Choppiri Toshiue demo Kanojo ni Shitekuremasu ka? (NL)

Volumen 6

Epilogo: Cuando Terminó El Festival Cultural

Cuando terminó el festival cultural, Orihara-san y yo dejamos la escuela y caminamos juntos por una calle iluminada por el sol poniente.

“Parece que Ura e Ibusuki empezaron a salir.”

“¡Eh, ¿de verdad?!”

“Acabo de recibir un mensaje de ellos. Ura se confesó y ella aceptó.”

“Hee, uwaa, genial. Me alegro por Ura-kun, se esforzó bastante.” Orihara-san sonrió feliz.

Yo también estaba feliz.

Gracias a Dios. ¡Me alegro mucho!

Bien hecho, Ura.

“Entonces Ibusuki-san también lo ama.”

“Así parece.”

“Esos dos se compenetran muy bien, así que creo que harán una buena pareja.”

“…Espero que así sea.”

“¿Eh? ¿Por qué lo dices?”

“No, es solo que… parece que ya comenzaron los problemas.” Le mostré la pantalla de mi teléfono a Orihara-san. Había un mensaje de Ura…

“¡Sálvame, Momo!

Esta tonta dijo: ¡Vamos a anunciar nuestra relación a toda la clase en la fiesta post-festival!

¡¿Qué se supone que debo hacer?!

¡Ven aquí ahora mismo y sálvame! ¡Eres mi amigo, ¿verdad?! ¡Eres mi mejor amigo, ¿verdad?!”

“…W-Wow. Eso es, uwaa…”

“Parece que tienen un camino difícil por delante.”

Le envié un sticker cualquiera, puse el teléfono en silencio y lo metí en mi bolsillo.

Buena suerte, Ura.

No hay nada más que pueda hacer por ti.

Ahora te toca a ti esforzarte como novio.

“Hablando de fiesta… ¿Tu clase no hará una?”

“No. Casi nadie las hace durante el primer año. Solo la clase de Ura tenía un extraño sentido de unidad.”

“Ya veo. Menos mal.”

“¿Menos mal?”

“¿Eh? Ah, no, no es nada”, dijo Orihara-san agitando su mano.

“Pero Orihara-san, ¿no es hora de que regreses pronto?”

Ya nos habíamos alejado bastante de la escuela.

El coche de ella estaba estacionado en el estacionamiento de visitantes de la escuela, así que al final tendríamos que volver por donde habíamos venido.

El sol ya se estaba poniendo y pensé que sería el momento de regresar, pero…

“C-Caminemos un poco más. ¿Está bien?” dijo y no pude negarme.

Ella siguió adelante y yo la seguí.

Finalmente… llegamos. “Esto es…”

Ella me trajo al parque bajo el paso elevado.

Un pequeño y solitario parque con solo bancos y un arenero. “Es nostálgico, ¿no?” dijo Orihara-san con una voz suave. “¿Querías venir aquí?”

“Sí. Hace tiempo que no vengo, así que quería venir.”

Ardiendo en mi pecho, unos sentimientos nostálgicos comenzaron a abrumarme. Este es nuestro lugar memorable.

El lugar donde comí el bento casero de Orihara-san el día después de nuestro

impactante encuentro.

Y el lugar donde le confesé mis sentimientos.

“Uwaa, este arenero me trae recuerdos.”

Orihara-san corrió hacia el arenero.

“Me construiste un castillo de arena aquí.”

“Cierto. Ura y Kana me ayudaron…”

Hice un castillo y lo decoré con luces de navidad que traje de casa. Fue algo modesto, pero fue lo mejor que pude hacer con mi presupuesto de estudiante de quince años.

El plan original era que se iluminara después de recitar un poema que empezaba con “Te lanzaré un hechizo”, pero por error las luces se encendieron un poco antes.

“La calidad era regular. Pero de alguna manera salió bien porque era de noche.” “No, estaba muy bien hecho. Me emocionó mucho y me hizo increíblemente feliz…”

Entrecerrando los ojos, Orihara-san sonrió feliz.

Yo también comencé a recordar.

Sobre aquella noche…

Parece que fue hace mucho tiempo y también parece que fue ayer.

A partir de ese momento comenzó nuestra relación.

Un amor prohibido entre un chico de quince y una mujer de veintisiete.

Han pasado muchas cosas desde que empezamos a salir.

Juntos hemos superado muchas dificultades.

Muchas cosas han cambiado.

Pero… también hay cosas que no han cambiado.

Lo que no ha cambiado desde esa noche no se ha desvanecido, sino que ha crecido y brillado más y más cada día…

“…Oye, Momota-kun, ya que estamos aquí, vayamos al banco de allí…”

Señaló el banco donde estuvo sentada cuando hice mi confesión y me invitó a sentarme.

Pero no lo hice.

“…Hime”, la llamé por su nombre.

Todavía no me había acostumbrado a llamarla por su nombre, por lo que rara vez la llamaba así.

“¿Eh?”

Sin esperar esto, Orihara-san se sorprendió y me arrodillé frente a ella.

Y tomé su mano.

Como un príncipe sacado de un cuento de hadas.

“Te amo, Hime.”

Dije, mirándola a los ojos.

“Desde que nos conocimos. Incluso mucho más ahora que entonces.” Algunas cosas han cambiado y otras no.

Algunas cosas se han vuelto frágiles con el tiempo, otras se han fortalecido.

No sé qué pasará en el futuro.

Pero pase lo que pase, quiero creer que este sentimiento en mi corazón no cambiará.

Lo único que nunca cambiará es ese sentimiento que juré esa noche…

“Quédate a mi lado para siempre. Por favor, sé mi princesa.” Dije.

Fue vergonzoso, pero no pude contener los sentimientos que me abrumaban.

“…Kaoru-kun.” Orihara-san también parecía abrumada por la emoción y pronunció mi nombre.

Con los ojos húmedos, de los que estaban a punto de brotar lágrimas, me miró. “¿Te confesaste… otra vez?”

“Me dejé influenciar un poco por los esfuerzos de Ura.”

“…Cielos. No es justo. Otra vez… haciéndome tan feliz.” Orihara-san sonrió. “Gracias…

Estoy tan feliz de podría morir… También quiero estar contigo para siempre, Kaoru-kun…” Ella sonrió feliz y dijo palabras increíbles.

La atmósfera era como si el mundo entero nos deseara felicidad.

…Bien.

Aquí está mi oportunidad.

¡Ahora es el momento de recitar mi mejor poema!

He estado pensando en ello desde la noche de mi confesión, pero mis poemas han sido impedidos en todo momento, como si fuera obra de una mano invisible de Dios.

Pero siento que puedo recitarlo ahora.

¡Estoy seguro de que desatará un torbellino de emociones!

Sí.

Mi poema fue escrito para este momento.

“Oh…”

“Pero.”

Inmediatamente después de empezar a recitar mi poema, cuando solo había dicho la primera frase conmovedora “Oh”, Orihara habló.

Una vez más, mi poema fue interrumpido.

Miré hacia arriba y vi que Orihara-san parecía algo triste.

“¿Por qué…? ¿Por qué tuviste que decir eso?” dijo con una expresión compleja que no se podía describir en una sola palabra.

Tristeza y confusión, pero al mismo tiempo alegría… Muchos sentimientos mezclados. “¿Eh? Este… Lo siento. ¿Dije algo desagradable…?”

“…No. No has hecho nada malo. Me alegro de que me hayas vuelto a confesar tus sentimientos en este lugar memorable. No hiciste nada malo, es solo que… elegiste el momento equivocado.”

¿El momento equivocado?

No entendí nada, pero ella se disculpó, me soltó la mano y metió la mano en la mochila escolar que llevaba al hombro.

Y de ella sacó un ramo de rosas rojas.

“¿Eh? ¿Eh? Esto es…”

“…Un ramo de rosas. Es como el que me diste. Lo preparé para hoy.”

“¿Eh…? ¿E-Es para mí?” pregunté, sin entender nada, y Orihara-san asintió.

“Hoy… quería confesarme.”

“…¿Eh? ¿Confesarte…?”

“Cuando me pediste salir, cuando me propusiste matrimonio, siempre fuiste tú quien lo hizo y yo nunca hice nada. Por eso hoy… estaba planeando hacerte una confesión sorpresa.”

“¿Sorpresa…? Ah. Así que por eso vinimos aquí.”

“…Sí, lo planeé todo. En este lugar donde me confesaste tu amor, preparé un ramo de flores igual al que me diste y ahora iba a confesarte mi amor.”

Su rostro estaba lleno de ira y tristeza.

“Te llevaría al banco, te sentarías y me arrodillaría, te daría el ramo y diría palabras emocionales que desatarían un torbellino de emociones… Pero… ¿por qué tuviste que confesarte tú primero?!” gritó desesperada, con lágrimas en los ojos. “Ah, cielos, ¿por qué eres tan Momota-kun hasta en momentos así? ¡Tus acciones siempre son geniales…! Frena un poco tu príncipe interior…”

No sabía si me estaba regañando o tratando de alabar.

Pero ¿es en serio?

No puedo creer que Orihara-san haya preparado semejante sorpresa.

Y… no puedo creer que haya arruinado su plan.

“Este, l-lo siento…”

“…No, no te disculpes… No has hecho nada malo. Uuh… ¿Pero por qué tenía que pasar esto?”

“De verdad, ¿por qué tenía que ser así?” Juntos, nos lamentamos por la situación actual. Sin embargo, después de un par de segundos… “…Pfft.”

“Jaja.”

Nos reímos.

Lo único que quedaba era reír.

Todo era tan gracioso.

Y… tan feliz.

“Ajaja. Haah. Como siempre, nunca nos organizamos.” “Cierto.”

“Esto ya pasó antes. ¿Te acuerdas? En nuestra primera cita, me puse un uniforme escolar para ajustarme contigo y tú te pusiste un traje para ajustarte conmigo.”

“Lo recuerdo. Fue el día que nos tomamos de la mano por primera vez.” “Sí, tienes razón.”

No puedo olvidar eso.

Siempre es así con nosotros.

Tratamos de ser considerados el uno con el otro, pero antes de darnos cuenta, nos enredamos con nuestras propias cosas, nos preocupamos por ello, no llegamos a ninguna parte, nos desincronizamos y luego terminamos haciendo algo extraño.

Siempre es así…

Desde que empezamos a salir.

“Pero es divertido como siempre.”

“…Sí”, asentí.

Es divertido. Muy divertido.

Todos mis días son tan felices ahora que no puedo evitar sonreír.

“Bueno entonces, ¿regresamos, Orihara-san?”

“Sí.”

Le tendí la mano y ella la cogió con naturalidad. Solía ser tan difícil tomarnos de la mano al principio, pero ahora lo hacíamos con bastante naturalidad.

Pero esta emoción en mi pecho aún perdura.

No importa lo que pase en el futuro, quiero vivir sin perder este sentimiento.

Así pensaba.

Y probablemente ella pensaba lo mismo ahora. Sentir el calor del otro es la mayor felicidad.

No sé cuánto he crecido como novio durante estos seis meses.

Puede que en el futuro nos aguarden obstáculos mucho más terribles que los que hemos superado.

Pero estoy seguro de que todo saldrá bien.

Todo estará bien con nosotros.

No tenía pruebas, pero de alguna manera estaba seguro de ello.

Orihara-san.

Hime Orihara-san.

Es un poco mayor que yo, pero ella es mi encantadora novia.

Y quiero seguir caminando a su lado ahora y en el futuro.

-FIN DEL VOLUMEN 6-