Accel World (NL)

Volumen 9

Capitulo 9: Fuera De La Prisión

Haruyuki estaba sentado en el fondo de la fosa en medio de la oscuridad, abrazándose las rodillas.

Desde arriba, desde una altura inimaginable se oía el sonido de golpes. No sabía qué tipo de sonidos era. Pero Haruyuki podía sentirlo.

Allí, fuera de la prisión, había algo que no debería suceder.

Y cuando estos sonidos se detuvieran algo habría terminado.

Intentó varias veces salir de este agujero. Pero en las paredes del acantilado negro no había hendiduras para engancharse. Estas paredes eran sólidas, como el acero, y él ni siquiera podía rayarlas. Tampoco podía considerar usar su vuelo.

El hecho es que Haruyuki estaba en este pozo pero no bajo la forma de su avatar de duelo Silver Crow, sino en su cuerpo actual. En los bolsillos de su ropa no tenía herramientas y su cuerpo, nunca tuvo la oportunidad de subir la escarpada de una pared.

Por eso Haruyuki se sentó abrazando sus rodillas sin poder hacer nada, y escuchó únicamente como sonaba un reloj, la cuenta atrás estaba llegando al final. Miró al suelo, y de sus ojos cerrados, una tras otra cayeron al suelo lágrimas.

Siempre he sido así…

Cuando en el tercer grado lo primero que hacía era mis zapatos. Cuando en quinto grado construí mi avatar de cerdo. Cuando empezaron a quitarme mi dinero en la escuela secundaria y me golpearon sin ninguna razón. Siempre escapé, me aferré a mis rodillas y lloré.

Y cuando todo esto termine, voy a estar de vuelta en esos días. Este maravilloso sueño ha terminado, y voy a volver a la cruda realidad.

Mentalmente susurrando todo esto, Haruyuki decidió protegerse de la parte superior de la que provenían los sonidos.

Pero cuando levantó las manos para taparse los oídos, se detuvo de repente, levantó la cara, abrió los ojos y miró al frente exponiendo su palma.

Gruesos y cortos dedos. Palmas pálidas, que siempre escondía en sus bolsillos. Nunca le tendió esas manos a nadie, nunca las exprimió con la intención de luchar. Él simplemente las ocultaba del resto…

… ¿De verdad crees que dos metros de espacio virtual es tan lejos?

De repente se oyó la voz de alguien lejano. Y entonces oyó su propia respuesta.

Lejos.

— Pero… — dijo Haruyuki encogido en el suelo, continuando la conversación con sus recuerdos más profundos. — Si estiro mi mano, esa distancia será menor. Si doy un paso adelante, será aún menos. Una vez me enteré de esto… gracias a una muy querida persona para mí.

Poniendo sus manos sobre las rodillas, se levantó tambaleándose. Trató de mirar hacia arriba, pero no vio la salida. La pared parecía infinitamente alta.

Haruyuki se limpió las lágrimas y se dio la vuelta, de pie delante de un muro negro. Era similar a una roca, que tan a menudo trató sin éxito de saltar y finalmente se rendía.

De repente en su cabeza vagaron recuerdos. Una vez ya había caído al fondo de una pared escarpada, pero era capaz de subir en ella y se abrió un nuevo camino.

Haruyuki apretó su mano derecha, y luego a su vez parecía que un frío y reluciente brillo brotó de la pared negra, observó su suave y pálida mano, luego decidido, la balanceó.

El golpe fue torpe y lento, pero tan pronto como el puño tocó la pared, un dolor punzante atravesó su cuerpo desde la mano a la cabeza, y Haruyuki gritó.

— Ahh…

Con apenas la resistencia para no caer de nuevo al suelo, él apartó la mano con picazón en el pecho. La piel alrededor de lugar se había salido y brotaba algo de sangre. Pero la pared no mostraba grieta o picadura.

Este hecho desvaneció la refrescante confianza que había sentido hacía apenas unos momentos.

—… ¡Ooh! — Exclamó lastimeramente, golpeando.

Una vez más hubo un ruido sordo, y de nuevo sintió un terrible dolor. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Haruyuki puso su puño sangriento en su boca, pero no dejaba de gritar.

Quería sentarse en el suelo. Él quería apoyarse en una pared a sus espaldas, abrazar sus rodillas, cerrar los ojos, tapar sus oídos y esperar el final.

Pero al mismo tiempo se dio cuenta que si lo hacía, no sólo va a ser lo que era antes. Él estaba triste por todos los amigos que se encontraban en este nuevo mundo, todos sus viejos amigos… y eso le dolía más que nada, cerraba su camino actual de alguna manera.

— Uh… ¡ah, ah, ah! — Volvió a gritar y golpear la pared con su puño derecho.

La sangre salió a borbotones por el golpe, y sus ojos se nublaron por el dolor que atravesó su cabeza.

— Ah… ah, ah, ah, ah…

Entonces luchó con su puño izquierdo. Su carne fue rasgada, los huesos crujían. Las lágrimas y mocos corriendo por su cara, cayeron sobre el pecho.

La muralla sólida desconocida parecía capaz de resistir los golpes de Haruyuki por siempre. Pero él, gritando, gritando y llorando, continuó lanzando puñetazos. Desde arriba llegó un sonido sordo que parecían campanadas fatales. Haruyuki golpeaba al ritmo de estos sonidos.

Sus manos estaban cubiertas de sangre e hinchándose de forma gradual. El dolor ya no era sólo un dolor, parecía como si sus nervios fueran quemados por una llama. Le parecía que si interrumpía su ritmo por un momento, caería al suelo y no sería capaz de continuar. Por lo tanto Haruyuki con fuerza apretó los dientes y continuó gritando, a todo ritmo golpeó en la pared.

Más y más. Derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha…

— No sirve de nada.

De repente vino desde detrás una voz tranquila.

Dejando caer sus puños lastimados, Haruyuki miró sobre su hombro.

En el foso con él había un chico mucho más joven que él. Su rostro era desconocido. Llevaba una camiseta y pantalones cortos. Tenía el pelo bastante largo cubriendo su frente. Él era mucho más bajo que Haruyuki, y aparentemente tenía unos ocho o nueve años.

El muchacho miró a Haruyuki con una mirada en la que brillaba la compasión. Luego repitió.

— No sirve de nada. Este muro no se destruirá.

Haruyuki, sin dejar de respirar pesadamente, respondió.

— Pero… no lo sabremos hasta que lo intentemos.

Así, con las manos muy adoloridas, apretó los puños como podía y los agitó. E incluso sin ellos todavía podía usar los hombros, piernas y cabeza. Él no iba a parar hasta que su cuerpo no se lacerara a tal punto que ya no pudiera sostenerse.

Miró a los ojos del niño, tratando de expresarle todos estos sentimientos, y estaba a punto de dar la vuelta a la pared, pero el chico negó con la cabeza y le susurró.

— Esto no es posible. Esta desesperación… no es tuyo ni mía. Estamos en el abismo de mi corazón.

— Eh…

— Eres la primera persona que ha llegado a esta profundidad. Pero aquellos que se han encontrado a una profundidad mucho más superficial, fueron incapaces de salir de este agujero. Así pasó con todos los que estaban aquí antes… Esta brecha desaparecerá sólo cuando desaparezca Accel World. Mi frustración solo cesará cuando no quede nadie de todos aquellos que lastimaron a Fran, que la hicieron sufrir…

Y cuando Haruyuki oyó estas palabras, se dio cuenta.

El niño de pie frente a él era uno de los iniciadores. Este fue el Burst Linker que en los albores del mundo acelerado sucumbió ante una furia monstruosa y la desesperación, se convirtió en la encarnación del odio y distorsionó a «Destiny» junto con la espada «Star Caster», combinándolos en Disaster Armor.

Este era Chrome Falcon.

— Así que… ¿todo este tiempo estuviste aquí? — Susurró Haruyuki.

Pero la respuesta era obvia. Fue él quien dio a luz a «la bestia», la conciencia que vivía dentro de la armadura. Y no era de extrañar que en la profundidad de la mente del animal aún viviera la conciencia de Falcon.

Y esto era una cruel ironía. En algún lugar entre esta armadura también estaba Saffron Blossom, aquella muchacha que amaban Falcon. Pero cuando la armadura se despierta y se convierte en Disaster, no podía aparecer el avatar azafrán. Y al mismo tiempo, Falcon no podría manifestarse mientras este estuviera latente. Dos amantes estaban tan cerca uno del otro, y al mismo tiempo no podían encontrarse nunca…

Pero él…

No, eso era imposible. Independientemente de su condición, Disaster y Destiny eran uno, el mismo objeto. Haruyuki lo vio con mis propios ojos, cuando llegó al servidor central del Brain Burst. Dentro de la sexta estrella de la Osa Mayor, ubicada en el centro de la galaxia brillante, vivían en realidad dos mentes, las cuales de alguna manera estaban unidas.

Haruyuki olvidó brevemente el dolor y profundizó sus pensamientos.

¿Acaso Disaster Armor, «The Disaster», es fundamentalmente diferente de uno de las Seven Arcs, «The Destiny»?

Disaster poseía la Star Caster. Cuando la armadura tomaba la forma de Destiny esta no se manifestaba. Saffron Blossom aparecía solo cuando la armadura se independizaba de la espada.

Y eso significa que todo el tiempo Blossom no vivía en la armadura.

Ella vivía en la espada. En una pequeña estrella, débil que centellea cerca de Mizar. Tal vez ella no se dio cuenta, pero su mente todo el tiempo vivía en ella.

Haruyuki nuevamente recordó el largo y triste sueño que nació en su memoria después de fusionarse con la bestia. Al final del sueño Saffron Blossom muchas veces fue tragada por un gusano y cuando este murió, dejó con él la Star Caster. Esta hoja, parecía como si fuera el legado de que ella dejó.

— Así que… eso pasó — susurró apenas audiblemente Haruyuki.

Si su suposición era correcta, entonces había una manera de disipar la maldición de

Disaster y cortar el círculo vicioso que de alguna manera envenenaba el mundo

acelerado. Pero incluso si quería tratar de hacer esto, tenía que conseguir de alguna manera

salir de este agujero negro. Y para eso necesitaba tiempo.

Haruyuki se asomó con cuidado hacia el chico parado llamado Chrome Falcon y dijo.

— No voy a renunciar. Porque todavía estoy vivo.

Se volvió y levantó la mano derecha muy dañada. Sus dedos ya estaban luchando para obedecerle, pero él, a pesar de su dolor, dobló el puño.

— Uh… ah, ah, ah… — Dejó caer mientras luchaba… — ¡Ahh! — Gritó, asestando un golpe directo a la pared. Hubo un ruido sordo, y un flash escarlata de dolor estalló en su cabeza.

— Yahh… ¡Ahh!

Luego, con la mano izquierda. Puso en cada latido todas sus fuerzas a la vez que rociaba sangre por todas partes.

— Es inútil… — llegó desde detrás de una voz apagada. — Nadie puede salir de esta desesperación. Nadie puede detener el ciclo de Disaster. Solo terminará cuando me quede en este mundo completamente solo.

— Tú… realmente… ¿sueñas con eso? — Haruyuki preguntó, agitando su puño derecho. — ¿De verdad quieres estar solo… y asumir toda la tristeza de este mundo? Esto significa que los recuerdos de todos los Burst Linkers serán tuyos. ¿De verdad sueñas con eso…? ¡¿Con la soledad?!

Otro duro golpe. Haruyuki escondió su puño sangrante en su espalda.

— ¿El mío? No, no es mi sueño — del silencio llegó esa fría y triste voz. — Eso soñaban aquellos a quienes les gustan las batallas. Por lo tanto, traicionaron a Fran y la mataron. Sólo deseo cierta retribución.

— Entonces… ¡Entonces dime lo que es! — Haruyuki exclamó, golpeando la pared con la mano izquierda y expulsando sangre por todas partes. — ¡¿Qué pasa con los sueños de Saffron

Blossom?! ¡¿Qué has hecho con el sueño de la persona que soñaba con que nadie tenía que desaparecer del mundo acelerado?! ¡¿No crees que estás destruyendo sus ideales?!

La respuesta llegó de inmediato. Con una voz más tranquila.

— Ella ya no está más…

Una pausa corta.

— Fran dejó este mundo. Y el mundo sin ella ya no merece esa esperanza. Aquellas personas que mataron a Fran, no tienen derecho a la esperanza.

— No ¡no! No ¡No estoy de acuerdo! — Haruyuki gritó, sin dejar de golpear la pared con los puños ensangrentados. — ¡Aunque Blossom se haya ido su esperanza sigue aquí! ¡Ella siempre ha estado ahí para ti!

—… Eso es mentira.

— ¡No estoy mintiendo! Sólo tienes que llegar… salir de esta pared y encontrarla…

— ¡Eso e mentira! — Los restos de la conciencia del chico llamado Chrome Falcon finalmente comenzaron a llorar. — ¡En este mundo sólo hay desesperación! ¡Y nadie puede escapar de ella! ¡Ni tú ni yo…!

— ¿Eso crees…? ¡¿Qué sabes de la desesperación?! — Rugió Haruyuki, sin dejar de derramar sangre a su alrededor. — Si la pared es tu desesperación… ¡Yo la cortaré por ti! Lo haré, Arita Haruyuki, el cerdito, el chico come pizzas…

Con la sensación que el siguiente golpe sería para su puño el último forcejeo desde su brazo derecho y espalda, junto con un punzón, que puso toda su fuerza, gritando.

— ¡Voy a destruirla!

Un ruido ensordecedor, como el que emana la armadura de Silver Crow en un choque, llenó la oscuridad.

Por un momento se hizo el silencio…

Y luego hubo de este, un sonido distinto.

Y Haruyuki vio cerca de su puño una delgada línea blanca. Las grietas comenzaron a dispersarse gradualmente.

El mundo se estremeció. Las grietas se hicieron más y más, y vinieron más y más rápido.

Pronto, cubrieron todas las paredes y el suelo.

— Tú… — escuchó un susurro detrás de él.

Haruyuki volvió lentamente y miró al niño inmóvil. Luego de lo inesperado incluso para él mismo, dijo mientras sangraba constantemente y se mordía los labios.

— Nosotros no somos diferentes uno del otro. Tal vez todos tenemos las mismas raíces. Todos los que viven en este mundo…

Y cuando Chrome Falcon, todo el rato de pie con la cabeza hacia abajo, oyó estas palabras, lo miró ligeramente. Haruyuki no vio su expresión, pero cuando observó sus claros ojos…

El mundo oscuro se estrelló en innumerables fragmentos.

— Gr… ¡¡Rroooooh, ah!!

El rugiente avatar color metálico oscuro estaba a punto de dar otro golpe con su puño derecho.

Haruyuki por acto reflejó actuó, enviándolo a la derecha. El golpe en el piso de «Sunset» causó grietas, y Roppongi Hills tembló ligeramente.

Y justo a la izquierda de la mano que golpeó el suelo…

La máscara negra de su reina, destruida tan a fondo que parecía que era imposible hacer algo más.

Ambos lados de la visera en forma de V se habían roto, y desde ella salían innumerables grietas. Su avatar desfigurado perdió la mayor parte de su armadura.

Y quien llevó a tal estado ese avatar fueron las manos de Silver Crow convertidas en Disaster… es decir, Haruyuki. Mientras permanecía atónito mirando esta imagen, la mano izquierda se estremeció y trató de dar el siguiente golpe.

Mientras permanecía caída en el suelo la Reina Negra, Haruyuki recogió su voluntad en un puño y se detuvo a su lado. Allí, en el fondo de su mente, oyó el rugido de furia de «bestia».

¡¿Por qué me detienes?!

¡Este es un enemigo! ¡A los enemigos hay que destruirlos!

Su cuerpo tembló de nuevo, pero no siguió. Haruyuki tuvo éxito, al menos por ahora, tomó el control de su avatar de duelo.

Sin soltar el puño izquierdo, Haruyuki mentalmente gritó.

No, ¡No es así!

¡Ella no es el enemigo! Ella es mi más…

Pero él interrumpió sus pensamientos. Se dio cuenta que no sabía cuánto tiempo podía mantener el control. Él debía tener tiempo para hacer algo antes que de nuevo se volviera loco.

Cerca estaba la media muerta Kuroyukihime en la tierra atrapada entre su mano derecha y la espada. Pero esta espada no siempre lució así. En el pasado lejano, una chica llamada Saffron Blossom fue devorada por Jörmungandrr, el gusano infernal. Su voluntad póstuma fue encarnada en una hoja plateada llamada «Star Caster» que apareció luego de la muerte de aquel enemigo, pero la ira y la tristeza de Chrome Falcon distorsionaron su forma y lo hizo parte de Disaster.

Haruyuki pensó que dentro de esta espada aún vivía el alma de Blossom, y que la separación de Falcon y ella generaban a Disaster. Tenían que reunirse de nuevo, y sólo había una manera de hacerlo.

Pero en el camino seguía habiendo un gran obstáculo.

Sabía por qué la bestia estaba tan furiosa y atacó a Black Lotus. Un momento antes que la Reina Negra atacara, Black Vise tomó la forma de Saffron Blossom y causó nuevamente la mayor herida a nivel emocional de la bestia.

Por un momento, antes de caer en un abismo oscuro, Haruyuki tuvo tiempo para ver la hoja de la Reina Negra atravesar el pecho de la falsa Saffron Blossom para luego hacer desaparecer la ilusión entre las sombras.

Inmediatamente después, las cuchillas de Black Lotus y Chrome Disaster se enfrentaron con tal fuerza que destruyeron inmediatamente todos los objetos capaces de producir sombra en la parte superior de la torre de Roppongi Hills. Esto significa que su oponente no sería capaz de utilizar su habilidad de moverse a través de las mismas.

En otras palabras Black Vise todavía se escondía en el mismo ambiente que los rodeaba.

Más bien, él no había notado que Haruyuki interrumpió su locura. Pero sin duda usaría otro sucio truco apenas notara el inusual comportamiento de Haruyuki. Por lo tanto, si no quería perder la oportunidad de contraatacar, no podía permitirse cometer un solo error.

Fue Black Vise y la Asociación de Investigación sobre la Aceleración quienes atrajeron a Saffron Blossom y Chrome Falcon, y causaron los actos que dieron lugar al nacimiento de Chrome Disaster. Desde entonces, pasaron más de siete años, y ahora este ciclo trágico bien podría romperse… o Haruyuki podría ser capturado convertirse en una carta en sus manos.

Estaban exactamente en este aprieto.

Era el momento decisivo.

— Graah, ah, ¡ah! — Dejó escapar un grito de rabia Haruyuki, azotado por el viento extendió su mano izquierda sobre la espada de plata ennegrecida y la sacó de la tierra.

Entonces inmediatamente agarró firmemente por el cuello con su mano derecha a la derribada en el suelo, Black Lotus.

Perdóname, ¡senpai! ¡Te lo prometo, voy a pedirte disculpas cuando esto acabe!…

Agarrando la espada en la mano izquierda y la Reina Negra en la derecha, Haruyuki se arqueó y gritó.

— P-p… ¡¡Oh, oh, oh, ah, ah, ah!!

Izando la cola y extendiendo sus alas. Él violentamente pateó lejos el suelo de piedra y se fue. Continuó describiendo una espiral, moviéndose hacia el oeste, en dirección al sol. Eran importantes el ángulo y la distancia. Por el rabillo del ojo observaba el techo de Roppongi Hills, y con el tiempo se detuvo en el aire, treinta metros a lo alto.

Los cambios bruscos de gravedad, aparentemente despertaron a Black Lotus, y sus ojos violetas quebrados se abrieron y cerraron la máscara de cristal.

Haruyuki la miró a través de la visera con su forma animal, tratando de invertir en su visión todas sus emociones. Ante él apareció un susurro tan débil que parecía que en cualquier momento caería en el silencio absoluto.

Haru… ¿Yuki?…

¡Senpai! ¡Kuroyukihime-senpai! Como respuestas distintas pudo enunciar con su voz mental, luchando con la bestia que intentaba tomar el control del avatar. Entiendo que después de herirte en la medida que lo hice mis palabras no cambiarán nada… pero por favor, ¡confía en mí! ¡Al menos por un momento!

Y luego Haruyuki, pensando que Kuroyukihime oyó estas palabras, sonrió ligeramente.

¿Qué dices?…

Siempre he confiado en ti. Confío siempre… y siempre voy a hacerlo… siempre…

Estas palabras fueron esparcidas en su mente, como joyas, y al momento siguiente Haruyuki sintió en su pecho una sensación de calor insoportable.

Quería dejar caer la espada a un lado y luchar para abrazar a Kuroyukihime. Pero él sabía que podía hacerlo sólo cuando esto acabase. Y para eso, todavía tenía que cumplir con su deber. Él debía reunirlos a ambos, para disipar la maldición de la armadura y poner fin a una serie de tragedias.

— Gy, Rooh, oh… ¡¡¡Ah, ah, ah, ah!!!

El cielo de «Sunset» fue sacudido por el furioso rugido de Disaster, y con ello, Haruyuki tomó su espada y la elevó en lo alto.

Si alguien vio esta escena desde arriba o abajo, sería bastante obvio que Haruyuki no iba a perforar este avatar con la hoja, a quien sostenía en su mano derecha. Pero la torre de Roppongi Hills estaba detrás de él, y un enorme avatar con las alas extendidas hacia los lados debía ocultar completamente lo que está sucediendo.

Haruyuki contuvo el aliento, reunió en un puño su voluntad, deseos y oraciones, se unió a ellos en una encarnación positiva centrada en su mano y empezó a bajar la cuchilla.

La punta rozó a la Reina Negra, apenas tocando su cuerpo y fue enviado al centro exacto de Disaster Armor, al corazón de Haruyuki. Y tan pronto como se hundió ligeramente en su pecho…

¿¡Tú decidiste traicionarme?! ¡¿Ahora quieres traicionarme y matarme?!

En su mente, la rabia violenta llegó desde la voz completa de «la bestia». Pero en ese rugido se escuchó el eco de la tristeza.

No ¡No es así! ¡No estoy tratando de destruirte! ¡Esta hoja no te hará daño!

Mientras trataba de convencer con su voz mental a la bestia, al momento siguiente salió una ola enorme de odio.

¡Estás mintiendo! ¡Todas las personas son mentirosas, mentirosas y traidoras! ¡Yo no creo en nadie!

Sonaba casi como un llanto, y con ello de la apertura de las heridas en su pecho brotó un aura negra. Ella trató de envolver la espada y sacarla fuera de su pecho. Haruyuki resistió desesperadamente la presión y gritó.

¡No te pido que me creas! Pero… ¡en este mundo, hay una persona que te ama, que piensa en ti!… ¡Confía en ella!

La mano izquierda de Haruyuki fue cubierta de una luz blanca pura.

Luces netas y ominosas comenzaron a envolver la espada desde el mango a su filo. Y el toque de luz comenzó a cambiar su forma. Cuando la luz se desvaneció, la hoja parecía transparente, como el brillo de algunas estrellas. Era una espada de plata elegante, la verdadera forma del armamento mejorado «Star Caster».

— Yooh… ¡¡Ah, ah, ah, ah!! — Gritó Haruyuki con su propia voz y perforó profundamente su pecho con la hoja ya en su aspecto original.

No recibió un daño numérico. No había dolor, ningún sentido de golpe. Pero los sentimientos de Haruyuki cortaron el mundo, y ante él apareció una visión.

Oscuridad infinita, que podría ser vista como una cáscara impenetrable.

Y por esta cáscara, que abarcaba todo el mundo, corría una pequeña grieta. A través de ella, luz en forma pura, caía como los rayos del sol en primavera. La grieta creció poco a poco, la luz se hizo más fuerte, y desde allí, desde el mundo de luz deslumbrante, alguien voló con las manos extendidas hacia la oscuridad.

Su cuerpo estaba cubierto con una armadura de estilo floral y color azafrán. Bajo el pelo corto, brillantes ojos celestes, con gotas transparentes que los rodeaban. Esta era la chica, Saffron Blossom, quien todos estos años vivió dentro de la Star Caster y devotamente esperó.

Blossom bajó suavemente al suelo y se volvió hacia el centro exacto del mundo de las tinieblas.

Y allí, en el medio, había algo enorme y con colmillos. Estaba ardiendo con una llama negra y sus ojos permanecían llenos de sangre. La Bestia.

La muchacha color azafrán fue sin temor hacia adelante y tomó la mano de la bestia.

— Siento que tuvieras que pasar tanto tiempo solo. Sé que estabas cansado… Sé que has sufrido.

La bestia emitió un rugido ensordecedor. Sacudió la cabeza, como si no creyera en ese alguien que estaba delante de sus ojos, y trató de retroceder.

Pero Blossom siguió adelante con confianza. Pronto se encontró con la bestia, y sin dudarlo abrazó su cuello con ambas manos. Ella acarició suavemente su piel brillante y susurró.

— Ahora vamos a estar siempre juntos. Siempre juntos…

Y al momento siguiente…

El aura negra que cubría a la bestia reventó. La ola de energía llenó toda la cáscara y luego se reunieron de nuevo…

En lugar del avatar de duelo apareció una niña con vida.

Su pelo era corto. Llevaba un suéter, demasiado grande para su estatura, y una falda pantalón. Ella tenía un gato negro.

La chica sonrió suavemente y abrazó al gatito mientras daba unos pasos hacia adelante. Frente a ella, muy cerca, había un niño, Chrome Falcon.

Los labios del muchacho temblaron, y él levantó la mano vacilante.

La chica en respuesta comenzó a correr. La distancia entre ellos se redujo, y cuando sus

dedos se tocaron entre sí, ambos Burst Linkers exclamaron…

¡Fal!

¡Fran!

Al momento en que se llamaron uno a otro por su nombre, la carcasa metálica emitió una onda suave.

En el instante siguiente, dentro la cáscara gruesa, que bloqueaba el mundo exterior, irrumpió una miríada de pétalos de flores.

Se disolvieron en luz, y con ellos se evaporó el sufrimiento, el odio y la tristeza que llenaban la armadura. Ellos se dispersaron, fluyeron en la distancia con un sonido tranquilo mientras se meneaban con el suave viento…

Un momento antes que regresara al mundo real, Haruyuki oyó una voz.

Adiós, última pareja.

Eres fuerte. Más fuerte que yo. Más fuerte que todos los que derroté. Más fuerte que todos los que me golpearon. Más fuerte que todos.

… Espero que tu luz destruya cada una de las raíces del mal que azotan este mundo…

Y cuando esta voz llegó a esa frase, Haruyuki estaba de vuelta en el mundo acelerado, en el escenario de «Sunset».

Su mano derecha sostenía el cuerpo herido de Black Lotus. A la izquierda, no había nada.

Su armadura brillaba puramente con los rayos del sol poniente, en su típico tono plateado.