Utsuro No Hako To Zero No Maria (NL)

Volumen 5

Capitulo 4: Repite, Reinicia, Reinicia

Parte 4

cometer pecados. ¡Lo que ustedes dos están por comenzar no es diferente a las masacres que quedaron en la historia de la humanidad! No están creando una revolución—¡sólo están cometiendo otro terrible error sin justificación!

Camino hacia la silenciosa Iroha-san.

– Por lo tanto, te detendré.

También me aseguro de estar de pie justo al lado del cuchillo.

……

Iroha-san parece estar ligeramente confundida por mis palabras.

Lo que estoy diciendo definitivamente es cierto, y también debería darse cuenta de eso.

Pero, de todos modos contesta:

…… ¿Por qué pones esa cara?

… ¿Cara?

¡Sí, tu cara! Aunque estás tratando de arrinconarme con tus palabras y luchas contra mí -, continúa amargamente, – ¿por qué estás sonriendo tan amablemente?

En respuesta, toco mi rostro automáticamente.

Normalmente no serías capaz de sonreír de ese modo. Primero que todo, una persona normal no sería capaz de decir lo que acabas de decir.

… ¡No he dicho nada extraño ni escandaloso!

Bueno, no lo has hecho. Pero una persona normal no sería capaz de hacer declaraciones objetivas como esas en una situación así. Si la chica que amas ha sido capturada y has perdido tu compostura, normalmente no serías capaz de crear un argumento lógico tan complejo.

¿Estás diciendo que supuestamente debería ser más sensible emocionalmente?

No estoy hablando sobre ser sensible o razonable. Tus acciones están en un nivel completamente diferente. Normalmente no puedes hacer eso. Simplemente… no puedes…

Una mezcla de confusión y temor aparece en su rostro.

– ¿Desde dónde—

Con esa expresión, pregunta:

¿Desde dónde contemplas al mundo?

No tengo idea de a qué se refiere.

Pero Daiya me dijo una vez algo similarmente críptico. Me dijo que estaba flotando, o algo así. Su pregunta probablemente se refiere a algo similar.

Aah… supongo que no soy tan normal. Sigo negándolo, pero supongo que es momento de entregarse.

Se oye todavía más confuso cuando intento ponerlo en palabras, pero si fuese a describirme honestamente:

Hay demasiado poco “ser” dentro de mí.

… Suficiente, Kazuki-kun.  Ahora  no    No  me

detendré.

¿No te mostraste de acuerdo conmigo?

Quizás tengas razón. Supongo que nos creemos un poco más de lo normal, y no somos perfectos y cometeremos algunos errores. Pero esa no es razón para dejar de actuar. No debemos rendirnos a causa de eso. No debemos perder contra la realidad y aceptar a los demonios de la humanidad como algo inevitable. No debemos permanecer indefensos. No haré eso. ¡Pero gracias a tus críticas, lo tomaré en cuenta y lo pensaré un poco antes de que matar a alguien!

¡Pensarlo un poco no convertirá tu elección en algo justo!

Di lo que quieras, pero no considero que este método de acción sea intrínsecamente incorrecto.

Después de decir eso—continúa hablando con ojos empañados por la locura.

Por lo tanto, no me detendré. Y no cambiaré mi decisión respecto a Otonashi-san.

Hah. Así que así acaba, después de todo.

Un leve suspiro escapa por mis labios.

¿Qué se supone que significa ese suspiro? ¿Finalmente te rendiste? ¿Quebré tu espíritu?

¡Sí, me rindo!

De encontrar una forma para evitar matarte.

Muy bien. No debo dejar que se dé cuenta de mis intenciones. Si no lo hago en un instante, seré derribado por los 【sirvientes】 que nos rodean. Tengo que apuñalarla sin titubear. No debo dejar que sienta mi impulso asesino.

Matar.

Tengo que apuñalarla en el corazón y asesinarla instantáneamente, pero haciéndolo de forma casual como si estuviera tarareando un tono familiar.

… Personas que merecen morir, ¿eh?

Iroha-san cree que esos humanos existen.

Al fin de cuentas, también somos humanos—así que no es algo que podamos decidir por cuenta propia. Incluso yo puedo pensar en algunas personas que creo que deberían ser asesinadas, pero eso está mal. Debe estar mal.

Si ese no es el caso, entonces lo que estoy por hacer será perdonable. No quiero eso. No me perdonaré a mí mismo por este acto.

Simplemente estoy cometiendo el mismo error que ellos.

Personas que creo que merecen morir.

Desde mi perspectiva—

—todos los que lastimen a Maria merecen morir.

Por lo tanto, entierro el cuchillo en el corazón de Iroha-san.

No hice movimientos innecesarios.

Esperé a que su mirada cayese ligeramente, recogí el cuchillo y la apuñalé mientras me ponía de pie. La hoja desapareció en su cuerpo.

Muere.

No hubo tal pensamiento en mi mente.

No poseí ni una pizca de voluntad asesina. Simplemente hice lo que tenía que hacerse. Eso es todo.

Ah, ¿quizás…?

¿Quizás esa parte de mi personalidad les parezca anormal a los demás?

De ser así, definitivamente debo evitar que Maria vea esa parte de mí. Así es, si la viese, nosotros—

¿Qué estás haciendo, Kazuki? Mi corazón se detiene.

¡Ah, aaah…!

¿Por qué?

¿Por qué ella…?

Esa forma de hablarme. Esa entonación. El timbre de su voz.

La voz que amo tanto pertenece a—

…… ¿Por qué… estás… haciendo eso, Kazuki?

Una chica con una bolsa de papel sobre su cabeza se me acerca.

Er, ¡ah…!

¿Por qué no me di cuenta? ¿Por qué no noté su presencia a pesar de que debería ser capaz de distinguirla aunque no vea su rostro? Sencillo. Está oscuro, y no me dediqué a examinar a cada miembro de la brigada de bolsas de papel. ¿Por qué no pensé más en la decisión de Iroha-san de citarme en un lugar tan oscuro?

¿Por qué no me di cuenta de lo que más quería ocultar Iroha-

La delgada chica se quita la bolsa de papel de su rostro.

Es Maria.

Sin duda es Maria.

Kazuki… -, dice mi nombre con una voz temblorosa.

¿Por qué estás…?

Porque yo le dije -, Iroha-san responde mi murmurada pregunta, entregando una respuesta de la que ya era vagamente consciente. Aunque el cuchillo en mi mano todavía está penetrando su pecho…

Sí, por supuesto que me di cuenta. Me di cuenta en el momento en que la apuñalé que virtualmente no había una sensación de haber cortado algo.

Iroha-san tira del cuchillo que supuestamente está enterrado en su corazón, y empuja la punta contra la palma de mi mano. No siento ni un pinchazo en lo absoluto. La hoja sólo se desliza hacia atrás de la empuñadura.

Es imposible que pudiese matar a alguien con ese cuchillo— no, con ese objeto de utilería.

¿Quieres una opinión objetiva de tu comportamiento durante los pocos minutos que pasaron, Kazuki-kun? -. Mientras sigo de piedra, Iroha-san escupe: – Se llama “creerte demasiado” -saca el cuchillo falso de mis impotentes manos. – Aquí tienes una 【orden】. Ladra alegremente.

El hombre desnudo que supuestamente se había desmayado por la agonía se sienta de inmediato. Se pone en cuatro patas y corre alrededor de nosotros, ladrando de una forma animada sin preocuparse en lo absoluto por estar todo pintado con un rojo sangre.

¿No te dije que no es necesario poner una 【orden】 en palabras?

Iroha-san apuñala al “Perro Humano”, que está corriendo alrededor. Aunque de ninguna forma puede lastimarlo, grita dolorosamente, – GYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHN- , y colapsa nuevamente.

Vertimos sangre artificial sobre él mientras no estabas observando. Y luego 【ordené】 a este “Perro Humano” que gritara

y actuara como si estuviera herido cuando lo apuñalara. Te lo tragaste como un idiota.

Aah, ahora que lo pienso, de hecho, nunca la vi apuñalarlo porque la multitud con bolsas de papel estaban en medio. Sólo lo oí gritar y lo vi retorcerse con agonía, cubierto de carmesí. Ya que está tan oscuro, es difícil distinguir la sangre falsa de la sangre real, y para ella es fácil ocultar un paquete de sangre.

… ¿Por qué…? ¿Por qué tú…?

Porque, bueno, me lo 【ordenó】 Oomine-kun. Me dio una sola 【orden】: “expón la traición de Hoshino Kazuki a Otonashi Maria” -, Iroha-san lleva su mirada hacia Maria. – ¡Fue más difícil de lo que pensé! Quiero decir, ella confiaba ciegamente en ti. Era obvio que no creería de inmediato que la habías traicionado.

Maria se muerde el labio.

Pero traer a Otonashi-san hasta aquí fue realmente fácil. Usé el mismo método que contigo, Kazuki-kun: la amenacé. El decir

“Si no me obedeces o tratas de engañarme, mis 【 sirvientes 】 matarán a Kazuki-kun” fue más que suficiente para hacer que

Otonashi-san  me  siguiera,  aunque  se  oía  bastante  sospechoso.

Obviamente, una demanda tan inofensiva como “obsérvanos en silencio” fue suficiente como para que la tolerara. Y así le mostré -, dice Iroha-san mientras empujaba el cuchillo falso contra su pecho,

cómo intentaste matarme.

Todo—

¿Todo lo que hizo y dijo tenía la sola intención de mostrarle a Maria que yo estaba dispuesto a matar? Dejar el cuchillo a mi alcance, enfurecerme al decir que Maria sería violada, e inspirarme a idear un plan para asesinarla por medio de la actuación de un homicidio falso ante mis ojos…

Y al final, la apuñalé con el cuchillo falso como ella pretendía.

Iroha-san chasquea sus dedos. Como reacción, la multitud con bolsas de papel se aleja caminando sin prisa y desorganizadamente—como diciéndome que ya habían acabado aquí.

Me dijo que observara porque supuestamente ibas a intentar matar a Shindou -, dice Maria evitando por completo mis ojos. – No le creí. A pesar de que me dijo que Oomine ya ha comenzado a usar su “caja” y me di cuenta de que estaba diciendo la verdad, no pude creer que matarías a alguien. Resolver un conflicto matando a alguien—eso es inaceptable. Una vez que recurres al homicidio, tu degradación está completa y tus creencias pierden todo su significado. Deberías conocer mis sentimientos al respecto. También deberías saber que no puedo colaborar con alguien así. Y a pesar de eso, tú… -, ante una pérdida del habla, sólo sacude su cabeza. – … No, no convirtamos esto en algo sobre mí. Pero aún no lo entiendo, Kazuki. Para comenzar, tú no eres un asesino. Aunque sólo haya sido un intento de asesinato, el hecho de que trataras de matar a alguien crearía punzadas de remordimiento. Al estar cargado con un pecado tan pesado, no podrías regresar a tu

“vida cotidiana”, y además de eso, esa “vida cotidiana” estaría distorsionada porque tú serías un hombre cambiado. Ah, pero el problema se extiende más allá de lo psicológico, ya que la ley te privaría de tu “vida cotidiana” si cometieras asesinato, ¿verdad? Por lo tanto, tú… una persona que valora su “vida cotidiana” por sobre todo lo demás, nunca elegiría el matar -, aprieta su puño. – Es imposible que cometieras un homicidio…… ¡es simplemente imposible! ¡Es imposible que Kazuki hiciera eso! -. Maria me lanza una mirada suplicante. – … ¡Sí, así es! ¡No puedes! ¡Nunca harías eso! Debes haber sido controlado. Seguramente, fuiste controlado por esa “Sombra del Pecado y del Castigo” y fuiste obligado a actuar de esa forma. ¿Cierto? ¡Kazuki, dímelo! ¿Estoy en lo cierto? -, dice mientras sacude mis hombros. – Por favor, niega que fuiste responsable de hacer eso.

Maria me está rogando con cada parte de su ser. Aunque ha visto mi malicioso acto con sus propios ojos, todavía quiere que lo niegue. Aunque sabe demasiado bien que tengo la culpa, sigue pidiendo lo imposible.

No puedo creer que Maria esté actuando así. No puedo creerlo, pero…

Entonces tomaré ventaja de sus sentimientos.

Continuaré engañándola.

– ¡Tienes razón!

Soy horrible. Mis propias palabras me dan ganas de vomitar.

Pero si admito la verdad, Maria terminará conmigo y nunca regresará.

Por lo tanto, tengo que recurrir a mentiras desesperadas, sin importar lo sucias que sean.

Así que, después de todo… -, susurra. – Así que después de todo, así es como es.

Parece aliviada.

Maria ha creído en mi rotunda mentira. Se ha dejado ser engañada.

Sí… cierto. Maria tampoco quiere terminar conmigo. Todavía quiere confiar en mí. Nuestros lazos no pueden ser cortados así de fácil.

Así que mentiré hasta el final.

Maria, escucha—

Fufu, ¡estoy aliviada! Con eso—

Con una expresión de alivio de verdad, Maria continúa:

Ya no tengo que… creer en nadie.

……… ¿Eh?

Vagamente… no, a decir verdad, ¡me había dado cuenta hace tiempo! Así que, después de todo—

Después de todo—

Después de repetir lo que comenzó a decir hace unos momentos, continúa de este modo:

Así que, después de todo—me estabas traicionando.

Ah……

Toda mi energía se drena y mis brazos caen sin fuerzas a mis costados.

Miro a Maria titubeantemente.

Oh, puedo darme cuenta. Oye, ¡solía ser capaz de leer tu mente sólo al analizar los movimientos de tus músculos faciales! Ya no puedo hacer eso, pero, ¿no he pasado junto a ti una vida entera? Todavía puedo ver a través de algo sencillo como una mentira. Pero desesperadamente intenté convencerme de pensar “no hay prueba absoluta”. Evité el problema hasta que hubiera evidencia concluyente de tu traición. Pero ahora la encontré. Tu mentira penosamente torpe me hizo darme cuenta de que has cambiado hasta el nivel de ser un caso perdido.

Justo estaba pensando que nuestros lazos no podrían ser cortados tan fácilmente.

… ¿Cuán estúpido puedo volverme?

La he estado traicionando repetidamente. La he estado engañando todo este tiempo desde el “Juego de la Ociosidad”. He estado destruyendo poco a poco nuestros originalmente casi inquebrantables lazos.

Y ahora, gracias a mis constantes traiciones, estos lazos finalmente se han roto.

Aah, ¡estoy tan aliviada! Sabía que no podía continuar así. Me estaba culpando por iniciar un auto-engaño, y sufrir como resultado de eso. Soy una “caja”, así que no debo tener un corazón humano. No debo establecerme con alguien y apegarme a esa persona. A pesar de todo eso, no podía soportar separarme de ti, Kazuki, y busqué razones para estar contigo, como encontrarme con “O”. ¡Hasta me sentí asustada! ¡Temí que podría perder mi objetivo y desaparecer por completo!

Ese era mi objetivo—quería que “Aya” desapareciese para que “Maria” pudiese vivir.

Pero…

Pero… me traicionaste y me mostraste que estaba equivocada. Me hiciste darme cuenta de lo débil que soy. Me hiciste tomar esa decisión.

Todas y cada una de las palabras que dice perforan mi corazón.

Maria era a la que menos quería lastimar. Era a quien más quería proteger.

Pero fue a quien más lastimé, la persona a quien destrocé.

… Maria, escucha. Todo fue por—

No puedo dejar que se vaya sin más.

Sin embargo.

– ¡No!

Maria me da la espalda.

¿Eh?

No me llames Maria.

Ni siquiera me permite eso.

Hace mucho tiempo que abandoné ese nombre. Sólo permanecía porque tú decidiste seguir utilizándolo, aunque lo ideé en un antojo. Pero ahora nuestra relación ha terminado, así que ya no hay necesidad de usar ese nombre. Mi vida como Maria ha llegado a su fin.

Con esas palabras, Maria se vuelve hacia mí y me mira directamente a los ojos—

Lo dijo.

Soy la “caja” llamada Otonashi Aya.

En ese momento.

Cierta imagen aparece en mi mente y marca el inicio de un flashback.

Es una imagen pálida, borrosa y distorsionada.

Es el salón que se repetía eternamente.

Una Maria en sepia está de pie en la tarima del profesor. Se presenta. No puedo descifrar su expresión. Hay cientos y miles de patrones, así que no puedo determinar cuál es el verdadero.

Soy Otonashi Aya. Mucho gusto.

Soy Otonashi Aya… Saludos.

Otonashi Aya.

Otonashi Aya.

Eso solía decir en el mundo repetitivo. Y a medida que pasaba el tiempo, sus emociones desaparecían de su rostro. Usó ese tiempo virtualmente infinito para crear una personalidad separada. Rechazó a todos para poder convertirse en una “caja” perfecta.

La chica que está de pie allí.

La expresión de la chica que está de pie allí.

…… Ah……

Finalmente me doy cuenta. Nunca me di cuenta antes porque siempre estaba con ella.

Recientemente, Maria ha comenzado a expresar sus sentimientos como una chica normal. Ha comenzado a apenarse, a enojarse, y a reír como una persona normal.

No me di cuenta. A pesar de que podría haber hallado otro camino si me hubiese dado cuenta antes, fracasé en darme cuenta.

Maria ha perdido sus sentimientos normales una vez más.

Un susurrado, – No… -, se escapa de mis labios. – ¡Te llamaré Maria para siempre!

……

Ignorando mis palabras, le extiende su mano a Iroha-san. Iroha-san instantáneamente entiende las intenciones de Maria, y le entrega el cuchillo falso.

Kazuki, has cambiado. En el instante en que apuñalaste el pecho de Shindou con este juguete, cambiaste de una vez por todas. Ya no eres mi compañero, sino un ser que existe para corromperme. Por lo tanto—

Por alguna razón, Maria me hace sostener el cuchillo.

—Ahora eres mi enemigo.

No sé por qué, pero me abraza amablemente con una suave sonrisa.

… ¿Maria?

¿Tal vez no quiere dejarme, después de todo? Aunque pienso que eso es absurdo, no puedo evitar tener pensamientos así de enfermizos.

Pero, como esperaba, la verdad es algo completamente diferente.

Lo veo.

Veo que el cuchillo que estoy sosteniendo se clava en su pecho.