Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 17

Capitulo 7: Ceremonia de Limpieza del Mal

Parte 4

Tales milagros se producían en toda la capital real a la vez, pero incluso este notable grupo de chicas sólo podía salvar a un número determinado de personas.

Había algunos soldados y caballeros que seguían luchando duramente sin su ayuda.

“Por fin es el último de ellos…”

Los hombres desgarrados se ayudaron mutuamente a levantarse, envolviendo con vendas las peores heridas.

Incluso los caballeros relativamente acomodados no podían permitirse beber pociones mágicas a la ligera.

“Sí, apenas derribamos esos grillos. No creo que lo hubiésemos logrado si hubiese habido una de esas ratas.”

“Sí, tal vez si tuviéramos una Espada del Campeón como el capitán. Nuestras espadas y lanzas de acero no servirían de mucho…”

Estas palabras podían sonar patéticas, pero en realidad, los soldados y caballeros que se enfrentaron por primera vez a la rata mutante gigante habían sufrido grandes pérdidas.

Incluso los informes decían que era el más fuerte de los monstruos de cuerda roja: Aun con varios caballeros reales rodeándola, habían sido incapaces de derrotarlo hasta que Ryuona el Cortacésped de los Ocho Espadachines de Shiga llegó y lo derrotó.

“¡Eeeeeek!”

Un grito agudo sonó en uno de los callejones adyacentes.

“Mierda, debe ser un monstruo que se escapó.”

“Supongo que no tenemos tiempo para descansar.”

Los caballeros corrieron hacia el callejón.

Lo que encontraron allí no fue el grillo mutante que esperaban, sino el lomo de una enorme criatura parecida a una rata: una rata mutante gigante.

El apéndice que salía de su boca parecía ser la pata de un grillo mutante que se había escapado de los caballeros.

La chica cuyo grito había atraído su atención estaba atrapada bajo la pata de la rata. Estaba inconsciente e inmóvil.

“Maldita sea, hablando del diablo…”

“Sin embargo, no podemos huir sin más.”

“Maldita sea, sí. Juro por el orgullo de los caballeros del reino que salvaremos a esa chica.”

“¡Yaaaaah! ¡Métete con alguien de tu tamaño, bestia!”

Los caballeros corrieron hacia la gigantesca rata mutante, burlándose de ella con toda la pizca de valor que les quedaba en el alma.

La rata, que empezaba a olfatear a la chica, dirigió su atención a los hombres.

Sus ojos malvados miraron a los caballeros, que tragaron, temiendo ahora por sus propias vidas.

Sin embargo, a pesar de los temblores, su determinación como caballeros y hombres mantuvo sus pies firmemente plantados en su lugar.

Pero la realidad es cruel.

Los caballeros fueron derribados con un solo movimiento de la cola de la rata.

Mientras la sangre entraba en sus ojos, uno de los caballeros levantó la vista para ver a la rata mutante gigante levantando a la chica hacia su boca.

“Mierda, no puedo moverme… ¡Vamos, maldita sea! ¡Lucha sólo un poco más!”

El hombre maldijo, tratando de despertar su maltrecho cuerpo para que entrara en acción.

“Vaya, qué joven más valiente. Aunque no deberías presionarte tanto.”

Cuando la visión del caballero se desvanecía, apareció ante él una joven vestida como una camarera y con una escoba en la mano.

“Yo me encargo de esto. Tú sólo descansa un poco más, ¿vale?”

La joven amonestó al caballero como quien regaña a un niño, haciendo girar la escoba en sus manos.

Al parecer, planeaba luchar contra el monstruo sólo con una escoba.

“Huye… Una escoba no hará nada contra esa cosa…”

Intentó advertirle que un poco de magia o artes marciales no serían suficientes para ahuyentar a una bestia tan poderosa.

“Está bien, no te preocupes.”

La camarera le hizo una señal de paz al caballero. Su rostro estaba cubierto por un velo que impedía el reconocimiento, como el que llevan los nobles que viajan de incógnito.

“¡Acércate a mí!”

La rata mutante gigante blandió la cola hacia la camarera como si fuera un látigo, pero ella la paró fácilmente con la escoba.

Enfadada, la rata arrojó a la chica inconsciente a un lado y dio un manotazo a la camarera con la misma pata.

La camarera con la escoba esquivó el ataque con un ligero salto. Al mismo tiempo, unas manos invisibles levantaron a la víctima inconsciente y la depositaron suavemente frente al caballero.

“Cuida de ella, ¿vale?”

Mientras hablaba, levantó el mango de su escoba para golpear al monstruo en la barbilla.

La cabeza de la enorme criatura se quebró hacia atrás como si hubiera sido golpeada por el martillo de un gigante.

“¡Qué… eso es imposible!”

El caballero tartamudeó incrédulo ante la inverosímil visión, como algo sacado de una leyenda de héroes o quizás de una comedia.

“Tiene una barrera como la de alguien con una sobredosis de poción demoníaca.”

Con un movimiento de la mano de la chica, la barrera roja que protegía al monstruo rata se rompió al instante.

Nadie más que haya presenciado esto se daría cuenta de que había utilizado un hechizo de rotura de magia sin cantos.

“¡Ya está, con esto debería bastar!”

La camarera golpeó la barbilla del monstruo tres veces más con la escoba, y éste se estrelló contra una casa cercana, reduciendo el edificio a polvo y escombros.

“Ups. ¿Me van a demandar por eso?”

Mientras la muchacha expresaba esas preocupaciones fuera de lugar, los caballeros comenzaron a arrastrar sus cuerpos heridos hasta ponerse de pie, preparando sus armas hacia el monstruo.

Los verdaderos caballeros nunca permitirían que una joven hiciera toda la lucha por ellos.

Sus ojos ardientes lo dejaban claro.

“Me alegra ver que el espíritu de los caballeros del Reino Shiga sigue ardiendo con fuerza, todos estos años después.”

La camarera se cruzó de brazos y asintió sabiamente.

Incluso semienterrado bajo los escombros, el monstruo seguía agitando su cola salvajemente, impidiendo que los caballeros se acercaran.

Cada vez que la cola chocaba contra la espada o el escudo de un caballero, saltaban chispas.

“Muy bien, tengo un regalo especial para ustedes. Compruébenlo:

¡tengo el poder!”

Adoptó una pose heroica, pero nadie comentó nada.

La camarera levantó su escoba y las espadas de los caballeros comenzaron a brillar.

Si alguno de los presentes tuviera la habilidad Analizar, habría visto que había utilizado el hechizo avanzado de Magia Práctica Hoja Divina.

“¡Y aquí hay un bono!”

Esta vez, los propios caballeros estaban bañados en luz.

Sus heridas comenzaron a cerrarse, y la fuerza y el coraje llenaron sus cuerpos. Se trataba de otro hechizo avanzado de Magia Práctica, Juego de Héroes, que hacía tiempo que se había perdido en el tiempo.

“¡La rata ha vuelto! ¡Prepárense para atacar!”

La rata mutante gigante se arrastró de entre los escombros y blandió su cola, pero los caballeros la esquivaron con facilidad.

“¡Lo veo! Puedo ver hacia dónde va la cola.”

Cuando la rata volvió a azotar su cola, uno de los caballeros la bloqueó con una espada brillante.

Mientras que antes echaba chispas cada vez que chocaba con una espada, esta vez la cola se cortaba en el momento en que tocaba la espada.

“¡¿Qué?!”

El caballero que había cortado la cola miró sorprendido su propia espada.

Al ver esto, otro caballero cargó contra el monstruo rata desde uno de sus puntos ciegos y lanzó una estocada con su espada larga.

De nuevo, el patrón de cuerdas rojas que cruzaba el cuerpo de la rata parpadeó y formó una barrera, que se rompió al instante con otro movimiento del brazo de la chica.

Los caballeros atacaron a la rata uno tras otro.

“Mito, deja de jugar.”

“Ah, Sky. ¿Qué quieres decir con jugar?”

Una chica de largos cabellos plateados y ojos afilados bajó del tejado para aterrizar frente a la llamada camarera—Mito.

Al igual que Mito, llevaba un velo que impedía el reconocimiento y que cubría la mitad inferior de su rostro, pero todos los caballeros presentes confirmaron que sus rasgos bajo el velo eran hermosos.

“¿Ya has acabado con los monstruos voladores?”

“Un hábil tirador y un usuario de magia de fuego los derribaron a todos antes de que yo llegara.” Parecía un poco enfadada por ello. “Mito, mira eso.”

La chica de cabello plateado llamada Sky señaló hacia arriba con un dedo delgado y pálido.

Mirando también hacia arriba, los caballeros vieron tres enormes monstruos volando sobre la capital real.

“Ooh, son grandes.”

“¿Debo llamar a mi cuerpo real?” Preguntó Sky.

“Mm, mejor no. Creo que el verdadero tú causaría más daño aquí que dejarlos estar.”

“Es una valoración injusta.”

“Creo que es una valoración muy justa.”

Mito saltó por una pared cercana hasta el tejado, mientras la belleza de cabello plateado la seguía con alas de murciélago.

“Parece que se dirigen al castillo real.”

“Hmm. ¿Quizás nuestra ayuda no sea necesaria?”

“No, probablemente no. Creo que tienen a Claidheamh Soluis y a Gjallarhorn, y probablemente también a un Espadachín Sagrado y a algunos de los sucesores de los Ocho Espadachines de Shiga.”

“¿Los vigilamos desde cerca?”

“Sí. Podemos intervenir si las cosas se ponen feas.”

“Eres tan sobreprotectora.”

“A-ja-ja, no seas tonta…”

Las dos mujeres saltaron de tejado en tejado, dirigiéndose al castillo real.