Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 22

Prologo: El Herrero Reticente

 

 

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 22 Prologo Novela Ligera

 


 

Ren estaba fabricando equipo en la aldea. Él levantó una pieza de metal suavizado yrojo de la forja ardiente, la colocó sobre el yunque, y comenzó a golpearla. Había un sonido de choque entre metal mientras las chispas volaban. Él trabajó el metal gradualmente para darle la forma de un arma.

Yo lo estaba viendo trabajar mientras creaba accesorios junto a Imiya, mi compañera estudiante en este arte. Ren siguió balanceando su martillo con una concentración intensa, completamente absorto en crear más armas.

“¿Héroe del Escudo?” me preguntó Imiya.

“¿Mm? Cierto, lo siento, dime,” respondí. Decidí dejar de mirar hacia Ren y volver a mi trabajo.


Mi nombre es Naofumi Iwatani. Yo en el pasado era un estudiante universitario común y corriente hasta que leí un libro llamado Los Registros de las Cuatro Armas Sagradas en una biblioteca. Antes de darme cuenta, yo había sido invocado a un mundo de fantasía completamente diferente. Fui invocado para desempeñar el papel de uno de los personajes del libro, el Héroe del Escudo. El mundo al que llegué estaba en riesgo debido a una serie de desastres conocidos como olas. Yo fui traído para ayudar a prevenir esa destrucción, pero eso solo probó ser el comienzo de mis problemas.

Primero, fui acusado falsamente de violación. Eso fue malo. Incluso después de limpiar mi nombre, hubo todo tipo de otros problemas. Yo todavía estaba buscando a quien me inculpó, una mujer ahora llamada Perra, pero ella seguía evadiendo la justicia. Yo quería acabar con su vida tan rápido como fuera posible, pero si bien ella seguía apareciendo en los lugares que nosotros visitábamos, siempre lograba escapar—con la ayuda de sus misteriosos aliados.

En cualquier caso, basta con decir que había sido una cosa tras otra desde el día que fui invocado aquí.

Al principio solo había parecido simplemente acerca de sobrevivir a las olas y restaurar la paz mundial, pero toda clase de otras informaciones habían salido a la luz después de mi invocación. Recientemente habíamos descubierto que las olas estaban siendo causadas por una civilización avanzada de un mundo completamente diferente. Se les conoce como aquellos que se hacen llamar Dioses. Ellos tenían el hábito de convertir mundos enteros en un espectáculo para su entretención. Si no se hacía algo para derrotar las olas, causarían que los diferentes mundos se fusionen. Y si demasiados mundos se fusionaban en un solo lugar, todos ellos serían destruidos.

Esto convertía a aquellos que se hacen llamar Dioses nuestros enemigos, y no estaban felices con nuestra resistencia. Una forma que ellos estaban usando para tratar de detenernos era elegir a perdedores megalómanos de otros mundos y enviarlos a los nuestros como los renacidos, con órdenes de matar a los héroes (los héroes eran quienes podían combatir las olas) y destruir la información y registros del pasado, como también toda clase de equipos convenientes. Ya nos había tomado mucho tiempo descubrir todo esto, y habíamos superado todo tipo de batallas por el camino. Yo había viajado a otro mundo diferente, donde me hice amigo de una chica llamada Kizuna Kazayama, la Heroína de la Herramienta de Cacería.

Habíamos recibidos noticias de que Kizuna y sus aliados estaban contra las cuerdas, arrinconados por más renacidos enviados por aquellos que se hacen llamar Dioses. Nosotros habíamos regresado a su mundo para ayudarlos, pero esto nos había colocado en el radar de los enemigos jurados de S’yne, una chica que se unió a nosotros desde un mundo ya destruido por las olas. Esta atención indeseada al final provocó que yo y un grupo de mis aliados fuéramos enviados al pasado del mundo al que yo había sido invocado.

Esta era la punta del iceberg en términos de la mierda que yo había tenido que pasar desde mi llegada aquí—y ahora estábamos varados en el pasado.

Sin embargo, más recientemente, las cosas habían dado un giro para mejor. Habíamos asesinado con éxito a uno de aquellos que se hacen llamar Dioses—uno de los causantes de las olas. Él había estado presentando lo que parecía ser alguna clase de juego de la muerte dentro de la ola, y habíamos logrado tomarlo por sorpresa y matarlo.

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También habíamos aprendido algunas cosas más durante esa batalla. Primero que nada, ninguna de las armas más poderosas que los héroes podían blandir eran capaces de lastimar a aquellos que se hacen llamar Dioses. Sin embargo, la Serie 0 de armas había probado ser efectiva. Yo había obtenido la Serie 0 al absorber una gota de una poción roja con mi escudo, la cual encontramos en unas ruinas en la época a la que originalmente fui invocado. Como el nombre sugería, la Serie 0 era un conjunto de armas muy riesgosas que tenía todas sus estadísticas en cero, incluyendo el ataque y la defensa. Era realmente irónico que estos pedazos de basura fueran efectivos contra aquellos que se hacen llamar Dioses, aquellos que aparentemente tenían un poder infinito.

Basados en la vaga información que habíamos recibido de esas mismas ruinas, parecía ser que el papel de los cuatro Héroes Sagrados era darles tiempo a los mundos hasta que alguien capazpudierallegar paraahuyentaraaquellos quesehacen llamarDioses… un grupo ahora siendo llamado los Cazadores de Dioses. La Serie 0 muy probablemente había sido dejada en este mundo por los Cazadores de Dioses en el periodo entre cuando nosotros llegamos al pasado y el futuro del que habíamos venido. Era por eso que habíamos logrado matar a aquel que se hace llamar Dios.

No obstante, nuestro objetivo actual por el momento era encontrar una forma de regresar al futuro del que veníamos. Nosotros no habíamos derrotado completamente a aquellos que se hacen llamar Dioses, pero encontrar una forma de regresar a casa también era importante, así que tendríamos que hacer ambas cosas por un tiempo.

Esa era la situación.

En este preciso momento, estábamos fabricando algunas armas y armaduras nuevas por el bien de la aldea y los aldeanos que habían sido enviados al pasado junto a nosotros. Eran esperables más batallas en esta época. Teníamos una forja en la aldea, y todo tipo de materiales a nuestra disposición, así que, si usábamos a algunas personas con conocimientos de elaboración, podríamos crear algunas piezas de calidad.

Yo estaba dejando las armas y armaduras a Ren Amaki, el Héroe de la Espada. Él había sido aprendiz del Viejo de la tienda de armas—uno de mis más leales aliados—en nuestra época y había aprendido bastantes técnicas de herrería de él. Mientras tanto, Imiya y yo— ambos estudiantes en el arte de crear accesorios—estábamos ayudando a fabricar estos últimos. Sacando ventaja de las bendiciones y técnicas proporcionadas por las cuatro armas sagradas, podíamos fabricar equipo de mejor calidad que los producidos por los supuestos profesionales.

“Héroe del Escudo, ¿qué opina de esta piedra de aquí?” me preguntó Imiya.

“Vamos a ver.” Levanté la piedra hacia la luz yla examiné. “Deseguro no hayproblemas de translucidez.” Podía revisar la calidad de los materiales al usar las habilidades proporcionadas por mi escudo, pero en ocasiones todavía podían ser confusas o imprecisas en detalles incluso después de usar la habilidad, así que no era cien por ciento preciso.

“Necesitamos aplicarle calor, ¿no?” dijo Imiya.

“Eso le daría un color perfecto,” estuve de acuerdo. “Pero si te excedes, de seguro la romperás. Imiya, dejaré ese tipo de cosas en tus manos.”

Este mundo se parecía mucho a un videojuego. Equiparse accesorios proporcionaba estadísticas adicionales. El comerciante de accesorios que me enseñó a elaborarlos en realidad era uno de los artesanos más hábiles del mundo, y, como resultado, ahora yo podía crear productos bastante buenos.

Además, conocía a al menos una persona más que había entrado en el camino de la fabricación de accesorios—un sujeto llamado L’Arc. Pero Imiya era una teriántropo de lumo—básicamente una chica topo—y era una de mis esclavas en mi aldea. Su nombre real era demasiado largo para recordarlo. Sus habilidades manuales le habían permitido aprender junto a mí bajo la tutela del comerciante de accesorios. La observé utilizando magia de tierra para darle forma a la piedra que ella estaba sosteniendo en sus manos. Imiya incluso podía alterar su densidad. Todos eran trucos muy útiles.

“Creo que ahora esta piedra puede ser usada,” dijo Imiya.

“Bien. Le haremos un tratamiento térmico. ¿Qué hay del diseño?” pregunté.

“Estamos fabricando principalmente accesorios para el Héroe de la Espada, ¿correcto?” confirmó conmigo Imiya.

“Así es,” respondí. “Estaba pensando en fabricar una vaina, pero Ren pidió algo más. Él quiere evitar incluso la molestia de tener que enfundar su espada.” Colocar accesorios en las armas de los héroes podía proporcionar todo tipo de efectos adicionales. En ocasiones solo proporcionaban un incremento en las estadísticas, pero también podían cambiar las habilidades u otras cosas. Algunos efectos solo podían ser aplicados a una espada a través de una vaina, pero en ese caso la espada tenía que estar enfundada para obtener tales beneficios. Los resultados dehacerlo podían ser bastantedramáticos—Raphtalia, la Heroínadela Katana y mi mano derecha, podía atacar a una velocidad incluso mayor a la normal al desenfundar su hoja desde su vaina. Aunque, esta vez, yo iba a fabricar algo que pudiera ser colocado en la empuñadura de la espada—básicamente como un llavero. “También espero que tengamos suerte en crear un accesorio que le dé a las habilidades flotantes una función de ataque automático,” dije. Tratar de lograr eso sería algo completamente de prueba y error. Ren no era muy bueno usando la habilidad Espada Flotante, pero al mismo tiempo parecía extrañamente obsesionado con mejorar en ello.

Aquel que se hace llamar Dios había usado un método similar para atacarnos. Era un truco conveniente para tener bajo la manga, incluso solo desde la perspectiva de incrementar tu número de ataques.

Incluso si no obteníamos algo relacionado con la habilidad flotante, había otras habilidades atractivas en las quepodríamos poner nuestras manos. Los accesorios tipo llavero también podían ser usados por Raphtalia y otros miembros de grupo.


“Creo que al Héroe de la Espada le gustaría esta clase de diseño,” dijo Imiya, dibujando rápidamente un bosquejo. Incluso un borrador podía ser usado para ayudar a diseñar la forma del objeto. Dibujé mi propio diseño de un llavero con una gema. No era demasiado grande, fácil de usar, agregaba un pequeño atractivo al ser equipado, y era algo que Raphtalia y los demás podían usar fácilmente. También dibujé algunos que se veían como alas de aves y algunos como esas armas de largo alcance de ese famoso anime de robots. Básicamente se veían como cebollas, a menos que supieras de lo que se trataba. Las personas que no conocieran ese anime estarían súper confundidas.

Después miré hacia el diseño de Imiya, y me hizo fruncir mis cejas. Se parecía a algo que haría una niña de secundaria—un círculo mágico con una cruz plateada y una gema en medio. Estaba diseñado para parecerse a un ojo. Era bastante retorcido.


“Cuéntame acerca del diseño,” le pregunté cuidadosamente.

“¿Cuál es el problema? Estoy segura de que el Héroe de la Espada amará este diseño,” respondió ella. Imiya tenía razón; Ren probablemente lo amaría. Él una vez había intentado

aparentar todo eso del chico genial de la escuela. Pero Ren muy probablemente estaría muy avergonzado de aceptarlo si se le ofrecía directamente; parecido a que, si tenías una colección de porno, no lo admitirías en frente de un miembro de tu familia.

“Claro, ¿por qué no?” cedí eventualmente. “Si él no lo quiere, podemos dárselo a alguien más. Yo también podría probarlo.” De cualquier forma, quería ver su reacción.

Podría no tener un buen efecto en mi caso, pero sería genial usarlo solo con propósitos decorativos. Podía encajar alrededor de la parte de la gema de mi escudo, como una tapa. Eso podría ser genial.

“¿Qué opina acerca de los materiales?” preguntó Imiya. “Todavía estoy tratando de decidir mi enfoque general…”

“¿Qué tal usar algo de mineral Glawick? Eso le dará propiedades flotantes y podría otorgar el efecto deseado—o al menos incrementar la velocidad,” reflexioné.

“Bien. Probaréeso,”estuvo deacuerdo ella. Erafácilhablarcon Imiya, yaqueellaposeía las mismas habilidades que yo y entendía mi forma de pensar.

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Hicimos un molde, derretimos el metal, y lo colocamos en el interior. Mientras revisaba si el metal se había fundido en la forja, una serie de diferentes accesorios comenzaron a tomar forma. Incluso mientras trabajábamos, los sonidos de los martillazos de Ren proporcionaban una percusión metálica de fondo. Él estaba tan concentrado en su trabajo que no parecía molestarle nuestra presencia. La intensa concentración era una de sus mejores cualidades, pero también una debilidad—cuando él se concentraba demasiado, perdía la noción de todo a su alrededor. Eché un vistazo a lo que él estaba haciendo… y se veía como una katana. Tanto Ren como Raphtalia podían usar una katana, así que sería de utilidad.

Él colocó la katana en agua caliente. Tal vez había terminado. Ladeé mi cabeza cuando me di cuenta de que el agua estaba burbujeando.

“¡Fiu!” Ren limpió el sudor de su frente, levantó la mirada, y entonces se dio la vuelta cuando se dio cuenta de que yo estaba detrás suyo. “Hola, Naofumi.”

“Sí que estabas concentrado, ¿no crees?” dije.

“Sí, supongo que sí,” respondió él.

“¿Cómo se ve el producto final? ¿Útil?” pregunté. Él sacó el arma del agua y la examinó. Todavía no estaba completamente terminada, y la propia hoja todavía estaba sin filo, pero aún se veía que alguna clase de vórtice de aire giraba a su alrededor. “Para mí se ve bien. Una buena arma nueva. ¿Es algo así como una katana de viento?” Un arma elemental. Creo que ya las había visto antes.

“Eh… para ser honesto, esto ni se va a acercar a lo que mi maestro puede crear,” admitió Ren.

“¿En serio?” pregunté. La técnica de evaluación ofrecida por mi escudo indicaba que él estaba manteniendo un alto nivel de calidad, incluso si todavía no terminaba. Las reglas de este mundo permitían que una energía llamada fuerza vital fuera imbuida en las cosas para incrementar su calidad. Por ejemplo, agregar fuerza vital a la comida haría que tuviera un sabor súper delicioso. Yo con frecuencia usaba esta técnica cuando estaba fabricando accesorios. No era una exageración decir que el solo hecho de estar al tanto de esta técnica, y ser capaz de aplicarla, crearía una diferencia decisiva en la calidad de un objeto que estuvieras fabricando.

Por otro lado, si bien era suficiente para hacerte casi tan bueno como un artesano especialista, todavía no era suficiente para permitirte competir con ellos. Por supuesto, yo tenía la intención de competir… eventualmente.

“Sí. Si el Maestro estuviera fabricando esto, él ya habría terminado, y sería mejor que la mía,” dijo Ren. El maestro de Ren era un horrible mujeriego—muyparecido a cómo el Héroe de la Lanza Motoyasu había sido antes de romper lazos con la realidad. Internamente, yo llamaba a ese viejo verde Motoyasu II. Aunque él era un herrero excelente; yo no tenía dudas de eso. Era solo que él no me fabricaría ningún arma. “Esto solo me hace sentir—una vez más—que no puedo competir con él,” admitió Ren.

“No te exijas tanto, ¿quieres? Esta concentración intensa está bien y todo, pero necesitas asegurarte de descansar un poco,” le dije. Mientras yo estuve en el mundo de Kizuna, Ren había sido dejado a cargo de la aldea—y su sentido de la responsabilidad lo había terminado dejando estresado. Él había estado cuidando a los aldeanos, lidiando con Motoyasu y sus locuras, y también entrenando con todo—eso era mucho trabajo. Yo me había enterado de todo eso, pero al parecer él también había estado forjando armas. Ese era un calendario tan lleno que me dejó preguntándome si él había tenido la oportunidad de dormir. Tal vez Ren había tenido la intención de trabajar hasta la muerte.

“Lo haré,” respondió él. “Naofumi, ¿qué hay de ti?”

“Solo necesito terminar esto y potenciarlo un poco. ¿Cierto, Imiya?” dije.

“¡Así es! ¡Ya hemos terminado algunos de ellos!” dijo animadamente Imiya, levantando algunos de los accesorios para que Ren los viera.

“Toma un descanso más tarde y ve a probarlos, ¿bien?” le dije a Ren.

“Bien. Te haré saber qué efectos encuentro. También estoy fabricando un escudo para ti, Naofumi, así que espéralo con ansias,” respondió Ren, mostrándome el escudo en proceso. Él estaba usando los materiales del Fénix que habíamos derrotado hace un tiempo, y ya se veía rojo y cálido al tacto.

“Parece ser uno de fuego,” comenté.

“Es debido a los materiales,” respondió Ren. “El Maestro dice que se separarán si la temperatura no es controlada cuidadosamente.” Los materiales de la Tortuga Espiritual también habían sido difíciles de manejar, y le había tomado mucho tiempo al Viejo de la tienda de armas completar mi Escudo de la Coraza de la Tortuga Espiritual—el cual ahora era el escudo que yo más usaba. Desde esa perspectiva, Ren probablemente estaba haciendo un buen trabajo manteniendo una forma cohesiva. Él debe haber sido instruido en cómo manejar estos materiales, o esto de seguro le habría tomado mucho más tiempo. “No puedo igualar a mi maestro—o al Viejo—y tampoco tengo un buen dominio de estos materiales, así que podría ser un trabajo bastante tosco… pero podría producir algunas habilidades que puedas usar. Espéralo con ansias,” dijo Ren.

“Eso haré,” respondí. Ren ya tenía fabricada su propia espada a partir de los materiales del Fénix, un arma que él había recibido de su maestro. Se llamaba Espada Tijeras, capaz de separarse en dos hojas o ser usada como una grande.

Ren estaba mirando hacia la katana que creó, suspirando suavemente.

“¿Hay algún problema?” pregunté.

“¿Qué te hace pensar eso?” respondió él.

“Debido a la forma que estás actuando, sería extraño pensar de otra forma,” destaqué. A partir de lo que había visto, se veía como un arma bastante sólida. Él había mezclado algunas plumas que Filo había mudado. Si llega a escucharlo, eso probablemente pondría celoso a Motoyasu. Filo recientemente se había convertido en Filo del Viento, uno de los cuatro reyes celestiales del mundo de Kizuna. Eso la convirtió en una buena fuente de materiales. Era impresionante que ella todavía estuviera ayudando, incluso aquí en el pasado. Tal vez debería pedirle a Ren que use las plumas restantes para fabricarle una vara a Melty.

“Es solo que… cadavez quefabrico algo, siento queestoygolpeando un muro. No puedo igualar a mi maestro en nada, sin mencionar la calidad. El Maestro dijo que mi trabajo era demasiado insípido, que solo estoyhaciendo lo que me dicen—lo que yo creo que él quiere— y que necesito poner más de mí en mi trabajo… pero no sé lo que eso significa,” dijo Ren. Ante estos nuevos antecedentes, miré hacia la katana, el escudo, y las otras piezas que Ren había fabricado. Lo noté inmediatamente.

“Sí, insípidas. Esa realmente es la palabra,” comenté.

“Héroe del Escudo, no creo que usted deba…” dijo Imiya, perpleja por lo directo que fui. Yo amaba obtener esa clase de respuesta de ella—como hacía con Raphtalia. El juego saldría aún mejor si ella terminaba su oración y me regañaba un poco más.

En este momento, la propia Raphtalia estaba fuera con Eclair—una caballera de Melromarc, quien era la guardiana de Ren. Ellas estaban ayudando con nuestras ventas. Ambas además habían estado entrenando. Se llevaban bastante bien.

“Lo que quiero decir es que están balanceadas, pero son promedio… no destacan en fortalezas, pero tampoco tienen falencias,” dije. De seguro serían fáciles de usar. No me molestaba eso. Pero también podrían ser un poco más… estimulantes.

“Duele escucharlo,” admitió Ren. “Eso es exactamente lo que me dijo el Maestro—que yo no trabajo en una línea de producción. Naofumi, ¿puedes decirme cómo puedo evitar esto?” No estaba seguro de que debiera decirle algo. Permanecer en silencio podría ser mejor para el desarrollo personal de Ren. Uno con frecuencia podía mejorar en algo simplemente haciéndolo una y otra vez. Incluso antes de empezar a entrenar, yo estaba usando mi tiempo libre para crear accesorios y medicina. Fabricar medicina había sido bastante fácil, especialmente con mi experiencia culinaria.

Le mostré a Ren los diseños que Imiya y yo acabábamos de inventar.

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“Esta es la respuesta,” dije.

“Se ven muy bien,” dijo Ren, pero también arrugó un poco sus cejas. Después él miró hacia uno de los que Imiya creó y no se veía seguro de qué decir. Aunque estaba escrito en su rostro: él quería usarlo.

“Diseñamos esto para agregar una habilidad de ataque automático a tus armas flotantes. Con algo de suerte funcionará,” le dije.

“¿De verdad?” respondió él. “Entiendo…”

“Lo fabricaremos usando materiales adecuados para ese propósito,” le aseguré. Y creía recordar no solo al comerciante de accesorios, sino también a Motoyasu II diciéndome que un profundo entendimiento de los materiales era vital para trabajar con accesorios. Él solo lo mencionó una vez, así que prácticamente lo había olvidado.

De todas formas, Ren tenía un problema mucho más grande que ese.

“Ren, tienes que dejar de contenerte. Es por eso que sigues escogiendo estos diseños planos y que no destacan. ¡Tienes que sacar a la luz tus gustos adolescentes semi-góticos y cargados de death metal! ¡Deja que tu lado friki fluya!” le dije. Tan pronto como dije eso, supe que fue una línea horrible. Muy horrible y barata. Yo nunca lo perdonaría si alguien me dijera eso.

“¿Qué mierda? ¿De qué estás hablando? ¡A mí no me gustan esas cosas!” gritó Ren, temblando de forma rígida y apartando su mirada. Era exactamente de esto que había estado pensando antes—él en lo profundo entendía la verdad, pero estaba demasiado avergonzado para admitirla.

“Tú eras un idiota cuando fuiste invocado,” le dije, siguiendo con los comentarios directos, “pero yo creo que habrías sido mejor para esta clase de trabajo. ¡Necesitas esa clase de confianza! ¡Deja trabajar a Motoyasu con los materiales de Filo y estoy seguro de que él fabricará algo mucho mejor que esto!” Motoyasu ya había estado fabricando ropa a mano para los filoriales. Sus habilidades con el hilo y la aguja eran tan impresionantes que la Heroína del Conjunto de Costura S’yne lo consideraba un rival. La fuente de eso era su excesivo—casi enfermizo—amor por Filo. Si le pedía fabricar ropa que hiciera brillar a Filo aún más, y que usara materiales de Filo… los resultados serían tan épicos que casi consideré hacerlo. Por supuesto, Filo muy probablemente no usaría nada proveniente de Motoyasu.

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“¿Crees que eso es todo lo que debo hacer?” preguntó Ren.

“Así funciona este mundo. Me enferma decirlo,” le dije. El peor estudiante de la clase tenía más margen para crecer que el estudiante de honor. Sonaba como el personaje principal de una novela barata, y de alguna forma podía entender su deseo de negarlo. “Lo que quiero decir es que necesitas suprimir un poco tu razón y trabajar basándote en tu instinto. Por supuesto, presuponiendo que tienes las habilidades requeridas para la tarea.” Él era capaz de mezclar las plumas de Filo con el metal, así que tenía que ser bastante bueno en esto. Yo podría ser capaz de usar una pluma de Filo como una pequeña decoración adicional, pero no tenía forma de mezclarla con el metal. Para mí ambas cosas difícilmente eran compatibles. Ser capaz de hacer algo así me decía que las habilidades para la herrería de Ren ya eran bastante avanzadas. Lo que él necesitaba eraliberarsede las limitaciones internas que se puso sobre sí mismo. Si seguía siendo reticente, tomando el camino fácil, él nunca sería capaz de sacar el verdadero potencial oculto en estos materiales.

El Viejo de la tienda de armas y Motoyasu II también le habían advertido esto. Cuando él estuvo tratando de fabricar una espada, había terminado siendo una katana. Ellos le habían dicho que debía escuchar la voz de los materiales y después moldearlos a su voluntad, pero Ren claramente aún no había llegado a la parte de moldearlos.

“Comienza usando fuerza vital mientras trabajas. Eso debería proporcionarte alguna clase de imagen; fabrica lo que veas,” sugerí.

“Ah. El Maestro me dijo algo parecido. Creo que entiendo a qué te refieres,” respondió Ren.

“Entonces ve a practicar,” le dije. Yo nunca había escuchado la voz de los ingredientes mientras estaba cocinando. Ese molesto noble gordo había hablado acerca de que los ingredientes estaban felices, pero ¿a quién le importaba él? Esperaba que a nadie.

Casi sonaba como si yo estuviera moldeando los ingredientes a mi absoluta voluntad. Ese no era el caso. Yo solo los estaba cocinando en base a mi experiencia culinaria. Me pregunto si esa era la voz de los ingredientes. Nop, estaba bastante seguro de que no lo era. Yo básicamente estaba trabajando dentro de los límites de la comida casera, pero recientemente mi confianza en esa área había caído un poco. También me habían dicho cosas con temática de cocina, como el Héroe de la Tapa de Olla. Todavía no olvidaba al responsable de eso, y nunca lo haría.

“Lo entiendo, pero… es más fácil decirlo que hacerlo,” admitió Ren.

“Deja de avergonzarte. Nadie fabrica su mejor producto a la primera. Perfeccionarte un poco a la vez es como te haces mejor en cosas como esta,” le aseguré.

“Bien. ¿Puedes observarme por un tiempo? Si crees que me estoy conteniendo, házmelo saber,” sugirió Ren.

“Podría romper tu concentración, pero bueno,” accedí. Ren asintió y luego comenzó a preparar la katana para otro forjado. “Nosotros seguiremos con nuestros accesorios. No te preocupes, estoy observando,” dije. Imiya y yo volvimos a trabajar en nuestros accesorios, a una corta distancia de Ren. Tomé un lingote de Glawick creado a partir del mineral de Glawick y comencé mi trabajo. También necesitaría agregar algunas gemas.

Yo asentí cuando vi que Imiya había seleccionado una gema con la forma de un ojo de gato. Tenía una línea vertical atravesándola, y el adecuado nombre de ojo de gato verde. Añadir una gema de ojo a un diseño de ojo para un accesorio, esperando agregar un efecto de rastreo, tenía sentido. Yo había estado planeando hacer una elección similar, así que éramos capaces de avanzar incluso sin hablarnos. Tenía que fundir el lingote, ponerlo en el molde, enfriarlo, ydespués agregarle el efecto. Imiya ya estaba cortando el ojo de gato verde. El trabajo procedió sin problemas, y cada vez que tenía un momento de sobra, miraba hacia Ren.

Con más sonidos metálicos, su martillo estaba golpeando la katana caliente, dándole aún más forma. De un vistazo no se veía tan diferente a como estaba antes, pero entonces me di cuenta de que la punta era más gruesa… estaba tomando el diseño de una especie de ave. Luego Ren comenzó a rehacer eso, tratando de regresarla a la normalidad. Le di una palmada en el hombro y le señalé sin decir palabra alguna que la dejara así. Él volvió a sí mismo, asintió, y después restauró ese grosor.

No estaba muy seguro, pero esta se veía como la forma correcta para un arma usando las plumas de Filo. Ahora tenía un aura como de ave y se veía como si fuera a moverse bastante rápido—pero tampoco parecía ser el arma más fácil de blandir.

Imiya y yo seguimos trabajando, observando a Ren mientras creábamos nuestros propios accesorios. Observé al mío enfriarse, y escogiendo mi momento, procedí a agregarle efectos y discutir el color y otras técnicas a usar con Imiya. Eventualmente habíamos terminado.

Ojo de Glawick Calidad: excelente.

Cruz del Tercer Ojo Glawick Calidad: excelente.

“Ahora, a imbuir magia,” dije. “Primero deberíamos probarlos y confirmar sus efectos.”

“Bien. Solo ajustar la potencia durante el imbuido de magia puede crear todo tipo de cambios. Este realmente es un proceso bastante profundo y complejo,” respondió Imiya. Imbuir un accesorio con magia podía proporcionar efectos adicionales, pero habíamos descubierto que usar el arma de un héroe podía cambiar notablemente los efectos antes y después del imbuido. Si el efecto que queríamos ya estaba ahí, no valía la pena el riesgo de perderlo.

Aunque eso era lo suficientemente bueno para los prototipos. Continuamos fabricando múltiples copias del mismo accesorio para incrementar nuestras probabilidades de crear los efectos deseados. Mientras seguíamos con nuestro trabajo, un viento repentinamente sopló dentro de la forja. Miré en la dirección de la cual provenía paraver a la katana de Ren creando incluso más viento que antes.

“Parece que está funcionando,” comenté secamente.

“¡Trata de tranquilizarte!” gritó Ren hacia la hoja, no hacia mí. Todo ese viento soplando parecía ser muy difícil de soportar. “¡Todavía ni siquiera te he afilado!” Él tenía una mirada de frustración en su rostro. El viento siguió soplando alrededor del arma. Era como si la hoja estuviera fuera de control. La katana de viento siguió provocando una tormenta, ignorando completamente las órdenes de quien la había creado. La examiné y vi que definitivamente había cambiado para ser un producto mejor—solo que uno que parecía ser incluso más difícil de usar. No escuchar lo que las personas decían se parecía mucho a lo que hacía quien había contribuido con sus plumas. Eso tenía sentido. En cuyo caso, yo tenía que calmarla. Acerqué mi rostro hacia el arma.

“Si no te tranquilizas ahora mismo, haré que te vuelvan a forjar en una nagitana y que te entreguen a… Motoyasu,” murmuré. El arma pareció congelarse en su lugar, y el viento inmediatamente se disipó.

Era como si la propia Filo se hubiese convertido en el arma.

“Vaya. Eso parece haber cambiado completamente su actitud,” dijo Ren.

“Solo lo intenté porque dijiste que habías usado materiales de Filo. A decir verdad, no esperaba que fuera a funcionar,” respondí.

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“Bueno, eso fue de gran ayuda. Si puedo seguir así, debería ser la mejor arma que haya hecho,” dijo Ren.

“Buena suerte,” le dije. Él respondió asintiendo firmemente.

No tomó mucho tiempo después de eso para que Ren terminara su katana hecha a partir de los materiales de Filo.

Katana de la Emperatriz Celestial del Viento

Efectos del arma: protección del Dragón Demonio, poder de los cuatro reyes celestiales, bendición filorial, incremento de agilidad, hojas de viento, carga rápida.

Calidad: excelente.

Fui afortunado de que la evaluación funcionara en ella, tal vez gracias a las plumas de Filo. También parecía ser que el nuevo papel de Filo como la emperatriz celestial del viento estaba superando su papel como filorial. Hojas de Viento aparentemente permitía que hojas de viento fueran disparadas solo balanceando el arma, mientras que Carga Rápida permitía al usuario cargar poder más rápido.

“A mí me parece una katana bastante buena,” dije. “¿Qué hay de sus estadísticas?”

“No están al mismo nivel que las armas que el Maestro fabricó a partir de los materiales de la Tortuga Espiritual o del Fénix,” admitió Ren. Con la bendición del Dragón Demonio y canalizando mi ira a través de la Dragona Demonio y Filo, podría ser capaz de aumentarlas un poco. Eso no estaba nada mal.

“Ahora trata de copiarla, Ren. Después podemos dársela a Raphtalia y ver qué clase de habilidades le da a ella,” dije.

“Ya la copié,” me dijo él. Ren cambió su espada a la Katana de la Emperatriz Celestial del Viento. La original tenía una forma extraña, pero por alguna razón, la suya se había vuelto una hoja más simple. “Los efectos especiales del arma permiten el uso de magia de viento. También tiene el Haikuikku.”

“Esas son todas cosas que tiene Filo,” dije. Cuando Ren tuviera esta espada equipada, expandiría el rango de magia que él podía usar. Como era un efecto especial de arma, él solo sería capaz de usarla con la Katana de la Emperatriz Celestial del Viento, pero todavía era un arma de especificaciones bastante altas.

“Las técnicas en su interior… tiene una reducción de tiempo de carga y un bono a la agilidad subiendo de nivel,” reportó Ren. El tema principal del arma definitivamente era la velocidad. “También tiene una habilidad llamada Silbido Cortador de Viento.”

“¿Y qué hace?” pregunté.

“No estoy seguro. No se parece a nada que conozca de Brave Star Online. Parece que tendré que probarla,” dijo él. Una nueva y poderosa habilidad en este punto facilitaría mucho las cosas en las batallas futuras. Mis expectativas estaban aumentando un poco. Salimos de la forja y Ren liberó la habilidad en un lugar donde no había nadie alrededor.

“¡Silbido Cortador de Viento!” gritó Ren. Su espada comenzó a brillar tenuemente. Tal vez él había aplicado alguna clase de elemento a su arma. Ren ya podía usar la Espada Mágica, así que esto probablemente no iba a ser de mucha utilidad. Ren procedió a balancear animadamente la espada, y escuchamos un silbido bastante agudo.

En ese momento fue cuando los filoriales pasaron junto a la forja, charlando animadamente acerca de la hora de comer. Había una extraña atmosfera en el aire… como algo surrealista. Las voces de los filoriales casi comenzaron a sonar como cacareos.

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“¿Algún efecto?” pregunté. Él la balanceó un par de veces más, y pude notar que el sonido estaba cambiando. “Apuesto a que Itsuki podría usar eso para recitar magia con solo balancearla,” comenté. Una vez él había tocado música con una hoja para recitar magia. Tal vez un arma como esta podría gatillar su magia de sonido.

“Lo siento. No se me dan muy bien los instrumentos,” respondió Ren.

“Esta podría ser solo una habilidad inútil,” dije. También podría resultar ser algo bueno. Al menos Ren estaba progresando muy bien como herrero. “Vamos a revisar los accesorios que creamos,” sugerí.

Pasamos el resto del día realizando pruebas alrededor de la forja. También hice que Raphtalia copiara la Katana de la Emperatriz Celestial del Viento, y ella terminó prácticamente con las mismas estadísticas que Ren. Ella también obtuvo una habilidad llamada Cortador de Ala de Viento, la cual era una habilidad de desenfunde rápido para ser disparada en el aire. La hoja tomó la forma de un ala y liberó una poderosa hoja de vacío en línea recta—una recreación perfecta de una de las movidas del rey celestial del viento. Podía ver a Filo montando su típica pataleta si veía esto, como si le estuviéramos diciendo que ya no era necesaria. Ahora Raphtalia podía hacer las mismas cosas que ella. Su insatisfacción al ser convertida en uno de los cuatro reyes celestiales ya era lo suficientemente difícil de olvidar.

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[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

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