Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 17

Capitulo 1: Concesión de Honores

Parte 5

 

 

Al comprobarlo con mi habilidad Analizar, vi que sólo eran visibles su nombre, su cargo y las habilidades “Magia Sagrada: Fe de Parion” y “Teología: Fe de Parion eran visibles normalmente. El único título que se podía ver con Analizar era también el de Santo. Incluso su nivel bajó a 32.

“Ah, no puedo ver la mayoría de ellos con ‘Analizar’. Debe tener una herramienta mágica inhibidora de reconocimiento especialmente buena.”

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“Eso pensé. Algo parecía raro, y no tenía muchas habilidades para su nivel.”

Por eso se separó del trío de conspiradores y vino a buscarme.

Transmití la información de mi pantalla AR a Arisa.

“Los títulos por sí solos le hacen parecer una especie de héroe.”

Tuve que estar de acuerdo. “Con un nivel tan alto, me pregunto si sería capaz de usar la Magia de Oración.”


“¿Quizás? Aunque pueda, dudo que sea tan amable como para ayudar a unos completos desconocidos.” Dijo Arisa. “Así que no es necesario que te desvíes de tu camino por nosotras.”

Evidentemente, ella había visto a través de mi plan para ver si podía conseguir que el Cardenal Hozzunas usara la Magia de Oración para liberar a Arisa y Lulu de sus Geis.

A pesar de lo que dijo Arisa, supuse que al menos podría deducir si había algo que pudiera querer y que yo pudiera ofrecer a cambio.





Valía la pena intentar hacerse amigo de él primero, ¿no?

“Aah… ¿tal vez ese sea el objeto que inhibe el reconocimiento? Mire esa cosa en la muñeca de Lawrence, Amo. El amarillo dorado.”

Hice lo que me pidió Arisa y volví a mirar a Lawrence, es decir, al Cardenal Hozzunas.

Aunque el objeto era difícil de ver bajo sus largas mangas, pude obtener información en mi pantalla AR una vez que me di cuenta de que estaba allí. Se llamaba Brazalete de la Divinidad Robada: Un artefacto sagrado (falsificado) con la capacidad de ocultar y disfrazar el estado de uno.

El campo del nombre del creador estaba en blanco. O bien la persona que lo creó podía dejar su nombre en blanco como yo, o simplemente no tenía nombre para empezar, o bien había un método para borrar esa información del artículo.

Le conté a Arisa esta nueva información de mi AR.

“¿Falsificación, eh…? Es increíble que aún pueda engañar a mi Comprobación de Estado Divino. Nunca lo hubiéramos sabido si no fuera por tus habilidades de análisis en modo trampa.”

Lo del “modo trampa” no era necesario.

La próxima vez que fuera a ver al rey o al primer ministro, probablemente tendría que hablarles del artículo que inhibe el reconocimiento del Cardenal Hozzunas y de su verdadero nivel.

Yo quería hacerme amigo de él, pero esto era otra cosa. Siempre es mejor cortar de raíz los posibles problemas.

Aun así, si la falsificación era tan poderosa, me pregunto si la verdadera sería capaz de engañar incluso a mi AR.

“¡Vil demi-humano! ¿Cómo te atreves a interrumpir las palabras de Lord Frinj, heredero de la estimada familia Merkray? ¡Esto se castiga con una muerte segura!”

Un grito agudo resonó desde el otro lado de la habitación.

Al acercarme, vi que se había formado una multitud en torno a unos cuantos niños de la alta nobleza, que estaban increpando a un explorador ratón que defendía a un explorador de aspecto débil con bata.

“¿Qué ha pasado aquí?”

“Un noble estaba siendo insistente en tratar de reclutar a Rindor, así que Garitz intervino para rescatarlo, pero parece que eso hizo que el noble se enojara…”

Un joven explorador me explicó la situación, aunque con demasiados nombres propios.

Mi suposición era que Rindor era el explorador de la túnica, y Garitz era el explorador rata.

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“¿No vas a ayudar?” Preguntó Arisa.

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“Esos son nobles superiores, tonta.” Respondió un explorador de origen noble. “Y son una antigua familia asociada al ministro del ejército, nada menos.”

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“Bueno, entonces, ya que soy un extraño, voy a intervenir…”

No quería que estos maleducados arruinaran una celebración de los logros de mis compañeros exploradores.

Empecé a dar un paso adelante, pero el explorador de origen noble me agarró del hombro y me detuvo.

“¡Espera! Las viejas familias nobles no hacen distinciones entre exploradores. Si incurres en su ira, podrían encontrar la manera de cancelar el nuevo título de nobleza de mis amigos. Lo mejor es sonreír y aguantar.”

Era raro que los no humanos tuvieran una oportunidad de ganar un título, así que nadie quería arriesgarse a arruinar sus posibilidades.

Pero si el contacto directo no funcionara, tendría que encontrar la manera de hacerlo indirectamente…

“¡Oh, es Lawrence!” Arisa susurró.

Hice una pausa en mi silenciosa conspiración y levanté la vista para ver al Cardenal Hozzunas entrando.

“Eso es suficiente. Menospreciar unilateralmente a los demás no es un aspecto halagador para ti.”

“¡No te burles de mí, sacerdote! ¡Es nuestro deber como honorables nobles guiar a los maleducados! ¡Mantente al margen hasta el maldito funeral!”

El desagradable noble respondió por reflejo a las palabras del cardenal con desafío.

No parecía darse cuenta de que estaba atacando a una figura respetada de la provincia de Parion.

“¿Y quién ha decidido que son ‘de baja cuna’? Todos los seres vivos de este mundo —a excepción de los dragones y los demonios— son hijos de los siete dioses. Ninguno es alto o bajo entre ellos.”

“Lawrence seguro que sabe lo que pasa.” A mi lado, Arisa asintió con sabiduría. “Es cierto, todos somos hermanos y hermanas.”

“Déjeme decirle algo, sacerdote…”

“¡Lord Frinj, no debe!”

Uno de los sirvientes del noble burlón pareció reconocer al Cardenal Hozzunas y trató desesperadamente de impedir que su amo buscara pelea, pero el noble se lo sacudió y se puso a despotricar aún más.

“Si crees que los nobles sin parangón del Reino de Shiga estamos al mismo nivel que unas ratas humildes, ¡estás muy equivocado! Un sacerdote que sólo sirve para los primeros auxilios y para guardar las tumbas no debería…”

El rudo noble fue interrumpido a mitad de la frase por un enorme puño que se dirigió a su cara.

“¡Buguh!” Con un grito de dolor sacado de un manga de comedia, el noble se desplomó en el suelo.

Según mi pantalla de AR, el responsable fue el Conde Boppan, el viceministro del ejército.

“Cardenal Hozzunas, debo pedirle perdón por la insoportable grosería de mi subordinado.”

El Conde Boppan, con sus músculos prácticamente abultados en su traje de gala, se inclinó profundamente ante el Cardenal Hozzunas.

“No es a mí a quien debes disculparte. Por favor, diríjalo a estos compañeros en su lugar.”

“¿Quiénes?”

El Conde Boppan parecía confundido. No debe haber visto lo que pasó al principio.

“Su Excelencia, se refiere a ese caballero demi-humano y al mago de allí.”

Un joven noble menor que había presenciado todo el incidente les señaló amablemente al Conde Boppan.

“Ya veo. Buenos exploradores, me disculpo por la mala conducta de mis subordinados.”

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Los exploradores en cuestión parecían avergonzados y bastante desconcertados mientras aceptaban las disculpas del conde.

Sin embargo, los nobles militares se quejaron de ello. Parecía disgustarles la idea de que un noble superior, especialmente el ministro del ejército, se disculpara con unos exploradores no nobles y no humanos por cualquier motivo.

“¡Su Excelencia! ¡¿Cómo has podido vencer a un noble honorable como yo y agachar la cabeza ante unos vulgares demi-humanos y chusma exploradora?! ¡¿No tienes respeto por las formalidades de la nobleza del reino?!”

El rudo noble arremetió contra el Conde Boppan, con el apoyo de sus amigos.

“¡Niño tonto! ¡¿Has olvidado las palabras del gran Rey Ancestral Yamato?! ‘¡Todas las razas son iguales!’ ¡Vete a casa, arrepiéntete y reflexiona sobre el significado de esas palabras!”

El noble se estremeció ante la iracunda reprimenda del conde hasta que algunos guardias corrieron y lo escoltaron fuera.

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“Mientras tengamos gente como tú, parece que las enseñanzas del Rey Yamato nunca morirán.” Comentó suavemente el Cardenal Hozzunas al Conde Boppan.

“En absoluto. Me avergüenzo de no haber educado adecuadamente a mis subordinados.”

Parece que la pequeña dificultad se ha resuelto.

“¡Sir Satou!”

Una bonita chica con el cabello rosa sacado de un anime —la Princesa Menea del Reino Lumork, que estudiaba en la academia real de la capital— se acercó a mí con varias jóvenes nobles. Detrás de ella había varias hijas de la nobleza del Ducado Ouguch; había conocido a algunas de ellas en las fiestas del té.

“¿Has bailado ya con Lady Karina? Si es así, me encantaría que bailaras conmigo a continuación.”

“Y yo después de la Princesa Menea, por favor.”

“¡No, deseo ser la siguiente!”

Las jóvenes clamaban a mi alrededor. Una pena que todas fueran tan jóvenes como para estar en la escuela media.

“¡Alto ahíííííííííí!”

“Mm. Prometido.”

La pareja de hierro de Arisa y Mia saltó en mi defensa.

Ahora que lo mencionaban, era cierto que había prometido bailar con todas mis compañeras de viaje, pero aún no había llegado a cumplir mi promesa.

“Mis disculpas, Princesa Menea. Me temo que ya…”

“Oh, muy bien. Puedo esperar hasta que hayan tenido su turno.”

La siempre considerada Princesa Menea se retiró cortésmente, y las demás nobles siguieron su ejemplo, permitiendo que Arisa y las demás tuvieran prioridad.

“Por cierto, Princesa Menea, ¿esas chicas no están contigo?” Preguntó Arisa mientras nos dirigíamos a la pista de baile.

Su deliberada vaguedad se refería a las chicas japonesas que habían sido convocadas en el Reino Lumork y que ahora estaban bajo la protección de la Princesa Menea.

“No, Aoi está estudiando en una institución privada en el centro, y Yui tiene un aprendizaje en la Compañía Ghookuts.”

Añadió que Aoi había sido admitida en la escuela privada por un profesor que se había encariñado con ella, y que Yui había conseguido el aprendizaje gracias a la recomendación de su pareja sentimental.

Mientras discutíamos esto, llegamos a la pista de baile, y bailé con cada una de mis compañeras por turnos, como había prometido.

Bailar con Arisa y Mia era bastante normal, pero…

El baile de Tama, basado en giros, con alegres exclamaciones de “Gira… gira…” y los misteriosos movimientos de Pochi, acompañados de declaraciones como “Pochi, el hada del baile, se mueve con esta música, sir”, provocaron sonrisas de diversión entre la gente que nos rodeaba.

Sin embargo, al menos eso aligeró el ambiente lo suficiente como para que los torpes exploradores reunieran el valor necesario para unirse al baile.

“¡Srta. Liza, su sonrisa es demasiado rígida!”

“Es importante relajarse, declaro.”

Death March Volumen 17 Capítulo 1 Parte 5 Novela

 

Incluso Liza, que no estaba acostumbrada a bailar, se las arregló para conseguir un baile agudo y elegante conmigo.

Después de haber bailado con Nana, que parecía estar disfrutando a pesar de su habitual rostro inexpresivo, y con una Lulu de aspecto avergonzado, Pochi y Tama arrastraron a Lady Karina para que también bailara conmigo. Luego pasé a bailar también con la Princesa Menea y compañía una a una.

Fue bastante agotador, incluso con mi ridícula resistencia de alto nivel.

“Tú, el de ahí.”

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Mientras saciaba mi sed con un zumo de uva que me había dado una camarera, se me acercó alguien inesperado.

Su rostro estaba oculto por un velo, pero no había mucha gente en esta tierra que llevara gafas. Era la Princesa Sistina, a la que había conocido en el camino de vuelta del Árbol Real de Sakura.

“¿Sabe por casualidad dónde puede estar el Vizconde Siemmen?”

Según la información de mi mapa, el Vizconde Siemmen estaba en una zona separada reservada para las conversaciones de negocios.

Se lo dije, fingiendo que lo había visto no hacía mucho. Aunque sentía un poco de curiosidad por saber por qué una princesa podría querer al Vizconde Siemmen, que dirigía un taller de pergaminos en la antigua capital, pensé que sería descortés preguntar.

“Ya veo. Gracias.”

La princesa se alejó hacia la zona de negocios con sus dos damas de compañía siguiéndola de cerca.


“Satou.”

“Amo, la comida está esperando, informo.”

Mia y Nana se acercaron y me llevaron a la zona del buffet.

Pero mientras yo sólo quería unos bocadillos para llenar mi estómago, también encontré allí a un grupo de exploradores enfrascados en una furiosa batalla.

La comida estaba deliciosa, pero hubiera preferido una comida un poco más tranquila.

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