Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 4

Capítulo 5: Contraataque

Parte 2

Con un trueno ensordecedor, un rayo cayó sobre el dragón. La criatura soltó un chillido, como el de un pájaro que es estrangulado, y luego se volcó y cayó por el acantilado.

Se oyó un fuerte golpe, seguido de un silencio momentáneo.

“¡Mercenario!” Zero, al darse cuenta de que las cosas se habían calmado, vino corriendo hacia mí.

“Sí, estoy bien. La princesa también hizo un gran trabajo. El dragón está muerto. Todo está perfecto.”

“¡Todavía no!” Dijo Zero. “¡Las nubes no se han dispersado!”

Miré hacia arriba. Las nubes no se estaban disipando. De hecho, ahora eran más espesas y se extendían por una gran zona.

“¿Qué está pasando…?”

Un grito inhumano escapó de los labios de la princesa. Como si respondieran a sus gritos, innumerables rayos comenzaron a caer desde arriba. Uno de ellos impactó en un árbol cercano. Agarré al sacerdote y me alejé de él mientras se derrumbaba.

“¡¿Qué demonios está pasando?! ¿Por qué nos ataca la princesa?”

“¡No es lo hace!” Gritó Zero, tapándose los oídos por el ensordecedor trueno. “¡No controla el hechizo! Es demasiado inexperta para manejar una magia tan avanzada.”

“¿Qué significa eso?”

“El hechizo está fuera de control. Alguien tiene que detenerlo, ¡o la magia seguirá activa hasta que agote completamente su poder mágico!”

“¿Y quién sería ese alguien?” “¿Quién más que yo?”

Por supuesto. Tiene sentido.

“Muy bien. ¡Hey, Capitán!”

Mientras todos estaban confundidos por los rayos que caían, sólo Gouda oyó mi voz y corrió inmediatamente hacia mí.

“¿Qué está pasando aquí?” Dijo. “¡Esta magia no estaba en el grimorio!”

“¡Puedes quejarte después! Mi empleadora se va a encargar de esta situación, así que retengan a este cura homicida hasta entonces. ¡Puedes atarlo si quieres!”

Empujé al cura hacia Gouda, levanté a Zero y corrí hacia el altar.

“¿Y qué vas a hacer exactamente?” Grité tan fuerte como pude por encima de los truenos. “¡La única opción es anular la magia de la princesa!” Zero respondió con un grito.

Zero temía que alguien con un alto poder mágico pudiera perder el control de su magia debido a la inexperiencia. Para contrarrestar esto, colocó dos trampas en el Grimorio de Zero. Una consistía en escribir conjuros inexactos para que los brujos aficionados no pudieran lanzar hechizos avanzados.

El lanzador también podría utilizar algunas ofrendas espeluznantes, como la cabeza o la sangre de una bestia caída, para darse un impulso y lanzar magia muy por encima de sus capacidades. Si se saliera de control, Zero podría anularlo, forzando la cancelación del hechizo.

Los nubarrones se extendían rápidamente, amenazando con engullir toda la isla. Al poner el pie en la escalera que lleva al altar, encontré a Raúl desplomado.

Rápidamente, corrí hacia él. Su ropa estaba quemada de negro desde los hombros hasta el torso. Cuando notó que el hechizo se descontrolaba, intentó correr hacia la princesa, pero fue alcanzado por un rayo.

“Está respirando, pero no es seguro aquí.” Dijo Zero. “Mercenario, llévalo de vuelta abajo.

Sólo tú puedes mover este behemoth.” “¿Y tú?”

“¡Me dirijo directamente al altar para detener a la princesa! ¡No te preocupes por mí!

¡Ve!” Zero subió corriendo las escaleras.

Dudé un momento. ¿Debía seguirla o ayudar a Raúl? Al final decidí levantar a la bestia caída. Dado su peso y su forma general, no podía cargarlo, pero de alguna manera logré arrastrarlo hasta el fondo del altar. Los soldados del Cuerpo Mágico se acercaron para ayudarme.

“¡¿A dónde lo piensa llevar?!” Pregunté.

“Guy puso una barrera.” Dijo Gouda. “No es mucho, pero mantendrá los rayos fuera. ¿Y la princesa? No me digas que vas a matarla.”

En el peor de los casos, era ciertamente posible, pero no me atreví a responder. Gouda maldijo. Una situación de emergencia como ésta era mejor dejarla en manos de Zero, por desgracia.

Incluso ahora, el estruendo de los truenos y los gritos de la princesa seguían resonando en los cielos, alimentando nuestra ansiedad. Dejé a Raúl con el Cuerpo Mágico antes de correr hacia el altar.

“Oye, ¿a dónde vas?”

“¡Con la bruja! ¡Ella es mi empleadora!”

“¡Estás loco!” Gouda gritó. “¡Está en el altar! ¡¿No sabes que los rayos caen en lugares más altos?!”

¡Ya lo sé! No tenía ni idea de lo que podía hacer, pero no podía quedarme de brazos cruzados dentro de la barrera mientras Zero se ponía en peligro.

Los ojos de Gouda también decían: “¿Qué puedes hacer?” No lo sabría a menos que llegara allí.

Los relámpagos eran cada vez más feroces. Varios árboles cercanos al altar estaban en llamas por los rayos. Un árbol había caído en medio de la escalera, bloqueando el camino, y un trozo de la capa de Zero estaba atrapado en una rama.

Mientras me agarraba a la rama y trepaba por el tronco del árbol, una gota de lluvia cayó sobre mi nariz. Miré al cielo y mis orejas se agudizaron.

“Un rayo… y ahora la lluvia. ¡Maldita sea!”

Podríamos morir aquí. Riendo, trepé por el árbol caído y subí corriendo el último escalón. En cuanto mi visión se abrió, vi la espalda de Zero. Más adelante pude ver a la princesa agachada, chillando y retorciéndose de dolor.

“¿Qué demonios es eso?”

Una jaula de rayos parecía tener cautiva a la princesa. Los rayos llovían a su alrededor de forma aleatoria, entrelazándose unos con otros, impidiendo que me acercara.

“¡Rey del Trueno, te lo ordeno!” Zero se mordió el dedo. Luego metió la mano en su bolsa y sacó un paño manchado de sangre ennegrecida. Mi sangre.

Zero empapó también el paño en su propia sangre y lo lanzó al aire. Las llamas azules envolvieron la tela, reduciéndola a cenizas, que luego rodearon el humo que se dirigía hacia la princesa.

Los relámpagos brillaron por encima. “¡Mierda! ¡Bruja, agáchate!”

En el momento en que pensé que el rayo iba a caer, desenvainé rápidamente mi espada, saqué a Zero del altar y lancé el arma hacia el cielo. Con un fuerte estruendo que hizo temblar incluso la tierra, el rayo golpeó directamente la espada antes de ser desviado hacia el altar.

Con un gruñido bajo, Zero abrió los ojos. “¿Mercenario? ¿Qué estás haciendo?” “Hablaremos más tarde. Sólo termínalo.”

Zero se puso en pie y miró con desprecio a la princesa. “¡Por medio de un sacrificio de sangre, anulo toda la magia realizada por la bruja Amnil! Concédeme el poder, pues yo soy Zero.”

Un destello de luz envolvió el altar. El relámpago que aprisionaba a la princesa estalló, y los truenos desgarradores cesaron bruscamente.

“¿Los relámpagos disminuyeron?”

Cuando miré al cielo, la lluvia se intensificó de repente. El fuerte aguacero habría sido fuerte para mis oídos, pero ahora mismo se sentía terriblemente silencioso.

“Lo hiciste…” En el momento en que bajé los hombros, el dragón salió de debajo del acantilado.

Todavía está vivo.

La criatura nos miraba con los ojos inyectados en sangre. El vapor se elevó cuando la lluvia tocó su cuerpo abrasador.

¿Debemos correr o luchar? No, no podemos ganar contra esa cosa. Es hora de abandonar.

Agarré a la princesa y la atraje hacia mí. Retorciendo su cuerpo, el dragón lanzó un rugido amenazador.

Me preparé para morir. Pero, por alguna razón, el dragón no nos atacó. En su lugar, voló hacia las montañas, dejando atrás un gruñido resentido.

Llevamos a la princesa inconsciente, a Raúl y a los miembros heridos del Cuerpo Mágico al castillo real de Altaria. En parte por algún milagro y en parte gracias a la magia curativa de Zero, nadie murió.

Pero, a pesar de todo, fracasamos: eso era lo único que importaba ahora. No pudimos matar al dragón, y Zero había desactivado toda la magia de la princesa.

Mientras Zero explicaba lo sucedido a la princesa, Gouda arremetió contra ella. “¡¿Por qué suprimiste toda su magia?! ¿No podías haber desactivado sus habilidades temporalmente?

¡No tienes ni idea de lo importante que es la magia de la princesa para este reino!”

“No tienes la menor idea de lo que significa que la magia esté fuera de control.” Respondió Zero. “Cuando la magia se desboca, significa que el poder para controlarla se ha roto. Un mago que una vez falló es muy probable que cause un incidente similar en el futuro.”

“¿Así que has sido testigo de esto muchas veces antes? ¿Los hechizos se vuelven locos una y otra vez?”

“No. La princesa es probablemente la primera persona que ha utilizado una magia tan avanzada y ha perdido el control de la misma. Pero hay innumerables historias de brujas que han muerto o países que han sido destruidos porque el lanzador perdió el control de sus rituales de hechicería.”

“¡Hechicería y magia son dos cosas diferentes!”

“Fundamentalmente, son lo mismo. La única diferencia es que la hechicería convoca a los demonios mientras que la magia sólo extrae su poder. Pero ambas emplean el poder de los demonios, Capitán. Si la magia se sale de control, el mundo estará en peligro. ¿Viste las nubes oscuras que cubren toda la isla? ¿Qué pasaría si la princesa deja que su magia se desborde de nuevo después de que deje este lugar? Sería más que un problema de esta isla.”

“¡¿Ahora cómo se supone que vamos a luchar contra el dragón?! Después de todo lo que hice…”

“Te dije desde el principio que tengo la intención de sacar a la magia de esta isla si es necesario. Simplemente lo pospuse para que pudieras matar al dragón. Pero eso terminó en un fracaso. Eso es todo. Yo me encargaré a partir de ahora. Haré todo, incluyendo matar al dragón. Después de eso, puedes decirle a la gente que la princesa tuvo éxito.”

“¡No es tan sencillo!”

“Lo es. Extremadamente simple, de hecho.”

Sin nada más que decir, Zero dio por terminada la conversación y le dio la espalda a Gouda. La seguí hasta el pasillo, caminando un poco detrás de ella. En silencio, continuó avanzando a paso ligero.

Cuando nos alejamos lo suficiente de Gouda, Zero redujo la velocidad. Tras unos cuantos pasos más, se detuvo y dejó caer los hombros.

“La princesa dijo que amaba a la magia.” Dijo. Parecía un soliloquio. Sin embargo, abrí la boca. “Ella dijo eso.”

“Nunca me perdonará que le haya quitado eso.” “Tal vez.”

“Yo…” Zero se detuvo y miró al suelo. Parecía estar buscando las palabras adecuadas para decirlo.

Me quedé en silencio, esperando a que hablara. Al cabo de un rato, Zero suspiró con resignación y me miró.

“No estoy segura.” Dijo. Luego reanudó la marcha por el largo pasillo.

El castillo real de Altaria fue abandonado inmediatamente después de la derrota del reino, y nadie había vivido allí desde entonces. Un castillo abandonado era lúgubre, pero los arañazos dejados por los ataques del dragón hacían que la atmósfera fuera aún más pesada.

Techos derrumbados. Paredes destrozadas. Un retrato colgado junto al pasillo, hecho pedazos por una espada. Probablemente era un retrato del príncipe.

La realeza de un país derrotado suele ser tratada como criminal por el vencedor. No es raro que la ejecución de una familia real se utilice como condición para negociar la paz. Esto es especialmente cierto en el caso de las realezas descerebradas.

Decidimos descansar en el desolado castillo hasta la mañana. Nos dijeron que podíamos utilizar cualquier habitación, así que Zero y yo nos quedamos con los establos. Para ser sincero, me sentía mucho más a gusto en los establos que en las lujosas habitaciones, y no podía dormir bien si había demasiada gente cerca.

Había tres establos en total, y se suponía que Raúl estaba descansando en el de enfrente. La bestia caída caballo sufrió la lesión más grave, por lo que tener a Zero cerca era tranquilizador.

Zero no escatimó esfuerzos para mejorar su dormitorio. Apiló una gruesa capa de paja que había sido secada con magia, y la cubrió con una tela que había conseguido en algún lugar.

Yo me acosté en la paja y eso fue todo. No me importaba mucho nada más. Aun así, decidí ayudarla, así que recogí las sábanas dobladas en el suelo.

“¡Oye, bruja! ¡Esto es seda!”

¿De dónde sacó esto? Definitivamente de la habitación de algún noble.

“Lo encontré en una habitación por la que pasé. Tenía una textura agradable. Es lo suficientemente gruesa como para que no sientas las pajas que pinchan. También he traído algunas almohadas.”

“Esto bien podría ser una posada de clase alta.”

“¿Qué hay de malo en dormir en un establo de clase alta? La casa de Raúl era similar,

¿no?”

Zero se tiró en la improvisada cama de lujo, todavía con la capa puesta. Se revolvió, disfrutando del tacto de la seda sobre su piel, y luego se levantó de repente.

“¿Qué pasa?” Pregunté.

“Es mucho más maravilloso de lo que imaginaba, al punto en que me aterroriza. Esto podría ser una trampa de un demonio peligroso, en la que te quedas dormido y nunca despiertas. He leído sobre ello.” Parecía seria y pálida, pero era su habitual broma tonta.

Ignorándola, me acosté a su lado, cubriendo mi cabeza con una manta de alta calidad que también trajo Zero.

“¿Por qué te vas a dormir solo? Te olvidaste de dejarme acurrucarme a tu lado.” “¿Por qué? Tienes una manta.”

“Por supuesto.” Dijo ella, con exasperación en su voz. “Así puedo tener dos cobertores.” De mala gana levanté la manta para dejarla entrar.

“Oh, ya está increíblemente caliente. Mi dormitorio no estaría completo sin ti.” Zero se rió con satisfacción.

Era la Zero de siempre. De hecho, actuaba con tanta normalidad que me volvía loco. “Pensé que te sentías mal.” Dije.

“¿Por qué iba a sentirme mal?”

“Si no lo estas, entonces supongo que está bien.” “¿Porque negué la magia de la princesa?”

“¿Hay algo más aparte de eso?”

“Ninguna.” Zero sonrió. Parecía ser consciente de que estaba un poco abatida. “Creo que es un poco diferente. Cuando el tonto de mi hermano Decimotercero masacró a mis colegas, no me sentí deprimida. Pero quizás lo que estoy sintiendo es algo similar.”

“¿Cómo de similar?”

Zero hizo una pausa y luego chasqueó la lengua con fastidio. “Ah, es inútil. Las emociones son difíciles de explicar.”

“Es cierto.” Incluso yo sabía que había ciertas emociones que no se podían expresar con palabras.

“Ya veo.” Dijo finalmente Zero, sonando aliviada. Parecía haber encontrado las palabras. “Nuestro encuentro fue encantador. Cuando le quité la magia, me sentí decepcionada porque eso no podrá volver a repetirse. Eso es todo.” Zero cerró los ojos y el sueño llegó rápidamente.

Llovió a cántaros toda la noche. Llegó la mañana y seguía lloviznando, dejando el suelo mojado.

Revolviéndome en la cama, me levanté y moví los bigotes ante el interminable chaparrón. Al parecer, Zero se despertó antes que yo. Estaba masticando una barra de pan, mirando por la ventana. Cuando me vio levantarme, me lanzó un trozo de pan de la bolsa que llevaba.

Mordiendo el pan, me coloqué detrás de Zero y miré hacia afuera.

“¿Ves algo?” Pregunté, o al menos eso creí, pero todo lo que salió de mi boca fue un sonido de murmullo.

Zero me miró como si estuviera observando a un niño. Me contestó algo entre dientes, frunció el ceño y se bebió el pan con un poco de leche.

“Al parecer, la princesa está despierta.” Reiteró, señalando hacia el castillo.

Vi a la princesa tambaleándose hacia los establos, con Gouda persiguiéndola, con el rostro pálido.

“¿Dónde está Raúl?” Gritó.

“¡Te dije que está descansando en los establos! ¡Princesa! Por favor, vuelve a tu habitación. No estás en condiciones de salir a la calle.”

“A Raúl le cayó un rayo delante de mí. ¡Por mi propia magia! ¡¿Cómo puedo descansar cuando él está sufriendo?!”

Estaba tan perturbada que era difícil creer que fuera la misma princesa tranquila y sosegada. Debió de despertarse y salir corriendo de la habitación sin cambiarse de ropa, en busca de Raúl. La princesa sólo llevaba un fino camisón con esta lluvia.

Con el rostro pálido por la ansiedad y la confusión, la princesa llegó a los establos donde descansaba Raúl. Parecía una niña perdida llorando por sus padres. Irrumpió en los establos.

Zero y yo también salimos, siguiendo a Gouda a la habitación de Raúl. “¡Raúl!” Llamó la princesa.

“Estoy aquí.” Respondió la bestia caída. Estaba tumbado en el fondo del establo.

La expresión de la princesa se suavizó rápidamente. Corrió hacia Raúl y se arrodilló.

Acariciando las mejillas de Raúl, juntó sus frentes.

“Menos mal que estás vivo… ¡Pensé que te había matado!” “Estoy bien, princesa.”

“Pero mi magia…”

“Lo he curado.” Dijo Zero. “No hay que preocuparse. Ni siquiera quedó una cicatriz.”

Asustada, la princesa se dio la vuelta. Luego, al darse cuenta de lo que llevaba puesto, se dirigió a Gouda. “Abrigo.” Dijo.

Lanzando un profundo suspiro, Gouda se quitó el abrigo y lo puso sobre los hombros de la princesa. Al rodear su pecho con el abrigo, la princesa hizo acopio de la poca dignidad que le quedaba y miró directamente a Zero. Pero su expresión se aflojó rápidamente. Con una débil sonrisa, suspiró.

“No. Ni siquiera puedo poner un frente audaz.” Dijo ella. “Raúl—no, no sólo él. Todos nosotros habríamos muerto si no fuera por ti.”

“No hace falta que me lo agradezcas.” Respondió Zero. “Lo hice por mi propio beneficio. Habría estado en peligro si no hubiera detenido el hechizo, y me vendría bien la ayuda de Caballo y de los soldaditos para matar al dragón, que es una prioridad absoluta en este momento. Por lo tanto, dejarte morir habría sido una pérdida—”

Golpeé la cabeza de Zero para que se callara.

“¿Por qué me pegaste? No he hecho nada que lo justifique.”

“Consejo profesional: en momentos como éste, simplemente di ‘De nada’. Les has ayudado y te lo están agradeciendo.”

Frotándose la cabeza, Zero murmuró: “Sí.” Y se volvió hacia la princesa. “De nada.” La expresión de la princesa se suavizó.

“Pero quizá sea demasiado pronto para darme las gracias.” Añadió Zero. “Te he quitado la magia.”

“Sí. No te preocupes, lo recuerdo.” “¿Oh? ¿Y te parece bien?” “Probablemente sea lo mejor.”

Bueno, eso fue sorprendente. Pensé que estaría enojada.

“En ese momento, perdí el control de mi cuerpo. Estaba consciente, pero el hechizo no se detenía por más que lo intentara. A Raúl le cayó un rayo mientras venía hacia mí, y no pude hacer nada. Yo…” La princesa frunció el ceño, angustiada. “Por fin me di cuenta de lo aterradora que es la magia. Fue infantil por mi parte pensar que podía tener un control perfecto sobre ella. Creía firmemente que la magia era un poder maravilloso que podía salvar el mundo. Pero ahora…”

“¿Te arrepientes de haber aprendido magia?” Preguntó Zero.

El rostro de la princesa se tensó. La expresión de Zero era fría como el hielo de principio a fin, pero a mis ojos parecía consternada.

La mirada de la princesa pasó de Zero a sus manos. “¿Recuerdas lo que te dije antes? La primera vez que una llama mágica apareció en mi mano, el color llegó a mi mundo. Dije que amaba la magia.”

“Lo recuerdo.”

“Mis sentimientos no han cambiado. Después de lo que hice, después de herir a alguien importante para mí, sigo amando la magia. Parece una tontería, ¿verdad?”

“Totalmente.”

“Ya no puedo usar magia. Incluso si no hubieras bloqueado mi capacidad de lanzar magia, lo habría hecho por mi cuenta.”

“¡Mierda!” Una voz baja y furiosa se alzó de repente. Mi mano se dirigió a mi espada. Me di cuenta de que venía de Gouda. “¿Perder tu magia es lo mejor? ¿Te habrías prohibido usarla?

¿Cómo puedes decir eso, Princesa Amnil? ¿Cómo te atreves a decir eso delante de mí, aquí en el castillo real de Altaria?”

Entendí por qué se quebró. Altaria perdió la guerra porque su heredero no tenía aptitudes para la magia. Después de rendirse incondicionalmente a Nordis, el reino fue absorbido. Pero el heredero de Nordis dijo que se alegraba de haber perdido su capacidad de usar magia. No podía culparlo por arremeter contra ella.

“¿Qué crees que pasará si pierdes tu magia? La gente se ha rendido a ti porque tienes el don. ¿Qué crees que harán?”

“Ya te lo he dicho muchas veces, Gouda. No creo que un líder necesite tener el don de la magia.”

“Pero algunas personas no comparten el mismo sentimiento. Si se enteran de que has perdido tu capacidad de lanzar magia, habrá un levantamiento. ¡Se desatará otra guerra!

¿Cómo puedes estar tan tranquila?”

“Estás aquí para asegurarte de que eso no ocurra.”

“¡Sabes que no tengo esa clase de poder!” Gouda golpeó con su puño la pared.

Por un momento, pensé en defender a la princesa, pero no parecía el tipo de conversación que permitía a un extraño entrometerse.

“Llevo un tiempo preguntándome esto, capitán.” Intervino Zero. No le importaba en absoluto el estado de ánimo. Ignorando la mirada irritada de Gouda, ladeó la cabeza. “¿Por qué eres tú, alguien que no puede usar magia, el jefe del Cuerpo Mágico?”

¿Qué?

“Espera, ¡¿qué?!” La revelación surgió de la nada.

Zero hizo una mueca. “No me importa que grites, pero tienes que aprender a leer más la situación.”

Maldita sea. No pude responder nada.

“¡Pero él es el capitán del Cuerpo Mágico! ¿Cómo no va a usar magia?” “¿Alguna vez lo has visto lanzar magia?”

Ahora que lo pienso, no. Desapareció en medio del enfrentamiento de magia, y usó una espada cuando luchó contra el sacerdote.

De hecho, Gouda parecía un espadachín desde el principio. Siempre llevaba una espada en la cintura, y mientras los miembros del Cuerpo Mágico llevaban túnicas sueltas, el capitán llevaba una armadura sobre su cuerpo. También dijo que no había nadie más incapaz de ser el capitán del Cuerpo Mágico que él.

“Entonces, ¿por qué eres el jefe del Cuerpo Mágico?” Repetí la pregunta de Zero.

Gouda se calló. Estaba claro que no quería que lo sondearan, pero igual Zero lo presionó.

“Si estoy en lo cierto, eres el rey de Altaria. El heredero del reino. ¿Me equivoco?” “¡¿Qué?!” Ya no tenía ni idea de qué era qué. ¿A quién le importa el estado de ánimo a

estas alturas?

Gouda dijo que había matado al heredero de Altaria. Recordando, cuando le pregunté dónde estaba el heredero, hizo una pausa después de decir: “Yo…” Tal vez quiso decir: “Yo soy el heredero.”

Sin embargo, estaba tan avergonzado de su posición que mintió sobre su muerte. ¿O quiso decir que al rendirse ante la princesa de Nordis, efectivamente mató al rey?

“Tienes razón.” Respondió la princesa. El rostro de Gouda se contorsionó amargamente. “Gouda se lamentó de no tener aptitudes para la magia. Yendo en contra de la voluntad de su pueblo, propuso el fin de la guerra. Fue lo mejor que pudo hacer. No fue porque Altaria no pudiera ganar con Gouda como rey. No teníamos el tiempo ni el lujo de estar luchando entre nosotros cuando teníamos un enemigo común ante nosotros: el dragón. Poner fin a las hostilidades era la mejor opción.”

La princesa dio un suspiro de agotamiento. “Traté a mi propia gente y a la gente de Altaria por igual. Si tienes el don de la magia, puedes unirte al Cuerpo Mágico. Consideré que Gouda era la persona perfecta para el puesto de capitán. Después de todo, la mayoría de los miembros del cuerpo eran de Altaria.”

“¡Basta de tonterías!” Gouda levantó la voz una vez más. Miró fijamente a la princesa. “He pedido que me ejecuten. Ese es el último deber de un gobernante de una nación caída. Quería mantener mi orgullo de rey. Pero tú me dijiste que viviera en la vergüenza, o de lo contrario mi pueblo sería tratado como esclavo. ¡Me amenazaste! ¡No me digas que lo has olvidado!”

“Dije que si te ejecutaba, mi pueblo trataría a los tuyos como esclavos. Me ofreciste una tregua, que acepté. Y te puse en una posición de poder. ¿No te imaginas lo miserable que hubiera sido la gente de tu reino si no hubiera hecho eso? ¡Ya te lo dije antes, no piensas bien las cosas! Eres capaz. ¿Por qué te infravaloras?”

“¡Porque en este reino, la magia lo es todo! ¡Todo lo que lograste fue por el don! Pero ya no lo tienes. Estás a punto de descubrir lo que es no poder usar la magia en este reino.” Gouda salió de los establos dando un pisotón.

Lo vi irse y luego me volví hacia la princesa. “Parece una situación complicada.” Dije.

“No hay nada complicado.” Respondió la princesa. “Todo es muy sencillo y claro.

Siempre que no tengas en cuenta las emociones.”

“Las emociones.” Dijo Zero, mirando al techo. “Esa es la parte más problemática.”

“Sí. Demasiado irracionales para priorizarlas, pero demasiado significativas para ignorarlas.”

“Lord Gouda fue testigo de cómo su padre y muchos de sus hombres fueron devorados por el dragón.” Dijo Raúl, con la pena en el rostro. “Probablemente piensa que podría haberlos salvado si hubiese podido usar magia.” Lanzó una mirada al exterior.

“Sé que Gouda se opuso con vehemencia al plan de su padre de matar al dragón.” Dijo la princesa. “Lo ridiculizaron, lo llamaron cobarde. Decían que tenía miedo porque no podía usar magia. Tal vez sea uno de los efectos nocivos que trajo la magia. Gouda tiene razón.” Bajó la cabeza y tocó los botones del abrigo de Gouda.

“Pero incluso si Gouda hubiera podido usar magia.” Continuó. “El resultado habría sido el mismo. Altaria despertó al dragón y se perdieron muchas vidas. Un mago más no habría supuesto ninguna diferencia. Habrían sido incapaces de poder matar al dragón. Ni siquiera yo pude.”

A pesar de estar fuera de control, la Magia de la princesa atravesó al dragón. Sin embargo, la criatura seguía viva.

La princesa miró a Zero con ojos amargos. “Quizás seas capaz de matarlo.”

“¿Quién sabe?” Dijo Zero. “Nunca antes he matado a un dragón.” Se dio la vuelta. “Pero no tenemos otra opción. Debes volver a Nordis con los que no pueden luchar y preparar la copia del grimorio. Una vez derrotado el dragón, me devolverás los dos capítulos.”

“Ya veo. Crees que la magia es demasiado avanzada para nosotros.” “Eso depende de ti.”

“¿Qué?”

“Yo decidiré qué hacer con las copias después de que me las devuelvan. Te sugiero que pienses en cómo gestionar, propagar y controlar la magia a partir de ahora. Entonces podrás intentar convencerme.”