Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 6

Capítulo 1: Volviendo Al Principio

Parte 3

Sólo nos llevaron a Zero y a mí, dejando al sacerdote y a Lily en la posada.

El hombre que trabajaba en la posada tenía una mirada complicada mientras sostenía un trozo de carne de jabalí Ebl en la mano, así que le hice un gesto: “No se enterarán si no dices nada. Cómetelo tranquilamente.”

Probablemente no volveríamos a la posada.

El oficial al mando de las bestias caídas parecía estar en la entrada del túnel, fuera del reino.

Debido a nuestra total falta de resistencia, no fuimos sometidos a la humillación de ser atados con cuerdas, cadenas y collares.

Por ello, Zero estaba de buen humor, caminando como si estuviera dando un pequeño paseo, lo que habría estado bien, si no tuviera tanta curiosidad por las escamas del reptil y los cuernos de la vaca.

Lo que más me molestó fue que las tres bestias caídas estuvieran adulando a Zero, cautivados por su aspecto.

“Jovencita, ¿es usted realmente una bruja? Tal vez debería solicitar ser su sirviente.” “Prefiero servir a una bruja bonita que ser trabajado como un esclavo.”

Me sentí avergonzado por ellos.

“¿Es su comandante un hombre tan aterrador?” Preguntó Zero.

“¡Oh, es más que aterrador! Para ser una bestia caída, es realmente bueno con la espada.” Dijo la vaca. “Ni siquiera puedes superarlo sólo con la fuerza.”

Las bestias caídas no podían recibir una educación formal, así que cuando se trataba de manejar la espada, lo mejor que podían hacer era blandir su arma al azar.

Una bestia caída podía derrotar a un humano normal en una pelea de espadas por su fuerza, pero en una batalla entre dos bestias caídas, ganaría la que hubiera recibido un entrenamiento adecuado de esgrima.

“Y está al servicio del jefe mago.” Dijo el perro. “Si le desobedecemos, nos denunciarán, y entonces se acabó para nosotros.” Su pelaje se erizó y sus orejas se inclinaron.

“¿Qué quieres decir con ‘se acabó’?” Preguntó Zero. “¡Nos convertirán en humanos!”

“Parece algo bueno.” Comenté.

“¡¿Cómo?!” Gritaron los tres al mismo tiempo.

“¡Ser humano significa que no podrás luchar! Para los que sólo conocemos la lucha, eso es prácticamente una sentencia de muerte. No sobreviviremos.”

Parecían un puñado de cerebros musculosos. Yo soñaba con tener una taberna por mis habilidades culinarias, pero estos tipos no tenían ningún sueño.

“Además, mientras esperamos nuestro turno, nos dirigimos al cobertizo. En el peor de los casos, estarás muerto antes de convertirte en humano.”

“¿Un cobertizo?”

“Llegamos. Se acabó la cháchara.” El lagarto se detuvo unos pasos después de salir del túnel.

Vi a un caballero que llevaba una capa con bordados de fantasía. Tenía orejas puntiagudas, una nariz larga y una cola tupida. Estaba de espaldas a nosotros, pero sin duda era una bestia caída.

¿Ese tipo hortera es el capitán? Esa espalda me resulta familiar.

“¡Capitán!” Llamó el lagarto. “¡Encontramos a la bestia caída que mató al jabalí Ebl!” El caballero levantó las orejas y se dio la vuelta.

“¿Espera, Firulais?” Murmuré.

“¡He dicho que soy un lobo!” Aulló, enseñando los colmillos. “¿Quién demonios…?”

En el momento en que me vio, se congeló por completo y se quedó boquiabierto. “¡¿H- Hermano?! ¡Y la bruja de las tinieblas! Me pareció oler un aroma familiar. No creí que fueras realmente tú.”

Las cosas finalmente encajaron. Un lobo bestia caída que era bueno con la espada y servía al jefe de los magos del reino.

“¡Ah, sí! Por supuesto. Por jefe mago, se referían a la chica. Su sirviente sólo podías ser tú.”

Este tipo era un caso especial. Noble de nacimiento, aprendió los fundamentos de la esgrima en su época de caballero. Luego le pidió a la gran Solena que lo convirtiera en una bestia caída.

Pero nunca tuve la impresión de que fuera aterrador y fuerte. “¿Por qué me miras así, hermano?” Preguntó.

“Me impresiona cómo tus trucos te han llevado hasta aquí.”

“¡No es un truco! ¡Soy realmente hábil! ¡¿Sabes cuántas veces he sofocado revueltas de cabezas de chorlito?!”

“¿De verdad? ¿Ah, sí? ¿Hábil? Casi te mueres después de poner a un aspirante a brujo en mi contra. También estabas temblando cuando mi patrón te quitó todas los pelos del cuerpo.”

“¡Oye, para! ¡Baja la voz! ¡No digas esas cosas delante de mis hombres!” Decidí mostrar la poca amabilidad que tenía y cerrar la boca.

Zero se rió. “Parece que tus subordinados te temen.” Dijo. “Ha pasado un tiempo, Perro.” “Te sigo diciendo que no soy un… No, no importa. ¿Qué estás haciendo aquí?”

“Tus hombres nos trajeron aquí.” Hice un gesto con la barbilla hacia el desconcertado trío de bestias caídas.

Mostrando sus colmillos, Firulais miró a sus subordinados.

“Basta ya.” Dijo Zero. “Es un hecho innegable que nosotros —más bien, el mercenario— matamos al jabalí Ebl. Ellos simplemente están haciendo su trabajo.”

Firulais dejó caer las orejas y la cola. “¿Cómo hemos llegado a esto? Espera, ¡dijiste en la Carta de Brujas que te dirigías al Bosque de Arco de Luna!”

“Bueno, han pasado cosas.” Dije. “Estábamos planeando ir al castillo mañana a primera hora. También envié un mensaje a la chica usando la Carta de Brujas. En cuanto al jabalí Ebl, no tuve más remedio que matarlo. Nuestros amigos no podían moverse…”

“¿No tenías otra opción? ¡Podrías haber escapado! ¡¿Sabes lo difícil que es atrapar uno y transportarlo vivo?!”

“No tuve tiempo de considerarlo. No es que conociéramos la situación para empezar.” “Pero aun así…” Firulais se apretó la frente y suspiró.

¿Qué, de verdad soy el que está equivocado?

“Así que, Perro.” “Lobo.”

“Lobo.” Se corrigió Zero, encarando a Firulais. “¿Por qué estás aquí? Me resulta un poco extraño que no estés con la muchacha.”

“A mí también me gustaría estar a su lado, pero tengo órdenes directas de la joven. Vamos a invitar a un noble de Cleon, pero últimamente se ha vuelto peligroso por estos lares, así que me han asignado la vigilancia. Es aún peor aquí en el túnel del sur, donde las relaciones con los países vecinos han empeorado.”

“Oímos que hubo una explosión.”

“¿Se enteraron?” Las orejas de Firulais se levantaron con sorpresa. “Tenemos toneladas de problemas. Bandidos en los caminos, controles de carretera para acosar a los viajeros que intentan entrar en el reino, falsas acusaciones de detención. Así que cuando nos enteramos de la muerte de un jabalí Ebl, supusimos que algunos bandidos se colaron y podrían causar otra explosión.”

“Y tenías que volver a mencionarlo, ¿eh? Dije que no tenía otra opción.”

“Sí, sí, lo entiendo. De todos modos, en realidad sólo he vigilado a un maniquí. El verdadero noble ya ha entrado en el reino hace tiempo. Los bandidos incluso nos atacaron, pensando que el maniquí era el verdadero.”

El plan era probablemente crear la impresión de que Wenias era una nación incompetente que ni siquiera podía proteger a los nobles de los bandidos. Entonces las masas ya no creerían en un Estado Mágico.

Las personas que creían firmemente que las brujas eran malas querían razones para destruir la reputación de Wenias y denunciar al reino.

“De todos modos, es bueno que hayas vuelto. Estoy seguro de que la joven estará encantada. Últimamente ha estado de los nervios, así que tu presencia es bienvenida.” Firulais se relajó un poco.

Después de que los sentimientos de sorpresa y rabia se disiparan, la alegría del reencuentro llegó por fin a él.

Entonces, de repente, rugidos y gritos salieron del túnel cuando los viajeros que esperaban a la inmigración sacaron sus espadas a la vez. Eran unos veinte, casi la mitad de los presentes.

“¡En nombre de la noble Diosa, hacemos caer el martillo sobre las brujas malvadas!” Bramó uno. “¡Cerraremos el túnel al infierno y daremos paz a los impotentes!”

Los que tenían sus espadas desenvainadas se abalanzaron entonces sobre cualquiera que pudieran ver.

“¡Otra vez no!” Gritó Firulais. “¡Es la tercera vez en los últimos quince días! ¿No pueden rendirse ya?”

“¿Quiénes son?”

“Como puedes ver, son seguidores de la Iglesia que odian a Wenias por albergar brujas. Son los hijos de algunos peces gordos. Matarlos sería malo, así que los ahuyentamos, pero siguen volviendo.”

“Suena como un gran dolor de cabeza.”

Firulais ordenó a sus hombres que fueran a comprobar el túnel, y luego corrió a proteger a los viajeros. Derribé a los idiotas imprudentes que se atrevieron a atacar a Zero. Miré a mi alrededor. ¿Y ahora qué?

“Estás inusualmente tranquilo, Mercenario, a pesar de estar en medio de un campo de batalla.” Dijo Zero.

“Pero no es un campo de batalla.”

Normalmente era el tipo de persona que se escabullía, pero esta vez, los agresores eran simplemente unos cabezas de chorlito. Parecían estar entrenados con la espada, pero no tenían ningún deseo de matar.

En otras palabras, todo esto fue una farsa: un juego en el que iniciaron una pelea porque sabían que no los matarían.

“Su objetivo es provocar el caos y hacer correr la voz de que es peligroso ir a Wenias.” Dije. “Si los autores están emparentados con peces gordos, simplemente pagarán para que los liberen si los detienen. Saben que si los matan, dará la impresión de que Wenias es una nación cruel. Es una táctica de acoso habitual.”

“Eso suena molesto.”

“Me encantaría ver un acoso que no sea molesto. De todos modos, sólo empeoraré las cosas si me entrometo. Si uno de los dos lados muere, toda esta farsa se convertirá en una verdadera pelea.”

Tal vez fuera porque no podían matar a ninguno de los agresores, o tal vez les preocupaba golpear a los civiles, pero los magos estaban priorizando la defensa y la protección de los civiles mientras esperaban que el enemigo se quedara sin energía.

Uno de los magos construyó un muro defensivo con Etrach. Curaron a los heridos con Cordia detrás del muro, mientras disparaban con Steim a las piernas de los atacantes.

Los magos parecían estar acostumbrados a los ataques, pero los viajeros temblaban de miedo ante la repentina amenaza a sus vidas. Empezaron a rezar a los dioses con desesperación.

“Encuentro esta agitación un poco molesta.” Dijo Zero. “Así que simplemente tenemos que capturarlos a todos vivos, ¿sí?”

“¿Puedes hacer eso?”

“Una pregunta tonta. Sólo será un momento.”

Con una mueca de maldad, Zero levantó los brazos hasta el pecho. Podía sentir que el bosque circundante se agitaba. Era como si una serpiente gigante se retorciera bajo tierra.

“¡Meeza Ri Qib! ¡Retuerce y atrapa! Capítulo de la captura, página ocho: ¡Caplata!

Concédeme el poder, ¡porque soy Zero!”

En cuanto terminó de cantar, innumerables lianas salieron de debajo del suelo hacia el cielo, bloqueando mi visión. Se extendieron hacia su objetivo a una distancia y velocidad increíbles.

En un abrir y cerrar de ojos, las lianas se enroscaron alrededor de la veintena de idiotas y los ataron al suelo y a los troncos de los árboles.

Sólo pasaron unos segundos desde que Zero cantó el hechizo hasta que todo terminó. Ya había visto a Caplata en acción.

“Vaya.” Dije. “Eso, literalmente, sólo tomó un momento.”

“A fin de cuentas Caplata es un hechizo de la octava página.” Dijo Zero. “Su efecto varía según el poder del usuario. En mi caso, puedo atar a mil enemigos así en un instante.”

***

La multitud atónita y silenciosa lanzó una ovación. “¡¿Has visto eso?! ¡Eso fue mágico!”

“Increíble… ¡Acabó con todos los matones sin siquiera herir a nadie!”

“¿Ves? Te lo dije, ¿no? ¡Mas razón para ser magos! ¡Estoy harto de la Iglesia y de sus constantes sermones!”

Pasando del miedo a la excitación, los viajeros se levantaron y comenzaron a atacar a los agresores. Firulais intervino rápidamente para detenerlos, pero éstos lanzaron piedras a los alborotadores, les escupieron e incluso les gritaron blasfemias. Fue como una ejecución pública.

Los atacantes cosecharon lo que sembraron, pero cuando la gente que no tenía autocontrol empezó a linchar, la muerte era muy probable. Lo mejor sería detenerlos mientras fuera pronto.

“¡Todos, ¿qué están haciendo?!”

Con una sincronización impecable, el hombre perfecto para el trabajo apareció desde el túnel. Llevaba un parche de cuero sobre los ojos y tenía un llamativo cabello verde: el adjudicador de Dea Ignis.

“¡Todos, retírense! Deben saber que los linchamientos están prohibidos por la Iglesia.”

Su voz de mando echó agua fría sobre las cabezas del agitado grupo. Uno a uno, dejaron caer las piedras que tenían en las manos y retrocedieron rápidamente varios pasos como si no hubieran hecho nada.

Los atacantes recuperaron el ánimo. “¡Tiene razón!” Gritaron.

“¡Nada raro de los que intentan entrar en una guarida de brujas!” Añadió uno. “¡Están todos podridos hasta la médula! Las brujas de Wenias asesinaron al rey y se hicieron con el trono. En el momento en que pongan un pie en esa tierra manchada de sangre, ¡sus almas serán maldecidas y pasarán su próxima vida como miserables bestias—ay!”

El sacerdote golpeó al hombre con su bastón. “Silencio, bribón. Si los que ponen un pie en el reino están malditos, ¿qué pasa con los clérigos que protegen la iglesia de Wenias? Tontos sin cerebro. No usen el nombre de Dios para cometer actos egoístas.”

Reprendido por el sacerdote que creía que estaba de su lado, el hombre se puso rojo y se calló.

Debe ser el hijo de un pez gordo. Al mirarlo de cerca, parecía llevar ropas finas, y su espada tenía algún diseño elaborado.

“Hey, cura.” Llamé. “¿Cómo está la situación en el túnel?”

El sacerdote frunció el ceño, molesto. “Es un desastre. Un montón de gente con espadas empezó a causar estragos de repente, y luego irrumpieron un montón de bestias caídas que no saben contenerse. Casi termina en un desastre.”

“No los mataste, ¿verdad?”

“¿Por qué no les preguntas?” Señaló detrás de él con su bastón.

Los subordinados de Firulais aparecieron, arrastrando a los alborotadores que habían atado. Parecían estar bien. Los tres murmuraban “Ratas… ratas…” repetidamente, como si tuvieran una pesadilla.

“Este es un ejemplo perfecto de un grupo de idiotas que se agrupan pero no llegan a nada.” Dijo el sacerdote. “Con subordinados así, apostaría que su oficial al mando también es incompetente. Sobre todo, tener problemas para conseguir que unas docenas de personas se calmen es una prueba de que no tienes lo que se necesita para ocupar un alto cargo.”

Ese es el cura para ti, sin duda. En cuanto salió, empezó a buscar pelea, sin siquiera tomarse un descanso.

Insultado, Firulais rugió mostrando sus colmillos. “Un sacerdote con la lengua afilada,

¿eh? Tu gente empezó este lío, ¿y tú tienes la audacia de hablar mierda?”

“¡Ambos, solo cálmense!” Zero interrumpió. “Si causan más problemas después de que me haya tomado la molestia de sofocarlos, los ataré de la manera más embarazosa que puedan imaginar.”

¿Cómo? No quiero ni imaginarlo. Parecía que yo era el único golpeado por el miedo. “Él es el que empezó.” Dijo Firulais. “¡¿Quién es ese cura?! ¿Lo conoces?”

“Bueno, uhh… Está con nosotros.” Dije. “¡¿Quééééé?! ¡Pero si es un cura!”

Sé cómo te sientes. Si yo estuviera en su lugar, tendría la misma reacción. Espera,

¿siquiera por qué estoy trabajando con el cura?

“Hay más.” Dijo Zero. “Es un adjudicador de Dea Ignis.” “¡¿U-U-Un adjudicador?! ¿Te has vuelto loca?”

“Las brujas somos seres excéntricos, sí.”

Lanzando un suspiro, Firulais apretó las cejas y miró hacia abajo, sin palabras. Cuando sus ojos captaron la criatura que apareció en su campo de visión, parpadeó un par de veces.

“Me he estado preguntando… ¿Es esa cosita una bestia caída?” Firulais señaló a Lily.

Llevaba un rato parada. Sorprendida por la repentina atención, Lily intentó rápidamente esconderse detrás de las piernas del sacerdote, pero se cayó cuando éste la esquivó. Inmediatamente se puso en pie, con los labios apretados, como si se estuviera conteniendo para no llorar.

“Lily.” Dijo. Fue una breve presentación.

Por alguna razón, Firulais se giró hacia mí de forma incómoda. “Oye, hermano. Tú no la secuestraste ni nada, ¿verdad?”

“¡¿Por qué todo el mundo asume inmediatamente que estoy haciendo algo ilegal?!

¡¿Cuándo he tomado a alguien por la fuerza?! ¡¿Eh?! ¡Soy como un inofensivo animal de peluche! ¡Ni siquiera siento nada cuando duermo en la misma cama con una bruja cada noche!”

“Hermano, ¿no te sientes triste diciendo eso?” Dijo Firulais.

“Así que eras consciente de que eras demasiado inofensivo para un hombre.” Añadió Zero.

“Pensé que lo hacían todas las noches sin falta.” Comentó el cura.

¡Saca tu mente de la alcantarilla, sacerdote! ¡Deberías dejar tu trabajo como eclesiástico ahora mismo!

“No dejes que su aspecto te engañe, Firulais—Lobo.” Dije. “Puede que sea una chiquilla, pero es poderosa. Hacer que alguien baje la guardia es parte de sus habilidades. En realidad, tiene diecisiete años. Casi una adulta, en realidad.”

“¡¿Qué?! ¡¿Es mayor que la joven?!” Firulais se agachó y estudió la cara de Lily. Incapaz de soportar su mirada, se escabulló detrás de mi pierna.

“No le gustas.” Dijo Zero.

Firulais se frotó la nariz con una mirada de consternación. “No mencionaste que estabas trabajando con un sacerdote. Su informe es tan amplio que no nos dice nada en absoluto.”

“En todo caso, debería ser alabado por ser capaz de escribir a pesar de ser una bestia caída.”

“Bueno, supongo que está bien ya que está trabajando con ustedes dos.” Sus orejas se agitaron.

“Um, perdón.” Alguien llamó desde detrás de Firulais. Eran sus subordinados. Todos llevaban miradas estúpidas en sus rostros. “¿Qué debemos hacer?”

Firulais recuperó su expresión de mando. “¡¿Qué les parece?! ¡Arresten a todos los alborotadores y organicen su viaje a Plasta! Después de eso, ¡preparen algunos carruajes! ¡Voy a llevar a los invitados al castillo!”

“¡Señor! ¡Sí, señor!” El perro, la vaca y el lagarto salieron corriendo en la misma dirección. Aparentemente, no conocían el concepto de dividir las tareas.

“¿Estás seguro de contratar a esos tipos?” Pregunté.

“Para ser sincero, no.” Respondió Firulais. “Pero es mejor contratar a bestias caídas para el orden público.”

“¿Qué quieres decir?”

“Tan pronto como Wenias se convirtió en un Estado Mágico, hubo más y más gente que quería vender cabezas de bestias caídas al reino. Eso significa que algunas personas peligrosas irán y vendrán, afectando al orden. Por eso la joven emitió un decreto que prohibía a los magos comprar cabezas de bestias caídas. Después de eso, las bestias caídas comenzaron a reunirse aquí.”

“Tiene sentido.”

Los enemigos naturales de las bestias caídas eran las brujas y los bandidos que querían sus cabezas. Como en Wenias estaban a salvo de ambos, tenían muchas razones para viajar desde lejos sólo para emigrar aquí.

“Creo que la entrada de bandidos en el reino es mejor que el símbolo de la depravación que se reúne aquí.” Comentó el sacerdote.

“En pocas palabras, sí. Aceptó Firulais con amargura. “Cuando las bestias caídas empiezan a aparecer en un país que no está en guerra, es obvio que se dediquen al bandolerismo. Por eso decidimos contratarlos.”

Ya veo. Es mejor integrarlos en el sistema que dejarlos desbocarse por todo el reino. “¿Cómo se relaciona todo esto con que quieran servir a las brujas?”

“Han aprendido del pasado. Las brujas crearon originalmente a las bestias caídas. Por eso, a menudo es más conveniente que las brujas y las bestias caídas trabajen juntos, como la joven y yo, o tú y la Bruja de la Oscuridad. Ha funcionado mejor de lo esperado. Desde que contratamos a bestias caídas para la seguridad, el número de bandidos disminuyó rápidamente. Aunque no es que no hayamos tenido problemas…”

¿Problemas?

“Déjame adivinar.” Dijo el sacerdote. “Un aumento de los crímenes inexorables.”

Firulais frunció las cejas. “Tsk. Los idiotas son irritantes, pero supongo que la gente inteligente también lo es.”

“Lo tomaré como un cumplido. Hace poco me enteré de que una aldea fue destruida por una bestia caída. Un mago ordinario no pudo detenerlo, así que el mago jefe tuvo que intervenir. El número de crímenes puede haber disminuido, pero su naturaleza ha empeorado. Es bastante obvio que eso sucedería si el número de bestias caídas aumentara.”

“Sabes, estoy tratando de ser indulgente ya que está contigo, pero estoy harto.” Dijo Firulais. “La gente de la Iglesia también está causando problemas en el reino. Hay 273 iglesias de todos los tamaños en Wenias, y la gente de allí está incitando al pueblo a los disturbios difundiendo teorías conspirativas día y noche. Algunos sacerdotes están reuniendo armas y distribuyéndolas entre sus seguidores, y muchos de ellos están fomentando la caza de brujas y la quema en la hoguera, que están prohibidas. Esta nación aboga por la convivencia. Es evidente el dolor de cabeza que nos están dando.”

Muy bien. Díselo de frente, Firulais. Está claro que no pudo soportar a la Iglesia.

El sacerdote, por supuesto, no vaciló ni un poco, sin importar lo fuerte que aullara Firulais. “Y sólo tengo una cosa que decir a eso.” Dijo. “Maravilloso. ¿O esperabas que dijera otra cosa?”

Firulais se quedó con la boca abierta, sin palabras. Se apretó la frente, como si hubiera renunciado a todo. “Por eso odio a la gente de la Iglesia.” Se lamentó. “¿Estás seguro de que podemos llevar a este tipo a la joven?”

“No tienes que preocuparte.” Dijo Zero. “Este sacerdote es sorprendentemente compasivo. Es amable, sensible y de corazón puro. Creo que se parece al Mercenario…”

“Si dices algo más, te ejecutaré aquí y ahora.” “Te ayudaré con eso, sacerdote.”

El sacerdote y yo pusimos las manos en nuestras armas al mismo tiempo. Zero se rió. “¿Ves?”

***

Salir en un carruaje cuando ya estaba oscuro era una tontería, así que decidimos partir a la mañana siguiente.

Firulais dijo que nos conseguiría un lugar para pasar la noche, pero le dije que ya habíamos reservado habitaciones. Acordamos encontrarnos en la salida del túnel al día siguiente.

“Oh, sí.” Dijo Firulais. “¿Puedes conseguirle al cura otra ropa? Ya conoces la situación actual. Si se corre la voz de que llevé a un sacerdote al castillo, causará especulaciones innecesarias.”

El sacerdote asintió en silencio. Para alguien cuyo deber principal era recopilar información, llevar ropas de campesino para ocultarse no era gran cosa.

Cuando volvimos a la posada, nos recibió el antiguo bestia caída. “¿Les han dejado marchar? Qué pena. Pensé que tendríamos toda la carne del jabalí Ebl para nosotros.” Se rió. Tenía un paño manchado de sangre alrededor de su brazo.

“¿Fue por el ataque de antes?” Pregunté.

“Sí. Me apuntaron específicamente a mí. Creo que sabían que era un bestia caída.” Miró fijamente sus manos humanas sin poder.

Parecía que todavía echaba un poco de menos ser una bestia caída.

“Padre, ahora que me he convertido en humano, ¿sigo siendo un símbolo de depravación?” Preguntó. “Dicen que engaño a todo el mundo con algún método de brujería. Que puedo cambiar mi apariencia, pero un monstruo siempre será un monstruo.”

“Fuiste el primero en saltar delante de los agresores para proteger a tu mujer. Así que te defendí.”

El hombre miró al sacerdote con curiosidad. “Um… no te sigo.”

“Un adjudicador nunca blandiría su arma para defender a un monstruo.” Con eso, el sacerdote regresó inmediatamente a su habitación.

Zero observó su espalda con una sonrisa. “Me gusta bastante ese hombre.” Dijo. “¿Qué opinas, Mercenario?” Ella me miró en busca de acuerdo, por alguna razón.

Me acaricié el pelo de la barbilla. “No sé. ¿Qué te parece, chiquilla?” Miré a la pequeña bestia caída en mi pierna.

“¡¿Qué?! ¡¿Yo?!”

Como esperaba, se sobresaltó y su mirada se desvió. Entonces, de repente, recordó algo.

“Uh… ¡N-No me preguntes, imbécil!”