Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 5

Capítulo 4: El Contrato del Mercenario

Parte 1

Interludio: Un Regalo

 La adjudicadora conocida como Corrupción se paseaba con un grupo de aspirantes a bandidos y mercenarios, personas cuyo único rasgo redentor era su propensión a la violencia. Los llamaba despectivamente perros.

A los perros siempre se les asignaban diversas tareas. Desde vigilar el carruaje que montaba Corrupción, hasta transportar mercancías, hacer trabajos extraños y reunir información. Era costumbre que Dea Ignis no poseyera ningún bien personal, pero por alguna razón, Corrupción tenía muchos fondos, que utilizaba para domesticar a sus perros.

Tras encontrar la guarida y erradicar a las brujas, Corrupción ordenó con rabia a los perros.

“Consíganme información. Cualquier cosa que tenga que ver con la bruja de cabello plateado.”

Se daría un premio especial a quien trajera información valiosa. Entusiasmados, los perros se dispusieron a reunir información utilizando la autoridad de la Iglesia.

Uno de ellos se enteró de un rumor. Alguien informó de una casa que daba alojamiento a una mujer de cabello plateado, pero cuando llevó allí a un sacerdote, éste afirmó que era su compañera.

No había mejor información que esa. Encantado, el perro se dirigió a la destartalada casa situada en las afueras de la ciudad. Reuniendo a sus amigos, entró en la casa, donde encontró un monstruo espeluznante.

¿Quién no se horrorizaría al ver una rata blanca gigante?

Lanzó una silla a la asustada rata mientras ésta intentaba huir. La rata chilló y cayó al suelo. Cuando estaba a punto de rematarla, un hombre saltó y cubrió a la rata.

“¡No toques a mi hija!” Gritó el hombre.

Una mujer salió del fondo de la sala, gritando. “¡Credo! ¡Lily! ¡¿Quiénes son ustedes?!

¡¿No deberían estar entrando en las casas de los ricos?! ¡Se han equivocado de lugar!”

“No somos ladrones. Estamos aquí en una misión sagrada de la Iglesia. Hace dos días, dejaste que una bruja se quedara aquí. Pensé que estaban locos por hacer eso, pero ahora lo entiendo. Su hija es una bestia caída. Tiene sentido que estén tan jodidos.”

“¡Y es una puta rata!” Escupió uno de los perros. “¡Qué asco! ¡Odio a las putas ratas!” Le dio una patada al hombre en el costado.

“¡Papá!” Chilló la rata.

Cuando los perros se dieron cuenta de que el hombre no cedía, se abalanzaron sobre él, golpeándolo, escupiendo y maldiciendo. Un golpe de garrote le abrió la frente. La sangre goteó sobre el pelaje blanco de la rata.

“¡Para! Papá… ¡Papá va a morir!”

“¡¿Qué le estás haciendo a mi marido?! ¡¿Qué te pasa?! ¿Irrumpes aquí y llamas a esto una misión sagrada? ¡La mujer de cabello plateado era la compañera del sacerdote! ¡El sacerdote nos aseguró que no era una bruja!”

“No es nuestro trabajo hacer ese juicio. Puedes explicarte ante la adjudicadora.”

La mujer se puso pálida como una sábana. Era sabido que si te llevaban al Sepulturero, te torturarían hasta la muerte, sin importar si sabías algo o no.

“¡Ya está bueno de jugar! Aten a estos tipos y cárguenlos en la carreta. Dejen acá a la rata.

Si la adjudicadora ve este desastre, estamos perdidos.”

Uno de los perros agarró al hombre inerte por el cabello y lo arrastró.

“¡No! ¡Papá!” La rata se aferró al brazo del perro, desesperada por evitar que se llevaran a sus padres.

“¡No me toques, joder!” Un puño aterrizó en el lado de la cara de la rata. Su pequeño cuerpo salió despedido y rodó por el suelo. “Ugh…”

“¡Ve a esconderte, Lily! ¡Estaremos bien!”

“¡No! ¡No! ¡No te los lleves! ¡Mamá! ¡Papá!”

Se arrastró por el suelo, intentando aferrarse a sus padres, pero el golpe en la cabeza le dificultaba ponerse en pie.

Los perros arrastraron a la pareja fuera de la casa, dejando a la pequeña rata en la destartalada casa.

Al quedarse sola, la rata —Lily— lloró sola durante horas. Sus ojos de bestia eran incapaces de derramar lágrimas, pero su cuerpo temblaba y sus garras se clavaban en el suelo.

“¿Por qué… por qué… por qué?”

¿Por qué siempre soy yo? ¿Por qué siempre soy yo la que sobrevive?

Si sus padres la hubiera ignorado cuando los perros entraron, podrían haber escapado.

¿Por qué Credo saltó para protegerla? Ni siquiera eran parientes de sangre. ¿Por qué iba a ayudar a una bestia caída rata?

¿No pensaban abandonarla pronto? ¿No pensaban echarla ya que la habían criado bastante?

Después de un largo día de llanto que nadie podía escuchar, Lily finalmente se levantó. Se dirigió a la habitación de sus padres y encontró algo: una pequeña caja atada con una cinta. Había una carta adjunta.

El cumpleaños de Lily era mañana. No recordaba su verdadero cumpleaños, pero toda la familia decidió que era el día en que conoció a Liza.

Después de leer la carta y de abrir la caja, Lily se quedó atónita. “Un collar…”

Era una joya que sus padres pensaban regalarle para celebrar su educación segura.

Lily era analfabeta. No podía leer las palabras de la carta que decían: “Para nuestra querida hija. Sentimos que sea un poco tarde.”

Pero podía imaginar lo mucho que debían haber trabajado sus padres para conseguir esto para ella. Estaban luchando. Incluso sus trabajos estaban disminuyendo. Como sus padres habían estado hablando en secreto lejos de Lily, estaba preparada para ser abandonada.

Lily se colocó suavemente el collar alrededor del cuello. Siempre envidió los collares de sus padres que significaban su vínculo. Se cuidaban mutuamente, y ella pensaba que era un obstáculo para ello.

Decidió que no volvería a dudar de ellos. Cuando volvieran, les contaría el secreto que había estado guardando.

Apretando los dientes, Lily levantó la cabeza y salió corriendo de la destartalada casa.

***

¿Cómo ha acabado así? Me pregunté.

Debía haber una forma diferente. Algo mejor que revelar a los Caballeros Templarios que era Zero, lo que sólo podría describirse como un acto suicida.

“¿Por qué se dejaría llevar a la Iglesia? No hay garantía de que recuperemos el libro de esa manera. ¿Qué va a hacer si deciden quemarla en la hoguera? Eso es probablemente lo que va a pasar. ¿Espera que la salve entonces? ¿Delante de las narices de los Caballeros Templarios? Eso es imposible. Me matarán.”

“Mercenario, ¿has terminado con tu interminable monólogo pesimista? Me está irritando.”

“¿Qué tal si miras primero la situación antes de hablar, bruja loca? ¡¿Te has dado cuenta de lo que has hecho?! ¡Esos tipos de la Iglesia son bestias sedientas de la sangre de las brujas!”

“¿Una bestia llamando bestias a la Iglesia? Vaya, cómo han caído.” Zero soltó una carcajada despreocupada.

Dando un suspiro, me agarré la cabeza.

Cuando Zero reveló que era la líder del Aquelarre de Zero, el templario se puso pálido y, antes de que supiera lo que estaba pasando, le habían encadenado las manos.

Y, por supuesto, las cadenas que la Iglesia utilizaba contra las brujas no eran cadenas ordinarias. Las esposas que ataban sus brazos tenían incrustaciones de cuatro gemas azules, y cada centímetro de las cadenas estaba lleno de letras.

“Las gemas azules son lapislázuli, que debilita el poder de una bruja.” Dijo el sacerdote. “En la cadena hay palabras de desprecio contra los demonios y de alabanza a la diosa. Las cadenas también se queman con incienso que los demonios desprecian. Mientras está atada con estas cadenas y esposas, la conexión entre una bruja y los demonios se corta.”

“Gemas, palabras e incienso. ¿Son realmente suficientes?” Pregunté.

“La hechicería y la magia utilizan símbolos, letras, palabras, incienso y sacrificios que corresponden a los demonios, Mercenario.” Dijo Zero, pareciendo incómoda con las cadenas. Su afirmación me sorprendió. “Si algo obstaculiza alguno de ellos, no podrás utilizar ninguno. Incluso si pudieras, es muy probable que causaras un desastre que pusiera en peligro tu vida. La Iglesia ha combatido a las brujas con todo lo que tiene desde la antigüedad. Su tecnología no es nada de lo que burlarse.”

“Si la Iglesia no tuviera una forma de impedir el uso de la brujería, no habría ganado la guerra hace quinientos años.” Dijo el sacerdote, horrorizado. “Y no podríamos tomarnos nuestro tiempo para quemar a una bruja.”

“Supongo que tiene sentido.” Dije.

La ejecución pública también sirvió como plataforma para que la Iglesia demostrara que tenía el poder de incapacitar completamente a las brujas. La Iglesia no atraparía a innumerables brujas vivas y las quemaría delante del público si no tuviera la capacidad de dejarlas sin poder.

En otras palabras, estábamos en la mierda.

En algún lugar de mi mente, pensé que Zero sería capaz de hacer algo con su magia, pero si no podía lanzar ningún hechizo, entonces estaba condenada.

Zero se alegró de que la llevaran a la catedral de Lutra como había planeado, pero me dolían las tripas. Estaba sudando profusamente, y no tenía nada que ver con el calor.

“A la hora de la verdad, tendré que abandonarte, ¿eh?” Mis preocupaciones se convirtieron en palabras que salieron de mi boca.

Zero cacareó. “Nunca me abandonarás.” Dijo. Sonó como una maldición. Todavía pensaba que era una especie de santo.

Nuestro viaje de vuelta a Lutra fue a pie.

Los templarios tenían un caballo para tirar de su carruaje, pero fue enviado a Lutra para informar de la captura de la bruja.

La mitad de los caballeros quedaron para ayudar a los aldeanos, y la otra mitad para escoltar a Zero junto a mí y al sacerdote.

El extremo de la cadena de hierro que se extendía desde los grilletes que ataban los brazos de Zero se fijó en mi brazo. Nadie se quejó. El comentario despreocupado del sacerdote cuando pasamos ayer hizo que los caballeros pensaran que yo era en realidad el sirviente del sacerdote.

El sacerdote y yo caminábamos a ambos lados de Zero, mientras que dos caballeros iban delante y dos detrás. Estábamos lo suficientemente lejos como para oírnos si gritábamos.

Así que pedí en voz baja a la bruja loca y al cura homicida que me explicaran la situación. Zero y el cura parecían haber llegado a algún tipo de entendimiento, mientras que yo era claramente el único que estaba fuera de onda.

“¿Puedes decirme ya tu plan?” Dije. “No vas a ejecutar a esta mujer en lugar de la falsa Zero, ¿verdad? Porque eso es una puta estupidez.”

“Si eres consciente de que eres un idiota, mantén la boca cerrada.” Dijo el sacerdote. “Si no lo eres, entonces deberías morir.”

“¿Vas a explicar el plan o no? Si no lo haces, tomaré a la bruja y huiré.”

“Para, Mercenario. Yo soy la que empezó esto.” Zero me tiró de la oreja como si quisiera amonestarme. La fulminé con la mirada, y me dedicó una suave sonrisa. Pero su expresión se volvió seria inmediatamente después. “Te hablé de la posibilidad de que la ‘Zero’ que persigue la Iglesia sea una ilusión creada por Sanare, una bruja que no existe.”

“Lo hiciste. Y sé que es probable que ese sea el caso. Si Zero es sólo un rumor que Sanare difundió, entonces es caso cerrado. Matemos a estos tipos ahora mismo y elaboremos un plan para conseguir ese libro.”

El sacerdote me golpeó en la nuca con su bastón. “¡Ay! ¡¿Estás tratando de matarme?!”

“Parece que no eres consciente de tu estupidez.” “Por qué, tú… ¿Qué, así que entiendes todo? ¿Eh?”

El sacerdote se encogió de hombros, como si dijera ‘obviamente’. “Te lo voy a simplificar.” Dijo. “Si Zero es sólo un rumor, la Iglesia no puede matarla.”

Parpadeé un par de veces. Pues bien, es cierto. Pero tampoco había necesidad de ejecutar a alguien que ni siquiera existía.

“Aunque Zero no exista.” Añadió Zero. “Ahora que el rumor se ha extendido tanto, la Iglesia tiene que tomar algún tipo de medida. Si la Iglesia anunciara ahora que la existencia de la bruja Zero no es más que un bulo, la gente pensaría que la Iglesia sólo lo dice porque la dejaron escapar. ¿Qué crees que pasaría entonces?”

“Uhm… ¿continuarán la caza de brujas?”

“Correcto. Continuarán la caza de una bruja que no existe. Hasta que atrapen una que se ajuste a la descripción. Ese es el plan de Sanare. Tanto si choca con la Iglesia como si no, la Iglesia no tendrá más remedio que intensificar la caza de brujas. ¿Estoy en lo cierto, sacerdote?”

“Sí. La Iglesia utilizará todos sus recursos para encontrar a Zero. Y su objetivo final será usted.”

Estaba empezando a seguirlos. “¿Así que esto es una especie de acoso masivo hacia ti?”

Zero soltó un suspiro de fastidio. “Es un acoso con un propósito práctico. La Iglesia ejecuta al Aquelarre de las brujas de Zero que salvó a los aldeanos, no consigue capturar a su líder, Zero, y luego vuelve a atormentar a gente inocente para encontrarla. Ese es el tipo de situación que Cestum intenta crear. ”

“¿Y entonces los que están hartos de la Iglesia apoyarán a las brujas? No puedo creer que se les ocurra un plan tan tedioso.”

Sin embargo, Sanare creó una santa desde cero en Akdios. El plan parecía algo que se le ocurriría a ella.

“¿Pero no es demasiado presentarse como la Zero que están buscando? Seguro que la caza de brujas acabará, pero tu vida también. ¿Qué sentido tendría entonces?”

“No voy a dejar que me ejecuten tan fácilmente. Voy a negociar. Probablemente Sanare no esperaba que me presentara ante la Iglesia. Si podemos cambiar las tornas, correr un poco de riesgo vale la pena.” Zero cacareó como una auténtica bruja malvada.

No creo que puedas llamar a la posibilidad de una ejecución un pequeño riesgo. Todavía no tenía idea de cómo piensan las brujas.

“Envié una carta explicando la situación con el jinete.” Dijo el sacerdote. “Sin embargo, sigues siendo una bruja. Puede que no tengas nada que ver con este caso en particular, pero todavía hay muchas posibilidades de que te quemen como chivo expiatorio para evitar el caos. Para que lo sepas, no te ayudaré si te ejecutan.”

“No te preocupes.” Respondió Zero. “Para empezar, no cuento con tu ayuda.” “Bueno, cuento con usted, sacerdote. Desde el fondo de mi corazón.”

Si Zero fuera ejecutada, yo sería el único desesperado por salvarla. Si dejaba morir a Zero, tendría que ir solo a por Sanare. Y lo que es más importante, el propio hermano de Zero, Decimotercero, no estaría contento.

“Independientemente de lo que ocurra, la noticia llegará a la Iglesia esta noche.” Dijo el sacerdote. “Entonces la caza de brujas habrá terminado. Lo único que queda es que Corrupción recupere el libro de forma segura.” La expresión del sacerdote se ensombreció.

“Siempre te pones así cuando hablas de esa tal Corrupción.” Dije. “Teniendo en cuenta lo de enterrar a la gente viva, sé que está jodida, pero ¿tienen algún tipo de relación?”

“En realidad no… ¿Recuerdas lo que dije antes sobre cómo se seleccionan los adjudicadores?”

“¿Te refieres a perdonar a los condenados a muerte y hacerlos trabajar?”

Me lo contó cuando caímos en la trampa de Sanare en Akdios y nos vimos obligados a refugiarnos en el Fuerte Loto.

“Sí, lo recuerdo. ¿No estabas mintiendo?”

El sacerdote sonrió. Bueno, en realidad no creía que todo fuera mentira.

“Hay muchos tipos de adjudicadores. Corrupción fue acusada de asesinato en masa: enterrar vivas a veinte mujeres jóvenes y hermosas y marcar sus tumbas con estatuas de piedra del aspecto que tenían antes de morir. Pudo cometer el acto incalificable porque era la hija de un aristócrata y tenía las tierras y la riqueza para hacerlo.”

“Así que enterrar a la gente viva era su objetivo incluso entonces.” Zero sonaba disgustada.

“Es más una enfermedad que un objetivo.” Dijo el sacerdote. “Cada vez que ve a una mujer hermosa, tiene un incontrolable sentido del deber de enterrarla.”

“¿Qué clase de enfermedad es esa?” Pregunté.

“Obsesión.” Dijo Zero. El cura y yo levantamos la cabeza al mismo tiempo.

Ladeé la cabeza y el sacerdote asintió. “Sí, obsesión. Para ella, la tumba es un símbolo de eternidad y un remanso de tranquilidad. Enterrar a una mujer hermosa viva en una tumba es preservar su belleza para siempre.”

“Creo que nunca lo entenderé.” Me rendí por completo.

Zero soltó una pequeña carcajada y dijo: “Realmente eres una buena persona.” No tenía ni idea de si me estaba haciendo un cumplido o burlándose de mí.

“Pero por muy noble que fuera, veinte mujeres desaparecidas son demasiadas. Empezaron a circular rumores de que era una bruja que cazaba mujeres hermosas, y me enviaron a juzgarla.”

“¡¿Qué?!”

“Dictaminé que no era una bruja, sino una simple asesina. Fue condenada a muerte, pero finalmente fue seleccionada para ser adjudicadora. Ella estaba encantada. Muchas brujas son mujeres hermosas, y se alegró de poder perseguirlas legalmente. Decía que aunque no fueran brujas, podía conseguir todas las mujeres hermosas que quisiera si sólo decía que era para ayudar a buscar brujas.”

“¡Suena como una maldita mala noticia! ¡Deberías haberla declarado bruja y matarla en el acto!”

“Quizás debería haberlo hecho.”

La falta de refutación o de sarcasmo del sacerdote me sorprendió.

Vaya, no puedo decir nada si lo admites de inmediato.

“Pero no era una bruja. Me mostró las tumbas y me preguntó: ‘¿No es hermoso?’ Y tenía razón. Estaba llena de amor por los que yacen bajo tierra.”

“Eso me suena a un tipo de amor jodido.”

“No hay nada normal en ella. Su aspecto, su personalidad y las razones de sus acciones son ligeramente diferentes a las de la gente normal. Corrupción quería a Zero. Dijo que había recibido permiso del Obispo. Sólo espero que no intente nada cuando se entere de que he capturado a Zero.”

“Bueno, todo es posible, así que no podemos ocuparnos de lo que sea que ella planea hacer hasta que realmente suceda. El mensajero llega a la Iglesia esta noche, ¿verdad? Va a pasar un tiempo antes de que la información llegue a Corrupción. Ella no podrá hacer nada una vez que lleguemos a la Catedral de Lutra. Podemos pensar en cómo lidiar con ella desde allí.”

Al menos, no era algo en lo que tuviéramos que pensar mientras nos dirigíamos a la Catedral de Lutra con los Caballeros Templarios.

Fuimos demasiado optimistas. Pasamos la noche a la intemperie y, a la mañana siguiente, sufrimos una pequeña derrota.

***

Presintiendo que algo iba mal, me detuve en seco.

No había árboles tras los que esconderse en los páramos de Lutra.

Cuatro carruajes cubiertos estaban parados delante. Uno de ellos estaba aparcado de forma que bloqueaba la carretera, con la espalda hacia nosotros.

“¿Bandidos?” Murmuró Zero.

“¿Hay bandidos que atacarían a los Caballeros Templarios en su propio territorio?” Dije.

Los caballeros que caminaban detrás de nosotros nos alcanzaron. Cuando uno de ellos preguntó qué pasaba, sólo pude señalar hacia adelante.

Los caballeros que iban delante de nosotros llegaron al carruaje que bloqueaba el camino. “¡Somos los Caballeros Templarios!” Gritó uno. “¡Abran paso! Estamos escoltando a una bruja a Lutra.” Su voz resonó en el vacío páramo.

Al no recibir respuesta, los caballeros se asomaron al interior del carruaje. “¡Todos al suelo!” Gritó el sacerdote.

Inmediatamente me tiré al suelo y cubrí a Zero, arrastrando a los caballeros conmigo.

Una serie de explosiones estremecedoras sacudieron el camino, y los caballeros que se asomaban al carruaje se desplomaron como trapos antes de tener siquiera la oportunidad de gritar. Innumerables cosas volaron por encima como una especie de vendaval.

“¡¿Qué demonios está pasando?!”

Una espesa nube de polvo se elevó en el aire. El olor a pólvora llegó un poco después de la explosión.

Tan pronto como el sonido ensordecedor se disipó, resonó una orden tajante. “¡Todo el mundo fuera! Rodéenlos.”

La voz era alta para un hombre, pero baja para una mujer. Le siguió lo que parecía el rugido de unos bandidos que venían de todas partes. Innumerables pasos se acercaban desde más allá de la nube de polvo.

“Joder. ¡¿Qué demonios ha sido eso?! ¡¿Los bandidos de hoy en día utilizan magia?!” “No estoy familiarizada con este hechizo.” Dijo Zero.

“No son bandidos, y tampoco están usando magia.” Gruñó el sacerdote entre dientes apretados. “Esa era la Máquina de Aniquilación Divina de la Iglesia. Actualmente es propiedad de Corrupción.”

“Sí, esa soy yo.”

Cuando el polvo se asentó, estábamos rodeados por docenas de matones, cada uno con un arma.

Entrecerrando los ojos contra el brillante sol, vi un hermoso e inanimado rostro que parecía coincidir con la inanimada voz. En su espalda había una enorme pala, de las que utilizan los enterradores.