Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 22

Capítulo 6: Seleccionando Al Héroe Del Martillo

 

 

Habían pasado algunos días. Mamoru había recibido un mensaje del Dragón de Agua y nos estaba guiando para encontrarnos con Natalia. Todo estaba conectado a su búsqueda del martillo de las armas vasallas.

Resultó que el portador del martillo de las armas vasallas había sido asesinado por aquellos que se hacen llamar Dioses, y el Espíritu del Martillo había huido para escapar de la posibilidad de ser usado para el mal. Después de que matamos a aquel que se hace llamar Dios, la señal del martillo se había incrementado una vez más, permitiéndole ubicarlo. Ahora Mamoru necesitaba ir a comprobar la situación, y con un grupo tan poderoso como fuera posible. Raphtalia, Ruft, las Raph-chans, y yo lo acompañamos para ver cómo manejaban las cosas. Íbamos a permanecer completamente al margen. No podíamos permitir que uno de nosotros fuera escogido como portador de un arma vasalla de esta época—las consecuencias para el futuro eran incalculables. Ni siquiera valía la pena correr el riesgo de experimentar con tal idea.


Habíamos dejado a Ren atrás forjando con Filoria. Eclair me había informado que él se estaba quejando mucho, pero en realidad haciendo un muy buen trabajo. No obstante, él también había comenzado a actuar de forma extraña—un poco más como el viejo Ren. Cuando se le hablaba, él regresaba a la normalidad, pero Ren había comenzado a decir cosas y hacer poses extrañas. Estar cerca de Eclair y Wyndia no era un problema para él, pero toda esa ansiedad adolescente se estaba saliendo de control con Filoria cerca.

Holn y R’yne tampoco estaban con nosotros. Holn estaba ocupada con su investigación y R’yne todavía estaba entrenando con S’yne.

“Ahí están,” dijo como saludo Natalia. Nosotros estábamos dentro del bosque de la nación donde habíamos conocido a Natalia, esa nación donde el monstruo zorro de nueve colas había estado controlando al rey. Natalia había matado al zorro, pero incluso después de que el rey volvió a sí mismo, él había ordenado a sus hombres asesinar a Natalia, obligando al Dragón de Agua a aniquilar a su gobernante.

“Lo encontraste más rápido de esperado,” comenté.

“Sí. Ya había algunos rumores al respecto, y un flujo constante de personas ha venido a tratar de obtenerlo. Pero está en un lugar al que solo aquellos con cierta fuerza pueden acceder,” explicó Natalia.

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“Quiere que su futuro portador demuestre su fuerza,” reflexioné. “No le gusta realizar el ritual para invocar a alguien de otro mundo.”

“¿Y qué tal si alguien de un mundo que ya esté experimentando las olas es invocado? Esa es una posibilidad,” dijo Natalia. Ese era un buen punto. Si algo así sucedía, fácilmente podía imaginar los problemas que provocaría. Shildina y Filoria eran buenos ejemplos de esto. Me pregunto qué haría yo si estos juegos de la muerte tomando lugar en otros mundos fueran conectados al mundo en el que yo había nacido—si fuéramos conectados con Japón. Cuando llegué aquí por primera vez, la respuesta habría estado clara—a la mierda este mundo, protegería mi hogar real. Por suerte para mí, no había olas en Japón.

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Shildina tenía una mirada dura acerca del mundo, y por lo tanto podría haber estado mejor viviendo en uno completamente diferente. Eso podría sugerir algunos cambios en su estructura mental—y que conocernos había sido bueno para ella. Shildina parecía más cercana a Ruft que antes. Si Sadina era la Onee-chan de Raphtalia, entonces Shildina era la de Ruft.

Cualquier cambio en su personalidad ciertamente no era porque ella quería beber conmigo.

“Permítanme mostrarles,” dijo Natalia, guiándonos a la ubicación del martillo de las armas vasallas. Avanzamos juntos a través de un bosque brumoso. La visibilidad a nuestro alrededor era mala. Había cierto romanticismo en la idea de un arma legendaria descansando dentro de un bosque. También amaba la idea de que necesitabas tener cierta fuerza para siquiera llegar ahí. Cuando las armas estaban ubicadas en un lugar más seguro, como en el caso de los guanteletes, había un flujo constante de personas tratando de ser elegidas, muchas de las cuales no lidiaban muy bien con el rechazo.

Finalmente salimos hacia un espacio más amplio, y vi un lugar adelante con la luz del sol cayendo sobreél. Ahí eradonde el martillo estaba descansando. Se parecía mucho al lugar en el que habían estado los guanteletes de las siete estrellas, incrustados dentro de algo parecido a una piedra roseta, pero para martillos.

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“Bien. Aquí no tenemos al portador del arco de las armas sagradas, pero ¿puedo pedir la ayuda del Héroe del Escudo?” Natalia se dio la vuelta hacia Mamoru. “¿Quieres realizar el ritual de invocación para llamar a un portador para el arma o tratar de ver si alguien en tu grupo es digno de usarlo?” Nosotros todavía estábamos en proceso de cumplir nuestro objetivo original que era incrementar nuestra fuerza de combate antes de que aquellos que se hacen llamar Dioses hicieran su próximo movimiento. Si Siltran adquiría satisfactoriamente al portador del martillo de las armas vasallas, la situación entre naciones cambiaría a su favor y Piensa sería incapaz de hablar de ellos de forma tan libre. Ese sería el momento para iniciar las negociaciones con el Héroe del Arco y preparar la lucha contra aquellos que se hacen llamar Dioses. Ese era el plan. Las cosas ya estaban mejorando para Siltran, pero esto lo haría definitivo.


“Primero me gustaría intentarlo con las personas que conozco. Si eso no funciona, tendremos que invocar a alguien. Si es posible, me gustaría no traer a la fuerza a alguien de un mundo sin relación a este,” dijo Mamoru.

“Entendido,” respondió Natalia. “Ese parece ser el mejor enfoque.” Cada uno de los compañeros de Mamoru procedió a tratar de tomar el martillo de las armas vasallas. Cian y los demás niños de Mamoru también estaban ahí. Cian falló en reclamar el martillo, cayendo de trasero mientras lo jalaba. Ella por un momento puso una expresión de dolor, pero después se limpió su rostro y regresó hacia Mamoru como si nada hubiese ocurrido.

“No funcionó, ¿eh?” le dijo Mamoru.

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“Nop, no funcionó,” respondió ella. En ese momento ella sonó tan parecido a Atla que me recordó a cuando Atla había intentado tomar los guanteletes de las siete estrellas. Íbamos a estar luchando contra monstruos poderosos y aquellos que se hacen llamar Dioses en el futuro, así que yo quería la menor cantidad de bajas posible. Con eso en mente, observé la escena, esperando que alguien fuera escogido para potenciar nuestras fuerzas, pero al final, nadie de los que vino con Mamoru fue capaz de tomar el martillo de las armas vasallas.

“Héroe del Escudo del futuro, ¿qué hay de ti y tus aliados?” me preguntó Natalia.

“Podría crear una enorme paradoja temporal si uno de nosotros es escogido,” advertí. Incluso podríamos tener que dejar a la persona aquí en el pasado.

“De seguro eso depende del martillo de las armas vasallas,” respondió Natalia, mostrando más paciencia de la que había estado esperando.

“¡Dafu!” dijo Dafu-chan.

“¡Rafu!” agregó Raph-chan, ambas gritando por algo. Dafu-chan podía usar martillos.

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“Tal vez deberíamos permitir que esta pequeña lo intente,” sugerí, tomando en brazos a Dafu-chan.

“¡Dafu!” dijo Dafu-chan. “¡Dafu, dafu, dafu!” Ella estaba retorciéndose. Parecía ser que ella de verdad no quería hacerlo.

“Es raro ver a un monstruo de la especie Raph que no quiera ser sostenido por usted, Naofumi-sama,” comentó Raphtalia.

“Supongo,” respondí. Nosotros sabíamos que Dafu-chan era la Emperatriz Celestial del Pasado, así que debía haber una razón para esto. “Bien… tal vez deberíamos dejar que Ruft lo intente. Incluso si es elegido, cuando regresemos a casa, persuadiremos al martillo para que lo libere.” Ruft era muy bueno balanceando su hacha, así que darle un martillo podría ser un gran incremento de ataque para nosotros.

“Si es lo que desea, Héroe del Escudo,” dijo Ruft.

“Es altamente improbable que un Emperador Celestial alguna vez sea elegido sin haber circunstancias extremas atenuantes,” dijo Natalia.


“¿A qué te refieres?” pregunté.

“Nosotros estamos aquí para vigilar a los héroes. ¿Qué crees que pasaría si alguno de casualidad fuera escogido para ser uno de esos héroes? ¿Crees que los espíritus de los implementos—las armas vasallas—no han considerado esto?” preguntó Natalia. Podía entender su punto. Si a aquellos que existían para detener el abuso se les daba el poder para causar los abusos que supuestamente debían detener, eso definitivamente podría ser un conflicto de interés, y uno fácil en el cual tropezar.

“¿Y eso qué dicede mí?”preguntó Raphtalia, con el rostro fruncido. Ella era la portadora de la katana de las armas vasallas.

“Esa es un arma vasalla de otro mundo, así que no es lo mismo. El martillo de las armas vasallas es de este mundo,” respondió Natalia. Raphtalia era la portadora de un arma vasalla de otro mundo, así que esta regla no aplicaba a ella.

“Eso significa que Ruft está descartado,” dije.

“¿De verdad? Es una lástima,” dijo Ruft. Él parecía querer intentarlo, pero no si Natalia no iba a permitirlo. Yo quería evitar romper cualquier regla de Q’ten Lo en este momento.

“Mamoru, ¿quieres intentar con alguien más antes de la invocación?” pregunté.

“Tengo algunas otras ideas. Personas a las que me gustaría traer. ¿Podemos esperar un poco más para la invocación?” respondió Mamoru. Parecía que él tenía a alguien más en mente—y parecía que estaba diciendo que ya habíamos terminado aquí por hoy. Mientras comenzábamos a marcharnos—

“En serio… espero que encontremos a alguien pronto,” dijo Natalia.

“¡Dafu!” dijo en advertencia Dafu-chan. Pero era demasiado tarde. Natalia estiró su mano y acarició al martillo de las armas vasallas. Con un sonido seco, el arma se liberó a sí misma de la piedra roseta y se pegó a la mano de Natalia. El pelo de Dafu-chan estaba de punta, y estaba gruñendo. ¡Ella había estado tratando de advertir a Natalia de no tocarlo!

Natalia solo pudo jadear. Ella estaba mirando hacia el martillo en su mano mientras la piedra roseta se convertía en luz y desaparecía. Todos los que habían estado listos para marcharse se dieron la vuelta para mirar hacia Natalia.

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 22 Capítulo 6 Novela Ligera

 

 

“Vaya. El martillo ha efectuado una elección extraña. ¿Acaso tiene idea de lo que esto significa?” dijo el Dragón de Agua, sonando entretenido. ¡Natalia le había advertido a Ruft no intentarlo y terminó siendo elegida ella! El martillo de las armas vasallas estaba brillando en la mano de Natalia. Ella ahora era la portadora, no había dudas de ello. La propia Natalia tenía una mano presionada contra su frente y estaba sacudiendo su cabeza.

“¡Escoger a una pacificadora como su portadora! ¿¡Qué está pensando el Espíritu del Martillo de las armas vasallas?” Natalia comenzó a regañar al martillo, pero, por supuesto, este no respondió.

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“Para bien o para mal, has sido seleccionada como una portadora de arma vasalla. Ahora tendrás que dar un ejemplo incluso mejor a todos los héroes. ¡Natalia la Heroína del Martillo! ¡Redobla tus esfuerzos para mantener un corazón honesto!” dijo el Dragón de Agua.

“¡Silencio!” rugió en respuesta Natalia. “¡Siento ganas de maldecir a este mundo, mi destino, y todo lo que existe! ¡Hemos encontrado una forma potencial de parar las olas! ¿Acaso siquiera es necesaria esta clase de excepción a la regla?” Ella acababa de convertirse en portadora y yo ya estaba preocupado de que despertara una Serie Maldita. Natalia estaba dando el ejemplo perfecto delo queun héroeno deberíahacer, lo cual eramuycontradictorio, dado que ella también era una pacificadora.

“Creo que tú eres adecuada para el papel desde una perspectiva de combate,” dijo Mamoru, tratando de tranquilizarla. Su enfoque fue muy diferente del que yo habría tomado.

“Ah… buena suerte,” dijo Raphtalia.

“¡Vaya, esto es increíble!” agregó Ruft.

“¡Rafu!” dijo Raph-chan. Todos ellos parecían felices por Natalia.

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“Yo no estoy feliz por esto,” dijo Natalia mientras dejaba salir un suspiro. “¿Cómo fue que ocurrió esto?” Tener tanto el poder de un héroe como el de un pacificador podía ser poderoso. Ella podía usar el poder de un héroe mientras también poseía el poder para sellarlo.

Natalia se veía incluso más exasperada que antes mientras nos seguía con el martillo de las armas vasallas en su espalda. Salimos del claro.

Entonces algo atrajo mi vista muydentro de los árboles. Algo se estaba moviendo dentro de los matorrales con lo que parecía ser una cola dorada.

“¿Naofumi-sama?” preguntó Raphtalia.

“No es nada,” respondí. Probablemente solo fue un monstruo que quiso ver lo que estaba pasando. Volví a caminar para unirme al resto.

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