Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 5

Capítulo 7: Al Bosque Arco de Luna

Interludio:Cestum

 “Aw, pensé que aguantaría un poco más. Ese adjudicador era más inútil de lo que imaginaba. No puedo creer que Zero se alíe con la Iglesia. Qué vergüenza de bruja.”

El frustrado chasquido de la lengua de Sanare resonó en la habitación poco iluminada. Llevando el cuerpo de Amnil, una antigua princesa que ofreció voluntariamente su cuerpo a la Nigromante, tenía el cabello castaño claro atado en una compleja trenza por detrás, y un llamativo monóculo adornaba su ojo derecho. Sus rasgos eran regios, pero una lúgubre sonrisa afeaba su rostro.

“Pero no se preocupe, maestro. El efecto del incidente de la bruja que ocurrió delante de las narices de la Catedral de Lutra es enorme. La Iglesia consiguió preservar su autoridad, pero el pueblo empieza a adorar la magia, la Iglesia desconfía de ella, y el número de magos en Wenias no deja de aumentar.”

Una silueta negra se balanceaba. Con una túnica negra que parecía fundirse con la oscuridad, la figura tenía el cabello plateado y brillante. Se parecía mucho a Zero.

“La Bruja Llamadora de la Luna ha hecho un movimiento. Hagan los preparativos. La guerra se acerca.” Las llamas de las velas parpadearon y la figura desapareció.

Sumergiéndose en la persistente presencia, Sanare exhaló. “Se avecina una guerra. Las brujas y la Iglesia se matarán entre sí, y las brujas ganarán. Estaré ocupada. Necesito descansar antes de eso. Raúl, ¿puedes prepararme agua caliente?”

La bestia caída caballo, que había estado esperando en un rincón de la habitación, levantó la vista. La parte superior del cuerpo de Raúl era completamente humana, pero su mitad inferior tenía las cuatro extremidades de un caballo.

Arañando el suelo con sus pezuñas, Raúl lanzó una mirada fría a Sanare. “Por favor, no pongas el cuerpo de la princesa en peligro.”

“¿Eres estúpido?” Sanare se burló. “Estoy haciendo precisamente eso. ¿Por qué no lo haría? Pondré su cuerpo en grave peligro. Ella podría ser herida en la cara. Podría perder su condición de doncella. Es tu trabajo protegerla, ¿no? A mí también me gusta este cuerpo, así que en la medida de lo posible no quiero destruirlo. Te sugiero que hagas lo posible por protegerla.” La bulliciosa risa de Sanare resonó en la habitación.

Raúl bajó la cabeza en silencio. “Voy a preparar el agua caliente.” Dijo, y luego salió de la habitación.

***

Playa de arena blanca. Extensión interminable de cardumen. Arrecifes de coral de color melocotón. Peces de colores vibrantes.

Una bruja nadaba alegremente en el mar, con su larga cabellera plateada y sus hermosas facciones expuestas a la vista de todo el mundo. Cerca, una bestia caída rata de pelaje blanco retozaba en el agua.

“Hace un calor de mil demonios…” Murmuré, desplomándome en la sombra que me protegía del sol abrasador.

“Es demasiado brillante…” El sacerdote también frunció el ceño.

Había hecho una sombra improvisada con una tela atada a palos de madera que luego pegué a la arena. Aun así, el calor era insoportable.

“¡Tienen calor porque están sentados en la playa con esas ropas puestas!” Dijo Zero. “Quítense algo de todo eso y vengan aquí.”

“Pero por supuesto que no.” “No.”

Haciendo un mohín, Zero subió a la playa de un pisotón, acercándose a nosotros. “Ya que insisten en quedarse ahí.” Dijo, mostrando una amplia sonrisa. Parecía más una hermosa ninfa que gobernaba los mares que una bruja. Y llevaba un cubo lleno de agua.

“Oye, espera. No vas a…”

“Oh, lo haré. Alégrense. He traído el mar hacia ti.”

Cuando el cura y yo nos levantamos a medias, el agua del mar se abalanzó sobre nosotros.

El agua refrescó mi cuerpo tostado por el sol, despejando incluso mi cabeza. “Ahora los dos están empapados.” Dijo Zero. “También pueden ir a nadar.”

“¡Escucha! ¡No puedes salpicar a la gente con agua de mar de la nada! ¡Mi equipo se va a oxidar!”

“¿Por qué llevas una armadura en la playa? Puedes quitártela.”

“¡Oye, cura! Eres bueno con los sermones y esas cosas, ¿verdad? ¡Dile algo!” “¿Eh?”

“¡¿Por qué te quitas la ropa?! ¡No querías hacerlo hace un segundo!” “Cualquiera se quitaría la ropa mojada, o se arriesgaría a contraer un resfriado.”

Por su tono indiferente, me di cuenta de que me miraba con frialdad detrás de su parche.

Se quitó la camiseta de lino que llevaba debajo de su larga sotana, exponiendo al sol su cuerpo con muchas cicatrices. Incluso los trapos viejos se veían mejor.

Parecía sorprendente, dado su aspecto, pero teniendo en cuenta que era un adjudicador, tenía sentido. Además, se jugaba la vida en los combates, por lo que las cicatrices por todo el cuerpo no eran nada inesperadas.

No se quitó los pantalones, sólo los zapatos, y con el bastón en la mano, se metió en el agua. Luego se sumergió y no volvió a salir.

Por un momento, me pregunté si se había suicidado ahogándose, pero un rato después, resurgió a bastante distancia.

Oh, lo entiendo. Pensó que sería mucho más tranquilo en el mar abierto que en la playa. “Tú también.” Dijo Zero. “Y si piensas mirar a alguien, mírame a mí en su lugar.” “¡¿Puedes dejar de ser tan rara?!”

Zero me tendió la mano.

Era una situación totalmente extraña.

Hace unos días, no se nos permitía alojarnos en ninguna posada, y ahora estábamos al aire libre, disfrutando de un baño en el mar.

La reputación de Lily en Lutra había mejorado mucho después de ayudar a las jóvenes a escapar de la prisión de Corrupción.

Según la pequeña bestia caída, la noche siguiente a su regreso a Lutra, innumerables personas acudieron a su destartalada casa para darle las gracias, dejándole comida y dinero.

Se agradeció a Secreto por derrotar a Corrupción, que llevó a cabo una injusta caza de brujas, atormentando al público en el proceso, y aunque Zero no fue quemada en la hoguera, la Iglesia logró proteger su dignidad.

Al final, Corrupción se llevó la culpa de todo.

“¡Hermano Mayor, Hermano Mayor!” Lily llamó con su voz chillona.

Me di la vuelta y la vi corriendo hacia mí, con un pescado ensartado en las manos. “Mamá me dijo que lo tomaran. ¡Ella tiene un puesto allí! Antes no podíamos hacerlo,

pero ahora sí. Hay mucha gente en el puesto de mi madre.”

“Oh, así que obtuvo permiso para poner un puesto, ¿eh? Podría ganar mucho más dinero que trabajando para algún noble.”

“Papá está con ella. Parece que se están divirtiendo mucho.” Zero y yo tomamos una brocheta de pescado cada uno.

Le di un mordisco a la suave carne blanca. El sabroso aroma que llenaba mi boca sugería que el pescado estaba asado con hierbas. Tenía la cantidad justa de sal. Era difícil creer que algo tan delicioso pudiera venir de un puesto de comida.

“Además, mamá dijo que te diera esto.” Lily me entregó un trozo de trapo. “Déjame ver.” Lo abrí para ver dos palabras escritas con una letra desordenada. Tinta de calamar.

“Ya veo. Tinta de calamar. Creo que puedo hacer un buen guiso de tomate con eso.”

“Mamá me ha dicho que puedo jugar con ustedes. ¡Es mi primera vez en la playa! Vamos a nadar todos juntos.”

“No quiero.” Dije mientras me comía el pescado junto con sus espinas. “¡¿Q-Quééééééé?!” Los ojos rojos de Lily parecieron llenarse de lágrimas.

Entonces, como si se le hubiera ocurrido algo, Zero agarró a Lily por los hombros y le susurró en sus grandes orejas. No pude leer sus labios ya que se estaba tapando la boca con la mano.

Seguro que es algo estúpido. Casi pude oír lo que decía.

Decidí advertirla, sabiendo que no era del tipo que escuchaba. “Hey, bruja. Será mejor que no arrastres a una joven inocente a uno de tus planes.”

Los ojos de Lily se iluminaron. Se asintieron mutuamente, muy entusiasmadas. Tengo un mal presentimiento. Una corazonada de una derrota que se avecina. “Hermano Mayor.

“Mercenario.”

Sus voces eran las más dulces que jamás había escuchado. Me miraban con los ojos húmedos y levantados, sus expresiones decían que yo era la única persona con la que podían contar.

“Por favor.” Dijo Lily. “Quiero jugar contigo.”

“Sin ti, hasta el mar del paraíso me parece aburrido.”

Maldita sea. Este ataque es demasiado poderoso.

Sabía que lo hacían a propósito, pero no tuve el valor de negarme y dar la espalda. “Argh, bien. ¡Tú ganas! Sólo por un tiempo, ¡¿de acuerdo?!”

Mirando el cielo brillante, salté a los bancos verdes con Zero y Lily en brazos.

Decidimos pasar la noche en casa de Liza.

Agotada de jugar en el mar, Zero se durmió rápidamente después de cenar. ¿Cómo de rápido? Su cabeza se dejó caer sobre la mesa en cuanto terminó la comida.

Llevé a Zero al ático y le puse una manta por encima, luego solté un suspiro. Mañana saldremos de Lutra. Tardaríamos unos diez días en llegar a nuestro destino, el Bosque Arco de Luna, a pie.

Habíamos perdido mucho tiempo, pero valía la pena teniendo en cuenta que habíamos recuperado una copia del Grimorio de Zero —el Capítulo de la Cosecha, concretamente— y lo habíamos quemado hasta las cenizas.

Aparte del que Lia guardaba en Akdios y el original en posesión de Albus, faltaban otros dos libros.

Uno de ellos parecía estar circulando en el mercado, mientras que el otro probablemente estaba en posesión de Sanare.

¿Podemos realmente recuperarlos con seguridad? ¿Es Decimotercero un miembro de Cestum? Si lo es, ¿qué hacemos? Si no, ¿quién es su líder? Teníamos muchas cosas en las que pensar, pero yo no era precisamente bueno pensando.

Justo cuando estaba a punto de irme a la cama, oí unos pasos que venían del piso de abajo.

Ahora podía decir que eran los pasos de Lily, y que me estaba esperando.

Para ella, yo era la primera bestia caída que había visto aparte de ella misma. No es por dármelas de santo, pero me recordaba a cuando era un niño.

Mientras bajaba del ático, oí el sonido de sus pasos saliendo de la casa. Los seguí y finalmente llegué a la parte trasera de un cobertizo para animales, donde encontré a Lily abrazada a sus rodillas junto a la pared.

Moví mis bigotes por la brisa nocturna. “¿Hay alguna razón por la que me atrajiste hasta aquí?”

“Le dije a mamá lo que hice. Que maté a todos.” “Ya veo.”

“Ella no se enojó. Dijo que no era mi culpa.” “Me lo imaginaba.”

“¿Lo sabías?”

“Seguro que fuiste la causa, pero no tuviste la culpa.”

“Qué raro… Mamá dijo lo mismo.”

Lily contuvo las ganas de reír. “He estado pensando.” Dijo. “Mamá y papá me han estado protegiendo todo este tiempo, pero ya soy mayor. Tengo que liberarlos.”

“¿Qué?”

“Entonces… ¿puedo ir contigo?”

“Espera, espera, espera, espera. Acabas de pasar de cero a cien muy rápido.” “¡No, no lo hice!”

“¡Está claro que lo hiciste! Deja las tonterías y vuelve a la cama.” La espanté.

Lily tomó una piedra y me la lanzó. “Escribí una carta de despedida. Dije que me iba de viaje. Que no tienen que preocuparse. Que volveré algún día.”

“Rómpela y tírala.”

“¡No lo haré! ¡He decidido que me voy contigo!”

“Escucha. Si vienes con nosotros, no te voy a tratar tan bien como tus padres. Si creo que me estorbas, te dejaré atrás. Si la situación lo requiere, incluso te dejaré morir.”

“Está bien.”

“Además, viajamos con una bruja de verdad y un sacerdote que desprecia a las bestias caídas. Nos enfrentamos a gente que no ve a los humanos más que como herramientas. Diablos, estoy sorprendido de seguir vivo en este momento. Es así de peligroso.”

“¡Bueno, todavía voy a ir! Incluso si dices que no, ¡te seguiré por mi cuenta!” “Deja de ser irracional.”

“No puedes huir de mí. Tengo muchos amigos. Puedo encontrarte dondequiera que vayas.”

Ah, mierda. Esa es la cara de la terquedad. Nos seguirá sin importar lo que diga.

No sabía qué hacer. ¿Y ahora qué? ¿Debo ahuyentarla? ¿O tal vez abusar de ella verbalmente?

Probablemente se iría llorando a sus padres.

“Estoy acostumbrada a que no le guste a la gente.” Dijo. “Así que no me importa que digan cosas malas de mí.”

Maldita sea. ¿Ahora todo el mundo lee la mente?

“Es muy peligroso ahí fuera, sabes.” Dije. “Podrías morir.” “Ahora también es peligroso.”

“¡No, no lo es!”

“Lo es. Nuestra casa fue incendiada antes porque la gente quería que la rata se fuera. Esta vez también. Si yo no estuviera aquí, mamá y papá no habrían resultado heridos. Así que me haré fuerte. Seré lo suficientemente fuerte para proteger a mamá y a papá. Pero por ahora, están a salvo sin mí cerca.”

Su voz era firme. Era una declaración perfecta de su determinación. No importaba lo que dijera, Lily iba a seguirme.

Sólo tenía una cosa que decir en este punto. “Haz lo que quieras. Aunque no voy a cuidar de ti.”

Lily se levantó de un salto y sacó del cobertizo una bolsa de lino llena de sus pertenencias.

Debo decir que está muy preparada.

No tenía ganas de decir nada más, así que volvimos a la casa, donde encontré a Zero de pie en la puerta. El cura estaba a su lado, listo para salir.

“¿Qué está pasando aquí?” Pregunté.

“… ‘Cuando nos despertamos, ya se habían ido’. ¿No suena eso muy apropiado para nuestro grupo?” Contestó Zero.

Miré al sacerdote, esperando una respuesta seria. “Puedo moverme más fácilmente por la noche.” Dijo. Maldito egocéntrico.

“¿Qué pasa con la rata?” Preguntó.

“Oh, uh…”

“¡Voy con ustedes!” Exclamó.

Zero y el sacerdote se quedaron sorprendidos.

“¿Qué? ¡Debes estar bromeando!” Dijo el sacerdote. “¡Nunca viajaría con una rata!”

Lo veía venir. No había forma de que el tipo que odiaba a las bestias caídas diera la bienvenida a otra al grupo.

“No veo ningún problema en ello.” Dijo Zero. “Cuantos más, mejor.” “¡¿Cómo es que tener más bestias caídas no es un problema?!”

“Creo que puede ser un activo.” Dije.

“¿Activo?” El sacerdote miró a Lily como si estuviera mirando a una alimaña.

No tenía ni idea de que Lily podía convocar un enjambre de ratas y hacerlas enfermar a los enemigos.

“Es libre de ir a donde quiera.” Dije. “En realidad no podemos impedir que nos acompañe, y mientras no nos estorbe, tenemos que dejarla en paz.”

“Su propia existencia es un estorbo.” Dijo el sacerdote con firmeza. Lily hinchó las mejillas, pero esta vez no lanzó una piedra.

En realidad, ella elige a quién atacar. Inteligente, a pesar de las apariencias. Hmm… Si el sacerdote no la quiere cerca, entonces supongo que hay un beneficio en traerla.

De repente me sentí muy bien por tener a Lily en el viaje.

“Me gusta bastante lo simple que eres.” Dijo Zero, con una suave sonrisa en su rostro.

Ignoré sus comentarios. El cura seguía refunfuñando, pero no parecía tener intención de tomar medidas drásticas para deshacerse de Lily, así que decidí dejarlo en paz.

“Muy bien.” Dije. “Vamos al Bosque Arco de Luna.”

Sanare dijo que Él dio órdenes a Cestum, y a Decimotercero lo llamaban “Él” en Wenias.

No tenía ni idea de si Sanare se refería a Decimotercero, pero una cosa era cierta: podían utilizar la invocación forzada, una técnica que sólo él podía utilizar.

Necesitábamos extraer información de Decimotercero. Si no podíamos, que así fuera.

Quería asegurarme de que Decimotercero no era un enemigo.

El Bosque Arco de Luna era un bosque de brujas situado en una tierra sin gobernantes, donde ningún humano se atrevía a pisar.

La Iglesia había intentado innumerables incursiones, pero una vez que entraban, se perdían para no volver a salir.

Zero avanzó con pasos fáciles. En cuanto entró en el bosque, se quitó los zapatos, también la capucha y pisó el suave mantillo con el imponente paso de un rey.

Lily iba sobre mi hombro, o mejor dicho, casi sobre mi cabeza. Con su pequeño tamaño, caminaba lentamente, así que cuando había espacio, la llevaba a ella y a Zero.

Lily insistía en caminar sola, pero era incómodo verla corretear constantemente para alcanzarnos.

“¿Por qué parece que alguien bombardeó el lugar?” Pregunté. “Parece que hubo una guerra aquí.”

El bosque estaba tranquilo y silencioso, y el aire se sentía místico, pero los árboles se habían quebrado en algunos lugares, como si hubieran sido destruidos por una explosión.

“Yo lo hice.” Dijo Zero sin una pizca de vergüenza. “Decimotercero instaló capas de guardias para mantenerme en el bosque. Para poder salir, tuve que volarlos junto con el lugar. Por eso hay rastros de destrucción.”

“Tu pelea de hermanos siempre ocurre a gran escala.” “¿Hermano? ¿Zero tiene un hermano?” Preguntó Lily. “Eso es nuevo para mí.” Añadió el sacerdote.

Frunciendo el ceño, miré al cura. “De Lily puedo entenderlo, pero ¿no te lo habíamos dicho ya?”

“Me dijiste que íbamos a ver a un hechicero llamado Decimotercero.”

“Cierto que eso fue lo que dije… Oh, claro. No has conocido a Decimotercero. Ah, me pones celoso.”

“¿Eh?”

“Quiero decir, no es el tipo de hombre que quieres conocer.”

Habíamos informado al sacerdote sobre cómo Decimotercero trajo la magia a Wenias y comenzó una guerra, y que podría estar involucrado en el caso de la santa y en lo ocurrido en la Isla del Dragón Negro.

Pero no le conté la relación de Zero con él, ni ningún otro detalle, porque no lo consideré necesario.

“¿Tienes curiosidad por los asuntos familiares de una bruja?”

“No diría que es curiosidad… Es que hasta hace poco no creía que las brujas también fueran ‘humanas’. Estoy un poco sorprendido.”

No hay nada malo en su reacción. Odiaba a las brujas antes de conocer a Zero, y nunca imaginé que las brujas comieran o se bañaran.

Y nunca, nunca pensé que tuvieran familia.

Zero sonrió. “Humanas, ¿eh? Me siento algo avergonzada al oír eso de un eclesiástico.

Espero que tu impresión siga siendo la misma cuando conozcas a Decimotercero.” “Es bastante inhumano.” Añadí. “En más de un sentido.”

No lo quería como enemigo, pero tampoco quería ser su amigo. En otras palabras, no quería tener nada que ver con ese tipo. No soportaba en absoluto a Decimotercero.

Después de caminar un rato por el bosque, llegamos a una zona especialmente descuidada.

Había árboles rotos por todas partes, y el suelo había sido ahuecado. Era un desastre.

Frente a nosotros había un alto acantilado, parte del cual se había derrumbado, y había un agujero en la parte derrumbada.

“¿Es eso?” Pregunté. “Sí.” Respondió Zero.

No podía creer lo que estaba viendo. “Deberías esforzarte un poco más en ocultarlo.”

“Para empezar, los humanos normales no pueden venir hasta aquí. Ni siquiera un guerrero bestia fuerte o un adjudicador de la Iglesia. Bienvenidos al sótano. Han pasado siglos desde que la escuela de las Tinieblas Oscuras se establecieron en esta tierra, y ustedes son los primeros invitados no brujos que visitan este bosque.”

Los cuatro entramos en la cueva por el agujero abierto. A medida que nos adentrábamos, el techo de la cueva se hacía más alto y el camino más ancho. Finalmente, el camino terminó y llegamos a un enorme espacio abierto.

Demasiado vasto para llamarlo sótano, era una caverna de piedra caliza impresionante. Innumerables cuevas se extendían en todas las direcciones. También había mucha luz. Miré hacia arriba para ver el musgo brillante pegado al techo.

“¡Guau!” Exclamó Lily. “¡Qué bonito!”

“¿Llamas a esto un sótano? ¿Seguro que no es un imperio subterráneo?”

“En el pasado, cuando todavía había muchas brujas aquí, ciertamente parecía una nación entera. Ahora sólo están Decimotercero y sus discípulos. Sin embargo, es extraño. No hay rastro de ellos.”

“¿No están aquí?”

“Hmm… ¡Decimotercero! ¡Soy yo! ¿Dónde te escondes?”

Un ojo se abrió. Giramos la cabeza hacia el techo. Un globo ocular nos miraba fijamente.

Lo espeluznante y horroroso de aquello hizo que se me erizara el pelo, desde las orejas hasta la punta de la cola.

“Mierda. Por un segundo, sentí un poco de nostalgia.” Dije.

“Esto me trae un recuerdo. Cuando a conociste a Decimotercero fue así.” Añadió Zero. “¡Qué ojo tan grande!” Chilló Lily.

“¡¿Cómo pueden estar todos tan tranquilos?!” Dijo el sacerdote. “¡Estoy usando toda mi fuerza de voluntad para contenerme y no gritar!”

“En realidad estoy más sorprendido de que puedas soportar esta situación sólo con fuerza de voluntad.” Dije. “Y Lily, eres realmente más dura de lo que pareces. Ahora los dos, ¡agarren la mano de Zero! ¡Vamos a caer!”

Pude ver lo que iba a ocurrir a continuación.

El suelo se iluminó. El mundo se derrumbó. El suelo se desvaneció, y fui lanzado a la oscuridad. Parecía que estaba cayendo para siempre.

Una invocación forzada: el movimiento característico de Decimotercero, en el que invoca a la fuerza a alguien a un lugar desconocido.

Espero que no seamos convocados en medio del territorio enemigo.

-FIN DEL VOLUMEN 5-