Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 22

Capítulo 9: Presencia Heroica

 

 

La habilidad de teletransportación de Holn nos envió fácilmente a las cercanías del santuario. Miré a mi alrededor para ver un río fluyendo, pasto agitándose con el viento, y colinas onduladas.

“Ya he visto antes este lugar,” confirmó Melty. “El santuario está en esa dirección,” dijo ella mientras apuntaba.

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“Así es,” respondió Holn, asintiendo.

“Mi madre me llevó a recorrer los lugares de las leyendas de los héroes sagrados cuando yo era una niña,” dijo Melty. Parecía que ella había estado involucrada en la investigación de las leyendas, lo quisiera o no. El padre de Eclair probablemente también había estado aquí.

“Vamos a saludar,” sugerí.

“Bien,” respondió Mamoru. Él nos guio en dirección del santuario. Era muy parecido al santuario filorial en el futuro, un lugar al que nadie era capaz de entrar. Todo el lugar era solo escombros. Pero en esta época había más estructuras y las personas aún podían entrar. Eran los restos de un país creado por los primeros Héroe del Escudo y Héroe del Arco mientras enfrentaban el comienzo de las olas. El mundo era un ciclo de crecimiento y declive, o así decían, pero me entristecía verlo. Después de regresar a nuestra época, y restaurar la paz del mundo… Bueno, Piensa al final sería aniquilado, incluso si ocurría en el futuro distante y la propia nación de Siltran de Mamoru terminaría siendo cambiada a Siltvelt. Me pregunto cuándo aparecería Faubrey.

Me estaba distrayendo. Si bien Piensa todavía estaba ocupado realizando los preparativos de su asalto, nosotros necesitábamos idear alguna forma de resistirlo.

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Mientras yo pensaba en estas cosas, llegamos a lo que parecía ser una aldea.

“Esta es V’sheel, la aldea que administra el santuario,” nos explicó Mamoru mientras estábamos de pie en la entrada. Miré hacia la aldea ylas personas viviendo ahí. Había algunos hombres lagarto vistiendo trajes de granjeros. Se veían como fisicoculturistas. Estos teriántropos de cocodrilo robustos estaban trabajando el suelo con azadones. Había semi-humanos con colas de lagarto… supongo que eran humanos que podían transformarse en teriántropos. También había personas con apariencia de comadrejas. Ellas se veían muy ágiles y rápidas. Las mujeres estaban haciendo quehaceres, sosteniendo canastos y cubas, y los niños estaban corriendo felizmente alrededor de la aldea.

“Ah, Mamoru-sama.” Era uno de los aldeanos, dirigiéndose a Mamoru en la entrada. El aldeano corrió hacia mí, ladeó su cabeza de la confusión, y después se acercó a Mamoru. Los aliados de Mamoru también avanzaron y comenzaron a saludar a los aldeanos. “¿Qué los trae por aquí?” preguntó el aldeano.

“Noticias preocupantes. Parece que Piensa va a volver a lanzar un ataque sobre el santuario, así que vinimos a comprobar la situación,” dijo Mamoru.

“Ya veo. ¿¡Ellos no sienten vergüenza en mancillar nuestras leyendas, o sí!? Debería hablar con el sabio de la aldea,” dijo el aldeano.

“¿Puedes llamarlo?” preguntó Mamoru.

“¡Por supuesto!”

El aldeano y los otros aliados de Mamoru entraron a la aldea. Poco tiempo después un lagarto anciano apareció. Él estabacaminando mientras usaba un bastón. Parecía que sus ojos ya no estaban en su mejor forma. No sabía por qué, pero él estaba mirando hacia mí.

“Buenas. Pero si es el Héroe del Escudo Mamoru-sama. Nuestra aldea de V’sheel nunca olvidará lo que usted ha hecho por nosotros,” dijo el lagarto anciano.


“Disculpe, Sabio. Ese no es Mamoru-sama,” dijo alguien que se veía como un ayudante del sabio.

“¿Qué? ¿De verdad? Estaba dirigiendo mis palabras hacia donde sentí la presencia del Héroe del Escudo,” dijo el arisco lagarto. Presencia, ¿eh? Yo había obtenido la habilidad para sentir tales cosas—incluyendo la sed de sangre—pero parecía que este vejestorio tenía un recuerdo bastante vago de Mamoru.

“Por aquí, Sabio. Me alegra volver a verlo,” dijo Mamoru. El lagarto anciano miró hacia Mamoru con sorpresa.

“¿Oh? ¿Entonces quién es este otro individuo tan inundado de la presencia del Héroe del Escudo?” preguntó el Sabio. Yo no estaba al tanto de exudar tal presencia. Este tipo tenía unos sentidos muy extraños.

“Hay razones para eso. Mi nombre es Naofumi Iwatani. También soy el Héroe del Escudo. Pero el que conoces está por ahí,” expliqué.

“Ya veo. Parece que tenemos algunas cosas que discutir,” estuvo de acuerdo el Sabio. Se nos permitió entrar en la aldea y guio hacia una gran casa. Dicho eso, no era lo suficientemente grande para todos, así que solo entraron los héroes.

“Entonces así era su hogar…” murmuró Eclair para sí misma mientras miraba alrededor de la aldea.

“¿De verdad este es el lugar?” preguntó Ren.

“Sí, estos hombres lagarto son de la misma raza que él, no hay dudas de ello. Ellos son más grandes que los hombres lagarto normales. Eso es lo que los delata. Los he visto alrededor de Mamoru en Siltran, así que esto ha estado en mi mente por un tiempo,” admitió Eclair.

“Ya veo,” dijo Ren. Eclair se veía muy feliz, pero Ren triste. Eclair ni siquiera se dio cuenta, ya que sus ojos estaban brillando como cuando ella había conocido a la Anciana del Estilo Hengen Muso.


“Mi padre dijo que fue muy difícil convencer a su mano derecha dejar este lugar. Él había planeado vivir y morir aquí como el último de su linaje,” explicó Eclair. Ser capaz de hacer una visita cuando los ancestros de alguien a quien ella admiraba tanto estaban vivos probablemente era muy emocionante. Parecía que Ren y los demás podían quedarse afuera y conversar. Nosotros necesitábamos entrar para discutir asuntos más importantes.

“¿Cómo explicamos esto?” preguntó Mamoru.

“Explicando las cosas una a la vez, desde el comienzo,” sugirió Holn.

“Entiendo. Pero no digamos estas cosas tan fuerte,” respondió Mamoru. Él y Holn procedieron a explicar todo lo que había ocurrido desde que nos conocimos, sin ocultar nada acercadela resurrección deFiloriau otros crímenes potenciales. Todos en esta aldeaparecían confiar de forma implícita en Mamoru.

“Ya veo. Así que del futuro,” dijo el hombre lagarto anciano, mirando hacia mí. “Mi nombre es Seidohl. Soy el sabio de la tribu que recibió estas tierras de los Héroes del Escudo y del Arco originales, la tribu que la ha protegido desde entonces. Es un gran placer conocerlo.”

“Mi nombre es Naofumi Iwatani… aunque eso ya lo dije. Ella es una pacificadora del futuro, Raphtalia,” dije. Melty, Ruft, y S’yne se presentaron a continuación.

“Estoy muy feliz de que nos haya dicho su nombre de inmediato,” dijo Raphtalia, tan delicada como siempre con los nombres. “Si no le da su nombre a Naofumi-sama, él terminará poniéndole un apodo gracioso.”

“Yaveo. Y si me permite preguntar, ¿cómo me estaba llamando? Me haríafeliz saberlo,” dijo el Sabio.

“Sabio hombre lagarto,” respondí inmediatamente.

“Un poco obvio,” rio Mamoru.

“Cállate. ¿Podemos ir al grano?” dije.

“Así que ya tienen una técnica que puede derrotar a aquellos que causan las olas. Eso me alegra mucho,” dijo el Sabio.

“Claro que eso es bueno. Pero ahora que las cosas están mal para Piensa, ellos vendrán a este lugar. Se espera que una pequeña fuerza de élite realice un ataque, así que vinimos a comprobar la situación,” expliqué.

“El santuario es un lugar importante para nosotros y las ruinas de una otrora gran ciudad. Es fácil imaginar lo que quiere esta nación hostil de ella, pero no estoy seguro de que vaya a dar vuelta el tablero para ellos,” dijo Seidohl, con su mano en su mentón mientras reflexionaba sobre la situación. “Muy bien. Acompañado por alguien con una presencia de Héroe del Escudo tan poderosa, puedo permitir su entrada al santuario.”

“Se lo agradezco mucho,” dijo Mamoru. En el futuro, Fitoria estaría a cargo de estas ruinas. El Bosque Perdido crecería a su alrededor. Tenía todo tipo de formas para evitar que las personas entren; me pregunto si era igual en esta época.

“Permítanme enseñarles el camino,” dijo el Sabio.

“Gracias,” dije. Terminamos nuestra breve discusión y nos dirigimos hacia las afueras del verdadero santuario.

***

 

 

Mientras nos dirigíamos hacia el santuario, aproveché la oportunidad para examinarme exhaustivamente.

“Naofumi-sama, ¿cuál es el problema?” preguntó Raphtalia.

“¿Realmente mi presencia es tan evidente?” pregunté. Parecía que Atla siempre había sido capaz de sentir algo, yahora sucedía lo mismo con Cian, estos hombres lagarto, e incluso los semi-humanos del tipo comadreja. Casi había sido completamente confundido con Mamoru. ¡De hecho, ellos lo habían tratado como si fuera una versión barata de mí!

“Bueno… sí, algo así,” admitió Raphtalia. “Hay algo extraño en usted. Al principio, estuve asustada de ello, pero con el paso del tiempo, he llegado a encontrarlo… atrayente.”

“Ya veo,” respondí. Parecía ser que Raphtalia también podía sentir algo.

“Fohl comentó algoal respecto,” continuó Raphtalia. “Queél sintió algo extraño en usted cuando lo conoció. Creo que Atla también estaba muy al tanto de ello.” Parecía que la bendición del escudo me permitía dar buenas impresiones a los semi-humanos yteriántropos.

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“Tengo que admitir que, frente a todo esto, siento que me has sacado ventaja, Naofumi,” dijo Mamoru. Me pregunto—yno por primera vez—por qué nosotros dos, aun siendo Héroes del Escudo, éramos tan diferentes. ¡Mamoru podía atacar! ¡Él era la mejor opción en muchos sentidos!

“¿Cómo te sientes de que yo, con mis chistes y tomando a la ligera el papel de un héroe, sea un héroe más adecuado que tú?” pregunté sarcásticamente.

“Más chistes,” dijo Mamoru, sacudiendo su cabeza. “No siempre me agradan las cosas que dices, pero esto de seguro es porque tienes más experiencia que yo—y has conocido todo tipo de otros héroes.”

“Tenemos dos armas sagradas más que tú,” dije. Había tenido problemas resolviendo todo lo que ellos habían causado, incluyendo a Ren. Tomando en cuenta todas esas experiencias… tal vez eso haría mi presencia más fuerte que la de Mamoru. También podía tener algo que ver con que yo tuviera el espejo de las armas vasallas. Yo era uno punto cinco veces un héroe normal, lo cual me hacía sentir un poco superior.

Ahora estaba comenzando a sonar como Takt. Mientras menos de eso, mejor. Ser superior también parecía meterme en muchos más problemas.

“¿Crees que solo se trata de eso?” me interrogó Mamoru. “Te veo como alguien interesado en enfrentar cualquier problema y trabajar duro por el bien de aquellos que creen en ti.”

“Estás comenzando a sonar como Ren,” lo regañé. “Tú tienes a bastantes personas que creen en ti. Eso es lo que yo considero un héroe.”

“¿Llamaste?” preguntó Ren. Él había estado hablando con Eclair—así que no era de sorprender que viniera.

“No, no es nada. Solo estaba diciendo que halagarme no te llevará a ninguna parte conmigo,” dije.

“No lo dije con la intención de halagarte,” protestó Mamoru.

“Cualquieraqueseburledetidebepagar el precio, sin importar las consecuencias. ¡Nada te hace sentir mejor que dar el golpe final, créeme!” dije.

“¡Naofumi-sama, por favor controle su rostro!” intervino Raphtalia desde un costado. Eso era más fácil decirlo que hacerlo. En el futuro habíamos enfrentado más que suficientes pedazos de mierda molestos. Al menos ellos parecían estar manteniendo un perfil bajo aquí en el pasado.

“Las cosas podrían ser mejores aquí que en el futuro,” admití. Por ejemplo, ellos no tenían que lidiar con que todos los registros del pasado hubieran sido eliminados. Las personas aún se veían bastante inteligentes y capaces.

“No estoy seguro de que me guste hacia dónde va esto. Lo haces sonar como si nuestro esfuerzo fuera insignificante,” dijo Mamoru, frunciendo el ceño.

“No es insignificante. Tú crearás los cimientos para cosas que todavía existen en nuestro futuro. Pero, además, como dijo Holn, nada dura por siempre,” respondí. Era mejor no dejar que él cayera en la desesperación total. Necesitábamos que siguiera con su tarea después de nuestra partida.

“Sabias palabras,” dijo Holn. “Todo se marchitará con el paso del tiempo.”

“Claro, pero todavía no puedo estar de acuerdo con disfrutar la aniquilación de mis enemigos,” dijo Mamoru.

“Eso es lo mejor,” dijo compasivamente Raphtalia. “Tenemos demasiados problemas con Naofumi-sama en esa área.” A mí no me importaba si me entendían o no.

“Incluso un niño pequeño sabe que no debes hacerles a otras personas lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Me gusta tomar a personas que no han aprendido esta lección y hacerlos sufrir, pero finalmente reírme cuando se quejan al respecto. Si no están preparados para sufrir algo, entonces no deberían hacerlo en primer lugar,” dije. Era su culpa por hacer cosas que no estaban preparados para sufrir en carne propia. Por supuesto, la mayoría de ellos eran incapaces de aceptarlo, y aullaban como perros azotados.

“Ren. Tú disfrutaste cuando Perra murió esa vez, ¿cierto?” pregunté, buscando algo de apoyo.

“Sí,” asintió Ren. “Supongo que puedo entender eso.” Hablar de Perra hizo que los ojos de Ren se nublaran. Él aún no había superado completamente todo eso.

“Desearía que ella nos hiciera el favor de morir de una vez por todas,” agregué. Ella necesitaba pagar por todo lo que había hecho. Sabiendo que ella regresaría… incluso sin saber dónde sería, yo amaría ser capaz de estar ahí para matarla de inmediato. Simplemente matarla en el momento que reviviera—por supuesto, tan lenta y dolorosamente posible. Sus otras víctimas, como Rino, también estarían satisfechas con eso.

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“Ya fue suficiente de eso, Naofumi-sama,” dijo Raphtalia.

“¿Tú crees?” pregunté. A mí me divertía mucho soñar con eso.

“Así es. Su presencia heroica se nublará cada vez más si continúa por este camino,” me advirtió Raphtalia.

“No creo que eso vaya a pasar,” respondí. Yo tenía toda la intención de cumplir mis deberes como un héroe, pero no me iba a comprar esta cosa de la presencia. Me pregunto si la fuerza vital podía ser usada para contenerla. ¡La fuerza vital incluso podría estar causándola! Me concentré y traté de contenerla.

“Naofumi-sama, ¿qué está haciendo ahora?” preguntó Raphtalia.

“Tratando de contener mi fuerza vital,” expliqué.

“No creo que vaya a cambiar algo. No está relacionado con eso,” dijo Raphtalia. Eso me dejó preguntándome qué podía hacer.

“¿Sabes lo que es un héroe?” preguntó Ren, con sus ojos distantes.

“No me preguntes a mí,” dijo Mamoru, en sincronía con Ren por un momento, con sus ojos viéndose igual y mirando hacia el mismo lugar.

“¿Qué es esto?” dije acaloradamente. “Creen que soy un idiota, ¿no? ¡Motoyasu es el idiota!”

“No puedo negar lo que dices de Motoyasu, pero tomando en cuenta lo injusto que el mundo puede ser… tú eres confiable, Naofumi, no hay dudas de eso… pero hay algo extraño en ti que yo todavía no puedo aceptar,” dijo Ren.

“¡Ahora sí que estoy molesto!” rugí. “¡Esto no se va a quedar así!”

“Naofumi-sama, si no deja de jugar al malo, las personas van a comenzar a verlo como, bueno… como si de verdad fuera malo,” me advirtió Raphtalia, con una mirada similar a la de los demás. ¡Yo no estaba jugando a nada! Maldita sea. No había hecho nada para que me mirasen así.

“Tus intentos de jugar a ser el malo recientemente han sido muy autodestructivos,” intervino Melty, dándose la vuelta desde el inicio de nuestra columna para mirar hacia mí. Esa fue la gota que rebalsó el vaso. ¡Necesitaba ponerlos en su lugar!

“Creo que nuestro Héroe del Escudo hace un trabajo genial disipando la tensión,” dijo Ruft, ofreciendo un contrapunto a Melty. “Lo hace más abordable.”

“Eso puede ser cierto, pero en ocasiones hay una atmosfera seria por una razón seria. He escuchado que él recientemente ha estado diciendo muchas payasadas,” comentó Melty. ¡Yo no recordaba nada de eso! Estabacomenzando a sentir que todos estaban en mi contra. Decidí simplemente mantener la boca cerrada. Continué siguiendo a los demás con mis labios firmemente sellados. Encontramos algunos monstruos a lo largo del camino, pero nada que nuestro actual grupo no pudiera manejar. Casi pensé que nos encontraríamos con la unidad de élite de Piensa, pero no sucedió. Tal vez les habíamos ganado en llegar aquí.

***

 

 

Llegamos al santuario sin ningún problema.

Definitivamente estaba en ruinas. Había filas de casas de piedra en ruinas y un inestable castillo antiguo detrás de ellas. El castillo de la Dragona Demonio no tenía nada que envidiarle a este lugar. En nuestra época todo esto había sido tragado por un bosque, pero en esta época las plantas todavía no se expandían tanto.

Me pregunto dónde estaba el lugar donde acampamos. El terreno era tan diferente que probablemente nunca lo encontraríamos.

“¿Qué hay aquí?” pregunté. Piensa parecía querer este lugar, pero yo no tenía idea de por qué. No veía nada valioso en estas ruinas. No parecía más que el templo de una fe indígena adorado por las personas que vivían aquí por razones bastante normales. Melty y Mamoru lo hicieron sonar como si aquí hubiera alguna clase de poder desconocido durmiendo, pero yo aún no veía nada de eso.

“Piensa dice que las armas, magia, y el poder dejado por los héroes del pasado todavía descansan aquí, pero nosotros solo hemos encontrado una cosa,” dijo Mamoru. “También se nos pidió no hablar al respecto.”

“Podría haber algo más aquí, en algún otro lugar, que no hemos encontrado, pero por el momento solo es eso,” dijo Holn.

“El carruaje de las armas vasallas,” declaré. Era una suposición basada en lo que la Emperatriz Celestial del Pasado me había dicho. Mamoru asintió, sin esconderlo.

“Si sabes tanto, no hay necesidad de irse por las ramas. Vamos,” dijo Mamoru. Él nos guio a través de las ruinas, entre las casas abandonadas y a través de los restos expuestos del castillo—poco más que paredes señalizando el lugar. Eventualmente llegamos a lo que parecía ser nada más que una pila de escombros. Aunque, en una esquina, el piso tenía un relieve familiar. Era como el que habíamos visto en la Antigua Biblioteca Laberinto del mundo de Kizuna. Mamoru apuntó su escudo hacia el relieve, y el cristal en el centro dejó salir un rayo de luz. Parecía estar resonando con la gema del escudo. Luego el piso se abrió produciendo un temblor y aparecieron escaleras que daban hacia abajo.

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“Eso es increíble,” jadeó Melty, impresionada. Me recordaba al templo submarino de las islas Cal Mira.

Bajamos por las escaleras que habían aparecido. Daban muy profundo bajo la tierra. Raphtalia creó algo de luz mágica para permitirnos a todos ver.

“¿Por qué este país terminó así?” preguntó Melty. “En nuestra época ha sido completamente olvidado, así que tal vez puedan iluminarnos al respecto.” Ella tenía bastante curiosidad acerca de la historia perdida de este mundo.

“Dicen que fue aniquilado en una sola noche por el Suzaku. La criatura apareció sin previo aviso y atacó,” dijo Mamoru. Recordé que la Tortuga Espiritual y otras bestias en nuestra época habían aparecido una vez y sido selladas. Eso quería decir que habían causado daño en algún punto del pasado. Este país era uno de los que había sufrido. “Las historias dicen que los gobernantes de este lugar se habían vuelto muy corruptos. Incluso es usado como un cuento popular—purificar el fuego y ese tipo de cosas.”

“Sin importar el oro de una era dorada, todo eventualmente caerá…” dijo Melty. Siltvelt lo había hecho bastante bien, considerando lo que sabíamos del futuro. El nombre de la nación había cambiado, pero sus descendientes todavía lo estaban haciendo bien en nuestra época. Mamoru había hecho una gran diferencia.

“Creo… que casi llegamos,” dijo Holn. En ese momento el final de las escaleras pudo verse. Más allá de eso estaba lo que vinimos a buscar. Era un arma enterrada en la misma clase de piedra roseta que habíamos visto alrededor del resto de las armas de las siete estrellas. La propia arma vasalla tenía la forma de un simple carro.

“Este es el legendario carruaje de las armas vasallas,” dijo Mamoru. Su grupo, los hombres lagarto y los semi-humanos comadreja, todos bajaron sus cabezas.

“Eso pensé,” murmuró Melty, mirando hacia el carruaje.

“Naofumi, tú sabes quién es el portador de esta arma vasalla en el futuro, ¿no?” preguntó Mamoru.

“Sí. Ella es demasiado testaruda, así que no nos lo dijo directamente. Por eso no estaba completamente seguro,” respondí.

“Ya veo,” dijo Mamoru.

“Es alguien que también está aquí en esta época,” continué. Tanto Mamoru como Holn miraron hacia mí, claramente habiéndolo descubierto a partir de ese comentario.

“Es la aburrida Fitoria, ¿no?” dijo Holn. Yo asentí. “Si sabes tanto, Héroe del Escudo del futuro, hay algo más que debemos decirte.”

“¿Qué?” pregunté con algo de vacilación.

“Hay otra razón detrás del por qué los filoriales aman tirar de carros,” dijo Holn. Ella anteriormente había explicado que ellos eran monstruos que habían sido creados para ayudar a potenciar el flujo de bienes dentro de Siltran. “Mamoru, ¿puedo continuar?”

“Sí, ¿por qué no? Naofumi y sus amigos pueden manejarlo. No hay razón para mantenerlo en secreto,” dijo Mamoru. Holn se dio la vuelta hacia mí y continuó.

“También te he dicho que el Espíritu del Carruaje de las armas vasallas es uno testarudo, ¿no?” dijo Holn.

“Recuerdo eso,” respondí.

“¿Sabes con cuál de las armas sagradas—el escudo o el arco—está afiliado el carruaje?” preguntó Holn. No lo había pensado mucho. La razón para que nuestros métodos de incremento de poder estuvieran limitados desde nuestra llegada a esta época era las diferencias entre las armas sagradas y vasallas. Los métodos de incremento de poder que la espada de Ren podía utilizar venían de la espada, la lanza, las armas arrojadizas, el bastón, y los guanteletes. Mientras tanto, los métodos de incremento de poder que Mamoru ymi propio escudo podíamos utilizar eran el escudo, el arco, las garras, el martillo, y el látigo. Los dos restantes eran el hacha y el carruaje. El carruaje estaba frente a nosotros ahora mismo. Eso quería decir que la que estaba afiliada con la espada o la lanza era el hacha, la cual probablemente ni siquiera estaba en este mundo en este momento.

“El escudo de las armas sagradas tiene a las garras y el martillo como sus vasallos. Este es un aburrido hecho, uno que la pacificadora también debería conocer,” dijo Holn. Recordé que la nación semi-humana de Siltvelt había sido responsable de las garras, y la otra nación semi-humana, Shieldfreeden, había tenido al martillo. Ellos pueden haber cambiado dependiendo de la época, pero esta tendencia general tenía que permanecer igual.

“Lo cual significa que, por proceso de eliminación, las armas vasallas del arco son el látigo y el carruaje,” declaré.

“Así es. Las armas sagradas yvasallas han formado sus propias facciones y grupos,” dijo Holn. El Héroe del Escudo está junto al Héroe de las Garras y el Héroe del Martillo. Mamoru estaba en frente, mientras Filoria levantó las garras y Natalia su martillo. “Creo que el escudo de las armas sagradas seleccionó a estas dos como sus vasallas debido a la sinergia entre ellos,” explicó Holn. Eso tenía sentido para mí. Mamoru podría haber sido el superior de Filoria, pero él tenía que bajar su cabeza hacia Natalia. Me pregunto si el martillo era el arma vasalla que tenía la peor compatibilidad conmigo. Un escudo era efectivo contra los ataques cortantes de espadas o garras, pero débil contra oponentes que usaban armas de impacto— como un martillo. El daño tampoco podría estar limitado a la mano sosteniendo el escudo; podía imaginar que también sería impartido dentro de la armadura.

“¿Y qué hay de las dos armas que el arco de las armas sagradas ha seleccionado como vasallas?” preguntó Holn. Ella sonaba como una profesora. La respuesta era el carruaje—o, en este caso, más bien un carro de batalla—y el látigo. Un látigo era usado para dar golpes. Yo tenía una imagen negativa de él debido a que era usado para golpear animales como cuando un domador de leones usaba un látigo para controlar al rey de las bestias. Lo mejor acerca del látigo era el fortalecimiento personal, lo cual le permitía al dueño no solo aplicar fortalecimientos a sí mismo, sino también a aquellos a su alrededor.

En cuanto al carruaje… se veía como un carro romano. Era un vehículo que permitía el transporte rápido alrededor del campo de batalla. Consideré lo que significaría agregar al Héroe del Arco a esa ecuación—el Héroe del Látigo controlando al animal que tira del carruaje mientras el Héroe del Arco dispara flechas desde atrás. Eso proporcionaría excelente movilidad y superaría el problema de que el Héroe del Arco tenía ataques poderosos, pero que prefería quedarse fuera del combate cercano.

“Esa es una muy buena combinación,” dije.

“En efecto, lo es,” estuvo de acuerdo Holn. El carruaje se enfocaba en la defensa y el movimiento. De ser necesario, incluso podía ser utilizado para proteger a aquellos montándolo. “Lo cual me trae a mi punto. Este testarudo carruaje de las armas vasallas le hizo una petición al látigo de las armas vasallas.”

“¿Qué petición?” pregunté.

“Un monstruo nacido para tirar de carros. Y asumo que sabes lo que creé como respuesta a esa petición, ¿no?” dijo Holn. La respuesta eran los filoriales—monstruos creados a partir de la novia de Mamoru. Los filoriales habían destacado, incluso en la época que yo fui invocado. No había otro monstruo que disfrutara más del simple hecho de tirar de un carro. Había otros monstruos que podían hacerlo, como los dragones o los gusanos de arena, pero yo no me había encontrado con ningún monstruo con ese deseo tan incorporado en su estructura básica.

El papel del látigo de las armas vasallas era controlar monstruos y el del carruaje era ser jalado por algo. Eso había dado nacimiento al deseo de crear un monstruo que pudiera manejar un carruaje y amarlo.

“En el pasado, el carruaje de las armas vasallas siempre seleccionaba monstruos como su héroe; un dragón, un grifo, o un pegaso… pero ¿crees que alguno de estos pueda manejar un carro?” preguntó Holn.

“No, por supuesto que no,” respondí. “Estarían mejor dejando de lado el carruaje para luchar por su cuenta. Pero ¿no podrías decir lo mismo de los filoriales?” Yo nunca había visto a Filo usar un carro o carruaje para atacar, estaba seguro de eso. Ella amaba su propio carro especial y nunca pensaría en llevarlo a la batalla. Luego recordé que ella había atropellado a Motoyasu una vez.

“Permíteme cambiar la pregunta. ¿Quién crees que podría hacer el mejor uso del carruaje, sus habilidades, y su magia? ¿Quién podría usarlo efectivamente para defender al héroe?” preguntó Holn.

“No tengo idea. Ni siquiera he visto una habilidad de carruaje alguna vez… Ah, no, espera, sí lo he hecho,” me corregí a mí mismo. Ahora que lo pienso, Fitoria había usado algo así sobre la Tortuga Espiritual durante su alboroto. Su carruaje había incrementado su tamaño para igualar a Fitoria, incorporado varias púas, y golpeado a la Tortuga Espiritual. Esa tenía que ser una habilidad. Ella incluso había gritado, “Embestida de Carruaje.”

“Recuerdo haberla visto usando al menos un arma. Un carruaje de batalla cubierto de púas para golpear al enemigo,” dijo Melty, describiendo lo mismo que yo había visto. Era un armade embestida con púas saliendo del frente yerajalado por múltiples filoriales en batalla. El poder que reunían todos ellos arremetiendo juntos podía causar mucho daño. Había sido usado para echar abajo puertas durante asedios.

“Ese es el papel que desempeña,” dijo Holn. “Incluso sin la bendición de un héroe, los filoriales tienen una fuerza increíble cuando se trata de tirar de cosas. Puede que no tengan mucha precisión, pero pueden ser poderosos incluso sin tener que ser una reina filorial.” Yo había visto a Filo tirar de un carro lleno de carga pesada como si fuera tan ligero como una pluma. Había estado sorprendido de que un solo filorial pudiera encargarse de tal carga, pero ella claramente tenía bonos gracias a su raza. “Un monstruo que ama todas las formas de carruajes y en ocasiones los usa como armas es lo que desea el carruaje de las armas vasallas del látigo.”

“Suena como un verdadero narcisista,” dije, mirando hacia el carruaje una vez más.

“No voy a negar eso,” respondió Holn. De alguna forma deseaba que lo negara, pero si pidió la creación de un monstruo que lo amaría, supongo que ella no podía. “Ahora, quiero que todos ustedes piensen por un momento qué habría pasado si el Héroe del Escudo del futuro y sus amigos no hubiesen aparecido aquí,” continuó Holn.

“¿Podemos saltarnos el experimento mental?” pregunté.

“No tienes nada de tacto, Héroe del Escudo del futuro. Pero bueno. Si los intentos de Mamoru de revivir a Filoria hubieran sido un fracaso, ¿qué creen que él hubiera hecho a continuación?” preguntó Holn. Parecía que ella iba a seguir con su cuestionario.

“¿Por qué no le preguntas a Mamoru?” dije, un poco irritado. Holn tomó eso como algo divertido y miró hacia Mamoru. Su rostro se nubló y sus ojos se volvieron distantes.

“Si nunca hubiese conocido a Naofumi, y hubiera tenido demasiadas dificultades reviviendo a Filoria, creo que habría querido algo de consuelo… un hijo con ella,” admitió Mamoru. “Eso a partir de una investigación más exhaustiva del alma mezclada.”

“Recuerdo lo que dijeron el Héroe del Escudo del futuro y Melty cuando vieron por primera vez a Fitoria,” dijo Holn.

“¡Espera un momento!” exclamé, entendiendo hacia dónde iba esto.

“Creo que la diferencia entre la Fitoria del futuro y la Fitoria de esta época es el volumen de alma en su interior. La del futuro incluye material tanto del alma de Mamoru como la de Filoria y nace en este mundo como su hija,” explicó Holn.

“¿Entonces qué es Fitoria en este momento?” pregunté.

“El más estable de los recipientes… una marioneta sin alma. Una forma de vida artificial que solo responde a las preguntas más básicas,” respondió Holn.

“La Fitoria en la actualidad es un familiar, ¿cierto?” confirmé.

“Ella todavía no tiene lo que considerarías conciencia o alma. Pero está en un estado donde podría tenerlas en el futuro,” explicó Holn.

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“¿Qué hay de Raph-chan?” pregunté inmediatamente. Ella parecía tener conciencia propia y respondía cualquier pregunta que le hicieras.

“Tu familiar proviene de un mundo diferente a este, ¿no?” dijo Holn.

“No puedo creerlo… Esa es la verdad acerca de Fitoria…” jadeó Melty. Todos los presentes de mi grupo estaban perplejos por esta revelación.

“Estoy suponiendo que su deseo era hacer que viviera como un héroe y vivir la vida que su difunta madre no pudo,” supuso Holn. Fitoria había sido creada para usar el carruaje de las armas vasallas y debido a la tristeza de Mamoru ella había tomado el lugar de su hija. Si eso era Fitoria… entonces ella tenía un destino muy trágico. La Fitoria del futuro había poseído el deseo de luchar por el mundo. Me pregunto si eso también había sido implantado en su interior. Sus sentimientos al respecto habían sido muy intensos. Ella había estado dispuesta a oponerse a los mismísimos cuatro héroes sagrados por el bien del mundo. “Creo que la razón por la que los filoriales en principio son tan felices y despreocupados es debido al deseo de Mamoru de que su hija viviera de esa forma.”

“Pero ahora…” comenzó a decir Mamoru, pero entonces sus ojos se desenfocaron.

“¿Qué sucede?” pregunté.

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“Fitoria está solicitando ser invocada aquí,” respondió él.

“¿Acaso ella sabe lo que está ocurriendo a tu alrededor? ¿Tal como Raph-chan hace conmigo?” pregunté.

“Tal vez. ¡Vamos Fimonoa!” dijo él, gritando una habilidad parecida a mi Vamos Raph. Con esa habilidad, él invocó al prototipo de Fitoria que repentinamente apareció frente a nosotros. Ella no dijo palabra alguna. Solo se quedó mirando hacia Mamoru.

“Mamoru, ahora que has recuperado a Filoria, puede que no tengas que llevar las cosas demasiado lejos,” dijo Holn. Fitoria miró hacia ella y después hacia Mamoru y habló.

“Me voy a convertir en esto porque quiero. Porque fuimos creadas por alguien especial,” murmuró Fitoria. Después ella habló en voz alta. “Nosotras todavía no hemos nacido.” Y así, Fitoria tocó el carruaje de las armas vasallas… pero nada ocurrió. Solo se quedó ahí, sin cambios, y sin señales de aceptarla como su portadora.

“Se requiere un gran cambio para que el carruaje de las armas vasallas me acepte. Mi propuesta… Maestro, conviértame en su hija…” solicitó Fitoria. Todos se quedaron en silencio ante eso. Ella había dicho nosotras todavía no hemos nacido. Cuando yo jugué con las estadísticas de Raph-chan, la había cambiado mucho. Eso había terminado con Raph-chan transformando a los monstruos de la aldea en parte de la especie Raph, lo cual aún tenía consecuencias hasta el día de hoy.

“Creo… que ya he llegado demasiado lejos como para echarme atrás,” dijo Mamoru, dejando salir un gran suspiro mientras aceptaba la solicitud de Fitoria. “Pero primero me gustaría discutirlo con Filoria antes de decidir. ¿Te parece bien?”

“Respuesta aceptada,” respondió Fitoria, acercándose a Mamoru para de pronto detenerse.

“Les he mostrado el santuario,” dijo Mamoru, continuando. “Con respecto a lo que necesitamos hacer a continuación…”

“Capturar a la unidad de Piensa que quiere infiltrarse en este lugar y obtener el carruaje de las armas vasallas para hacer que se rindan completamente. También parece que podríamos ser capaces de usar el carruaje de las armas vasallas para cruzar al mundo de la espada y la lanza y conseguir ahí algo que nos ayude a regresar al futuro,” declaré.





“¡Es primera vez que escucho de eso!” dijo Melty.

“¿Conoces ese templo que es un nido de filoriales en el futuro? Probablemente ese dispositivo que Motoyasu activó tiene algo que ver con todo esto,” respondí.

“Sí, probablemente tienes razón,”estuvode acuerdo Ren. “Si no está aquí en este mundo, debe estar en el otro.” De seguro era una posibilidad que valía la pena investigar. La posibilidad de cruzar hacia otro mundo parecía improbable, pero podríamos ser capaces de volver a conectarnos al futuro desde el mundo de la espada y la lanza.

“Primero lo primero. Necesitamos dejar al descubierto a aquellos detrás de Piensa y deshacernos de ellos,” dije.

“Así es,” estuvo de acuerdo Raphtalia. “Creo que Mamoru además va a necesitar algo de tiempo. Regresemos.” Todos asintieron ante la propuesta de Raphtalia y dejamos al carruaje de las armas vasallas en su guarida subterránea antes de regresar a la aldea.

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