Koujo Denka (NL)

Volumen 3

Capitulo 1: Allen-Senpai

Parte 3

“Lo sentimos”, respondieron los tres tímidamente.

Me alegré de que mis alumnas fueran chicas tan honradas, aunque decidí que trabajaran en corregir sus excesos ocasionales en el futuro.

“Bien dicho”, les dije.

“Ahora, una vez que hayas terminado sus bebidas, nos dirigiremos a la mansión Leinster. Y sin pastel, Anna-san se molestará si estropeas tu apetito para el almuerzo”

***

Cuando hacía buen tiempo, daba mis lecciones en los patios interiores de las residencias ducales. Era una época agradable del año y no había nada que me impidiera impartir mis conocimientos al aire libre, si la lluvia y el viento lo permitían.

El problema eran los ejercicios prácticos: las dos hijas de los Duques acumulaban demasiado poder en sus hechizos para lanzarlos en interiores. Causó problemas, y el estrés de romper muebles y enseres domésticos costosos en cada lección amenazaba con causarme dolor de estómago. La solución fue simplemente que lo hicieran afuera; Tuve la suerte de que ambas casas ducales mantuvieran amplios jardines en sus residencias en la capital real. El director se había negado a dejarnos usar el campo de pruebas prácticas de la Royal Academy, quejándose de que la idea le recordaba sus pesadillas de los exámenes de ingreso. Para ser justo con él, no me extrañaría que Tina y Lynne volaran el lugar por las nubes.

Las chicas se pararon frente a mí en su ropa casual, haciendo magia con todo lo que valían. Tina estaba controlando una tormenta de nieve dentro de una barrera resistente al hielo de grado militar, mientras que Lynne hizo lo mismo con un infierno dentro de una barrera que ella misma había erigido. Estaban usando fórmulas de hechizo intermedias, pero la fuerza             resultante     rivalizaba  con  un  hechizo avanzado. Me estremecí al pensar lo que eso presagiaba.

“Tina”, la llamé,

“Estás desperdiciando maná. Intenta permanecer consciente del poder de tu hechizo”

“¡S-Sí, Sensei!” respondió la chica de cabello platino.

“Lynne, tu barrera se está desmoronando en varios lugares. Cuida los detalles. Veo que has mejorado considerablemente”

“¡Si!” respondió la pelirroja. Luego se burló de Tina con un burlón

“Hah”

“¡Lyyynne!”

Tina mordió el anzuelo y apartó la mirada de la ventisca, que aumentó su poder a medida que se formaban grietas en la barrera resistente al hielo. Me hubiera gustado dejarlas continuar un poco más, pero hay prioridades. Intervine y desmantelé los hechizos, trayendo miradas de asombro a los rostros de ambas chicas.

“¿Cuántas veces debo decirles que no pueden jugar mientras manejan magia?”

Las regañé.

“Me alegro de que sean tan buenas amigas, pero consideren el momento y el lugar”.

“¡No estábamos ‘jugando’ y no somos amigas!” la pareja protestó al unísono.

“Tomemos un descanso”, sugerí después de una pausa.

“Han estado practicando sin parar desde que terminaron el almuerzo”

En serio. Sé que ninguna de las dos ha tenido una amiga de su misma edad antes, y entiendo por qué se obsesionan tanto la una con la otra, pero me gustaría que aprendieran a controlarse. Oye, no pelees con tu flequillo como—

Un tirón en mi manga izquierda descarriló mi línea de pensamiento. Era Ellie, quien, a diferencia de las otras chicas, vestía su uniforme escolar.

“A-Allen-sensei”, dijo,

“p-por favor, láveme a mí también”

Un momento después, dejó escapar un pequeño suspiro de vergüenza cuando se dio cuenta de que había hablado mal.

“Tienes razón”, respondí.

“Disculpa, ¿hay alguien por aquí?”

“A su servicio”

Respondió una digna sirvienta de cabello castaño oscuro, que apareció sin hacer ruido. Su nombre era Emma, y una vez me dijo que tenía ascendencia sureña por parte de su madre. La seguía un grupo de sirvientas que empujaban un carro. Parecía que estaban completamente preparadas.

“Té para Tina y Lynne, por favor”, le dije a Emma.

“¡Sensei!” Tina protestó.

“¡Nii-sama!” Lynne se unió a ella.

“Ciertamente, Sensei”, respondió Emma.

“El té de hoy es una mezcla de hierbas calmantes”.

“Muchas gracias”, dije.

“Ellie”.

“S-Sí Sensei”, respondió Ellie.

“Esas dos se han vuelto delincuentes y no me escuchan”.

“S-Soy una buena chica, Sensei”, tartamudeó Ellie.

“Me alegra oírlo. En ese caso, practiquemos juntos”

“¡S-Sí Sensei!” respondió el ángel tímido y luego se rio.

“¡Hmph!”

Una de mis estudiantes delincuentes se enfureció.

“Usted siempre es así, Sensei”

“Nii-sama”, agregó la otra,

“He enmendado mis caminos. Déjame unirme a ti”

“Ustedes dos, por favor, siéntense”, ordenó Emma.

Después de un breve silencio, agregó:

“De lo contrario, le mostraré a Allen-san la grabación de su fiesta de pijamas la semana anterior”

Eso pareció asustar a Tina y Lynne, quienes rápidamente se sentaron correctamente en sillas tan separadas   entre  sí como  pudieron. Emma ciertamente sabía cómo manejarlas, no era de extrañar que Anna la hubiera recomendado. Según su propio relato, ocupaba el cuarto lugar en la Sociedad para vigilar a Lydia-Ojou y Lynne-Ojou en público y en privado.

Una parte de mí tenía curiosidad por conocer a los dos miembros que aún no había conocido, y otra parte de mí esperaba no hacerlo.

Asentí con la cabeza a Emma, y rápidamente completó sus preparativos antes de retirarse con una sonrisa. Se dio cuenta de que había asuntos que no podíamos discutir en su presencia y estaba siendo considerada.

“Ahora”, le pedí a Ellie, “¿por qué no me muestras qué tan bien puedes controlar la fuerza de tus hechizos y lanzarlos dentro de una barrera?”

“S-Sí Sensei.”

La sirvienta con uniforme escolar agitó las manos con una mirada de tensión nerviosa en su rostro. Y luego…

“¿C-Cómo lo hice?”

“Maravillosamente”, respondí.

Tina y Lynne mantuvieron un silencio sepulcral. Ellie había activado un hechizo de viento intermedio dentro de una barrera del tamaño aproximado de una caja de madera para almacenar vino. Cuando se trataba de control fino, estaba varios cortes por encima de las otras dos chicas.

“A-Allen-sensei, me gustaría un masaje en la cabeza”, solicitó, quitándose la boina y dando medio paso hacia mí.

Estoy tratando de reparar ese mal hábito mío… pero ¿qué opción tengo?

“Eres increíble, Ellie”, le dije a la feliz sirvienta mientras le acariciaba suavemente la cabeza.

Tina y Lynne se pusieron de pie de un salto y golpearon la mesa con ambas manos.

“¡Sensei!”

“¡Nii-sama!”

“Sensei, su té se enfriará”, les reprendí.

“Por favor siéntense”

“¡Oh, es tan malo, Sensei!” Tina se enfureció conmigo.

“Eres tan malo, Nii-sama”, repitió Lynne.

La pareja volvió a sus asientos y comenzó a beber el té de hierbas que Emma había preparado para ellos mientras comían pasteles con mermelada. Me preguntaba si dejarían algo para nosotros.

Ellie acababa de dominar el control de la fuerza y lanzar dentro de una barrera. En ese caso…

“Ellie, ¿qué te gustaría aprender a continuación?” Yo pregunté.

“Uhm, bueno”, tartamudeó,

“M-Me gustaría aprender magia avanzada”.

“¿Magia avanzada?” repetí pensativo.

Ellie era capaz de usar seis de los ocho elementos clásicos: fuego, agua, tierra, viento, hielo y oscuridad. Luchó con los relámpagos y la luz, pero aun así fue un logro digno de mención teniendo en cuenta que la mayoría de los hechiceros solo podían comandar un solo elemento. Sin embargo, debido a que   había  priorizado  la magia  elemental  e intermedia, aún tenía que aprender un hechizo avanzado.

“Puedo enseñarte las fórmulas de los hechizos, pero me falta el maná para mostrarte un ejemplo”

Me disculpé, agachándome para mirar a Ellie a los ojos.

“Le pediré a Tina o a Lynne que te ayuden”

“A-Allen-sensei.”

La sirvienta se sonrojó, juntó las manos sobre el pecho y me miró fijamente.

“¡C-Creo que podrías hacerlo si vincularas maná conmigo!”

Debería haberlo visto venir…

“Vincular maná”

Era exactamente lo que parecía: la capacidad de conectar el maná de otra persona con el mío. Hacerlo me otorgó la capacidad de usar el maná de esa persona, aunque la vinculación demasiado profunda tuvo el desafortunado efecto secundario de hacernos incapaces de ocultar nuestras emociones entre nosotros. Hasta ahora, me había vinculado con el albatros, Lydia, mi hermana menor Karen y Tina. En los tres casos, lo había hecho en respuesta a una emergencia que no me dejaba alternativa.

Esto requería una negativa cortés.

“Sinceramente aprecio el sentimiento”, le dije a Ellie, “Pero debo hacerlo con moderación. Estoy seguro de que aprenderás a lanzar los hechizos incluso sin mi ejemplo a seguir”

“C-Cuando esté en problemas, como el otro día”, tartamudeó Ellie,

“¡Q- Quiero ayudarlo, ¡A-Allen-sensei!”

Dos meses antes, había luchado contra Gerard, el segundo príncipe del reino, con quien tenía una historia, por segunda vez. Lydia prácticamente se había ocupado de todo el lío por su cuenta, pero una vez que el polvo se asentó y Ellie y Lynne recuperaron la compostura, no perdieron el tiempo antes de acribillarnos con una andanada de preguntas.

“¡T-Tina-Ojou  eso  fue  increíble!”  Ellie  había exclamado.

“¡Fue como esa vez en la mansión Howard!”

“Lo mismo ocurre con mi Onee-sama”, había agregado Lynne.

“Nunca antes había visto un Firebird blanco”

“¿Cuál es el significado de este?” ambas habían exigido.

El albatros había desestimado mis intentos de desviarlas bruscamente:

“Ya es demasiado tarde. Solo díselo”

Como resultado, les había hablado de mi habilidad; Frigid Crane, el gran hechizo que habitaba dentro de Tina; sobre el diario de una hechicera desconocida que había pedido al director que descodificara; y sobre el vestigio del gran hechizo Radiant Shield que Gerard había utilizado. Se habían sorprendido, pero parecían aceptar mi explicación. El espectáculo de la Scarlet Sword de Lydia había sido un argumento convincente.

Había reservado algunos asuntos solo para los oídos de Lydia. Incluían el informe incierto de que la madre de Tina, la Duquesa Rosa Howard, pudo haber sido asesinada; las verdaderas circunstancias detrás de la muerte de los padres de Ellie; y las palabras que Frigid Crane me había dicho durante la batalla: “Clave” e “Imitación”. El señor y la señora Walker le contarían a Ellie sobre sus padres en su propio tiempo. Mientras tanto, la muerte de la Duquesa Rosa estuvo envuelta en demasiado misterio. Después de todo, quedó totalmente sin resolver a pesar de las investigaciones de dos de los Cuatro Grandes Ducados.

“Muchas gracias”

Dije, sonriendo a la encantadora doncella,

“Pero confiar tu maná a otra persona es más peligroso de lo que imaginas. Por favor, piensa en ti primero”

Ellie no respondió de inmediato.

“Tina-Ojou no dejará de jactarse de ello con Lynne-Ojou y conmigo”, dijo finalmente.

“¿Tina…?”

Pregunté, mirando a la joven ocupada devorando pasteles. Culpable de los cargos.

noble que estaba Ella fingió silbar.

“Nii-sama”, intervino Lynne, levantando la mano.

“No creo que sea justo que la Señorita Primer Lugar sea la única. Dame una oportunidad.”

“No”, respondí claramente.

“En ese caso, Nii-sama, no quiero tener nada que ver contigo”.

La pelirroja se enfurruñó, dándome la espalda con un pastel todavía agarrado en una mano.

“¿Oyeron eso, ustedes dos?”

La chica de cabello platino cantó triunfalmente.

“Nuestro maestro dice que no, así que sean buenas deportistas y tiren la toalla. Ahora, ¿quiere lanzar hechizos avanzados, Sensei? ¡No digas más!”

Ella saltó y aterrizó sobre sus pies.

Ahora; eso no era muy propio de una dama.

“¡Vamos, Sensei! Vincula maná con—”

“Quédate quieta”, le dije mientras sacaba un pañuelo.

“Listo; así esta mejor. Tenías una mancha de mermelada en la cara”

“G-Gracias”

Lynne también se me acercó, su flequillo anunciando su disgusto.

“Nii-sama”, dijo,

“No puedo aprobar la forma en que la mimas. ¿No estás de acuerdo, Ellie?”

“¡S-Sí Sensei!” Ellie se unió.

“¡C-Creo que Tina-Ojou está siendo injusta!”

“¡N-No lo soy!”

Tina protestó y el trío comenzó a retozar. Era otro día tranquilo.

Le pediré a Tina o Lynne que demuestren un hechizo avanzado para Ellie una vez que se calmen.

Pensé mientras tomaba su lugar en una de las sillas. Estaba a punto de tomar un sorbo de té de hierbas cuando un toque en mi hombro me interrumpió. Me giré para mirar y sentí un dedo índice pinchar mi mejilla.

“Te lo creíste”, anunció la recién llegada con una risa triunfal.

“Qué tonto”

“¿Qué te trae por aquí, Lydia?”

Pregunté después de un momento de pausa.

“Y ocultando tu maná, además”

Allí estaba una belleza con hermoso cabello escarlata largo. Era Su Excelencia, Lydia Leinster, la Dama de la Espada y el albatros alrededor de mi cuello. Como de costumbre, estaba vestida para el manejo de la espada: Su ascenso a la guardia personal de Su Excelencia tras el reciente incidente no   había  provocado  ningún  cambio  en  su guardarropa. Me preguntaba si se metería en problemas por eso.

“Esta casa pertenece a los Leinster”, respondió Lydia, mirándome fijamente.

“¿Por qué no debería estar aquí?”

“Eso no es lo que quiero decir,” dije.

“¿Qué pasa con el palacio? No puedes simplemente irte cuando se supone que debes estar protegiendo a Su Excelencia”

“Esa princesa intrigante está en una reunión con el embajador imperial”, explicó.

“El comandante de la guardia los está cuidando”

“Ya veo”, respondí después de una breve pausa.

“¿Qué?” exigió Lydia.

“¿Tienes algún problema con eso?”

“Sabes que no lo hago”, le aseguré.

“¿Cómo está Su Excelencia? Su Majestad dijo eso, cuando tenga la oportunidad… Etcétera, etcétera.”

Lydia se quedó inquietantemente silenciosa.

“¿De verdad necesitas hacer un esfuerzo para hablar con ella?” preguntó finalmente.

¡Me estás asustando! ¡¿Está tan mal preguntar por una antigua compañera de clase?!

“¿Ocurre algo?”

Pregunté mientras el albatros me examinaba.

“Vas a estar demostrando hechizos avanzados, ¿no?”

Ella respondió después de un momento.

“Así que escuchaste eso. ¿Estarías dispuesta a ayudar?”

“Está bien”, estuvo de acuerdo, extendiendo los brazos.

“Uhmmm”

“¿Por qué estás haciendo eso, Lydia?”

Pregunté, dándole una mirada burlona.

“¡Uhmm!”

“No, eso no es lo que quise decir. Me gustaría que demostraras…”

“¡Uhmm!”

Su súplica era insistente, y había una llamada de afecto en sus ojos. Ella debe haber tenido una experiencia desagradable.

Mis   tres   alumnas   estaban   presentes,  y presumiblemente  también  había  sirvientas escondidas, así que tomé suavemente las manos de Lydia en lugar de abrazarla y establecí un vínculo extremadamente superficial, lo suficientemente débil como para sentir solo la esencia de sus emociones. En pocas palabras, Lydia estaba de mal humor.

“Vamos”

Me presionó después de un prolongado silencio.

“Solo tomaré prestado un poco. Ellie”

“¡S-Sí Sensei!”

Respondió la sirvienta, sorprendida de su diversión con las otras chicas.

“Oh, ¡¿Lydia-sensei?!”

Ese comentario llamó la atención de los demás.

“L-Lydia-san”, exclamó Tina.

“¿Cuándo llegaste aquí?”

“Bienvenida a casa, Onee-sama”, agregó Lynne.

Las tres trotaron hacia nosotros, con los ojos muy abiertos. Me puse de pie y traté de soltar las manos de Lydia, solo para encontrar que las mías se mantenían firmes.

“Eso duele, ¿sabes?”