Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 5

Capítulo 6: Estación de Ciudad Veloce

“¿Puedo tomar su billete?” Un miembro del personal interrumpió suavemente a Mira, que no mostraba signos de abandonar su examen.

Por fin levantó la vista, se dio cuenta de lo que estaba haciendo y entregó el billete torpemente sin hacer contacto visual.

¿Acabo de parecer una pervertida?

Si fue así, el revisor fingió no darse cuenta. “¿Tiene alguna preferencia entre los vagones de la izquierda o de la derecha?”

“Hrmm. ¿Hay alguna diferencia?”

“Sí. El vagón de la izquierda tiene una gloriosa vista de las montañas, mientras que el de la derecha ofrece una hermosa vista del horizonte a través de las llanuras.”

“Ya veo, ya veo.” Mira imaginó el mapa del continente y lanzó una moneda mental: “Iré con el vagón de la derecha.”

“Buena elección. Por favor, permítame guiarle a su camarote.”

“En efecto.”

Mira ascendió por las elegantes escaleras de mármol, guiada por el sonriente empleado. Ahora que se había recuperado de su vergüenza, echó un buen vistazo al vagón de primera clase.

Esto es bastante lujoso.

Las paredes eran de un blanco impoluto, y unas intrincadas lámparas iluminaban el vagón de forma brillante. La alfombra de felpa se extendía por el suelo, roja como un ramo de rosas. Era tan perfecto como un palacio real.

La puerta a la que fue conducida tenía un fino trabajo de madera a lo largo del borde de su marco. El empleado la abrió con una tarjeta especial e hizo una reverencia. Su mano se extendió para invitarla a entrar.

“Su camarote.”

“Hrmm. Gracias.” Mira asintió ligeramente y entró en la habitación.

“El último piso de la primera clase es el salón.” Le informó. “A pesar del nombre, incluye un comedor y más. Por favor, llámeme si necesita algo. Buen viaje.”

Después de esa educada despedida, Mira oyó que la puerta se cerraba detrás de ella, pero no le dio importancia; estaba demasiado ocup da en sonreír con locura ante el espectáculo que tenía delante.

“¡Esto es de primera clase!”

La ventana panorámica ofrecía una vista elevada del andén del tren.

Cuando el tren se moviera, sería irreal. El interior de la habitación estaba lujosamente amueblado, con un sofá de cuero y una imponente mesa colocada junto a la ventana.

Mira desvió la mirada hacia un lado, donde vio otra puerta que conducía al baño. Tenía todas las comodidades del hogar.

Encima de la mesa había una campana que le resultaba familiar y que, según ella, servía para llamar al personal en caso de necesidad.

Mira colocó su codiciado bento sobre la mesa y reanudó su recorrido por el camarote.

En la estantería se alinean varias bebidas embotelladas, que se vendían por separado. Como era de esperar, todas eran bastante caras.

Decidió que probablemente se trataba de lo que llamaban “precios para eventos”.

Además de las bebidas, en las estanterías había listas de precios, mapas de rutas, documentos relacionados con el ferrocarril, historias famosas y libros sagrados.

Después de terminar su examen, Mira se sentó en el sofá y tomó su almuerzo. Pero en lugar de abrirlo, miró por la ventana.

Realmente es lo másdelicioso cuando ves elpaisaje en movimiento.

Mira volvió a dejar su almuerzo en la mesa, abrió el menú del sistema y comprobó cuánto faltaba para la salida.

“Todavía quedan treinta minutos, ¿eh?” Eso era demasiado tiempo para simplemente esperar, así que Mira abrió su inventario en busca de un au lait de manzana para calmar su vientre gruñón. “Oh, ¿qué es esto?”

Vio un pequeño paquete colocado en su inventario. Mira se dio cuenta de que era el objeto que Amarette le había dado al salir apresuradamente de las Torres la mañana anterior. Con poco más que hacer hasta la salida, decidió investigar.

“¿Exactamente qué quiere que haga con esto?”

Dentro del paquete encontró unas bragasa las que apenas podía ver, una camisola de encaje con copas de su talla, unas medias hasta la rodilla y un liguero. Se imaginó a sí misma vistiendo las seductoras prendas por un momento, y luego las volvió a guardar en el paquete antes de meterlo en el rincón más profundo de su caja de objetos.

Una vez hecho esto, observó la plataforma de abajo mientras los demás subían a bordo. Pronto oyó de nuevo la conocida campanada.

“El Bucle de las Agujas del Reloj saldrá ahora. Los elementos pueden desplazarse durante la salida, así que por favor agárrense a un pasamanos si es necesario…”

Cuando terminó el anuncio, una campana sonó en todo el andén y en la ciudad. El silbato de vapor rugió: el tren partía.

Los cilindros empezaron a moverse al ritmo, aumentando gradualmente el tempo a medida que el tren pasaba del reposo al movimiento. Mira escuchó los reconfortantes sonidos mientras observaba la ciudad desde lo alto.

Para ser algo tan grande, esto está adquiriendo velocidad más rápido de lo que pensaba.

Los objetos cercanos pasaron pronto con tanta rapidez que Mira ni siquiera pudo verlos bien antes de pasar a toda velocidad. En pocos minutos, Silverside quedó atrás y el tren se adentró en el campo. Los raíles estaban bien mantenidos por los equipos de trabajo, pero todo lo que estaba fuera de la vía férrea era territorio de animales y monstruos.

El tamaño y el sonido del tren ayudaban a apartar a los animales de las vías.

Mira observó el horizonte en la distancia. El deslumbrante sol brillaba con orgullo en el cielo azul, pintando la tierra de colores.

Observandoalos pájarosque giraban en el cielo, Mira finalmente tomó su almuerzo en la mano.

“Nunca ha habido un momento más perfecto.”

Reprimiendo la mayor sonrisa del mundo, abrió la tapa. En cuanto aspiró el aroma, su estómago rugió. Iluminada por la emoción, saboreó tanto la vista de la ventana como los primeros bocados de su comida.

Mordisqueó las guarniciones, masticó su arroz blanco y buscó una bebida.

Mira se congeló.

“¡El au lait de manzana no va con esto!”

El au lait de manzana era la mezcla perfecta de manzana ácida y leche dulce y miel. Mira no solía preocuparse por los maridajes de las bebidas… pero en momentos como éste, tenía que adoptaruna postura.

Lamentó no haber comprado té en la estación. Volvió a tomar el au lait de manzana, dudó, lo dejó y se levantó.

Veamos esas bebidas tan caras.

El estante del minibar era grande y estaba bien surtido, con botellas que lo decoraban como un mosaico.

“Hrrrmmm…”

Mira no encontró ningún té tras una rápida inspección; de hecho, todo era alcohólico. Tras un momento de reflexión, tomó una botella de cerveza fuerte y un vaso vacío y pagó la tarifa de una moneda de cobalto: 1.000 ducados.

No hay nada malo en beber un poco de vez en cuando.

Mira sirvió la cerveza en el vaso, brindó por nadie en particular y se deleitó con las alegrías del viaje.

***

“El tren está llegando a la estación de Riverfall. Por favor, asegúrese de no olvidar ninguna de sus pertenencias.”

“Nrh…” Despertada por el anuncio, Mira se levantó atolondrada del sofá. “¿De dónde viene esa voz?”

Con las mejillas sonrojadas, Mira observó por la ventana mientras el mundo giraba a su alrededor por un momento. Vio su propio reflejo flotando en el aire, apenas iluminado, mientras todo lo que había más allá era más negro que la tinta.

El tren iba reduciendo la velocidad a medida que se acercaba a la estación.

“Gracias por viajar con nosotros. La próxima salida será mañana a las 8:00AM.”

Mira no llevaba equipaje, así que recogió sus tres botellas vacías y escuchó el anuncio del tren mientras miraba el andén que se acercaba.

Incluso de noche, la estación estaba tan bien iluminada que parecía de día. Tras ver salir a los primeros pasajeros, Mira también se levantó para desembarcar.

Fue recibida por una plaza aún más grande que la de Silverside. En los alrededores de la estación había innumerables alojamientos, muchos de los cuales mostraban carteles bastante singulares con la esperanza de destacar entre los demás.

“¿Dónde podría alojarme esta noche?” Reflexionó emocionada.

El diluvio de gente que salía deltren se dispersó en busca de lugares de descanso. Sonriendo ampliamente, Mira se unió a la multitud.

***

Veinte minutos después, Mira se registró en un hotel que decía tener un teatro.

Su principal atracción era una parte del restaurante de la casa, que tenía un escenario elevado en un extremo del comedor. La idea de una cena-teatro era bastante atractiva para Mira. Sobre todo porque la representación de hoy era una historia sobre los Nueve Reyes Magos.

Mira se sentó en una mesa cerca del centro del restaurante, esperando ansiosamente que comenzara la obra.

Con eltiempo, las mesasse llenaron hasta queno quedaron asientos vacíos. El local empezó a tranquilizarse. Se trajo la comida a los invitados, y las luces de arriba se atenuaron mientras se encendían las del escenario. El público estalla en aplausos.

Una voz elocuente retumbó al levantarse el telón: “Esta es una historia de hace más de treinta años, cuando los magos oprimidos se vieron obligados a agruparse bajo el estandarte de un país. La historia de los héroes que llegarían a serconocidoscomo losNueve Sabios será contada a través de los tiempos.”

Un joven con traje de rey y otros nueve con túnica se pusieron de pie solemnemente.

“¡Así que deseanatacarnos!Entonces nosenfrentaremos asu carga.

Esta batalla se convertirá en la canción de nuestra nación, un grito que resonará por todo el continente. Magos, es hora de mostrarles el alcance de vuestro poder.” El rey entrecerró sus afilados ojos y agitó su mano derecha. Parecía que esta representación estaba basada en la primera batalla del Reino de Alcait, la Defensa de Elderward.

“Por su voluntad, Su Majestad, así se hará.” Respondieron al unísono los nueve magos con túnica, poniendo sus propias manos derechas sobre sus corazones para inclinarse en el saludo militar habitual del Reino de Alcait.

No recuerdo que Salomón sonara tan tranquilo cuando recibió la declaración de guerra. Mira cortó su carne sin verla, con los ojos pegados al escenario.

En realidad, Salomón había dicho algo más parecido a: “Ah, cielos, ¿realmente estamos haciendo esto? Sé que todo el mundo se esfuerza al máximo, pero no podemos ocupar la primera línea sólo con magos.

Tampoco tengo muchos soldados.”

Al menos han acertado con el saludo. Aunque no lo hayamos hecho hasta que la batalla haya terminado.

Pero esto sólo lo sabría alguien que hubiera estado allí. Mira decidió que tomarse algunas libertades creativas formaba parte de la diversión del teatro y volvió a disfrutar de la representación.

El cuarto acto incluyó una de las mayores escenas: Los Caballeros Sagrados de Danblf mantenían la primera línea, mientras Luminaria hacía llover fuego sobre el enemigo. Fue la parte más importante de la Defensa a la hora de mostrar el poder de los magos.

¡Era tan genial!

La actuación, acompañada de herramientas mágicas y música hechas para el teatro, fue cautivadora. Los demás miembros del público aplaudieron. Pero Mira estaba mucho más concentrada en el actor que interpretaba a Danblf. Su edad era temprana y representaba perfectamente el papel de un mago anciano. Todas y cada una de sus acciones eran dignas, realmente propias de un mago experimentado.

No sería exagerado decir que ahora era más Danblf que Mira.

Ella aplaudía cada vez que el actor que interpretaba a Danblf hacía algo. Él miraba discretamente hacia ella cada vez. Los sentimientos de gravedad y dignidad estaban presentes en cada mirada.

Mira bebió un sorbo de su vaso y deseó ser como Danblf cuando fuera mayor.

***

La actuación terminó con un estruendoso aplauso. Cuando se volvieron a encender las luces, Mira se llenó alegremente las mejillas de tarta.

En el escenario, una banda tocaba música que sonaba a jazz suave.

Su canción calmó el comedor, dejando que los clientes se deleitaran con el resplandor de la apasionada escena final de la obra.

La compañía que había montado la obra estaba repartiendo folletos.

Mira aceptó uno y le echó un vistazo antes de soltar un satisfecho “O ho ho.” Era un anuncio de otra obra que se estrenaba la semana siguiente en un gran teatro de la ciudad.

Por primera vez en un gran escenario, representarían la Batalla de Luzdland.

Mira recordaba bien la Batalla de Luzdland. Fue otra batalla en la que los Nueve Sabios habían sido fundamentales, y la única en la que el Reino de Alcait había sido el agresor.

Todo comenzó cuando un demonio que había asesinado al Rey de Luzdland asumió su forma. Bajo el control del demonio, Luzdland se convirtió en un verdadero infierno. Dadas las condiciones, el Reino de Alcait se vio obligado a tomar partido. El propio Salomón condujo a los Nueve Sabios al campo de batalla para salvar a Luzdland de las garras del asqueroso demonio. Tras una acalorada batalla, prevalecieron y devolvieron la paz a la tierra.

La Batalla de Luzdland había sido el resultado de una línea de misión guiada que podía activarse para los reinos creados por los jugadores.

Creo que esa fue mi primera batalla con un duque demonio. Los Demonios Menores surgían por todo el castillo; Salomón entró en pánico. Realmente fue un combate infernal. Mientras Mira terminaba su pastel y rememoraba el pasado, recordó de repente acontecimientos más recientes. Hablando de Demonios Menores, me pregunto si habrán aprendido algo sobre ese pilar blanco.

Pensó en la horda de monstruos liderada por un Demonio Menor que había atacado el campo de flores con un pilar blanco en las afueras del Lago Lunático. El incidente parecía resuelto por el momento, pero aún no estaba claro por qué el demonio iba tras ese campo o por qué el pilar estaba allí en primer lugar.

Por no hablar de ese demonio bajo el Templo Antiguo.

Mira lo había derrotado como si nada, pero seguía confundida por el hecho de que hubiera un demonio allí, para empezar.

Después de todo, los demonios nunca aparecen sin una razón. ¿Qué estaba haciendo Bramido delAlma? ¿A quésedebía el brote de zombis en Karanak? Al parecer, Salomón y el líder del gremio de magos de Karanak, Leoneil, lo estaban investigando, pero los detalles seguían sin estar claros.

Bueno, supongo que tendré que dejar que Salomón se encargue de eso.

Mira tenía muchas preguntas, pero no encontraría la respuesta más rápido que él sólo por pensar en ello. Ella simplemente se encargaba de informar. En cierto modo, delegaba en él todo el trabajo.

Mira volvió a llevarse el vaso a los labios y se dio cuenta de que estaba vacío. Frunció el ceño y sacó una botella de au lait de manzana, que se bebió inmediatamente. Luego miró la botella vacía de au lait de manzana y recordó que se le estaban acabando. Puso las manos sobre la mesa, se levantó y se acercó al mostrador del comedor, donde llamó a uno de los cocineros.

“¡Disculpe! Tengo una pregunta. ¿Aquí venden au laits de manzana embotellado?” Preguntó Mira, colocando su botella vacía sobre el mostrador.

Una mujer que había estado lavando los platos se giró al oír la voz de Mira y se apresuró a acercarse, ligeramente confundida. “¿Estás bien, cariño?”

“¿Hm?”

“Tienes la cara muy roja. ¿Tienes fiebre?” Preocupada, la mujer puso la palma de la mano en la frente de Mira. Entrecerró los ojos al darse cuenta de que la pobre chica se encontraba bien.

“Estoybastante saludable. Ahora, ¿tienen o noau laitdemanzana?”

“No creo que vendamosau lait demanzana.¡Pero elau lait de bayas dulces es genial!”

“¡Oh, ho ho! ¿Venden eso en botellas? ¿Cuánto cuestan?” Mira extendió la botella hacia la mujer para demostrar lo que era una botella.

La mujer se dio cuenta con el ceño ligeramente fruncido: Ah, está borracha.

“Lo vendemos, pero hoy se nos han acabado.” Explicó. “Mañana por la mañana podemos venderlas a 300 ducados la botella. Puedo aceptar pedidos por adelantado. ¿Qué le parece?” La mujer se dirigió suavemente a una Mira bastante achispada.

Mira abrió su inventario y comprobó sus existencias de au laits de manzana antes de asentir enérgicamente a la mujer.

“Entonces me llevaré veinte.” Declaró.

“Veinte, entendido. Ven a recogerlo mañana.”

“¡Eso haré!”

Hecho esto, Mira volvió a su habitación. Esta noche, su alojamiento era muy… sencillo. No estaba bien, pero tampoco estaba mal. Se dirigió directamente al baño, se quitó la ropa y se dio un baño caliente.

Un poco más animada que de costumbre debido a su bebida, se sonrió dulcemente a sí misma en el espejo. Después de haber disfrutado de la noche, se acostó en la cama.

***

A la mañana siguiente, Mira se despertó sobresaltada por el anuncio de que el tren saldría en una hora. Sentada y desnuda, parecía delirar.

Con un leve dolor de cabeza, repasó las palabras del anuncio que la había despertado.

“Una hora, ¿eh?” Murmuró Mira para sí misma mientras recogía su ropa desperdigada y sacaba un par de calzoncillos nuevos de su bolsa.

Totalmente vestida, bajó las escaleras y se dirigió al comedor.

El lugar se había convertido en un campo de batalla. Casi todos los pasajeros del ferrocarril se habían despertado como Mira, y pululaban por la zona de comidas.

Mira hizo cola en el mostrador y recuperó tanto el desayuno como sus veinte botellas de au lait dulce de bayas a 6.000 ducados.

***

Cuando apenas quedaban veinte minutos para la salida, Mira se abrió paso entre las oleadas de pasajeros frente a la estación.

Este lugar está lleno.

Más grande que la estación Silverside, la estación Riverfall estaba dividida en varios bloques. La zona cercana a la entrada estaba repleta de tiendas de recuerdos. Mira se abrió paso a codazos entre la multitud para encontrar un lugar que vendía bentos de la estación de tren. En medio del clamor, compró una comida de arroz con castañas y té verde antes de apresurarse hacia su andén.

A diferencia de la clase económica, que seguía atestada de pasajeros, la primera clase era bastante tranquila. Al llegar con cinco minutos de antelación, Mira entregó un billete al revisor del vagón.

“Gracias por viajar con nosotros. ¿Tiene alguna preferencia entre el vagón izquierdo o el derecho?”

“Hrmm. Hoy optaré por la izquierda.” Respondió Mira sobre la marcha.

“Entendido. Permítame guiarle a su camarote.” Dijo el revisor mientras el resto del personal atendía a los demás pasajeros con una sonrisa.

Desde el vagón de la izquierda, vio un amplio andén, aunque vacío, al otro lado de la estación: el andén de clase económica del Bucle de las Agujas del Reloj. A diferencia del andén de primera clase, era de piedra sin adornos, sencillo pero enorme. No era difícil imaginar que, llegado el momento, estaría repleto de gente.

Los raíles de abajo parecían gruesos como troncos, sin duda representativos de la potencia bruta de los trenes que circulaban por ellos.

Mira pasó el tiempo hasta su partida, disfrutando de la nueva vista.

Aunque el andén estaba desprovisto de pasajeros, observó a los trabajadores en sus quehaceres.

***

Finalmente, el tren partió y pasaron nuevos paisajes. Las vistas de las montañas desde este lado del tren eran gloriosas. El sol brillaba sobre el escarpado terreno, haciéndolo parecer aún más vasto y empinado.

¿Eh? ¿Vamos más despacio?

Alrededor de tres horas de viaje, el tren pareció desacelerar gradualmente. Justo cuando se preguntaba qué estaba pasando, el sistema de megafonía del tren se activó.

“Ahora pasaremos por el Puente Tosenka. Hay treinta vistas espectaculares desde este puente. El tren irá más despacio para darles la oportunidad de disfrutar de cada una.”

Al parecer, la intención era que los pasajeros tuvieran la oportunidad de ver las vistas. Sabiendo que esto era algo habitual en los trenes turísticos, Mira se pegó inmediatamente a la ventanilla.

Al cabo de un rato, el tren comenzó a subir por el Puente Tosenka.

Debajo había un profundo desfiladero labrado por un magnífico río. A lo lejos se encontraba la cascada que abastecía a ese río. El agua rugía en lo que a ella le parecía una cámara lenta. Aunque el tren estaba a unos cientos de metros de la cascada, llovían gotas de niebla sobre la ventanilla.

¡Oh! Si hay treinta vistas, ¿puedo esperar veintinueve más como esta? ¡Esto es irreal!

Mira sonrió, imaginando los que aún no había visto.

“¿Hrmm? ¿Son esas personas?”

Mira vio a un grupo de personas en un acantilado entre la cascada y el puente. ¿Eran turistas?

Una figura vestida de negro sobresalía del resto, atrayendo su interés. No pudo distinguir su rostro desde esta distancia, pero sí su figura. Llevaba un traje negro y un sombrero negro con visera: el atuendo de un hombre de negocios. O de un mafioso.

“No… ¡Podrían estar explorando el lugar para un intento de atentado con un francotirador!”

La persona miraba inquieta hacia la cascada y hacia el río. Un sicario entre los turistas. Mientras Mira dejaba volar su mente con la fantasía, mantuvo los ojos fijos en el hombre —que reía y bromeaba con los demás— hasta que se perdió de vista.

***

Unas horas después de haber pasado por los lugares de interés, el tren llegó a la estación de Ciudad Veloce. Estaría allí una hora, demasiado tiempo para sentarse y esperar, pero demasiado poco para explorar.

Mira tomó un libro de la estantería y empezó a hojearlo.

Ooh, una guía de alojamientos en la ciudad de la estación. Podría ser muy útil.

Cuando Mira volvió a su sofá con el libro en la mano, se oyó un ligero golpe en la puerta. La abrió y la recibió el revisor que la había acompañado al tren.

“Perdonen la intromisión. Acabamos de llegar a Ciudad Veloce.

¿Piensan ir a la siguiente estación?”

“Sí, ese es el plan… Ah. Bien.” Mientras respondía, Mira recordó.

Era un billete por estación. Sacó un billete de primera clase de su bolsa de la cintura. “Ya tengo los billetes a mano. ¿Tengo que salir para conseguir el sello?”

“No, señorita, yo puedo encargarme de eso.” Respondió amablemente el empleado.

“Entonces me gustaría viajar hasta la siguiente estación.” Dijo, ofreciendo el billete para que lo sellaran.

“Por favor, disfrute de su viaje.” El empleado se inclinó y se fue.

Mira se tiró de nuevo en el sofá, abrió su libro y comenzó a buscar una posada que se adaptara a sus gustos. Mañana por la noche, llegaría al Reino Santo de Alisfarius.