Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 6

Capítulo 5: Caras Conocidas

Parte 2

Temblando por todas partes, Lily se subió a un árbol alto y se agarró con fuerza a su tronco. Contuvo la respiración y escuchó atentamente. Podía oír los pasos del sacerdote sobre la hierba.

Estaba a la vuelta de la esquina, acercándose lentamente a su presa. Sus pasos eran firmes, como si se limitara a dar un paseo.

¿Por qué, por qué, por qué, por qué?

No hubo respuesta. ¿Por qué el sacerdote quería matarla? Sanare le lanzó algún tipo de magia, y ella simplemente corrió hacia él.

Sólo había una razón.

En la oscuridad de la noche, el sacerdote se quitó el parche de los ojos y miró a Lily. “Asquerosa bestia caída.” Escupió. Sus tres palabras lo decían todo.

El sacerdote siempre despreció las bestias caídas. Probablemente encontró a Lily tan repulsiva que quiso matarla.

La magia de Sanare simplemente hizo aflorar sus verdaderos sentimientos.

Soy tan estúpida, pensó. La odiaba, la detestaba, pero aun así se preguntaba si le gustaría que se convirtiera en humana.

Aunque se convirtiera en humana, no cambiaría el hecho de que era una antigua bestia caída. El sacerdote nunca le daría una exención. Eso la entristecía, incluso cuando su vida estaba en peligro.

¿Qué debo hacer ahora?

No podía esconderse en lo alto de un árbol para siempre. Tenía que correr o la matarían.

¿Pero correr a dónde? Si corría y corría, y lo perdía, ¿entonces qué?

Se oyó un sonido agudo y una rama cercana cayó. Poco después, la rama a la que se aferraba Lily también se cortó.

Lily cayó al suelo. Gritó y salió corriendo. Pero unas cuerdas invisibles enredaron su cuerpo, tirando de ella, y rodó por el suelo, sin poder moverse.

“Te encontré, encarnación de la depravación. Pensé que te había matado, pero eres obstinada. Esta vez, me aseguraré de que estés muerta.”

Unos ojos despiadados miraron a Lily. La guadaña en el hombro del sacerdote brillaba bajo la luz de la luna.

“No… ¡No! ¡Padre! ¡Yo no he hecho nada!”

“Me lo quitaste todo. ¡Tú, que lo eras todo para mí!”

Lily no sabía qué estaba diciendo el sacerdote. Sólo sabía que sus ojos feroces y rojos — llenos de un odio abrumador— miraban a otra persona, no a ella.

“¡Lo haré rápido!” El sacerdote levantó su guadaña.

Voy a morir. Aquí. Así. Era como si estuviera ocupando el lugar de otra persona. “No…” Las pequeñas manos de Lily se aferraron a la tierra. “¡No!”

“¡No, no es así!”

“¡¿Qué?!”

Un enorme bulto de calor cargó directamente contra el sacerdote con una fuerza increíble, haciendo volar su delgado cuerpo.

Lily, envuelta en las cuerdas del sacerdote, fue arrastrada por el impulso y lanzada al aire.

Cerró los ojos, preparada para caer al suelo, cuando dos firmes brazos la atraparon. Lily parpadeó repetidamente, desconcertada.

“Estuvo cerca.” Dijo la voz familiar. “Llegó justo a tiempo.”

Lily levantó la vista. Un gran carnívoro con un rostro aterrador le sonreía, mostrando unos colmillos feroces.

“La chiquilla casi mata al cura.”

***

Innumerables ratas estaban a punto de atacar al sacerdote. No sólo ratas, o ardillas, sino todo tipo de roedores se abalanzaban hacia el sacerdote para salvar a Lily, gruñendo.

Abordé al sacerdote con todo lo que tenía para salvarlo de una muerte horrible.

“Mercenario, sus costillas están todas aplastadas y sus órganos internos están rotos.” Dijo Zero mientras examinaba al sacerdote inmóvil. “En mi opinión, que las ratas lo enjambren habría sido mucho mejor.”

“¡Sí, claro! ¡Es un adjudicador de Dea Ignis! Disminuir el impacto debería ser fácil para él.”

“El sacerdote estaba atrapado en una ilusión. Tal vez no se dio cuenta de tu acercamiento.”

Ella hizo un buen punto. Cuando estaba perdido en la ilusión de Sanare, no podía ver mi entorno. Incluso intenté matar a una silueta vaga y misteriosa, sin darme cuenta de que era Zero.

En cuanto escuchó nuestra conversación, Lily se zafó de mis brazos y corrió hacia el cura. “¿El padre va a morir?”

“Afortunadamente, soy una bruja. Puedo curar este nivel de heridas con magia. Tampoco ha pasado mucho tiempo desde que recibió las heridas. Se sentirá débil por la pérdida de sangre, pero no ha perdido mucha.”

“Creo que él se beneficia más de los hechizos que yo.” Dije. “Cuando se trata del tratamiento, al menos.”

Sin embargo, no era tan sorprendente. Los humanos eran mucho más frágiles que las bestias caídas.

“También anulé la magia de Sanare. Cuando se despierte, volverá a la normalidad.” “¿En serio?” Preguntó Lily con ansiedad.

“Por supuesto.” Respondió Zero, acariciando la cabeza de la bestia caída. “Ya no intentará matarte. Como puedes ver, el Mercenario ya no quiere matarme.”

Me ahogué un poco.

Lily se quedó boquiabierta. “¡¿Trataste de matarla?!” “¡La ilusión es así mala, ¿vale?”

“Entonces… ¿el padre no me odia?”

“¿Te refieres a por qué te atacó el sacerdote?” Preguntó Zero. “Supongo que fue simplemente porque estabas cerca. Por lo que dijo el Mercenario, es un hechizo mágico que convierte a alguien cercano en el objeto del odio que ves en tus pesadillas.”

“Sí, vi a Zero como Sanare. Así que el sacerdote debe haber estado viendo a alguien más.” “Me lo imaginaba.” Dijo Lily.

“¿Te has dado cuenta?”

“Sí.” Ella asintió. “Decía cosas raras.”

Sí. Creo que escuché algo sobre quitarle todo.

El sacerdote gimió.

“¿Estás despierto, sacerdote?” Zero llamó.

El sacerdote abrió un poco los ojos y se puso de pie. Miró a su alrededor. “¿Un sueño?” Murmuró. “Me pareció que… estaba soñando con el pasado.”

“Parece que has tenido una pesadilla. Fue causada por la magia de Sanare, pero no tienes que preocuparte más.”

“Sanare.” El sacerdote repitió el nombre, como si aún no entendiera bien la situación.

Cuando se dio cuenta de que el bastón que tenía a su lado se había transformado en una guadaña, sus ojos se abrieron de repente. Se dio cuenta de lo que había estado haciendo.

“¿A quién estaba persiguiendo?” “Uh—”

“A él.” Interrumpió Lily, señalándome a mí.

El cura seguramente se sentiría mejor si descubriera que intentaba matarme. Pero era demasiado tarde. Ya me había sobresaltado y el cura, sin su parche en el ojo, vio la expresión de mi cara. Era imposible que no se diera cuenta.

Con una expresión indescriptible, el sacerdote miró a Lily. Ella estaba cabizbaja, con los ojos en el suelo.

“¿Me estás cubriendo?” Preguntó. “No.”

“Casi te mato.”

“Sólo me estaba escondiendo.” Infló las mejillas. Tenía todo el derecho a enfadarse con el cura por casi matarla, pero no pensaba gritarle, al parecer.

El sacerdote le presionó suavemente la frente. “Bueno, realmente no me importa de ninguna manera.”

De todos modos, seguir con el asunto no supondría ninguna diferencia. “Ahora estamos bastante lejos de la carretera principal.” Dije.

Los verdes pastos rodeaban la ciudad de Latette, pero ahora estábamos en un bosque. “Sí. Corrí y corrí.” Dijo Lily.

“Oh, ya lo veo. Podrías haber corrido hacia Fomicaum.”

Lo decía en broma, pero el cura me golpeó con fuerza en la nuca. Me tiré al suelo. “Te lo merecías.” Dijo Zero.

Sólo Lily, que debería ser la ofendida, mostró alguna preocupación por mí.

“De todos modos.” Dije. “No vamos a llegar a Fomicaum antes de que se cierren las puertas. Probablemente podamos forzar la entrada con algunas amenazas y monedas, pero nunca podremos sacar un caballo de la ciudad.”

“Así que la forma más rápida sería que corrieras hacia Plasta.” Dijo Zero.

“No. Aunque corriera sin parar y sin descanso, probablemente sólo llegaría mañana por la noche como muy pronto. No es muy diferente de esperar a que Fomicaum abra y conseguir un caballo. Además, puedo llevarte a ti, pero no a la chiquilla y al cura. Tendríamos que dejarlos atrás.”

“Increíble.” Zero lanzó un suspiro irritado. “Ha conseguido entretenernos. Podríamos haber llegado a Plasta antes del amanecer si hubiéramos conseguido un caballo en Fomicaum. Este retraso es un poco frustrante.”

“De momento volvamos a Latette.” Dijo el sacerdote. “Será algo más rápido dirigirse al camino principal desde allí que continuar por un terreno accidentado. Si podemos llegar a Fomicaum antes de que se abran las puertas, tendremos tiempo para descansar. Sobre todo, estamos atrapados.”

Sabía lo que el sacerdote estaba tratando de decir. Estábamos un paso atrás. Sanare, sin duda, aprovecharía esta oportunidad para tendernos trampas.

Lo último que querría Sanare es que detuviéramos la ejecución. ¿Qué clase de obstáculo nos esperaba en el camino a Plasta?

***

Llegó antes de lo que esperaba. Estábamos justo delante de la iglesia de Latette, donde todo empezó, por así decirlo.

Una vez más una silueta bloqueó nuestro camino hacia Plasta. Firulais.

“Ya veo.” Dijo Zero, presionando su frente con exasperación. “Le dijo a la muchacha que habíamos hecho contacto con Decimotercero. La salida del lobo era inevitable.”

“Firulais solo no sería un gran problema.” Dije. “Pero esto es toda una recepción.”

Olfateé el aire. Afortunadamente estábamos a favor del viento. El olor de los soldados armados que llegaban desde no muy lejos indicaba que nos esperaba una emboscada.

“¿Dónde está Decimotercero?” Firulais preguntó. Ni siquiera se molestó en saludar.

“Me he enterado de que vas a echar a la Iglesia.” Dije, sin responder a su pregunta. Firulais se puso rígido. “Entonces los funcionarios de la Iglesia que se nieguen a irse serán ejecutados públicamente, y para empezar, vas a matar a los idiotas que atacaron a la gente en el túnel. Me parece un plan divertido. Qué manera de empezar una guerra.”

“Fue una decisión de la joven.” Dijo Firulais.

“Y tú simplemente obedeciste. Sí, como un perro de verdad.”

La expresión de Firulais se volvió dura. “No te obligaremos a unirte a nosotros. La joven ha dicho que no les pasará nada si no se entrometen. Dirígete al sur y llegarás al camino que lleva al túnel del sur.”

“¿Eres estúpido? Es una guerra entre brujas y la Iglesia. Ningún lugar es seguro. La guerra que están empezando se extenderá por todo el mundo. ¿Acaso entiendes lo que…?”

“¡Una guerra va a ocurrir tarde o temprano!” Bramó Firulais. “Fundar un Estado Mágico inevitablemente resultaría en enfrentamientos con la Iglesia. Tenemos que saber quién es amigo o enemigo. Los candidatos a una alianza se han reunido en el baile. Entonces celebraremos una ejecución pública de los funcionarios de la Iglesia, y sólo aquellos que estén de acuerdo se convertirán en nuestro aliado.”

“¿Qué pasará con los que se nieguen?” Preguntó Zero, con la voz baja.

Firulais esbozó una sonrisa tensa. “Ya tienes una idea, ¿no? Los tomaremos como prisioneros.”

Bien. Así que están decididos a seguir adelante como una nación herética.

Expulsar a los funcionarios de la Iglesia, ejecutar públicamente al hijo del noble que asaltó los túneles y tomar como rehenes a los huéspedes que no estaban de acuerdo con ellos, eran buenas razones para que los templarios fueran enviados.

“Sé que tus hombres están acampados a lo largo del camino a Plasta. ¿Pusiste el campamento contra el viento para intimidarnos? ¿No quieres que lleguemos a la chica?”

“Si no, se los considerará enemigos.” “¿Incluso nos arrastrarás si es necesario?” “Sí.” Firulais sacó su espada.

Zero y el sacerdote se prepararon, pero yo levanté el brazo, indicándoles que se quedaran atrás.

“Supongo que eso es un no.” Dijo Firulais. “Es una pena.”

“Si quieres ir a por ello, llama a tus amigos. ¿Crees que puedes manejarnos a los tres solos?”

“Con la Bruja de las Tinieblas por aquí, los números no importan. Puedes matarme fácilmente si realmente quisieras. Pero Solena me confió a la joven. Me pidió que la protegiera de todo tipo de peligros. La joven decidió hacer el papel de villana. Así que seguiré su plan. Si quieres interponerte en su camino, hazlo.” Los ojos de Firulais se clavaron en mí. Mostró sus colmillos, con fuego en sus ojos. Parecía un lobo de verdad. “¡Me mantendré firme, aunque me cueste la vida!”

Espada en mano, Firulais se agachó. Su arma era delgada y parecía menos fiable que mi gran espada, pero podía atravesar fácilmente una armadura. Incluso la gruesa piel o las escamas de una bestia caída.

Por la forma en que sus subordinados actuaban a su alrededor, diría que tenía las habilidades para ser el sirviente de Solena. Si no tuviera cuidado, me clavaría su espada en el corazón.

Al menos eso es lo que piensa.

“La Bruja de las Tinieblas, ¿eh? Parece que me estás subestimando.”

Sonándome el cuello, arrojé mi espada al suelo y, sin dudarlo, caminé directamente hacia Firulais.

Su rostro se puso rígido. “¿A qué estás jugando? ¿Quieres atacarme con tus propias manos? No sabía que fueras tan estúpido…”

Apretando el puño con fuerza, cerré la brecha entre Firulais y yo en un instante y le di un puñetazo en la cara. Se tambaleó hacia atrás.

Logró resistir mi golpe y una vez más preparó su espada. “¡Imbécil!” Gruñó, mirándome fijamente. “¡Deja de joder!”

Agarrando su espada, Firulais dio un gran paso adelante, con su espada apuntando a mi estómago.

“¡Tú eres el que está jodiendo! ¿Ni siquiera puedes saber cuándo tienes que ir a por todas contra alguien? ¡Apunta al corazón, idiota!”

No retrocedí. En su lugar, di un paso adelante, dejando que la espada golpeara mi estómago. Agarrando la hoja, tiré de ella hacia mí con todas mis fuerzas, con cuidado de no tocar el filo. El impulso de Firulais hacia adelante hizo que perdiera el equilibrio.

Cuando se inclinó hacia delante, le di un puñetazo en un lado de la cara, arrancándole algunos dientes. Se tambaleó, gimiendo de dolor. Entonces le agarré el brazo y le rompí la muñeca y el codo. Dejó caer la espada y se arrodilló.

Le agarré la cabeza y lo puse en pie. La sangre goteaba de su hocico. “¿Decías?”

Sólo pudo emitir gemidos de dolor.

“¿Qué tan serio es lo de detenernos, Firulais? ¿Quieres que nos abramos paso a la fuerza? Si sólo quieres que parezca que intentaste detenernos, esto debería ser suficiente. Ahora ruega por tu vida y mi jefa te curará. Si quieres ponerte de nuestro lado, puedes venir.”

Tanteando el aire con la mano, Firulais me agarró el brazo. Sus afiladas garras atravesaron mi piel, desgarrando mi carne. Mi sangre goteó en el suelo.

Así que esta es tu respuesta.

Tiré a Firulais al suelo.

“Nos vamos.” Dije, dándole la espalda a Firulais. “Realmente no quiere que pasemos.” “¡¿Eres estúpido?!” Gritó el sacerdote. “¡¿Por qué golpeaste a esa bestia caída?!”

“Ha empezado.” Dije, y los ojos del sacerdote se abrieron de par en par. “Que arriesgue su vida para detenernos significa que es demasiado tarde. Ya no podemos detener a la chica. No vamos a llegar a tiempo para detener la ejecución de los nobles, ¿verdad?”

“Serán quemados en la hoguera al amanecer.” Respondió Firulais, tirado en el suelo y ahogado en su propia sangre. “La guerra no se puede detener.”

Si Sanare no nos hubiera detenido, lo habríamos conseguido. Cuando el sacerdote se dio cuenta, maldijo de una manera impropia de un eclesiástico. Zero también se calló, con cara de disgusto.

“En otras palabras, aunque matemos a este tipo y a sus hombres acampados más adelante y lleguemos a la chica, la guerra es inevitable. Además, seremos perseguidos como criminales por matar a los caballeros del país. La chica se verá obligado a matarnos. Nuestra mejor opción es retirarnos.”

“Nuestra otra opción es matar a la muchacha y apoderarnos de este reino.” Dijo Zero. “Si Sept toma su cabeza y la presenta a la Iglesia como un regalo, y luego jura lealtad, la guerra terminará.”

“Me gusta esa idea.” Dijo el sacerdote. “Claro que sí.” Escupí.

Pero Sept era un hechicero bajo la tutela de Decimotercero. Los términos de la paz incluirían definitivamente su ejecución o la cadena perpetua. La Iglesia seleccionaría entonces una nueva familia real para rehacer el reino de Wenias, moldeándolo de forma que sirviera a sus intereses.

Las brujas serían oprimidas como nunca antes. “Oye, bruja. No lo cures.” Dije.

“Lo sé.” Respondió Zero. “Las negociaciones han fracasado. Lobo mostró su lealtad a la muchacha y luchó para impedir que fuéramos. Logró infligir una herida grave al Mercenario. Pero él también sufrió graves heridas. Luego perdió el conocimiento y no tenía idea de adónde íbamos.”

Inteligente.

“Qué guion más fácil.” Dijo el sacerdote.

“¡Hermano mayor! ¡Tú estómago!” Lily se puso pálida al ver mis heridas.

Aunque estaba acostumbrado a este tipo de lesiones. Debería empezar a cerrarse mañana.

El efecto de la ejecución pública fue notable. Los clérigos huyeron de Wenias como una marea que se aleja.

Al mismo tiempo, la gente contraria a la Iglesia entró en el reino. Tomando la situación en serio, la Iglesia organizó inmediatamente una fuerza para purgar a las brujas, dirigida por los Caballeros Templarios.

La guerra estaba empezando.

En respuesta, Albus emitió una orden de evacuación para los que vivían dentro de los túneles e instaló una gran cantidad de explosivos. El plan era hacer explotar a los Caballeros Templarios y enterrarlos vivos tan pronto como entraran en los túneles, pero alguien — Decimotercero— los hizo explotar. Todos los túneles se derrumbaron antes de que los caballeros pudieran entrar en el reino.

El enfrentamiento frontal entre el Reino de Wenias y la Iglesia fue efectivamente pospuesto como resultado, y todos los peces gordos de varios países que vinieron a Wenias

para el baile y posteriormente se convirtieron en prisioneros de guerra fueron atrapados dentro del reino.

No hace falta decir que todo esto era una estratagema para ganar tiempo.

Teníamos que matar a Sanare antes de que se reabrieran los túneles y los templarios entraran en Wenias.

Por eso…

“Primero, debemos capturar a la princesa y recuperar su cuerpo de Sanare. Damas y caballeros, es el momento del contraataque. Ah, mi corazón está acelerado. Me tomaré mi dulce tiempo para arrancarle las patas a ese insecto y ver cómo se retuerce, incapaz de moverse.”

-FIN DEL VOLUMEN 6-