Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 5

Capítulo 20: La Mansión Estrellada

“Parece que todavía no puedo batir el récord de velocidad del gran Danblf contra ejércitos más grandes.” Reflexionó Wallenstein mientras volvía desde abajo. Cuando sus palabras se encontraron con una mirada incómoda de Fausto, levantó una ceja en señal de confusión.

“Escucha, Wallenstein. Ahora me llamo Mira. Mira. No Danblf.”

Fausto asintió para enfatizar.

“¿Eh? Ahh… ¡un alias! Lo tengo. De acuerdo, es Mira de ahora en adelante. Y tú llámame Wally, ¿vale?”

No estaba segura de que él lo entendiera realmente, pero era una solución viable.

Miró al demonio que yacía en el suelo. Estaba profundamente dormido, aparentemente debido a algo que Fausto había hecho.

“Supongo que lo único que podemos hacer ahora es llevarlo a casa.

Fausto, reúnete con los demás y sigue adelante.” Ordenó Wallenstein con un suspiro.

“Entendido.” Fausto se echó el demonio atado al hombro y se dio la vuelta. “Hasta luego. Eso también va por ti, Mira.” El antiguo demonio se inclinó y regresó al vagón. Unas cuantas caras se asomaron por las ventanas, aparentemente los amigos de Wallenstein que habían estado al acecho, por si acaso.

“Asíque, uhhh, Mira.Parece que no volveré a Alcait por un tiempo.

Pero intentaré asomar la cabeza al menos una vez este año, así que avisa a Salomón. Pero si pudieras informarle por mí…” Wallenstein se desplomó en señal de disculpa, lo que contrastaba con su afilada vestimenta de agente secreto.

“Hrmm… Bueno, entiendo sus circunstancias. Si tu trabajo puede convertir a los demonios de enemigos a amigos, entonces difícilmente podemos pedir más.” Los planes de los demonios eran la fuente de innumerables tragedias. Si tal oscuridad pudiera ser borrada del mundo, entonces sería verdaderamente revolucionario. “Le diré a Salomón que espere un poco más.”

“¡Gracias!”

“Entonces, estaba pensando.” Decidiendo poner un broche al asunto por ahora, Mira cambió de tema. “Hoy nos hemos visto obligados a luchar aquí. En estos casos, ¿qué pasa con el proceso de sellado? Además, ¿qué debo hacer si me encuentro con un demonio sin ti cerca?”

En algunas situaciones, la lucha era inevitable. Esto volvería a suceder, y ahora que Mira sabía lo del sellado del demonio, tenía que decidir cómo debía enfrentarse a este dilema.

“En casos como éste, solemos darles la oportunidad de escapar.”

Dijo Wallenstein. “El simple hecho de soltarlos los haría más precavidos, por lo que sería más difícil seguirlos.”

Era necesario hacer creer al demonio que había escapado por su propia voluntad y habilidad. Una vez que las cosas se hubieran calmado, reanudarían el sellado.

“Pero cuando te encuentras con un demonio por casualidad…”

Wallenstein recuperó unos hilos negros y unas piedras blancas redondas. “Los demonios que no recuerdan su verdadero propósito pueden ser increíblemente peligrosos. Sería mejor para la gente de alrededor que los derrotaras rápidamente. Pero aun así preferiría liberar sus recuerdos.”

A continuación, le tendió las dos herramientas.

El hilo negro podía someter a cualquier demonio hasta duque durante tres días. Cuando la roca blanca se hiciera añicos, emitiría una señal especial que podría ser percibida por Fausto. Si llevaba al demonio sometido a un lugar seguro y hacía añicos la roca, los amigos de Wallenstein vendrían a ocuparse de él.

“Ajá, entendido.” Dijo Mira. “Haré lo posible por no derrotar a los demonios sólo porque son demonios.”

“Me encantaría que lo intentaras.” Wallenstein sonrió débilmente ahora que tenía a Mira de su lado. Luego su expresión se tensó y añadió: “Pero si la vida humana está en peligro, haz lo que tengas que hacer. Si la gente muere, ¿qué sentido tiene todo esto?”

“Muy bien… ¿Y estás seguro de que estás bien con eso?”

“Sí. Además, mientras no dañes el alma del demonio, se reencarnará de nuevo como demonio. Puede alargar el proceso, pero creo que algún día veremos el trabajo hecho.”

Podría llevar años o incluso décadas, pero tenían todas las oportunidades que necesitaran para devolver a los demonios a su misión original. Parecía que Wallenstein estaba preparado y dispuesto a seguir con esto a largo plazo.

“¡Y hasta rencarnan!” Mira jadeó. “Entonces tal vez ese demonio…” Mira le contó a Wallenstein sobre el demonio que había encontrado en Nebrapolis.

“Bramido del Alma usó eso como su base, ¿y había un demonio allí? Añade el brote de zombis y la aparición de un medio demonio…

¿Podría Bramido del Alma también estar involucrado en esto? Los demonios no sellados siguen todos firmemente en el lado del mal.

¿Quizás…?” Wallenstein estaba absorto en sus pensamientos.

Murmuraba para sí mismo, pensando y repensando en diferentes explicaciones.

“Entonces, Wally. ¿El demonio que maté en Nebrapolis se reencarnará?”

“¿Eh? Oh, sí. Sí, no te preocupes. Un cuello roto no dañará el alma.”

“Hrmm. Muy bien.” Sintiendo que su corazón se aligeraba un poco, recordó algo más. “Por cierto, hay una cosa más en mi mente. Es sobre esos Demonios Menores…”

Ella le informó sobre el campo de flores.

***

“Un campo de flores con un pilar blanco y monstruos matándose entre sí… Eso sí que es extraño.”

“¿No es así? Fausto me dijo que los Demonios Menores sólo actúan bajo las órdenes de los demonios. ¿Es eso universalmente cierto?

¿Podrían los demonios estar acechando a Alcait, tramando algún plan?”

Mira había matado a esos Demonios Menores, pero según lo que había aprendido hoy, debía ser parte de algo más grande. La actividad demoníaca siempre anunciaba un desastre. A Mira le inquietaba la idea de que Alcait pudiera estar en mayor peligro.

Pero Wallenstein disipó rápidamente sus preocupaciones. “No sé qué planeaba el demonio allí. Pero por ahora, dudo que se acerquen a Alcait. Mis compañeros han estado buscando en esa zona durante unos días, y no he sabido de ningún avistamiento. Les haré hacer otro barrido por si acaso. Déjanos a nosotros las investigaciones de ese campo de flores.” Parecía que Wallenstein tenía algunas cartas bajo la manga.

“Gracias por todo, de verdad.”

“A fin de cuentasAlcait es nuestro hogar. No puedodejar que sufra.

Además, los demonios son mi especialidad en este momento.”

Antes de que se dieran cuenta, los pasajeros habían vuelto al tren y la locomotora había empezado a rugir. A su alrededor, unos cuantos aventureros y personal del ferrocarril realizaban comprobaciones de seguridad. Uno de ellos miró hacia Mira. Mira le hizo un gesto para indicarle que no había ningún problema. Luego miró a Wallenstein.

“Entonces, Dan—erm, Mira. Me alegro de que hayamos podido ponernos al día.”

“Yo también. Si necesitas algo, pídelo.”

“Gracias.” Estrechando la mano de Mira, Wallenstein se excusó finalmente y retrocedió unos pasos. Un círculo mágico surgió de sus pies. Desapareció en un destello de luz blanca, como si se despidiera una invocación.

“¡Vamos! ¿Es en serio?” Ella jadeó ante la vista.

Realmente ocurrió en un instante. ¿Había desarrollado algún tipo de magia de teletransporte? ¡¿Por qué no había sido informada de esto?!

“Teleportación, exorcismo… ¿Una aplicación de barreras? ¿O quizás Artes Etéreas? Fue como un despido de invocación…”

Murmuró para sí misma mientras volvía a su asiento. Al cabo de un rato, recordó de repente que Garuda y los demás seguían montando guardia en el cielo y los despidió desde lejos.

***

El ejército de Demonios Menores y la aparición de un demonio en toda regla tuvieron un gran efecto en los pasajeros, que estaban ansiosos por estar en cualquier lugar menos en medio del puente. Una vez que la locomotora volvió a funcionar y se completaron las comprobaciones, el tren se apresuró a escapar del lugar.

Mientras se dirigían a la siguiente parada, Mira se encontró rodeada de aventureros que habían visto su espectacular actuación en la batalla.

Se quedó atascada respondiendo a una pregunta tras otra.

Los aventureros preguntaron por todos los detalles, pero siempre que se le preguntaba por su fuerza, Mira respondía de una sola manera: “¡Has sido testigo del verdadero poder de la invocación!”

En cuanto al Agente Smith —o mejor dicho, Wallenstein—, Mira se inventó una historia convincente sobre que era un cazador de demonios que se había marchado para perseguir a otro demonio que seguía en libertad. Muchos habían sido testigos de la aparición del demonio en el tren y de la protección de Wallenstein, por lo que se rumoreaba que estaban confabulados. Un rumor así, sin duda, dificultaría el trabajo de Wallenstein. Mira le inventó generosamente una buena historia de portada.

Me debes una, amigo. Mira sonrió para sí misma y juró que le arrancaría los secretos del teletransporte de una forma u otra.

Pero la imagen de la enorme horda de Demonios Menores colgando en el cielo se le quedó grabada. Mira y Wallenstein los habían destruido a todos antes de que pudieran causar verdaderos problemas, pero el mero número de ellos era anormal. Dada la magnitud del ataque y el hecho de que todos los pasajeros lo habían presenciado, seguramente se haría público.

La noticia estaba a punto de extenderse por todo el continente.

***

Finalmente, el tren llegó a la siguiente estación. Varios representantes del Sindicato de Aventureros esperaban en el andén. Cuando vieron a Mira, le pidieron que se presentara en su oficina al día siguiente para dar un informe. Mira aceptó de buen grado, ya que seguramente recibiría alguna recompensa.

El Sindicato la alojó durante la noche en una posada de clase alta, y al poco tiempo, Mira se encontró despatarrada en el baño privado de la habitación.

Realmente no esperaba encontrarme con Wallenstein así. Al menos, tenemos su palabra de que volverá en un año. ¿Supongo que es uno menos? ¡Faltan seis!

No era un mal comienzo. Decidiendo mimarse un poco, cargó una bebida alcohólica a la cuenta del Sindicato.

Los demonios, sin embargo… Su misión original era crear un futuro mejor. Qué giro tan sorprendente. Pero Fausto parecía bastante agradable. Si esa es la verdadera forma de un demonio, entonces si Wallenstein logra su objetivo, podría ser un logro que cambie el mundo.

Mira se zampó un plato de queso caro mientras reflexionaba sobre el asunto.

“Pero tengo que preguntarme cuál era exactamente su misión original…”

¿Qué harían los demonios al servicio de un futuro mejor? Al darse cuenta de que no había preguntado, Mira se encogió de hombros y supuso que, mientras Wallenstein estuviera involucrado, no podría llevar a nada malo.

Luego se sirvió un poco de charcutería de primera calidad.

***

Al día siguiente, Mira testificó ante el Sindicato alegando que había hablado con un sospechoso. Protegió la identidad de Wallenstein contando la misma historia improvisada que había contado a los aventureros. Su testimonio fue fácilmente aceptado como verdad cuando presentó la medalla de Salomón.

Al ser testigo una vez más del poder del nombre de Salomón, tuvo que maravillarse de la influencia que tenía su país.

Mira no podía salir el día que tenía que declarar, así que pasó el resto del día haciendo turismo. Las ciudades de las estaciones solían ser un crisol de culturas de la región, por lo que resultaba muy agradable explorarlas.

Su habitación en la posada fue una vez más compensada mientras esperaba el tren del día siguiente, y Mira llegó de vuelta a Silverside la noche siguiente.

***

Era un poco más cara que las posadas de los alrededores, pero Mira no pudo evitar querer pasar una noche más en la Mansión de las Estrellas.

Cuando llegó la mañana, escuchó la emisión habitual que anunciaba el horario del ferrocarril. Sin ningún lugar donde estar, Mira se acurrucó más en su cómoda manta y siguió durmiendo.

Después de pasar la mayor parte de la mañana holgazaneando, finalmente salió de las sábanas y tocó el timbre del desayuno. El desayuno de hoy estaba repleto de alimentos reconfortantes. Después de saborear hasta el último bocado, tomó un té verde, se relajó un poco y finalmente salió de la habitación.

***

“Gracias por elegir la Mansión Estrellada.”

“Bien. Gracias.”

Mira salió de la posada con sus adorables coletas gemelas balanceándose detrás de ella. La recepcionista había estado encantada de volver a atárselas a Mira. En lo alto de su propia perfección imaginada, Mira salió a la calle para encontrar un buen lugar para convocar a Pegaso.

Un hombre se quedó parado frente a la Mansión de las Estrellas, como si hubiera estado esperando a que ella saliera. Cuando la vio, se apresuró a acercarse.

“Disculpe.” La saludó. “Creo que es usted la señorita Mira, la alumna de Danblf. ¿Podría tener un momento de su tiempo?”

“Lo soy. ¿Pero quién eres tú?”

Parecía tener unos treinta años y estar calvo, con patas de gallo en las esquinas de los ojos. El cabello que le quedaba era negro, al igual que su ropa de mayordomo, muy bien confeccionada.

“Me encantaría darle una respuesta, pero hay demasiada gente aquí.

Perdóneme, pero ¿podría molestarle para que se traslade a un lugar más tranquilo?” El hombre miró a su alrededor, bajando la voz.

Si tenía asuntos con ella por ser la supuesta alumna de un Sabio, entonces era probablemente importante. Los dos se alejaron de la bulliciosa calle principal y se enfrentaron de nuevo.

“Mis disculpas por abusar de su tiempo.” Comenzó. “Ahora, permítame responder a su pregunta. Sirvo a alguien como usted: un compañero de estudios de otro Sabio. He traído una carta para usted, y mi Amo desea concertar una reunión. Los detalles están adjuntos. Espero que esté dispuesta a considerar la petición de mi Amo.”

“¿Un alumno de un Sabio? ¿Hay otros además de mí? ¿De quién es alumno?” Preguntó Mira, observando la calva del hombre. Le habían hecho creer que no había más alumnos. Si existieran, Salomón se lo habría dicho.

¿Quién o quiénes podrían ser? Mira miró penetrantemente al hombre.

“Mis más profundas disculpas. Mi Amo es bastante precavido y teme a quienes se aprovechen de su poder. Me han pedido que oculte su nombre y el de su Amo. Pido disculpas de nuevo por mi descortesía, pero las respuestas que busca están en la carta.” Con eso, el hombre sacó un sobre cuidadosamente sellado de su bolsillo y se lo ofreció a Mira.

“Hrmm. Este alumno es un encerrado, ¿eh?”Pronto lo solucionaría.

Además, Mira estaba interesada en saber si realmente había otro —o, más exactamente, un alumno real—. Aceptó la carta.

“Ahora debo despedirme.” Con una profunda reverencia, el hombre desapareció entre la multitud. Mira no se molestó en verlo partir, sino que abrió el sobre y leyó la carta en el acto.

Perdóneme por mi presunción al escribirle.

Cuando me enteré de que había otro alumno de un Sabio como yo, no pude evitar tender la mano inmediatamente. Debido a circunstancias personales, no puedo aparecer en público.

Comprendo que es difícil pedírselo a un desconocido, pero espero  que se reúna conmigo en el jardín abandonado en el suroeste de Silverside.

Te esperaré el tiempo que sea necesario.

Mira devolvió la carta a su sobre, la metió en su riñonera y abrió su mapa.

Hrmm, ¿el jardín abandonado? Creo que estaba por aquí… La ciudad de la estación conocida como Silverside no había existido en el juego, por lo que Mira no estaba familiarizada con su distribución.

Después de observar el mapa durante un rato, hizo una vaga conjetura sobre dónde ir.

Me pregunto qué tipo de persona es. ¡Espero que sea una chica guapa!

A Mira le molestaba que se negaran a salir en público, pero esto parecía ser una forma de matar dos pájaros de un tiro. Si realmente eran un alumno, entonces sabrían dónde estarían uno o más de los otros Reyes Magos.

Un momento después, había montado en Pegaso y se dirigía a investigar una nueva pista.

-FIN DEL VOLUMEN 5-