Boku Wa Tomodachi (NL)

Volumen 2

Capitulo 1: Takayama María (Y El Flag de Unión de Kobato①)

Parte 1

Después de escuela.

Al entrar a la sala del Club de Vecinos, había una niñita acurrucada, durmiendo en el sofá.

Su cabello era de color plateado y su piel era blanca como la nieve, evidentemente era una extranjera.

Kuu kuu.

Sus lindos ronquidos ligeros se podían escuchar desde su inocente cara.

Por su altura y por la apariencia de su rostro, parece una chica de escuela primaria.

¿Por qué hay una pequeña niña extranjera en la sala del club?

Incliné mi cabeza ante esta cuestión.

—Oye…

Como sea, tengo que despertarla, así que intenté hurgar su mejilla con mi dedo.

Woah, que suave.

Hurga hurga

—Uhn…

Aunque la niñita frunció ligeramente el ceño, no despertó.

Hurga hurga hurga hurga.

Pasé a hurgar más.

De alguna forma, sentí que se estaba convirtiendo en un hábito.

–desliz.

Al oír el sonido de la puerta, me di la vuelta de manera frenética, entonces pude ver a Yozora, Sena y Yukimura que estaban parados en la entrada de la sala del club.

En la mano de Yozora había un teléfono móvil.

—Acabo de tomar la foto de un delincuente jugándole una broma a una niñita durmiendo…

—Kodaka… ¿Eres un lolicon?

Los rostros de Yozora y Sena aparecieron como si estuvieran dibujados.

Jugando una broma a una niñita durmiendo, no, de hecho, las palabras podrían interpretarse en el sentido literal, pero de algún modo, ¡Un fuerte sentido de indecencia reverberó de esas palabras!

—¡No, no es eso! De verdad no tenía ese tipo de intenciones…

—Eso será juzgado por las personas que verán esta foto… como sea, por ahora subiré esto a un portal de fotos adecuado.

Tenía miedo porque Yozora parecería que en serio hará lo que dijo.

—Como se esperaría de Aniki. Incluso las jóvenes no pueden escapar de sus garras.

—¡No le iba a hacer nada!

Le grité a Yukimura, que me miraba con una mirada respetuosa y acababa de decir algo impensable.

Me dio la sensación de que será realmente malo si no arreglo su visión de cómo debería ser un Hombre de Verdad…

—Hmph— aparentemente de mal humor, Yozora resopló por la nariz.

—Bueno, lo de subir la foto era una broma. Sin embargo, no es divertido cuando un miembro del club está comprometido en actos de indecencia que podrían causar la derogación de nuestro club. Las inclinaciones únicas de Kodaka son un secreto entre nosotros…

—¡Como dije, no es así!

Y, en ese momento.

—Hn…… ¿Hwah……?

Los ojos de la niñita se abrieron, quizás como resultado del alboroto.

Nuestros ojos se encontraron.

—¡¿Quién, quién eres tú?!

La niñita de cabello plateado tenía un par de bellos ojos azules que abrió completamente en asombro y luego se incorporó de un salto a la conversación.

Después a eso, cuando ella miró en dirección a Yozora y al resto detrás de mí, su expresión se convirtió en una de temor.

—¡Gyaaa! ¡Mi-Mikazuki Yozora……!

—Cuanto tiempo sin vernos, María. Bienvenida a mi sala del club.

Dijo Yozora.

¿María…? ¿Parece que he escuchado ese nombre en algún lado antes?

—Fugugugug…

Con un par de desafiantes ojos semejantes a los de un gato que ha sido provocado, la niñita llamada María miró a Yozora.

—¡¿Qué, qué es eso de ‘mi sala del club’?! ¡En primer lugar, esta era mi sala de siesta de la tarde y tú fuiste la que me la robó engañándome!

—Robar con engaños suena tan mal ¿No adquirí esta sala como mi sala del club formalmente a través de los métodos apropiados con tu aprobación?

Dijo Yozora, con una delgada sonrisa malvada que mostró todos sus sentimientos internos.

—Oye Yozora ¿Conoces a esta niña?

Le pregunté.

—Te dije antes ¿No? Takayama María. Una monja que trabaja en esta escuela, la consejera del Club de Vecinos.

—¡¿Consejera?! ¡¿Esta niña pequeña?!

Como reacción a mi sorpresa, María infló sus lindas mejillas mientras estaba enojada.

—¡No, no me llames pequeña! ¡Soy una profesora completamente calificada, ¿Sabes?!

—No, pero eres pequeña… por cierto, ¿Qué edad tienes?

Le pregunté mientras sostenía la idea de que quizás, así como algunos personajes de novelas y manga, ella podría ser una persona con una cara excesivamente infantil.

—¡Diez años!

—Te ves como de tu edad, oye.

María infló su pecho totalmente plano orgullosamente,

—Pero debido a mi alto intelecto, me pude convertir en profesora aún a la edad de diez años. ¡Estoy a un nivel mucho mayor que ustedes, que son sólo mandarinas naranjas podridas inútilmente grandes, ¿Sabes?! ¡Póstrense y alábenme, basura!

Una niñita con una lengua sorprendentemente abusiva.

Bichi.

Yozora se acercó a María… sensei… Y chasqueó un dedo contra su frente.

—¡Ouch!

Los ojos de la niñita de cabello plateado se pusieron llorosos.

—Uwuuu~, ¡Pensar que te atreves a levantar la mano contra un profesor, maldita delincuente! ¡Basura de la sociedad! ¡Caca! ¡Cerebro de pájaro!

—Woah, como una profesora, ¿No sabes? Lo siguiente fue escrito en la sección 1 del artículo 37 del reglamento de Santa Crónica, Una persona mayor está permitida a ejercer castigo corporal en el curso de la prestación de orientación educativa a una persona más joven, incluso si esa persona es una profesora o una monja.

—Eh, ¿Es cierto?

Preguntó la llorosa María.

Al escuchar eso, Sena suspiró.

—No hay forma de que exista una regla tan estúpida. No andes diciendo cosas irresponsables como esa.

—Mi-Mikazuki Yozora, ahh… ¡Me engañaste otra vez!

Dijo María con odio.

—¿Otra vez?—Dije.

—¡Cuando fui hecha consejera! ¡Esta mujer de repente apareció ante mí y me exigió que le entregara esta sala para su club, y si me negaba, me daría una cachetada en la mejilla derecha!

—Qué irrazonable…

—Y, y entonces me dijo: —Dios lo dijo. Si te abofetean la mejilla derecha, ofrece tu mejilla izquierda también ¡Y así, la mejilla izquierda será abofeteada también! —y cuando dijo eso, abofeteó mi mejilla izquierda… ¡Dolió! ¡E incluso todavía no la ofrecía! ¡Incluso todavía no ofrecía mi mejilla izquierda!

Mikazuki Yozora… una atrevida que no le teme ni a Dios.

—Y entonces, más encima, Dios fue más allá para decir —Después de que la mejilla izquierda es abofeteada, el siguiente paso es entregar la sala. Además, tienes que firmar el formulario de creación del club y entregar el sello —dijo ella, y ya que soy una sierva de Dios, las palabras de Dios son absolutas para mí, así que no tuve elección más que convertirme en la consejera ¡E incluso fui tan lejos para preparar la sala! Después de eso, fui a ver en la Biblia, pero nada de eso estaba escrito ahí; ¡Todo fue mentira! ¡Ladrona! ¡Caca!

—No, no deberías dejarte engañar por eso…

Le critiqué con ojos de reproche.

—¡Yo, yo pensé que era extraño! Pero, pero, estaba asustada… si me resistía, podría ser golpeada de nuevo… sniff….sniff…

—Ah… bueno, eso es algo realmente calamitoso.

Acaricié la cabeza de María que había estallado en lágrimas.

Primero, usar la fuerza bruta para suprimir la voluntad de resistirse, luego hacer una demanda irrazonable.

Fue como el comportamiento de un Yakuza.

—María. Dios dijo —es la culpa de aquel que fue engañado.—

—¡Mentira, mentirosa!

Sin embargo, con un rostro serio, Yozora dijo claramente.

—No estoy mintiendo. Estaba escrito en el verso dieciséis de los Evangelios de Ru-su-pu-i-re. Debido a que es de los libros apócrifos, no puedes encontrarlo en la Biblia.

—¿Es, es así?

—Sí. Como era de esperarse, los libros apócrifos todavía son demasiado para comprender por completo incluso para un monja genio, ¿Verdad?

—Muu……

María se quejó mortificada.

—De nuevo estás diciendo algo irresponsable…

—¿Eh? ¡¿Me están engañando de nuevo?!

Al escuchar las palabras de Sena, al fin, María se dio cuenta de que fue engañada.

—¡Qué individuo tan maldito que fabrica las palabras de Dios!

—Ya que Dios en sí mismo es un producto fabricado, está bien si yo fabrico las palabras de Dios. Más bien, incluso puedes decir que Yo soy Dios.

—Tú, tú… ¡¿Por qué viniste a esta escuela en primer lugar?!

—Porque está cerca de mi casa y los cargos son baratos.

Yozora respondió con prontitud a María, que estaba temblando de miedo.

Aunque esta es en gran parte una escuela misionera, no necesitas ser cristiano para ser aceptado aquí.

Yo tampoco tengo religión, y probablemente más de la mitad de los estudiantes aquí no son cristianos.

Pero aun así, son unos pocos los que en realidad se llamarían Dios a sí mismos, supongo.

Y dos de esos pocos estaban, en una forma desagradable, en nuestro propio club.

—Bueno, en cualquier caso, no creo que sea algo bueno para un Dios el golpear niños.

Como dije eso,

—Puedes estar seguro, Kodaka. Como una persona amable, me aseguré de no usar demasiada fuerza para no dejar cicatriz, ni física ni psicológica en la niña.

—Una línea de justicia propia semejante a la de Ser amables con la Tierra ¿Eh?…

Dijo Sena con sarcasmo irónico.

—Uwuu~ ¡Maldita maldita maldita! ¡Cáete en el infierno, pedazo de mierda, Yozora!

—Ahora, cálmate. Una monja no debería decir tales palabras.

—Mu…… hwah…….

Cuando le di unas palmaditas en su cabeza para calmarla, María se quedó en silencio.

Y entonces me miró.

—Por cierto, ¿Quiénes son ustedes? Esa chica rubia es la hija del director, si mal no recuerdo.

—Yo soy Hasegawa Kodaka. Esa persona es Kusunoki Yukimura.

—¿Todos ustedes son miembros del club?

—Bueno, sí.

Cuando asentí con un movimiento brusco, María se apartó de mí y gruñó como un gato.

—Uwuuu, ya veo, son peones de Yozora…

Actuaba totalmente antagónica.

—Qué grosera. No soy peona de tal persona.

Dijo Sena con desaliento, y,

—Ah, es cierto. Este pedazo de Carne es alguien totalmente ajeno a mí, de hecho, no es una miembro del club sino una extraña… ¿Ah, quién eres? ¿Por qué estás aquí?

—¡¿Eeehh?! ¡Soy una miembro del club duh!

Como parecía a punto de ser marginada, Sena demandó frenéticamente.

—¡Eeehhh, como sea!

Gritó María.

—¡De cualquier forma, esta sala es mía! ¡El sofá es el mejor para las siestas de la tarde! ¡Renuncio al cargo de consejera de este dudoso club! ¡Salgan todos!

—Aunque seas la persona a cargo, no hace que la sala sea tuya…

María pareció no escuchar la réplica de Sena.

Y entonces,

—Hm, al final, la carga es demasiado pesada para una niña ¿Eh?…

Dijo Yozora con un suspiro.

—¡¿Qué, qué dijiste…?!

María preguntó desafiante.

Yozora miró hacia aquí y suspiró,

—Haah… como pensé, es imposible para una niña ser consejera de un club. Aunque es una lástima, tendremos que renunciar a esta sala. Es mi culpa haber entregado esta tremenda responsabilidad de ser consejera del club a una niña. Debí haber hecho mi solicitud a un profesor adulto más apropiado. Si fuera un adulto, no sería tan irresponsable, hasta el punto de zafarse de los deberes que había asumido…

Al escuchar las palabras de Yozora,

—Gununu…

María se quejó.

—Yo, yo soy una adulta espléndida.

—No te fuerces, niñita. Eres libre de usar esta sala para tus siestas. Deja los deberes difíciles de un consejero de club a un adulto. …Hm, pero pensé que la monja genio, María-sensei sería capaz de lidiar con esto… esperé demasiado… Aahh, ignora lo que acabo de decir. Debido a que esto es meramente el resultado de mi error al pensar que María-sensei, que pone a los adultos en evidencia, tendría el tiempo para ser una consejera.

—¡¡AR ——— GH —— H!!

Gritó María.

—¡S-Ser una consejera es como un paseo en el parque para mí! ¡Además, soy una adulta, así que no me zafaré de los deberes que ya he tomado! ¡Lo de ahora… fue sólo un deliz de lengua!

—De verdad no necesitas forzarte, ¿Sabes?

—¡N-No me estoy forzando!

María dijo eso mientras se ponía seria sin darse cuenta de que Yozora la llevaba de la nariz.

—Lo sé, ¿Sabes? La verdad es que no quieres ser una consejera, ¿Cierto?

—¡Q-Quiero hacerlo!

Yozora, con un brillo perverso reflejado desde la profundidad de sus ojos, continuó preguntando.

—Hm… Entonces, ¿Seguirás siendo nuestra consejera?

—¡P-Por supuesto!

—Entonces agacha tu cabeza y pídeme que te deje ser la consejera.

—Por favor déjame ser tu consejera.

María agachó su cabeza animadamente.

—Entonces usaré esta sala como yo lo vea conveniente.

—¡Sí!

…¿Qué pasa con el “yo”?

—¿Lo juras ante Dios?

—¡Lo juro!

Lo juró…

—Si dices algo sobre renunciar al cargo de consejera de nuevo, ¿Te importaría desnudarte, que te tomen fotografías y sean difundidas en internet?

—¡No me importaría!

¿Eres un demonio?

—A fin de no interferir con nuestras actividades de club, te sentarás en una esquina en silencio, ¿Entendido?

—¡Entendido!

¡Eres terrible!

—Ya veo. Entonces serás la consejera del Club de Vecinos. Puedes estar agradecida, Takayama María.

—Uhm, gracias Yozora… eh, ¿Ah…? ¡¿Eeehh?! ¡¿Ah ah?!

Notando que algo andaba mal aquí, la confundida María se agarró la cabeza.

—Entonces aplaudamos por la reelección de María-sensei como nuestra consejera. Seguiremos dependiendo de ti para gestionar esta sala del club. Tu principal trabajo sería limpiar la sala cuando nos vayamos a casa. Es una gran responsabilidad pero me siento segura con poder contar con sensei para eso.

Cuando Yozora dijo eso, los aplausos comenzaron suavemente.

—Oigan, ustedes también.

—Ah, aahh…

Cuando nos dijeron eso, Sena, Yukimura y yo entregamos nuestros dispersos y escasos aplausos a María también.

Clap clap clap clap clap……

—Eh, eh hehe…… esto es vergonzoso~

María sonrió avergonzada.

—¡Bueno, bueno, déjenme todo a mí, basuras! ¡Aajajajaja, ajajajajajajaja!

—Muy bien, bueno, tengo un poco de sed, así que tráeme algo de té.

—¡Entendido!

… Una niña estúpida.

Y así es como la niñita monja María se convirtió en la aliviadora de la discordia en el Club de Vecinos. Si es algo bueno o algo malo, no tengo idea.

Esa noche.

Al regresar a casa, cuando estaba cenando con mi hermana menor Kobato, le conté sobre los acontecimientos en la escuela hoy.

—Así que, realmente existen profesores con diez años. Eso es una gran cosa.

Aunque su edad mental sigue siendo la de una niña de diez años.

—An-chan ¿No crees que recientemente estás muy involucrado en actividades de club?

Kobato murmuró algo en voz baja.

—¿Hm? ¿Dijiste algo?

—Hm, nada importante… kukuku… causar tal disturbio al corazón de Leysis Vi Felicity Sumeragi… es imposible…

Kobato respondió con una extraña línea dramática.

Hasegawa Kobato, una estudiante de segundo año de secundaria.

Una hermosa chica de cabello dorado y ojos azules, siempre vestida de estilo lolita gótica.

Debido a la influencia de cierto anime, por alguna razón, ha adoptado una forma de hablar y un patrón de conducta que la hacen parecer como si estuviera siendo compasiva con los demás.

—Pero una monja… una trabajadora santa… una súbdita de la iglesia… mi enemiga eterna… una existencia abominable. Kukuku… mi otra mitad… no es admirable por tu parte estar involucrado con alguien así…

—Sí sí.

Respondí con una apropiada respuesta indiferente mientras tragaba.

—Mu…

Kobato infló sus mejillas de una forma un poco malhumorada.