Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: Pueblo Negro

Parte 2

Bajo la pesada atmósfera de asco, odio y malestar, Sanare cantó una tragedia, su voz alegre, pero dramáticamente llena de dolor.

“La adjudicadora se rió cuando vio a tal par, la mujer llorando y aferrándose al hombre, y el hombre sonriendo y diciendo que está bien. Le dieron a la mujer el derecho de darles agua, pero sólo a la mujer. Ella estaba enferma, pero buscaba desesperadamente agua para su marido. Al principio, también llevaba agua a los demás aldeanos. Pero pronto su cuerpo se rindió.”

Miré alrededor del campo. Había casi un centenar de aldeanos enterrados en el suelo. Una frágil mujer no podía proporcionar agua a todos ellos.

“En la primera noche, la gente suplicó. Suplicaron que se les desenterrara. La segunda noche, gritaban blasfemias. Maldecían a la mujer por preocuparse sólo de su propio marido. La tercera noche, sólo había gemidos. La mitad de ellos ya estaban muertos. En la cuarta noche, la mujer finalmente se derrumbó. No quedaba nadie para llevarle agua al hombre. La noche siguiente, el hombre también falleció. Amaneció y tú llegaste más tarde.”

Los Caballeros Templarios debieron ver a los aldeanos enterrados en la tierra, pidiendo ayuda. Pero no podían interferir en el trabajo de un adjudicador.

“No te hagas una idea errónea.” Dijo Sanare. “La adjudicadora hizo todo esto por sí misma. Es lo que hacen los adjudicadores de todo el mundo para cazar brujas. Dígame algo, padre. ¿Quién es malo, las brujas que salvaron a un pueblo hambriento o la adjudicadora que atormentó y mató a los aldeanos para matar a las brujas?”

El sacerdote apretó los dientes. Creía que iba a decir algo así como: “La sola existencia de una bruja es malvada”, pero las palabras de Sanare, sorprendentemente, surtieron efecto en él.

“¿Ya eres capaz de entenderlo? La Iglesia, protectora del orden del mundo, está corrompida. Alguien tiene que corregirlo. ¿Pero quién puede enfrentarse a la Iglesia, excepto las brujas?”

“¿Es todo lo que tienes que decir?” Dijo Zero, con un tono indiferente. “Me estoy aburriendo un poco.” Sus palabras silenciaron a Sanare. “Para proteger a mil, la Iglesia sacrifica a cien para cazar brujas. Esta ha sido la filosofía de la Iglesia durante quinientos años. Extremadamente lógica. Llamarla despiadada ahora te hace parecer una niña ignorante. Las brujas más antiguas nunca dirían lo que acabas de decir.”

“¿Apoyas a la Iglesia?”

“Una pregunta tonta. Sólo me mantengo a mí misma. No mostraré misericordia a aquellos que se convierten en mis enemigos, ya sea la Iglesia o una bruja. Espero que estés preparada para lo que viene, aspirante a maga. Tus ambiciones y deseos nunca se harán realidad. Permíteme darte una profecía. Como alguien que ha desechado su cuerpo humano, tu muerte estará llena de un tormento que ningún ser humano puede experimentar.”

Su belleza infundía miedo, y su rostro inexpresivo me hacía cuajar la sangre. La voz de Zero era tranquila, pero el aura amenazante que emanaba de todo su ser era desconcertante.

Sanare se echó a reír. Al mismo tiempo, todos los cadáveres enterrados en el campo se rieron y carcajearon al unísono.

El sol se hundía en el horizonte y el resplandor del crepúsculo bañaba el mundo en carmesí. El campo negro ardía en rojo. Los cadáveres que reían en su interior parecían almas ardiendo en las fosas del infierno.

“No estamos tramando nada. Los tiempos están cambiando, Zero. Las brasas de la guerra ya están ardiendo en todo el mundo. El levantamiento de las brujas en Wenias, la creación de un Estado Mágico, la paz en ese reino y la utilidad de la magia. Por mucho que la Iglesia intente reprimirlo, se está corriendo la voz. Sólo estoy avivando las brasas. Pronto se convertirá en una tormenta de fuego. De hecho, escuché a alguien en una taberna decir: ¿De verdad las brujas son malas?”

La Iglesia cazó a las brujas, reduciendo drásticamente su número. Ahora la gente temía menos a las brujas. Sin embargo, la Iglesia continuó su cruzada, matando a gente inocente para perseguir a las brujas.

No es de extrañar que cada vez más personas cuestionen las enseñanzas de la Iglesia.

“Por otro lado, los horrores de la Iglesia son muy familiares y reales. Por ejemplo, los adjudicadores de Dea Ignis. Todo el mundo les teme. Por cierto, Padre.”

El cadáver que sostenía el sacerdote empezó a moverse de nuevo con torpeza. La sonrisa en su rostro hizo que el sacerdote se encogiera un poco. Sin embargo, no dejó caer el cuerpo. En el fondo, era un eclesiástico serio.

“Gracias a que mataste a ese indefenso y gentil hechicero Argentum allá en la Isla del Dragón Negro, la princesa se convirtió en mi muñeca. Parece que hay un malentendido, así que pensé que debía aclarar las cosas. La princesa me prestó voluntariamente su cuerpo. Para vengar a Argentum y destruir a la Iglesia.”

Maldiciendo en mi mente, me pellizqué el puente de la nariz. Eso explicaba por qué Sanare era capaz de abandonar el cuerpo de la princesa y apoderarse de un cadáver.

Hablando de ironía. Las acciones de Dea Ignis y la caza de brujas de la Iglesia se convirtieron en una ventaja que impulsó el poder de Cestum. Una vez establecido, ya no podía ser destruido por medios ordinarios.

“¿Qué pasaría si todos los aspirantes a magos del mundo ayudaran a la gente? ¿Qué pasaría si utilizaran la magia útil? ¿Qué pasaría si la Iglesia persiguiera a estos brujos, y la gente inocente sufriera por ello? ¿De qué lado se pondrían las masas? ¿Qué pasaría si esas personas también pudieran utilizar magia? Si estallara una guerra, ¿quién ganaría entonces?

¿Qué opinas, Zero? El mundo cambiaría, ¿no?”

Todos los cadáveres dejaron de moverse y de hablar. Antes de que nos diéramos cuenta, el sol se había puesto por completo y estaba oscureciendo.

Un suspiro de Zero indicó que había terminado.

“Después de toda esa charla, se levantó y desapareció.” Dije. “Qué mujer tan abominable.”

El sacerdote se levantó con el cuerpo de la mujer muerta en brazos y se dirigió en silencio hacia el pueblo. Lanzando un profundo suspiro, le seguí junto a Zero.

Después de cruzar el puente, llegamos a una modesta plaza bordeada de casas de madera en mal estado. El pueblo, que había perdido la mitad de sus habitantes, estaba tranquilo. El miedo y la sospecha llenaban los ojos que nos observaban desde las ventanas.

El sacerdote respiró profundamente. “¡Escúchenme! ¡Gente del pueblo profanado por las brujas! Soy un adjudicador de Dea Ignis, enviado por el Obispo de la Catedral de Lutra. A través de los nobles sacrificios de muchos, su pueblo ha sido perdonado. ¡Esta aldea ya no carga con ningún pecado!”

Los aldeanos se agitaron.

“¡Los mártires que perdieron la vida en la caza de brujas serán enviados al Reino de Dios según el rito prescrito por la Diosa!”

“Oh, vaya. ¿Estás seguro de eso?” Pregunté.

“Está completamente bien. No hay reglas en Dea Ignis que establezcan que no podemos controlar la conducta de los demás. Corrupción les dijo que expiaran, y yo los perdoné. Eso es todo.”

Siguió un momento de silencio. Luego, uno a uno, los aldeanos salieron de sus casas y comenzaron a reunirse nerviosamente ante el sacerdote.

“¿De verdad? ¿Realmente ya podemos desenterrarlos?” Preguntó un aldeano. “¿Podemos enterrarlos en un cementerio adecuado?”

Cada uno de ellos parecía agotado. Temblaban y sus rostros estaban pálidos.

Un centenar de aldeanos fueron enterrados y asesinados. En pueblos pequeños como éste, la mayoría de los residentes son parientes y conocidos. Los supervivientes estaban sin duda mentalmente angustiados después de escuchar sin cesar los gritos resentidos de los enterrados.

“La adjudicadora dijo que no había que desenterrarlos. No se nos permitió salir de la aldea.

Si desobedecíamos, todos los aldeanos restantes morirían.” “Padre.” Dijo otro. “¿No nos condenarán por desenterrarlos?” “No.” Declaró el sacerdote con firmeza. “Lo juro por Dios.”

En los rostros asustados de los aldeanos apareció un matiz de alivio.

“Si alguien no está de acuerdo con mi decisión y afirma que esta aldea aún está corrompida, envíe un mensajero a Su Excelencia el Obispo. Los Caballeros Templarios vendrán corriendo a protegerlos.”

El sacerdote relajó los hombros. Se dirigió a la mujer que tenía en sus brazos con una sonrisa suave, pero apenada.

“Quiero enterrar a esta mujer primero. ¿Te importaría mostrarme el cementerio? Como puedes notar, soy ciego.”

Trabajar junto a los aldeanos para desenterrar todos los cuerpos y trasladarlos al cementerio parecía que iba a llevar toda la noche.

Al principio, los habitantes del pueblo no querían participar en el entierro. Sólo después de que el sacerdote y yo empezáramos a desenterrar los cuerpos y a enterrarlos, empezaron a ayudar uno por uno.

¿Por qué estoy haciendo esto?, me pregunté. Sin embargo, yo era el más duro de todos.

Me sentiría incómodo si no ayudara.

El sacerdote escribió una carta y pidió a los aldeanos que la enviaran a los Caballeros Templarios que bloqueaban la carretera. Por la mañana deberían llegar más trabajadores para aliviar nuestra tarea.

Mientras trabajaban juntos, los aldeanos empezaron a confiar un poco en el sacerdote ciego y comenzaron a hablar.

“Los aldeanos empezaron a enfermar. Entonces aparecieron estos tipos y dijeron que podían ayudarnos. Eran cinco o seis. Se llamaban a sí mismos el Aquelarre de Zero. Pensé que era una broma de mal gusto, así que dije: ‘Incluso pediré ayuda a los demonios’.”

“Fueron amables. Comimos juntos. ¿Una bruja de cabello plateado? Oh, debe ser ese pez gordo del Aquelarre. Las brujas decían que era hermosa. Nadie la llego a ver, pero me gustaría haberla visto al menos una vez.”

“Hay un viejo templo en el río. Aparentemente fue construido para adorar a un dios del agua en el pasado. Los Caballeros Templarios dijeron que era el cuartel general de la bruja, y querían que les mostráramos el camino. Pero nadie sabe cómo llegar al templo. Hay una cueva, pero cuando entras, de repente te encuentras saliendo. Entonces nos acusaron de encubrir a las brujas.”

Esas fueron las informaciones notables que reuní. Seis o siete miembros del Aquelarre de Zero. Su líder se llama Zero. La única información nueva que obtuvimos fue la existencia de un antiguo templo utilizado por las brujas como fortaleza.

El resto eran en su mayoría agravios contra la Iglesia, las personas y los antecedentes de estas asesinadas por la adjudicadora, pero el sacerdote escuchaba atentamente sin ningún atisbo de desagrado.

De pie, ocioso, en el borde del cementerio, Zero escuchó a los aldeanos, sin ofrecer ninguna ayuda en el trabajo.

“Parece que la Iglesia es la mala en este caso.” Dije mientras hacía una pausa. “Tal y como lo planeó Cestum.”

“No necesariamente.” Respondió Zero. “Fue la Iglesia la que causó el sufrimiento, pero también fue un eclesiástico el que los salvó. La Iglesia es una organización con dos caras. Gobierna con miedo, y ofrece la salvación a través de la misericordia.”

La mirada de Zero se dirigió a la espalda del sacerdote, que estaba enterrando a los muertos con los aldeanos.

“No confío en la Iglesia, pero tampoco creo que la Iglesia sea mala.” “Vaya. ¿Aunque seas una bruja?”

“Precisamente porque soy una bruja. Hace mucho tiempo, la Iglesia protegía al pueblo de los que hacían mal uso de la brujería y traían el caos. Las brujas que preferían la paz cooperaban con la Iglesia e incluso ayudaban en la caza de brujas. Esto coincide con la política actual de la Iglesia de utilizar a las brujas buenas.”

“De cooperar con ellos a utilizarlos, ¿eh? Parece que la relación se ha torcido bastante.”

“Quinientos años es mucho tiempo. Seguramente hay muchas otras cosas que se están torciendo ahora. Sin embargo, fue la Iglesia la que puso orden en el mundo. La Iglesia enseñó a los desafortunados, construyó murallas para mantener alejados a los lobos y ladrones, distribuyó medicinas a los enfermos y alimentó a los hambrientos. Los brujos son egoístas y meritorios. Si hubieran ganado la guerra, este mundo se habría llenado de más caos que ahora.”

Para ser sincero, me sorprendió que Zero tuviera una opinión tan positiva de la Iglesia.

Probablemente mis pensamientos se reflejaron en mi rostro, ya que Zero se encogió un poco y añadió: “No digo que no haya problemas. La Iglesia ha crecido demasiado. No ha sido capaz de seguir el ritmo de los tiempos cambiantes y sigue obsesionada con la rectitud y el orden que defendía hace quinientos años. Si la Iglesia siguiera igual mientras el mundo cambia, se formaría una grieta que llevaría a la corrupción de la organización. Cestum se aprovechó de ello.”

Las brujas útiles aparecieron justo cuando el pueblo se había cansado del dominio de la Iglesia durante cinco siglos.

Cuando la bruja justa derrotó a la bruja mala en Wenias, una nueva opinión sobre las brujas comenzó a extenderse entre las masas.

La carta de Albus mencionaba que en Wenias se reunía gente que quería aprender magia y gente poderosa que quería beneficiarse de ella. También había mucha oposición de gente a la que no le gustaba.

Ahora mismo, la Iglesia era mucho más poderosa. Pero si la mala reputación de la Iglesia se extendía a través de los esquemas de Cestum, y las buenas acciones de las brujas se daban a conocer, la estructura de poder se volcaría un día.

“No es que la Iglesia haya gobernado el mundo durante quinientos años para nada.” Dije. “Dudo que Cestum tenga éxito en sus planes.”

“Por supuesto. Habrá una caza de brujas masiva antes de que las brujas ganen demasiado poder. Y eso llevará directamente a la guerra.”

“¿Incluso sin chocar con la Iglesia?”

Cuando nos alojábamos en la destartalada casa de Credo y Liza, Zero dijo que si luchaba contra la Iglesia, estallaría una guerra.

“Hay más de un camino que lleva a la guerra. Mi lucha contra la Iglesia simplemente la aceleraría. Si se deja a Cestum sin control —no, incluso sin su intervención—, si se deja que la magia se extienda, la guerra acabará por estallar. El propio hechicero Observador de las Estrellas Argentum lo observó en la Isla del Dragón Negro.”

“¿No saliste del sótano para evitarlo? De todos modos, supongo que deberíamos preocuparnos por nuestros enemigos actuales, no por una guerra futura. Así que sobre el Aquelarre de Zero escondido en el templo.”

La única razón por la que vinimos a este pueblo en primer lugar fue para seguir las señales de la magia que nos llevarían a la guarida de las brujas. No tenía ni idea de lo que Zero planeaba hacer con ellas, pero lo que realmente importaba era que obtuviéramos la copia del grimorio antes que el adjudicador.

“Sentí la presencia de cinco brujas.” Dijo Zero. “Coincide con el testimonio de los aldeanos. Pero todas se han desvanecido hace un momento.”

“¿Fueron asesinadas? ¿Incluyendo a tu impostor?”

“Hmm, mi impostor…” Parecía estar reflexionando sobre algo.

Al notar mi mirada, Zero hizo un gesto con el brazo, como si dijera que no era nada. “Sólo pensé que era extraño. Todos los rumores sobre las brujas provenían de esta aldea, pero ningún aldeano había visto realmente a la bruja conocida como Zero. Todo son rumores, nada más que rumores. ¿Te recuerda eso a algo?”

“Decimotercero.”

“Sí. Para manipular a las brujas en Wenias, Decimotercero creó un ser conocido sólo como Él. La situación actual es bastante similar.”

“¿Así que estás diciendo que la falsa Zero no existe?”

“Nos falta información para llegar a una conclusión. Existe la posibilidad de que estuvieran en el templo. En cualquier caso, parece que he subestimado a Dea Ignis. Por muy inexpertas que fueran, no esperaba que las brujas que podían usar magia fueran asesinadas tan fácilmente.”

“Si la adjudicadora tiene el libro, probablemente ya se dirige a la catedral. No van a asaltar la catedral para recuperarlo, ¿verdad? Porque eso sería una imprudencia.”

“De hecho, lo sería. Tenemos que idear algún tipo de plan.”

“Dudo que tú y yo solos podamos hacer algo contra la Iglesia.”

Los Caballeros Templarios vigilaban la catedral en todo momento. Si intentáramos tomar la copia, el sacerdote que se alió tímidamente con nosotros se convertiría en nuestro enemigo. A menos que estuviéramos preparados para hacer la guerra al mundo, marchar allí sería una mala jugada.

Zero se acarició su barbilla bien formada. “Corrupción sólo pudo localizar el Aquelarre de Zero y tomar la copia gracias a la información que Sanare proporcionó. Es poco probable que su objetivo fuera entregar el libro a la Iglesia. Cestum no ganaría nada si la adjudicadora completara su misión.”

“El declive de la autoridad de la Iglesia. Sin embargo, veo su punto de vista. No habría tenido sentido causar un incidente si la Iglesia completara su misión sin problemas.”

“Tiene que haber algo. ¿Cuál es su objetivo?”

En ese momento, oí el relincho de los caballos y el sonido de un carruaje, lo que indicaba la llegada de los Caballeros Templarios.

Una docena de caballeros se reunieron en el cementerio, guiados por los aldeanos que entregaron la carta. El caballero que nos detuvo en el camino se dirigió directamente al sacerdote.

“Nunca esperé que un adjudicador diferente perdonara al pueblo que un adjudicador castigó.” Dijo.

“Puede que fuera para matar a las brujas, pero Su Excelencia también estaba angustiado por las acciones perversas de Corrupción.” Respondió el sacerdote.

El caballero parecía claramente aliviado. Su desconfianza hacia la Iglesia había disminuido un poco.

“Debo decir que has tardado en llegar.” Dijo el sacerdote. “Esperaba que llegaras antes del amanecer.”

“Tuvimos un poco de lío. La adjudicadora Corrupción localizó la guarida de las brujas, pero no encontró allí a la jefa del aquelarre. No obtuvieron ninguna información ni siquiera después de torturar a las brujas capturadas, así que fueron a otra caza de brujas.”

“¡¿Qué?!” El sacerdote estaba sorprendido.

Frunciendo el ceño, miré a Zero. “Pensé que habías dicho que todas las brujas estaban muertas.”

“Su presencia desapareció, sí. No percibo que nadie haya salido del templo, así que es difícil imaginar que uno de ellos haya escapado…” Zero se detuvo a mitad de la frase, como si acabara de darse cuenta de algo. “Un ser que sólo se oye en los rumores. En otras palabras, un enemigo que no puede ser atrapado. Ya veo. Ahora lo entiendo. Esa mujer es tan insidiosa como parece.”

Zero esbozó una amarga sonrisa. “Caballero, quiero confirmar algo. Nadie ha visto a esta Zero, ¿correcto?”

“Bueno, los informes dicen que no.”

Nadie había visto a Zero, ni siquiera en el templo, lo que llevó a Zero a suponer que nunca había existido en primer lugar. Esa suposición se convirtió ahora en convicción.

“Tengo buenas noticias para usted, caballero.” Dijo Zero, levantando su capucha.

Antes de que pudiera detenerla, dejó al descubierto su melena plateada hasta la cintura y su hechizante belleza. El rostro del caballero se volvió más pálido y rígido a cada segundo.

“Yo soy esa Zero. Secreto me encontró y me tiene bajo su custodia. Informa a la Iglesia de esto y detén la caza de brujas inmediatamente.”