Koujo Denka (NL)

Volumen 2

Capitulo 4: Sin Importar Cuánto Oré

Parte 1

Una semana en el reino son ocho días, de acuerdo con el Calendario Continental Unificado. Los días de la semana fueron nombrados por los ocho elementos: fuego, agua, tierra, viento, relámpagos, hielo, luz y oscuridad. La magia contemporánea solo reconoce siete elementos, pero esa decisión se tomó después de la Guerra del Señor Oscuro dos siglos antes, lo que convirtió al día del hielo en un remanente de los días de los ocho elementos clásicos.

Habitualmente, el día de la luz se consideraba un día de oración, aunque como no creyente, rara vez iba a la iglesia. Además, Dios solo me envió pruebas últimamente, sin importar cuánto oré. Un poco de salvación hubiera estado bien. Por supuesto, la religión no era especialmente poderosa en el reino, así que sospeché que los feligreses semanales eran una minoría. El día siguiente, el día de la oscuridad, fue un día puro de descanso. Incluso las instituciones públicas solo hicieron lo mínimo indispensable en estos dos días libres.

La Royal Academy impartía clases hasta el mediodía de los días de hielo. Una vez que las niñas llegaran a su segundo año, podrían elegir sus cursos y administrar sus propios horarios. Sin embargo, como estudiantes de primer año, numerosos cursos fundamentales los mantuvieron atados durante largas horas. Por lo tanto, supuse que les daría clases en los días de la luz y oscuridad o alguna combinación de los dos: naturalmente querrían días para relajarse o divertirse. Con eso en mente, supuse que pasaríamos a lo sumo un día y medio juntos, dejando libre el resto de mis fines de semana. En retrospectiva, me di cuenta de lo ingenuo que era mi perspectiva.

Tenía muchas investigaciones que realizar además de preparar las lecciones de las niñas: Frigid Crane y los otros grandes hechizos, el diario que le había pedido al director que descifrara, el destino de la duquesa Rosa… También me encontré más ocupado de lo que había anticipado durante el primer mes del año escolar de la Royal Academy. Sin embargo, unos días antes, mi período de enseñanza en la academia había llegado a su fin, dejándome con las mañanas libres entre semana. La suspensión de Lydia también había sido levantada y ella había reanudado sus funciones en el palacio. Lograr que se fuera había sido una tarea ardua, por supuesto.

Cielos. ¿Estoy teniendo los mismos pensamientos otra vez?

“¿Qué te tiene mirando tan abajo?” El profesor interrumpió mi ensoñación.

“Tómate un descanso. He hecho té”

“Oh, gracias”, respondí, dejando mi bolígrafo en mi cuaderno y estirándome.

Estaba exhausto, pero había terminado mis preparativos para el día siguiente. Esperaba que las chicas disfrutaran lo que se me había ocurrido.

Estaba en la oficina del profesor, donde Lydia y yo habíamos pasado tres años juntos. El espacio escondido estaba amueblado con escritorios, sillas y rodeado por todos lados por estanterías. Dudaría en llamarlo espacioso, pero había algo relajante en la habitación. Examiné la disposición desordenada de libros antiguos e inusuales mientras tomaba un sorbo de té, que era irritantemente delicioso.

Vive para sus pasatiempos, maldita sea. Lo veo sonriéndome.

“Lamento tomar prestado su espacio de oficina todas las semanas”, le dije.

“No pienses en eso”, me aseguró.

“Mis estudiantes casi nunca están aquí en este momento, de todos modos, así que siéntete como en casa. Dicho esto, tus visitas son un secreto. Eres un hombre popular, y tendría un motín en mis manos si supiera que he estado monopolizando tu tiempo”

“¿Por qué molestarse con una mentira tan obvia?” Yo pregunté.

“Solo mis antiguos subalternos de su departamento dedican al menos una palabra para mi”

“Por supuesto que no”, dijo.

“Nadie puede hablar contigo sin el apoyo de Lydia… Olvida que dije algo. Eso no fue más que un desliz de la lengua. En cualquier caso, la popularidad de ambos está fuera de toda duda. Espero que hayas tenido cuidado cuando caminar alrededor de la universidad”

“He sido discreto”, le dije, lanzándole una mirada burlona.

“Bien. Siéntete libre de continuar haciendo tu trabajo aquí. Sin duda te apasiona, no puedo creer que hayas reunido cuadernos para tres estudiantes cada semana”

Un cambio importante en mis planes fue la incorporación de Lydia y Lynne a mis sesiones de tutoría de fin de semana. Lydia se había unido a mí como compañera instructora: le gustaba ayudar a los demás y estaba ansiosa por revisar mis notas. Las cosas habían funcionado por sí solas, así que enseñé teoría junto con técnicas de largo y medio alcance, mientras ella se encargaba de todo lo relacionado con el combate. Estaba seguro de que había sido un mes valioso para las niñas. Uno no tenía que ser espadachín para beneficiarse de saber cómo se movía y pensaba, y sin lugar a dudas habían mejorado considerablemente la forma en que se movían.

A partir de esa semana, daría clases solo y en la mansión Howard. Según Tina y Ellie, la Señora Walker y las otras criadas estaban ansiosas por el cambio. Todavía tenía que preguntarle a Lynne si continuaría participando o si aprovecharía esta oportunidad para retirarse; Debería hacer eso cuando visité a los Leinster esta noche. Me alegraba que se hubiera hecho amiga de Tina y Ellie, pero me parecía que solo se había unido a nuestras lecciones porque Lydia se lo había dicho y quería respetar sus deseos al respecto. No tenía que preocuparse por atrasarse en su trabajo escolar, y dado lo duro que había trabajado para ganarse su lugar en la academia, esperaba que dejara espacio para el disfrute en su vida estudiantil en lugar de pasar cada momento estudiando.

Eso va para Tina y Ellie también. Tomarse un tiempo para descansar y jugar era importante, al menos en mi opinión. Sus lecciones conmigo actualmente comenzaban en las tardes de los Días de Hielo y terminaban en las noches de los Días de Oscuridad. Tenían libres las mañanas del Dia de la Luz, ya que era un día de adoración, pero tendíamos a pasar ese tiempo juntos a pesar de todo, lo que significa que estuve con ellos todo el fin de semana.

Debería llevarlas de excursión. Son niñas en crecimiento, después de todo.

“Sensei, nuestras lecciones van desde la tarde del Día de Hielo hasta la noche del Día de la Oscuridad, ¿no es así? ¿No es así?”

Tina me había presionado durante nuestro almuerzo juntos en la Royal Academy. No había sabido qué decir. Hice todo lo que pude para disuadirla, pero ella y Ellie habían sido inflexibles. Incluso Lynne había arrojado su peso detrás de ellos. Después de una larga discusión de ida y vuelta, nos habíamos comprometido a que solo pasaría la noche en el Dia de la Luz. Pensé que me había desenvuelto bien, aunque Karen había sido incluso más fría que de costumbre conmigo cuando escuchó los detalles.

“¿Conseguir que las chicas más jóvenes te atiendan con el sello de aprobación de Lydia?”

Ella había dicho estar informando esto a mamá y papá.

Lo has entendido todo mal: ¡Este es mi trabajo! deja de hacerlo sonartan siniestro!

Para mi pesar, Karen había sido terriblemente dura conmigo últimamente. Dicho esto, sospeché que ella tenía algo que quería discutir después de que terminó de regañarme. Podía ser reservada, me preguntaba de dónde había sacado eso, por lo que requería muestras de afecto fraternal de vez en cuando. No era como si yo hubiera querido mimarla.

Anko se acercó a mí y froté el vientre del familiar para recargarme mentalmente mientras continuaba mi conversación con el profesor.

“Me encantaría aceptar esa oferta, si no te importa”, le dije.

“Es difícil trabajar sin interrupciones en las mansiones Leinster o Howard. Siempre podría hacer esto en mi alojamiento, pero mi hermana los visita con más frecuencia últimamente”

El profesor se rio.

“Qué deliciosa taza de té”, comentó.

“¿Qué ha hecho ese elfo podrido con el diario con el que le pediste ayuda? Apuesto a que ya se ha atascado. Debe estar hasta el cuello en ese lío”

“Tiene toda la razón. Profesor…”

“Mi respuesta es no. ¡Si me ahorrara trabajar con ese hombre, incluso tomaría una novia! Para mi gran pesar, podría agregar a…”

“Sabes, podrías considerar establecerte de todos modos”, sugerí.

“Creo que no, Allen”, proclamó.

“¡Amo la libertad con todo mi corazón!”

“¿En serio?” Pregunté mecánicamente y luego probé una táctica diferente.

“Frigid Crane puede estar estable ahora, pero todavía tenemos que establecer algún medio para controlarlo. No hay garantía de que encontremos uno en el diario, pero era el único documento en posesión de Howards que podría ofrecer un pago”

“Si me pides ayuda, lo consideraré”, ofreció el profesor a regañadientes.

“Ese cifrado es difícil. Se remonta a hace aproximadamente cinco siglos, durante la época en que se usaban los grandes hechizos en el continente. Como especulaste, fue escrito por una mujer, una poseedora de un talento inconcebible. Y lo que es más—”

“Lo sé.” Lo corté.

“Descifrarlo no revela más que quejas. Es una tarea que desgasta los nervios”

“Razón de más para dejarlo descifrar tanto como le sea posible. Su avanzada edad debe haberle traído sabiduría, al menos eso espero”

Allí estaba; el lado habitual del profesor, reservado para sus enfrentamientos con el director. Había dicho su parte, y no parecía que ninguna cantidad de súplicas lo impulsaría a echar una mano en el futuro cercano.

“Dejo el asunto en tus manos”, le dije.

“Prefiero que actúes más temprano que tarde”

Había sentado las bases para impulsar al profesor a la acción moviendo algunos hilos, y yo mismo contribuiría cuando tuviera el tiempo. Aun así, no fue una hazaña fácil. El diario había asombrado a ese elfo, y odiaba mostrar cualquier señal de debilidad.

“El cifrado se vuelve más difícil con cada página”, se había quejado.

“La hechicera que escribió esto desafía la creencia”

Con toda honestidad, el director quería ayuda tan pronto como pudiera conseguirla. Lisa-san, que todavía residía en la capital, había accedido a forzar la mano del profesor, pero no sin compensación.

“Hacerle una solicitud formal pronto”, había declarado.

“No debería ser un problema para ti. ¿Creo que estás libre la primera mitad de cada semana?”

Yo esperaría con cautela. Estaba seguro de que su pedido tendría algo que ver con las numerosas entrevistas y negociaciones comerciales a las que me había llevado como su escolta recientemente, pero no tenía la menor idea de lo que planeaba hacerme hacer. Las sumas astronómicas de dinero, bienes y personal prometedor que habían llenado esas discusiones me eran ajenas.

Personalmente, había descubierto que la cantidad de almuerzos que compartimos entre semana era posiblemente un problema mayor. No había nada malo en ellos, por supuesto: nos reunimos para almorzar porque no parecía apropiado que la duquesa Leinster cenara en compañía noche tras noche después de que su esposo hubiera regresado a su ducado. La comida también era deliciosa; deseaba poder invitar a mis padres y a Karen a todos los restaurantes en los que habíamos cenado.

Dicho esto, cada almuerzo que pasé cenando con Lisa-san fue un almuerzo que no pasé en la mansión Leinster, lo que no pareció sentarle bien al albatros. A pesar de toda su audacia, Lisa-san fue la única persona que la superó. La frecuencia de ella todo. Los gritos físicos de atención y la fuerza de su Firebird aumentaban día a día, y eran un serio motivo de alarma y señalar eso solo haría que se enfurruñara y perdiera los estribos.

Quéharía yo sin el pelaje de Anko…Ah, quérelajantees.

“Lydia volvió al servicio el otro día, ¿no?” preguntó el profesor.

“Supongo que se quejó al respecto”

“Eso lo dejo a tu imaginación” respondí después de un largo silencio.

El profesor se rio.

“Los hechiceros de la corte no le interesan si no eres uno de ellos. Si fuera por mí, la designaría para que los guiara y me retirara a una vida de reclusión de inmediato, incluso recomendarla para comandar la guardia real al mismo tiempo”

“Estoy seguro de que podría hacerlo”, dije.

“Pero no quiere”

“Sin embargo, podría saltar a un puesto diplomático; últimamente ha estado leyendo mucha literatura de viajes”

“En lo que a mí respecta, Allen, la parte más agradable de cualquier viaje es planificarlo. Lydia, sin embargo, es una dama de acción. Estoy seguro de que tiene la intención de visitar todos los lugares que se le ocurran contigo”

“No tengo planes de ver todo el continente”, respondí después de una pausa.

No me extrañaría de ella: una vez que se decidió a hacer algo, no dudó en seguir adelante. Si fallaba, lo intentaría de nuevo. Pensé que debía seguir su ejemplo: tendía a atascarme pensando demasiado en las cosas y admiraba su habilidad para resolver todo con hechizos y esgrima. No es que alguna vez se lo diría.

Anko levantó la cabeza y miró hacia la puerta; debe haber captado alguna señal. El profesor y yo hicimos lo mismo, y un momento después, llamaron cortésmente a la puerta.

“Adelante”, respondió el profesor.

“Perdóneme”, dijo el inesperado visitante.

“¿Está Allen-sama aquí?”

“¿Anna?” Yo pregunté.

“¿Ocurre algo?”

Entró en la habitación una mujer esbelta con el uniforme de una doncella: Anna, la doncella principal de la Casa Leinster. No la había visto en algún tiempo. Ella era la mano derecha de Lisa-san, y era obvio incluso desde mi perspectiva externa que últimamente había estado ocupada. Había dejado de registrar a Lydia y Lynne, su “Razón de vivir”, como nunca dudaron en admitir públicamente, y había estado yendo y viniendo entre la capital real y el sur. Creí que incluso se había ido al norte justo al otro día.

¿Qué me vas a hacer Lisa-san? Me pregunté con creciente ansiedad.

En cualquier caso, la presencia de la criada solo podía significar que algo andaba mal. Lisa-san habría especificado una hora en persona.

“Le pido perdón por interrumpirlo”, dijo Anna, saludándonos al profesor ya mí con una reverencia impecable.

“¿Es Lydia?” Yo pregunté.

La cara del albatros fue lo primero que me vino a la cabeza. Había hecho todo lo posible por advertirla, pero lamentablemente dudaba que tomara en serio mi consejo. Era tan directa como la hoja de su espada, una   cualidad  encantadora,  así como  bastante problemática.

Sin embargo, el nombre que pronunció Anna desafió mis expectativas.

“No es Lydia-Ojou” Dijo.

“Ha habido una pelea entre Lynne-Ojou y el príncipe Gerard y sus compañeros en la Royal Academy. Acabo de recibir un informe urgente al respecto, pero me informan que puede terminar en un duelo. Mi ama me ordenó alertar a Allen-sama de inmediato. Por favor, acompáñeme…Por favor, salve a Lynne-Ojou”

***

La academia estaba a solo un corto paseo de la Real University. Los dos bien podrían haber estado uno al lado del otro, pero el director aparentemente se opuso con el argumento de que era “Más saludable mantener las dos instituciones separadas”. Podía ver su punto, pero era un inconveniente en momentos como este.