Shuumatsu Nani Shitemasu ka？(NL)

Volumen 4

Capítulo 2 : Dentro De Un Sueño Dulce Y Apacible

Parte 1

Padre e hija

Almaria Duffner nunca tuvo la oportunidad de ver el rostro de su madre. Para que ella pudiera entender el mundo que la rodeaba, su familia ya sólo había formado parte de ella y de su padre. Pero nunca tuvo la oportunidad de conocer a su padre demasiado bien. Casi nunca visitó su propia casa. Durante el día, fue a su trabajo en un negocio de cambio de dinero, y por la noche, visitó a su amante. Ocasionalmente regresaba a su apartamento, confirmaba en silencio que Almaria seguía vivo, y le dejaba una cantidad mínima de dinero en la mesa antes de irse otra vez. Ese fue el alcance de la comunicación entre Almaria y su padre. Así que la niña efectivamente vivía sola, no dependía de nadie más y no se necesitaba a nadie más.

Un día, cuando Almaria tenía apenas siete años, su padre se involucró en algún tipo de crimen y fue apuñalado por su cómplice. Por supuesto, eso significaba que Almaria ya no podía vivir en su apartamento. Originalmente se suponía que iba a ser trasladada a una instalación operada por la ciudad, pero un anciano, que había estado investigando el crimen de su padre, intervino. Afirmó que su encuentro era una suerte y se ofreció a llevarla a su propio orfanato. Los guardias y los funcionarios presentes no tenían ninguna razón para objetar, y la propia Almaria, todavía abrumada por el repentino cambio de los acontecimientos, no tenía la compostura para expresar su propia opinión.

El anciano llevó a la joven a un destartalado edificio de madera.

“Esta es tu nueva casa a partir de hoy. Y son tu nueva familia” le dijo el anciano, pero el cerebro de Almaria apenas registró las palabras-.

Para la jovencita, el hogar significaba aquella habitación apretada en el apartamento, y la familia significaba ese padre perpetuamente ausente. No podía comprender que, desde ese día, esas dos cosas debían ser reemplazadas por lugares y rostros completamente nuevos.

Mientras Almaria estaba confundida al lado del anciano, un muchacho llegó corriendo hacia ellos.

“Tienes una hermana nueva” le dijo el anciano

El chico se asomó a la joven y le preguntó: “¿Qué pasa con tu rostro aburrido?”

La niña lanzó una breve mirada al chico antes de apartar los ojos. No estaba exactamente de humor para hablar con nadie, especialmente con un chico que la insultaba después de reunirse por primera vez.

“Oye, ¿qué edad tienes?” Preguntó el chico.

Almaria lo ignoró.

“Bueno, supongo que no importa. Aún soy tu mayor por aquí.”

Ignorado.

Escucha, ¿de acuerdo? Ahora que estás aquí, eres parte de la familia. Desde que llevo aquí más tiempo, soy tu hermano mayor.

Ignorado.

“¿Qué pasa contigo? No eres divertida.”

Después de un rato, el muchacho finalmente renunció a hablar con la chica y se fue. La muchacha le devolvió la mirada otra vez antes de volver su mirada al suelo. No quería que él se ocupara de ella. No necesitaba familia, e incluso si intentaban empujarla de repente, no sabría cómo actuar. Todo lo que tenían que hacer era dejarla sola, y ella se las arreglaría sola. A su lado, el anciano se encogió de hombros con un suspiro.

Esa noche, Almaria cayó enferma. Sólo parecía natural, dado su repentino cambio en el ambiente, el estrés acumulado, y el cuerpo inmaduro y la mente. Una fiebre alta la hizo incapaz de salir de su cama. Su cabeza se sentía pesada, cada respiración duele, y el dolor llenó su pecho. En su débil estado de conciencia, Almaria pensó que podría morir. Sin embargo, comprendió lógicamente que tales pensamientos sólo se debían a que su mente estaba pasando por un momento de debilidad. Y además, una parte de ella sintió como si estuviera bien aunque realmente muriera allí. Almaria nunca tuvo una voluntad de vivir particularmente fuerte. Si su vida sólo continuara sin sentido, no sería tan malo terminarla más pronto que tarde.

Cuando esos pensamientos se agitaron en su mente, algo frío se le colocó repentinamente en la frente. Su vaga conciencia no podía trabajar, sus sentidos lo suficiente como para decir que el objeto era una toalla húmeda, pero se sentía un poco agradable. Solo un poco.

“Hmph. Ignorándome y haciéndome cuidar de ti.”

Almaria apenas podía oír la voz que hablaba justo a su lado. El dueño de la voz, quienquiera que fuera, intercambiaba con frecuencia la toalla en su frente. Cuando el agua de su cubo se calentó, salió a la oscuridad para recoger agua nueva del pozo. A medida que pasaba la noche, la conciencia de Almaria se aclaró gradualmente. Su mente podía vagamente registrar que alguien estaba sentado a su lado.

“Whoa, ya es tan tarde”, dijo alguien con una voz sorprendida. Será mejor que vaya a la cama pronto, o no podré despertar por la mañana.

La persona se puso de pie. Almaria no entendía lo que estaba diciendo, pero comprendió que estaba a punto de irse. Su mano se estiró espontáneamente, como si actuara por su cuenta. Las yemas de sus dedos agarraron débilmente la manga de la persona desconocida. “… padre…” Su boca se movió por su cuenta también. “… no te vayas, padre…”

Hablaba con una voz tan suave y temblorosa que Almaria casi no podía oírse. La persona a punto de salir se detuvo, desconcertada. Después de un momento, se sentó a su lado.

No te preocupes. Tu padre está aquí. No va a ir a ninguna parte.

Almaria supo que era una mentira. Su padre ya estaba muerto. Incluso cuando estaba vivo, apenas hablaba con ella, mucho menos la consolaba con palabras suaves. Sin embargo, la chica se aferró a esa mentira. Ella se sentó en la oscuridad para la mano de ese padre y la agarró con toda su fuerza. Quería que él se quedara a su lado. Quería depender de él. Quería que ese falso padre mostrara su genuina bondad. En poco tiempo, las cálidas manos del padre se apoderaron de la chica.

“Padre…”

“Aquí.”

Cuando Almaria lo llamó, recibió una respuesta. Eso la hizo feliz. Cuando quería que alguien estuviera allí, había alguien allí. Tal vez el hecho de que una cosa tan simple pudiera hacerla feliz le trajo más felicidad que nada. Con pensamientos algo distorsionados corriendo por su mente, Almaria saboreó el calor que envolvía su mano.

Unos días más tarde, el joven de antes habló de aquella noche con Almaria. Según él, incidentes como los de ella no eran inusuales. Los nuevos miembros de la familia a menudo se enfermaban con el estrés de perder a sus padres y de repente mudarse a un nuevo ambiente. El muchacho había visto muchos de estos casos.

Y además, no era raro que los niños enfermos llamaran a su madre o padre. Era natural que se sintieran solos después de perder a todos los que conocían y trasladarse a un lugar lleno de extraños. Sería imposible resistirlo solo. Así que cuando están acostados en la cama por la noche, con sus cuerpos y mentes en un estado de debilidad, los llamados a sus padres escaparon de sus labios. No era raro. Todos en el orfanato lo habían pasado por lo menos una vez.

Así que el muchacho le dijo a la chica que no lo considerara embarazoso o lamentable. Él le dijo que se olvidara de él, y que él lo olvidaría también.

“… no.”

Almaria se negó tan asertivamente que incluso se sorprendió a sí misma. Pero, ¿cómo podía olvidarlo? Se sentía tan cálida. Tan tranquilizador. Tan feliz. No podía desechar un recuerdo tan valioso por alguna estúpida razón como “no es inusual” o “todo el mundo lo hace”.

“Nunca voy a olvidar… padre.”

El muchacho parecía molesto. Te dije que me llamaras tu hermano mayor. No quiero ser padre a esta edad… “gruñó.”

Era cierto que el chico no tenía la dignidad o presencia de autoridad característica de un padre, pero aun así…

“Pero Willem, no pareces un hermano mayor.”

“-¡Y tampoco parezco un padre!”

“Eso es diferente.”

“-¡No, no es! ¿Por qué sigues insistiendo en llamarme padre?”

“¿Por qué? Bueno…” Almaria pensó un poco. “Eso es un secreto.” Ella guiñó un ojo y sacó la lengua con broma.

================ Cambio de escena ==================

Almaria abrió los ojos.

El techo se alzaba en su campo de visión dentro de la oscuridad. Oyó el llamado de los pájaros desde más allá de la ventana. El amanecer debe estar cerca, pensó.

“Nn…”

Parecía que tenía un sueño muy largo, y que todavía no estaba completamente despierta. No fue un mal sueño… probablemente. Por lo menos, no era esa pesadilla que a menudo tenía cuando era una niña pequeña. Su cabeza se sentía pesada. Incapaz de pensar con claridad, se levantó de su cama y se puso las zapatillas. Entonces, aún en un sueño como el estado, salió de la habitación y caminó por el pasillo, haciendo que el suelo de madera debajo de sus pies crujiera fuertemente mientras ella iba. Y entonces…

“Ah.”

Encontró a alguien tendido en el sofá desgastado. Pelo negro familiar, rasgos faciales suaves, un marco delgado…

“… ¿padre?”

En ese momento, su mente de repente se aclaró de repente, cómo la luz del amanecer barre la niebla de la noche. Recordaba quién era, qué vino a hacer aquella habitación y qué necesitaba hacer a continuación.

“Oh no, oh no”.

Con el rápido golpeteo de sus zapatillas, volvió corriendo por el pasillo. Las mañanas en el orfanato están siempre ocupadas. Había mucho que hacer. Necesitaba abrir las ventanas antes de que el sol saliera, preparar el desayuno antes de que los niños pequeños se despertaran y ella quería hacer que el desayuno fuera un poco más extravagante para el regreso inesperado de cierto miembro de la familia. El día que tenía por delante se estaba convirtiendo en el más ocupado de vez en cuando.

“Por lo menos dime antes de que vuelvas a casa, padre tonto.”

Tarde o temprano, él se despertaría, y las primeras palabras de su boca probablemente sería “tengo hambre”. Siempre fue así. Dudaba que estuviera realmente hambriento en todo momento, pero cada vez que el padre llegaba a casa le pedía algo de comer, casi como si estuviera tratando de compensar todos los días que había perdido.

“Bien. Hagámoslo.”

Almaria sonrió y sacó su delantal favorito.

***

Los extranjeros

Willem sabía que ya no podía luchar. Se dio cuenta de que moriría si alguna vez intentaba ponerse de pie en el campo de batalla. Incluso aprendió a ver el lado positivo de ella: mientras las chicas se iban a pelear, podía verlas en la seguridad de su hogar.

Sin embargo, cuando el dirigible Plantaginesta cayó bajo ataque, Willem decidió luchar tan naturalmente. Decidió dejar de dormir al lado de Kutori, encendió su veneno y enfrentarse al enemigo. Cuando conoció a Lantolq en el campo de batalla, dijo que estaba tratando de suicidarse con Kutori como excusa.

Willem quería morir allí. Quería tirar todo excepto su decisión de proteger a las chicas. Utilizó el campo de batalla para satisfacer sus deseos egoístas, pisoteando la parte de él que sólo quería esperar el regreso de las chicas.

Hizo todo lo que pudo, e incluso algunas cosas que no debería haber sido capaz de hacer. Por primera vez en un tiempo, su veneno se encendió a pleno potencial. Oyó los sonidos de su propia sangre hirviendo y la carne ardiendo. Si él iba a morir luchando no importaba qué, no tenía sentido detenerse. Y una vez que ya no pudiera luchar, ni el dolor ni el sufrimiento importarían. Se fue todo.

Y entonces, su deseo se hizo realidad. El Segundo Técnico de Armas Encantadas de la Guardia Alada y gerente del almacén de hadas, Willem Kumesh, perdió la vida durante la intensa batalla. O al menos, eso es lo que supuestamente sucedió.

================ Cambio de escena ==================

Los pájaros tarareaban sus lindas canciones. Una mañana agradable había amanecido.

Sentado en el techo del orfanato, Willem ahogó un bostezo. Luego, con ojos ligeramente llorosos, inspeccionó la zona. El pueblo familiar que tenía delante se veía exactamente como lo recordaba. La parcela verde en la distancia marcó la granja de Adán. Delante de ella estaba la capilla. Los edificios de ladrillo de varios colores cerca de él eran apartamentos baratos, y hacia el borde una bandera roja ondeando en el viento significaba el gremio de los aventureros. Y más allá de eso, más allá de la zanja, estaba el centro de la ciudad de Gomag.

Los pilares de humo se elevaban de algunas de las chimeneas a la vista. Los habitantes de la ciudad comenzaban a preparar el desayuno. Los humanos del mundo se preparaban para vivir otro día.

Por supuesto, no había manera de que todo fuera real. La ciudad antes de que los ojos de Willem, junto con el Emnetwyte, perecieron hace mucho, mucho tiempo. Hace más de quinientos años, según los libros de historia. Los invasores llamados las “bestias” aparecieron justo en medio de la capital imperial de los seres humanos, dentro del palacio del rey. Eran aterradoramente fuertes, aún más aterradores, numerosos y rápidos. Devoraron el mundo a un ritmo inigualable por cualquier ejército que alguna vez caminara por la tierra. En pocos días, muchas de las principales ciudades y estados que componían el imperio desaparecieron.

Pero no sólo el Emnetwyte desapareció. Las Bestias consumieron todo a la vista sin discriminación. Hierba y árboles, animales e insectos, Elfos y todas las otras razas que estaban en el camino de las Bestias. Desperdiciaron todo, como si el simple hecho de existir fuera un crimen imperdonable para ellos.

La tierra real ya no era más que un páramo marchito, donde las únicas cosas que se movían eran las tormentas de arena cenizas. Los pocos sobrevivientes de la feroz agitación de las Bestias habían escapado hace tiempo a las islas flotantes en el cielo bajo la dirección del Gran Sabio y reforzaron de nuevo la civilización. Aquellas razas que no tuvieron la suerte de haber podido refugiarse estaban, por supuesto, extintas.

“Maldición.” Willem Susurraba lo suficientemente bajo para que nadie más lo oyera.

Los humanos habían desaparecido hacía tiempo, junto con su ciudad natal. Willem lo repitió una y otra vez. El paisaje que se extendía ante sus ojos no era más que algo así como un diario. Despertó viejos recuerdos y un sentimiento nostálgico en él, pero sólo existía en el pasado. El lugar que necesitaba para volver a casa no estaba aquí. Estaba allá arriba, lejos en el cielo.

“Es grande.” Nephren se sentó a su lado y empezó a hablar en el lenguaje común Regul Aire.

“-¿Qué número de isla es ésta?”

“¿Por qué me estás preguntando?”

“-Parece que sabes dónde está esto.”

La mirada de Nephren se puso aún más preocupada. Fue un poco divertido.

“Pero tampoco hay Quasi Braves en la tierra, ¿verdad?”, Preguntó.

“Bueno, ese es el problema. Todo en la tierra fue destruido hace quinientos años “, respondió Willem mientras miraba a su alrededor. “Pero esta es sin duda la misma ciudad natal de mis recuerdos”.

Siguiendo el ejemplo, Nephren también echó un vistazo a su entorno. “… así que esta es la tierra antigua.”

“-Está bien.”

“¿Hay otra tierra debajo de ésta?”

La pregunta de Nephren sonaba un poco extraña, pero Willem comprendió lo que quería decir. Habiendo vivido en Regul Aire toda su vida, se había acostumbrado a las islas flotantes ya sus espacios limitados. Si caminas un poco te vas al borde, y si miras hacia abajo desde allí, ves la tierra ceniza abajo. Eso era de sentido común para ella. El concepto de un vasto paisaje fértil que se extiende sin cesar en todas direcciones, aunque tal vez vagamente comprensible, probablemente superó con creces todo lo que había imaginado.

“Esa montaña se ve muy lejos” dijo Nephren mientras señalaba a lo lejos

“Seguro que lo es. A partir de aquí, diría que se trata de la longitud de toda la 68ª isla.”

“-¿Y más allá de esa montaña, la tierra continúa?”

“Sí, sigue adelante. A dos días de distancia en coche hay una ciudad bastante grande.” Willem extendió un mapa mental del imperio. “Después de eso son campos de grano por un tiempo, luego cruzas un río y hay un bosque enorme y luego una cordillera… después de eso se convierte en una zona de guerra… territorio disputado con los Elfos”.

“… me hace sentir un poco incómodo.”

“-Ah, yo sé de lo que estás hablando. Eso es lo que sucede cuando tratas de pensar en algo tan ridículamente grande”.

“Pero la tierra ya cayó en la ruina.”

“-Está bien.”

“¿Y qué es todo esto?”

“Esto es probablemente…”

Willem miró su pecho. Podía ver el débil resplandor de Veneno emanando del fragmento de metal que colgaba de su cuello, el lenguaje talismán que tenía el poder de transmitir por sí mismo a través de las palabras. Sólo se requiere una pequeña cantidad de veneno del usuario para activar. Fue realmente un gadget poco conveniente, pero tenía algunos inconvenientes.

Como mentiras o insultos que son inofensivos cuando se mantienen a sí mismos, hay ataques que sólo se hacen efectivos una vez transmitidos al objetivo. La comprensión de cada idioma significa que todos estos ataques pueden golpear directamente. Mientras el Talisman de Willem permaneciera activado, aceptaría todos los mensajes entrantes sin ningún tipo de proceso de selección, reduciendo considerablemente su resistencia a cualquier tipo de ataque de interferencia mental. Lo había olvidado por completo, ya que no representaba ninguna amenaza mientras vivía en Regul Aire.

El talismán se activó ahora contra la voluntad de Willem. ¿Qué significaba eso?

“… es probablemente un sueño.”

Nephren le lanzó una mirada fría.

“Espera, no, no sólo cualquier viejo sueño. Quiero decir que somos blanco de algún tipo de ataque.”

Cuando Willem vagó por la tierra como un Quasi Brave, se encontró con unos pocos diablos que usaron tales trucos. Los Demonios eran una raza dedicada a corromper el Emnetwyte. Ellos tentaron a los humanos con varios esquemas en un intento de conseguir que su objetivo arrojara su autocontrol o fe. Uno de esos esquemas fue un ataque mental que utilizó un mundo de ensueño.

“Un mundo de fantasía construido sobre los recuerdos de la víctima, hecho para replicar la realidad con exactitud casi perfecta. El objetivo es convertir a la víctima en un residente permanente del mundo imaginario. Ten cuidado. Puedes llegar a perder el deseo de escapar de aquí, y ellos ganaran “, explicó Willem.

“Así que este sueño se parece tanto a la tierra antigua porque…”

Probablemente pensaron que caería al ver este lugar.

En realidad fue un ataque bastante efectivo. Sólo sentándose en el techo y mirando a su alrededor, una cálida y nostálgica sensación superó a Willem, casi pareciendo derretir su corazón. Pero mientras él reconociera que en realidad era un ataque, y no la realidad, podía resistir.

“Un mundo de sueños…” Nephren murmuró y se pellizcó la mejilla. “Ay. ¿Se trata realmente de un sueño?” En sus ojos empezaron a aparecer rastros de lágrimas.

“Bueno, todo es que es un sueño del que nunca te despiertas, así que no podremos salir tan fácilmente”.

“-Entonces, ¿qué pasa si simplemente no hacemos nada?”

“Su meta es hacernos residentes completos de este mundo. Para lograrlo, van a manipular el mundo y obligarnos a responder”.

“-¿Jugar con el mundo?”

“Son los creadores de este mundo. Además de interferir con nosotros directamente, pueden hacer casi todo lo que quieran con nuestros recuerdos. Había algunas especies de diablos que se especializaron en este tipo de tentación. Cada uno tenía sus propios métodos. El Aeshma mataría gradualmente a todas las personas en el sueño, el Bufas atacaría directamente, y el Mamón te daría un montón de dinero y joyas. Yo también luché con un Succubus una vez… “

El Succubus corrompería su blanco principalmente satisfaciendo deseos sexuales. Así que el mundo de los sueños en el que Willem quedó atrapado durante su lucha estaba lleno de ese tipo de tentaciones. Fue… bueno, Willem no quiso explicar exactamente los detalles a Nephren. (Durante un rato, después de esa pelea, no pudo ponerse en contacto visual con Leila o Emissa.)

“De todas formas, seguir adelante…”

“-¿Qué hizo el Súcubo?” preguntó Nephren, mucho para el disgusto de Willem.

“Hay que movernos…” El cambió con fuerza el tema. “No sé quién es nuestro enemigo, pero su objetivo es casi definitivamente yo”.

A Willem le resultaba difícil imaginar que la Nephren sentada a su lado fuera una falsa. Ella no pertenecía en el escenario del sueño, así que lo más probable es que el verdadero Nephren simplemente se haya visto atrapado en este lío junto con él.

“Así que, básicamente, mientras tenga el deseo de escapar, nuestro enemigo tratará de interferir con este mundo para romper mi espíritu. Esa es nuestra oportunidad. Tenemos que averiguar quién es y rechazar.”

“-¿Necesitamos atacar de nuevo?” preguntó Nephren.

“Por supuesto. Si nos quedamos sentados nunca saldremos de aquí.”

“-¿Necesitamos escapar?”

“…….”

“-Si nos vamos de aquí, no pasará mucho tiempo antes de que ambos muramos.”

Nephren tenía razón. Mientras Willem y Nephren yacían moribundos en la arena cenicienta, alguien había capturado sus almas y las había traído a este mundo de sueños. Eso significaba que existía una alta posibilidad de que sus cuerpos físicos ya se hubieran convertido en cadáveres en el mundo real. O tal vez su tiempo pasado en el mundo de los sueños sólo ascendía a una mera fracción de segundo en el mundo real. En ese caso, cuando escaparan del sueño, regresarían a su yo casi muerto, y luego morirían unos segundos más tarde.

“-Nunca volveremos a casa” dijo Nephren

“… ese no es el problema”, dijo Willem. “No dejes que pensamientos extraños entren en tu cabeza. Si pierde la voluntad de escapar, se convertirá en un residente de este mundo de ensueño para la eternidad. El hecho de que sea el objetivo de nuestro enemigo no significa que esté a salvo.”

Nephren asintió y se quedó en silencio.

Me pregunto qué le pasa, pensó Willem. Nephren siempre había sido una chica bastante extraña, pero la extrañeza que Willem sentía en ella ahora era un tipo de extraño diferente. Ella tenía su habitual expresión distraída, pero las emociones que residían más profundamente en sus ojos contaban una historia diferente. Algo la preocupaba.

“¡Padre!” gritó alguien desde abajo en el lenguaje del imperio.

Sólo por oír esa voz, Willem sintió una sensación de tensión en su pecho. Mirando hacia abajo, vio a Almaria, o más bien algo que tomó la apariencia de Almaria, de pie frente a la puerta principal que le saludaba. La sensación en su pecho se convirtió en dolor. Almaria. Esa cara. Esta voz. Cuando los perdió, se había afligido como nunca antes. Había sufrido tanto intentar aceptarlo. Y mientras él nunca fue capaz de olvidar ese dolor, finalmente ser capaz de disminuirlo le había salvado más de lo que sus salvadores jamás se dieron cuenta. Sin embargo, ahora estaba allí, mirándolo con esa cara, llamándolo con esa voz, como para negar toda su agonizante lucha durante los últimos dos años.

“¿Qué estás haciendo allá arriba? ¡El desayuno está listo!”

“¿Qué está diciendo?” preguntó Nephren, incapaz de comprender el lenguaje de Emnetwyte.

Es la hora del desayuno. Podemos pensar después de comer.

Nephren asintió con la cabeza.

“No te preocupes. La cocina de Almaria es deliciosa, al menos tan buena como la de Naigrat”, dijo Willem. “Bueno, a excepción de la carne.” El conocimiento de los trolls y la devoción a las carnes de cocina superaron en mucho a los de la Emnetwyte. A pesar de que Almaria era una gran cocinera, nunca podría ganar contra un troll cuando se trata de carne, y Willem no creía que ella sea capaz de cualquiera. Eso sería espeluznante.

“No estaba preocupado por eso.”

“¿Hm? Entonces, ¿qué te preocupa?”

Willem trató de preguntar casualmente, pero Nephren no respondió. Ella silenciosamente encendió su veneno, brotó las alas ilusoriadas gris blanquecinas en su espalda, y voló abajo del tejado. Las alas de las hadas no tienen sustancia física y también tienen el privilegio de ignorar las leyes de la física. Las alas de Nephren la llevaron al suelo sin ni siquiera una sola solapa, y luego desaparecieron tan rápidamente como aparecieron inicialmente.

Almaria soltó un grito. Siendo un civil ordinario, y no un Brave, aventurero, o chevalier, probablemente no estaba acostumbrada a ver chicas voladoras. Con un suspiro, Willem se rascó la cabeza y encendió su Veneno. Luego, dejando atrás un sonido explosivo, saltó al aire. Sus piernas potenciadas lo empujaban hacia arriba con una fuerza que superaba con creces lo que un ser humano normal sería capaz de hacer. Después de ajustar ligeramente su postura en el aire, Willem aterrizó justo al lado de Nephren. Sus zapatos dejaron una huella profunda en el suelo mientras empujaban una nube de tierra.

“¿Willem?”

“-Estoy bien.”

Tranquilizó a la preocupada Nephren y comprobó la condición de su cuerpo. En ninguna parte resultó herido en particular. Trató de saltar varias veces en el lugar, pero todavía no surgió ningún problema. El veneno estaba revitalizando adecuadamente el cuerpo de Willem.

Ya veo. Willem dedujo que él y Nephren habían retenido todas las habilidades que poseían en el mundo real mientras perdían cualquier daño que afligía sus cuerpos físicos. Y sin todas las heridas en su cuerpo, Willem ahora podía usar libremente el poder que una vez tuvo como un Quasi Brave.

“Oh, sí, más o menos…” dijo Nephren.

“-¿Hm?”

“Nunca me dijiste qué clase de sueño hace el Succubus.”

“-Olvídalo.”