Koujo Denka (NL)

Volumen 3

Capitulo 2: Preguntó Nerviosa

Parte 2

 

 

“¿Quién podría ser tan temprano en la mañana?” me pregunté en voz alta.

“Lydia, ya terminé de arreglarte el cabello”

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“Hmh…”, respondió ella.

“No te duermas, ahora”.

“No lo haré”.

Cielos

Tenía toda la intención de volver a dormir, a pesar de que arruinaría su ropa. Sin embargo, no hubo tiempo para detenerse en eso, ya que el golpe se repitió.





“Sí, estaré allí enseguida”, llamé mientras me apresuraba. Pero cuando llegué a la puerta, descubrí que ya estaba abierta.

¿Hmm?

Solo otra persona, además de Lydia, tenía un duplicado de la llave de mi alojamiento. Abrí la puerta y entró una chica del clan de los lobos con su uniforme escolar: mi hermana menor, Karen. Se veía sombría, y pude ver que había estado llorando.

No estaba usando su boina o chaqueta, sus orejas estaban planas y su cola colgaba desanimada.

“¿Karen?” Yo pregunté.

“¿Qué te trae por aquí tan temprano?”

“¡Nii-sama!” ella gritó y se arrojó sobre mí.

“Wow”, dije, abrazándola.

Ella tembló levemente y comenzó a llorar. Le acaricié la espalda y esperé a que se calmara mientras sus lágrimas empapaban la pechera de mi camisa.


“¿Qué sucedió…?” Pregunté suavemente.

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Después de llorar un poco más, Karen logró pronunciar una palabra:

“Stella”.

“¿Qué pasa con Stella-sama?”

“Ella se ha ido. Desde anteanoche.”

Karen hizo una pausa y luego agregó:

“La esperé con Felicia, pero ella tampoco regresó ayer. Dije que era fuerte, que estaría bien, pero yo… yo la lastimé. Si tan solo la hubiera escuchado antes…”

“Karen”  dije,  acariciando   su   espalda  tan suavemente como pude para que mis sentimientos

la alcanzaran.

Mi hermana parecía distante a primera vista, pero se preocupaba por sus amigos más cercanos tanto como cualquiera. La idea de que podría haber causado daño a uno de ellos la estaba haciendo sentir miserable.

“No te preocupes. Todo va a estar bien”

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“Nii-sama… Gracias”.

Clavó sus dedos en mi camisa y enterró su rostro en mi pecho. Como vicepresidenta del consejo estudiantil, debe haber estado poniendo cara de valiente en el dormitorio todo este tiempo.

Lydia se había acercado detrás de mí.

“Y ahí lo tienes”, le dije mientras frotaba la cabeza de mi hermana.

“Voy a salir. No te otorgues unas vacaciones mientras no estoy”

“No seas idiota”, respondió

“Lydia. Karen, dale algo de espacio”

Karen me miró con ojos que decían: “Nii-sama, ¿tengo que hacerlo?” Mi hermana era adorable, más adorable que nadie en todo el mundo. No abandonaría mi deber como su hermano mayor, ni me sometería a las amenazas del albatros.

“¿Puedo hacerte algunas preguntas?” Yo dije.

“No le has dicho a Tina, Ellie o Lynne, ¿verdad? ¿Está Felicia en la academia?”

“No les he dicho”, respondió ella.

“Vinieron a verla ayer, pero les dije que estaba resfriada. Le di a la academia la misma excusa. Stella esta…”

Los sonidos de una carrera desgarbada la interrumpieron cuando una niña con anteojos, vestida con un uniforme escolar y con el cabello largo y despeinado llegó a la entrada, jadeando pesadamente. Tan pronto como llegó, apoyó las manos en las rodillas y comenzó a jadear. No estaba seguro de dónde era seguro mirar.

“K-Karen”, jadeó,

“¡N-no me dejes así! ¡¿Estás tratando de detener mi débil corazón mental y físicamente?! No puedo darme el lujo de morir mientras… ¿Es un mal momento?”

Una mirada a mi hermana con sus brazos alrededor de mí y el albatros detrás de nosotros parecía haberle dicho todo lo que necesitaba saber.

“Si tu corazón se detiene, te traeré de vuelta con mi magia relámpago”, respondió Karen.

“¿Y estás segura de que quieres hablar así frente a mi hermano?”

“¡A-Allen!” exclamó la chica, sobresaltada.

“No dejes que te moleste, Felicia”, le dije.

“¿Tienes alguna idea de dónde podría estar Stella?”

Felicia bajó la cabeza y apretó sus pequeñas manos.

“Ninguna”, respondió ella con voz temblorosa.

“Pensé en la mansión Howard, pero Tina y sus amigas no la han mencionado”.

“Ya veo. Seguiré con algunas conjeturas propias.”

“¡E-Entonces déjanos ir contigo!”

“Ambas tienen clases a las que asistir. Y tú, Felicia”—Extendí una mano y golpeé suavemente su   frente  con mi dedo índice,  haciéndola tambalearse—

“Necesitas cuidarte. No olvides nuestra promesa.”

“… Está bien”, murmuró, presionando una mano en su frente.

Karen me dio una mirada que preguntaba: “¿Qué promesa?” pero moví la mano para desviar la pregunta.

“Te avisaré cuando la encuentre”, les prometí.

“Permíteme ocuparme de esto por el momento”.

Ambas chicas se quedaron en silencio. Felicia luego asintió y Karen pronto hizo lo mismo en mis brazos.

“Por favor”, dijo,

“Salva a nuestra mejor amiga. Lydia-san, te quedaste a pasar la noche, ¿no? Deberías mostrar más conciencia de tu posición como hija del Duque Leinster. Ese tipo  de comportamiento  está estrictamente prohibido”.

“¡¿Disculpa?!” espetó Lydia.

“Él es mío, y yo… ¡Suéltalo ya!”

“No finjas que no dormiste en la cama de Nii-sama, usando una de sus camisas como camisón”


Lydia se sonrojó de un rojo brillante mientras su boca se agitaba sin decir palabra. Karen estaba de mal humor. Nunca supe si eran amigas.

En el momento en que solté a Karen, ella y Lydia se prepararon para la batalla conmigo atrapado entre ellas. Agarraron las empuñaduras de su daga y espada, respectivamente, y desplegaron una docena o más de fórmulas de hechizos. ¿Se dieron cuenta de que demolerían la casa si se soltaban aquí?

Felicia se puso pálida.

“S-Sabía que no tenía ninguna posibilidad…” murmuró enigmáticamente.

No pude forzar el corazón de la joven enfermiza, así que intervine en las fórmulas de hechizo y las desmantelé con un chasquido de mis dedos.

“Hay un momento y un lugar para estas cosas”, les advertí a la pareja con cierta severidad.

“Karen empezó” protestó Lydia.

“Creo que tienes gran parte de la culpa, Nii-sama”, respondió Karen casi simultáneamente.

“Lydia, ve al palacio”, le dije.

“Llegas tarde. Karen, Felicia, regresen a la academia, y no se olviden de informarles a las niñas y al personal que la presidenta del consejo estudiantil estará ausente nuevamente”

***

 

 

Se me escapó un gemido cuando me desperté con los deslumbrantes rayos de sol de la mañana a través de las ventanas con marcos blancos. Qué hora era—

Me incorporé de un salto y me volví hacia un lado.

“¡Karen, Felicia!” Grité.

“¡Esto es horrible! Nos dormi…”

No había señales de mis mejores amigas, quienes normalmente habrían respondido: “Lo lograré con tiempo de sobra. ¿Qué haremos con el desayuno?”

y “Stella, Karen, siéntanse libres de dejarme atrás”. Mi mente se estaba enfriando.

Así es. Me escapé del dormitorio anteayer y…

Alguien llamó. Probablemente fue Shelley.

Me escondí debajo de las sábanas y cerré los ojos con fuerza. Mis sentimientos no cambiarían. De todos modos, no podía decidir nada por mi cuenta; lo máximo que podía hacer era quedarme aquí y deprimirme. Tal vez ser expulsado no sería tan malo. Podría dejar mi nombre en los anales de la Royal Academy: la expulsión de una chica que era hija de un duque y presidenta del consejo estudiantil sería una desgracia sin precedentes. Mi corazón se estremeció ante el mero pensamiento de ello. ¿Qué le diría a mi padre? Seguro que se enfadaría.

Los rostros de Karen, Felicia, Tina y Ellie parecían asomarse detrás de mis párpados. Me retiré más profundo debajo de las mantas.

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¡Para! ¡No me mires así! Yo… yo no soy tan talentosa como tú. No puedo seguir, y tampoco puedo decidirme. No puedo dar ni un solo paso adelante. Lo logré cuando me inscribí en la Royal Academy, pero… ahora estoy demasiado asustada. Déjame en paz. Y-Yo soy…

“Entonces, esta es la villa de los Howard”, dijo una voz tranquila no muy lejos.

“Es mucho más grande de lo que imaginé que sería. Dicho esto, es propio de la Sra. Walker mantenerlo en perfectas condiciones, incluso cuando no está en uso”.

¿Qué? ¡¿C-Cómo?!

Había cerrado las puertas y ventanas e incluso las había sellado en buena medida con múltiples capas del hechizo de barrera más fuerte que pude reunir. Miré por debajo de mis sábanas y vi a un hombre joven con cabello castaño claro y ojos amables.

“Buenos días”, dijo.

“B-Buenos  días, Alle—Quiero  decir,  ¡¿cómo entraste aquí?!”

“A través de la entrada. La señora Walker me dijo dónde encontrar la villa”

Estaba sin palabras. Mis barreras estaban a solo unos pasos de distancia, pero ni siquiera me había dado cuenta de que las había violado.

“¿Tienes algún asunto conmigo?” —pregunté, haciendo un esfuerzo por sonar fría.

“No iré a la escuela y no tengo nada que decirte”.

“Eso no es cierto.”

“¿No es así?”

“No. Estás mintiendo”

Me mordí el labio y mis lágrimas se derramaron. Había visto a través de absolutamente todo. Estaba mintiendo. Sabía que mis queridas mejores amigas me buscarían por todas partes cuando se dieran cuenta de que me había perdido, y por eso me había retirado a esta villa en desuso durante mucho tiempo. Cada casa ducal poseía varios dentro y alrededor de la capital real, y este en particular solo era conocido por Shelley y algunos otros, ni siquiera Tina y sus amigos lo sabían. Karen y Felicia no tuvieron la oportunidad de conocer a la criada principal de los Howard, entonces, ¿Qué harían? ¿A quién acudiría primero Karen?

Fue un truco sucio. No puedo creer que sea tan cobarde.

Ni siquiera había sido capaz de acercarme a él yo mismo. En cambio, había abusado de la amabilidad de mis mejores amigos para llamarlo aquí.

Allen-sama se sentó en la cama.

“Querías preguntarme algo, ¿no?” él dijo.

“No hay nadie aquí excepto nosotros, por lo que no te escucharán”.

Quería esas palabras, las quería desde hace tanto tiempo, pero todavía estaba demasiado débil para responder. No podía adivinar cuánto tiempo pasó antes de que finalmente lograra decir débilmente:

“Allen-sama.”

“¿Sí?” respondió.

“¿No te molestó? Lydia-Ojou es extraordinaria. Tú también, pero… cuando diste una conferencia en la Royal Academy, dijiste que no puedes lanzar hechizos avanzados. Debes haber sufrido muchas burlas e insultos por eso. ¿No querías alejarte de personas más extraordinarias que tú?”

“Uhm…” Consideró mis preguntas por un momento.

“Me avergüenza admitir esto, pero es cierto que estar con ella me ha ganado más que mi parte justa de comentarios desagradables”.

Su tono era relajado, y me di cuenta de que estaba sonriendo genuinamente por su propia locura.

“Entonces…”

“Pero nunca pensé en dejarla por eso”, declaró sin dudarlo.

Él no era como yo. Podía sentir la profunda, profunda oscuridad acercándose.

“Por otro lado, no sé si esa fue la elección correcta”.

“… ¿Qué?” Miré al Allen-sama. Había un tinte de soledad en su sonrisa.

“Su Excelencia, Lydia Leinster, es innegablemente una genio. Es la persona más fuerte, más noble y más hermosa que he conocido. Me he preguntado si realmente tengo algo para contribuir a su crecimiento”.

“P-Pero”, protesté, “ustedes dos se complementan perfectamente”.

“Ella es ‘Su Excelencia, Leinster’, y yo soy ‘un huérfano criado por animales’.”

Jadeé.

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“Hay algunas cosas de las que la hija mayor de un gran noble y el hijo adoptivo de una pareja del clan de los lobos simplemente no pueden hablar entre ellos”, continuó.

“Ha habido muchas cosas que no pude decirle ni siquiera a ella. Pero al mismo tiempo, es cierto que no tengo estatus, autoridad o incluso mucho maná”

“Lo sien—”

“No lo estés”, dijo Allen-sama antes de que pudiera terminar mi disculpa. Había convicción en su voz.

“Me considero muy afortunado de que mis padres me acogieran. Tengo una hermanita adorable, por un lado. Y aunque hay muchas personas más excepcionales que yo, e innumerables personas con más maná, eso no significa que no me esforzaré. Mi mamá siempre me decía: ‘¡Haz lo mejor que puedas, trata de sonreír y sé amable con tus amigos y familiares! Pero recuerda: no necesitas compararte con otras personas’.”

Me tomó un largo momento responder.

“Eres fuerte, Allen-sama. Yo nunca podría vivir así. Después de todo…” Las lágrimas oscurecieron mi visión.

Traté de limpiarlas, pero se negaron a detenerse. Apreté los dientes y grité:

“¡Karen es realmente increíble! ¡No puedo estar a la altura de ella en nada! Pero debido a que ella es una bestia y no una noble, no pudo ser presidenta del consejo estudiantil… y el honor recayó en mí, ¡solo porque soy ‘Su Excelencia, Stella Howard, la futura duquesa Howard’!”

Estaba vomitando los sentimientos oscuros que se habían estado acumulando dentro de mí durante tanto tiempo.

“Y aunque Felicia es físicamente frágil, es muy, muy fuerte de corazón”, continué.

“Ella elige su propio camino y se apega a él, incluso si hacerlo la lleva a través de un páramo. Así es ella, aunque nunca me di cuenta. Nunca podría decidir dejar la Royal Academy por mi propio futuro como lo hizo ella…”

La oscuridad estaba envolviendo mi corazón. Necesitaba parar. Esto estuvo mal. Y todavía…

“Incluso Ellie y Lynne claramente tienen más talento para el manejo de la espada, las artes marciales y la magia que yo. Dudo que pueda derrotarlas ahora. Incluso podrían graduarse antes que yo; por un lado, no tengo la energía para asistir a clase”.

No sirvió. Una vez que las palabras comenzaron a salir de mi boca, no pude detenerlas. Mi desprecio por mí mismo me desgarró el corazón.

“Y mi hermana pequeña Tina ha dominado el Blizzard  Wolf,  un                hechizo supremo.           ¡Fue despreciada como ‘la niña maldita de los Howard’! ¡No podía lanzar un solo hechizo! Pero aun así lo logró, mientras que yo ni siquiera podía empezar a entenderlo. Nuestro padre ahora debe considerarla su sucesora, aunque no hay nada más que pueda hacer con mi vida. Todo mi arduo trabajo fue en vano”.

Mi voz comenzó a disminuir con el agotamiento hacia el final. Dejé caer la cabeza, me desplomé hacia delante y me tapé la cara con las manos.

“Cuando veo de lo que es capaz Lydia-Ojou, es difícil de creer que ambas venimos de casas ducales,” grazné.

“Ella es como… como uno de los héroes de los cuentos de hadas, que utilizó sus grandes hechizos para salvar el mundo. Y tendré que enfrentarla como un igual algún día. no puedo hacerlo. Es simplemente imposible.”

La Dama de la Espada y el Cerebro de la Dama de la Espada: los había idolatrado a ambos. Mi corazón había saltado con cada nuevo informe de sus hazañas. Sin embargo, cuando fui testigo de su poder por mí misma… fue mucho más allá de lo que había imaginado. Demasiado más allá. Y en ese momento, no pude evitar darme cuenta de algo.

Mi cuerpo tembló. Mis lágrimas se negaron a detenerse. Todos a mi alrededor estaban llenos de talento. Todos tenían un futuro brillante por delante. ¿Pero yo? No había nada en mi futuro sino una profunda oscuridad.

“Yo… no sé… Qué debo hacer…”

Oh. Lo dije.

No me había quejado con nadie desde que mi madre falleció. Yo era Stella Howard, la futura duquesa de Howard y la confiable presidenta del consejo estudiantil de la Royal Academy; lloriquear así era completamente inapropiado.

El silencio llenó la habitación. Allen-sama debe haber estado disgustado conmigo, ¿y quién podría culparlo? Fui patética. Pero para mi sorpresa, lo que escuché a continuación fue… el sonido de los aplausos.

“Stella-Ojou”

Levanté la vista para encontrar a Allen-sama con su sonrisa habitual. Yo estaba desconcertada; ¿Por qué se veía feliz?

“¿Qué dirías si te saltases clases hoy y te unieras a mí en una cita en la ciudad?” él dijo.


“… ¿Eh?”

Mi mente se congeló y luego se descongeló unos momentos después.

¡E-Espera! ¡¿Por qué?!

Mi cabeza daba vueltas. Miré a mi alrededor, pero no había nadie más en la habitación.

¿Conmigo?

“También les avisaré a Karen y Felicia”, agregó Allen-sama.

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Conjuró dos pajaritos verde jade en el aire, y se posaron en su mano. Luego se acercó a una ventana y la abrió, dejando entrar una brisa de principios de verano. Los pájaros frotaron sus cabezas contra la mano de Allen-sama, luego extendieron sus alas y volaron afuera.

“Ahora, ¿Vamos?” él me preguntó.

“¡¿Allen-sama?! ¡Eep! Uhm…”

Tartamudeé     con     incredulidad      mientras     me levantaba en sus brazos y mi manta se caía.

Oh. Los hombres realmente tienen manos grandes, incluso cuando son tan delgados… ¡Espera un segundo! ¡T-Todavía estoy en camisón y mi cabello es un desastre! ¡N-No puedo salir luciendo así!

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