerdo. Nuestro turno”, dijo Gil.

“Mi nombre es Konoha”, respondió la joven de cabello negro.

“Recientemente fui designada para servir como guardaespaldas y sirvienta de Gil-sama”.

“Soy Allen. Le debo a Gil por— Espera. ¿Te debo algo?”

“Oh, vamos, Senpai”, se quejó Gil.

Me reí.

“Gil fue de gran ayuda para mí en la universidad. Por favor, cuídalo bien”

“¡Por supuesto!” Konoha declaró.

“¡Aunque me cueste la vida!”

Gil estaba ocupado jugando con la cerradura y la llave; mi cumplido debe haberlo avergonzado. Este lado de él era parte de lo que lo hacía tan querido en el departamento, pero no le diría eso.

“A-Allí; la puerta está abierta”, dijo.

“Adelante. Uhm…”

“Prepararé té”, anunció Konoha, desapareciendo en la casa.

“Entonces, ¿tienes una sirvienta guardaespaldas ahora?”

Le pregunté a mi antiguo estudiante de primer año, que se rascaba la cabeza avergonzado.

“Traté de rechazarla, ¿de acuerdo? Adelante”

Seguimos a Gil a los extensos terrenos. De hecho, eran demasiado extensos para mi gusto. Pero mientras me estremecía por dentro, Su Excelencia no se inmutó. Las sensibilidades financieras eran un área en la que nunca podría seguir el ritmo de la nobleza.

Esperaba  que  los terrenos hubieran sido abandonados a la naturaleza, pero parecían estar bien cuidados. Las plantas incluso habían sido podadas.

“Gil…” dije.

“Yo no he hecho nada”, respondió.

“No    amplifiqué   seriamente   las  barreras, y definitivamente no ordené que los baños y las cosas se arreglaran a toda prisa después de que me lo pediste ayer”

Era imposible, no es que no me alegrara, pero ¿cuál era el punto de gastar tanto dinero en una villa que solo íbamos a usar durante dos semanas?

“Veo que tus antiguos alumnos de la universidad también te quieren mucho”, comentó Stella-Ojou, resumiendo casualmente la situación.

¿Es ese realmente el problema aquí?

Gil nos condujo a un patio techado amoblado con una mesa de madera y varias sillas del mismo material. Delante de nosotros había un gran espacio con piso de tierra, un poco más bajo que el patio, que pasaría por un campo de entrenamiento improvisado. Gil obviamente estaba evitando mi mirada. Estaba agradecido, pero era demasiado.

Stella-Ojou descendió a la espaciosa arena improvisada y comenzó a ejercitarse. Ella estaba ansiosa por ir.

“Gracias por dejarnos usar este lugar,” dije.

“¿Estás seguro de que no será un problema?”

“No te preocupes”, respondió Gil.

“Nadie lo estaba usando de todos modos”.

“En cuanto al costo de las renovaciones—”

“Olvídalo”

“Gil.”

“Me gustaría que vinieras a pasar el rato en la universidad cuando estemos cerca. Todo el mundo te echa de menos”

Ese era mi compañero de escuela Gil Algren por todas partes. No había un hueso malicioso en su cuerpo; llevaba el corazón en la manga; y una vez que  se  abría  a  alguien, tenía  la lealtad inquebrantable de un perro grande.

“Muy bien,” dije.

“Pasaré un tiempo contigo. ¿Quieres que lleve a Lydia contigo?”

“¡Yo-yo puedo prescindir de la Anego!” exclamó Gil.

Luego, en voz baja, agregó:

“Cualquiera podría predecir el infierno de fuego al que conduciría”

“¿Dijiste algo?”

“No, nada. Tu estudiante te está esperando”.

“Está bien. Gil, ¿puedo pedirte una rama?”

“No me importa”, respondió con una mirada perpleja.

Con una disculpa silenciosa, tiré una rama de un árbol cercano y luego usé magia de viento para convertirla en una espada y una varita de madera. Una vez  hecho  esto, bajé al campo  de entrenamiento y me enfrenté a la joven noble que estaba terminando sus ejercicios de calentamiento. Me gustó mucho la mirada en su rostro.

“Stella-Ojou”

La llamé mientras dibujaba un pequeño círculo en el suelo con mi espada de madera.

“¡¿S-Sí?!”

“Por favor, muéstrame de lo que eres capaz”.

“¿Qué quieres decir?”

“No me moveré de este círculo. Si puedes obligarme a salir de esto, la victoria es tuya”

“No me contendré, ya sabes”, respondió vacilante Stella-Ojou.

“Sé que no lo harás, y contraatacaré según sea necesario. Así, por ejemplo”

Agité mi varita y activé un hechizo de agua desde arriba y detrás de Stella-Ojou en diagonal. La golpeó en la nuca antes de que pudiera reaccionar, dejándola estupefacta al sentir el lugar del impacto.

“Ese fue simplemente un hechizo elemental,” dije.

“Voy a usar todos los elementos que Tina, Ellie y Karen usan”

Agité mi varita de nuevo, completando mi despliegue de fórmulas de hechizos por toda la arena, todo listo para activación inmediata. Y la joven noble que acababa de sacar su estoque y su varita no podía verlos. Estaba consciente de que ella podría tener problemas en nuestro primer día; a nadie le resultó fácil cambiar sus ideas arraigadas.

“Ahora, ¿comenzamos?” Yo pregunté.

“¡Muéstrame lo mejor que puedes hacer!”

***

“Acabo de regresar”, informé con una reverencia a Gil-sama.

“Bienvenida de nuevo, Konoha-san”, respondió.

“Solo ‘Konoha’, por favor”, dije, colocando las golosinas de té en la mesa.

El entrenamiento ya estaba en marcha. Su Excelencia, Stella Howard, se retiró y luego conjuró innumerables  proyectiles  helados  con   un movimiento de su varita. El bombardeo cayó sobre el joven, pero los interceptó con un muro de piedra. Aun así, su oponente era descendiente directo de una casa ducal; aprovechó al máximo su maná para congelar la pared y luego romperla. Un instante  después, todos sus  proyectiles desaparecieron.

Su Excelencia se mordió el labio y luego avanzó, invocando una nueva tormenta de disparos de hielo a medida que avanzaba. Parecía decidida a desafiar al joven de cerca, usando sus hechizos para distraerlo de su cargo. Una vez que estuvo dentro del alcance de su estoque, ella lo arrojó directamente hacia él… pero no le sirvió de nada. El joven bloqueó su hoja obviamente fina con su arma aparentemente de madera. No había movido un solo paso.

De repente, Su Excelencia dejó de moverse. Por qué había—

El suelo bajo sus pies se había convertido en barro y luego congelado. Los hechizos elementales la asaltaron no solo desde el frente sino desde todos los lados, aunque el bombardeo parecía no ser letal.

“Entonces, ese es el compañero de la famosa Dama de la Espada, el Cerebro de la Dama de la Espada”, dije.

“Su dominio del control de hechizos es intimidante, aunque se rumorea que es un tipo desvergonzado que acompaña a Su Excelencia a pesar de carecer del maná para lanzar hechizos avanzados”

En un instante, el comportamiento de Gil-sama dio un giro. Su frivolidad se desvaneció sin dejar rastro, dejando solo un frío glacial que me hizo retroceder.

“¿Eres denso?” él dijo.

“Si vas a caer en esa tontería, empaca y regresa al este”

Me tomó un momento recomponerme y preguntar:

“¿Qué quiere decir, mi señor?”

“Allen,  ¿desvergonzado?  ¿Qué han  estado haciendo con su tiempo los agentes de inteligencia de la casa principal?”

Su tono era de lástima.

“P-Pero mi señor”, argumenté confundida.

“Por lo que puedo juzgar en base a la información en circulación pública…”

“Eso hace un doble”

“¿Mi señor?”

“¿Estás realmente sin cerebro? ¿Acaso eres ciega?”

“¿Es un qué?”

“¿Quiso decir que la información sobre el Cerebro de la Dama de la Espada, no la Dama de la Espada misma, estaba siendo falsificada?”

Gil-sama ignoró mis preguntas y dirigió su atención al campo de entrenamiento, donde Su Excelencia parecía estar bajo presión. Cruzó su estoque y su varita, y se materializaron numerosas y brillantes lanzas de hielo pálido. Era el famoso hechizo de hielo avanzado Swift Ice Lances. Su habilidad era impresionante; Nunca me hubiera imaginado que era una estudiante.