Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 12: Aquí Otra Vez

Melissa, ¿tenemos que ser tan tacaños?  Murmuró Klein para sí mismo. Sintió un dolor punzante en la cabeza.

La cantidad de especias que Klein había usado no era mucha, pero tampoco era despreciable. La entrevista sería en dos días, entonces, ¿cómo podría encontrar el tiempo para compensarla…?

Además, estaba involucrado en una especie de actividad sobrenatural, entonces, ¿cómo sería posible que estuviera de humor para pensar en eso?

Klein le dio a su hermana una respuesta superficial y fingió que estaba estudiando. Melissa movió una silla para sentarse a su lado. Con la luz de la lámpara de gas, comenzó a hacer sus tareas.

El ambiente era sereno. Cuando eran casi las once, los hermanos se dieron las buenas noches y se acostaron.

…

¡Toc!

¡Toc! ¡Toc!

Golpes en la puerta despertaron a Klein de sus sueños.

Miró por la ventana para ver el primer destello del amanecer. Aturdido, se dio la vuelta y se sentó.

“¿Quién es?”

¡Mira la hora ahora! ¿Por qué Melissa no me despertó?

“Soy yo. Dunn Smith”, respondió un hombre con voz profunda fuera de la puerta.

Dunn Smith? No lo conozco…  Klein se levantó de la cama y sacudió la cabeza mientras caminaba hacia la puerta.

Abrió la puerta para ver al inspector de policía de ojos grises a quien había conocido el día anterior parado frente a él.

Alarmado, Klein preguntó: “¿Pasa algo?”.

El policía respondió con una mirada severa: “Encontramos un conductor de carruaje. Testificó que usted fue a la casa del Sr. Welch el día 27, el día en que murieron el Sr. Welch y la Sra. Naya. Además, el Sr. Welch fue quien pagó el carruaje”.

Klein se sorprendió. No expresó ni una pizca de miedo o culpa, algo que se esperaría de un mentiroso expuesto.

Fue porque no había mentido. De hecho, se sorprendió por la evidencia proporcionada por Dunn Smith.

El 27 de junio, el ex Klein efectivamente había ido a la casa del Sr. Welch. En la noche que regresó, se suicidó, ¡exactamente cuando lo hicieron Welch y Naya!

Klein forzó una sonrisa y dijo: “Esta evidencia es insuficiente. No prueba directamente que estoy asociado con la muerte de Welch y Naya. Hablando honestamente, también tengo mucha curiosidad sobre todo el incidente. Quiero saber qué pasó exactamente con mis dos amigos. Pero… Pero… Realmente no puedo recordar. De hecho, he olvidado casi por completo lo que había hecho el día 27. Puede que le resulte difícil de creer, pero me basé plenamente en los diarios que había escrito para hacer una conjetura aproximada de que había ido a la casa de Welch el día 27”.

“Seguro que tienes una gran fortaleza mental”, dijo Dunn Smith mientras asentía. No mostró ni rastro de ira o sorpresa..

“Deberías poder ver mi sinceridad”, Klein lo miró directamente a los ojos y dijo.

¡Yo estoy diciendo la verdad! Por supuesto, sólo una parte de ella!

Dunn Smith no dio una respuesta inmediata. Pasó la mirada por la habitación antes de decir lentamente: “El Sr. Welch perdió un revólver. Supongo…que debería ser capaz de encontrarlo aquí. ¿estoy en lo cierto, Señor Klein?”

De hecho…  Klein finalmente entendió de dónde había salido el revólver. Un pensamiento brilló en su mente y tomó una decisión en un instante.

Levantó las manos a medias y retrocedió, dejando un camino abierto. Luego, señaló la litera con la barbilla.

“Detrás del tablero de la cama”.

No mencionó que estuviera en la parte interior de la tabla, ya que normalmente nadie escondería cosas en la parte visible de la cama. Eso sería demasiado obvio.

Dunn Smith no avanzó. Su tono fue más serio cuando preguntó: “¿Nada que agregar?”

Sin dudarlo, Klein respondió: “¡Lo hay!”.

“Ayer me desperté en medio de la noche,] y me di cuenta de que estaba acostado en mi escritorio con un revólver a mi lado. Había una bala en la esquina de la habitación. Era como si me hubiera suicidado, pero debido a la falta de experiencia con armas, o tal vez porque estaba demasiado asustado en el momento final, la bala no me mató, mi cabeza sigue en su lugar. Todavía estoy vivo. Desde entonces, he perdido algunos recuerdos, incluido lo que vi e hice en casa de Welch el día 27. No estoy mintiendo, realmente no puedo recordar.”

En aras de ser eliminado como sospechoso y deshacerse de todos estos extraños eventos que lo rodeaban, Klein explicó casi todo lo que había sucedido, excepto la transmigración y la ‘reunión’.

Además, Klein fue cuidadoso con sus palabras, permitiendo que cada oración fuera creíble. Por ejemplo, no reveló el hecho de que la bala le había dado en el cerebro, en cambio dijo que no logró el resultado deseado y que su cabeza aún estaba en su lugar.

Para otros, estas dos declaraciones pueden parecer transmitir exactamente las mismas ideas, pero en realidad eran como el día y la noche.

Dunn Smith escuchó en silencio y luego dijo: “Es como suponía, corresponde con la lógica de pasados incidentes similares. Aunque claro, no tengo idea de cómo se las  arregló para sobrevivir.”

“Me alegro de que crea en mí. Yo tampoco sé cómo sobreviví”. Klein dejó escapar un suspiro de alivio.

“Pero—” Soltó Dunn. “No sirve de nada que te crea. Actualmente eres el principal sospechoso. Tiene que ser confirmado por un ‘experto’ que de hecho ha olvidado lo que pasó y que de hecho no tiene nada que ver con las muertes del Sr. Welch y la Srta. Naya”.

Tosió, su expresión se volvió seria.

“Señor Klein, espero que coopere y venga conmigo a la estación de policía para la investigación. Esto debería tomar aproximadamente dos o tres días si se confirma que no hay nada malo con usted”.

“¿El experto está aquí?” preguntó Klein a cambio.

¿No dijeron que tomaría otros dos días?

“Llegó antes de lo esperado”. Dunn se hizo a un lado, indicando a Klein que saliera.

“Permítame dejar una nota”, solicitó Klein.

Benson aún no estaba en casa y Melissa había ido a la escuela. Solo podía dejar una nota para informarles que estaba involucrado en un incidente asociado con Welch para que no se preocuparan por él.

Dunn asintió, sin apenas importarle.

“Bien.”

Klein volvió al escritorio. Mientras buscaba papel, comenzó a pensar en lo que estaba a punto de ocurrir.

Hablando honestamente, no deseaba conocer al ‘experto’. Después de todo, él tenía un secreto gigantesco.

En un mundo con siete religiones ortodoxas y teniendo en mente que el Emperador Roselle, de quien sospechaba era un transmigrador, fue asesinado, ¡una cosa como ‘transmigración’ podía significar ser juzgado e ir a tribunales!

Pero, sin armas, habilidades de combate o superpoderes, no era rival para un policía profesional. Es más, algunos de los subordinados de Dunn estaban parados afuera en la oscuridad.

¡Una vez que saquen sus armas y me disparen, estaré acabado!

“Uf, daré un paso a la vez”. Klein dejó la nota, tomó sus llaves y siguió a Dunn fuera de la habitación.

A lo largo del pasillo oscuro, cuatro policías con uniformes en blanco y negro se dividieron en parejas y lo vigilaron por ambos lados. Estaban muy alerta.

Tap. Tap. Tap. Klein siguió a Dunn mientras bajaban las escaleras de madera, que ocasionalmente crujían en señal de protesta.

Fuera del edificio, había un carruaje de cuatro ruedas. En el costado del carruaje, estaba el emblema policial ‘dos espadas cruzadas y una corona’. Sus alrededores estaban llenos de gente y de ruido, como de costumbre.

“Adelante, arriba”. Dunn le indicó a Klein que fuera primero.

Klein estaba a punto de dar un paso adelante cuando un vendedor de ostras de repente agarró a un cliente y afirmó que era un ladrón.

Ambas partes lucharon y provocaron una respuesta de los caballos, causando un gran caos.

¡Una oportunidad!

Klein no tuvo mucho tiempo para pensar más; se inclinó hacia adelante y corrió hacia la multitud.

Empujando o esquivando, escapó frenéticamente hacia el otro extremo de la calle.

En ese momento, para no encontrarse con el experto, sólo podía ir al muelle fuera de la ciudad, tomar un bote por el río Tussock y escapar a la capital, Backlund. La población era mayor allí, por lo que sería más fácil esconderse.

Por supuesto, también podría subirse a un tren de vapor, ir hacia el este hasta el puerto de Enmatt y tomar la ruta marítima hasta Pritz, y luego hacia Backlund.

No mucho después, Klein llegó a una calle y giró hacia la calle del Cruce de Hierro. Había varios carruajes que se podían alquilar allí. 

“Al muelle fuera de la ciudad”. Klein extendió la mano y saltó a uno de los vagones.

Había pensado las cosas con claridad. En primer lugar, tenía que engañar a la policía que venía por él. Una vez que el carruaje estuviera a una distancia adecuada de ellos, saltaría del carruaje.

“Está bien”. El conductor del carruaje tiró de las riendas.

¡Clop! ¡Clop! Clop…  El carruaje salió del cruce hierro.

Cuando Klein estaba a punto de saltar del carruaje, notó que el camino era otro. ¡No salía de la ciudad!

“¿A dónde vas?” Klein espetó en su aturdimiento momentáneo.

“Al la casa de Welch…” contestó monótonamente el conductor del carruaje.

¿¡Qué!? Klein se quedó sin palabras. El conductor del carruaje se dio la vuelta, exponiendo sus fríos ojos grises. Era Dunn Smith, el policía de ojos grises.

“¡Tú!” Klein estaba nervioso. De repente, todo se volvió borroso y el mundo a su alrededor dió vueltas hasta que se encontró a sí mismo sentado en su cama.

¿Sentado? Klein miró a su alrededor, confundido. Notó la luna carmesí fuera de la ventana y la habitación cubierta por un velo color carmesí.

Extendió la mano para palparse la frente. Estaba toda húmeda y fría. Su espalda se sentía exactamente igual, empapada en sudor frío.

“Fue una pesadilla…” Klein suspiró. “Todo está bien… Todo está bien…”

Lo encontró raro. Tenía la mente bastante clara en su sueño, incluso podía pensar claramente.

Después de calmarse, Klein miró su reloj de bolsillo. Eran solo las dos de la mañana. Se levantó de la cama en silencio y planeó dirigirse al baño donde podría lavarse la cara y vaciar su vejiga.

Abrió la puerta y caminó por el pasillo oscuro. Bajo la tenue luz de la luna, caminó hacia el baño con paso ligero. 

De repente, notó una silueta fuera de la ventana al final del pasillo.

La silueta vestía un abrigo negro, estaba parcialmente camuflada en la oscuridad, bañándose en la luz de la luna carmesí.

La silueta se dio la vuelta lentamente. Sus ojos profundos, grises y fríos parecían ver más allá de Klein. 

 Era Dunn Smith.