Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Víspera a la Fiesta

Parte 1

Interludio: Mensaje no Entregado

En el centro del continente se encuentra Wenias, un reino que prosperaba como centro de transporte. Una guerra civil entre el gobierno y los brujos causó estragos en los últimos años, que terminó con la decisión del reino de coexistir con los brujos. En otras palabras, era un reino que se había separado de la Iglesia. Una nación frecuentada por viajeros de todas partes se había separado de la propia organización que dominaba el mundo entero.

Sin embargo, Wenias no masacró a los sacerdotes. Simplemente prohibió la caza de brujas y reconoció públicamente la existencia de las mismas. La aceptación, la tolerancia y la paz resultante. Esa era la fuerza del reino de Wenias. Salvo por su aprobación de las brujas, no había nada que mereciera la pena criticar a la nación.

Las brujas de Wenias eran pacíficas, difundiendo una habilidad útil para los ciudadanos.

El reino mostraba un notable progreso gracias a los nuevos descubrimientos.

Aunque la Iglesia condenaba con vehemencia a Wenias, no se atrevía a lanzar ningún ataque por miedo a lo desconocido: el gran número de brujas respaldadas por el propio reino. Una bruja sola ya poseía un poder formidable, pero ¿qué pasaría si se reunieran, conspiraran y construyeran toda una nación?

Por ahora, el reino de Wenias estaba tranquilo. Todas las naciones temían pinchar al león dormido. Temían que algún país pudiera invadir Wenias, sumiendo el centro de transporte en un estado de guerra.

Un país dijo que ninguna otra nación del mundo había decidido coexistir con las brujas, por lo que debían esperar y observar. Otro dijo que Wenias era una guarida de maldad enfermiza que debía ser destruida a toda costa. Mientras que otro dijo que Wenias era la nación ideal. Quería formar una alianza y aprender la magia del reino.

“Son todos tan egoístas.” Dijo Albus mientras se dejaba caer sobre el escritorio donde había una enorme pila de cartas.

Una bruja del Llamado de la Luna, era la jefa de los Magos en Wenias. Su cabello corto y dorado que brillaba bajo el sol, su atuendo y su tono de hablar la hacían parecer un muchacho, pero una mirada más cercana diría que era una chica.

Albus tomó un pergamino y lo arrastró lentamente hacia ella. Ella suspiró al ver el contenido.

“Hoy tampoco hay respuesta.”

El pergamino era conocido como Carta de Bruja, una valiosa herramienta que le permitía comunicarse por escrito con personas lejanas de forma instantánea. Su pareja estaba con Zero y el Mercenario, que estaban investigando casos relacionados con la magia. Hacía días que no tenía noticias de ellos.

“Date prisa y léelo ya, idiota. ¡Idiota! ¡Idiota!”

“Ya, ya, jovencita.” Llegó una voz desde atrás. “Puede que estén muy ocupados. Tenga paciencia.”

Era Holdem, un lobo blanco bestia caída y un sirviente de la gran Solena, la abuela de Albus. Ahora que Solena no está, él sirve a Albus.

“¡Quiero una respuesta ahora! ¿Cómo se atreven a irse de viaje mientras yo me quedo todo el día trabajando? Lo único que recibo son países vecinos haciéndonos la pelota y amenazas de los seguidores de la Iglesia. Yo también quiero ir de viaje.”

Ya estamos otra vez, pensó Holdem mientras dirigía su mirada al techo. Parecía que estaba rogando a la difunta Solena que regañara a su malhumorada, terca y joven dama.

“¿Qué pasará con este reino si te vas?” Dijo Holdem. “¡Lo están haciendo muy bien! Los nuevos magos están mejorando, y no han causado ningún problema.” Intentaba convencerla de que era necesaria en Wenias.

Albus hinchó las mejillas. “¡Ya lo sé! No tienes que decírmelo. Por eso estoy aquí en mi escritorio trabajando!”

“C-Correcto… Lo siento.” Las orejas de Holdem se inclinaron.

Mirando a la bestia caída, Albus se dejó caer de nuevo sobre el escritorio. Frunció el ceño mientras miraba las dos últimas líneas de la carta.

¿Por qué no vuelven aquí por ahora? Realmente los echo de menos a ambos.

El texto de la Carta de Bruja puede borrarse soplando un poco sobre ella. Si se borrara de este lado, las palabras del otro par también desaparecerían.

“Sé que no van a volver. Se han olvidado de mí. Ni siquiera responden a mis cartas. Seguro que se están divirtiendo en su viaje.”

Albus soltó la última línea con rabia. No mostraré debilidad. No volveré a escribir que quiero que vuelvan.

“¡Puedo hacer todo por mi cuenta incluso sin esos dos!”

***

“Primero, toma esto.” Gouda me tendió una copa llena de una bebida turbia de color naranja. Mientras dudaba en aceptarla, Zero me arrebató la copa.

“¡Oye!”

Zero engulló una bebida no identificada que podía ser potencialmente venenosa y dio un suspiro de satisfacción.

“Hmm, una dulzura familiar y un aroma fresco.” Dijo Zero. “Un sabor rico pero refrescante. Sí, es una leche de vaca extremadamente deliciosa. ¿Me equivoco?” Lanzó a Gouda una mirada provocadora.

El hombre asintió, encogiéndose un poco. No esperaba que Zero se lo bebiera todo sin dudarlo.

“Es leche de vaca con sabor a fruta.” Dijo. “Beber esta bebida fría después de tomar un baño es una práctica común aquí en nuestro reino.”

“¿Mezclan zumo de frutas con leche de vaca?” Pregunté. “Nunca he oído hablar de eso antes.”

Gouda tomó otra copa y me la tendió. Acerqué mi nariz. Olía a fruta y leche mezcladas. Armándome de valor, me llevé la copa a la boca. La leche se deslizó por mi garganta con tanta facilidad que me costó creer que fuera leche. El dulzor de la fruta y el suave sabor de la leche de vaca estaban perfectamente equilibrados. No pude evitar bebérmelo todo de un trago.

Todavía con el ceño fruncido, Gouda asintió un par de veces. “Acompáñenme.” Dijo, como si una especie de ritual acabara de terminar.

Zero y yo intercambiamos miradas y luego seguimos al hombre.

“Así que la princesa te pidió que fueras nuestro guía.” Dije. “¿Pero no eres un pez gordo? Ya sabes, siendo el capitán del Cuerpo Mágico y todo eso. Deberías dejar que tus subordinados lo hicieran.”

“Los otros tienen su propio trabajo que hacer.” “¿Y no tienes uno?”

“Mi trabajo es seguir las órdenes de la princesa.” Gouda apartó la mirada con mal humor.

Vaya. Realmente no le gusto. Fue como si le hubieran metido un palo en el culo. Debería tomárselo con más calma. Todavía era joven, pero siempre llevaba el ceño fruncido. Si sigue así, puede que su cara nunca vuelva a ser normal.

“Quiero decir, me siento honrado de tener a un pez gordo como nuestro guía. Entonces,

¿cuándo voy a recuperar mis cosas?” “Ahora mismo las estamos reuniendo.” “¿Qué?”

Gouda dejó escapar un enorme suspiro de fastidio. “El carcelero se lo llevó todo.” Dijo. “Aquí en Nordis, el carcelero es libre de hacer lo que quiera con las pertenencias de un preso. Y él vendió o intercambió tus cosas. Estamos en proceso de recuperarlas todas.”

“¡¿En serio?! ¡¿Cómo puedes hacer eso con las cosas de otras personas?! ¡Ni siquiera era un prisionero!”

“¡Para el guardia de la prisión, todos los que son arrojados a la cárcel son prisioneros!” “Quiero decir, lo entiendo, pero aun así.”

Era demasiado indignante. ¿Por qué me gritaba si eran ellos los que se llevaron mis cosas? No tenía ningún sentido. Puede que mis pensamientos se reflejaran en mi cara —por supuesto,

Gouda no podía leer mi expresión al tener la cara de un animal— porque suavizó torpemente su tono.

“Esto es todo lo que quedó.” Gouda me tendió un cuchillo algo grande y familiar. “¡Es el cuchillo de Theo!” Grité a mi pesar.

Lo agarré y le saqué de su funda para comprobar si había astillas en su hoja. Estaba en buen estado, como siempre, ni astillado ni desafilado.

Me sentí aliviado. El mero hecho de que me devolvieran el cuchillo disminuyó mi antagonismo hacia la princesa y Gouda en un ochenta por ciento.

“Todo su equipo era demasiado grande para una persona normal, pero esto era de tamaño normal, por lo que el guardia no lo vendió, optando por guardarlo para sí mismo. Se lo pedí y lo cedió fácilmente. Si no lo hubiera hecho, un herrero podría haberlo fundido ya.”

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. “Debes estar contento de tenerlo de vuelta.” “¿Eh?”

“Es un recuerdo de un amigo cercano, ¿no? Me lo dijo la Princesa.” Gouda reanudó la marcha por un camino que llevaba a quién sabe dónde.

“Intrigante.” Murmuró Zero. “Estoy de acuerdo.” Dije.

Podría haber ignorado fácilmente mi demanda, como la princesa fingió ignorancia cuando le pedí mis cosas en la celda subterránea. Pero Gouda dijo que daba prioridad a la búsqueda del cuchillo.

“Puede que ese hombre no me desagrade tanto como pensaba al principio.” Dijo Zero.

“Pero no sabemos lo que siente por nosotros. Las primeras impresiones son definitivamente las peores.”

Después de todo, Zero limpió el suelo con el capitán del Cuerpo Mágico ante la opinión pública. Zero, sin preocuparse por asuntos tan complicados de las relaciones humanas, aceleró el paso y caminó junto a Gouda.

“¿Pensé que ibas a mostrarnos los alrededores?” Dijo Zero. “Llevas un rato caminando en silencio.”

Gouda dio una sacudida y se distanció de Zero, como si un animal al que odiaba acabara de acercarse a él.

“Simplemente estamos caminando hacia nuestro destino. No tengo nada que hablar, y por favor aléjate de mí.”

“Entonces responde a mi pregunta. Estoy interesada en este reino.” “¿Por qué?”

“Hubo una guerra mágica, ¿no?”

La expresión de Gouda se endureció. Su ceño se frunció aún más.

“He oído que Nordis ganó y el otro reino perdió. También he oído que los dos reinos aprendieron diferentes tipos de magia. Entonces, ¿cuál aprendió cuál? ¿De qué capítulo provenían los hechizos de Nordis?”

Gouda frunció los labios. “La caza.” Dijo secamente.

“Así que la magia de los Capítulos de la Caza y la Cosecha se enfrentaron, y la primera ganó.”

“No, qué capítulo no tenía nada que ver. Era puramente una cuestión del poder que poseía el reino. Qué bando era más hábil con la magia. Mira.” Gouda se detuvo y observó un textil utilizado para dividir las habitaciones.

La imagen de un dragón, sus protectores, y los guerreros perseguidos por los protectores se tejieron en la tela.

“Aquí, en la Isla del Dragón Negro, los dragones han sido adorados desde los días anteriores a la Iglesia. Se creía que el dragón que vivía en el volcán suprimía las erupciones, y la gente rezaba por la paz ofreciendo sacrificios a la criatura sagrada.”

La princesa mencionó antes algo similar. Cuando la Iglesia extendió su influencia en esta isla hace trescientos años, el ritual fue abolido. A veces la Iglesia hacía cosas buenas.

“La Iglesia también trataba a los dragones como criaturas sagradas, pero no tanto como antes. En aquellos días, hubo una hambruna. Las cosechas no crecían, el suministro de alimentos se agotaba y la gente se moría de hambre, así que algunos decidieron buscar comida en la Tierra Prohibida. Pero la familia real se opuso a la idea.”

“Así que eso fue lo que provocó la guerra civil.”

Los tejidos mostraban a los que intentaron entrar en la Tierra Prohibida derrotados en la guerra civil y expulsados del reino.

Se representaba un dragón en la cima de un volcán de lava hirviente y un reino al pie de la montaña sagrada. El pueblo expulsado del reino estaba construyendo un nuevo reino en la costa.

“Nordis fue construido por aquellos que conspiraron para matar al dragón y que posteriormente fueron desterrados del reino.” Concluyó Zero.

Gouda asintió. “El pueblo de Nordis es descendiente de guerreros de sangre caliente. La princesa poseía una inteligencia excepcional, mientras que sus hombres eran guerreros hasta la médula, caballeros que preferían luchar con espadas. En cambio, el Cuerpo Mágico de Altaria superaba con creces a Nordis en cuanto a aptitud mágica, probablemente debido a su naturaleza erudita.”

“¿Entonces cómo ganó Nordis?” Pregunté.

“¿Has oído la historia del rey de Altaria que fue asesinado por el dragón en la Tierra Prohibida?”

“En efecto.” Dijo Zero.

“El rey sólo tenía un hijo, pero su único heredero no podía usar ninguna magia.” “Uf.” Fue realmente desafortunado.

La guerra es una batalla de formaciones con el rey en la cima, dando órdenes a sus piezas, los soldados. Si el rey fuera incompetente, no ganaría una guerra por muy superiores que fueran sus soldados. La victoria sería imposible a menos que los soldados ignoraran al rey y tomaran el mejor curso de acción, o si fueran tan invencibles que los estúpidos planes del rey ni siquiera importaran.

En una guerra en la que la magia fuera clave, el bando cuyo líder no pudiera utilizar magia perdería inevitablemente.

“Bueno, ellos dieron su rendición incondicional, así que tal vez no sea tan incompetente.” Dije.

“¿Dónde está este sucesor ahora?” Preguntó Zero.

“Yo…” Gouda hizo una pausa y respiró profundamente. “Lo maté. Era un hombre inútil que no merecía vivir. Si fuera capaz, el rey no habría muerto. Incluso podrían haber ganado la guerra.”

“¿Qué pasa con la Iglesia?” La pregunta de Zero era completamente diferente al tema de discusión hasta ahora.

“¿Qué?” Dijo Gouda con duda, incapaz de comprender inmediatamente el cambio de tema.

“Debería haber una iglesia en esta isla. El sacerdote… No, el sacerdote no importa en este caso. ¿No había devotos seguidores de la Iglesia en esta isla que se opusieran a la magia?”

“Los había.” Gouda suspiró. “Yo era uno.” Soltó una carcajada seca.

Mi expresión se endureció. “¿Un devoto seguidor que se convierte en el comandante del Cuerpo Mágico?”

“Fueron órdenes de la princesa. No tengo derecho a negarme.” “Así es. Debe ser duro tener el don aunque no te guste.”

Zero me miró con curiosidad. “Es la fuerza de tus deseos y emociones lo que determina la aptitud mágica.” Dijo. “Uno no tendría el don si no le gustara. Es impensable.”

“¿Así que el capitán del Cuerpo Mágico de aquí es un devoto seguidor de la Iglesia, pero ama la magia?”

“Eso no es lo que estoy diciendo.” “¡Capitán!” Llamó un hombre.

Gouda se detuvo en seco. Habíamos caminado mucho desde el baño. No me había dado cuenta de que ahora había más gente. Había mucho bullicio alrededor.

Había puestos con sus mercancías en el suelo y en las mesas, artistas que controlaban marionetas para bailar al ritmo de alguna música, y tiendas que parecían vender frutas recubiertas de miel en palos.

Esto sí que es un festival, pensé.

“¿También has venido a hacer turismo?” Preguntó el hombre. A juzgar por su uniforme, era un miembro del Cuerpo Mágico.

“No.” Respondió Gouda, mirándonos.

El hombre comprendió de inmediato y sacudió la cabeza, molesto. “Ya veo. Otra orden de Su Alteza. ¿Qué hace esa pequeña…?”

“Mantén la boca cerrada, soldado. Insultar a la princesa resultará en un castigo.” “Pero…”

El hombre parecía aún más joven que Gouda, como si acabara de graduarse de niño.

“La Princesa cree que necesito un descanso.” Dijo Gouda. “Creo que me ha encomendado esta tarea para que yo también pueda disfrutar de las fiestas.”

“Yo llamo a eso ser prepotente. Ella solo dice ‘esta es la mejor opción’ cada vez que puede y lleva esa mirada como si lo supiera todo. Lo que es mejor no lo decide ella.”

Ahora que lo pienso, lo dice mucho. Debe ser su frase favorita. No pude evitar reírme del hombre por imitar perfectamente la forma de hablar de la princesa e incluso su expresión arrogante.

El joven me miró con curiosidad. “¿Ese tipo puede entender el lenguaje humano?” Preguntó.

“Claro que sí.” Respondí antes de que Gouda pudiera decir algo. “¿Qué crees que son las bestias caídas?”

El soldado parecía asombrado. “Vaya.” Dijo. “¡Igual que Raúl!” “Es suficiente, Guy.” Interrumpió Gouda. “¿Qué quieres?”

Guy debe ser un apodo. Ya veo. Es bastante cercano al Sr. Cara Fruncida. Por eso lo llamó.

“Nada en particular.” Dijo el tipo. “Es sólo que no esperábamos verte aquí, así que los chicos me dijeron que hablara contigo.”

El joven soldado lanzó una mirada al grupo de hombres uniformados reunidos a poca distancia. Nos saludaron con la mano.

“Si no es mucha molestia, ¿por qué no vamos todos por ahí?” Dijo el soldado. “Oh, supongo que eso es un no, ya que estás de servicio.”

“No me importa.” Dijo Zero mientras daba un paso adelante. “Me gusta bastante estar rodeada de mucha gente.”

“¡No!” Gouda frunció el ceño, empujando a Zero hacia atrás. “Mezclar el trabajo con los asuntos personales es inaceptable.”

“Pero te han dado este trabajo para que puedas descansar, ¿no?” Dijo el soldado. “En ese caso, sería más divertido salir con todos.”

“¿Divertido? ¿Me estás diciendo que disfrute del festival?”

Sorprendido por su propio comentario, el soldado bajó la cabeza y dijo: “Lo siento. No creo que nadie te critique por disfrutar del festival. Incluso mi padre.”

Gouda lanzó un suspiro, pero antes de que pudiera decir nada, el soldado levantó la cabeza. La alegría volvió a su rostro.

“Voy a volver con los chicos. Probablemente se enfadarán conmigo por no haberte invitado. Hasta luego, capitán.” El hombre hizo una reverencia y corrió de vuelta con sus amigos.

“¿No lo notas? A tus subordinados les gustas.” Dije. “Sólo les doy pena.” Respondió Gouda.

“Supongo que a ese chico no le gusta la princesa.” Dijo Zero. “¿Es del reino que perdió la guerra?”

Por un momento, Gouda dudó en responder, pero se dio cuenta de que no tenía sentido ocultarlo, así que asintió.

Como son cercanos, eso significa que Gouda también es del mismo lugar.

Un joven que mató al sucesor de su propio reino y se convirtió en el jefe del Cuerpo Mágico a pesar de ser un seguidor de la Iglesia no podía disfrutar del festival.

“Es el hijo del anterior comandante del Cuerpo Mágico. Su padre fue con el rey a matar al dragón y murió. Si hablamos de habilidades, él habría sido el siguiente jefe del cuerpo, pero la princesa me eligió a mí.”

“¿Por qué?” Preguntó Zero. “No pareces perfecto para el puesto.”

“Es sencillo.” Respondió Gouda, con el rostro lleno de lúgubre resignación. “Para dar ejemplo al reino derrotado. Más de la mitad de los miembros del cuerpo provienen de Altaria, y ella eligió a la persona más inadecuada como líder.”

Parecía un tema deprimente, así que decidí no indagar más y limitarme a disfrutar del festival.

El mundo está lleno de desgracias y absurdos. Ninguna cantidad de compasión podría importar para todos ellos.

El reino de Gouda cayó en manos de Nordis, y mató a su propio príncipe inútil. Devoto seguidor de la Iglesia, fue entonces seleccionado como jefe del Cuerpo Mágico de Nordis.

Qué tragedia tan poco común. Si uno se limitara a ver los hechos, pensaría que Gouda estaba siendo favorecido. No tenía ni idea de a qué se dedicaba, pero probablemente tenía el estatus para ser capitán del Cuerpo Mágico, al menos.

La rapidez con la que Zero pasaba de una cosa a otra era nada menos que impresionante. En cuanto se enteró de que podía comprar cualquier cosa mientras Gouda estuviera con ella, empezó a buscar todo tipo de delicias raras.

En este momento sostenía una manzana recubierta de miel en un palo, la que había visto antes. El hecho de que la miel no goteara sugería que se había enfriado y endurecido con agua subterránea.

Zero se metió la comida en la boca con destreza, sin mancharse siquiera la zona de los labios. Parecía que lo encontraba delicioso.

“Las manzanas están en el lado ácido.” Dijo. “La acidez combinada con la rica dulzura de la miel es maravillosa.”

“Oh. Pensé que era una comida cualquiera, pero supongo que no.”

“Su simplicidad es lo que lo hace delicioso. Déjame decirte algo, Mercenario. No pienso dejar que le des un mordisco.”