Koujo Denka (NL)

Volumen 3

Capitulo 1: Allen-Senpai

Parte 2

Pregunté cuando entramos en un pasillo y nos dirigíamos a la salida del edificio.

“Aburrido”, respondió.

“Ha estado tranquilo desde que tú y Lydia-anego se graduaron”

“Lo haces parecer como si fuéramos los únicos en el centro de toda la conmoción”, dije después de una pausa.

“Dame un descanso. Aquí también hay sirvientas de los Howard, y no querrías que pensaran que yo estaba involucrado en todo lo que ella tramaba”

“¿Eh? ¿No era así?” Gil me miró desconcertado.

¡¿Él ni siquiera lo duda?! Bueno, tiene razón cuando se trata de los últimos cuatro años…

“Me alegro de haber venido”, dijo Gil.

“Aclárame una pregunta que me ha estado molestando durante años”

“¿Qué pregunta es esa?”

“La renombrada Dama de la Espada de nuestro reino ha acumulado más logros y hazañas de audacia de las que puedo contar”, explicó.

“Ella debe haber ganado una fortuna además de toda esa fama. Pero ya sabes cómo es la Anego, así que me preguntaba cómo llevaba un registro de todo. Supuse que lo habría desperdiciado en… Allen-senpai”

“¿Uhm? Sigue” le presioné.

“Sigue hablando”

“¡Q-Que casualidad!” Gil tartamudeó.

“¡¿Para qué estás sosteniendo ese orbe de video?! ¡¿Qué planeas hacer con eso?!”

“Se lo voy a mostrar a Lydia”, le dije.

“Cuando ella visite la universidad…” Dejé que mis palabras se apagaran y luego agregué,

“No me mueras, Gil”

“¡T-Ten corazón, senpai!” protestó.

“Sé que amas tanto a Lydia-anego que golpeaste al Príncipe Gerard hasta convertirlo en pulpa y abandonaste tu sueño de ser un hechicero de la corte solo porque él la insultó, pero eso no es excusa para vender tu—”

“Su Excelencia, Gil Algren”

Dije, tapando con una mano mi locuaz boca de antiguo estudiante de primer año,

“Creo que ya has dicho suficiente. ¿No es así?”

Y ella no fue la única razón.

Me incliné levemente ante una sirvienta de los Howard y una sirvienta de Leinster, distinguidas por las franjas azul y escarlata en sus respectivos uniformes, que casualmente pasaron junto a nosotros en ese momento. Respondieron con risas refinadas. Quizá nos habían oído.

Ugh.

Gil ahora estaba tocando mi mano, así que lo solté.

“¿Cuál es el problema?” preguntó después de jadear por aire.

“No muchos lo saben. Lo mismo ocurre con ese lío en la Royal Academy. No hay forma de detener los rumores con tantos testigos a plena luz del día, incluso cuando la familia real está involucrada”

“¡Aah!” Grité, tratando de ahogarlo.

“¡Yo no he hecho nada! ¡Eso fue solo un accidente! ¡Y no sé nada sobre ningún ‘lío en la Royal Academy’!”

“Escuché que estabas en un aprieto cuando la Anego se abalanzó para salvarte”, continuó Gil.

“¡Las chicas no dejaban de hablar de eso!”

Gruñí. Estaba aprovechando cada oportunidad para frotar sal en mis heridas. ¡Los alumnos del profesor eran malvados!

Ambos nos quedamos en silencio por un momento, y luego Gil murmuró:

“Lo dije en serio cuando dije que es aburrido. Ni siquiera la visitas”

“Sí”, respondí, confundido.

“Paso dos o tres veces por semana”.

“¡¿Qué?!” exclamó Gil.

“¡P-Pero nunca te he visto por aquí!”

“Supongo que es porque el profesor me dijo que usara su oficina cuando no está ocupada”

“Voy  a  convocar  un  concejo  estudiantil  de inmediato”, anunció Gil después de un momento de silencio atónito.

Me gustó la expresión de su rostro, y no escatimaría nada para apoyarlo. Difícilmente yo era una parte desinteresada.

Heh heh… ¿No cree que ya es hora de que se calme, profesor?

“W-Whoa”, Gil tartamudeó.

“Estás seriamente retorcido. Entonces otra vez…”

“¿Uhm?”

“Tú también lo tienes difícil”. Un segundo después, agregó:

“Vas a trabajar hasta la muerte, ¿sabes? Si la Anego te va a secuestrar por un tiempo libre, es ahora o nunca”.

“Independientemente de lo que esté sucediendo detrás de escena”, argumenté, “Esta fue una solicitud personal tanto de los Duques como de la Duquesa Lisa. ¿Podría rechazarlos?”

“De ninguna manera…” admitió Gil.

“¿Verdad? La proyección durará como máximo un mes y medio, y las entrevistas de la semana siguiente deberían ser el final de la misma. Alguien importante se hará cargo del negocio una vez que comience a funcionar en serio la próxima primavera”.

“Espero que tengas razón”, respondió Gil después de una pausa.

“Tengo mis manos llenas con la tutoría”

Una semana en el reino constaba de ocho días llamados por los ocho elementos clásicos: fuego, agua, tierra, viento, relámpagos, hielo, luz y oscuridad, de acuerdo con el Calendario Continental Unificado. Habitualmente, Día del Luz era un día de adoración y Día de la Oscuridad un día de descanso; la mayoría de la gente tenía ambos de descanso.

Tina, Ellie y Lynne pasaban los días de semana, desde el Día del Fuego hasta el mediodía del Día del Hielo, en la Royal Academy. Como resultado, nuestras sesiones de tutoría comenzaron por la tarde del Día del Hielo y terminaron por la noche del Día de la Oscuridad. Su ubicación rotaba entre las mansiones de Howard y Leinster semanalmente y, como había indicado el entusiasmo de Anna, yo estaría dando clases en la mansión de Leinster esa semana.

Pasé el comienzo de mi semana, del Día del Fuego, al Día del Viento, en mi  trabajo temporal seleccionando posibles socios comerciales. Tenía libre la mañana del Día de Luz y Día del Hielo, pero también tenía que preparar mis lecciones, lidiar con las visitas de Lydia y llamar al director en relación con los grandes hechizos y ese diario. Pasé las noches entre semana preparando notas para las niñas y buscando libros. Mi búsqueda se centró actualmente en documentos de aproximadamente un siglo de antigüedad que podrían contener registros del gran hechizo Radiant Shield que se salió de control, pero aún no había tenido suerte. No hubo relatos del incidente y hubo rastros de un esfuerzo organizado para suprimir información. En el peor de los casos, los registros podrían sobrevivir solo en los archivos del palacio. El pensamiento hizo que me doliera la cabeza. Ese había sido mi horario semanal durante el último mes y medio.

Tiene razón… Yo diría que he estado trabajando mucho. Me pregunto cómo terminaron las cosas de esta manera.

“Escuché rumores, pero ¿es cierto que tus estudiantes no son una broma?”

Preguntó Gil, interrumpiendo mis pensamientos sobre la posición en la que me encontraba.

“Están mejorando a un ritmo asombroso”, confirmé.

“No puedo esperar a ver qué harán a continuación”

“Suenas feliz”, comentó.

“Lo estoy. Están preparadas para superarme en poco tiempo”.

“¿Superarte?” repitió Gil, incrédulo.

“¿En serio? Eso es más que imposible. Además, diría que tus alumnas tienen el corazón menos puesto en superarte y más en… En realidad, no importa. Estoy impresionado de que incluso tengan las agallas para desafiar a la invencible Dama de la Espada. Pero ya sabes…”

Cuando apareció la salida, Gil dejó de caminar, se enderezó y me miró.

“Este último incidente ha dado a conocer tu nombre en todo el reino y más allá,”

Dijo con un brusco cambio de tono.

“Ese tonto, el Príncipe Gerard, ha sido puesto bajo la custodia de mi casa y sentenciado a arresto domiciliario indefinido y suspensión del servicio. La mayoría de sus aliados en la aristocracia también recibieron duras sentencias. Por otro lado, tú y tus alumnas salieron impunes, mientras que la Anego recibió un ascenso irregular a la guardia personal de la princesa. Los conservadores que han estado protestando en voz alta contra la meritocracia están rechinando los dientes y llamándote ‘portador de calamidades’. El líder de los hechiceros de la corte, Gerhard Gardner, está callado… pero todavía hay personas que intentan ponerse en contacto con Gerard. durante su arresto. Parece que tanto el servicio secreto de Algren como la guardia real también están realizando investigaciones secretas. No bajes la guardia”.

Probablemente había hecho esta visita solo para dar esa advertencia. Mi antiguo alumno era un buen hombre, aunque deseaba que actuara así la mayor parte del tiempo. Su excusa para no cambiar sus modales en la universidad, sería “Demasiado vergonzoso después de todo este tiempo”, fue poco convincente.

“Gracias,” dije.

“Yo me encargaré. Tengamos una agradable y larga conversación de nuevo en algún momento”.

“Por supuesto”

***

La avenida occidental de la capital real albergaba muchos cafés, cada uno con un techo de un color diferente. El techo de nuestro favorito era azul cielo. Había leído en algún libro que los cafés se habían multiplicado para satisfacer la demanda de las muchas instituciones educativas cercanas, sobre todo la Royal Academy. A menudo veía a los estudiantes saliendo de la escuela para disfrutar del almuerzo aquí, por lo que esa explicación era muy posiblemente correcta.

El comienzo del verano comenzaba a hacer sentir su presencia y el aire era vigorizante. Sentarse afuera había sido la elección correcta. Estaba repasando mis planes para la lección de la tarde con una taza de café en una mano cuando escuché varios sonidos corriendo enérgicamente hacia mí.

“¡Allen-sensei!”

“¡Nii-sama!”

Dos chicas con boinas y chaquetas de manga corta gritaron de alegría en cuanto me vieron. La rubia era Ellie Walker, heredera de la familia Walker, partidarios de Casa Ducal de Howard al norte. También es la sirvienta personal de Su Excelencia, Tina Howard. La pelirroja era Su Excelencia, Lynne Leinster, la segunda hija del Duque y la Duquesa Leinster. Eso la convertía en la hermana menor de Lydia Leinster, la Dama de la Espada y el albatros alrededor de mi cuello. Las había visto así docenas de veces antes, pero todavía me sorprendía lo bien que les quedaban los elegantes uniformes de verano de la Royal Academy. Las chicas se me acercaron sin disminuir la velocidad y tomaron asiento a cada lado del mío.

Ellie se rio.

“E-Esa fue mi tercera victoria consecutiva”

“Lo hice”, declaró Lynne.

“Le gané aquí esta semana”

“Por favor, tómense su tiempo, ustedes dos”, les advertí.

“No querrás tropezarte y caerte”.

“Sí, Sensei”, respondieron alegremente a coro.

Bueno.

“¿Qué le pasó a Tina?”

Les pregunté después de pedir tres aguas heladas con infusión de frutas a una camarera familiar. Ambas chicas apartaron la mirada en silencio. Esperaría eso de Lynne, pero ¿Ellie también?

Un momento después, el sonido de pisadas fue seguido por una enorme ola de maná y frío. Allí estaba una chica pequeña, uniformada, con una cinta blanca como la nieve en su cabello platino ligeramente teñido de azul. Ella sonrió sin palabras, sosteniendo su bastón, mientras innumerables copos de nieve llenaban el aire a nuestro alrededor. Ella ya había desplegado hechizos de hielo elementales y podía activarlos                              en cualquier momento.            Sus objetivos eran Ellie y Lynne.

Esta era Su Excelencia, Tina Howard. Apenas medio año antes, no había podido lanzar un solo hechizo a pesar de su gran reserva de maná. Esta joven noble también me había proporcionado tanto el ímpetu para mi carrera como tutor privado como mi razón para continuar.

Sus ataques normalmente estaban destinados en parte a la diversión. En una inspección más cercana, sin embargo, noté que había hojas adheridas a su uniforme en algunos lugares y que su cabello estaba despeinado.

Ellie y Lynne movieron sus sillas detrás de mí. Bien ahora.

“Tina”, Dije.

“Por favor, baja el bastón”.

“Sensei, por favor, hágase a un lado”

Respondió ella después de una pausa. Un mechón de su flequillo estaba parado hacia arriba.

“¡Voy a darles a las dos una muestra de cómo me siento!”

Lancé una mirada detrás de mí. ¿Qué habían hecho estas chicas?

“Tina-Ojou “, protestó Ellie, asomando la cabeza por detrás de mi espalda,

“No creo que tratar de pasar por delante de nosotras haya sido muy justo de tu parte”

“Así es”, agregó Lynne, asomando la cabeza también.

“Nii-sama, la Señorita Primer Lugar intentó irse a almorzar sin avisarnos porque quería sentarse a tu lado”

Tina se quedó momentáneamente sin respuesta.

“¡Eso no justifica que ustedes dos se unan para tender una trampa mágica de viento!”

La joven noble discutió finalmente, sacudiendo su bastón.

Suena como si se dejaran llevar un poco. Qué buenas amigas son.

Pensé, sin poder reprimir una carcajada.

“Sensei…” respondió Tina, hinchando sus mejillas con indignación.

Realmente no quise hacerla hacer un puchero.

“Tina”

La llamé gentilmente, metiendo la mano en mi bolso y sacando el peine que el albatros me obligaba a llevar.

“¿Q-Qué?” ella preguntó.

“M-Me niego a detener mi ira, incluso por usted, Sensei”.

“Te arreglaré el cabello”, le dije.

“Por favor, ven aquí”.

Eso pareció llamar la atención de Tina.

“Si insistes”, finalmente respondió.

“Insisto”, respondí.

“¿Por favor?”

Tina bajó silenciosamente su bastón y descartó sus hechizos. Luego se acercó rápidamente a mí, aseguró una silla y la movió para que ella estuviera sentada de espaldas a mí. Sus brazos estaban cruzados y sus mejillas todavía estaban hinchadas, aparentemente estaba decidida a mantener su postura iracunda, aunque ese mechón de su flequillo se balanceaba felizmente.

“Por favor, no se hagan una idea equivocada”, dijo.

“No las he perdonado a las dos por—”

Las  palabras  de Tina  dieron  paso  a  una sobresaltada exclamación de alegría cuando le quité la boina y lancé un hechizo que la envolvió en una brisa cálida, haciendo volar las hojas de su uniforme. Luego conjuré solo unas gotas de agua y comencé a peinar cuidadosamente su cabello alborotado por el viento.

“Ellie. Lynne”

Llamé a las otras dos chicas, que nos miraban, una vez que Tina se quedó en silencio.

“S-Sí Sensei”, respondió Ellie.

“¿Sí?” Lynne agregó casi al mismo tiempo.

“No exageren”, les reprendí.

Ellie gimió, obviamente nerviosa.

“N-Nii-samaaa”, protestó Lynne.

Tina rio triunfante.

“Así es,” dijo ella.

“Soy la víctima aquí. Eso hace que este sea mi derecho natural”

“Eso también va para ti, Tina”, le dije.

“Las niñas buenas no corren por la ciudad desplegando hechizos.”

“S-Senseiiiiiiiiiii…” dijo con aparente sorpresa.

“Ustedes tres: ¿qué deben hacer cuando han hecho algo mal o se han pasado de la raya?”

Les pregunte.